Capitulo veinti dos: Liberen al miedo
Planeta Oa
-Tu ejército está listo – le dijo un Thunderer de Qward a Sinestro, inclinando la cabeza mientras el korugariano estaba de pie en la rampa de una de las naves de ataque –
Con las manos a la espalda, Sinestro miro por la rampa para ver a Oa. El cielo estaba cubierto de espesas nubes violetas, con montañas de alquitrán que brotaban con júbilo y rodeaban a la base de los Green Lanterns. En el cielo del planeta, se arremolinaban las naves de los Qwardianos que aguardaban con su ejército de mercenarios, listos para obedecer las órdenes de su nuevo amo.
Miles y miles de Qwardianos gruñendo y volando con sus propulsores, gritando y afilando sus armas, todos ellos estaban esperando la orden de Sinestro.
-¿Tienen en claro todos los objetivos? – pregunto Sinestro –
-Sí, los tienen – respondió Kudren, el Qwardiano jefe – Los Lanterns mueren primero y le abrimos camino hasta la batería central en el fondo de la ciudad.
-Excelente – respondió Sinestro, dándose la vuelta – Allí en Oa, es donde encontraremos el componente secreto para fortalecer al poder del miedo... y una vez que lo tengamos, podremos traer orden al resto del Universo. No habrá más voluntad, ni esperanza... ni amor. Todos caerán.
Al bajar las escaleras del puente de la nave todos los guerreros Qwardianos se alejaron del camino de su amo. Caminando detrás de el cuándo llegó a la puerta de la sala de control, Sinestro se dirigió a todos los guerreros y les dio la orden final.
-Es hora... ¡Destruyan Oa!
***
-¡Lanterns! ¡Conmigo! – Tomar-Re ordenó, sosteniendo su anillo de Green Lantern en alto mientras conducía a los Lanterns de la ciudadela a través de los pasillos hacia el nuevo ataque de Sinestro en curso –
Lo que vio enfermó al viejo Lantern, Thunderers de Qward masacraban a los Green Lanterns sin piedad. Se estremeció levemente cuando vio que uno ejecutaba a uno de los novatos y su grito lo persiguió de inmediato.
Tomar-Re cerró los ojos y los abrió, lanzándose rápidamente a la batalla. Se movió en un rápido movimiento borroso y verde, pareciendo como si nunca hubiera estado allí en primer lugar. Casi sin piedad formo una espada de luz verde y corto a un Qwardiano por la mitad y decapitó a otro. Después colocó suavemente una mano sobre el hombro de un Lantern temeroso con forma de roca y susurró una orden simple, usando la voluntad para que este se volviera a levantar.
-Los Lantern están bajo ataque, ayúdalos – ordenó Tomar-Re, observando cómo el Lantern en forma de roca comenzaba a disparar ráfagas verdes contra los invasores. El Lantern finalmente fue derribado por un rayo desintegrador en el cráneo por otro Qwardiano, lo que provocó que Tomar se enojara levemente mientras decapitaba al Qwadiano en un segundo.
Los Lanterns que había traído con él acabaron con varios soldados Qwardianos, con sus anillos verdes creando diferentes armas que bailaron al unísono de la pelea y derribaron a cuantos invasores pudieron. Tomar-Re asintió y voló por el pasillo rápidamente, volando la puerta de la sala de entrenamiento de sus bisagras para ver a una Lantern llamada Serra y algunos otros de sus estudiantes matar a algunos Qwardianos asesinos que habían entrado en la habitación en sigilo.
Tomar se volteo lentamente cuando un escalofrío le recorrió la columna; dio un paso atrás cuando vio a Sinestro estrangulando a una Lantern, mirando con horror cómo la joven se desplomaba en las manos del Lantern caído antes de ser arrojada a un lado. Tomar abrió la boca para decir algo solo para Serra y otra estudiante Lantern cargando hacia Sinestro imprudentemente.
Observó cómo la primera era cortada en un segundo, su corazón se encogió cuando vio que Sinestro cortaba la construcción de luz verde hecha por Serra por la mitad. Continuó viendo cómo los dos se batían en duelo y dejó escapar un grito cuando vio que la cadena de luz amarilla de Sinestro atravesaba el corazón de la Lantern; su rostro era de dolor, dientes apretados, ceño fruncido, todo. Su cabeza dio un vuelco cuando Serra cayó al suelo con un silencioso jadeo. Tomar pudo sentir que la ira comenzaba a acumularse en él, pero rápidamente la empujó hacia abajo, cargando justo como hacia Sinestro en un movimiento borroso.
Sus creaciones hechas de luz verde y amarilla chocaron de inmediato con Tomar esquivando cada contraataque rápida y eficientemente, rápidamente empujó a Sinestro hacia atrás y aceleró hacia él nuevamente, esquivando mientras el korugariano intentaba lanzar su maza de luz amarilla antes de correr por la habitación, con Tomar arrojando equipo de entrenamiento al korugariano.
-Hay una lección que nunca aprendiste, Thaal Sinestro – le dijo Tomar mientras su garra de luz verde le seguía arrojando cosas pesadas a su rival – Y esa es la paciencia. Tanto quieres matarme que olvidas protegerte. ¿Qué diría Abin Sur si viera que su protegido traiciono todo lo que le enseño? – y entonces desapareció –
Tomar lo cuestionó; su voz se proyectaba desde todos los rincones de la habitación. De repente apareció de las sombras cuando aterrizó detrás de Sinestro, blandiendo una espada de luz verde esmeralda para decapitarlo, pero... un grito ahogado escapó repentinamente del Lantern veterano cuando sintió que la espada de Sinestro lo atravesaba en el último segundo.
Tomar cayó al suelo lentamente, mientras que su anillo salía de su dedo, volando del cuerpo inerte de su portador.
-No importa lo que Abin Sur viera... igual era un creyente de los Guardianes e igualmente lo habría matado. Lo siento, Tomar-Re... pero no me arrepiento.
***
Los Qwardianos, soldados a los pies de Sinestro habían invadido Oa en masa. Había un millón de ellos. Y mientras la batalla se desarrollaba en la superficie del planeta, Sinestro avanzaba hacia la batería central, listo para liberar a Parallax.
Sinestro envió un rayo amarillo a través del corazón de un Green Lantern en forma de pulpo.
Construyó un ariete con picos y aplastó un a un Lantern con cabeza de pescado entre este y el camino de roca.
Empujó su anillo en la cara de otro Lantern y lo frió.
Sinestro soltó una ráfaga de energía en todas direcciones y desintegro a todos aquellos que se interpusieron en su camino.
Al ritmo actual de su éxito, el fracaso de los Green Lanterns era seguro.
El anillo le dijo algo a Sinestro.
"Encuentra a Parallax. Libéralo rápido".
-Solo cállate y guíame – dijo Sinestro, enfrentándose a una docena de Lanterns –
Sinestro envió clavos gigantes volando hacia los cuerpos de los Lanterns
Lo hizo de nuevo, pero con más poder.
Lo rodearon y Sinestro comenzó a disparar su anillo salvajemente, tratando desesperadamente de anotar un golpe.
Había tantos de ellos. Sinestro no podía ver nada. Siguió disparando.
Entonces ya tuvo la batería de poder a su vista... y Parallax detecto su miedo, por lo que comenzó a hablarle.
"¿Serás mi heraldo?", Preguntó la entidad del miedo en su cabeza.
-¿Quieres un heraldo? Mi nombre es Thaal Sinestro – dijo Sinestro, sonriendo mientras los Lanterns lo rodeaban –
Entonces apunto su anillo amarillo hacia la batería de poder y todo se alentó. La batería central hizo ping y todo se oscureció.
Los ojos de Sinestro se agrandaron, su boca se abrió asombrado por el poder que fluía a través de él. Nunca pensó que volvería a sentir tanto poder. Era casi tanto como lo que tenía como un Green Lantern
-Estás cambiando – dijo Parallax – Pero tú no eres mi elegido. Ahora entiendes, Sinestro. Tal como lo entendí cuando los Guardianes me apresaron – Sinestro escuchó al ahora omnisciente Parallax decir – Ahora, Thaal Sinestro... ahora ves lo que tenemos que hacer. No somos caos.
-Sí. Lo veo – dijo Sinestro mientras tanto él como su uniforme se transformaban en algo más grande. Algo más... –
-No, somos luz.
-Lo veo todo – dijo Sinestro mientras se acurrucaba en una bola dentro de una esfera de luz dorada –
-Soy el Dios del Miedo – finalizó Parallax –
Sinestro podía verlo todo ahora. Pasado y presente. Se vio a sí mismo como un niño. Vio a Hal Jordan. Vio al primer Green Lantern. Vio a Abin Sur transmitiéndole el anillo a Hal. También vio más que cosas que solo no pertenecían a él.
Vio dispararse el arma de Joe Chill en Gotham City. Vio una explosión devastadora en Krypton. Vio a una princesa amazona sacando a un piloto estadounidense del océano. Vio un rayo golpeando a Barry Allen en el laboratorio. Vio a la reina Atlanna entregar a su hijo Arthur en los brazos de su padre. Vio el cataclismo que hizo que la gente de Marte muriera. Finalmente, vio una de las últimas veces en que Hal Jordan sintió miedo: Vio al avión de su padre incendiándose y estrellándose contra el suelo.
De pie en un vacío blanco, Sinestro preguntó:
-Parallax, ¿Por qué estoy viendo esto? No conozco a estas personas...
-Por que ellos son el destino de Hal Jordan – Parallax dijo mientras tomaba su forma corpórea; era un insecto hecho de luz amarilla y sus dientes le susurraban en la oreja a Sinestro – Hal Jordan ya no está atado al miedo que le consumía en el pasado y ahora es el ser con más voluntad en todo el Universo. Ya han pasado algunos acontecimientos que lo adecuaron a mis parámetros. Un nuevo miedo crece en él y eso lo convirtió en mi recipiente adecuado.
De repente, Sinestro se encontró de nuevo en el vacío blanco.
En un estallido de luz dorada, un hombre dorado sin rasgos discernibles excepto por una nariz y astas aparecieron frente a Sinestro.
-Estás enojado porque elegí a Hal Jordan, ¿no es así?
-Incluso si estuviera enojado contigo, no habría nada que pudiera hacer al respecto. No tengo poder sobre ti – respondió Sinestro – Solo ayúdame a traer orden al Universo y a destruir a los Guardianes.
De repente, las imágenes comenzaron a pasar por la cabeza de Sinestro hasta que se encontraron de pie junto a una fuente encerrada en una montaña; la hierba dorada rodeaba el agua azul cristalina con un árbol en el borde.
Sinestro se dio la vuelta, esperando que uno de sus muchos enemigos comenzara a atacarlo, pero ese no fue el caso. Un insecto dorado se elevó sobre el como si fuera un ejército de un solo monstruo. El insecto dorado no perdió el tiempo y lanzó una bola de fuego de su boca hacia Sinestro.
Y entonces entro en él.
Parallax desapareció en el cuerpo del korugariano antes de que Sinestro apagara los rayos. Sinestro se teletransporto y miró la forma inmóvil del Dios del Miedo. Sinestro se agachó y se estiró hacia Parallax, con su poder comenzando a fusionarse. El amarillo se encontró con el oro y sus esencias se fusionaron en una esfera de poder amarillo verdoso.
Sinestro gimió y trató de ponerse de pie, pero no pudo superar el dolor.
-No estoy acostumbrado al dolor – Sinestro se quejó con aire de insuficiencia – Ustedes... dioses, no entienden la difícil situación de los mortales. Cómo amamos, cómo odiamos, cómo vivimos y morimos. Todos ustedes son iguales. Solo están interesados en ustedes mismos.
-Si solo estuviéramos interesados en nosotros mismos... no habríamos creado un espectro emocional y no les hubiéramos otorgado poderes a los mortales basándonos en sus características.
-Tú mismo lo dijiste. Los mortales solo somos un experimento, no lo hicieron para amparar la vida, lo hiciste para probar su poder – Sinestro le respondió asimilando el poder dentro de su cuerpo – Lo cual ahora, gracias a mí, sabemos que no es ilimitado.
Parallax no dijo nada y en su lugar invocó su poder y comenzó a brillar. Sinestro miró directamente a la luz, ya sea que fuera su divinidad o años de manejar la luz como arma lo que le impidió mirar hacia otro lado, no lo sabía. Cuando la luz se apagó, Parallax se había acoplado perfectamente a él sin verse afectado por el desgaste, como si no lo hubiera estallado con suficiente energía para partir un planeta por la mitad.
Levantándose, Sinestro se encontró cara a cara con Parallax, quien inclinó su cabeza y preguntó:
-Me tratas como si yo fuera omnipotente, pero hay poderes mucho más allá de mí comprensión. Tú no los conoces. La Speed Force, el Espectro Emocional... la Ecuación Anti-Vida. Esos son poderes que solo podría soñar con ejercer. Pero con Hal Jordan... mi divinidad equivaldrá con la de estos.
-Entonces te llevare hacia el...
Y sin decir más, todo los oscuro despareció y Sinestro se encontró de pie frente a la batería central de poder en la corteza de Oa.
Ahora tenía un objetivo en claro y un propósito incalculable que tenía que cumplir. Pero primero tenía que encontrar al humano que su amo había elegido.
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