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Capítulo ocho: Cicatrices de una racha amarilla

Hal estacionó su moto al costado del camino justo afuera de su casa y apagó las luces. Cuando apagó el motor, notó que el indicador de combustible estaba cerca del símbolo de "vacío"; abrió la cangurera y rebuscó hasta que encontró un bolígrafo y el pequeño cuaderno que siempre guardaba allí. Arrancando una página, escribió un recordatorio para llenar el tanque y lo pegó en el freno para que lo viera la próxima vez que condujera. Luego agarró su mochila de viaje del asiento del pasajero, sacó las llaves del encendido y salió de la moto.

Inmediatamente vio una mujer esperando en su porche delantero. Una sonrisa se dibujó en el rostro de Hal cuando presionó el freno para estacionar su moto; estaba caminando hacia ella incluso antes de que el peso del vehículo cayera al pavimento.

Arisia apenas tuvo tiempo de sonreír a modo de saludo antes de que él dejara caer su mochila y la envolviera en un beso.

-Hola – dijo ella sin aliento cuando se separaron. Hal le sonrió amablemente –

-Hola – Hal le devolvió el saludo, pero más apagado –

-¿Misión nocturna? – le señalo ella a su mochila –

-Algo así – Hal estuvo de acuerdo –

En verdad había estado pasando la noche en la Base de la Fuerza Aérea Edwards, pero Arisia no necesitaba saber eso. Ella no entendía cómo funcionaba su trabajo diario (por así decirlo), y él no quería admitir que no estaba muy activo como Green Lantern o como piloto de la USAF en este momento. Arisia ya sabía sobre la parte de Green Lantern: ella era el único miembro del Cuerpo que sabía sobre los problemas que había tenido con su anillo.

-Te extrañé – Hal se inclinó para besarla de nuevo –

-Lo siento, el "recado" que dejaste con Lianna tomó más tiempo de lo que esperaba – Arisia hizo un puchero –

-Mm-hm – Hal recogió su mochila y se movió para abrir la puerta principal – ¿Entras? – preguntó el, arqueando una ceja hacia ella –

-¿Tenías que preguntar?

Y entonces Hal sonrió.

***

Hector Hammond se quedó mirando la pantalla de su computadora con frustración. Ingresó los mejores cálculos y probabilidades, hizo un mapa mental de todas sus ideas y la evidencia disponible, y estableció una línea de tiempo coherente y bastante detallada, y su algoritmo compiló una lista de posibles identidades para Green Lantern, pero sin más observaciones no pudo confirmar su teoría.

Y era difícil hacer observaciones sin un Green Lantern para estudiar.

-¿Dónde fuiste? – Hammond reflexionó, contemplando una imagen del héroe vestido de verde en el cielo. No se había visto a Green Lantern en más de un mes, ni en Coast City ni en ningún otro lugar. Ni siquiera se le había visto con la Justice League. Era como si hubiera desaparecido por completo.

Tal vez murió.

Sugirió una voz en la mente de Hammond.

Rechazó la idea de inmediato: la Justice League se habría asegurado de anunciar la muerte de un Fundador y conmemorarlo públicamente como el héroe que fue.

-Algún héroe... – murmuró Hammond –

Si Green Lantern no estaba muerto, la siguiente explicación más probable para su desaparición era que había decidido dejar de ser Green Lantern. ¿Por qué tal cosa estaba más allá de la comprensión de Hammond? ¿No habían dicho todos esos héroes varias veces que estaban aquí para proteger a las personas? Incluso Hal había dicho algo así en defensa de la Justice League.

Suspirando, Hammond cerró la imagen de Green Lantern e hizo clic en otro archivo. La investigación de Cadmus al parecer, nunca termino. A pesar de la falta de un Green Lantern para estudiar, todavía tenía mucho más que hacer. En ausencia del protector habitual de Coast City, otro "meta humano" hasta entonces desconocido había intervenido. Como era un funcionario leal de Cadmus con base en Coast City, Waller había puesto a Hammond un cargo de averiguar sobre esta persona: Star Sapphire.

-Muy bien, veamos...

Hammond repasó su informe en curso sobre Star Sapphire y sus actividades. Realmente había estado a la altura de las circunstancias en lo que se refería a la lucha contra el crimen. A pesar de que solo estuvo presente durante aproximadamente un mes (fue efectiva y eficiente) no mostró ninguno de los obstáculos de crecimiento que Green Lantern había sufrido cuando apareció por primera vez y en general, se dedicó al vigilantismo como una profesional experimentada. Aparecía en todas partes, deteniendo robos, previniendo asesinatos e incluso lidiando con supervillanos ocasionales, a menudo mucho más rápido de lo que Green Lantern.

A pesar de eso, su comportamiento era algo inconsistente. A veces, neutralizaba rápida y eficientemente a los delincuentes que encontraba sin causarles un daño excesivo, mientras que otras veces los maltrataba un poco antes de dejarlos en la comisaría. Era como si no pudiera decidir qué tan dura quería ser en su vigilantismo. Sin embargo, parecía inclinarse cada vez más hacia métodos algo más despiadados que Green Lantern, haciéndose más parecida a Batman o Green Arrow (aunque sus poderes eran muy parecidos a los de Green Lantern).

De hecho, era bastante curioso cómo eran las habilidades de Star Sapphire a las de Green Lantern. Aunque su energía era de color diferente, Star Sapphire había demostrado que manejaba la suya con tanta habilidad y creatividad como Green Lantern, y el alcance de lo que podía hacer imitaba muy de cerca a su predecesor. Hammond había expresado su opinión de que los dos derivaban sus poderes de fuentes relacionadas, si no las mismas, pero como de costumbre, nadie le prestó mucha atención. El general Eiling fue el único que realmente lo tomó en serio, pero Waller estaba más interesado en averiguar si Star Sapphire era una amenaza.

La definición de "amenaza" de Waller significaba que un "meta humano" se inclinaba hacia el lado criminal de la ley que hacia el lado vigilante; en la mente de Hammond, sin embargo, todos los meta humanos eran una amenaza.

Oh, cuando me abra camino hacia arriba...

Waller no estaría a cargo de Cadmus para siempre, y Hammond tenía planes de alcanzar una posición más alta dentro de la organización.

Solo esperaba (por el bien de la gente común como él), que la amenaza de los "meta humanos" no detonara en sus rostros antes de que eso sucediera.

***

Hal y Arisia yacían uno al lado del otro, ambos jadeando por el esfuerzo de hacer el amor. La cabeza de Arisia descansaba sobre el pecho desnudo de Hal, y levantaba los dedos para trazar la cicatriz sobre su bíceps izquierdo.

-Nunca me dijiste cómo obtuviste esto – dijo ella acariciándolo –

-No es algo que me guste recordar – el pecho de Hal retumbó debajo de ella mientras exhalaba –

-Es muy tenue – notó ella, moviendo sus dedos alrededor de la línea delgada, casi invisible – Debiste haber sido muy joven cuando te la hiciste.

-Era.

Arisia rodó fuera de él y apoyó la cabeza contra su mano, tirando de las mantas para cubrirse más.

-¿No me lo cuentas? – pidió ella suavemente – Quiero conocerte, Hal. Te he contado todo sobre mi pasado.

Hal se movió hacia su lado para poder mirarla mejor. Los ojos dorados de Arisia eran suplicantes. Su rostro liso y fino era tan dulce y sus orejas de "elfo" hacían que luciera bastante adorable e inocente. Ella era hermosa... tan hermosa.

-Cuando tenía ocho años... vi morir a mi padre – le conto el – Él estaba pilotando un avión, y se estrelló mientras yo miraba. Un trozo de metralla de la explosión me golpeó en el brazo. He llevado esa cicatriz desde entonces.

-Lo siento...

-No te preocupes – dijo Hal – Fue hace mucho tiempo. Por supuesto en ese momento, pensé que era el fin del mundo; mi peor temor: la muerte de mi padre, se había hecho realidad y yo era solo un niño pequeño. Pero con el tiempo, aprendí a lidiar con eso y seguir adelante, y me inscribí en la Fuerza Aérea para honrar el legado de él. A ambos nos encantaba volar, y parecía la mejor manera de mantener viva su memoria. Y ya no tener miedo nunca más.

Arisia contempló eso en silencio por un momento. Mientras esperaba su respuesta, Hal cubrió su mano libre con la suya y la acarició con el pulgar.

-Tenías ocho años cuando te enfrentaste a tu mayor miedo – dijo Arisia lentamente –

-Sí.

-¿Y lo conquistaste a qué edad?

-Creo que debí haber tenido unos diez años cuando pude dejarlo ir y aceptar que mis miedos no me definen.

-Hal... – la voz de Arisia estaba asombrada – Enfrentaste tu mayor miedo cuando tenías ocho años. Lo conquistaste cuando tenías diez. ¿No lo ves? – ella suplicó – Es por eso que eres una gran Green Lantern.

El pulgar de Hal dejó de acariciar su mano.

-Arisia...

-¿Cómo puedes no creer que eres apto para usar el anillo cuando aprendiste a superar el miedo a una edad en la que la mayoría de los Green Lanterns ni siquiera entienden qué es?

El agarre de Hal en su mano se hizo más fuerte.

-No es tan simple, Arisia. Lo he estado intentando desde Ace, pero todavía no he logrado encontrar esa creencia que me impulsó cuando me puse el anillo también por primera vez. Creo que en parte se debe a lo que hizo Sinestro, yo estaba tembloroso incluso antes de que Ace muriera, y...

-Harold Jordan, no me des excusas patéticas – Arisia se apartó y se sentó en la cama – Fuiste un Green Lantern magnífico, y estás perfectamente dentro de tu capacidad para volver a serlo.

-Lo sé. Solo necesito tiempo.

-Has tenido más de un mes – Arisia puso una mirada de enojo – Los otros Lanterns están preguntando dónde estás... ya sabes, entienden por qué prefieres mantenerte alejado de Oa, incluso ahora, pero han notado la falta de tu presencia en tu sector. No puedo seguir cubriéndote...

-Yo no te pedí que lo hicieras – exclamó Hal –

-No tenías que hacerlo – replicó ella – Como Lantern del Sector 2815, todos esperan que esté más informada sobre tus acciones en virtud de que somos vecinos. Naturalmente, me preguntan por ti. No le he contado a nadie sobre tus problemas porque sé lo que harían. Ellos estarían obligados a decírselo a los Guardianes y alguien más sería designado para reemplazarte como Green Lantern de tu sector si no puedes cumplir con tus responsabilidades.

-Tal vez se logró – dijo Hal – Como dijiste ha pasado un mes, y todavía solo logro sacar un leve brillo del anillo. Tal vez ser un Green Lantern ya no es para mí.

Arisia le dirigió una mirada larga y enojada.

-Me niego a creer eso – dijo ella con convicción – Si tuviste la capacidad de conquistar el miedo cuando eras niño, tienes la capacidad de hacerlo nuevamente ahora... como adulto. Simplemente tienes miedo de hacerlo porque volver a ser Green Lantern significa que corres el riesgo de perder más de lo que ya tienes.

-¿Eso es tan irrazonable? – exigió Hal –

-Lo es si dejas que se interponga en tus responsabilidades hacia las personas a las que juraste proteger – Arisia se levantó de la cama y comenzó a vestirse. Hal emitió un sonido de desesperación –

-¿A dónde vas?

-Me voy de regreso a Oa. No hay necesidad de que te levantes.

-Arisia... – gimió Hal con frustración –

-Creo que has olvidado lo que significa ser un Green Lantern – le dijo Arisia secamente mientras se ataba las botas – El Hal Jordan que respetaba y admiraba no es el mismo Hal Jordan con el que me acosté – ella se detuvo en la puerta para pronunciar su última palabra – Me gustaría mucho que pudiera volverlo a encontrar.

Luego se fue, dejando a Hal mirando con tristeza el tenue anillo en su mesita de noche.

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