Capítulo diez y siete: Banderas rojas
Star Sapphire estaba patrullando en las primeras horas de la mañana del miércoles cuando vio una figura sombría que cruzó a toda velocidad un aeródromo. Mostrando enojo ante esa actividad descaradamente sospechosa, se abalanzó más cerca del suelo y vio a la persona desconocida desaparecer debajo del tren de aterrizaje de un avión de combate de aspecto impresionante. Star Sapphire desapareció durante unos momentos, pero cuando la persona no volvió a aparecer, aterrizó junto al avión y encendió una luz debajo de él.
-¿Qué estás haciendo?
La mujer a la que había atrapado se congeló bajo su rayo como un ciervo en los faros de un auto.
-Esto no es lo que parece – protestó ella débilmente –
-¿No? – la cuestionó Star Sapphire – Porque me parece que estás jugando con el tanque de combustible.
A pesar de su evidente temor de ser confrontada por una justiciera que empuñaba energía, la mujer tenía curiosidad.
-¿Qué sabes sobre los tanques de combustible de los aviones?
-Más de lo que piensas – le respondió Star Sapphire – Voy a preguntar de nuevo y será mejor que respondas esta vez. ¿Qué estás haciendo?
La mujer levantó las manos, luciendo apropiadamente temerosa.
-No estoy jugando, lo juro. Este bebé realizará su vuelo de prueba en unas pocas horas; solo me estoy asegurando de que todo esté en óptimas condiciones. No quiero que se estrelle y se queme como el primer modelo.
-Qué noble de tu parte – dijo Star Sapphire secamente – ¿Por qué te escabulles para hacerlo?
-Técnicamente hablando, Ferris Air no sabe que estoy aquí... espera, espera, ¡déjame explicarte! – gritó la mujer cuando un resplandor rosa brillante brilló alrededor del puño de Star Sapphire – Soy de la empresa, ¡mira! – entonces le mostro su tarjeta de identificación de Ferris Aircraft –
-Debbie Darnell – Star Sapphire asintió – ¿Por qué estas husmeando en un avión que pertenece a Ferris Air?
- Los altos mandos piensan que podría haber algo sospechoso con el desarrollo del Peregrine.
-¿Y crees que Ferris Air está saboteando su propio avión? – de repente Star Sapphire se puso furiosa, aunque no quería insistir demasiado en la razón de esto. ¿Por qué debería preocuparse tanto por la política de una compañía de aviones? –
-Por eso lo estoy comprobando – Debbie se apresuró a explicar – Uno de los nuestros estará probando esto más tarde, no queremos que le pase nada.
-¿Y? – exigió ella –
-¿Y qué?
-¿El Peregrine pasa tu inspección o no?
-¡Oh, oh! ¡Sí! Sí – Debbie tosió y luego se aclaró la garganta – Todo bien aquí. Je. Um... no me vas a pegar, ¿verdad? – preguntó, encogiéndose los hombros –
-Lo estoy considerando...
-Ah... preferiría que no lo hiciera, señora. Solo estoy haciendo mi trabajo.
-Así que lo has dicho – Star Sapphire la fulminó con la mirada – Te estoy dando el beneficio de la duda, porque no puedo encontrar ninguna prueba de que estés mintiendo. Pero, estaré atenta... si algo le ha pasado a su piloto, te cazaré yo misma. ¿Está claro? – Debbie tragó saliva y asintió con nerviosismo. Una luz de terror había aparecido en sus ojos – Fuera de aquí antes de que cambie de opinión.
Con una última y temerosa mirada al Peregrine, Debbie Darnell salió disparada.
***
-Ten cuidado allá arriba – le dijo Carol a Hal – Asegúrate de revisar dos veces los medidores y mantente atento a cualquier cosa que parezca rara...y mantén tu cinturón de seguridad puesto, y por el amor de Dios, no hagas nada loco en el aire.
-Carol, va a estar bien – enfatizó Hal – He supervisado personalmente todos los aspectos de este Peregrine y te prometo que todo parecía perfecto en los planos.
-Todo se veía perfecto en los planos del primer modelo también.
-Tu gente hizo verificaciones del sistema ayer, ¿no es así?
-Sí – admitió Carol – Y luego las volví a hacer yo misma.
-¿Acaso tú...? – Hal sonrió – Bueno, ahora sé que estaré a salvo.
Carol no estaba contenta.
-Hal...
-Srta. Ferris... – Tom Kalmaku apareció por la esquina – Estamos listos. Todo se ve bien.
-Allí, ¿ves, Carol? Tom es el mejor mecánico que tienes por aquí, e incluso él dice que el Peregrine está bien – le dijo Hal en broma –
-Gracias, Sr. Kalmaku – dijo Carol, ignorando el comentario de Hal – Por favor, dígale al coronel que estaré con él en breve.
-Sí, señorita – Tom asintió y se fue, no sin antes recibir un guiño de Hal –
-Continúa, Carol. No querrás hacer esperar al Coronel Walters.
-Ya voy, ya voy – Carol miró a los ojos a Hal por última vez – Ten cuidado.
El rostro de Hal se suavizó.
-Lo tendré.
***
Todo estaba listo. Hal estaba sujeto de forma segura a la cabina del Peregrine 2.0, que estaba preparado y listo para funcionar. Los parámetros habituales previos al despegue (condiciones mínimas, detección de presión y temperatura del avión, sensibilidad del control de la aeronave y rendimiento del motor, entre otros) ya se habían verificado con éxito.
Los ingenieros de pruebas de vuelo y los miembros de soporte técnico de la USAF y Ferris Air se apostaron en la sala de control, evaluando los datos adquiridos y preparados para analizarlos aún más o para advertir a Hal si el Peregrine parecía fallar en algún momento. El aeródromo estaba despejado y el equipo médico estaba preparado. Incluso el clima estaba cooperando pues el cielo estaba despejado y el sol no había alcanzado su brillo matutino, por lo que la visibilidad era óptima y había una luz clara y nítida.
Unas brisas ligera de otoño soplaban en la dirección del despegue previsto, lo que solo agregaría más sustentación al avión. Con toda honestidad, las condiciones no podrían haber sido más perfectas.
Sin embargo, eso no impidió que Carol jugueteara nerviosamente con sus uñas.
-Parece demasiado ansiosa, Srta. Ferris – enfatizo el Coronel Walters. El coronel era un hombre alto, de hombros anchos, cabello rubio oscuro y bigote bien recortado. A su lado, con la espalda erguida y en silencio se encontraba otro oficial de la USAF más bajo, cuyo nombre en el parche decía Hardy –
-Me disculpo – dijo Carol – Simplemente no puedo quitarme de la cabeza el fracaso de la última prueba. Fue casi fatal para nuestro piloto de pruebas – ella se abstuvo de agregar que dicho piloto había muerto menos de seis semanas después, un hecho que estaba contribuyendo significativamente a su inquietud actual –
Aunque la causa real de la muerte de Ace no tenía ninguna relación con el desastre del Peregrine y por lo tanto, no tenía nada que ver con el riesgo del experimento de hoy, la coincidencia aún la ponía nerviosa.
-Tengo plena confianza en el Capitán Jordan. Es uno de los mejores.
-Yo también – asintió Carol –
Ignoró la sutil insinuación de Walters de que si el Peregrine fallaba de nuevo, no sería culpa del piloto: La culpa esta vez recaería únicamente en los ingenieros y mecánicos de Ferris Air. Carol sabía que había más en juego en esta prueba de vuelo que el bienestar de Hal; si no tuviera éxito, el contrato de larga data de Ferris Air con la Fuerza Aérea casi con seguridad se iría por el caño.
-Peregrine al control de la misión – la voz de Hal llego por el comunicador y paso por los altavoces – Solicitando permiso para despegar.
-Cuando esté lista, Srta. Ferris – la invitó el Coronel Walters –
Carol se obligó a detener sus manos y presionó el botón del comunicador.
-Control de la misión al Peregrine, está listo para despegar.
-Copiado eso, control de misión.
Abajo en el aeródromo, Hal encendió los propulsores y empujó el acelerador hacia adelante. Carol disminuyó su aliento al ver cómo el Peregrine avanzaba disparado por la pista a una velocidad increíble. El avión atravesó el aeródromo, el motor emitió un ronroneo fuerte pero suave y antes de que Carol se diera cuenta, el avión estaba en el aire.
-El despegue ha superado las expectativas – dijo Kalmaku; el Peregrine había utilizado menos de dos tercios de la longitud de la pista pre calculada –
-El despegue del Peregrine fue exitoso.
Hal actualizo casi al mismo tiempo. Carol tuvo que sonreír por lo formal que el piloto se estaba portando. Aunque sabía que él tenía que ser capaz de disciplinarse formalmente, era raro que pudiera ver ese lado de él, en lugar de la actitud arrogante y despreocupada que a menudo adoptaba. El comportamiento tranquilo y seguro de Hal alivió un poco sus nervios, pero Carol había supervisado suficientes pruebas de vuelo para saber que el despegue fue la parte fácil.
El verdadero juicio estaba a punto de comenzar.
***
El Peregrine ascendió rápida pero constantemente y mientras Hal lo hacía ascender más y más de sus limites, Carol finalmente comenzó a relajarse y a convencerse de que esto realmente iba según lo planeado. Hal ya había probado la potencia, la maniobrabilidad, la altitud y la resistencia del Peregrine, todos los cuales cumplían o superaban los estándares que la USAF había definido para su diseño, y estaba a punto de comenzar la siguiente fase de prueba: la velocidad.
El Peregrine había sido construido para alcanzar velocidades de hasta Mach 1,5 y para alcanzar esa velocidad era crucial generar suficiente empuje para impulsar el avión a un vuelo supersónico. Las demandas requeridas de los motores para lograr esto requerían un aumento sustancial de combustible, incluso más allá de lo que se estaba quemando actualmente para sostener el vuelo del Peregrine para abastecer los postquemadores.
-Activando postquemadores – declaró Hal –
Incluso desde la ventana de la plataforma de observación, Carol vislumbró el brillo anaranjado brillante en la parte trasera del Peregrine.
-Hasta ahora todo bien – comentó el Coronel Walters –
Eso por supuesto, se interrumpió fue cuando la voz de Hal anunció:
-Control de la misión, tenemos un problema.
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