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Prólogo

"Los límites, como el miedo, son a menudo una ilusión"

-Michael Jordan


Hal Jordan quería ser un pájaro. Para poder volar cuando quisiera. Sin ningún esfuerzo. Simplemente despegar y volar entre las nubes. Tampoco tendría que esperar a que su padre preparara el avión.

Martin Jordan era un ex piloto de la Fuerza Aérea, considerado uno de los mejores pilotos que sirvió durante la Guerra de Vietnam. Se retiró después de más de 20 años de servicio activo para trabajar como piloto de pruebas para la empresa privada Ferris Aircraft. Cuando Hal no tenía escuela, Martin lo llevaba a la base aérea. El dúo de padre e hijo no podían ser más cercano, y su vínculo era más fuerte en el aire.

-¡Papá! ¿Cuándo vamos a ir a volar? – Hal preguntó con impaciencia –

-Muy pronto amigo – Martín lo prometió – Tengo que tomar el avión para hacer una prueba rápida – Frotó la cabeza de Hal – Ve a la oficina y pasa el rato con Carol – entonces le guiñó un ojo a su hijo –

-Ella solo es mi amiga – Hal se sonrojo antes de ir a las oficinas –

-Por supuesto que solo eso – y sin decir mas, Martin se dirigió hacia la percha del avión –

Hal entró en la oficina. Se sentó en el escritorio de su padre y balanceó los pies hacia adelante y hacia atrás en la silla que era demasiado alta.

Entonces entro una linda niña sosteniendo la mano de su padre. Se sonrojó cuando vio a Hal.

-Hola Hal... – Ella tenía el pelo largo negro y brillantes ojos verdes. El color favorito de Hal –

-Hola Carol – Hal la saludo, lanzando una pelota de tenis – Sr. Ferris, mi papá está preparando el avión.

-Está bien, gracias Harold. Los veré a los dos en un rato – Carl, el padre de Carol, asintió con la cabeza hacia ellos y salió –

-Odio cuando me llama Harold – Hal se molesto –

-Es tu nombre, Hal – Carol se sentó en una silla junto a él. Ella le arrebató la pelota en el aire – Demasiado lento...

-Oye, devuélvemela – Dijo Hal y trató de quitársela, pero ella no estaba prestando atención. Estaba distraída viendo algo por la ventana – Carol... ¿Qué pasa?

-Hal, algo anda mal con el avión de tu papá...

Hal se dio la vuelta y vio que el motor del avión de Martin se detenía en el aire. Miró con horror cómo el avión caía en picado hacia el suelo.

-¡NO... PAPÁ!

Fue lo último que Hal grito antes de ver morir a su padre.

Era el sueño que Hal siempre tenía antes de prepararse para el vuelo.

Cuando volaba, casi como un mantra se repetía en la cabeza que nunca tendría miedo. Que a él no le iba a suceder lo que a su padre.

Casi siempre quería superarse a sí mismo, rompiendo las barreras del sonido y venciendo al vértigo al momento de que su jet F-18 cruzara los cielos.

Hal Jordan no le tenía miedo a nada.

El sol se estaba poniendo sobre el mar mientras los cielos se convertían en un espectáculo naranja y violeta. Hal Jordan pensaba que era el momento perfecto para accionar su avión y emprender el vuelo.

Sus dedos acariciaron su casco con las letras "HighBall" y se puso la chamarra de vuelo. Subió a su jet F-18 y lentamente prendió los gloriosos motores y vio como sus alas de ángel estaban listas para volar.

Rápidamente escaneo el HUD del avión y luego tiro de la palanca, arrancando rápidamente de la pista, elevándose hacia el cielo.

El Jet cruzo los cielos y traspaso la barrera del sonido. Pasó por las nubes e hizo una vuelta de barril, rebasando todos los parámetros del cielo. Casi estuvo a punto de dirigirse a la atmosfera, pero recordó que su respirador no tenía las adecuaciones necesarias para respirar en ese ambiente, por lo que regreso.

Los demás pilotos y la tripulación del portaviones salieron a la cubierta a ver el espectáculo aéreo que siempre ofrecía Hal Jordan. Esta vez no los decepciono.

Como una bala de cañón que descendía del cielo, el F-18 de Jordan cayó hacia el océano. Justo antes de caer a las aguas, Hal Jordan tiro de los controles hacia él y ascendió, rozando apenas las aguas claras del Pacifico.

Todos gritaron emocionados cuando el jet del intrépido piloto se salvó otra vez de las garras de la muerte. Incluso paso junto al portaviones y Hal alzo su dedo pulgar para hacerle saber a todos que estaba bien. La sensación de peligro lo hacía sentir tan vivo.

-¡Jordan! ¡Baja de ahí tu estúpido trasero! ¡Ningún imbécil morirá en mi instrucción! – grito el capitán Halsey, el instructor de pilotos –

-Sí señor – Hal sonrió. Rato después aterrizo su avión y de un salto bastante intrépido, salió de la cabina y se presentó ante el capitán – Hal Jordan, presentándose para el servicio.

-¿Qué demonios estabas pensando? ¿¡Quieres morir, Jordan!? – El instructor gritó –

-¡No, señor no!

-¿¡Entonces por qué diablos lo hiciste!? – El capitán se había puesto a sudar de tanto gritar –

-Me desafiaron, señor... – Hal respondió – Y nunca me niego a un desafío.

-Tienes bolas, Jordan. Te lo concedo...

-¡Gracias Señor! – Dijo Hal, riéndose de el –

-Ahora todos ustedes vuelven a poner sus traseros en la sala de reuniones, antes de que los ponga a hacer flexiones hasta que sus pezones sangren – Halsey gritó. Todos los reclutas entraron en fila hacia la sala de reuniones. Una vez que todos entraron, estallaron en carcajadas –

-Maldita sea Jordan, eso fue divertido – Uno de los otros reclutas dijo riendo –

-Jordan, ¿tienes miedo de algo? – preguntó otro – Si sigues asi te vas a meter en problemas.

-¿Por qué tendría miedo? Solo fue una pequeña caída... – Hal contesto riéndose –

-Tú estás loco Hal...

Hal Jordan no estaba loco. Simplemente había nacido para volar, y él lo sabía.

Seis meses después...

Carol Ferris se pasó la mano por el pelo. Suspiró y miró los extractos bancarios una vez más. La empresa apenas se mantenía a flote desde que su padre había dejado todo en sus manos, sin embargo, el negocio había decaído. Los militares no querían utilizar a un contratista de defensa dirigido por una mujer.

-Disculpe, señorita Ferris, hay un hombre que vino aquí para verla – Su asistente asomó la cabeza –

-Bien, envíalo – Carol suspiro –

-Él insiste en que salgas a verlo – insistió su asistente con cuidado –

-¿Pero quién será? – ella se levantó de su escritorio y se dirigió a la oficina. Estaba lista para regañar a alguien. Entonces ella lo vio – Hal...

Un Hal Jordan casi adulto le sonrió. El rostro agraciado de Hal en conjunto con su cabello castaño bien peinado la hacía suspirar. Traía una chamarra de piloto puesta junto a unos jeans y tenis blancos. El piloto la atrajo a un abrazo que Carol no pudo resistir.

-¿Cómo estás Carol?

-Estoy bien. A cargo aquí... ahora... – Dijo Carol. Estaba confundida por su presencia ahí – Pensé que estabas en la Fuerza Aérea.

-Pues me dieron de baja por reprobar un examen psicológico – respondió Hal, señalando hacia su cabeza – Al parecer, los médicos militares piensan que estoy loco... porque no le tengo miedo a nada.

-Por supuesto que te despedirían por algo así – Carol puso los ojos en blanco y sonrió – Vamos Hal, vayamos a mi oficina y hablemos –El la siguió, mientras apreciaba a la hermosa mujer en la que Carol se había convertido. Después se sentaron uno frente al otro –Entonces... ¿estás buscando trabajo? – Carol preguntó –

-Directamente al grano, Carol, me gusta – Hal bromeó – Me gustaría un trabajo, sí, pero... solo si puedes permitirte el lujo de contratarme. No quiero hacerte sentir que tienes que darme un trabajo solo porque somos amigos.

-Oh, cállate Jordan – dijo Carol – Estás contratado y empiezas mañana.

-Eres la mejor, Carol – Hal sonrió y se levantó de un salto – Espera... ¿eso significa que ya no puedo coquetear contigo?

-En realidad significa que yo no puedo coquetear contigo...

-Oh, ¿cómo vas a poder contenerte? – Hal bromeó – Vamos a mi auto y tomemos una malteada.

-No lo sé, Hal – le contesto ella, temerosa a caer ante el chico que la hacía estremecerse –

-Fresa con helado – Hal sonrió –

-Me convenciste. Tienes una hora – y sin decir más ella tomo su bolso y lo tomo de la mano –

Como si fueran dos adolescentes, corrieron por toda la pista aérea y subieron al Chevy descapotable de Hal. Este arranco, llevando a Carol a la primera cafetería de camino al pueblo. Viendo al horizonte, ella prendió la radio, tratando de calmar sus ganas por estar con el piloto.

-Qué curioso – Carol dejo el radio en la estación donde estaba su grupo preferido: Los New Kids on the Block – Mi grupo favorito esta en la radio, en tu auto, justo el día en que te apareces.

-¿Crees que es coincidencia? – respondió el mientras conducía, sonriendo – Y como dice la canción: You got the right stuff, baby. Love the way you turn me on...

Sin que ellos lo supieran, algo había nacido entre los dos.

Algo que los uniría por el resto de sus vidas.


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