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Capítulo 5

El orbe verde llevó a Hal a gran velocidad. Todo a su alrededor se volvió borroso y trato de permanecer lo más tranquilo posible mientras comenzaba a pensar de dónde venía el orbe. Logró salvarlo a él y al avión en el último segundo posible cuando estaba seguro de que iba a caer muerto. Lo que sea o quienquiera que haya producido ese orbe, se sintió en deuda con ellos, o con él. No pudo evitar admitir que estaba un poco asustado. No tenía idea de adónde lo estaba llevando el orbe y no estaba muy seguro de querer averiguarlo.

También deseaba que las comunicaciones siguieran funcionando para poder decirles a Carol y Tom que estaba bien. Sin duda ambos pensaron que estaba muerto. Sabía que irían al sitio del accidente con la esperanza de sacar lo que pudieran del choque para ver si podían encontrar un cuerpo. Se preguntó qué pensarían una vez que llegaran allí y no vieran ninguna señal de Hal o del avión.

Un flashback volvió a su mente. El mismo que vio cuando se atragantó y casi muere. Tenía solo ocho años y fue testigo de la muerte de su padre. Uno pensaría que arruinaría la mente de un niño, pero no recordaba los detalles de ese día gracias a un psiquiatra especializado en el miedo, Jonathan Crane de Gotham City.

El doctor Crane realizó hipnosis en el niño e hizo que Hal bloqueara su memoria para que no quedara traumatizado. Recordó que el doctor le dijo a su madre que el bloqueo no era permanente y que algún día la memoria volvería. Y al fin, ese día llego.

-Papá... – Dijo Hal, viendo una vez más morir a su padre –

Martin Jordan era el héroe de Hal. Aunque Martin generalmente prestaba más atención a su hermano mayor, Jack, todavía amaba a sus otros hijos de la misma manera posible. Cuando el padre de Carol era el CEO de Ferris Aircraft, Martin era el piloto estrella. Su nombre de piloto era "Highball".

Hal estaba allí cuando Martin probaría su último Jet. Martin le dio la chaqueta a Hal y le guiñó un ojo diciéndole que le deseara suerte. Hal recordaba los celos que sintió al ver a su padre entrar en la cabina y ponerse el casco. Cuando Martin colocó el Jet en la pista, despegó en un instante. El jet funciono perfectamente durante los primeros diez minutos, pero luego los controles se apagaron solos y enviaron al Jet a caer en picada hacia el suelo. Todo sucedió tan rápido que Hal parpadeó cuando el avión golpeó el suelo y explotó, matando a su padre al instante.

El recuerdo dañó más a Hal, se despertaba en la noche gritando por su padre y su madre corría a su habitación tratando de consolarlo. Después de que el recuerdo fuera bloqueado dentro de su mente, volvió a ser un niño normal. Sabía que su padre estaba muerto, pero no conocía los detalles exactos. Todavía soñaba con volar en el aire, así que se unió a la Fuerza Aérea cuando cumplió diez y ocho años.

Grabó la mirada en el rostro de su madre el día en que se fue. La mirada del miedo. No era ningún secreto que Martin también se unió a la Fuerza Aérea antes de convertirse en piloto de pruebas. Pero no había nada en su madre que pudiera decir o hacer para hacerlo cambiar de opinión. Acepto que su hijo siguiera los pasos de su padre, pero a partir de entonces paso su vida preocupándose por su hijo mientras Jack y su hijo menor, Jim hacían lo que podían por cuidarla. Hal tenía veinti cinco años cuando dejó la Fuerza Aérea y tomó el antiguo trabajo de su padre en Ferris Aircraft.

Hal pensaba que el incidente ya estaba en las noticias. Sin duda, su familia estaría frente a la televisión viéndolo, preocupándose de que Hal hubiera muerto exactamente de la misma manera que murió Martin. Ni siquiera quería pensar en lo que diría Jack, él era el único que expresaba abiertamente su opinión sobre el camino que estaba tomando Hal, y no eran opiniones favorables. Jim apoyó a Hal, aunque en el fondo sintió lo mismo que Jack.

El orbe se detuvo y descendió sobre el suelo del desierto, aterrizando suavemente el avión y luego desvaneciéndose. Hal se quitó los cinturones de seguridad y el casco mientras salía de la cabina. El sol comenzaba a ponerse y podía comenzar a sentir que la temperatura comenzaba a cambiar. Se preguntó dónde estaba, aunque sabía que estaba en medio de un desierto.

-¿Cómo diablos se supone que voy a volver? – Hal se preguntó a sí mismo mientras miraba a su alrededor –

Sus ojos vieron algo no muy lejos de donde estaba, parecía el lugar de un accidente lleno de escombros, marcas de quemaduras y humo. Hal caminó lenta y cautelosamente hacia el lugar del accidente. Sobre una pequeña colina de tierra se encontraban los restos de una extraña nave. Una nave espacial. No parecía hecha por humanos, sin alas y era una nave pequeña casi como una vaina, pero Hal vio los controles a través de las ventanas delanteras rotas.

-Está bien... – dijo Hal, procesando lo que estaba viendo – Si esta es la nave, entonces... ¿dónde está el piloto?

Había un rastro desde el frente de la cápsula y Hal lo siguió sin mirar hacia arriba. Pronto sus ojos se posaron en un extraterrestre. Sus ojos se abrieron cuando vio que el alienígena púrpura le devolvía la mirada.

Hal siempre sintió que los humanos no estaban solos en el universo y estaba buscando pruebas ante sus ojos. Los latidos de su corazón comenzaron a aumentar con emoción en lugar de miedo. Sus ojos no parpadearon mientras examinaba al alienígena humanoide. Llevaba un extraño traje verde con el símbolo de lo que parecía una Linterna en su pecho. A pulgadas de distancia del símbolo, vio al alienígena agarrándose con fuerza la gran herida con sangre púrpura saliendo de los estrechos espacios entre sus dedos.

Hal volvió a la realidad cuando cayó de rodillas junto al extraterrestre y levantó suavemente su cabeza mientras trataba de evitar que la sangre saliera de la herida.

-Vamos, amigo – Hall le dijo – No te me mueras ahora.

-¿Tu nombre...? – le preguntó el extraterrestre en respiraciones profundas –

¡¿Está hablando en inglés?!

Hal pensó emocionado. Se preguntó cómo sabía inglés, pero mantuvo su mente en la tarea que tenía entre manos.

-Harold – Hal negó con la cabeza – Me llamo Hal Jordan.

El alienígena hizo todo lo posible por levantar su mano derecha. Hal lo ayudó y apareció el anillo en uno de sus cuatro largos dedos. El símbolo en el anillo coincidía con el de su pecho. Volvió a mirar al alienígena con una mirada de interrogación y el alienígena hizo todo lo posible por asentir. Hal le quitó suavemente el anillo del dedo, mientras lo hacía, el extraño traje verde se desvaneció y el extraterrestre ahora estaba vestido con un traje espacial gris. Hal volvió a mirar el anillo que ahora descansaba en medio de su palma.

-Ponte... el anillo... – instruyó el alienígena – Apúntalo a... La Linterna.

Hal postro la cabeza del alienígena en el suelo lenta y cuidadosamente, luego colocó el anillo en el dedo medio de su mano derecha. Estaba esperando algún tipo de espectáculo, tal vez incluso fuegos artificiales, pero no pasó nada. Sintiéndose un poco decepcionado, hizo lo que le dijeron y apuntó el anillo frente a la linterna al lado de la cabeza del alienígena.

-Repite conmigo... – dijo el alienígena – En el día más brillante, en la noche más oscura.

-En el día más brillante, en la noche más oscura – Hal repitió –

-Ningún mal... escapará de mi vista.

-Ningún mal escapará a mi vista – volvió a decir Hal –

-Que los que adoran... – El alienígena tosió sangre, pero se negó a detenerse – a la oscuridad...

Hal quería detenerse para ayudar pero sintió una extraña sensación proveniente del anillo, sabía que no podía detenerse ahora.

-Que aquellos que adoran a la oscuridad...

-Se cuiden de mi poder...

-Se cuiden de mi poder, luz de Green Lantern – Hal terminó –

No sabía cómo supo el final del juramento. Una luz verde pasó de la linterna al anillo de Hal. Casi al instante, un traje verde reemplazó al traje de vuelo que llevaba puesto. No era solo verde, el traje, sus extremidades eran negras a excepción de sus manos y pies que permanecieron verdes. Se sintió como si no llevara nada debajo del traje energético, y se sintió bien.

Su mente comenzó a correr a medida que el conocimiento del anillo comenzó a fluir en su cerebro. El anillo reconoció a su nuevo portador y compartió con él todo su conocimiento. Pero fue demasiado para que Hal lo procesara y comenzó a dolerle la cabeza. Deseó que el anillo se detuviera y el conocimiento cesó casi de inmediato. Lo único que Hal obtuvo de todo eso fue el nombre de su último portador antes de Hal.

-Abin Sur – Hal dijo en voz baja –

El alienígena asintió y volvió a toser. Agarró a Hal de la mano y le hablo como pudo.

-El anillo te eligió a ti... Hal Jordan – Abin Sur le dijo a Hal – Tienes el poder. Para vencer un gran miedo... Confía en el poder de la voluntad... Y lo podrás hacer – Abin tosió de nuevo y respiró hondo, no sin antes recordar la última parte de la profecía que lo hizo ir a la Tierra – El Lantern más grande de todos...

Hal volvió a mirar a Abin. Los ojos de Abin se contrajeron y finalmente sus ojos se pusieron en blanco mientras tomaba su último aliento. Hal rápidamente agarró y sostuvo su cabeza mientras la volvía a colocar suavemente en el suelo. Hal tomó la linterna y se levantó. Miró al alienígena por última vez.

-Puede que no te haya conocido personalmente. Estoy seguro de que me hubiera gustado. No estoy muy seguro de lo que se supone que debo decir aquí... Espero que donde quiera que vayas, encuentres la paz. Adiós, Abin Sur – Hal dijo antes de girar y alejarse del lugar del accidente y hacia el jet – Genial. Si tan solo trabajaras – dijo mientras pateaba el jet. Con un suspiro, Hal se sentó y se abrazó las rodillas mientras miraba de nuevo al anillo –

Se preguntaba qué era y por qué era tan importante. Entonces su mente abandonó la situación y pensó en volver a volar por los cielos. Cerró los ojos y sonrió ante la idea infantil de volar sin ningún tipo de máquina voladora o nave espacial. Cuando abrió los ojos, casi se asustó al darse cuenta de que estaba en los cielos.

-Mierda – Hal habló al instante – Una fina aura verde rodeó su cuerpo mientras se elevaba en el aire – ¿Estoy volando? – Decidió tomar el control cuando se detuvo en el aire y se inclinó hacia adelante, sintiendo que su cuerpo avanzaba por los cielos – ¡JAJA! ¡ESTOY VOLANDO! – Hal dijo con pura alegría mientras hacía todo tipo de volteretas en el aire. Realmente se sintió libre mientras besaba el anillo.

Descendió hacia el suelo y cuando aterrizó el aura verde desapareció. Se preguntaba cómo lo hizo el anillo. Todo lo que hizo fue imaginar que estaba volando y luego estaba volando tan pronto como lo imaginó.

-El anillo... Si lo imagino, el anillo lo hará – Hal se dijo a sí mismo –

Decidiendo probar su teoría, imaginó una copia de la linterna. Junto a la linterna real estaba la proyección sólida de la linterna que Hal imaginó. Se rió cuando la linterna de la copia se desvaneció.

Así que decidió pensar en grande. Entrecerró los ojos y apuntó el anillo al espacio al lado del avión. Se concentró mucho en todos los detalles del jet de sexta generación. Pronto apareció una copia del avión junto al avión real, pero la proyección temblaba y Hal estaba sudando cuando sintió que su mente comenzaba a esforzarse. La gran proyección fue demasiado hasta que Hal que se vino abajo y cayó de rodillas sintiéndose exhausto.

-Está bien... – dijo tratando de controlar su respiración – Pensar en grande es un no, por ahora – Después de recuperar el aliento, sonrió y pensó en volar de nuevo – ¡Pero al menos puedo volar! – dijo levantándose en el aire – Ahora, ¿en qué dirección está Coast City?

Casi tan pronto como preguntó eso, su cuerpo se volteo y miró hacia el este. De repente, supo dónde estaba. Estaba en el desierto de Nevada, Las Vegas estaba a una hora en automóvil, a cinco horas caminando hacia el noreste. Su anillo lo estaba haciendo de nuevo, brindándole conocimiento, y él hizo que se detuviera. De cara al oeste, hacia Coast City, miró hacia el avión y la linterna. Sabía que no podía hacer una proyección del avión, pero pensó en el orbe que lo trajo ahí. Apuntó su anillo hacia abajo y un rastro verde salió de su anillo y un orbe rodeó el jet y la linterna cuando lo levantó en el aire. Necesitó toda su fuerza para hacerlo, pero su determinación se negó a dejar que se rindiera. Se inclinó hacia adelante llevando el jet y su linterna en un orbe verde.

Hal fue interrumpido a mitad de la acción cuando algo lo golpeó y lo hizo perder el equilibrio. Tomando un momento para recuperarse, Hal volteo para mirar el objeto que se estrelló contra él y sus ojos se abrieron con sorpresa y confusión. Flotando no muy lejos de él había un enorme robot rojo.

-Está bien, primero anillos mágicos y ahora robots asesinos. Claro, ¿por qué no? – Hal bromeó mientras se acercaba. El robot simplemente estaba allí, flotando, mirándolo, casi como si estuviera escaneando el lugar –

Así que Hal miró al anillo.

-Está bien, Jordan, piensa – se dijo a sí mismo – Intenta ver si puedes hacer lo que hiciste antes.

Hal cerró los ojos antes de apuntar con el anillo al robot. Cuando los abrió, un rayo de luz verde salió disparado del anillo y golpeó al robot justo en el centro del pecho. El robot se recuperó rápidamente antes de volverse hacia Hal.

-Está bien, capté su atención. ¿Ahora qué? – El robot luego cargó contra él nuevamente – Muy bien, aquí vamos.

El robot corrió y trato de golpear a Hal como lo hizo antes, pero el piloto se hizo a un lado para esquivarlo antes de apuntar con el anillo nuevamente. El ex piloto de la Fuerza Aérea luego disparó otro tiro a su agresor, pero esta vez falló.

Luego, el robot le apuntó con lo que parecían cañones láser.

-¡Oh, vamos! – Hal se quejó cuando el robot comenzó a dispararle. Hal se dio la vuelta tratando de evitar el bombardeo del robot. A medida que avanzaba la pelea, Hal empezó a dispararle y estaba tan concentrado en hacerle daño que el robot no tuvo tiempo como para reaccionar al ataque del humano –

Hal comenzó a jadear cuando el robot volvió a atacarlo con sus lasers. Entonces el miedo se apoderó de él, el sudor comenzó a rodar por su rostro.

-Está bien, Jordan. Concéntrate esta vez – Se dijo a si mismo antes de volver a preparar el anillo. Luego, el robot cargó contra él a toda velocidad, Hal se golpeó en el pedazo de escombros más cercano de la nave estrellada y se lanzó contra el robot –

-Muy bien, estúpida lata. ¡Veamos si te gusta esto! – Hal gritó cuando los dos chocaron el uno contra el otro. Hal concentró toda su energía, haciendo que el anillo brille más y más. Y entonces golpeo en la cabeza al Manhunter. El robot comenzó a temblar violentamente hasta que finalmente explotó en pedazos –

Hal dejó escapar un suspiro de alivio que pronto se convirtió en un jadeo de pánico cuando el brillo del anillo comenzó a desvanecerse.

Era casi el amanecer cuando Hal volvió al aeródromo Ferris. Estaba vacío, por lo que estaba agradecido, mientras volvía a colocar el avión en el hangar. Sabía que tenía mucho que explicarle a Carol, pero en ese momento estaba extremadamente exhausto y a punto de desmayarse por llevar el avión de regreso desde el desierto. Todo en lo que esperaba ahora era en su cama. Dio media vuelta y voló por los aires en dirección a su casa.

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