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Capítulo 1

Comenzó como cualquier otro día, Abin Sur estaba de patrulla y como siempre había dos Manhunters siguiéndolo de cerca. Era una tarea sencilla, o al menos debería haberlo sido.

Según los Guardianes, el prisionero Hozel Zallad, el llamado Monje Loco de Talok IV, tenía algo importante que decirle. Abin Sur había sido quien capturó a Zallad, pues este loco había estando dando vueltas por su sector, afirmando que sus ancestros le habían dado visiones de un nuevo futuro oscuro y que los Guardianes tenían la culpa.

Había protagonizado un levantamiento para, según sus palabras, evitar que sucediera. Sin embargo, este levantamiento fue aplastado por los Green Lanterns y Zallad fue enviado a prisión.

Abin Sur entró en la celda que lo contenía, por lo que pudo entender, los talokitas obtuvieron sus habilidades de sus ancestros, o algo así. Su cultura era confusa hasta el punto de que algunos miembros del Green Lantern Corps lo creyeran una tontería.

Aun así, si uno de ellos vio de alguna manera el futuro, valía la pena investigar.

Cuando Abin Sur entró en la celda que contenía al maníaco Talokite, preparó su anillo por si intentaba algo, los dos Manhunters que lo acompañaban permanecieron afuera, montando guardia y listos en caso de que algo saliera mal.

El talokita miró al Linterna Verde que tenía delante, sabía que no podía hacer nada.

-Empieza a hablar – dijo el extraterrestre de piel morada. El talokita entonces empezó a reírse incontrolablemente –

-¿De qué hay que hablar, Abin Sur? – Zallad lo cuestionó – Ya he dicho lo que había que decir.

-Estabas divagando como un loco acerca de que los Guardianes desatarían la destrucción a través de la Galaxia. Explica lo que quieres decir con eso – demando Abin Sur –

-Quise decir exactamente lo que dije. Tus Guardianes nos destruirán a todos porque no nos alineamos con su delirante ideal de perfección. Esos idiotas cabezones azules no sabrían qué es la perfección si les explotara en la cara. Son cerdos testarudos y arrogantes, y nosotros seremos los que paguemos por eso.

-Tú eres el que está delirando. Los Guardianes son justos y poderosos, nunca harían tal cosa.

-¿Estás seguro? Porque las visiones que me concedieron mis ancestros me mostraron que tu Green Lantern Corps estará entre los primeros en caer – Abin Sur miró al extraterrestre de piel azul con una expresión desconcertada – Oh, sí. Lo he visto, sus juguetes se volverán contra ustedes... como los que están afuera en este momento. Se volverán contra todos nosotros. No permitirán que su Corps sobreviva.

-Los Guardianes nunca nos harían eso.

-A los Oanos... a tus Guardianes, no les importa nada más que su ilusión de control sobre el Universo. Y lo peor es que ellos mismos no se salvarán, su propia arrogancia será su perdición.

-Estás realmente loco si crees eso – Con eso, Abin Sur salió de la celda y procedió a salir de la prisión con los Manhunters detrás de él –

Al llegar a Oa, el planeta de los Green Lantern, Abin Sur vio algo que nunca esperó ver. Cientos, si no miles, de anillos que se alejaban del planeta y se dirigían al planeta Mogo.

El veterano Green Lantern vio que los muchos anillos de sus camaradas pasaban volando junto a él. Tradicionalmente un anillo de Green Lantern volaría hacia el planeta viviente Mogo cada vez que la vida del portador hubiera terminado. Normalmente serían varias docenas o menos, pero que hubiera cientos de ellos a la vez solo ocurriría durante tiempos difíciles como la guerra, y lo peor de todo era que había muchos más que venían de diferentes direcciones y se dirigían al mismo destino.

Algo andaba mal. Abin Sur decidió descender a Oa e informar a los Guardianes solo para ver el planeta envuelto en llamas. Ver destruido al planeta horrorizó a Abin Sur hasta la médula.

Estaba a punto de retirarse cuando un pensamiento crucial entró en su mente.

-¡La batería! – gritó antes de dirigirse hacia la superficie. El veterano Green Lantern ni siquiera había llegado a la atmósfera cuando los Manhunters que lo acompañaban sacaron sus armas y abrieron fuego.

Abin Sur gritó de dolor cuando un rayo de energía atravesó su cuerpo, mientras su vista se oscurecía, estiró su brazo hacia adelante en la dirección opuesta a Mogo, donde acciono su anillo contra los Manhunters, apenas soltándoles varias descargas de energía y destruyendo a dos robots.

Sabía que tenía que huir del planeta Oa sitiado, por lo que llego a una estación espacial cercana y robo una nave.

Tenía que lograr que su anillo encontrara a un sucesor.

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