Capítulo III
Un mes después.
Se acercaba cada vez más a la entrada del edificio; su corazón latía frenéticamente, sus manos sudaban en señal de nervios y su estómago de la nada empezaba a hacerse un torbellino.
— Tranquilo, Jimin —se consoló—. Solo es Kook en nuestra primera cita...
Corrió lo más que pudo hacia los baños de la planta baja.
Era su primera cita, pero también era la primera cita a la que asistía. No sabía qué hacer o decir, nunca fue muy bueno relacionándose con las personas. Por eso, Kim Tae-yuhg h sido su salvación en varias situaciones.
Después de haber terminado de vomitar, pasó una toalla húmeda por su rostro sin estropear el maquillaje. Luego, subió a su departamento para lavarse los dientes; no le gustaba oler mal y estar todo el tiempo sin lavarse los dientes.
¿Y si al final del día se besaban?
Se sonrojó solo de pensarlo.
Todo lo que tuviera que ver con él lo hacía sonrojarse.
Después de veinte minutos, al fin estaba afuera del edificio, contemplando la bella imagen de un chico recargado en el cofre de su carro con un ramo de rosas blancas y rojas, acompañado de una gran sonrisa de oreja a oreja.
— ¡Wow!, eres muy lindo —se acercó Jungkook sin quitarle los ojos de encima—. Me robas cada vez más el corazón, ¿qué haré si no me queda corazón?
— Creo que tendré que ocuparme de eso —respondió Jimin, devolviéndole la sonrisa—. Pero primero, ¿adónde me llevarás después de ir al acuario?
— Hmm, eso es un secreto por ahora —Jungkook guiñó un ojo—. Pero te prometo que será algo tan especial como tú.
Jimin se sintió abrumado por la dulzura de las palabras de Jungkook, dejando que el encanto de la primera cita se desplegara ante ellos.
No tardaron mucho en llegar al acuario; Jungkook bajó primero para ser un caballero y abrirle la puerta del copiloto a Jimin.
Entraron y compraron sus boletos; aunque Jungkook fuera el fundador, se negó a pasar sin haber pagado, algo que enorgulleció a Jimin.
— Ya, dame tu mano para ponerte la pulsera —Jimin obedeció—. Son tan pequeñas y lindas —besó el dorso de la mano al terminar.
El otro solo se ponía más rojo que un jitomate.
— Gracias —susurró desviando la mirada.
Algo que no pasó desapercibido por Jungkook.
— Entremos —siguió sosteniendo la mano—. ¿Te incomoda que tome tu mano? Es que está helada.
— No, está bien.
— Perfecto, a la siguiente traeré solo un guante.
— ¿Solo uno?
— Sí, para tu otra mano y yo calentaré la otra con la mía —se rió por la reacción sorprendida de Jimin.
Caminaron por los pasillos del acuario, maravillándose con la diversidad de criaturas marinas. Jungkook compartía historias fascinantes sobre los habitantes del océano, haciendo que el tiempo pasara volando.
— Mira esas medusas, ¿no son increíbles? —Jungkook señaló hacia un tanque iluminado.
— Sí, son hermosas —Jimin sonrió, absorto en la belleza del momento.
Con Jungkook eran las cosas bastantes diferentes, se sentía seguro desde el primer momento en el que habló con él y podía ser el mismo sin recibir algún comentario molesto sobre sus chistes sin gracia, aún así Jungkook se reía de ellos.
A medida que exploraban, Jimin tropezó con una pequeña elevación en el suelo y se lastimó el tobillo. Todo por estar admirando a Jungkook en vez de poner atención en el caminó.
— ¡Ay! —exclamó, agarrándose el tobillo.
Captando la atención de varias personas.
— ¿Estás bien? —preguntó Jungkook preocupado.
— Solo fue un pequeño tropiezo, nada grave —Jimin trató de restar importancia, pero el dolor en su tobillo era evidente.
Jungkook, sin dudarlo, se apresuró a ayudarlo.
— Deberíamos encontrar un lugar para que puedas descansar tu tobillo. No quiero que te lastimes más.
Jimin agradeció la preocupación de Jungkook, sintiéndose afortunado de tenerlo a su lado en ese momento.
No esperó a que lo cargara, apresurando el paso para llevarlo al consultorio donde estaba el botiquín de primeros auxilios.
Lo dejó en una silla para sacar las cosas que necesitaría.
— Necesito que confíes en mí. Quiero que cuentes hasta tres sin dejar de verme —ya había quitado el zapato y el calcetín, notando la hinchazón.
— Sí, está bien.
— No estés nervioso, todo saldrá bien —le sonrió.
Jimin inhaló todo lo que pudo para empezar a contar, observando con detalle los ojos verdes de Jungkook, perdido entre ellos. Realmente, quería tener a Jungkook a su lado porque con él, todo rastro de inseguridad se iba; con él, se inspiraba a seguir dando lo mejor y aprendía a amarse y amar.
Solo sintió un leve tirón, sacándolo de su ensoñación.
— Bien, terminamos —empezó a vendar el pie—. Solo necesitarás reposo de tres días y estarás como nuevo.
— Jungkook, me gustas mucho —soltó de repente.
— ¿Mande? —dejó de vendar para observarlo.
— Me gustas mucho —volvió a repetir—. No necesito otras dos salidas para confirmar lo que ya hice.
— ¿La tercera no es la vencida? —empezó a sonreír.
— No, la tercera no es la vencida para empezar una relación —agarró con ambas manos su rostro acercándolo—. Por favor, di algo.
— Tenía planeado pedirte ser mi novio en la siguiente parada, después del acuario —ambos sonrieron, sus alientos se mezclaban por la cercanía.
Cercanía que cortó Jimin con un gran beso.
Fin.
Gracias por leer esté mini au, vendrán más historias que ya están terminadas.
Historias a las cuales les puse mucha dedicación y amor, espero que sigas leyéndome 🫶🏻✨
Linda noche 💗
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