Capitulo 8
Día de llevar a tu hijo, hija o mascota al trabajo
Ese era el eslogan del día en el Hospital San Mungo, o bueno, en realidad en todos los trabajos del mundo mágico británico. La idea había surgido hace cinco años, cuando recién había terminado la guerra, como una manera de mostrarles a todos los niños como los adultos se ganaban la vida honradamente para hacer de este mundo un lugar mejor.
En una opinión muy personal, Nela consideraba que era algo muy estúpido. Ella creía en eso de que la gente cambia o que se puede cambiar el futuro de una persona por la crianza, pero también creía que aquel niño que torturaba perros de muggles hasta la muerte sería un gran futuro mago perseguido por aurores debido a asesinatos de muggles. Y eso no cambiaría por ver en que trabajaba su padre.
Sin embargo, ese día no fue como Nela había esperado, pues pese a su escepticismo de la finalidad de ese día pero a su alegría de tener a su pequeño Neville con ella, los planes cambiaron.
—¿Cómo que llevarás a mi hijo a tus empresas?—pregunto Nela con incredulidad.— Blaise, son las cinco de la mañana, debo ir a trabajar y Nev ya esta listo, deja de jugar.
—No es broma, llevaré a Nev a ver mi trabajo.—dijo Blaise y miro al niño que se estaba durmiendo con su ropa al revés— y déjalo en pijama, pobrecito. Yo lo cargaré.
—P-Pero...es mi día.—Nela hizo un puchero, Blaise sonrió y le dio un casto beso en los labios.
—Lo llevare a la hora de la comida para que pase el resto del día contigo, pero yo también quiero llevar a mi hijo al trabajo.—explicó Blaise con una sonrisa y Nela se removió incomoda. Adivinando sus pensamientos, Blaise la abrazo.—En algún punto nos casaremos, cuando sepa que estas cómoda y lista y entonces...Nev será tan hijo mío como tuyo.—sonrió y volvió a besarla.— te amo.
—Yaaaaaaaaa vaaaamoooonoooosssssssssss.—dijo Neville en el suelo, a punto de dormirse.
—Vamos, pequeño saltamontes. Iremos al trabajo.—dijo Blaise separándose de Nela con una gran sonrisa.
Sin decir ni una palabra, el italiano tomo al niño en brazos y con una sonrisa se desapareció en la chimenea. Nela, sonrojada y a la vez encantada con la situación, sonrió con ternura y se dirigió al trabajo.
(...)
En el número 12 de Grimmauld Place, Harry Potter aventaba el periodico El Profeta con fuerza en la mesa, completamente furioso con la portada que tenían, la cual era nada más y nada menos que una enorme y preciosa foto de Nela Longbottom y Blaise Zabini besandose en Italia a las afueras del muy famoso y reconocido vivero más grande del mundo mágico que pertenecía a la familia Zabini.
"Amor en el aire, ¿futura Madame Zabini?"
Recientemente se nos hizo llegar esta preciosa fotografía de Nela Longbottom y Blaise Zabini besandose a las afueras de la propiedad de este, siendo observados por el sonriente hijo de la joven Longbottom, ¿será acaso que ya se escuchan las campanas de boda?
Despues de todo, no hay que olvidar que Blaise Zabini, según nuestros informes, ha estado perdidamente enamorado de la última Longbottom desde el día en que la conoció en Hogwarts. A pesar de que esta fotografía fue tomada hace poco más de dos meses, la joven Longbottom y el joven Zabini no han anunciado nada sobre su relación, pero se teoriza que posiblemente se este llevando a cabo de la manera más privada posible para que el posible padre del niño, Harry Potter, no se entrometa en la relación y...
Harry gruño al recordar todo el artículo de El Profeta. Estaba harto. Tomó su chaqueta y su varita y salió de su casa. Llevaba tres meses desde que vio a Nela en la fiesta de aniversario, tres meses desde que decidió buscar la mejor oportunidad para ir a verla por consejo de Hermione, pero ya era suficiente de esperar. Iría a San Mungo a recuperar a su mujer y a su hijo de una u otra forma.
(...)
Miró el reloj de su pared y vio que pronto sería la hora de la comida, lo que la hizo emocionarse pues significaba que pronto llegarían Blaise y Neville de su recorrido en las empresas de este. De pronto, la puerta de su despacho fue abierta abruptamente y por ella ingreso una despeinada Hermione Granger.
—¿Pero que...?—Nela se levantó de su asiento.
—¡Esto no puede seguir así, Nela! ¡No puedes hacer esto!—exclamó Hermione, notablemente molesta, cerrando la puerta de golpe.
—¿De qué carajo hablas?—preguntó confundida.
—¡No puedes seguir devolviendo las cartas que Harry te envía! ¡No puedes seguir haciendo que le prohíban entrar a tu despacho! ¡Y por sobre todo no puedes ignorar para siempre al que es el padre de tu hijo!
—¡EL NO ES EL PADRE DE NEVILLE!—grito Nela furiosa.
—¡Dale una oportunidad a Harry, Nela! ¡El te ama!—exclamó Hermione, desesperada.— No sabes lo mucho que el te ama y lo mucho que sufrió cuando desapareciste como si nada
—¿Cómo si nada?—repitió Nela con burla.— Yo me despedí de él y le deje las cosas bien claras. No iba a seguir en esa maldita relación toxica, no soy tan masoquista.— se acercó a ella con la frente en alto.— y con todo respeto, Hermione, tú no eres nadie para decirme que debo o no debo hacer.
—Soy tú amiga.—dijo Hermione dolida.—¿Porqué me tratas tan fríamente? ¿Qué te paso, Nela? Éramos mejores amigas en Hogwarts y...
—Te daré un consejo: Deja de meterte en mi vida, Hermione.—pidió Nela con dureza.— Tú y yo ya no somos amigas, porque las amigas son leales, sinceras, incondicionales...pero para ti siempre estuvieron Ron Weasley y Harry Potter primero que cualquier otra persona.
»Créeme que lo entiendo. Debió haber sido muy duro para ti haber pasado tu primer cumpleaños en Hogwarts sin amigos, eso sin contar que también debió ser difícil tener que leer y aprenderte tanto para poder sentir que en verdad encajabas entre nosotros, cuando siempre encajaste.
»No te odio, Hermione.—afirmó Nela con seriedad— Pero siempre antepusiste a cualquier antes que a mí, incluso cuando yo te antepuse antes que a cualquiera. Para ti no existe nada más que Ronald Weasley y su clan de pelirrojos y Harry Potter.
»Eras mi mejor amiga, esperaba que estuvieras ahí para apoyarme, pero ni siquiera me diste el pésame por la muerte de mi hermano, a quien, cabe destacar, enamoraste y nunca le diste ni una oportunidad aún cuando le dijiste que te atraía.—Hermione la miro asustada.— sí, Neville me lo contó antes de morir.
»Así que como dije, no te odio, Hermione. Pero por mí se pueden ir a la mierda tú, el estúpido de Ronald Weasley, el imbécil de Harry Potter y todo el puto clan Weasley. Todos se pueden ir mucho a la mierda. —declaró con rudeza.— Excepto Crookshanks, el me agrada.
La impresión era notable en el rostro de Hermione, quien ya tenía los ojos llenos de lagrimas y antes de que esta pudiera decir algo, escucharon como algo se rompía y un llanto a lo lejos. Ambas entrecerraron los ojos y alzaron sus varitas en alto, dirigiéndose a la puerta, dispuestas a salir a averiguar que pasaba.
El llanto se intensifico y Nela abrió grande los ojos al comprender de quien se trataba y el pánico invadió su cuerpo.
—¡Neville!
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