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Capítulo 1.






  — ¿Por qué todos creen que voltearlo es un logro? Y no directamente... Pero no importa mucho eso, solo me dijo "creo que me gustas" pero no me dijo nada más. — tomó unos palillos picando un trocito de carne llevándolo a su boca con aburrimiento. — Aunque dijo que era alguien de relaciones serias. Creo que no está jugando.

  — Deberías intentarlo, nunca sabes lo que pueda pasar. — señaló Yerim con emoción. — Eso es verdadera suerte, debes tomar esta oportunidad antes de que alguien más llegue a tomarlo aprovechando su soltería.

  — Uh sí, de acuerdo con Yerim. El condenado es guapo, no dudo que alguna chiquilla quiera tomarlo. — Luhan asintió, se levantó de su lugar dispuesto a salir. — Iré al baño, Mark ya se tardó demasiado.

  — Ah sí, ni en cuenta con Mark. ¿No se habrá quedado dormido en el inodoro? — preguntó Min Seok divertido concentrado en su labor de servirse más bebida.

  — Ni idea, ya vuelvo. — se despidió Luhan esquivando a un mesero andando hacia el fondo del local. Chasqueó la lengua empujando la puerta del sitio. — Espero que no se durmiera de forma incómoda. ¡Mark, mi niño, ¿te dormiste en el inodoro?!

Detuvo los pasos borrando la expresión amable al ver a un sujeto sostenerlo sobre el lavamanos, Mark realmente no lucía del todo consciente y se veía hecho un desastre cuando el sujeto le vio con miedo.

  — ¡¿Qué haces con mi niño?! ¡Depravado! — gritó Luhan asustando al chico que se hizo a un lado, el rubio corrió hacia Mark quien se balanceó hacia delante y lo tomó como pudo. — Más te vale que no le hayas tocado un solo pelo.

  — ¡Claro que no! Él vomitó y lo ayudé a limpiarse pero comenzó a quedarse dormido y no tenía su celular para marcar al número de emergencia... — balbuceó este. Luhan afiló la mirada apretando más a Mark contra su pecho. — Yo conozco a Mark, vengo con otros amigos que lo conocen. Me llamo Yuta Nakamoto.

  — Bueno, Nakamoto Sailor o lo que sea. Pudiste haber salido a buscarnos en lugar de hacerme pensar mal. — Luhan tomó a Mark ayudándolo a bajar escuchando su quejido. — Permiso.

  — Lo siento. — se volvió a disculpar haciendo una reverencia.

  — ¡Hermano, ¿por qué tardas tanto?! — la puerta del baño se abrió mostrando al alto castaño que le sonrió a Luhan amablemente. — Hey, hola Lu. Mark se ve mal, sí que le pesó la bebida.

  — Sí, me estaba preocupando de que no regresara. — respondió Luhan, le hizo una corta reverencia agradeciendo cuando John abrió la puerta para ellos. — Gracias, nos vemos luego Johnny.

  — Diviértanse, dile a Sehun que me desbloquee de Instagram, solo estaba jugando no era para que lo hiciera de verdad y deberías marcarle a Jong Dae. — se despidió este haciendo reír a Luhan pero luego se detuvo dudoso.

  — ¿Por qué le llamaría a Jong Dae? — preguntó confundido Luhan, Mark solo balbuceó entre sus brazos ante la mención.

  — ¿Para que lo lleve a casa? — respondió Johnny confundido. Luhan solo parpadeó asintiendo y salió sin entender, cerró la puerta.

  — Vamos Mark, ¿puedes aguantar hasta llegar a la salida? — preguntó Luhan, Mark entendió aquello asintiendo. — Te conseguiré un taxi, eres un peso ligero.

  — Llama a Jong Dae... — Mark balbuceó, Luhan se quejó al no entenderle. El chico se detuvo mirando borroso al mayor. — Que llames a Jong Dae, no recuerdo su número...

  — ¿Por qué lo llamaría? — pregunta Luhan confundido, suelta al chico quien grita cayendo al suelo mientras el mayor lo mira dramáticamente. — Eres un traidor, sabes que le gusta a Min Seok...

  — ¡Espeda! — Mark grita levantándose con dificultad de la pared, el contrario solo le mira mal. — No te imporda pero él es famidia, no nos relacionamos así...

Balbucea risueño asintiendo repetidas veces, la mirada del chico se desvía alzando los brazos y pasando de largo a Luhan quien luce completamente fuera de lugar.

  — ¡Johnny hyung! — Mark canturrea abrazando el pecho del mencionado acurrucándose contra él.

  — ¿Cómo que son familia? Tú eres canadiense, Jong Dae es coreano del todo. — señala Luhan aún algo incrédulo. Ve a Johnny sonreír acariciando los cabellos rebeldes del borracho. — ¿Tú puedes explicarme o tampoco sabes?

  — ¿Mark sí es canadiense? — responde Johnny encogiéndose de hombros, Luhan solo cruza sus brazos contra su pecho molesto. — Bueno, no les gusta hablar de esto pero son hermanastros. Solo que siempre han vivido como ¿separados? Desconozco los detalles de su núcleo familiar.

  — ¡Pero es un secreto hyung! Shh... — Mark responde apoyando su barbilla contra el pecho del alto. — Nadie puede sabed porque es un secreto.

  — Sí pequeño guepardo, es un secreto. — Johnny palmea su cabeza complaciéndolo y mira al rubio frente a ellos. — Por favor no digas nada, solo sé eso pero desconozco ciertas cosas. Haremos como si no supiéramos esto, eso es algo que deberían explicarte ellos.

  — ¿Estás seguro de que no es nada malo? Sabes que antes de Mark, Min Seok es mi mejor amigo, no quiero que sufra por cosas que escondan. — señala Luhan. — Más si hablamos de Jong Dae como tema.

  — Estate tranquilo Luhan.






  — Mierda, ¿por qué siempre me mancho? Lucía me va a matar. — el mayor gimoteó tratando de sacar la mancha de la blanca camisa. — Debería buscar un mejor detergente o comprar más camisas, me van a regañar por esto.

Infló las mejillas y tomó de nueva cuenta los palillos completamente resignado, parpadeó confundido viendo al pelinegro frente a él simplemente jugando con el popote del café entre sus dedos.

  — Llevas cinco minutos agitando eso y viendo la pantalla de tu teléfono. — señala este. — Sabrá feo el café como sigas así.

  — Ah sí, estaba solo viendo Facebook. — responde carraspeando un poco y se remueve en su silla.

  — Tienes la pantalla apagada. — sonríe vagamente ante la expresión derrotada de Min Seok. — ¿Estás enfermo o algo?

  — No, yo solo... ¿Cómo explicarlo? ¿Recuerdas del ex novio del que te conté? — pregunta y el contrario asiente tranquilamente probando un bocado de su almuerzo. — Soy un idiota Jae Ho.

  — ¿Ese no es mi papel? — pregunta con la boca llena.

  — Ugh, mastica primero. Recibí en la mañana una llamada de Chan Yeol. ¿Lo recuerdas? — Min Seok mira al más alto quien asiente. — Hace años que no pensaba en nadie tan seriamente.

  — Era el de tu estatura de voz chillona, que parecía querer acostarse con el profesor Lee. — responde Jae Ho recibiendo una patada debajo de la mesa. Simplemente golpea su pecho evitando ahogarse. — ¿Por qué fue eso?

  — No lo digas así pero sí, él. — se remueve en su sitio. — Me preguntó por una reunión de ex estudiantes de nuestra generación pero también por mi ex novio.

  — ¿Y eso es lo que te tiene así?

  — Algo, dudo mucho que vaya a la reunión. Es un hombre de agenda ocupada pero tampoco puedo plantar a Chan Yeol, tenemos años de no vernos pero de cierta forma siento solo que siempre volvemos. — Min Seok pucherea y apoya sus codos contra la mesa. — Y quizás me quedé pensando en mi ex, han pasado años pero no sé, siento que falta algo.

  — Dos opciones. O tuvo que ser demasiado maravilloso ese ex tuyo o demasiado idiota como para que pienses en él. — responde el moreno agitando los palillos.

  — Sin dudas te encuentras en la segunda categoría, Jong Dae es un diez sin pero alguno. — suelta un gemido cansado y se deja caer contra la mesa.

  — ¿Podemos dejar el maltrato justificado hacia mí unos minutos? ¿Dijiste Jong Dae? — pregunta Jae Ho sorprendido, Min Seok gimotea en respuesta afirmativa. — Hablas de tu ex que era estudiante de teatro o algo así, en un país donde pueden existir muchos Jong Dae y se llama como el actor dorado de Corea.

  — Jae Ho. — respondió por lo bajo, alzó la mirada con fastidio mientras el moreno solo parpadeaba en la espera. — Salí con el actor dorado del país, incluso creo que fui su revelación homosexual. Comillas porque desde que terminamos solo ha tenido una relación pública al menos y fue con una modelo con la que ya terminó.

  — Maldición, amigo. ¿No bromeas cierto? ¿Entonces te lo comiste antes que media industria? — suelta Jae Ho con un jadeo de sorpresa. — Mi esposa me habla mucho sobre que las personas que trabajan a su alrededor dicen que es un ángel caído del cielo.

  — Sí, gracias por recordarlo. — Min Seok sonríe sin darse cuenta ante ello. — En verdad es un ángel, tiene su genio pero en general lo es.

  — Entonces, ¿por qué terminaron? — pregunta Jae Ho. — Si no quieres responder está bien.

  — Sabes, establecerse en el inicio de las carreras de ambos es horrible. Creo que fue tiempo, él empezaba a tener muchos proyectos y con ellos viajes. Y yo me desvivo por mi trabajo, lo sabes. Fueron dos años como de, ¿incertidumbre? — toma una suave respiración y cierra sus párpados unos segundos. — Lo hicimos para no dañarnos a la larga y seguir nuestras metas, ¿sabes lo difícil que es dejar a alguien cuando ambos se siguen queriendo?

  — Al menos fueron felices y retozaron en esos momentos, ¿buena despedida? — inquirió Jae Ho queriendo bromear pero Min Seok solo lo miró en silencio. — Bien, dejo de jugar.

  — Jong Dae es algo difícil, nuestra despedida solo fue un abrazo en la puerta de mi departamento después de que me ayudó a mudarme. — respondió Min Seok. Jae Ho solo inclinó la cabeza sorprendido. — Antes de que digas algo, no hicimos cosas indecentes.

   — Ou... Bueno hay un rumor sobre él y el por qué no tiene pareja, quizás tiene que ver con su sexualidad. — señala el moreno. — Y también por la ruptura que anunciaron hoy.

  — ¿Por qué a la gente le importa su maldita sexualidad? No lo es todo. — Min Seok repasa sus manos por su rostro completamente fastidiado. — Sea como sea, lo que quiera hacer es su problema.

  — Solo dije que era un rumor. — se defiende Jae Ho alzando las manos.

  — Creo que es demisexual o algo así, jamás me lo dijo porque nunca le ha importado investigar. Un día solo dijo que no sabe qué es pero que era feliz con lo que siente. — responde en voz baja mirando su comida probablemente fría. — Hicimos una que otra cosa pero nunca llegamos a última base, siempre lució poco interés o incomodidad, no solo conmigo, con su ex fue lo mismo. Creí que era cosa de miedo o madurar más pero viviendo bajo el mismo techo me di cuenta de eso solo que nunca se lo dije.

  — Bueno... Eso podría ser un problema, no creo que tú seas igual en ese sentido, eres demasiado activo en ese carácter sexual hasta cierto punto... — respondió Jae Ho bajando las manos a su regazo sorprendido. — Quizás por eso ha terminado con su pareja.

  — No lo sé, tampoco debería involucrarme mucho. No quiero simplemente estereotiparlo. — responde con una vaga mueca.

  — Mierda, amigo, conoces a una estrella de cine, a un productor y artista famoso. ¿Algo más que me guardes? — pregunta el moreno queriendo aligerar el ambiente.

  — Kim Jun Myeon quiso salir conmigo mientras quedaba con Jong Dae, creo. — hizo una mueca ante ello tratando de recordar.

  — ¡Maldición! Eres todo un imán de hombres. — respondió Jae Ho provocando la vaga risa de Min Seok quien negó. — Chang Min tiene suerte de tenerte como pareja. Un mortal como él saliendo con la conquista de las estrellas.

  — Yo siento lástima por Lucía por haberse casado contigo. — bromea Min Seok viendo el puchero del moreno. — Yah, sabes que bromeo. Por cierto, felicidades por tu segundo bebé.

  — ¿Cómo supiste? Aún no llegaba al punto de la conversación. — preguntó confundido.

  — Sabes como cotillean las secretarias, escuché algo sobre embarazo y Jae Ho. No es difícil conectar cosas. — responde Min Seok con una sonrisa débil. — Jae Ho. ¿Qué se siente estar casado?

  — Um, siento muchas cosas, más de las que nunca imaginé llegar a sentir. Creí que no existía el amor pero cuando me hice amigo de Lucía en el intercambio sentí que encontré a mi alma gemela. — responde Jae Ho soñadoramente. — ¿Cuestión de madurar o tiempo? Me siento pleno con mi vida, es lo que me importa.

  — Pleno... — murmura asintiendo. Se levanta de la silla y desbloquea su teléfono tomando la bebida sobre la mesa. — Jae, tengo que hacer algo que olvidé. ¿Puedes cubrirme una hora extra?

  — Ah, pero hoy Lucía hace el postre y no quiero hacer horas extras hoy. — reniega Jae Ho pero solo es ignorado por Min Seok quien corre fuera de la cafetería. Asiente en su sitio incrédulo. — Claro, siempre haces lo que se te pega en gana, usen al tonto Jae Ho.

  — Tonto te queda corto. — una chica pasa a su costado taconeando con tranquilidad.

  — ¡Era una oración a la que no se debía responder! — grita Jae Ho con un puchero.

***

Pensó que siendo un adolescente y un joven universitario ya había dejado atrás todas las crisis existenciales, el llorar por todo, faltar a clases o sobre pensar las cosas. Pero aquí estaba en el baño de la oficina moqueando sentado en un inodoro por quién sabe qué cosa.

  — Solo es una maldita reunión. — susurró para sí mismo, cubrió su cabeza con sus brazos mientras encogía sus piernas contra su pecho sobre la tapa del inodoro. — No es como si vaya a asistir, se supone que salí adelante, ya pasaron años.

Jong Dae ahora era una estrella, las probabilidades de que fuera eran casi nulas. A pesar del escándalo sabe que está a medio rodaje de una nueva película de acción, había visto algunos post de él en la isla Jeju grabando algunas tomas.

Siente su corazón latir con tanta fuerza que pesa.

Cuando escuchó algunos rumores de que Jong Dae estaba saliendo con alguien solo ignoró, cuando escuchó que confirmaba la relación con alguien solo ignoró. Había sido lo mejor para él, había aceptado que Jong Dae representó un cambio importante y significativo en su vida, donde aprendió a madurar y mejorar consigo mismo.

La separación fue mutua, él sabía en el fondo de su corazón que ambos detestaban la idea de dar por terminada su relación pero estaban demasiado enfrascados en sus propias carreras. Jong Dae no evitaría que se quedara hasta tarde prestándole atención a papeleos y números, él no evitaría que Jong Dae se fuera de viaje por temporadas para grabar.

Ninguno estaba dispuesto a renunciar por lo que habían intentado buscar, muy a su pesar, siempre pensó que el amor lo era todo desde su primer novio, acá Jae Ho, hasta Jong Dae; vivir juntos fue una experiencia de dos años que le cambió por completo todo.

Aún puede sentir los cálidos brazos de Jong Dae sobre él, de pie en la puerta de su nuevo departamento. A pesar de que el edificio contaba con calefacción, podía sentir el frío helado apoderarse de él, que la nevada de afuera pudiera detener a Jong Dae para pedirle que se quedara una noche más.

No hubo beso de despedida, no hubo más nos vemos en la noche, mañana, una semana, un mes, se habían acabado los desayunos en la madrugada, las pláticas nocturnas donde escuchaba a Jong Dae hablar con tanta emoción sobre aviones, porque a pesar de ser actor comenzaba a perseguir su sueño de infancia y quizás pudiera probar un poco de aviación, las cálidas sudaderas a perfume caro se esfumaron y el lado izquierdo de su cama está ocupada por la almohada fría que abraza.

Se siente demasiado idiota por seguir resintiendo la separación cuando han pasado más de diez años, ya debería estar más que establecido, debería sentirse contento de tener a un buen hombre a su lado, porque Chang Min lo era, solo que no se sentía pleno.

La vida daba vueltas y el planeta parecía ser demasiado pequeño, había encontrado un camino hacia Jae Ho, lo perdonó y dejaron todo atrás. Viéndolo podía notar como su mirada se iluminaba y su voz adquiría un ridículo tono meloso cada que hablaba de su bonita esposa española, lo veía presumirla cada que podía, lo escuchaba mencionar cada nuevo logro que ella conseguía, si se hizo un corte de cabello nuevo parlotearía hasta que toda la corporación se entere, mencionaba la admiración que sentía por amanecer junto a una inteligente mujer y poder llamarla el amor de su vida.

Él también quería sentirse así, tener a alguien a quien presumir, con quien amanecer todos los días y sentirse seguro. Está feliz con su vida, el puesto que tiene se lo ha ganado con esfuerzo y es jodidamente feliz haciendo papeleos, solo que el tiempo llama y comienza a creer que le está cobrando factura.

No quiere depender completamente del romance pero se ha vuelto algo mezquino, Chang Min no ha pasado el límite de su sala de estar, Jong Dae llegaba todas las noches a su habitación donde le pedía a Jong Dae ser la cuchara grande y que lo abrazara con fuerza hasta que se olvidara de todas sus responsabilidades.

Nadie le había advertido que ser un adulto sería horrible, cuentas que pagar y que no puede dejar pasar, cubrir sus propias necesidades y las de un viejo gato, que la corporación es su día a día, los fines de semana no hace mucho y lo que suele hacer con más frecuencia es ir a casa de sus padres de visita para ver y cuidar de su madre, las únicas salidas son con compañeros de la corporación cuando hay eventos.

  — Desearía volver a la universidad. — susurra para sí mismo sintiendo las lágrimas empañar su vista. — Quiero verlo una última vez.

Abrazó sus propias piernas permaneciendo en silencio aun observando algún punto fijo en la puerta del cubículo. Los minutos pasaban y había dejado de llorar hace tiempo, podía asegurar que tenía el rostro hinchado, pero era lo que menos le importaba en esos momentos. Tomó una respiración temblorosa saliendo finalmente, caminó al lavamanos y mojó su rostro.

Sacudió su rostro y tomó un poco de papel secando suavemente su piel, se miró al espejo y notó que no se veía tan mal. Escuchó algo de alboroto por fuera de los baños por lo que solo arrojó el papel a la basura y salió del baño, contuvo la respiración algo asustado.

¿En qué momento dejó la corporación y ahora estaba en una especie de karaoke?

  — ¡Pero es un secreto hyung! Shh... — escuchó la voz por el pasillo, frunció el ceño confundido.

¿Ese era Mark? ¿En verdad?

  — Mark se mudó a Nueva York cuando nos graduamos. — murmura para sí mismo comenzando a entrar en pánico. Mirando a sus pies se dio cuenta que llevaba unos viejos converse y no los zapatos de vestir negros. — Qué mierda.

Regresa al baño notando que ahora es diferente, es el feo baño del viejo karaoke al que iban en la universidad. ¿Cómo es que estaba ahí? ¿Se había quedado dormido mientras lloraba en la corporación?

Se miró al espejo boqueando al ver que era él, pero en su último año de universidad.

  — Esto es un sueño, sí. — responde para sí mismo asintiendo, comienza a caminar por el pasillo y ve un par de figuras. — Sí, estoy soñando, me quedé dormido en el inodoro.

Mark parece estarse quedando dormido de pie contra el cuerpo de Johnny, Luhan luce algo molesto pero se sorprende cuando lo ve al final del pasillo. Él mismo se paraliza en su lugar, comienza a recordar un poco, fue esa salida donde les dijo a todos que probablemente Jong Dae sentía algo por él.

¿Sí era un sueño verdad?

  — Min Seok, ¿ya te sientes mal? — Luhan sonríe algo nervioso acercándose para querer ayudarlo.

Min Seok se encoge en su sitio, claramente está hace más de diez años atrás. ¿Qué significaba eso?

  — Um, creo que sí. Yo planeaba irme a casa ya... — murmura confundido. — Veo que Mark sigue igual.

  — No se preocupen, yo lo llevaré a casa. — Johnny responde con una sonrisa mientras maniobra con el borracho dormido entre sus brazos. — Vamos Mark, salta y abrázame, te llevaré a tu departamento.

Bueno, imagino que desde aquí perduraron juntos, solo porque Jong Dae estaba ocupado y yo también nos perdimos de su boda. Piensa para sí mismo viendo al par.

  — Les pagaré el taxi. — responde Min Seok palmeando sus bolsillos, Luhan y Johnny lo miran extrañado. — No esperen, creo que me quedé algo corto...

No eres el Min Seok adulto con tarjetas de crédito, eres el universitario hambreado.

  — No se apuren, está cerca. — Johnny afianza el agarre en Mark quien se ríe abrazando sus hombros cómodamente. — Que descansen, regresen sanos y salvos.

  — Igual. — responde Luhan, en cuanto el par de chicos se van y el rubio solo frunce el ceño. — ¿Seguro que estás bien?

  — ¿Sí? ¿De qué hablaban antes o qué? — pregunta ante la mirada crítica que Luhan le estaba dando.

Hace tiempo que no veía a Luhan, al interior de su pecho siente un feo pesar que lo carcome. Luhan se había mudado a Japón luego de la graduación, vio un par de publicaciones suyas en Instagram y luego después de los primeros tres años en que lo vio viajar simplemente abandonó la cuenta.

Verlo en carne viva y hablar frente a él le provocan unas ganas de llorar. Quiere tanto tener a Luhan y platicar por largas horas, donde el rubio le moleste con sus ocurrencias, probablemente perdió el teléfono en alguno de sus viajes y simplemente no se tomó el tiempo de volver a buscar sus viejos contactos.

  — No mucho, Sehun lo bloqueó por una tontería. Ahora tengo que decirle que lo desbloquee. — Luhan responde asintiendo, toma su brazo tirando de él suavemente. — Vamos, regresemos con las chicas.

  — Yo creo que regresaré ya. Me siento algo mal, ya me está empezando a pesar. — sonríe tratando de escapar de la mirada calculadora que el rubio le da. — Nos vemos en la universidad.

  — Sí, descansa bebé. — Luhan se despide dándole un corto abrazo, besa su mejilla de forma juguetona y regresa hacia las salas en las que estaban.

Asiente para sí mismo caminando con prisa por los escalones angosto del sitio, empuja la puerta de vidrio del local y sale a la calle siendo golpeado por el aire fresco de la noche. Mira a su alrededor algo asustando notando detalles que en la actualidad no hay, como aquel restaurante de comida alemana que después de cuatro años quebró.

  — Dije que quería volver a la universidad pero no era tan enserio. — responde para sí mismo, se gira detrás de sí viendo su reflejo en un ventanal. Lleva una de sus manos acunando su rostro, ya no tiene las pequeñas arrugas junto a sus ojos. — No sé si deba comenzar a asustarme...

Hay gente aún, jóvenes divirtiéndose y bebiendo, olor a comida, risas y conversaciones amenas. Comienza a asustarse por lo que empieza a correr calle abajo, la casa no estaba tan lejos del sitio pero sí era un tanto tardado caminando.

Su respiración se dificulta, pero sigue corriendo ignorando las miradas extrañadas que la gente le da mientras corre, probablemente piensen que ha robado algo o lo persiguen pero no le importa, si puede comprobar que aquello es real entonces estará en verdad jodido.

Algunos perros callejeros le ladran, salta cuatro escalones abajo en un parque y esquiva el balón que un par de niños arrojan con malas intenciones hacia él por la cancha. Sus converse podría romperse a ese paso, su garganta se siente que quema mientras respira por la boca y frena en seco ante la entrada de su casa.

Todo sigue igual.

Sube rápido los escalones de la entrada y mueve la perilla con algo de desespero notando que tiene seguro, palmea sus bolsillos temblorosamente y toma las llaves que con dificultad logra insertar en la puerta.

La abre de una forma un tanto escandalosa, su hermana está sentada en el sofá mirando un kdrama y perdiendo el tiempo, no rodeada de papeleos y demandas. Ambos parpadean mirándose como si fueran la cosa más rara del mundo.

  — ¿Estás borracho? ¿Por qué entras así? — cuestiona ella con desagrado.

  — Yo... Es que estaba en la oficina... Y luego bar. — balbucea entre jadeos.

  — ¿De qué oficina hablas? Ugh, debes dejar de ir a beber tanto. — responde la chica con falsa molestia.

  — ¿Qué es ese escándalo niños? Su madre ya está dormida. — su padre baja los escalones inspeccionándolos. — Pensé que regresarías más tarde.

Min Seok no espera nada para tirarse en brazos de su padre y abrazarlo con fuerza sintiendo las lágrimas empañar su vista, sollozando en silencio contra su hombro. El señor Kim no sabe cómo responder mirando confundido a su hija quien también luce entre confundida y horrorizada.

  — ¿Estás bien? — el mayor pregunta acariciando los cabellos de su hijo.

  — Es... Es que te extraño mucho. — solloza restregando su rostro contra el pecho de su padre. — Te extraño mucho, me haces tanta falta.

Su voz se corta en aquello último dejando que las lágrimas empapen su rostro.

  — ¿Pero nos vemos todos los días? — pregunta este, suelta un suspiro mientras carga a Min Seok en modo nupcial. — Dios, lidiando con un borracho como cuando eras niño y llorabas porque no te querías meter a la casa de la calle.

  — Yo digo que dejes de tomar, te estás quedando sin neuronas. — se burla su hermana.

No la escucha claro ya que está siendo cargado por su padre escaleras arriba hacia su habitación, perfectamente se siente como un niño de nuevo, se siente orgulloso de su padre y el como aún hasta sus últimos días siempre lució tan fuerte y fresco, irradiando felicidad.

  — Ya estás borracho, será mejor que te cambies y laves tu rostro antes de dormir. — responde el mayor sentándolo en la cama, Min Seok asiente con los párpados pesados. — Mañana te prepararé algo para la resaca. Que descanses Min Seok.

  — Te amo papá. — murmura.

El mayor se ríe suavemente y asiente, revuelve sus cabellos y sale de la habitación cerrando la puerta detrás de sí.

Min Seok toma una respiración y saca su teléfono mirando la hora y la foto de celular que es una fotografía de Tan bebé. Camina hasta la salida de la habitación y mira el pasillo silencioso.

La puerta de la habitación de sus padres está cerrada como siempre, la de su hermana abierta dejando ver el escritorio con su computadora marca Apple, decoraciones minimalistas y su propia consola Nintendo en la cama de ella.

  — Pasado y presente siempre me quitas las cosas sin preguntar. — bufa para sí mismo atravesando el pasillo. Camina hacia la cama tomando la consola entre sus manos. — Esta cosa se va a descomponer en tres años más.

  — Bueno, se descompone como sigas dejándola caer al piso. — escucha la voz de la mayor y se gira en su lugar mirándola sorprendido. La chica se recarga contra el marco de la puerta con seriedad. — ¿Por qué lloraste? Normalmente no eres un borracho que llora.

  — Tuve un sueño muy raro, me quedé dormido en la mesa del karaoke. — sonríe para sí mismo mirando con nostalgia la consola. — Solo creo que tengo miedo de lo que pasará cuando me gradúe.

  — Bueno, es normal tener miedo. ¿Qué más puedes hacer? En cuanto te gradúes vas a tener que buscar trabajo, eso ya es la vida de adulto. — la chica hace una mueca ante la seriedad que muestra Min Seok. Camina hacia él y revuelve sus cabellos. — Disfruta el ahora y diviértete, en el futuro disfrutarás del dinero, te divertirás y vendrán cosas buenas. Ya verás, es difícil ser adulto pero tampoco es malo.

  — Eso quisiera... — susurra para sí mismo, alza la vista sonriéndole. — Me llevo esto, deja de quitarme mis cosas sin preguntarme.

  — Solo lárgate. — responde ella caminando hacia su armario.

  — Ash, llena de demandas o sin ellas sigues siendo molesta. — responde cerrando la puerta detrás de sí.

Mira la consola en sus manos y la arroja a su cama, entrecierra los párpados al ver que por poco caía al suelo. Camina hacia el baño y cierra la puerta con cuidado, se recarga en ella tomando una fuerte respiración sintiendo el aroma a sándalo.

  — Estoy de nuevo en casa. — responde sonriendo vagamente. — Entonces, ¿aún no somos nada Jong Dae y yo?

Saca su teléfono y busca los chat de conversaciones, está el chat del grupo, algunos individuales y encuentra el de Jong Dae. Lo último que fue mandado era un feo meme de gatos, un video de un gato rascando una caja.

Algo indeciso se toma una foto, la mira unos minutos en silencio pero niega terminando por guardarla para sí mismo. Solo presiona sobre la foto de perfil del chat de Jong Dae, lo observa en silencio sintiendo la nostalgia apoderarse de él.

  — Tanto drama que pasamos para que no pasemos de los dos años. — siente las lágrimas volver a empañar su vista mientras aprieta el teléfono entre sus manos. — Odio todo esto.

Después de calmarse solo lava su rostro y en su habitación se coloca ropa cómoda, conecta el teléfono para cargarlo y se mete entre la cobija observando el techo blanco sobre él.

  — Chang Min es un maravilloso hombre, pero creo que en este momento tengo a mi alma gemela. Aunque sea unos pocos años más antes de eso. — responde.

Se acomoda mejor y abraza la almohada contra su pecho dejándose acurrucar por el sueño.

Cuando despierta siente una fuerte luz, como odia los malditos focos de luz fría de la oficina. Se remueve en la cama que está extrañamente dura, se detiene a pensar un poco y se sienta de golpe sintiendo un tirón.

Mira su muñeca que tiene una jeringa atada, a su alrededor logra reconocer la enfermería de la corporación y está sobre una de las dos camillas. En la otra camilla ve a Jae Ho dormido ocupando el lugar que alguien en verdad podría necesitarlo.

  — Esto es una maldita broma. — jadea incrédulo al darse cuenta que de nuevo en el presente. — ¿Qué acaba de pasar?

  — Que bueno que despiertas, estaba preocupándome. — Jae Ho se remueve en la camilla estirándose cuando se pone de pie.

  — Muy preocupado mientras duermes, sí. — responde Min Seok irónicamente torciendo la mirada. — ¿Por qué estoy aquí?

  — Bueno, pasaron dos horas y no regresabas. Aunque te marcaba tampoco contestabas, el intendente te encontró según dormido en el inodoro, pero en realidad te desmayaste. — responde Jae Ho con algo de pena. —Dijeron que era agotamiento y te pusieron una intravenosa con suero. ¿Por qué no tomas un descanso si te estás sobre esforzando?

  — Realmente no me siento agotado... — responde confundido mirando su muñeca.

  — No digas eso, deberías hacer un escrito y pedir unos días de descanso. En verdad creo que estos días hemos tenido mucha carga. — Jae Ho hace un vago puchero ante la mirada fastidiada de Min Seok. — Solo tomas café en el almuerzo, ¿estás comiendo bien?

  — No me gusta comer temprano, estoy bien. No me pasa nada, quien debería descansar eres tú. — señala Min Seok mirando de reojo a la enfermera que ingresa a la sala. — Vas a tener más responsabilidades.

  — Si tienes más o menos responsabilidades no deben ser impedimento para descansar y cuidar tu salud. — murmura Jae Ho con una mueca dando un paso hacia atrás permitiéndole el paso a la enfermera.

  — Veo que despertaste, ¿cómo te sientes? Te haré un rápido examen antes de darte algunas indicaciones. — responde la mujer tranquilamente.

  — Me siento bien. — responde entre dientes sintiendo la mirada de Jae Ho sobre él.

Claro que se siente bien pero si va y dice que viajó en el tiempo hacia sus días de universidad lo verán de loco. ¿Qué podría ser peor que eso?

***

  — ¿Cómo se supone que estas cosas funcionan? — murmura para sí mismo con molestia, arrojó la camisa fuera de la maleta y resopló frustrado. — Revisé miles de foros y ni aún así logro encontrar una respuesta.

Se remueve y termina recargándose contra el costado de la cama, observa unos minutos en silencio las puertas abiertas del armario y todo lo que tenía en él esparcidos por el suelo, cajas, papeles viejos, ropa que ya no usa, pero no logra encontrar nada que le pueda dar un indicio de que algo raro pase.

Había leído en algunos foros que podría ser por objetos que tuviera que lo apegaran a los sucesos, otros decían que podría ser alguna especie de trabajo, ¿Jong Dae le habría hecho un amarre luego de tantos años? Imposible, de los dos él es el más probable a hacerlo no Jong Dae.

  — Meaw. — Tan maulla mientras rasca algo en la esquina de otro armario.

  — Deja de rascar mi ropa, que ya no me quede no significa que la voy a tirar. — refunfuña arrastrándose hacia el felino, jadea cargando al gato quien se queja. — Dios, pesas demasiado.

Toma las prendas esparcidas, pero se detiene a mirar la mochila en la esquina, frunce el ceño para tomarla aunque se encuentra vacía. Aún así la abre inspeccionando cada cierre hasta que un papel pequeño cae al suelo.

  — Mi mochila de la universidad, pensé que la había tirado. — murmura sorprendido tomando el papel del suelo, nota como este se pintó de amarillo, las letras se ven borrosas y se siente algo húmedo. — ¿La fractura llevará a un mejor futuro?

Lee el papel confundido, luego solo ahoga un grito. Se pone de pie leyendo de nuevo el papel y suelta un grito al aire con emoción como si se hubiera sacado la lotería o algo, guarda el papel en la funda de su teléfono con euforia que casi podría llorar.

En realidad, estuvo a punto de llorar pero el timbre del departamento sonó, Tan corrió fuera de la habitación en dirección a la entrada para recibir al invitado inesperado.

  — Dios, ya no recordaba ese papel viejo. — responde con una amplia sonrisa de emoción.

No es alguien que guarde cosas de sus ex parejas, pero se siente tan agradecido de encontrar ese papel, es la prueba y recuerdo de la primera cita con la que inició un nuevo comienzo de felicidad en su vida.

¿Y si esa es la conexión? — murmura abriendo la puerta, parpadea asustado cuando un ramo de rosas es casi empujado con prisa hacia él. — Oh dios, no me asustes así.

  — Lo siento, solo estoy algo emocionado de verte. Desde la semana pasada que no nos vemos y ya te extrañaba. — Chang Min responde revolviendo su propio cabello nerviosamente. — ¿Puedo pasar?

  — Oh sí, disculpa el desorden. — responde tímidamente dando un paso hacia atrás permitiéndole ingresar.

  — Wow, ¿qué es todo esto? ¿Remodelando? — Chang Min pregunta señalando las cajas esparcidas y libros en el suelo fuera de sus estanterías.

  — Algo así, estaba limpiando unas cosas. — juega con el ramo de rosas entre sus manos. — Las iré a dejar a mi habitación, ponte cómodo.

  — Sí, gracias Minnie. — Chang Min responde acomodándose en el sofá.

Tan brinca sobre su regazo comenzando a ronronear, Chang Min se divierte dándole mimos al felino provocando que este caiga al suelo logrando asustarse. Se ríe por aquello y junta algunas cosas y papeles que están en el suelo para evitar que los pise, se detiene mirando una polaroid larga con un par de fotografías.

Su ceño se frunce tratando de identificar a la otra persona que está con Min Seok, le es conocido de alguna parte.

  — ¿Quién es él? — Chang Min alza la fotografía entre sus manos, Min Seok quien regresaba mira con miedo la fotografía haciendo reaccionar al contrario. — ¡No es para que te asustes! Solo que me suena de alguna parte, ¿habrá sido un conocido en común?

  — Conocido en común directo no creo pero sí es conocido. — Min Seok responde tomando entre sus dedos, algo dentro de él se remueve. ¿Jong Dae seguirá teniendo la copia? — No recordaba esto porque solo lo guardé en un libro.

  — Imagino que es un ex tuyo. — responde Chang Min dudoso.

  — Claro, creo que pensando en grande pudo ser algo más allá de novio, creo que es mi alma gemela. Sabes, siempre conoces a esta persona especial que te hace decir es él. — sonríe tembloroso a la fotografía. — Solo que no siempre permaneces con ella.

  — Debió significar mucho... — responde viendo como los ojos de Min Seok comienzan a empañarse. Se levanta rápido para envolverlo en sus brazos. — Lo siento.

  — Yo debería disculparme, no debería estar hablando y comportándome así contigo. Soy un pésimo novio, te he descuidado. — murmura entre hipidos, recarga su frente contra su hombro tomando un par de respiraciones. — Perdón por no ofrecerte lo mismo que a él.

  — No estoy enojado Minnie, ¿estoy llorando o sufriendo? — pregunta Chang Min divertido, Min Seok niega con una sonrisa. — Te entiendo, también me he enamorado de mi alma gemela pero no siempre resulta como uno desea.

  — Dios, ahora debo estar hinchado. Solo espérame, voy a lavarme la cara y nos haré algo para comer. — Min Seok deja la fotografía sobre un libro y corre rápido al final del pasillo.

  — Te tengo conmigo pero él ya tiene tu corazón, mi alma gemela encontró a la suya antes. — murmura para sí mismo mirando la polaroid donde Min Seok besa a otro chico en la pequeña cabina. — ¿Qué quieres cenar? Yo prepararé esta vez.

  — No te levantes, ya lo dije, te he descuidado y debo compensarlo. — Min Seok regresa por el pasillo mostrando su preciosa sonrisa gomosa. — Te sorprenderé.

  — Bueno, en lo que el chef trabaja yo te ayudaré a limpiar este sitio. ¡Y no quiero un no! — señala Chang Min en defensa causando la risa de Min Seok.

  — Está bien, si necesitas ayuda o algo solo pregúntame. — Min Seok responde entrando a la pequeña isla.

Chang Min toma un libro grueso que dice algo como historia de la contabilidad, abre la gruesa pasta y toma entre sus manos la polaroid volviendo a colocarla en su lugar junto a otra donde Min Seok aparece con otros cuatro chicos en una especie de karaoke.

Sonríe casi sintiendo la nostalgia de las fotografías contagiarlo.

  — Viviste una etapa feliz Minnie. — susurra cerrando la tapa, deja todo en donde pertenecía y deja el libro sobre otra pila de viejos libros amarillentos con el tiempo.

Voltea hacia la isla viendo el perfil de Min Seok que observa con seriedad unas verduras entre sus manos, aprieta sus labios en una línea fina. Puede sentir la emoción de Min Seok en esas fotografías, sabe que jamás volverá a ocupar el lugar que ese chico lo hizo en el corazón de Min Seok pero espera lograr ofrecerle felicidad.

La imagen de esa polaroid parece serlo todo, duda conseguirlo todo pero quiere intentarlo.


My dear, Kim Jong Dae. 




Ya regresamos. TT Estoy tan contenta de retomar cabos sueltos y continuar esto, el presente no es tan bonito como se ve y aún falta el ver a más personajes. Datazo, Min Seok escribió My dear, Kim Jong Dae en la polaroid cuando llegó a su casa luego de su cita en la feria, referencias cofcof. Ay we, quiero llorar de la emoción.

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