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13. ho!

» Recomendación: HO! - Twice (por eso el título equisde)

— ¡Arriba! ¡Tremendos irresponsables!

Mina no sabía cómo, ni cuando, pero había llegado a salvo con su hermano cerca de las dos de la mañana al hotel, ambos en tan pésimas condiciones que no tuvieron la intención de dormir en sus respectivas camas, habían preferido la incomodidad del suelo a el suave colchón que los esperaba a unos metros de distancia desde la entrada principal. La pelirroja saltó cuando una gran cantidad de fría agua cayó sobre su cabeza, fue difícil mantener el equilibrio y no vomitar sobre los descalzos pies de su furiosa madre. Limpió sus pobre gafas de las gotas de agua y disfrutó en silencio cuando su madre no tuvo piedad en hacerle lo mismo a Kai.

— ¡Ma! Joder.

El mayor se fue levantando en completo silencio y compartió una sonrisa cómplice con su hermana mientras escuchaban los gritos de Sachiko recordándoles lo irresponsables que eran, y alguna que otra tontería sobre tener conejos en lugar de hijos; palabras que fuera de enojar a los jóvenes, les causaba cierta gracia.

— Ugh, necesito una pastilla. — Mina se llevó una mano a su cabeza, definitivamente esa resaca se llevaba el premio a la más asquerosa e indeseable que pudo haber tenido.

— Que sean dos, por favor.

— A bañarse y vestirse como personas decentes. ¡Ahora!

— ¡Agh! Madre, no grites... ¿por qué tanto problema?

— Seguro tu hermano no te lo dijo, o ni siquiera lo recordó. Pero hoy, tendremos un importante desayuno con su prometida y sus padres.

— ¿Era hoy? — Kai había escapado de recibir un golpe certero en su brazo por parte de la mayor, caminó hasta la mini nevera y sacó de esta dos botellas de agua fría, evitando ver a toda costa las latas de cerveza que ahí estaban, no probaría ni una sola gota de alcohol los próximos meses. Le lanzó la botella a su hermana y rió cuando esta casi aterriza sobre el rostro de la menor. — ¿No podemos posponerlo?

— Espero estés de broma, los quiero listos en una hora.

Mina se dejó caer sobre el sofá, cubriendo con su brazo los ojos por un par de segundos, no tenía la menor intención de pasar una aburrida mañana con una familia a la que ni siquiera conocía, pero su madre era hasta capaz de amarrarla a una correa para llevarla a la fuerza, y ahí sí perdería por completo su dignidad. — Báñate tú primero, eres el novio. — Escuchó maldecir a Kai mientras se iba directo al baño.

Buscó entre sus ropas su teléfono, lo había mantenido apagado desde el domingo cuando llegó para evitar cualquier tipo de interrogatorio por parte de su rubia amiga. La luz de la pantalla la hizo entrecerrar los ojos, aún se encontraban sensibles por la mala noche. No tardó en recibir todas las notificaciones perdidas los últimos tres días.

» 37 mensajes de 7 chats.

Y estaba segura que treinta de esos mensajes eran sólo de Jeongyeon.

Una sonora carcajada invadió el lugar apenas abrió ese chat.

@avestruz
¿me quieres ver la cara de estúpida?
Myoui.
responde la puta.
cuando te vea te voy a joder.

hablo en serio.

Se me descargó el teléfono. Jeje salu2.
No me botes de la habitación :'(

Bloqueó nuevamente su teléfono, a esa hora era poco probable obtener una respuesta, seguro su amiga estaría en alguna aburrida clase. Salió de ese chat y deslizó su dedo a través de la pantalla, no le importaban las otras conversaciones, eran de personas que la tenían sin el menor cuidado. Mordió su labio inferior al recordar que tenía a cierta castaña agendada, y aunque nunca habían iniciado una conversación mediante mensajes o alguna llamada, en ese momento era la persona con la que más deseaba hablar. Su corazón se aceleró cuando la vio en línea y rápidamente se salió del vacío chat y de la aplicación; cuando volviera sería la primera a la que buscaría.

Su madre no mentía, después de una hora exacta su padre apareció en coche hasta el lujoso hotel. Ambos jóvenes iban en silencio en la parte trasera, tratando de poner sus mejores rostros y no parecer zombies sacados de una película de baja calidad; aunque para Kai era un trabajo pesado, iba al encuentro de una prometida a la que había visto sólo un par de veces y sabía que lo único que tenían en común, era el ser hijos de hombres ambiciosos.

— ¡Bienvenidos! — Jung los recibió con una sonrisa y brazos extendidos en la entrada de su enorme mansión.

La pelirroja tuvo que aguantarse toda esa hora de tensión entre Kai y SeolHyun, la joven le había parecido un encanto de mujer, pero a pesar de sus intentos por crear alguna conversación con su hermano, a este le era difícil responder de una forma adecuada. Empezaba a extrañar esas mañanas donde compartía café con su mejor amiga mientras conversaban de cualquier tema, ese desayuno sí que valía la pena, no como el vivía en ese momento.

— Y dinos, Mina, ¿tú qué estudias? — Yonghwa rompió el silencio, llamando la atención de la japonesa que no había despegado su mirada de esa apetitosa salsa roja, cuánto daría por tener más patatas fritas.

— Al igual que Kai, administración de empresas. — Respondió Akira con orgullo antes de que Mina pudiese hacerlo. — La mejor de su generación, ¿no es así, hija?

— No diría que la mejor, pero...

— Oh, chica inteligente y humilde. — Cortó la señora Jung con una sonrisa que logró poner nerviosa a la menor de los Myoui. — Universidad Hayeang, ¿verdad?

— ¿La conoce? — Cuestionó la menor.

— Tenemos buenas referencias, yo diría que es una de las mejores. ¿Ya has pensado en lo que podrías hacer al graduarte?

Mina quiso responder pero, esta vez, su madre fue la que interrumpió, hablando por ella como si la conociera por completo, algo gracioso ya que esa mujer apenas y conocía el color favorito de su hija. Apoyó su mentón sobre su palma, virando los ojos cuando el tema de negocios surgió, le iba a costar una media hora más de puro aburrimiento. Por lo menos eso pensó hasta que su teléfono vibró dentro de su bolsillo, aprovechando la distracción de los adultos en la mesa revisó la notificación; Jeongyeon llegaba justo a tiempo.

@avestruz
jódete.

Jeong :(

@avestruz
que te jodas.

Tengo nuevas noticias. ¿No quieres saberlas?

@avestruz
¿dónde estás?

Trató de recordar la dirección del hotel y tras indicarle que se apareciera dentro de dos horas, dejó el teléfono a un lado para evitar que su madre se pusiera de histérica por usarlo en la mesa.

Después de una hora más, dejaron a Akira y Sachiko en esa enorme casa discutiendo y planeando sobre la futura boda, probablemente queriendo hacerla lo más costosa y llamativa. SeolHyun tenía clases a las que debía asistir y fue la mejor excusa para que los dos hermanos Myoui pudieran largarse de ahí sin recibir quejas por parte de sus progenitores.

— No es tan mala. — Mina se atrevió a hablar y el mayor asintió sin mucho ánimo; lo entendía, tampoco podía obligarlo a ver de una forma más cariños a la mayor de los Jung, pero al menos no se casaba con una mujer aburrida o engreída, SeolHyun parecía ser la novia perfecta, bonita, inteligente y humilde, al parecer el único que se negaba a verlo era Kai. — Deberías darle una oportunidad.

— Cásate tú con ella.

— Joder, no. — Ambos compartieron sonrisas y después de un corto viaje, llegaron a su destino.

La menor observó con insistencia la hora mientras su hermano movía su cuerpo a la par del joystick, como si con esa acción ayudara a su personaje avanzar más rápido en el videojuego antiguo que había escogido. — ¿Esperas a alguien? — Preguntó el mayor sin quitar la atención de la pantalla, habían permanecido en silencio por su máxima concentración y, ahora que estaba en una parte fácil del juego, se permitió hablarle a su hermana.

— Jeongyeon, ¿la recuerdas? — Mina apoyó su codo en el brazo del negro sofá observando con bajo interés el televisor. — Vendrá.

— Alta, pelinegra, bonita. Y con un sentido del humor que me cuesta entender.

— Ahora es rubia. — Aclaró con una sonrisa. — Hablando del Rey de Roma...— Se levantó de su asiento cuando golpearon tres veces la puerta, antes de girar el picaporte tomó una gran cantidad de aire, tratando de recordar todo lo que tenía por hablar con su mejor amiga y también planeando una vía de escape por si Jeongyeon estaba furiosa. — ¡Jeongie! — Saludó energética cuando por fin, después de tres días, volvía a verla. No lo admitiría pero la había extrañado.

— Perra cobarde. — Devolvió el saludo con una reverencia.

— ¡Hola! — El mayor se acercó reprimiendo sus risas, empujó a su hermana de la entrada y se hizo a un lado para darle espacio a la rubia. — Jeongyeon, ¿cierto? Nos conocimos hace mucho. Pasa, pasa.

— Kai, me alegro de verte.

— Supongo que tienen mucho por hablar, las dejaré solas. Oh, y, rubia, mamá no está, quita esa cara de trauma. — Bromeó al verla tan ansiosa inspeccionando cada rincón de la enorme suite.

Jeongyeon rió, el chico había dado justo en el clavo, no es que Sachiko le desagradara, pero le tenía más miedo a ella que a su propia abuela con un sartén en mano, y eso era decir mucho; digamos que la abuela Yoo no era tan dulce como todos creemos al imaginar a una ancianita de ochenta y tres años.

— ¿Estás enojada? — La pelirroja se adelantó hasta el área donde estaban los sofás y tendió su brazo para indicarle a la mayor que tomara asiento.

— No... Pero quiero entender las razones por las que ni te dignaste a responder.

Mina soltó un gran y cansado suspiro.

— Es una larga historia.

— Ya estoy aquí de toda formas. — Jeongyeon se encogió de hombros y le dedicó una pequeña sonrisa para brindarle más confianza.

Cada explicación era peor que la anterior, ¿estaban en el siglo pasado? Ella no podía creer que todavía existiesen personas que obligaban a sus hijos a casarse sólo por dinero; bien sabía sobre los padres ambiciosos y egocéntricos de su amiga pero nunca imaginó que estuvieran a ese nivel. Jeongyeon se cruzó de brazos, pensando en algún consejo, sin embargo, fuera de proponerle a Mina que ayude a Kai a escapar un día antes de su boda, no había nada.

— ... por eso no quiero dejarlo solo. Jeong, me quedaré aquí hasta el viernes en la mañana cuando regresen a Japón.

— Sobre eso. — La coreana recordó la verdadera razón por la que estaba ahí. La imagen ilusionada y alegre de Nayeon no podía salir de sus pensamientos, y aunque sabía que había una mínima posibilidad de que su mejor amiga estuviera experimentado lo mismo, necesitaba cuidar los sentimientos de la castaña, porque siendo sincera, ella era la que tenía más opción a salir lastimada. — Nayeon...

— ¿Le pasó algo? — Mina pudo volver a respirar tranquila cuando vio negar a Jeongyeon.

— Tú necesitas hablar con ella, por eso estoy aquí. Porque, Mina, no te miento al decir que parecía un cachorro regañado al no saber de ti.— La menor sonrió al escuchar aquello, no podía negar que constantemente se había preguntado si Nayeon pensaba en ella, porque claramente, Mina sí lo hacía.  — Y yo necesito saber lo que sientes tú, así podré ayudarte.

— ¿Puedes definir la palabra "gustar"?

— ¿De qué carajos hablas, Myoui? ¡No lo sé! Gustar es... ¡gustar! Joder, no hay más. — La japonesa golpeó el brazo de la mayor antes de negar seriamente - tratando de no reír por la pobre explicación de su amiga. -

— Eunha me gustó, todas las chicas con las que alguna vez he tenido algo íntimo me han gustado.— Mina se acomodó en su asiento para evitar ver a su amiga, mejor dicho, para no dejar en descubierto sus acaloradas mejillas; apoyó sus manos sobre sus muslos y se perdió en la pantalla donde minutos atrás su hermano había estado jugando. — Ahora mismo creo que estoy jodida. — Admitió. — Estos tres días he pensando mucho, y esa palabra no hace justicia a lo que siento, porque lo que Nayeon causa en mí va más allá de un simple gusto. Llámame loca, pero es algo más especial, como si estuviera hecho exclusivamente para ella. Pero tengo miedo, ¿sabes? Me da miedo ese sentimiento, ¿y si sólo es una etapa? Yo no creo que -

— Mina. — Interrumpió la rubia, sintiéndose emocionada a tal punto de querer lanzarse sobre su amiga y gritarle que Nayeon sentía exactamente lo mismo. — Mina deberías escucharte, nunca has hablado con tanta seguridad sobre algo. Cree en ti y cree en eso especial que sientes, que te valga poco lo que pueda pasar, si resulta bien o mal es lo de menos. Tú, mejor que nadie sabe que, quien no arriesga no gana y Myoui Mina nunca ha sido alguien que se acobarda. No me hagas decepcionarme.

— Maldita cursi, ¿qué haría sin ti?

— Estarías muerta en un zanja.

Nayeon caminaba por el pasillo con mucha más confianza y alegría - muy diferente a días pasados -, sin importarle esas miradas llenas de curiosidad por el repentino cambio de imagen; tampoco es que se hubiese hecho algo muy llamativo pero ella cargaba sobre sus hombros ese título de "chica popular", el cual le empezaba a parecer absurdo ya que no importaba lo que hiciera, siempre estaba en la mira de la mayoría de los estudiantes. Se cuestionaba el porqué le había estado dando tanta importancia a la opinión pública toda su vida y, ahora, de repente y sin que nadie se lo esperara - ni ella misma -, sólo le interesaba la opinión de cierta pelirroja, la que por cierto, ese día regresaría: según palabras de Jeongyeon. 

— Woah, unnie, te sienta bien. Hicimos un buen trabajo. — Nayeon sonrió en agradecimiento a Chaeyoung, quien ingresó primero al salón para asegurarse de que Mina estuviera allí.

La coreana fue arreglando su larga cabellera mientras esperaba, ya no podía presumir de ser lacia por completo, pero no se arrepentía. Esa mañana - y con ayuda de sus tres mejores amigas - hizo una pequeña modificación, ahora su castaña melena lucía ondas perfectas. Aunque le costó mucho decidir si se dejaba el fleco o no, terminó eligiendo la última opción.

Exhaló al ver a su amiga regresar y negar.

— Supongo que llegará para la segunda clase. — Susurró, arrastrando los pies hacia el interior del salón.

Ni a la segunda, tercera o última, Mina no se había aparecido y para ese momento la coreana estaba por perder su paciencia, ¿y si no llegaba? Ella estaría ahí, como una tonta esperándola, con un conjunto que había escogido con mucho cuidado esa mañana y con sus labios teñidos en un tono rojizo el cual le quedaba a la perfección; todo con la única finalidad de por primera vez escuchar un halago por parte de la japonesa. Bufó molesta cuando estuvo obligada a partir hacia la cafetería, con sus hombros caídos y sus brazos pesando el triple de lo normal. Chaeyoung iba a su lado, tratando de animarla pero poca atención le daba, su mente sólo estaba enfocada en la tarea de insultar a Myoui, esa tonta nerd que se había atrevido a dejarla plantada ... Okay, tampoco es que tuvieran algo ya planeado, pero así se sentía ella, como una novia plantada en el altar.

Tal vez exageraba.

Bajó la mirada hasta su plato con comida, no supo cuántos segundos - o minutos - estuvo perdida en la carne que no le apetecía en lo absoluto, pero el suave y bien disimulado toque de Chaeyoung en su muslo izquierdo bajo la mesa la hicieron levantar su cabeza. Ahí entraba ella; con sus gafas bien puestas, una camisa a cuadros negros con blanco, jeans ajustados y unas Converse, un atuendo tan ajeno y opuesto al que Nayeon llevaba, sin mencionar su tranquilo rostro, inspeccionando cada rincón de la cafetería como si buscara algo. Apenas sus miradas se cruzaron, la castaña sintió su cuerpo entero tensarse y tuvo miedo a que su corazón saliera de su pecho para ir directamente a las manos de la pelirroja.

Se acercaba.

¡Se estaba acercando!

Y esa diminuta sonrisa que pasaba desapercibida para todos - menos para Nayeon - le estaba robando el aliento.

— Al fin te encontré. — Chanyeol fue coronado automáticamente por ser el menos oportuno, quiso deshacerse del agarre que el chico mantenía alrededor de sus hombros, pero este se lo negó. Volvió a ver a Mina a lo lejos, se había detenido y sólo observaba la escena con una expresión difícil de traducir. — ¿Puedo robarla cinco minutos? — Se dirigió a Chaeyoung.

— Pues... la verdad...

— Cinco minutos y nada más. — Sonrió el chico, parándose y casi obligando a la castaña a también hacerlo.

— Chanyeol. — Llamó la chica. — Tendrás que esperar, tengo algo...

— ¡Atención! — Nayeon se exaltó al escucharlo gritar, llamando la atención de toda la cafetería, automáticamente todos se callaron al ver que se trataba de Im Nayeon acompañada del chico alfa. — Hoy es un día especial...

La coreana quería morir en ese instante, no escuchó en lo absoluto todas las palabras que el joven le estaba dedicando en público, su único objetivo era Mina y luego Jeongyeon que se paró tras la japonesa, ambas atentas a lo que Chanyeol decía.  El contacto visual con la pelirroja se había perdido y aunque intentara llamar su atención nuevamente (viéndola fijamente) esta no apartaba la mirada del varón que seguía abrazándola y hablando como si de eso dependiera su vida.

Todos se emocionaron y escupieron un "Aww" cuando Park por fin hizo esa pregunta, pregunta que dejó a Nayeon todavía más ausente de lo que ya estaba.

— ... Nayeon... ¿quieres ser mi novia?

La castaña vio a Mina deshacerse del agarre de Jeongyeon e irse, probablemente con ganas de estampar el rostro de Chanyeol contra el suelo. Su mirada viajó por todo el lugar, desde Jeongyeon a quien leyó un "lo siento" en sus labios, hasta Chaeyoung que abría sus ojos lo suficiente como para indicarle que debía dar una respuesta y para su bien tenia que ser negativa, por último, el varón que no borraba su sonrisa, tal vez muy seguro a que Nayeon aceptaría.

Azotó la puerta de su habitación y apenas ingresó empezó a caminar en círculos. Pensaba en lo que pasaría si Nayeon aceptaba a tal tontería, significaría que la única en sentir algo especial había sido ella y eso, precisamente eso era lo que no podía soportar, porque tan sólo considerarlo su pecho ardía y un nudo se formaba en su garganta. Se detuvo de repente llevando sus manos a la cintura e intentando controlar su acelerada respiración, ¿y si decía que no? Obviamente se alegraría, sí, se alegraría, no podía mentirse a sí misma, porque minutos atrás se había tenido que aguantar las tremendas ganas de interrumpir la cursi y diabética escena para llevarse a Nayeon consigo.

¿Desde cuándo era tan egoísta?

Oh, sí, desde siempre. 

Debía calmarse y recordar que Nayeon no era un objeto, ni mucho menos un juguete al que podía reclamar de la noche a la mañana. No había nada entre ellas más que confusión y tampoco debía comportarse como si la coreana la hubiese engañado.

« Vamos, Mina, relájate y no exageres. Aún no sabes su respuesta. »

Sin embargo...

Era imposible no frustrarse ante la situación.

Ni si quiera había sido capaz de decirle a Nayeon que se veía preciosa con ese cambio. Hasta podía escuchar la voz de Jeongyeon diciéndole que era una idiota por irse así sin esperar lo que diría, bravo, ya enloquecía por algo como eso.

— Idiota.

Un momento... Esa no era Jeongyeon y sonaba muy real.

La pelirroja se giró lentamente, con su corazón latiendo a mil cuando reconoció esa voz. Al momento en el que su mirada dio con las molestas facciones de Nayeon, sonrió. Nerviosa y feliz, esas eran palabras correctas para definirla.

— Y... ¿y cómo te va, huh?

Mentiría si decía que no tuvo - por primera vez - miedo a esa expresión enojada. Esa mirada la acusaba de algo, de irse sin avisar, de no explicarle la razón de su ausencia, de dejarla ese domingo sola, lo que sea, pero la hacía sentirse culpable.

Quiso hablar para defenderse, sin embargo, no pudo.

Podía sonar muy cliché, podía jurar que la escena la había visto millones de veces en esas películas románticas que su hermano tanto odiaba, podían ser tantas cosas repetidas y vistas a lo largo de la historia, pero para ella era especial y único, para Mina era algo que no podía volver a vivir en toda su vida ni mucho menos tratar de imitarlo con otra persona, porque lo que hacía especial todo era Nayeon, Nayeon y su gran valentía al tomarla de las mejillas y juntar sus labios por primera vez en un lento y necesitado beso.

Era Nayeon la que le daba fuerza y estabilidad suficiente para que sus piernas no temblaran y cedieran. Quien le brindó confianza para que sus brazos rodearan esa pequeña cintura y acercarla a su cuerpo en un intento desesperado por sentirla más.

Era Nayeon y ese atrevimiento por morder su labio inferior cada vez que el oxígeno faltaba y se separaban apenas un poco.

Era Nayeon y nadie más, que la hacía desear congelar el tiempo para que ese momento nunca acabara.


Perdonen si hay algún error. Un hechicero lo hizo

Usé el nombre de SeolHyun porque no se me ocurría otro. :) No es la misma de AOA pero supongo que ya la tomaron como referencia. :v

Nayeon el día de hoy.

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