10. hug me
El día esperado por todo el alumnado llegó, unos más emocionados que otros por asistir a una de las tantas fiestas que se organizaba, con la esperanza de entablar una amistad con los más reconocidos y populares en Hayeang. Y después, estaban Mina y Jeongyeon quienes no habían pestañeado por un largo rato, ambas buscaban una excusa que les sirviera para librarse de esa noche.
- Siempre puedes romperme un brazo, ¿sabes?
- Y tú la pierna.
- Podemos decir que nos caímos.
Ambas rieron por sus ideas sin sentido, Mina había permanecido todo el día en su cama esperando enfermarse para impedirle salir de esas cuatro paredes. Ni se había levantado para echar un vistazo al clóset y planear lo que se pondría, había respondido un par mensajes de Arin sin muchas ganas y rechazado la llamada de Jackson, seguro le daría instrucciones para tener una agradable velada o cualquier otra tontería.
- Al menos veré a Momo. - La rubia se encogió de hombros obteniendo la mirada de su amiga. - ¿Qué? Me agrada.
- ¿Sólo te agrada? -Esperó la respuesta pero su teléfono interrumpió nuevamente. -Joder, ¿no se cansan?
Jeongyeon observó a su amiga aceptar la videollamada y pronto las voces de cuatro chicas inundó por entero la habitación, no fue difícil adivinar de quienes se trataban. Era la segunda vez en el día.
-¡Jeongie! -La rubia se tensó escuchándola llamar así, caminó dudosa hasta su poco energética amiga y se posó frente a la cámara. -¿Te gusta este vestido?-Jeongyeon asintió, era el cuarto que veía y todos le empezaban a parecer iguales.
-Nerd, no me decido. -Nayeon alzó sus dos opciones. -¿Cuál es el indicado?
La pelirroja arrugó su entrecejo. -¿Quieres impresionar a Chanyeol? ¡Ve sin vestido! A mí me importa una...
-No, tonta. -La rubia sonrió evitando que Mina finalizara la llamada sólo para escuchar las grandes tonterías que las cuatro chicas solían decir cuando se juntaban, sobre todo Nayeon quien ponía al límite a la pelirroja. -Una reina debe ir siempre bien vestida. -Explicó tratando de no reírse por la reacción de la japonesa menor.
-Unnies. ¡Elijan rápido! -Chaeyoung le quitó el teléfono a Nayeon y caminó a través de la habitación para luego dirigir la cámara hasta la gran cama de Jihyo, una montaña de ropa estaba sobre esta. Mina y Jeongyeon se miraron mutuamente, ni ellas tenían tanto en su clóset.
-Ah, to-todos están lindos. ¿No, Mina?
-¿No son lo mismo?
-¡Elegiremos nosotras! Las volveremos a llamar. Oh, y si no responden se las verán luego con todas. -Jihyo ahora interrumpió y antes de colgar guiñó su ojo.
-¿Cuándo nos volvimos tan cercanas? -La mayor se dejó caer sobre su colchón estirando sus brazos para atrapar la almohada y acomodarla bajo su cabeza.
-Cuando nos ataron y maquillaron como payasos, somos muy íntimas, ¿huh?
La mayor sonrió y se levantó de golpe, Mina la miró confundida cuando empezó a caminar como si de una modelo se tratara, con una mano en su cintura y pasos a cámara lenta, moviendo de forma exagerada sus caderas.
-Oh, ¿y qué me dice de este vestido, madame? -Hizo su voz más aguda mientras tomaba su toalla y la envolvía en su cuerpo.
Mina no pudo evitar sonreír y levantarse de igual forma, adoptando una pose rara digna de todo un crítico de moda.
-Mi amor, si no lo tomas tú, lo tomo yo. -Exageró el movimiento de manos y su voz fue totalmente chillona. Ambas empezaron a reír sintiéndose absurdas, pensando que si alguna de las chicas zeta las escuchaban se ganarían un pase directo al infierno por tratar de imitarlas.
-
Se miró al espejo por última vez, la música proveniente de la casa Alfa llegaba hasta su habitación. Aunque no se sentía emocionada por completo, trató de verse lo mejor posible. ¿Se divertiría? Miró el reflejo de su teléfono que reposaba sobre su cama, habían atormentado a Mina y Jeongyeon toda la tarde con la excusa de querer sus opiniones, pero la verdadera razón eran las divertidas escenas que armaban las dos chicas cada vez que las molestaban.
; Flashback
- ¡Son el mismo color, joder! - Jeongyeon alzó las manos y Mina asintió, la videollamada llevaba diez minutos y sólo se habían dedicado a discutir el color de algunas prendas.
-¡Que no! - Jihyo se acercó tanto a la cámara que dejó a la vista sus fosas nasales antes de enfocar a sus amigas.
- ¡Este es rojo grosella! - Señaló Chaeyoung.
-¡Y este es rojo...
-¡Suficiente! - Jeongyeon y Mina gritaron a tiempo o se tendrían que aguantar una nueva charla sobre los diferentes tonos de colores. - ¡Rojo mi trasero!
; Flashback end.
Su mirada volvió a la pequeña caja que había dejado la noche pasada junto a su maquillaje. Sus labios se curvaron, dando paso a una sonrisa sincera, cuando encajó su dedo anular en el precioso anillo. Había algo en él que lo hacía más hermoso que cualquier otro, algo que no descubría. Nayeon creció siendo la mayor consentida, princesa de papá y orgullo de mamá, a lo largo de su vida había recibido millones de regalos caros, y claro, eso incluían joyas de todo tipo. Pero ninguna se comparaba con la que llevaba en ese momento, adornando de una forma única su mano.
Debía agradecerle a Mina por ese obsequio, bueno, obsequio casi obligado. La pobre pelirroja había cargado la cuenta de todo.
Un nuevo recuerdo de ella queriendo besar a la japonesa hizo desaparecer su sonrisa. ¿En qué pensaba? No es que quisiera hacerlo, no, por supuesto que no, ¿cómo podría sentirse atraída por una altanera, arrogante y despistada chica? Con esos ojitos brillantes y sonrisa... ¡Basta!
« Idiota. »
Sus pensamientos se resumieron a esa japonesa... hasta que llamaron a la puerta rompiendo por completo la fantasía de ella teniendo algo con Mina.
Nayeon abrió encontrándose con un alegre Chanyeol, la castaña se sorprendió por la puntualidad del chico sin saber que había llegado diez minutos antes y observaba la puerta mientras esperaba a que dieran las 8:00 en punto para así tocar.
-Nayeon, te ves hermosa.
Una tos muy fingida provino del interior de la casa, Park observó sobre la cabeza de Nayeon (que no fue difícil) y dio con tres pares de ojos observándolo lo suficiente como para intimidarlo.
-Es decir, todas ustedes, Jihyo, Chae, Momo, ustedes van a deslumbrar a todos y...
-Qué lindo, logramos asustarlo. -La menor y la líder chocaron palmas.
-Muy bien, galán, regla número uno. -Jihyo se acercó levantando su dedo índice para llevar la cuenta. - Manos donde yo pueda verlas. Regla número dos... -Aumentó el dedo del medio. -Trátala como una princesa, y, finalmente, regla número tres, no te dejes intimidar por una salvaje pelirroja.
-¿Salvaje? -El chico estaba desorientado, pero no quería dar una mala impresión a las mejores amigas de su gran amor y asintió dando una señal de aprobación con su pulgar.
-¿Pelirroja? -Nayeon observó la sonrisa de sus tres amigas, ¿Mina se enojaría? Por supuesto que no, no habría razón. Sin embargo Jihyo no quitaba esa mirada traviesa que lograba inquietarla. -No le hagas caso, ¿nos vamos?
-Sí, sí, pero ¿ustedes irán sin pareja?
-La conseguiremos cuando estemos allí. -Chanyeol asintió pensando y numerando en su cabeza todos los chicos que estaban dispuestos a dejar a sus citas para acompañar a esas tres. Ofreció su brazo, como todo un caballero, y sonrió al momento de sentir las manos de Nayeon rodearlo.
Había pasado más de una hora y Nayeon empezaba a cansarse de ver a cada instante la entrada, no es que Chanyeol fuera aburrido, por el contrario, el chico le había robado varias sonrisas, estaba siendo muy respetuoso mientras bailaban brindándole a la castaña su espacio personal y podía enumerar muchos más de sus buenos modales. Cualquiera podía confundirlo con el chico de sus sueños, cualquiera menos la castaña quien frunció su entrecejo al ver al idiota de Mark ingresando a la fiesta, hasta él se aparecía y de Mina no había un solo indicio.
-¿Todo bien? -Chanyeol tuvo que elevar la voz por el exagerado volumen de la música, había notado inquieta a la castaña desde minutos atrás y el joven se preguntaba constantemente a quién buscaba su cita con tanta insistencia.
-¿Podemos sentarnos? Ya me cansé.
-¡Por supuesto! Vamos. -Entrelazó su mano con la ajena esperando no ser rechazado y la condujo hasta la mesa donde estaban las bebidas a disposición de todos. Se ganó una sonrisa, pasando por desapercibido que era una total farsa, Nayeon intentaba ser lo más amable que podía.
-
Tal vez, sólo tal vez se había demorado un poco en llegar por Arin ya que se había quedado dormida al lado de Jeongyeon mientras discutían cosas sin importancia. Pensó, por un momento, que la chica estaría furiosa por ese retraso, sin embargo cuando estuvo frente a la puerta del dormitorio de la menor, esta la recibió con suma vergüenza. Así que, después de verla partir en un taxi rumbo a la casa de sus padres por alguna emergencia a la que Mina no prestó atención, llamó a su rubia amiga para saber si ella ya se encontraba en la fiesta y explicarle que se había quedado sin pareja.
Jeongyeon llegó en menos de quince minutos burlándose por la mala suerte de Mina. -Y tanto alboroto por nada. Qué decepción.
La japonesa, aunque sabía que esa situación podía considerarse como un completo fracaso, una parte de ella se sintió aliviada por no cargar con la responsabilidad de hacer inolvidable la noche de una persona, porque eso exactamente había leído en uno de los mensajes de Arin, la menor estaba emocionada por su "cita" con la pelirroja y creyó que tendrían un magnífico momento.
Ambas caminaron en dirección de la tan conocida casa Alfa, muchas personas entraban y salían, estaban por dar las 10:00 de la noche, para ese entonces el alcohol había hecho efecto en casi todos, en algunos más que otros, la rubia se burló de un pobre chico que apenas y se podía mantener de pie, se tambaleaba y le resultaba cómico, eso hasta que se dio cuenta de que se trataba de Jackson.
- El tonto ya no puede con su vida. - Mina soltó un suspiro y antes de acercarse al rubio, Yugyeom la saludó de lejos indicándole que él se encargaría, la menor asintió aliviada de no cargar con el pesado cuerpo de su amigo.
- ¿En serio entraremos? - Cuestionó la mayor. - Hace unas horas planeábamos rompernos el brazo y la pierna.
Las palabras de Jeongyeon tenían sentido, y el querer vigilar de cerca a Chanyeol empezaba a sonarle una idea tonta y enfermiza, pero a veces Nayeon podía ser algo despistada y no darse cuenta que el chico se acercaba más de la cuenta. Sin contar que tampoco era una niña como para estar tras sus pasos. ¡Ah! Difícil decisión, en ese preciso momento no se entendía ni a ella misma.
- Acepta que sólo quieres asegurarte de que nada pase con Nayeon y el gigante.
La más alta pareció leerle los pensamientos. Sin embargo, Mina no estaba dispuesta a darle la razón, quiso dar media vuelta y regresar a la tranquilidad de su habitación esperando olvidarse de todo el asunto con la castaña, pero un rostro familiar la hizo detenerse, Mark se acercaba rodeado de los tontos del equipo de fútbol, con una sonrisa burlona.
- Myoui, que sorpresa. ¿Dónde está Nayeon? Es raro que no esté a tu lado defendiéndote.
- Vámonos. - La mayor interrumpió antes de que su amiga perdiera su poca paciencia y la jaló consigo lejos de ahí.
- ¡Saludaré de tu parte a Nayeon! - Gritó el ex capitán con claras dobles intenciones.
Lo vio ingresar a la casa, cuánto había deseado volver a tenerlo frente a ella para callar sus estúpidas palabras y ahora que tenía la oportunidad, Jeongyeon lo había salvado. Se deshizo del agarre de su amiga y caminó furiosa en dirección contraria escuchando las pisadas de la mayor tras ella.
No quería pisar esa fiesta, mejor dicho, no quería arruinar el buen ambiente por algún arrebato de ira que probablemente tendría si se dejaba llevar por las constantes provocaciones de Mark y terminar armando un alboroto.
Sólo esperaba que Park supiera defender al tonto conejo engreído de cualquier cosa.
-
Apenas ingresó se encontró con la mirada acusadora de Nayeon, trató de poner su mejor rostro, tratando de verse inocente y arrepentido por todo lo causado semanas atrás, pero fue ignorado olímpicamente por la castaña.
Observó a la pareja mientras bebía del vaso de plástico, Chanyeol sería un problema pero nada que no pudiera solucionarlo rápido. La líder zeta y las otras le preocupaban muy poco. Antes de media noche tendría a su merced a su deseada Im, ella pronto le suplicaría perdón por haberle arruinado su vida, oh, y no podía olvidarse de Myoui, pero ese era otro asunto y para otro día, mientras tanto se contentaba con hacer pedazos a la bonita zeta.
Le tomó cuarenta minutos exactos para tener su primera oportunidad, Nayeon se había alejado de todos buscando el baño con algún cartel que le indicara ser el de damas. Se hizo paso entre las personas, repasando una y otra vez todo lo que diría esperando convencer a la chica de su historia, tal vez no sería fácil, pero confiaba en sus habilidades para la actuación, y sino, tendría otros métodos.
- ¿Perdida, bonita? - Le sonrió apenas la tuvo cerca.- Hey.- Tomó de su muñeca cuando notó que Nayeon estaba dispuesta a ignorarlo.
- ¿Qué quieres, Mark?
- Hablar, sólo hablar.
- No tengo nada que hablar contigo.- Se soltó bruscamente y sobó su brazo por la fuerza que el más alto había ejercido.
- ¿En serio? - Alzó su ceja, estaba listo para jugar con las emociones de la pequeña castaña y lo disfrutaría por un momento hasta llegar al evento principal. -¿Tampoco te interesa saber cómo está tu amiga? ¿Mina no te importa?
Nayeon sintió cómo su presión iba disminuyendo al escucharlo hablar de ella.
- Te juro que si le hiciste algo...
- No le hice nada, hm, no por ahora. - Sonrió sínicamente mientras estiraba su brazo y acomodaba el cabello de Nayeon tras su oreja, esta lo evadió casi de inmediato.- Pero, una llamada mía y mañana podrás encontrarla en algún hospital de Seúl. Claro que tendrías que orar para que logre despertar. - Mintió, regocijándose por la reacción de la más baja. -Oh, Nayeon, no me mires así, se lo merecía.
La coreana sintió poco a poco cómo su corazón latía desenfrenado a tal punto que dolía, imaginarse a Mina postrada en una camilla la hizo perder por un momento el equilibrio. Trató de guardar la calma y dirigió su mirada a Chanyeol quien hacía reír a sus amigas, todos ajenos a lo que pasaba.
-¿Aceptas? -Mark sonrió al verla asentir. -Pero no aquí. Puedes verla por ti misma.
-
Mina giró en su cama por quinta vez mientras escuchaba la calmada respiración de su mejor amiga que dormía en la cama de al lado, muy en el fondo agradecía la fidelidad de Jeongyeon a su amistad, estuvo dispuesta a acompañarla hasta la habitación tratando de calmarla, incluso si eso significaba perderse la oportunidad de reunirse con Momo. Le debía mucho.
Sin embargo, aunque creyó desde un comienzo que sería buena idea evitar esa fiesta, había algo que la inquietaba.
«¡Saludaré de tu parte a Nayeon!»
Idiota, Mina se consideró una completa idiota por dejar sola a la castaña con la presencia de Mark. Tenía esa ligera incomodidad en su estómago muy parecida a cuando estás a punto de subirte a una montaña rusa, de salir al frente a exponer o dar un examen importante.
« Joder. »
Se levantó tratando de no hacer ruido.
-Buen intento. -Habló Jeongyeon sorprendiéndola mientras abría la puerta de su habitación.
-Estabas despierta.
-Espera por mí, buscaré mi abrigo. No te levantarías si no fuera importante.
Cuando por fin llegaron de nuevo a esa alborotada casa Mina no perdió el tiempo, buscó entre toda la multitud esa sonrisa de conejo, pero nada, no había nada. Su única esperanza era el gigante, el cual parecía estar igual o más perdido que ella. Cuando lo vio abriéndose paso entre los estudiantes que bailaban, bebían o fumaban en busca de algo o alguien, supo que Nayeon ya no estaba ahí.
-Jodido inútil. -Se le acercó hasta prohibirle el paso, el chico la miró confundido y con los ojos entrecerrados tratando de reconocerla. - ¿Dónde está Nayeon?
-La he perdido. La vengo buscando desde hace varios minutos. -También se veía asustado y culpable por perder a su cita, y eso sólo lograba molestar más a la pelirroja.
-Se supone que estarías con ella. -Empujó a Chanyeol sintiendo su ira salir a flote, pero no era el indicado para desahogarse, no, tenía que guardar la calma y pensar con la cabeza fría, tal vez exageraba con reaccionar así pero tampoco veía a Mark cerca.
Giró sobre sus talones viendo llegar a Jeongyeon acompañada de Momo. Ambas con rostros de llevar malas noticias.
-Lo siento, la encontré y tuve que contarle. Mina, Nayeon no está aquí. Y según Momo, tampoco responde a su teléfono.
La menor tragó saliva sintiéndose sofocada por los sentimientos de culpa y preocupación que la envolvían sin ninguna piedad. Dio un último vistazo a toda la fiesta y pilló a uno de los amigos de Mark observándola de reojo. No le importó empujar a algunas personas mientras se acercaba al muchacho, quien, al tenerla a sólo unos metros de distancia trató de salir de ahí.
Mina le susurró algo a Jeongyeon quien la vio completamente sorprendida, ¿su amiga estaba bien? La japonesa se estaba tragando su orgullo al pedirle que hablara con Chanyeol para explicarle todo lo que pasaba, estaba al tanto que la pelirroja siempre pensaba que ella sola era suficiente para solucionar cualquier problema por más grande o minúsculo que fuese, sin contar que varias veces la había escuchado maldecir a Park por el apego de este a Nayeon.
En ese preciso instante la rubia comprendió la importa de la castaña para su mejor amiga.
- No te demores, Jeong.
-
Nayeon ingresó apresurada, con su corazón a punto de explotar, preparándose mentalmente para ver a la japonesa golpeada, amordazada o alguna barbaridad parecida. Pero su expresión cayó al encontrar la habitación de Mark vacía. Fue girando lentamente, y al ver llegar con una sonrisa al ex capitán trató de no abalanzarse contra él, su cabeza daba vueltas, sintiéndose completamente engañada y aún con la inocente idea de que Mina seguía por ahí, necesitada de ayuda y herida.
-¿Oh? ¿Me equivoqué de lugar? -Habló con descaro cerrando la puertas tras él, disfrutando de esa confusión impregnada en el rostro de Nayeon.
La castaña mordió su labio inferior, fracasando en el intento por controlar su respiración.
La risa molesta del más alto y el verse engañada de esa forma tan estúpida ( dejándose llevar por su preocupación hacia la japonesa ) fue un golpe bajo, uno que dañaba su tan preciado ego.
-¿Dónde está?
El silencio que le brindó Mark por un prolongado tiempo la hizo avanzar y antes de abrir la puerta dispuesta a ir con alguien que la ayudara, el más alto se lo impidió.
-Todavía no hemos hablado. -En un abrir y cerrar de ojos quitó las prendas que reposaban sobre una silla y las botó al suelo, para luego ofrecerle el asiento a la castaña. Él era un caballero, ¿cómo no? -No me gusta que me hagan esperar, ¿sabes? -Aclaró al ver el ceño fruncido de la chica y con cero intenciones de tomar asiento. Tomó de los hombros a Nayeon y la empujó sin medir su fuerza.
La zeta se quejó de inmediato, su mente y corazón le gritaban que escapara de ahí, nada bueno podía salir estando a solas con él, estaba perdiendo el tiempo.
Él paseó por todo el reducido espacio de la habitación, con sus dos manos entrelazadas tras su espalda. - Tú hiciste que me sacaran del equipo. - Habló en voz baja, de tan sólo recordar el día en que caminó derrotado por los pasillos sus músculos se tensaron, había sido humillado por esa pequeña castaña que lo miraba con repudio. - Ahora quiero que hagas lo contrario.
Fue el turno de Nayeon en reír, cruzándose de brazos y alzando sus cejas. - Debes estar bromeando. No puedo hacer eso y si lo pudiera, adivina qué, no te concedería ese favor.
Mark detuvo su caminar, estaba preparado para esa respuesta, consideró una gran pérdida de tiempo su propuesta pero vamos, que le había dado a Nayeon la oportunidad de reivindicarse de sus acciones y salir de ahí sin consecuencias, lastimosamente, la coreana había escogido la peor opción, opción que él estaba dispuesto a cumplir con facilidad.
-¿No crees que fue mucho alboroto por ese fenómeno?
-No te atrevas, Mark, ella no es ningún fenómeno.
-¡Lo es! Me da un puto asco saber que estudio en el mismo lugar que ella. Y tú, deberías sentirte avergonzada por ser amiga de alguien como Myoui. Vamos, Nayeon, es una enferma que no...-La espalda del azabache chocó contra la pared después de haber sido empujado por Nayeon, debía aceptar que no esperaba tal fuerza por parte de la chica. Al verla intentar escapar por su pequeña distracción, alcanzó a tomarla del brazo y atraerla hasta su cuerpo, sus labios se curvaron.
El sonido de su palma estamparse contra la mejilla de Nayeon pareció hacer eco por toda la habitación. -¿Sabes? Me lo pones difícil. -El golpe había sido lo suficientemente fuerte como para dejarle un dolor extenderse por todo su brazo. -Pero divertido.
La mirada de la coreana se cristalizó, pero no podía permitirse llorar frente a él, no en ese momento. Jadeó al sentir los pesados brazos de Mark cargarla sin ningún tipo de esfuerzo hasta lanzarla sobre una de las dos camas que ahí se encontraban. Aunque trató de patear, morder o golpear, nada funcionó, el chico ganaba en fuerza y no podía evitar mofarse de esos vanos intentos de Nayeon por soltarse.
Estaba aterrada, sus manos sudaban y su cuerpo temblaba, imágenes de ella misma siendo sometida por Mark la perturbaban prohibiéndole pensar con claridad, pensar en una forma de huir.
El chico se inclinó hasta acomodarse sobre la castaña, sintiendo cómo su miembro iba endureciéndose, nunca, ni en sus mejores sueños imaginó tener tan indefensa a Im Nayeon. -Papá me dijo una vez que si no puedo obtener las cosas por las buenas, debo forzarlas.
-Está igual de enfermo que tú. -Masculló, sintiendo las lágrimas descender cuando Mark rozó su entrepierna en ella. Volvió a intentar soltarse pero sus manos estaban fuertemente sostenidas.
El más alto escuchó los sollozos de la chica cuando su lengua dejó un camino de saliva por todo ese apetitoso y blanquecino cuello. Jodido placer que le causaban esos gritos de auxilio y esa mirada aterrada, exactamente eso quería, tener a la más poderosa y aclamada chica de Hayeang rogando por piedad. Piedad que no tuvo al arrebatarle algo importante para él.
Su mano se deslizó bajo el vestido que llevaba la chica, masajeando los muslos de esta, sintiéndola temblar y moverse lo poco que podía para evitar su tacto.
No, no era suficiente, y sus ajustados jeans le exigían liberarse por fin.
-No quería llegar a esto, Nayeon.
-
Una...
Dos...
Tres...
Fueron necesarias tres rápidas patadas para que la madera se partiera en dos.
El corazón de Mina se estrujó, sintiendo como perdía el aire lentamente al ver tal escena. Su cuerpo entero se tensó sintiendo sus hombros pesar toneladas, su mirada conectó con la de Mark el cuál la observó con cierto reproche, había sido interrumpido justo antes de hacer suya a la coreana bajo su cuerpo. Milésimas de segundo que tumbaron sus deseos carnales.
El hombre había rasgado la ropa de la coreana y su miembro a la vista hizo querer vomitar a la pelirroja.
Con un nudo en su estómago, y la ira floreciendo como nunca, se acercó a grandes pasos para quitarlo de ahí y lanzarlo al suelo. Estaba cabreada, no, mucho más que eso. Era un sentimiento que nunca antes había tenido el desagrado de probar, su cuerpo temblaba por el enojo y la sangre fluía a través de sus venas a gran velocidad, su mandíbula se tensó a tal punto de sentir que su cabeza explotaría en algún momento.
Ella quería ser la que pusiera en jaque la miserable vida del varón.
No se atrevió a ver a Nayeon nuevamente, le dolía y aunque una parte de ella quería correr a abrazarla, protegerla y pedirle perdón de mil maneras, no podía dejar a Mark escapar.
-Puto bastardo. -Habló entre dientes antes de mancharse con la sangre que brotaba de la nariz rota de Mark, había sido un golpe certero, pero no era suficiente, nada lo sería. Sus dos puños impactaron varias veces el rostro del chico, quien sólo podía reír como un completo lunático que disfrutaba el ser golpeado de tan brutal manera. Ni siquiera intentó defenderse. Hasta llegó a regañarse a sí mismo por no haber sido rápido.
Los pasos de más personas fueron llegando, Chanyeol amplió sus ojos al verla, tan indefensa y llorosa, su condición lo hicieron comprender lo que estuvo por pasar. Quiso acercarse a ella pero Nayeon se alejó, el chico nunca se había sentido tan culpable por algo, Momo pasó por su lado abrazando de forma protectora a su mejor amiga sintiéndose aturdida, con su corazón bombeando a gran velocidad. Y, finalmente, Jeongyeon quitó a Mina del cuerpo del varón para evitar que lo matara a punta de golpes.
-¡Myoui! ¡Hija de puta! Lo lograste esta vez. -Mark escupió sangre intentando ponerse de pie, pero una rápida patada en su rostro, llena de frustración, odio y culpabilidad lo hicieron caer semi inconsciente. Los sentimientos de Chanyeol no estaban lejos de alcanzar a los de Mina.
-Yo me ocuparé de él... por favor, sáquenla de aquí.
-
Mina no se atrevió a ingresar a la habitación de Jihyo donde la líder, Chaeyoung, Momo y hasta Jeongyeon se encontraban tratando de calmar y reconfortar a una castaña quien mantenía su mirada perdida en algún punto inexistente de la pared.
¿Si Mina no hubiera llegado a tiempo?
¿Y si la japonesa no se hubiera levantado nunca de su cama?
¿Si no la buscaba?
Miles de preguntas golpeaban su mente con crueldad. El momento justo cuando creyó que estaba perdida, ella apareció, apareció con esa imponente presencia haciéndole saber que todo estaría bien pronto, que ella había llegado y nadie la lastimaría mientras viviera.
Observó el rostro de todas las chicas ahí presentes pero no estaba el que en verdad quería tener cerca, ¿por qué no entraba? ¿se avergonzaba? ¿estaba enojada? Todas giraron en dirección de la puerta, después de varios minutos reuniendo valor, la pelirroja por fin pudo girar el pomo.
-Volveremos después. -Jihyo soltó por fin la mano de la castaña, nunca le bastaría la vida para agradecerle a Mina lo que había hecho esa noche. Todas asintieron saliendo en silencio de la habitación para dejar a solas a las dos chicas.
Ambas se quedaron en silencio.
-Nayeon.
-Mina.
Sonrieron por hablar al mismo tiempo.
La pelirroja fue acercándose a la cama donde la coreana estaba sentada y tomó lugar al borde del colchón. Su mano buscó la ajena y no dudó en entrelazar sus dedos. - Perdóname.
-Mina, no...
-Perdóname por irme, por no ir a esa estúpida fiesta, debí ingresar a la casa pero no quise arruinarle la noche a nadie... ni a ti con Chanyeol, si no me hubiese ido te habría ahorrado todo esto. Si te hubiera pasado algo más grave yo... -Sus palabras fueron cortadas por los brazos de Nayeon rodeando su cuello, ese sentimiento de culpa se desvanecía por el prolongado abrazo que estaba recibiendo. Creía no merecerlo pero tampoco quería dejarlo. Lentamente fue rodeando la cintura de la castaña.
-Pero llegaste.
-Sí pero...
-Eso es lo importante, Mina. Sólo asegúrate de llegar siempre.
La pelirroja trató de pasar saliva pero el nudo en su garganta se lo impidió.
-¿Lo puedes prometer? -La suave voz de Nayeon volvió a interrumpir el silencio mientras se acomodaba entre los brazos de la japonesa, ocultando su rostro en el cuello de esta. -Estoy esperando. -Mina no pudo evitar reír por eso.
-Es una promesa.
Los minutos parecieron volverse segundos y Mina consciente de eso trató de separarse, aún tenía que buscar a Chanyeol y luego regresar a su habitación con Jeongyeon, su amiga se había ganado de igual forma una agitada noche, estaba apenada por hacerla pasar por tanto.
-No te vayas.
-Debo hacerlo, aún tengo que...
-Por favor. -Para ser exactos, era la primera vez que Nayeon pedía por la compañía de alguien, pero no era su culpa, era culpa de lo cómoda y segura que podía ser Mina, comprobado noches atrás cuando durmió con ella por obligación, muy por el contrario a ese momento. -Sólo por hoy, abrázame.
Una simple palabra que dejó al pobre corazón de Mina alborotado sin razón aparente. -¿Estás segura? -Nayeon asintió aún sabiendo que no tenía la mirada directa de la japonesa.
La menor suspiró siendo incapaz de negarse a tal petición.
-De acuerdo.
El silencio guiado por la vergüenza que ambas sentían mientras iban acomodándose en el espacioso colchón no era - para sorpresa de ambas - incómodo. Por segunda vez Mina tenía a la coreana acurrucada entre su brazo y con el rostro apoyado sobre su pecho, esta vez a decisión propia y no por un sueño. ¿Cómo lograría dormir así? No es que le molestara, pero nuevamente se sentía rara al no rechazar esa calidez, al no evitar tener la compañía de alguien.
Al parecer su larga noche no acabaría pronto, incluso si algo en ella le decía que Nayeon ya había sido llevada al mundo de los sueños rápidamente.
Tomó el atrevimiento de besar la cabeza de la castaña, no volvería a exponerla, estaba dispuesta a cumplir con esa promesa.
-
eh si. nomematen
aquí les presento a la chica mala, ruda, heroína de todos y nada tierna
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