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Señal de peligro

¿Por qué iniciar en la mañana? Porque las aventuras y misterios de Gravity Falls requieren de explicar su descubrimiento. Pero fuera de lo común, es una hermosa mañana y el sol resplandece con más fuerza que nunca, lo típico.

La Cabaña del Misterio estaba teniendo un descanso bien merecido luego del incremento considerable de trabajo. Mientras Stan bebía su soda favorita, el par de gemelos disfruta con lanzarse agua entre ellos para refrescarse y divertirse. La joven Noroeste se mantenía en la sombra de la cabaña mientras miraba su celular por algún mensaje de importancia. Cada tanto miraba a los Pines jugar, le llamaba la atención su manera de divertirse bajo el sol y sin cuidado alguno sobre la piel. Pero definitivamente no quería unirse a ellos.

Pacífica intentaba contactar a su sirviente que le ayudó en el centro comercial, pero le era imposible establecer una conexión en este lugar. En algún momento trató de conversar a Stan de colocar una red WiFi usando como escusa la mejora de la experiencia de los clientes, pero nunca llegaron a un acuerdo.

Luego de un rato, Stan sacó una caja llena de fuegos artificiales. "¿No era ilegal usarlos en medio del bosque?" Pensó la joven rubia.

Ya había visto suficiente acción pirotécnica antes, no tenía por qué aguantarlo hoy día. Sin preámbulos, fue a caminar al pueblo, tal vez sea mejor la señal y se encuentre con alguna de sus amigas, o incluso con las amigas de Mabel.

Dipper notó que Pacífica se estaba alejando del grupo, cada tanto que se divertía le echaba un ojo en cima. Quería tratar de convencerla de quedarse, pero quizá sea mejor dejarla sola por hoy. Mabel, por su parte, le dibujaba rostros a la pirotecnia. Lo más probable es que en su mente pasara la idea de "risa explosiva".

El pueblo no presentaba ningún tipo de mejora, la señal de Internet seguía siendo igual de ineficaz que en la cabaña.

–Maldita sea –musitó Pacífica–. Tal vez tenga que pagarle a alguien para que me ayudé.

El plan varió, sin comunicación a distancia, solo podía obtener información de primera mano.

Si notó algo durante sus bajadas al pueblo, es que cada vez había menos mayordomos buscándola. Puede que su padre haya pensado que está fuera de este lugar o simplemente está perdiendo el interés en seguir una búsqueda sin sentido. En cualquier caso, le hacía feliz que pudiera caminar con mayor libertad por el pueblo.

Ya se había encontrado con su sirviente personal en otras ocasiones. Le era beneficioso a ella, pues le traía de a poco algunas de sus cosas y una que otra información sobre el estado de su familia. Desafortunadamente, los gemelos misterio empezaron a molestarse debido a que su habitación se estaba llenando de los múltiples objetos que ahí almacenaba. No le dijeron a ella, pero lo intuía.

Tal vez es tarde para mencionarlo, pero Pacífica dormía junto a Mabel y Dipper mantenía su cómoda cama. Al principio fue difícil que la joven rubia se acostumbrara a compartir cama, pero el tiempo demostró que se podía adaptar con los instrumentos adecuados. Frazadas separadas, tapones de oído y perfume que le haga pensar que no estaba en la Cabaña del Misterio.

En fin, volviendo al asunto principal, las calles estaban bastante tranquilas, más de lo normal. Es más, hasta Pacífica sintió el ambiente extraño, y eso que empezaba acostumbrarse a lo paranormal. Los peatones solo caminaban y sus ojos cada tanto se desviaban a algún lugar diferente.

Al poner un esfuerzo en mirar a los alrededores, fue que los notó. Hombres vestidos con un traje negro andaban en los diversos caminos del pueblo. Si bien no eran demasiados, su presencia se sentía omnipresente. Es como si se estuviera en pociones tales que rodeaban todo el lugar.

Sospechaba que no habían sido enviados por su padre, pues ya la abrían atrapado antes mientras buscaba buena conexión. Ella había caminado, sin darse cuenta, por una esquina donde estaba uno de ellos. Tal vez no la vio, pero era poco probable, pero esto de cierta manera confirma su evaluación inicial. Sin embargo, parecían buscar algo o a alguien.

Intentando usar de nuevo el celular, no pudo hacer nada, la señal seguía siendo pésima para ser usada.

Procediendo en una larga caminata, la sensación de vigilancia seguía estando en ella. No quería sentirse de esa manera, no le gustaba.

En algún punto de intentar alejarse, recordó las diversas aventuras que vivió con los hermanos Pines. Si algo fuera de lo normal ocurría, se debía resolver el misterio.

Hablar con ellos no era una opción, seguro se mantendrán callados o darán un respuesta vaga. Pero si de Dipper aprendió algo, es que seguir a la rata podría llevarte a la madriguera. ¿Realmente valía la pena intentarlo?

Mabel seguía en casa, durmiendo. Tal parece que el azúcar consumido no fue suficiente para mantenerla viva de tanta diversión. Wendy y Soos ya se encontraban descansado en sus respectivos hogares, las actividades laborales iniciarían en otra ocasión.

En cambio, Dipper había salido de la tienda hacia el pueblo. Tenía dos objetivos en mente; encontrar a Pacífica y hacer preguntas a los ciudadanos. Gracias a Mabel, Dipper supo que hay alguien ahí fuera cuyo rostro era similar al suyo. Puede que un error de vista o una afirmación por investigar.

En el tiempo que estuvo en este pueblo, nunca conoció a alguien que le asemeje, especialmente con su marca de nacimiento. Lo único que se le venía a la mente era el cambia-formas o alguna fotocopia viva. El primero estaba descartado ya que lo había criogenizado junto a Wendy y el otro era lo más realista, a pesar de lo raro que suene. También consideró que solo era otra persona, pero era poco probable que sea tan parecido a él.

Su vista estaba posada en su cuaderno de notas, tenía una lista de los lugares a cuáles ir. Si había alguien igual a él, su encuentro debería ser más frecuente si se va a zonas comunes como un centro comercial o el cine. Por lo que, en el caso contrario, solo bastaba con ir a los lugares menos transitados para buscarlo.

Si Candy o Grenda no lo vieron durante todo este tiempo, y ellas suelen estar en lugares concurridos, entonces su hipótesis podía ser sostenible.

Ya estando en la parte del pueblo donde quería estar, procede a realizar su trabajo de campo. Solo era suficiente con encontrar con quien hablar y que no se vea lo suficientemente agresivo para molestarse con él.

–Disculpe, usted –llamó la atención de un desconocido.

La joven Noroeste seguía en su propia misión de espionaje. Estaba a punto de abandonarlo debido a que ninguno de los hombres de negro parecía moverse. Para su suerte, logró identificar a alguien que parecía cambiar de posición. Seguirlo también fue un calvario, daba vueltas por donde sea, pareciera que tratara de confundir a posibles seguidores.

Cada tanto trataba de usar el celular para poder llamar al joven Pines, pero el resultado no era diferente que el de antes.

Después de casi 30 minutos de acoso, se topó con una cara familiar que aliviaba su estado actual. Dipper se encontraba ahí hablando con una chica desconocida. Por alguna razón, se sentía un poco irritada. Al instante, perdió el interés en seguir al hombre de negro, solo esperó a que se fuera la otra chica para iniciar su propio asalto.

–Ya veo, gracias por tu tiempo –Dipper despedía.

La ayuda de la chica de cabello negro era suficiente para él. Por la información que pudo obtener de varias personas, descubrió que, efectivamente, hay alguien ahí cuyo parecido es bastante similar al suyo. Poco se sabía de él, pero si algo confirmó es la marca de nacimiento de la Osa Menor estaba en ambos. No era una coincidencia.

Por extraña razón, sentía un evento desastroso se aproximaba, cada vez más cerca. Una sensación familiar que ya experimentó antes se manifestaba mientras más miraba su alrededor. Extrañas presencias estaban ahí, ¿pero qué eran?

–¡Dipper! –Se escuchó a sus espaldas.

–¡AHH! –Se sobresalta.

Como parte de su ser natural y pasivo, Pacífica decidió asustarlo, un buen curso de acción a seguir según su parecer. Su atención ahora se fijó en los múltiples papeles que en el piso se desprendieron más que el otro que se resbaló y cayó.

–¡¿Por qué hiciste eso?! –preguntó en lo que se levantaba.

–No sé, cállate –Se agachó para recoger algunos de los papeles– ¿Eh? ¿Registro de avistamiento? ¿Sobre qué?

–Nada importante, pero al parecer hay alguien que se está haciendo pasar por mí –Sacude su ropa–, lo único diferente es su vestimenta.

Ya escuchó algo similar de Mabel, sobre un extraño cuyo rostro era similar a Dipper. No prestó tanta atención al principio porque estaba acostumbrada a escuchar sin sentidos de ella. Al parecer era real y se sumaba a lista de problemas que ya existía. En cambio, ahora tenía que confirmar si él sabía acerca de los hombres de negro que deambulaban por el lugar.

–Yo también he estado en mi propia misión de misterio, ¿sabes? –Le entrega los papeles.

–¿Tú?

–Por el pueblo están deambulando hombres con un traje negro, vigilando todas las calles del pueblo.

Un rápido vistazo de Dipper le hizo darse cuenta de aquellas personas que efectivamente estaban ahí y había ignorado durante su investigación. Rápidamente un recuerdo vago invade su mente sobre aquellos sujetos.

–¿Agentes des gobierno?

–¿Sabes quiénes son? –miró a Dipper sorprendida.

–De alguna manera, sé que tiene que ver con mi tío.

Era una sensación bastante extraña, como un deja vu, pero diferente de alguna manera. Esto ya lo vivió, y no procedía de la mejor forma. Se acerca el atardecer y presintió que tenía que estar en la cabaña lo más antes posible.

–¿Stan? Reconozco sus problemas con la ley, ¿pero para llamar la atención del gobierno?

–No es Stan, pero... es mi tío. Yo... –Sus manos frotaban sus sienes– Se aproxima una catástrofe, lo sé.

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