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Reflejo natural

Hoy era un día especial en Gravity Falls, un día de recordar. Todo el pueblo estaba bajo el ojo de un ser. Desde la distancia lejana, todos sus movimientos eran observados sin darse cuenta. Y como era de esperar, los hombres de negro no pasaron desapercibido de su extrema vigilancia.

Rodeando el pueblo, que por alguna razón era centro de lo paranormal, rondaba aquél observador de todo en su guardia matutina. Con sus ropajes negros que se camuflaban en las sombras de los árboles, usaba un telescopio robado para registrar sus acciones.

Si algo notó en toda la mañana fue que los de negro estaban tratando de rodear una casa un tanto alejada de las estructuras principales. Una cabaña de madera que desde hace mucho es su foco de atención. Esto debido a que sus propios huéspedes han logrado encontrar criaturas de carga paranormal extraordinaria en las zonas cercanas. No parecía que los de negro actuarían ahora, más bien, tal parece que seguían en sus preparativos.

Tal operación parecía como restringir el lugar y esperar para infiltrarse. Aseguraban la zona y esperaban por señal de movimiento dentro. Sea lo que sea, quería saber la razón detrás de ello.

Para su sorpresa, todo empezó a flotar. No solo él, también los del pueblo y varias otras cosas más. Fue solo por un momento, pero fue un evento nada normal para él. De su bolsillo sacó un artefacto que consistía en un tipo de radar con pantalla. En ello, se podía ver un punto palpitante cuyo origen se situaba en la dirección de la cabaña. Ahora tenía sus propios motivos para descubrir lo que estaba pasando en aquel lugar.

Para su mala suerte, la ruta más rápida para llegar a su destino lo llevaba a cruzar una parte del pueblo. No hubiera sido un problema antes, pero ahora había más de esos hombres de negro patrullando las calles con armas paralizantes.

Empezando su camino, trato de ir por la parte trasera de las casas. Mientras menos exposición a la luz, menos probabilidad de ser encontrado. Esa era su lógica a seguir.

La persona que más llamó su atención, fue aquella de mayor edad de la cabaña, pues desde hace unos días que realizaba salidas nocturnas. Muchas veces, en su regreso traía barriles metálicos. Aunque esas veces estaba lejos, se podía identificar que cargaban un residuo radiactivo. Sea lo que fuera que estaba haciendo, podría decirse que era peligroso.

Las calles observadas casi en cada esquina, pero el bosque casi totalmente desalojado. Al parecer esos tipos no sabían ser lo suficientemente precavido. Tampoco tenía por qué quejarse, pues eso significaba menos problemas. Lo que si sería difícil era tratar de burlar la seguridad que establecieron alrededor de la cabaña.

De nuevo, todo se eleva, pero duró más tiempo que la primera vez. Los árboles ayudaron a evitar que ascendiera de más. Convenientemente, le sirvió para colocarse encima de una rama y conseguir un pequeño espacio para vigilar a distancia.

Aunque solo era un espacio entre árboles, fue suficiente para darse una idea de lo que sucedía. Llegó algo tarde, pues el adulto mayor del lugar estaba siendo arrestado y llevado aun coche. El par de gemelos y la rubia estaban siendo obligados a subirse a un auto separado. Tal vez serían escoltados por su seguridad o eran sospechosos de ser cómplices. No importaba lo que les sucediera ahora, su atención se enfocaba en lo que la cabaña resguardaba en su interior.

Estando lo suficientemente cerca, ahora podía pensar en cómo infiltrarse. También pensó en por qué no planeo esto antes de llegar aquí, pero prioridades primero. Solo era cuestión de esquivar los guardias de afuera, los de adentro de la cabaña y un helicóptero que patrullaba desde el cielo. Ojalá fuera de noche para hacerlo más fácil.

Este último solo estaba en modo vigía, aprovechó todo lo que pudo en preparar lo que tenía en mano para el combate. Aprovechando un explosivo improvisado que llevaba consigo, logro ingeniárselas para encontrar un lugar donde colocarlo y llamar la atención de los soldados. Solo esperaba que fuera lo suficientemente potente como para ser de su interés del helicóptero y algunos guardias.

Un vistazo rápido a su radar demostró que el punto que compartía ubicación con la cabaña había crecido abrumadoramente. Si no actuaba pronto, puede que se desate algo peor de los esperado.

Él ya tenía experiencia lidiando con estas cosas, se podría decir que era su campo de trabajo en el que estaba más versado. Lo que sea que esté dentro, cree que podrá manejarlo.

El truco para que funcione su distracción era hacerlo en la parte contraria de dónde quería entrar. Era una carrera contra reloj, tenía que ser rápido.

Usar explosivos dentro de la cabaña era exagerado y una llamada segura para que todos entren, lo mejor sería aprovecharlas ahora que está afuera. Un explosivo casero preparado y en el piso, una roca justo encima y que estaba siendo colgada por una cuerda.

La idea es quemar la cuerda por la mirad, la roca caerá sobre el explosivo y este detonará teniendo la distracción esperada. Por obvias razones, el resto no usado de la cuerda fue mojado y embarrado con lodo. Si el fuego alcanzaba la rama donde se sostenía su mecanismo improvisado, podría comenzar un incendio forestal.

Una vez encendido, corrió a posicionarse. Aún no había llegado, pero el ruido explosivo ya se escuchó con gran potencia. Como predijo, el vehículo de arriba enfocó una luz al lugar de la explosión. Los guardias de la puerta no fueron al origen del sonido, pero se movieron hacia una esquina para tratar de observarlo por su propia curiosidad. Suficiente distracción para él y llegada a tiempo para entrar al lugar.

No quería decir nada, pero no evitó pensarlo, la puerta estaba abierta, literalmente. No se molestaron en asegurarla, tampoco en poner guardias al cuarto que llevaba. Solo abrir un poco más, entrar, poner la puerta en su posición original y ya.

Dicho esto, lo único que se encontró fue con lo que parece ser una tienda de rarezas. Objetos en exhibición en repisas, una recepción pequeña, algún que otro artículo en venta y una máquina expendedora. Alguno que otro le traía malos recuerdos del pasado, pero fuera de ello, todo era completamente falso.

Ahora su objetivo principal era encontrar la fuente del problema, debería estar cerca.

–Debería revisar arriba –propuso a sí mismo.

Con gas pimienta en su mano, se aventuró a las escaleras. La cabaña no era tan grande como para demorar en registrar todo el segundo piso. El auténtico alboroto sería encontrar a los hombres de negro deambulando por ahí.

Justo al momento de subir las escaleras, Soos hace acto de presencia bloqueando la máquina expendedora cual guardaespaldas de Pacífica en fiesta privada y fantaseando con la idea de ser adoptado por el señor Stan. Nada fuera de lo común, eso es seguro.

Para el vigilante desconocido no había sorpresa, nada interesante en el segundo piso. Un baño, una azotea espaciosa y un cuarto con un agradable aroma que te hace pensar que no estás en esta cabaña. Sin duda eso sería algo que recordar para cuando vuelva al bosque.

Otra parte que salta a la vista para él era un escritorio con diversos materiales de investigación y estudio. El chico que aquí habitaba parecía que lo estaba investigando, pero tal parece que no hizo un gran avance si lo sigue considerando como "criatura extraña". Lo que sí le sorprendió es que al parecer hay otro extraño por aquí, y tal parece que tenía más información sobre este otro.

–Cabello castaño, que maravilla... –expresó con ironía.

Al menos ya no era el único extraño ahí afuera, si lo atrapaban a él, puede que lo confundan consigo mismo y dejen de buscarlo. Tal parece que estaba armado con un hacha, por lo que tenía que levantar la guardia si llegara a encontrarlo y se mostrara hostil.

De pronto, escucha un escándalo proveniente de la parte baja, parece que solo una simple pelea, pero de todas formas tenía que asegurarse de que no fuera una amenaza.

Bajando las escalares con el menor ruido posible, lo que a su vez significa que va a un ritmo lento, se percata que el ruido desaparece. Felizmente logró detectarlo en la primera habitación que estuvo.

Al llegar, el elemento más normal salta a la vista de manera inesperada, pues la máquina expendedora estaba abierta mostrando una entrada detrás. Un pasillo oculto, tan solo un foco iluminando el camino y las paredes desgastadas por los años, le hizo pensar lo viejo que es este lugar.

–Supongo que me lo busqué.

Su aventura que no duró más de un minuto, lo llevó a un ascensor oxidado. Al parecer ya fue activado, y de esa manera comienza otra travesía por llegar a bajo. Forzando la entrada, se le ocurre bajar sin un piso en contacto. ¿Se romperá la pierda? Tal vez. ¿Llegará más rápido que esperar que suba el ascensor? Solo el nivel de su fractura lo dirá.

–¡Maldición! –digo entre dientes.

Salió sin huesos rotos, pero de todas formas fue un golpe bastante fuerte. Le dolerá peor mañana al despertarse. Bien pudo solo usar los cables para deslizarse, pero escogió un mal día para no usar guantes.

Removiendo una placa metálica, tuvo espacio suficiente para poder colarse. La puerta estaba abierta, ¿qué ocurre con esa manía de no asegurarlas? Es recibido por otro pasillo oscuro. Máquinas a los lados y un cartel digital que es lo único que servía de luz en todo el lugar. Tal cartel llevaba números inscritos, un contador al parecer. Casi dos minutos, el tiempo no era su amigo en esta ocasión.

Empezaba a temblar los alrededores, aunque solo fue un momento. Supo que no era un temblor natural, ya tenía experiencia al identificarlos.

Avanzando un poco, ve a los gemelos moviéndose más allá del cristal que los separaba. También estaban al otro lado una rubia y lo que recordaba ser otro trabajador de la tienda. Lo más impresionante era aquella enorme estructura que parecía un tipo de portal.

–Ese debe ser la fuente del problema.

Un ruido atrás se hace presente, el ascensor fue activado desde arriba, alguien va a bajar.

–Ahora no –susurró.

La zona oscura estaba a su favor esta vez, sería fácil esconderse en cualquier espacio entre las máquinas y evitar al otro visitante. Al mismo tiempo, su vista choca con algunos objetos familiares, los tres diarios del autor. Antes de que pudiera pararse de su lugar y agarrar alguno de ellos, aparece el viejo de la tienda del ascensor corriendo a toda velocidad.

–¡NO TOQUES ESE BOTÓN! –vociferó.

El único ruido era emitido por el artefacto detrás de todos. El marcador ahora tenía un minuto exacto. Aprovechando que nadie estaba mirando, el vigilante de ropa negra se movía haciendo el menor ruido posible hasta llegar a los diarios.

Dos de ellos ya estaban abiertos, el otro se debió cerrar tras los temblores. Ya se encontraba marcado, entre los tres daban la forma de la máquina frente a él. Usando su propia luz ultra violeta, se dio cuenta de la verdad.

No era posible llevárselos todos. Solo agarró el diario número dos, una decisión hecha a favor de ser su número preferido. La discusión entre el resto de personas no era de su importancia, pero sí el tiempo que quedaba, el cual se mostraba como 40 segundo.

Todo comenzó a elevarse. Echando un vistazo a su radar, este dejó de funcionar. La energía emanada de esa máquina era inmensa que no pudo registrado por su propio artefacto.

Mirando tras el cristal, ve a los gemelos tratando de tocar un botón. ¿Intentaban detener esto? En este momento no sabía si intervenir o no. Su movilidad fue dificultada, tampoco quería arriesgarse a mostrarse ante ellos. Y si vino fue con la esperanza de no encontrar más de dos personas interrumpiendo su objetivo.

Por suerte aún conservaba su entre sus tantos objetos, un tiro certero al botón desde su posición debería ser suficiente. Lamentablemente, la gran cantidad de elementos flotantes y la pelea en proceso ente el viejo y el resto hacia casi imposible encontrar un buen ángulo de lanzamiento.

25 segundos.

Trató de acercarse un poco, pero los restos rocosos chocaban contra él y su misma arma. Por alguna razón, maldecía la vez que no aprendió a nadar correctamente.

Moviéndose junto a la pared, logró encontrar el ángulo deseado. Ahora todo dependía de él, pero antes de que pudiera apretar el gatillo, el enorme artefacto liberó una descarga de energía que lo empujó para atrás.

Tan solo 20 segundos, su gancho se separó de su mano, no podía hacer nada. Todo dependía de la chica castaña que se encontraba sostenida a un lado del botón.

Aún con todo, trató de acercarse, aunque sea un poco. Pero las ráfagas de energía liberadas lo mantenían alejado de del capo central.

10 segundos.

–Solo un poco más.

Elevando su vista, ve a la gemela.

–Tío abuela Stan... Confío en ti –decía la chica soltando su agarre.

Fue lo último que escuchó.

–¡Mabel, ¿estás loca?! ¡Todos vamos a...! –decía el gemelo Pines y el vigilante al mismo tiempo.

Un fuerte resplandor dejó sin visión a todos. Todo el pueblo se elevó, arriba y arriba.

De pronto, todo cayó ocasionando un fuerte estruendo. Algunos volviendo a su lugar inicial y otros siendo destruidos tras tocar el piso con alta velocidad.

Por suerte, nadie cerca al lugar de origen resulto herido de gravedad, solo rasguños menores un posible dolor de espaldas.

Tras cobrar el sentido, lo primero que vio fue un extraño haciendo presencia tras el portal. Caminando con calma, se encontró con uno de los diarios que al parecer salieron volando. No parece alguien con quien buscar problemas y tal parece que estaba armado. Sea quien fuera, no tenía tiempo de averiguarlo e iniciar un enfrentamiento, no en las condiciones que se encontraba.

Con la suficiente fuerza que tenía, recogió su gancho y salió corriendo del lugar. Refugiarse y recobrar fuerzas es su prioridad. Luego recolectaría información del diario que había agarrado.

–Todo salió bien, no morí y me quedé con un diario. Espero que estar bien para mañana.

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