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Caótico evento 1

Luces intensas, globos de colores, música pop de moda, una pista baile, diversa comida deliciosa sobre las mesas y una gran variedad de personas conocidas y otras que jamás se vieron. ¿Qué sucede aquí? La respuesta a la pregunta es simple y obvia; una fiesta para celebrar entre todos. Pero no era una celebración cualquiera, era el cumpleaños adelantando de los hermanos gemelos de la familia Pines, Dipper y Mabel.

Para suerte de muchos, Pacífica y Dipper lograron convencer a Mabel de no colocar una fuente de su jugo especial entre el resto de bebidas. Eran conscientes de que esta debería ser una gran fiesta para ella, sin embargo, como también era la fiesta del joven Pines, él tenía cierto poder sobre la barra de comidas. Lo mejor sería mantener a los invitados cuerdos antes de que alguien se atreva a cometer alguna barbaridad de carácter ilegal por una sobredosis.

Pero este ambiente de disfrute y goce, donde Mabel presume sus mejores movimientos de baile a sus amigas y Dipper trata de hacer algunas amistades con los pocos chicos de su edad presentes, no puede durar para siempre.

Pacífica, quien debido a la insistencia de Mabel se atrevió a venir, aunque sea un momento y con algo de camuflaje, tenía otros planes en mente aparte de tratar de divertirse en la fiesta. Aprovecharía este ambiente fiestero para tratar de conversar con Dipper y pasar el rato con él. Para su suerte, ella ya sabía qué hacer para iniciar una charla casual; sus múltiples asistencias a eventos con su familia le enseñaron a cómo lidiar con esto.

La joven Candy también se divertía con gran goce como si fuera el último día, que es casi literal ya que mañana estaría saliendo de Gravity Falls para asistir al campamento de música.

Entre la diversión, ponche y la pista de baila, la joven de lentes cada tanto echaba un vistazo a sus alrededores para encontrar a una persona en específico. Por su parte sospechaba que no iba a venir, aquél que conoció en la librería, pero hubiera sido mejor que lo hiciera para hablar con él.

Pero entre cada ojeada que Candy hacia al público, vio a Pacífica caminando hacia la barra de bebidas. Ella aprovecharía la oportunidad para charlar y quitarse un peso de encima, tal vez incluso terminen volviéndose amigas con un gusto en común.

–Disculpa, Pacífica.

–¿Eh? ¿Sí? –Voltea hacia la fuente de voz.

La joven Noroeste fue agarrada un poco un poco por sorpresa, especialmente por aquella persona que emitía la voz.

Recuerdos de ella habiendo saboteado un "poco" el enamoramiento de ella hacia Dipper cruzaron por su mente. ¿Se habrá dado cuenta? ¿Se creará una discusión? ¿Cómo salir de esta situación? Esas y muchas otras preguntas pasaban por su acelerado cerebro. Buscaba calmarse, pero si de verdad era lo que temía, podía arruinar todos sus planes a ejecutar.

–¿Ocurrió algo? –preguntó Pacífica.

–Solo quería aclarar algunas cosas. Verás, no parece que las cosas estén bien entre nosotras, por lo que quería saber si había algún problema.

–¿Algún problema, dices? –Sonríe nerviosamente.

Pacífica solo tenía dos rutas para esta conversión, o que Candy sospechaba sobre el sabotaje o que se refiriera a otro tema que nada viene al caso. Como no estaba segura de que hablar, solo podía actuar como si fuera un tema a parte y que nada tiene que ver con sus pensamientos. Tal vez pueda lograr convencer de que nunca existió un problema.

–No creo que exista problema alguno –expresó la Noroeste–, pueda que solo diferencias, pero se despejan con el tiempo. Te aseguro que no hay nada malo, solo es cuestión de entendernos.

Trató de ser lo más ambigua posible, pero sin que se notara del todo. Ya era capaz de sentir gotas de sudor queriendo salir de su cuidada piel.

–¿Eso crees? En ese caso, podemos planear una salida en otra ocasión, para conocernos mejor y eso.

–Sí... Podemos hacer eso –Da una risa forzada.

–¡Genial!

Entre ellas solo un silencio incómodo.

Lo genial para Pacífica es que al parecer logró esquivar una bala, pero ahora se metió en otro compromiso que no sabía que tan beneficioso era. De lo que entendió es que ahora le debe una salida a Candy en el futuro, pero se empezará a preocupar para cuando vuelva de su campamento.

–Bueno –Ríe Candy–, nos vemos luego, entonces.

–Sí –Sonríe con esfuerzo–, nos vemos otro día, lejano tal vez.

Luego de que Candy saliera para reunirse de nuevo con sus amigas, Pacífica agradeció por dentro que terminara esta interacción incómoda. No conocía suficiente a Candy, puede que sea provechoso tratar de convivir con ella. Tal vez era tiempo de que Pacífica haga más amigos de verdad.

Retomando de nuevo su propio rumbo, la joven Noroeste prosiguió con sus planes. Sirviéndose una bebida de la barra, buscó a Dipper entre todas los que se movían por el lugar. Al apreciar su característico gorro con el dibujo de pino cerca de los aperitivos, procedió a acercarse, evitando lo más posible al resto de personas para no derramar el contenido de los vasos.

Estando prácticamente a un lado de él, mientras el castaño consumía unas pocas botanas, inició su conversación casual.

–¿Te estás divirtiendo?

Era el turno de Dipper de ser sorprendido, y no en el mejor de los momentos. Casi atragantándose con sus delicias crujientes, Pacífica aprovecha el momento para insertar la bebida.

–Ten toma –Entrega el vaso–, para que se te pase.

–¡Oh! Gracias Pacífica.

Por la mente de Dipper solo podía pasar la vergonzosa demostración de hace unos instantes. No empezó bien, pero tal vez este sea el momento adecuado de charlar con Pacífica. ¿Pero cómo debería iniciar la conversación? Tal vez primero respondiendo la pregunta inicial luego de darle un sorbo a su vaso.

–La fiesta está increíble, todos se divierten, sobretodo Mabel.

–Sí, ya lo veo.

–Sí...

La joven Noroeste quedó en blanco. Debería ser un plan sin problemas, solo es hablar de temas comunes y de a poco ir a temas más personales. Pero una cosa era una charla cualquiera con un niño rico y otra era Dipper, lo comprendió tarde. Ahora que lo tenía a unos pies de ella, no podía pensar con toda claridad.

El castaño, empezando a notar sudor en su frente, estaba en una posición similar. ¿Debería hablar sobre como se ve? ¿Pensará que está tratando de coquetear? ¿Debería iniciar con un tema común como el clima? ¿Creerá que es aburrido? ¿Debería invitarla a bailar? ¿No es eso un poco apresurado? Siendo sinceros, cualquiera de las opciones hubiera funcionado a su manera, pero para él era imposible saberlo.

En otro espacio no tan distancia, Mabel disfrutaba con sus amigas mientras se deleitaban con la fuente de chocolate, cortesía de Pacífica. Grenda, quien observaba los alrededores, notó a un par que era de su interés y de sus amigas.

–¡Oigan chicas! ¡Miren! –Señala a una de las barras de aperitivos– ¡Dipper está con Pacífica!

Mabel ya tenía sus sospechas sobre una posible relación entre su hermano y su reciente mejor amiga, pero no quería llegar a rápidas conclusiones. Muy en el fondo sentía que esta era la relación definitiva que requería el joven Pines, no una imposible como la de Wendy, sino una más real. Ella no dejaría pasar esta oportunidad de emparejarlos antes de que volvieran a casa.

–No se preocupen chicas, yo me encargo de esto –agregó Mabel iniciando su movimiento hacia ellos mientras limpiaba los restos de chocolate en su cara.

Por parte de Candy, ella no mostraba tanta molestia, y ya había aceptado a Dipper tan solo como un amigo. Aún le daba vergüenza recordar aquella vez donde pensó que sentía algo por el hermano de Mabel, pero el tiempo le demostró que tal vez no era amor lo que sentía, solo era atracción por el cambio de Dipper.

Las medidas que tomaría Mabel no son extremas ni tan cuestionables en lo que respecta legalidad, simplemente al ver la situación dedujo que se trataba de un problema de comunicación entre ambos, por lo que debería ser suficiente con que haga de mediadora entre ese par.

¿Cómo hacerlo? Ponerse cerca de ellos y soltar temas de conversaciones para que dialoguen. Fácil y sin problema a que algo malo suceda, no mientras ella esté ahí.

Con su sonrisa resplandeciente y con ellos distraídos pensando en cómo salir del silencio que crearon, pudo aprovechar para colarse entre el ambos sin problemas.

–¡Y...! –Pone sus manos en los hombros de cada uno– ¡¿Cómo se la están pasando?!

No está de más mencionar la incomodidad que esto generó en el ambiente. La mejor ruta en este caso para la rubia y el castaño era huir antes de que se arruinara algo, pero no tenían la valentía suficiente para simplemente para hacerlo y dejar tiraba a Mabel.

–¿Sucede algo, Mabel? –interroga Pacífica.

–Nada en especial, solo que... ¡Whou! ¡Que linda blusa, Pacífica! ¿No lo crees, bro? –Le da un codazo.

–Agh... Sí, es una linda blusa, la que llevas puesta. Sí –Sonríe nervioso.

La joven Noroeste no tardó en comprender lo trataba de hacer Mabel, no obstante, como le gustaba más o menos por donde iba la cosa, permitió que sucedería en la medida de que la beneficiara.

–¡Cierto, Dipper! ¿No me habías dicho que pusiste a Pacífica en uno de tus diarios?

–¡¿Qué?! –musita Dipper a Mabel.

Este sin duda es un momento de vergüenza absoluta para Dipper Pines, aunque tal vez se lo merecía en parte. Ahora lo que más le preocupa al joven gorro de pino era la reacción de Pacífica ante tal peculiar detalle.

–¿En serio hiciste eso? –cuestiona en un tono agudo y con cierto rubor en sus mejillas.

El gemelo Pines quedó sorprendido por la reacción de Pacífica, pero no era momento de quedarse congelado, tenía que actuar para salir del problema en el que lo metieron. ¿Qué ruta de acción debía de tomar Dipper? ¿Hablar con honestidad, negar la verdad o disfrazar el hecho del algún modo?

–Ah... Bueno... Sí, lo hice –Se rasca la nuca–, pero no es algo personal, lo hago con todo el que conozco. Lo hice con el tío Stan, Soos, Wendy...

–Sí, ya entendí –cortó Pacífica.

Mable lo sabía, cualquiera que escuchara la conversación lo sabría, incluso quien se atreva a leerla desde otra perspectiva; era necesario cambiar el tema de conversación.

Mabel solo podía dar un empujón, pero el resto dependía de ellos. Considerando sus pocas opciones, tal vez lo mejor sería intervenir de manera más directa.

–¿Por qué no hablan de sus metas en la vida? –sugiere la gemela de los suéteres– Puede que tengan cosas en común.

–Hm... Supongo que tener mi propia línea de ropa o dirigir una de las empresas de mi padre. Tampoco pensé demasiado en ese aspecto. ¿Qué tal tú, Dipper?

–¿Yo? Bueno... Lo normal, ingresar a una reconocida universidad, tener un carrera bien remunerada, incluso tal vez tener mi propio programa televisivo de misterios... –reflexionó antes de decir lo siguiente– o... volverme un aprendiz de mi tío Ford.

–¡¿Qué?! –exclamó la Noroeste.

Mbael de antemano que conocía esta información, y se mentiría si se dijera que no le molestaba, pero también tenía la esperanza de que se retractara de su decisión. Además, la última palabra la tienen sus padres, por lo que su labor en ese caso era darle razones a Dipper para no ir por ese camino. Por otra parte, ya contaba con el apoyo de su tío Stan, por lo que era casi seguro que al final no ocurrirá nada. Lo que realmente no esperaba, es que sacara el tema en este preciso momento.

En cambio, Pacífica si es la que más se impresionó y enfadó por las palabras del castaño, ya que ha estado en esa cabaña el suficiente tiempo para entender que Ford no es un ejemplo de persona a la que el joven Pines debería apuntar ser.

Ya antes había escuchado una conversación de los gemelos a escondidas, sobre cómo no se volverían igual que sus tíos, pero al ritmo en el que parecían ir, tal parece que no estaban lejos de esa realidad. Pacífica no consideraba a Mabel como su mejor amiga, a diferencia de ella, pero si como una amiga lo suficientemente preciada como para preocuparse en su relación de hermanos. No quería conversar con Mabel al respecto, aunque no hacía falta para saber que ambas no querían que Dipper siguiera los pasos de su tío, no de esta forma.

–¿Q-qué pasó? –dijo un desconcertado Dipper.

–¡No puedes hacer eso! ¿Qué acaso no piensas en los demás?

–¿A qué te refieres? ¡Claro que lo hago! Ya tengo planeado todo, como me comunicaré con Mabel y como convencer a mis padres. Todo está cubierto.

–No, Dipper, no lo está...

La joven Noroeste sale de la fiesta de vuelta a esa cabaña de madera, en la cual solo se asearía y dormiría en el resto de la noche.

Mabel, quien seguía en la fiesta y tendría que explicar a sus amigos el porqué de este escándalo. También se sentía mal respecto al comentario de Dipper, no lograría convencer a sus padres, él cree que sí, pero ella sabe que no podrá.

–Tú me apoyas ¿Verdad, Mabel? –Mira a su hermana.

–En este caso, no te apoyo, hermano.

Si bien la situación en donde Dipper se quede con su tío Ford se traduce en que permanezca más tiempo en Gravity Falls y pasar más tiempo con Pacífica, ella sabía que eso no sería posible en las condiciones en las que se encontraría a futuro.

Tal vez exageraba en sus pensamientos, pero tratar de asimilar esa posibilidad donde Dipper se convierta en alguien similar a su tío, le parecía una desagradable idea. En Ford veía una figura que no fue capaz de perdonar a su hermano, incluso cuando este ocupó como 30 años de su vida en traerlo de vuelta.

Si de verdad funcionara su plan de poder quedarse como aprendiz de su tío, entonces Mabel guardaría cierto rencor porque su hermano la dejó, y en el caso que ella llegase a frustrar los planes de Dipper, ¿él será capaz de perdonar a su hermana?

Pacífica se planteó esta situación durante su camino a la cabaña, y consideró que era la más probable a desarrollarse. Ella tenía en claro que no sería capaz de pasar tiempo con alguien así. No solo lo decía por ella, sino también por sus amigos y conocidos que habitan en Gravity Falls; este no sería el Dipper que le gustaba.

Alejado del escándalo que se armó en la fiesta de los Pines, Ford caminaba por el oscuro bosque dando un último mantenimiento a las cámaras que anteriormente había colocado junto a sus sobrinos. Se encontraba tratando de apresurar su trabajo, pues tenía que volver para el cumpleaños adelantando de Mabel y Dipper y celebrar con ellos, pero sabía que era necesario realizar esta actividad por el bien de la seguridad suya y del resto.

–Y con esta es la última –decía mientras descendía de uno de los árboles.

Palmando sus manos para eliminar algunas impurezas, procede a sacar el panel de las cámaras para verificar el estado de todas, luego volvería a la fiesta de sus sobrinos.

El sonido brusco de uno de los arbustos detuvo a Ford, el cual entró en estado de alerta. La experiencia le había enseñado de la peor forma a agudizar sus sentidos y atender a sus instintos, y estos últimos le gritaban que estaba en peligro.

Su mano lentamente se dirigió a su cintura, precisamente para agarrar una de sus armas para defenderse, una pistola que dispara un rayo paralizante. Esto debería ser suficiente para cualquiera que trate de acercarse con intención de amenaza.

Los sonidos se hacían más fuertes, estaba cerca, pero la oscuridad de noche no hacía posible divisar al enemigo. No hacía falta, podía escuchar sus pasos, se acercaba por la espalda. Le dará el gusto de creer que puede hacer un ataque sorpresa, después de todo, esta noche era para divertirse.

–Hola Ford, ¿me recuerdas?

Sus ojos se abrieron debido a la sorpresa, reconocía esa voz, claro que lo conocía. Había pasado demasiado tiempo desde la última vez, pero jamás olvidaría la razón por la que lo dejó dentro de esa cueva.

–Sí, te recuerdo, Cambia Formas.

Volteando rápidamente para disparar el rayo paralizante, iniciaría la pelea entre estos dos individuos llenos de rencor. Si se viera desde lejos, solo se alcanzaría a ver luces parpadeantes que emergen de los altos pinos.

Pero antes de que la noche terminara, en una de las habitaciones de la mansión Noroeste estaban dos personas platicando cómodamente en sillones lujosos. Con poca iluminación en la sala, y sin otro ruido interfiriendo entre su intercambio de palabras, ambos bebían sus propias copas de vino mientras mantenían sus elegantes posiciones.

–Entonces, Sr. Preston Noroeste, ¿qué le parece el trato?

–Sin duda una oferta jugosa, joven. Ahora responde, ¿cuál es la trampa en este acuerdo tuyo?

–Como se esperaba de alguien de su posición, pero no se preocupe, le aseguro que ambos saldremos sumamente beneficiados –Ríe en lo bajo.

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