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CAPÍTULO I

Es una mañana cualquiera de agosto en el pueblo nombrado por la gran cantidad de tumbas que tiene en su cementerio. El viento es ligero pero capaz de mover las hojas aún verdes de los árboles. El sol ya ha salido y le indica a la gente que es momento de iniciar sus actividades diarias, incluyendo el trabajo y la escuela, a pesar de que el servicio meteorológico ha pronosticado lluvias para el transcurso del día. El clima en verdad no es un problema, es muy difícil pasar calor o frío extremo en esta región del mapa.

A pesar de considerarse un pueblo, no está muy atrasado en lo que es necesario, la mayoría de calles están pavimentadas, con unas cuantas cámaras de seguridad y luminaria operando las veinticuatro horas, a veces fallan, pero cumplen su función.

Los alrededores de Graveforth son los más desolados y descuidados en cuanto a apariencia física, incluso varias personas se atreven a decir que antes de pasar a la ciudad huele a orines y animales muertos, así que los vagabundos abundan por esa zona y no dudan en meterse a unos cuantos establecimientos con tal de recibir comida o algo de dinero.

Al entrar, una calle rodeada de árboles altos te da la bienvenida, con un letrero que dice «Gracias por visitar Newsville» por un lado, y «Buen viaje» por el otro, hasta llegar al centro de él, donde se encuentra la estatua de un marinero sobre una piedra mirando al horizonte con su telescopio. Se trata de John Milton, un marinero del siglo XIX que salvó el antiguo Graveforth que, incluso no se llamaba así, y murió en altamar, por lo que es un héroe para todos los pobladores del pueblo y alrededores. Es impresionante lo bien que se ha conservado desde que la construyeron.

En estos momentos están saliendo de su hogar unos de los habitantes de aquel poblado. Un señor de unos cincuenta y tantos bien rasurado, pero con arrugas que ya le están cobrando factura; y su hijo, un joven alto, flacucho y de tez morena, con unos pantalones flojos y una chaqueta de mezclilla encima de su playera favorita. Este chico de interesante personalidad se llama Dexter Kunningham, o Dex para sus amigos y personas cercanas. Su padre estaba saliendo al trabajo en el único auto que comparte la familia y a veces se pregunta si es lo mejor mentirle a su hijo para que tome responsabilidades.

—¡Viejo! —grita otro chico al encontrarse con su amigo frente a su casa. Se acerca a él y sin permitirle una reacción, le aprieta el torso como intento de abrazo brusco.

Este lo aparta de inmediato, no porque no tengan una relación cercana, si no porque no le agradan las muestras de afecto.

Kurt Armstrong es su amigo de toda la vida, un chico de estatura promedio y tez amarilla. Se conocieron en el jardín de niños cuando Dexter estaba siendo molestado por un grandulón que pensaba comerse su desayuno y él le ayudó a espantarlo, desde entonces han sido inseparables.

—Tranquilo, Kurt. No me he muerto.

—Dime que te regalaron un auto por tu cumpleaños dieciocho —dice este, sin ánimos de caminar.

—¿Lo ves aquí? —espeta Dex, señalando el frente de su casa como si se encontrara un auto invisible estacionado ahí.

De pronto se escucha un ruido de pitido de auto que proviene de la vecina de enfrente, Cassandra Davies, que no le gusta que la llamen por su nombre, por cierto. Una chica tan sólo dos años mayor que ellos, pelo negro con algunos mechones teñidos, delineado sutil negro en los ojos y una playera de AC/DC, por mencionar lo más característico de ella.

Cass está por salir a la universidad en el auto de su padre que es, básicamente, una camioneta vieja pero funcional de exterminador de plagas. Dado a sus apariencias y fuerte carácter, la gente piensa que es exigente y controladora, sin embargo, no para los que le caen bien.

—¡Cass! —grita Dex con algo de felicidad, pero no obtiene respuesta—. ¡Davies! —Ella se hace la que no oye, sin embargo, en ese momento ella pensó que lo mejor sería saludar, aunque fuera un simple movimiento de mano para que la dejaran en paz.

—¿Sabes algo, Cass? —empieza a decirle Kurt— a nosotros también nos aceptaron en la universidad de Python, de hecho, es nuestro primer año entonces que dices si...

El crush imposible de Kurt es Cassandra, entonces no puede evitar sonrojarse o decir cosas que podrían considerarse absurdas en su presencia sin darse cuenta. De igual manera, ella nunca le toma importancia, y esta vez no es la excepción pues no tiene ganas de lidiar con nadie, por lo que, se sube al auto y aumenta al máximo el volumen a la radio que, curiosamente está sonando «Smells Like Teen Spirit» de Nirvana.

—¿Qué? ¡No los escucho! —vocea tan alto para que su voz se escuchara sobre la música. Luego, arranca sin previo aviso.

—¡Solo queríamos un aventón! —exclama el chico coqueto, a pesar de que ya se ha ido.

—Deberías aprender a cerrar tu boca en momentos como estos.

—Cass es tan difícil de tratar... —expresa como lamento, recoge su bici que estaba tirada sobre el césped y le pasa la mano por encima como si se hubiera ensuciado en los minutos que estuvieron platicando.

—Tu intento de evitar el autobús no salió del todo bien —Le causa gracia, sin embargo, recordar que era su única forma de evitar el autobús hace que le de tristeza instantánea—. ¿Nos vamos en bici? —pregunta Dex, sin esperanza.

—Yo quería dejarla en tu casa —lloriquea él.

Y de esa forma dos jóvenes pierden su oportunidad de ir cómodamente a su primer día de clases. Les toca caminar o andar en bici a la parada que, no está demasiado retirado de donde están para ser verdad, y tomar el transporte público. La Universidad de Python está ubicada en la ciudad de Newsville, por lo que tenían que salir del pueblo de cualquier forma.

Dexter es un aficionado de la ciencia, desde que era muy pequeño le ha gustado hacer sus propias investigaciones desde especies de insectos hasta realizar experimentos capaces de hacer explosión. Tiene una repisa en su cuarto llena de libros de química y termodinámica. Con el paso del tiempo, se dio cuenta de su verdadera pasión, la cual es la física. En el caso de Kurt, él se considera más un «espíritu libre». Sus pasatiempos son editar videos graciosos para subirlos a internet y ganarse fama (y a veces dinero) de ello, pero sus padres no quieren que sea un donnadie. Kurt no tuvo más opción que elegir la misma carrera que Dex y así tener contentos a sus padres aunque él mismo afirma que no es bueno para las matemáticas.

Después de unos largos treinta minutos, el autobús se estaciona una calle antes de la universidad tan mencionada, Python. Con una fachada tétrica a consideración de algunos, contando con el escudo de una serpiente como identificación de la institución. El edificio principal, justo a la entrada al fondo, da una impresión de arquitectura gótica del siglo XV. Los dos amigos se quedan admirando la infraestructura aunque también se sienten nerviosos y ansiosos por dentro.

—¿Estamos en una escuela o en una iglesia romana? —se queja el chico más bajo de los dos.

—No está tan mal, solo les hace falta darles mantenimiento a algunas zonas. Eso es todo —lo tranquiliza su amigo.

Tienen que buscar el salón que les correspondía por sí mismos porque piensan que preguntar por el aula a uno de los «veteranos» iba a resultar como una broma de muy mal gusto. Parece que se dan un tour completo por las instalaciones de la escuela, los edificios se ven muy parecidos, solo varían algunos tamaños y colores, sin embargo, cuando por fin lo encuentran no se separan ni un segundo, desde siempre se han sentado uno al lado del otro. Son la definición de «uña y mugre» en carne propia.

En el caso de Cass, ella ya conoce gran parte del alumnado de su generación y de su carrera, por lo que no es un problema saber en qué salón recibiría sus clases. La comunidad estudiantil de diseño y publicidad es muy unida además de ser uno de los grupos más sólidos de toda la universidad.

Mucha gente pensaba que Davies estudiaría criminalística o temas relacionados por su manía de vestir la mayor cantidad de ropa negra posible, pero la verdad es que eso solo lo veía como un pasatiempo, porque podías observarla viendo documentales y películas paranormales en las noches sin ningún problema.

Ella en realidad cuenta con una tableta gráfica y se pone a hacer dibujos en sus tiempos libres (o a veces no tan libres) desde la secundaria. Se salvó de muchas obras de teatro por hacer parte de la escenografía de sus eventos escolares porque actuar, cantar y bailar no es algo que le agrade mucho hacer. Y eso le ha servido mucho en estos dos años de universidad que lleva cursados, ha estado muy activa en cuanto a edición que ya tiene prácticamente asegurado un lugar para realizar su pasantía en una empresa de ahí mismo en Newsville.

Ella podía gozar de un día libre, pero decide aprovecharlo para charlar con su maestro favorito y pedirle su opinión acerca de los nuevos dibujos que ha trazado.

🪦

Al finalizar sus clases del día no quieren perder tiempo y caminan directo a la parada, a pesar de que el autobús tardaría unos veinte minutos en llegar (pero ellos no lo sabían). Eso claramente no es problema para Cassandra que se queda platicando con sus amigos en la cafetería y hasta casi una hora después se encamina al estacionamiento para volver a su hogar. Cabe destacar que ella no los está evitando, sin embargo, tampoco permitía una interacción dentro de la escuela.

De regreso, los amigos se sientan juntos, Dexter del lado de la ventana y Kurt del otro, mientras intenta tomar una siesta recargado en el incómodo asiento de plástico.

Son alrededor de las dos de la tarde, pero los relámpagos y colores grises del cielo hacen saber que se avecina una tormenta. Lo que llama la atención de Dexter es una clase de humo que se ve a lo lejos. Tiene una forma común y corriente similar a la de quema de basura, no obstante, sin importar que se esté iluminando el cielo por los truenos, la neblina extraña sigue sobresaliendo por encima de todo. Claramente no puede distinguir de que parte proviene exactamente, ni porque pasa eso, pero lo deja pensando el resto del trayecto.

Cuando el camión se detiene en Graveforth, Dex se levanta como resorte, a pesar de que no es el único con ese destino y que el camión no se iría hasta que se bajara el último pasajero.

Están ya cansados y aún les queda un trayecto que recorrer. Se fijan en el aparca bicis para asegurarse que no se hayan robado sus medios de transporte y tuvieron suerte, seguían ahí con todo y candados.

—No puedo más, solo quiero tirarme en mi cama y dormir toda la noche —expresa uno de los amigos, esperando sobre la bici.

—Que lo digas, no pensé que nos dejaran tanto trabajo siendo el primer día.

—¿Podrías apresurarte? Parece que no estás escuchando mis quejas.

—Estoy en eso, ¿sí? Es que la cadena está —Aplica más fuerza, lo que ocasiona que pierda algo de aliento—, atascada.

—Déjame ayudarte —Se desmonta de su bici para ayudar a su amigo en apuros. Aunque está a punto de estallar de la desesperación, sus intenciones son buenas.

Kurt intenta destrabar la cadena pero hay algo que la obstruye o simplemente podía estar enredada con algo, entonces no permitía salir del todo.

—¿Ves? Te dije que estaba muy atorada.

—A la mierda, Dex. Vámonos en la mía.

—Pero mi bici... —exclama como puchero.

—Mañana la arreglamos. Traeré las herramientas de mi papá.

Así, los jóvenes se suben a una misma bici. Es probable que anden más lento porque está diseñada solo para uno, pero al final de cuentas, no tienen tanto que recorrer juntos. La casa de Dexter está primero.

—Viejo, ya no quiero ir a la escuela.

—Ya somos dos.

—Me quedaría a cenar, pero en serio tengo que tirar mi cuerpo sobre el sofá, o la cama. —Sí, el señor Kurt se autoinvita después de clases a la casa de su mejor amigo, y eso no siempre les molesta a sus padres, ya que se conocen desde hace años.

—Descansa.

Pasado un rato de que Kurt se ha ido, Dexter se queda mirando hacia afuera en el porche de su casa. No ve nada en específico, está ido en sus pensamientos hasta que algo llama su atención. Alguien nuevo acompaña al señor Lee, pero no hablando de una pareja o algo por el estilo, si no que alguien tenía que encaminarlo a su casa porque él no se encuentra bien mentalmente.

—Mi esposa está viva, ¡tiene que creerme! —Es algo que repetía una y otra vez su vecino.

El señor se ve cada vez más demacrado, parece que no duerme por todas las bolsas bajo sus ojos, quizá tampoco se asea y menos se toma el tiempo de almorzar como se debía. Esto le preocupa al joven aunque no quiere involucrarse de momento.

La persona en cuestión no se fue hasta que el señor Lee estaba dentro de sus instalaciones. Dex se mete a su hogar también, aun escuchando a su vecino en su cabeza. Pasa de largo la cocina ignorando la pregunta de su madre que si como le había ido en su primer día de clases, y una vez que pone su trasero sobre la silla del escritorio, abre su portátil con la única intención de investigar sobre el caso de Camille Lee, si es que la prensa había decidido subir algo de información al respecto.

Kurt, por su parte, saluda a sus padres que se encontraban viendo televisión en la sala. No sienten su presencia hasta que este ya está subiendo las escaleras hacia su cuarto.

—Kurt, querido, ¿cómo te fue en la facultad de física?

A Kurt le cae como golpe al hígado que le hagan preguntas sobre la escuela, sobre todo cuando está estudiando una carrera que no le gusta para nada. Por alguna razón, sus papás creen que podría sacarlos de las deudas que tienen y salir del pueblo para antes de que cumpla los treinta. Suerte con eso.

—Meh —responde antes de dar un portazo en su habitación.

Se recuesta sobre la cama mirando al techo unos segundos hasta que se dispone a ver su celular. Había una aplicación que estaba revolucionando el internet en la que podías subir vídeos cortos y a él la acaba de descargar, así que abre la app y empieza a ver los cortos que le mostraba, deslizando hacia arriba para encontrarse con uno nuevo cada minuto.

Él es un chico que se entretiene fácilmente, por lo que encuentra vídeos de humor e incluso noticias relevantes de la zona donde se encuentra, incluyendo Graveforth, que en un principio le pareció raro porque realmente no pasa nada en ese pueblo de escaso mantenimiento. Siendo la tarde apenas, el chico se queda dormido con el móvil en la mano, de verdad estaba cansado por su primer día de clases.

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