Ahí estaba él de nuevo, ignorando el sonido de aquella hermosa melodía en el rincón de su casa.
Suspiro melancólico sabiendo que no pararía así que hizo lo que hacía cada vez que la melodía se escuchaba.
Salir, salir de esa casa e huir de esa presión en su pecho y alma.

Caminaba por las calles viendo al suelo, pensando en muchas cosas, dejándose inundar por el sonido de la ciudad. No quería escuchar esa melodía porque lo sabía, sabía que se quebraria de tan solo oírla.

Llego a casa a altas horas de la noche, agradeciéndole al destino aquel silencio supulcral en su hogar, era lo mejor se decía en ánimos tristes. La casa estaba solitaria, abandonada aún cuando él viviera ahí, y no lo soporto más y sin darse cuenta caminó a la esquina de la sala. Recordando cosas que lo lastimaban, duele, se decía, duele recordar.

Y lo vio a la lejanía, un piano, tapado con sábanas empolvadas, en el rincón más oscuro de su casa, cajas a su alrededor,  al igual que libros de música. Él, se decía, él era el culpable de lo sucedido. Así que como siempre hacia al final de la noche se decía:— Es solo una melodía.

Las madrugadas eran las más tortuosas en algunas ocasiones.  Porque le oía, le oía cantar. Y eso le quebraba cada vez más el alma. Escuchaba sus pisadas y su lastimero llanto. Le escuchaba tocar las teclas del piano de la esquina. Y evitaba recordar porque estaba tan quebrado y amargado.— Es solo el sonido del viento. —Aún sabiendo que no era cierto.

Por las mañanas antes de ir a trabajar escuchaba sus cantos y la melodía más triste que resonaban en las teclas de aquel piano. Pero ni eso lo detenía, él escaparía como todas las veces.— No estás aquí. —le decía sabiendo que le escucharía.

Caminando por la ciudad solo se sumergía en sus recuerdos, esos que atesoraba con toda su vida. Y después, las lágrimas aparecían.— JiMin. —decia.

No podía evitar ver su hogar, ese que estaba frente al suyo y un remordimiento lo sumergía, todo entre ellos estaba tan bien, pero él decidió ya no quererlo.— No lo Entiendo.

Y entonces, antes de entrar a casa y volver a su misma rutina. Recordaria sus mejores momentos.
Dos niños de infancia, amigos de toda la vida, uno más grande que el otro, uno torpe y uno serio. Recordaba que todos los sábados su rubio amigo cruzaría la calle a su encuentro. Con esa voz chillona que siempre cargaba— “¡¿Es muy tarde para mi clase de piano Hyung?!” —decia siempre ese niño de cabellos revueltos. Y como siempre él respondería con un simple “Pasa.” Y el niño le sonreía con esa dulzura e inocencia que tanto amaba.
Los años pasarían y ahora ya no era frecuente las visitas de su rubio amigo, ya no iba a sus clases de piano, aquellas que él se esforzaba por darle. Porque JiMin prefería salir con sus nuevos amigos de fiesta, en vez de ir a una estúpida clase de piano los sábados con su amigo, aquel que años atrás le había declarado sus sentimientos, los cuales JiMin muy cruelmente había rechazado.— “Estás equivocado.” —dijo el rubio molesto, y como siempre él sonreía, a sabiendas de que JiMin nunca lo amaría.

Y ahora, se pregunta, ¿Qué quería? ¿Por qué lo buscaba? ¿Qué lograría con torturarlo de esa manera?— Solo es el viento quien toca en sufrimiento. —era la frase que utilizaba para entrar a casa, justo al instante las teclas empezarían a sonar. Y como siempre, las ignoraria.— Es el viento quien toca esa melodía triste. —pero la melodía sonaría, esa tan triste como las de todos los días.— First Love. —Y aún cuando le dolía, lo diría porque era lo que sentía.

Él le imploro no irse ese día, pero, JiMin, igualmente lo haría.— “No te quiero, entiende Min YoonGi, no te amo, ¡Así que no te metas en mi vida, ignora mi presencia por el resto de tus malditos días!.” —Y lo haría.

Porque YoonGi no tuvo la culpa de la muerte de JiMin.
Porque él imploro, pero JiMin no lo escuchó.

Y es por eso que Yoongi solia ignorar la melodia que resonaban aquellas teclas en la esquina de su casa.
Aún sabiendo que era JiMin, o más bien el fantasma de JiMin quien tocaba con arrepentimiento las teclas de aquel piano marrón.

“Perdón...”

Pero era en vano, YoonGi lo ignoraria y JiMin lo sabía.

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Corto porque si.
Muy triste porque si.
Eres una caca One porque si.
Lloraron porque si.

Espero les haya gustado. Muy cortito para que pueda entenderse.
Quiero dedicar ese OS a Mons.
Es una persona super maravillosa y una de mis primeras lectoras. Le tengo mucho aprecio.

¡Y también a ti, hermosa persona detrás de la pantalla!.

One.