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21

Amarlo no te hará sufrir.

Lograr comprender que te quedarás solo, sí.

El duelo es amor que no sabe dónde ir.

Y ese sentimiento, hijo mío, será tu perdición.


























Está solo.

Hace frío.

No duele como antes, pero está muy helado, muy oscuro. Muy solo.

No sabe por qué está así.

Solo quería protegerse.

Necesitaba protegerse.

Protegerlos.

Quizá era mejor así.

Estar así.

Alejado, arrinconado.

Solo y oscuro.

Se sentía triste, pero ya no dolía. Ya no les dolía.

Eso era lo importante.











*








Todos parecieron contener la respiración cuando Taehyung mordió.

Los segundos se volvieron horas angustiantes y la ansiedad les hacía sentir como si todo estuviese ocurriendo en cámara lenta.

La mayoría de los lobos se fueron en un grupo grande junto con las brujas para buscar a los causantes que habían dejado a Jungkook así.

Otro resto de lobos estaban movilizándose para llevar a los más heridos de vuelta al refugio, luego de haber estabilizado las heridas con magia.

Hoseok era uno de ellos. La fatiga le había jugado en contra después de todo ese golpe de adrenalina. Tan pronto fue estabilizado por las brujas, cayó desmayado.

Baekhyun lo tomó, y junto con la ayuda de otros lobos, se lo llevaron a la reserva.

Yoongi estuvo de acuerdo.

Algunos quisieron acercarse, sintiendo los lamentos de Jungkook filtrarse como otra capa sobre su piel. Preocupados, con el instinto emanando de ellos con fuerza porque sus animales le avisaban que algo pasaba con Jungkook, el alfa sucesor de la manada.

Yoongi les gruñó, dispersando al grupo fácilmente para que volvieran a concentrarse en sus misiones.

Solo quedaba esperar.

Pero hasta a él le estaba costando hacer eso.

Como alfa, el sentimiento de querer ir donde Jungkook para quitar a Taehyung de encima le arañaba el pecho con fuerza. De sus uñas salían garras y cada ciertos segundos un rugido ronco y bajo brotaba de su pecho, intentando contenerlo.

Jungkook sufría, apenas llegaron a la superficie lo notó, lo notó como si estuviese sufriendo él y le desesperaba no encontrar a su lobo, no sentir a su lobo.

Como si estuviese escondido, retraído porque algo lo estaba dañando.

Yoongi quería tomarlo entre sus brazos y protegerlo de todo el mundo hasta hacerlo aparecer nuevamente, hasta decirle que no tenía que tener miedo porque todos estaban ahí para atenderlo y cuidarlo hasta que él diga que es suficiente.

Pero no estaba, joder, no lo sentía y eso lo desesperaba mientras los ojos se negaban a perderlo de vista.

Nadie dijo nada, y era consciente de que todos los lobos se sentían como él.

Y quizá por ese motivo, Jin no pudo quedarse de brazos cruzados ahí, esperando como todos.

O porque se trataba de su hermano y no sentir a su lobo le desesperaba más que a ningún otro.

Porque Jin no lo pensó dos veces cuando se movió.

—Tae, Jungkook está-

—¡Jin!

Fue demasiado rápido.

Jin no alcanzó a tocar a su hermano cuando un fuego se alzó alrededor de él, golpeándolo y lanzándolo hacia atrás, como si una fuerza descomunal lo hubiese empujado lejos.

Alejándolo.

Namjoon fue hasta él. Lo ayudó a incorporarse y luego estudió su rostro con delicadeza, procurando que estuviera bien.

Jimin jadeó ante la escena y miró a Taehyung.

Claramente, el vampiro estaba ido, con los ojos cerrados, la frente arrugada y los dientes fuertemente hundidos en la muñeca de Jungkook.

—Taehyung —susurró sin mucha fuerza, acercándose de la misma forma que Jin lo hizo anteriormente.

—Jimin, espera- —Yoongi lo llamó, pero fue demasiado tarde cuando Jimin cruzó la línea y llegó hasta su hermano.

El fuego se alzó nuevamente donde el chico intentó acercarse y la misma energía lo empujó lejos.

Yoongi actuó de inmediato, cuando lo atrapó con su propio cuerpo, recibiendo el impacto por él cuando ambos cayeron al suelo.

Se reincorporaron al segundo. Ambos emitiendo vibras tranquilizadoras a través del lazo para no preocupar a su compañero.

—No deja que nos acerquemos... —Jimin susurra, siendo solo escuchado por Yoongi.

A metros de ellos, podían ver cómo Jin intentaba acercarse de nuevo, con lágrimas en sus ojos mientras gritaba el nombre de Jungkook.

Fue retenido por Namjoon, quien susurró palabras de consuelo en su oído mientras el mayor caía de rodillas frente a su hermano.

—Solo quiero saber si está bien... —gimoteó, y lágrimas brillaron nuevamente en su rostro.

Jimin sintió su corazón caer bajo la escena, el peso de la angustia hundiéndose en la boca de su estómago y la desesperación fluir a la superficie cuando ninguno sabía exactamente lo que estaba pasando.

—Taehyung —llamó, pero el chico no respondió—. ¡Taehyung!

Jimin se liberó de Yoongi y avanzó unos pasos, acercándose.

—Jimin, no. —Yoongi pidió, pero no fue capaz de detenerlo.

—Taehyung, escúchame, tienes que dejar que nos acer- —Jimin no alcanzó a completar la frase cuando dio un último paso y todo frente a sus ojos se consumió.

El fuego anaranjado, con ligeros trazos violetas, se alzó como muros alrededor de Taehyung y Jungkook, de tal forma que era imposible ver lo que ocurría dentro.

Yoongi gruñó, y su lobo se desesperó cuando escuchó a Jin llamar a Jungkook.

—Jimin, aléjate ahora mismo. —Ordenó, y el chico se detuvo en el mismo lugar.

Nadie entendía lo que estaba pasando, pero las llamas que se alzaban no eran abrasadoras, tampoco exponían una fuente de calor, al contrario, era helado y parecía quemar solo el círculo alrededor de ellos, nada más.

Como si estuviese protegiéndolos. No dejando que nada del exterior entrase.

Entonces, pasaron unos cuantos segundos hasta que el fuego se consumió, las llamas bajaron y dejaron a la vista nada más que una tierra seca y quemada.

Taehyung y Jungkook habían desaparecido.

—Maldición —Yoongi se quejó de forma audible y refregó las manos por su cara y su cabello, no sabiendo qué hacer.

Jimin y Jin lucían atónitos y desesperados.

—No va a dejar que no acerquemos... él cree que vamos a herir a Jungkook... —Jimin reveló, ya más calmado. Miró a Yoongi, negando con la cabeza y luego caminó hasta Jin, sentándose a su lado y tomando una de sus manos, entrelazándola y apretándola con fuerza. Jin se dejó hacer por él, lucía impactado, mientras intentaba procesar lo que había ocurrido, sin embargo, junto a Jimin y Namjoon se sintió contenido.

Yoongi por otro lado, gruñó de la frustración.

Era inútil. Y no saber qué hacer para manejar la situación, lo estaba matando.

Sabía que Jungkook necesitaba un lazo. Pero nunca esperó nada como esto.

Se sentía como una mala decisión. Porque el vínculo que estaba formando Taehyung no les indicaba nada, no les aseguraba que Jungkook resistiría y terminaría aceptando el lazo.

Su lobo estaba demasiado perdido.

—Chanyeol —llamó de pronto. El muchacho rápidamente llegó hasta su lado—, busca a alguien que pueda formar un lazo con Jungkook —ordenó, y a pesar de que las palabras se sintieron amargas bajo su lengua, era algo que tenía que hacer de todas maneras, en caso de que las cosas llegaran a salir mal, tenían que estar preparados. Yoongi observó al chico en silencio, y sin responder nada, Chanyeol asintió a su petición.

—No se puede —Jin espetó. Yoongi giró la vista hacia él, los ojos del médico estaban posados aún en el lugar vacío donde Jungkook y Taehyung habían estado.

—¿Qué estás tratando de decir?

El médico parecía luchar consigo mismo, como si no tuviera el valor de decir las palabras en voz alta. Como si la frase anterior la hubiese dicho de forma automática y al azar.

Recibió un apretón de Jimin, en un acto de seguridad y confianza. Afianzando el agarre, Jin la apretó de vuelta mientras alzaba la vista y observaba a su líder.

La vista de Yoongi era... temeraria, emanando ese aura hostil fuera de él, asustaba un poco y Jin no negaría que ponía nervioso a su lobo, sin embargo, no daba tanto miedo, sabía que como alfa, Yoongi se mantenía aun a la defensiva por todos los acontecimientos ocurridos las últimas horas.

—Jin —le llamó, mirándolo fijamente—. ¿Qué quieres decir con eso?

Jin cerró los ojos pesadamente. Inspiró profundo mientras los abría al mismo tiempo que negaba con la cabeza, dándole una mirada afligida y desarmada.

—Está imprimado —confesó por fin. Y eso dolió.

Varios de los presentes le miraron como si no lo hubiesen escuchado bien.

Yoongi lucía confundido.

—Eso no es posible...

—Lo es —Jin respondió, con los labios temblando, un suspiro escapando de estos al tiempo que las lágrimas se formaban en las esquinas de sus ojos—. Él me lo confesó, por eso estaba tan desesperado para ir por él. Está imprimado, y no aceptará ningún lazo que no sea el de Taehyung. Esto... —se detuvo un segundo, mirando alrededor—, esta es la única alternativa que tenemos para salvarlo. Taehyung es el único que puede formar un lazo con él.

Yoongi no supo qué decir, ni como tomárselo.

En el pasado se hubiese molestado.

Imprimarse era... algo de otro mundo.

El sueño de cualquier lobo. La clase de amor que aspiraba cada lobo.

Estaba escrito en las leyendas antiguas, de cómo un lobo le aulló a la luna, como un lobo se enamoró de la luna.

Como un lobo amó por primera vez, por el resto de los siglos, por el resto de su vida, a la misma persona, en otro cuerpo, en otro sexo, en otra mente.

Cómo la luna, eligió a un lobo y lo ató a otra alma.

Un alma igual a la suya.

Un alma gemela.

El conocimiento lo golpeó demasiado rápido.

La relación de Jungkook y Taehyung no empezaba sólo en ellos dos.

Sino que, desde hace mucho tiempo antes, desde hace muchísimo tiempo antes.

O mucho tiempo después.

El destino los unió específicamente a ellos. De entre millones de almas.

Porque Jungkook se había imprimado, y Taehyung se había enamorado.

Ambos, podían amar una sola vez.

Quizá por eso había dos alfas en el mismo siglo.

Yoongi sabía que dos alfas nacidos muy cerca podía ser un buen presagio como también uno malo.

Los ancianos se lo dijeron cuando asumió el primer año.

Jungkook tenía un destino en particular. Esta manada tenía un destino en particular.

Yoongi creyó que moriría joven, y que por eso la luna les concedió otro alfa como Jungkook.

Y se habían encargado de entrenarlo y prepararlo para que cuando un día Yoongi faltase, Jungkook asumiera el liderazgo sin ningún problema.

Pero ahora...

Era demasiada información para procesar y no había tiempo para ponerse a pensar sobre Jungkook y su futuro como líder en la manada.

Negó con la cabeza, intentando dispersar sus pensamiento. Este hecho cambiaba los acontecimientos.

Rápidamente, buscó a Yeji con la mirada, el aroma a bosque seguía palpable en su nariz, así que sabía que ella aún se encontraba cerca.

La vio a los pies de un aromo, a metros de distancia de ellos. No tan cerca, pero lo suficiente como para saber que ella había escuchado todo.

A su lado descansaba un lobo, tendido sobre sus patas.

Yoongi frunció el ceño y se descolocó cuando anteriormente lo había notado en la batalla, al parecer en contra del bando de los humanos.

No parecía dañino, pero el hecho de que no perteneciera a su manada le hacían querer gruñirle y reclamarle el por qué se encontraba en partes de su territorio, de su reserva.

Además, no parecía del todo salvaje como en primera instancia creyó.

No era humano, o eso quería creer, pero había algo en él, en su aspecto, en sus ojos, en su mirada que lucía diferente.

Partiendo también por el hecho de que era tan grande como un alfa adulto.

Bueno, que no los esté atacando o formando un ambiente hostil, era un punto.

Así que Yoongi lo ignoró por ahora y se enfocó en Yeji.

La mujer tenía la mirada perdida, y triste, el aroma del bosque se mezclaba con algo marchito y seco, y era ella.

—Yeji —llamó, y su voz salió más suave de lo que imaginaba. Ella alzó la cabeza, pero su rostro estaba estoico, sin expresiones—. ¿Qué sabes de los vínculos? ¿Es posible que ellos logren formar algo entre un vampiro y un lobo?

Tuvo miedo de preguntar, de conocer la respuesta. Pero estaba seguro que todos querían saber la verdad tras esa duda. Aún si fuera algo que no les gustase para nada.

Ella se tomó su tiempo, como si estuviese intentando encontrar las palabras adecuada.

Ellos esperaron.

Yeji soltó un suspiro pesado. Y negó.

El pecho de Yoongi se apretó.

—Los vínculos de los lobos se manifiestan a través de un lazo, un lazo que les indica el estado de su pareja, el aroma y les da el poder de comunicarse de una forma íntima —contó, como si hubiese leído algún material sobre seres sobrenaturales—. Un vínculo entre un vampiro-brujo y un lobo alfa... no sé cómo podría manifestarse, porque no hay un animal que pueda formar un lazo con el lobo... es diferente.

—¿Cómo funcionan los vínculos con los brujos? —Jin quiso preguntar. Creía que alguna respuesta podrían obtener de todo esto.

Lucía más calmado, y al parecer parte de esa calma se debía tanto a Jimin como Namjoon, quienes no se habían despegado de su lado.

Yeji se acercó más a ellos a medida que entablaba la conversación.

—Nosotros nos enlazamos —respondió entonces—, enlazamos nuestra magia y la sellamos bajo una runa creada de forma única para el enlace. Compartimos nuestra magia y nos comunicamos a través de ella —contó, y varios se sintieron fascinados con la información—, en el caso de los vampiros, se vinculan a través de la sangre, pero...

Yoongi la miró con su lobo alerta.

—¿Qué?

—No sé cómo podría funcionar para razas tan distintas —Yeji negó, inmersa en sus pensamientos, su frente se arrugaba, concentrada intentando encontrar una respuesta, una pista, algo. Casi sentía vergüenza de ella misma al carecer de poco conocimiento y razonamiento en el tema. Su raza se caracterizaba por investigaciones y por el saber de los acontecimientos sobrenaturales.

—Jungkook necesita un lazo, pero Taehyung no posee un lobo para dárselo —dijo Jimin, resumiendo lo que ya tenían—. Taehyung no puede enlazarse con magia, porque Jungkook no posee, y formar un vínculo de sangre es...

—Incompatible —susurró Yeji, más para sí misma—, el vínculo no podría formarse porque la sangre de vampiro no reconocería la sangre del lobo. No es compatible.

Jimin asintió cuando sus miradas se encontraron.

Era una encrucijada.

Yeji pensó.

—Si no pueden obtener ningún método... —susurró, y no supo qué le dio el valor de decir lo siguiente, pero lo hizo, cuando alzó la vista y buscó a Yoongi, diciendo—: creo que tendrán que mezclarse...

Yoongi frunció el ceño. No entendiendo sus palabras. El aire alrededor de ellos pareció dejar de fluir, junto con el tiempo y todo el resto de vida del lugar. Demasiado concentrados como para siquiera respirar.

—¿Qué estás intentando decir?

—Es algo loco —Yeji dijo, casi riéndose nerviosa, mientras negaba con la cabeza—, es una teoría, no se me ocurre nada más, pero creo que es doloroso porque, para formar un vínculo, Jungkook tendría que darle algo a Taehyung para que su lobo reconozca el vínculo. Y Taehyung tendría que darle algo a Jungkook para unirlo a él. Están obligados a mezclar su sangre... unirse a un nivel celular.

—Pero eso convertiría a Jungkook en vampiro. —Respondió Yoongi, no muy seguro.

—Y a Taehyung en lobo. —Replicó Yeji.

Jin soltó un jadeo. —Eso es imposible... eso es...

Nadie podía creerlo, pero joder, era una teoría, y era la única que tenían hasta el momento.

—Taehyung debió llevar a Jungkook a un lugar seguro. —dijo Yeji luego de unos minutos.

—Nuestra casa —soltó Jimin, respondiéndole a Yeji—, estoy seguro que fue a nuestra casa, y no nos dejará entrar.

Yoongi suspiró.

—Ya no hay más por hacer —confesó con resignación, porque por más intenciones que tuvieran de ayudar, no servía. Miró alrededor a los pocos lobos que tenía con él ahí y simplemente se encogió de hombros—, no queda más que esperar.

Todos observaron el lugar que habían ocupado ambos chicos antes de desintegrarse. Pudo escuchar un pequeño gemido angustiado de Jin, el cual fue consolado por Namjoon.

Jimin dejó a su hermano un momento, y fue por Yoongi, quien lo recibió con los brazos abiertos, deslizándolos por su cintura y ubicando las manos en su espalda baja, dándole calor, al igual como su compañero se lo proporcionaba.

Se escuchó el aullido de un lobo. El sonido viajó ahogado y aplastado.

Provenía del grupo que había bajado con las brujas hacia la infraestructura subterránea.

No era nada grave, al parecer habían encontrado un camino que daba con los humanos que causaron todos estos ataques.

Yoongi aún se debatía entre tomarlos cautivos en la reserva, presentarlos al gobierno o dárselo a los salvajes para que ellos hicieran lo que quisiesen.

Si es que lograsen capturar a alguno, el destino lo decidiría en conjunto con todas las personas que fueron dañadas por ellos.

Pero ahora no puede pensar en nada más que en ambos chicos. Tontos, idiotas. Yoongi les daría una gran charla si lograban resistir esto.

No. Estaba seguro que lo harán.

—Yeji, hace rato atrás le dijiste a Taehyung que el destino estaba escrito —preguntó de pronto, cuando los recuerdos volvieron a él. Jimin se tensó y Yoongi lo abrazó más a su cuerpo, sintiendo al chico posar la mejilla en su hombro. Buscó la mirada de Yeji, ella lucía seria—. ¿Este es el destino que nos mencionaste anteriormente?

—Es lo que vi. No sé realmente cómo —respondió, y sus manos descansaron por delante, juntas—, pero es el destino que le traía muerte a Taehyung.

—T-taehyung —Jimin llamó, tragando duramente cuando su boca se secó. Su garganta se apretó y sus labios temblaron. Un brillo se alzó en sus ojos cuando le preguntó a Yeji—: ¿Es posible que Taehyung muera ahora? ¿P-por Jungkook?

Yeji le dio una mirada afligida, como si no quisiera ser la que diera la respuesta, y quizá, realmente no quería.

Ella negó y sus ojos brillaron como los de él.

—No lo sé... —apretó los labios—. No lo sé...

Jimin no quiso preguntar más.

Se abrazó a Yoongi mientras él llevaba una mano a su cintura y la otra a su nuca, conteniéndolo y tratando de traspasarle consuelo a través del lazo.

Sus ojos no se despegaron de los de Yeji.

No eran juzgadores.

Solo la miraba.

Porque todos sabían que no quedaba nada.

No había nada más por hacer que esperar.

Solo esperar.






*





Aulló, aulló, aulló y no dejó de hacerlo.

Aulló a una luna que no veía, a una luna que no lo acompañaba.

No encontraba el camino a casa.

No encontraba a nadie que lo guiara.

Se sentía tan, tan, tan solo.

La oscuridad se cernió sobre él, porque la luna se había ido.

Volvió a aullar.

Un ligero aroma a rosas lo envolvió.

Se echo a correr.

Estaba encontrando el camino a casa.










*









Cuando Taehyung se materializó, cayó de bruces al suelo, su cabeza se golpeó por efecto rebote y todo alrededor se sintió dar vueltas.

Había desaparecido casi por puro instinto cuando alguien quiso acercarse a él, mientras todo dolía, todo ardía; y por efecto reflejo se transportó a su único lugar seguro.

Todo olía como él, olía como Jungkook.

La habitación de Jungkook olía como a ellos. A hogar. Un aroma cálido como el sol, y refrescante como la brisa.

Su corazón cayó cuando vio al chico tendido en su propia cama. Inconsciente y sobre su costado.

Rápidamente fue hasta él, tendiéndolo por completo sobre su espalda.

—Jungkook, hey... —llamó entre susurros, con la voz raposa y entrecortada, como si hubiese gritado con fuerza, y al parecer sí lo había hecho. No lo recuerda bien.

Inspeccionó su cuerpo.

El chico no se quejaba, y parecía como si estuviese envuelto en un sueño profundo.

Su muñeca mostraba los pequeños orificios que causó con sus colmillos. Estos no estaban regenerándose, pero la sangre tampoco brotaba de ellos.

Taehyung lo tocó, y el chico estaba helado.

Eso lo volvió loco.

Porque no sabe qué hacer.

Nadie le enseñó, nadie le dijo cómo.

Era casi un tabú hablar de amor con él.

Porque estaba prohibido.

Un vampiro no amaba.

Era ruina.

Y las palabras las recuerda, una y otra vez.

Por lo mismo, no tiene idea de lo que está ocurriendo, y si ha funcionado.

Ha mordido a Jungkook, y ha pensado con todas sus fuerzas atarlo a él.

Era fe, simplemente fe.

No bebió su sangre, tampoco lo había lastimado cuando le mordió, pero, de todas maneras, no sabía qué hacer.

Porque no recibió respuesta. Jungkook no estaba reaccionando.

No sabe si se está vinculando a él, no sabe si lo está salvando.

Ni siquiera sabe si lo está convirtiendo. Dios.

Ese último pensamiento lo llena de miedo.

Taehyung sabe que fue egoísta, su decisión fue tomada en base a su propio beneficio.

Hubiese sido mucho más seguro dejar que un lobo lo mordiera. Habría creado un lazo al instante, seguro y sano.

Algo aprobado por las leyes que regían la naturaleza.

Esto estaba prohibido.

Y se estaba arriesgando.

—Jungkook... —llamó nuevamente, acariciando su mejilla, las manos le temblaban, y odiaba ser tan helado, tan frío porque se sentía como si lo estuviese lastimando—, hey... Jungkook...

Abrazó su cuerpo ahí en la cama, y el corazón se le apretó en el pecho, de tal forma que dolió.

La mano que no sostenía el cuerpo de Jungkook vagó por todos lados, llenándole de caricias con el tacto mínimo porque no quería dañarlo.

Un nudo de angustia atravesó su garganta.

—Jungkook... —insistió, despejando el cabello de su frente. Estaba palido, y le dolía—, cachorrito...

Lo abrazó más fuerte, y cuando levantó su tronco, su cabeza cayó sin fuerzas a un costado.

Soltó un jadeo ahogado, y desesperado. De inmediato apegó la oreja en su pecho, justo donde se ubicaba su corazón.

El latido era demasiado débil.

Casi inexistente.

Apenas respiraba, apenas se movía.

Apenas vivía.

Taehyung perdió el control.

—Jungkook —llamó, tendiéndolo y moviéndole los hombros.

Jungkook no reaccionó, y él palideció.

El menor no se quejaba, no gritaba como antes.

Algo cambió, algo debió haber cambiado entre el lapsus de la frontera y el hecho de estar acá en su casa, en su habitación.

—Jungkook —volvió a intentar, y posó su frente en la del chico.

Tan helada.

—Jungkook, hey, Jungkook... por favor... —No quiso sonar tan angustiado, pero ya no le importaba. La voz se le rompió y comenzó a desesperarse a medida que Jungkook no respondía, no reaccionaba a ninguno de sus llamados.

Su corazón latía cada vez más débil, y la respiración se le iba a cada segundo.

Los ojos se le llenaron de lágrimas, y sus labios se arquearon hacia abajo.

Jadeó de nuevo, y un hipeo escapó de su garganta.

Taehyung sintió literalmente como si necesitara aire, y respiró así, como si sus pulmones necesitaran oxígeno porque todo dentro de él ardía.

Dolía, desde el fondo de su alma, le dolía.

Le estaban quitando todo.

—Jungkook, por favor —pidió, rogó, y las lágrimas bajaron por su rostro. Le dolía la cabeza, y todo el cuerpo, pero su dolor pasó a segundo plano cuando todo en lo que podía enfocarse era en Jungkook—. Por favor... dame una señal, dime algo, lo que sea... por favor.

El tiempo pasaba, y algo se incendió cerca de él a medida que se iba desesperando, las ventanas se rompieron, y la casa tembló ligeramente antes de volver a la normalidad.

—Jungkook...

Y el corazón de Jungkook se detuvo.

Taehyung se congeló.

—Por favor... —negó, y un sollozo audible y crudo salió de sus labios, mientras lo llamaba, abrazando su cuerpo por completo—, Jungkook por favor, Dios, Jungkook, no me dejes, por favor... —imploró, no podía entender cómo la vida era tan injusta, cómo pudieron quitarlo de su lado, cómo nada de lo que hizo resultó posible. Negó, y más lágrimas bajaron por su cara—, no quiero buscarte en otra vida, no quiero otra vida contigo, Jungkook, no la quiero —negó, y apretó el cuerpo con fuerzas, hundiendo su frente en el cuello helado del chico. Sintiéndose inútil por no poder proporcionarle calor—, no la quiero. Quiero esta, quiero pasar esta vida contigo, Jungkook por favor, no me dejes, te lo pido por favor...

Alzó la mirada al cielo.

Por favor, por favor, por favor, no dejes que se vaya, por favor.

Era injusto, era demasiado injusto, no le cabía en la cabeza cómo las cosas terminaron así.

Quemaría todo.

Pero ni siquiera tenía fuerzas para levantarse.

—Por favor —intentó de nuevo, tomando su mano y llevándola hacia sus labios, recorriendo la pequeña marca que le hizo en la muñeca y cerrando los ojos mientras besaba cada rastro de piel helada—, amor, por favor...

Se estaba deshaciendo del dolor, la cabeza le punzaba y su cuerpo enteró temblor.

Se iba a volver loco con cada segundo que pasaba intentando asimilarlo.

Aun así, no se detuvo.

Incluso si nadie respondía, incluso si nadie acudía a él.

Imploró y rogó por su nombre incontables de veces.

Jungkook, por favor, Jungkook, Jungkook.

No podía ser cierto. No podía creerlo.

Apenas pudo mostrarle un poco de lo que era, el amor fue maravilloso, pero fue apenas un segundo en trescientos años.

El destino los unió, pero el destino también se estaba encargando de separarlos.

Taehyung sabe, no aguantará más pérdidas, no puede aguantar esta pérdida.

Se quemaría vivo, con todo lo que existía a su alrededor.

Alzó la vista al techo, y cuando sus ojos quisieron adoptar su forma vampírica, no pudo.

Una punzada de completo dolor, crudo y fuerte le atravesó el cuerpo, como millones de agujas golpeando sus músculos, fibra por fibra.

Célula por célula.

Gritó de dolor, y al cabo de unos segundos, se desmayó.







*






Viajó como un zumbido, como una luz, después se hizo más grande, y lo iluminó todo.

Aulló, porque había sido encontrado.

La luz brilló con fuerza y luego cayó, estampándose y, como una onda expansiva, golpeó todo a su paso.

Explotó.

Jungkook jadeó por aire desesperadamente y abrió los ojos con fuerza.

Su pecho subía y bajaba frenético y sus ojos se abrieron en sorpresa cuando luchaba por regular sus respiraciones.

Su vista estaba posada en el techo.

Estaba en su habitación, una brisa fresca venía de la ventana y el aroma de-

Giró la cabeza hacia su costado y un punzada de dolor lo atravesó.

Lo ignoró.

Ahí, a su lado, estaba Taehyung, de costado, acurrucado y con los ojos cerrados.

—Taehyun- agh... mierda... —otra punzaba lo atacó por completo cuando quiso levantar la mano para tomar la de Taehyung. No pudo—, joder, esto... esto es... —Y gritó, tan fuerte que rompió sus cuerdas, el sudor cubrió su frente y los tendones sobresalieron de sus músculos contraídos de golpe.

Apretó los dientes, y un gruñido salió en un intento de aguantar el dolor, su piel escocía y se sentía como si el fuego estuviese atravesando sus huesos, sus venas.

Literalmente ardía en cada célula.

Era peor que veneno, era, era...

Todo a su alrededor se nubló. Perdió el olfato, perdió la audición y por unos segundos quedó sumido en tanta oscuridad que parecía haberse perdido en algún lugar del cual no podía salir.

Pudo ver a su lobo.

Y algo en su muñeca ardió con fuerza, como si ahí se concentrara la verdadera razón de todo su dolor.

Lo último que recuerda fue haber sido disparado con un líquido extraño.

Pero esto era diferente, no estaba resistiéndolo como el veneno.

Estaba recibiéndolo. Solo recibiéndolo.

No podía ver.

Y poco a poco, comenzó a visualizar a su lobo.

No estaba solo, pero tampoco estaba acompañado.

Era extraño, era diferente, pero era cálido.

Entonces lo sintió.

Todo marchito, todo seco, eran rosas, rosas muertas.

A los pies donde su lobo descansaba.

Herido.

Pero no era él.

Era Taehyung.

Su lobo estaba así por Taehyung.

Porque lo sentía.

Jungkook lo sentía en su propio cuerpo.

Sentía lo que Taehyung sentía, y todo lo que el chico sentía, era dolor.

Volvió a enfocar la vista, notando que uno de sus ojos se encontraba nublado, con problemas de visión.

Jungkook se preguntaba si le habían herido la pupila.

De todas formas, no era su mayor preocupación.

Su lobo de alguna forma sentía a Taehyung a un nivel extraño y no podía dejar ir la sensación.

Dios.

Apenas podía moverse.

Giró la cabeza como pudo.

—T-tae... —llamó, demasiado bajo para ser escuchado.

Gruñó.

Taehyung.

Intentó.

Taehyung.

Su lobo aulló.

Frustrado, cerró los ojos con fuerza, y visualizó a su lobo.

Hizo que él lo llamara, no sabía cómo, pero sabía que podía.

Y entonces sucedió.

Las flores a los pies de su lobo se volvieron fuertes y hermosas. Maduraron y crecieron completamente vivas, y de pronto, toda esa oscuridad se iluminó, y no quedó ningún lugar por esclarecer.

Era todo un campo.

A los pies de su lobo, había un campo completo de flores silvestre que se cernía bajo sus patas.

A través de su lobo, Jungkook podía notar lazos.

Como el lazo familiar de su hermano.

El lazo que identificaba al alfa.

Y creía algún día ver el lazo con su compañero.

Pero esto... era de otro mundo.

A través de un lazo plateado, su lobo brincaba y saltaba, en un pastizal lleno de rosas de todos los tipos, todos los colores habidos y por haber.

Como si fuese hecho con magia.

Y en esa pradera, había una pequeña luz.

Se movía alrededor de su lobo, como si fuera algo que le pertenecía.

Como una sombra, pero completamente brillante.

Su lobo le miraba feliz, le aullaba, le movía la cola como un idiota y rodaba sobre su espalda, mostrándole la panza.

Dios.

Jungkook ahí lo comprendió.

Esto no era un lazo como tal.

Lo visualizaba y lo sentía.

Pero era más que eso.

Más que un lazo, más que un vínculo.

Taehyung había atado su alma a la de él.

Jungkook podía ver su alma, porque estaba unido a él.

Lo sentía como parte de él.

Rápidamente abrió sus ojos.

E intentó moverse, pero todo el cuerpo le dolía y le pesaba como si un camión hubiese pasado arriba suyo.

Le ardía el cuerpo por dentro.

Taehyung. Gruñó.

Taehyung...

Giró la cabeza como pudo, y lo vio descansando a su lado. Igual que antes.

Tenía ojeras bajo sus ojos, y las cejas un poco fruncidas, como si hubiese estado luchando con algo antes de caer inconsciente a su lado.

Jungkook sintió ganas de llorar.

¿Podría decir que estaba todo bien?

Esperaba que sí.

Taehyung estaba con él.

En su casa, en su hogar.

Y eso era lo único que importaba.

Su lobo aulló feliz.

Y sus ojos se llenaron de lágrimas. El sentimiento le apretó el pecho y una sonrisa se elevó en sus labios a medida que las lagrimas caían.

Un leve músculo saltó en el rostro de Taehyung.

—Tae... —le llamó, con la voz muy seca—, vampiro.

Taehyung abrió los ojos de golpe, igual que él y le miró como si hubiese visto un fantasma.

Jungkook intentó sonreír.

—Hola... —susurró bajo.

—Jungkook está- agh, mierda —Dios. Hizo lo mismo que él hace minutos atrás. Taehyung intentó tocarlo, pero su cuerpo no respondía. Parecía dolerle porque cerró los ojos y una mueca se formó en su cara.

Jungkook sonrió de lleno esta vez.

—Estoy igual que tú... —confesó, y Taehyung le miró casi pálido, como si pestañear fuese hacerle desaparecer.

Jungkook le miró con un brillo en sus ojos e intentó inclinar la cabeza hacia él, para posarla en su frente, para tocar su nariz en la de él y acaricarla.

Y cuando lo hizo. Nada tuvo absoluto sentido.

Porque se sintió de otro mundo.

Taehyung recién ahí cayó en cuenta.

Tocarse se sintió como algo extraordinario, una sensación electrizante se derribó sobre ambos y estalló en la zona baja de su ombligo, como si todo un torbellino de mariposas hubiesen querido volar por su estómago.

Era como felicidad.

Estaban completamente conectados.

Y en ese momento. Taehyung supo que se habían vinculados.

De la nada. Rompió a llorar.

—L-lo siento —susurró con miedo, los labios le temblaron y necesitó oxígeno para continuar, pero no lo pensaría ahora, porque estaba demasiado concentrado en Jungkook. Necesitó de toda su energía para poder levantar la mano y acariciar la mejilla de Jungkook, quien le observaba fijamente a los ojos. Vio una lágrima caer por el costado del menor. Taehyung negó mientras las suyas propias bajaban sin escrúpulos, tan, tan calientes, como nunca antes en el invierno de toda su vida. Su temperatura lo era, y la del menor también cuando posó con esfuerzo la palma en su mejilla, acunándola—, lo siento mundo, lo siento, pero por favor, no te vayas, por favor —pidió, recordando lo tortuoso que fue pensar que lo había perdido. Negó—, prometo que te cuidaré, lo prometo, pero por favor aguanta, ¿sí?, por favor, resiste y acepta este vínculo, por favor...

Jungkook no lo soportó más. No podía, el dolor de Taehyung, era su dolor. Lo podía sentir en carne propia y no podía ser ajeno a este.

Su lobo le imploraba que le ayudara, que le arrullara.

Porque este chico, frente a él, que lloraba y rogaba para que no se fuera de su lado, era su compañero, era su destino, era su luna.

Con el dolor de toda su musculatura, se volteó hacia él y lo abrazó, Taehyung lo recibió entre sus brazos y Jungkook escondió la cabeza en su pecho, oliendo ese aroma a coco, a rosas, tan dulce como el suyo.

Porque eran uno.

Taehyung rodeó su cintura y empezó a llorar.

Al igual que él.

El vampiro inspiró profundo, sintiendo el vínculo, sintiendo rosas rodear un lazo plateado.

Era todo. Era un lazo, un vínculo, un enlace, una marca de sangre.

Estaban atados de todas las maneras posibles.

—Mío... —dijo Taehyung, cuando una especie de posesión emanó de él, como un instinto primitivo.

El lobo sintió calidez, reconociendo a su compañero. Aullando feliz, y haciendo que Taehyung sintiera esa calidez en su pecho.

Es el amor de su vida, el lobo lo sabe y está feliz.

Es la persona que tendría siempre.

Jungkook lloró de alegría.

—Tuyo —le dijo, inspirando profundo mientras las lágrimas bajaban por sus ojos y un sentimiento de paz los rodeaba—, siempre tuyo.











*



Hola, quiero agradecer por sus palabras en el capítulo pasado, de verdad me hicieron muy feliz. Me alegro que les haya gustado porque no estaba del todo convencida jdjdjd :(((( respondí algunos comentarios pero lo siento por no responderle a todas 🥺 en fin, gracias por leer. Aún quedan muchas cosas por aclarar, espero que pueda ser pronto 💜 stream a los chicos 🤌🏻

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