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20 - iii
















Tenía un destino en particular y no pensaba en detenerse.

Las pisadas de Choi Siwon eran fuertes, tan retumbantes que hacían un eco que se perdía por el extenso pasillo por el cual se movía.

Soldados seguían su paso; jefes de altos mandos y científicos vestidos como él, todos guiados bajo su imponente presencia tras su espalda, dirigidos a un objetivo en particular.

Luego de abandonar la zona del casino, donde dejaron libre a Taehyung, él y sus hombres se movieron hacia el ala este del edificio, una zona que parecía no verse tan afectada aún por todos los ataques recibidos del exterior.

Honestamente, Choi no se veía tan conmocionado por los constantes ataques, era algo que tarde o temprano sabía iba a ocurrir. Es decir, el centro que había construido y en el cual llevaba años de investigación, era una zona ilegal que buscaba analizar y experimentar con otros tipos de razas que mantenían en prisión. Rompiendo cualquier tratado de paz formado entre las distintas razas que habitaban en el país.

Por supuesto que, un ataque de algún otro ente sobrenatural iba a ser esperado por ellos.

Sin embargo, la situación cambió completamente cuando hace sólo unos minutos atrás se le notificó por radio los verdaderos causantes de la explosión: miembros activos del gremio de cazadores de Seúl.

Activos miembros del gremio más grande Seúl eran los culpables del ataque.

El solo conocimiento de aquella información volvía las cosas incluso más interesantes.

Dejó de caminar cuando estuvo frente a una compuerta de metal, la cerradura con detector facial reconoció su rostro al instante, abriendo el mecanismo de la puerta y mostrando una sala de seguridad, llena de pantallas y monitores que mostraban distintas partes del edificio, tanto el interior como las zonas exteriores.

Caminó un par de metros para entrar, junto con el equipo que lo acompañaba, dejando varios soldados custodiando la entrada.

Choi pasó su vista por las diferentes pantallas, algunas en blanco, llenas de ruidos mientras informáticos intentaban volver a establecer la conexión; otras completamente limpias, mostrando el caos que parecía ser el exterior, y otras simplemente estáticas, como si la pantalla fuera una foto que representaba lo vacío de algunas partes del edificio.

—Señor —una presencia a su lado dijo, acercándose hasta tenderle una pantalla táctil. Bajó su vista y recibió el aparato con sus manos, frunciendo un poco el ceño cuando notó en la pequeña pantalla dos fotografías—, descubrimos las identidades de los integrantes del gremio —le dijo el soldado, el cual no se había movido de su lado. Choi no lo miró, agudizó la vista y se concentró en aquellos dos rostros que rodeaban los 25 y 30 años—, él es Jung Hoseok, es un cazador e hijo del político Jung Garam, el actual líder del gremio de cazadores.

Choi guardó silencio, observando el rostro del chico.

—¿Alguna razón del por qué estén atacando el complejo?

El soldado negó.

—No hemos encontrado motivo alguno, señor —le dijo—, los lazos entre el gremio y el gobierno son fuertes, Jung Garam es un político de excelencia y los cazadores son los mejores Centinelas que posee el gobierno a la hora de tratar con razas sobrenaturales, no hay motivos para ir contra los humanos.

—¿Qué hay de ese? —preguntó esta vez, apuntando la fotografía del hombre a su lado. El soldado agrandó la imagen, dejando a un chico notoriamente en sus veintes, un cabello castaño y perfectamente acomodado. El soldado carraspeó para encontrar su voz.

—Es Kim Mingyu, es un híbrido entre vampiro y humano —oh, un músculo saltó en su rostro, tomando completa atención a lo que el soldado le decía—, también es miembro del gremio. Ambos iniciaron los ataques, y acabaron con varios soldados de la superficie, su paradero es desconocido.

Choi supo de inmediato qué hacer.

—Mata al hijo del líder y captura al híbrido, nos puede servir, si no los encuentran, ordena que hagan un reporte para exigir exilio del país, ambos deberían ser fugitivos por la traición hacia su propia raza y creencias.

El hombre tomó la pantalla táctil de vuelta y dio un paso hacia atrás antes de inclinarse.

—Entendido, señor.

—Señor, Choi —Otro de los hombres le llamó, esta vez el científico se giró hacia uno de los informáticos que custodiaba las cámaras—. Tenemos un infiltrado.

Observó las pantallas tan pronto escuchó al hombre hablar, sin embargo, lo que Choi veía era a un simple soldado caminar.

—¿Qué pasa con él?

De todas formas, mientras más veía, menos le calzaban las cosas, el chico vestía un uniforme militar, pero estaba completamente ensangrentado, el cabello castaño y largo que tenía caía en hebras ondeadas y cubrían cierta parte de su rostro.

Ningún soldado tenía el cabello así de largo.

Era difícil reconocerlo con la calidad de la conexión, pero Choi sentía algo familiar en él, de igual manera, notó la diferencia con el resto porque iba en dirección contraria, caminando sigilosamente por el quinto piso, lejos de la superficie; observando por todos lados, casi desesperado buscando por algo.

Por alguien.

—Es un alfa —Uno de los científicos a cargo de la sala se acercó y le dijo, alterando completamente sus sentidos. Choi no pudo quitar la vista del chico—. Acabó con la mayoría de los soldados de la superficie, los cazadores le abrieron el camino y se infiltró. No es el alfa Min Yoongi —aclaró lo último y Choi Siwon estuvo a punto de decirle que eso lo sabía, era muy claro para él que este alfa era distinto—, creemos que posee una manada propia y que vino en busca del lobo que tenemos prisionero en la zona segura del casino. No hemos podido identificarlo, pero se mueve rápido. Planeamos capturarlo cuando se encuentre con lo que ande buscando.

Si el rostro del chico le resultó familiar o no cuando lo vio mirar a la cámara, apuntar y disparar para perder la conexión, no le importó.

Nada le importó realmente cuando los minutos pasaron y ellos siguieron observando.

Porque Choi Siwon, luego de un tiempo, pudo ver en otra pantalla, cómo el camino de Taehyung y ese alfa se encontraban.

Cuando lo hicieron, realmente, nada para él tuvo una milésima de sentido.

Él pudo ver, y todo el resto que permanecía junto con él en la sala era testigo de la forma en la que el lobo y el vampiro se abrazaban, se miraban mientras cada uno buscaba algo en el rostro del otro, como si quisieran asegurar de no ver alguna herida, comprobar que todo estuviera bien.

Bajo la pobre calidad de las cámaras, pudo notar la desesperación en el rostro agotado de Taehyung y el alivio en el rostro de aquel lobo.

Le hizo sonreír, emocionado.

—Esto es interesante —susurró para sí mismo, segundos antes que el lobo escaneara el lugar hasta dar con la cámara, la cual volvió apuntar con el arma, haciendo que la conexión se perdiera instantes después del disparo.

Rápidamente se giró, dándole la espalda a la zona de las cámaras y notando que ya había algunos soldados formados a la espera de sus órdenes.

Uno de los doctores que vestía como él se acomodó en la fila y le miró.

—Señor Choi —mencionó, inclinando ligeramente la cabeza para recibir su orden.

—Lleva la nueva dosis a la superficie —mencionó, sin agregar nada más.

El hombre asintió y tomó un maletín como si su vida dependiera de aquello. El agarre fuerte, sus nudillos blancos.

—¿Le comunico a los soldados que los usaremos para el ataque?

—Sí, dígale que busquen las otras armas y se preparen.

El científico asintió y el resto de soldados rápidamente comenzó a moverse.

—¿Para las brujas, señor?

—No —Choi negó—, a ellas mátalas —y su mentón apuntó ligeramente hacia las pantallas, otra habitación que la cámara apuntaba, donde apareció Taehyung seguido del otro lobo, quien se tomó un momento para acercar su nariz al cuello del vampiro, olfateándolo suavemente. Choi tragó, atento a la especial cercanía—, ellos son los candidatos, no los capturen ahora, dejen que lleguen a la superficie.

—Entendido, señor. —Los hombres que recibieron la orden, se inclinaron y rápidamente abandonaron la sala.

No protestaron ni preguntaron algo, ellos acataron su mandato y le siguieron sin ningún reclamo.

Choi se volteó una última vez para observar las pantallas.

—Taehyung no quiso cooperar —susurró, y la cámara perdió conexión. La simple acción le hizo apretar los dientes, pero la mueca de burla en su rostro se mantuve en todo ese rato—, pero con este lobo no tendrá ninguna otra opción.

El científico no esperó por verlos en otra pantalla, giró sobre sus talones y se dirigió al ascensor de emergencias de la sala, apuntando su próximo destino: la planta base de la superficie.

En las cámaras, Taehyung tampoco había vuelto a aparecer.






*





No había forma de escapar de ahí sin enfrentarlos.

Jungkook lo haría.

No temía, y no sabía si eso era bueno o malo, pero el golpe de adrenalina y la desesperación de su lobo al presentir que se encontraba cada vez más cerca de Taehyung era todo en lo que se había convertido en ese momento, pensar las cosas con claridad estaba fuera de discusión a estas alturas de los hechos.

Taehyung valía todo, incluso su vida.

El instinto corría por sus venas, y quizá no estaba pensando las cosas con claridad, ni tampoco en todas las acciones suicidas que ha cometido en las últimas horas, infiltrado en un lugar lleno de soldados que buscan su muerte.

Jungkook no podía detenerse.

No porque no tuviera otras opciones, él simplemente no podía detenerse. No podía, no quería.

No le costó para nada infiltrarse dentro del edificio, pero estaba seguro que salir sería algo completamente distinto, sobre todo con Taehyung, alguien por el cual los humanos habían trabajado tanto por capturarlo.

Por tenerlo.

Que coman mierda.

Taehyung era suyo, era su hogar y él y su lobo no permitirían que se llevaran algo tan valioso para él de nuevo.

—¡Lo reportaron aquí! —un grito se escuchó al fondo del pasillo, haciendo eco hasta resonar en sus propios oídos, alertando todos sus sentidos.

Un montón de pisadas repercutieron en el suelo de metal y luego, un pequeño remezón del exterior abrió grietas por las paredes, haciendo caer algunos pedazos del material.

En unos cuantos segundos, Jungkook pudo reconocer las voces, distinguiendo el lugar por donde provenían.

Además, eran las mismas palabras que había escuchado desde que se había infiltrado.

Desde su entrada hasta ahora, se ha repetido el mismo ciclo, y por todo el camino recorrido, dedujo que ha avanzado ya tres pisos bajo tierra, encontrándose con los mismos escenarios, los mismos soldados que enfrentar, las mismas cámaras que romper.

Habitaciones vacías.

Sin aromas.

Sin ningún rastro de él.

No fingiría, cada paso le desespera más.

Cada voz ajena, distinta a la de él, le cabrea más.

Estaba enojado, con su lobo al borde, lleno de sangre de tanto que ha peleado.

Más no se queja, no se siente exhausto, al contrario, reacciona con la misma intensidad cuando las pisadas retumban cerca de él.

La rapidez la tiene a su favor, cuando en tres tiempos trepa y sube por una viga de metal cerca de él, la altura suficiente para no ser notado por aquel grupo de soldados que, minutos después, camina bajo su escrutinio.

—Debe estar por aquí —dice uno, observando tras su espalda—, aquí fueron los reportes del equipo de seguridad —jodidas cámaras, Jungkook piensa, se ha deshecho de cada una de ellas y aun así estos idiotas siguen llegando.

Los soldados caminan en fila, moviéndose para ambos lados, sin dejar de apuntar sus armas.

Jungkook espera que pase el último bajo la viga y salta sobre uno, torciéndole el cuello al instante.

—Maldición... —El otro se gira, apuntando con el arma, la cual dispara al segundo, errándole gracias al enganche que Jungkook alcanza a hacer en su brazo, guiando las balas hacia el techo, donde terminan incrustadas en el metal.

Se obliga a sí mismo a no perturbarse por el sonido, todo gracias al hecho de tener a Taehyung muy presente en sus pensamientos.

Por él había venido, y sin él no se iría.

Pelearía.

Jungkook aprieta la mano sobre el brazo que sostiene con fuerza, haciendo al soldado chillar de dolor, concentrado en la zona que se siente como si le quisieran partir los huesos.

Suelta el arma y no pierde tiempo cuando se asegura de patearla lejos.

El humano no es nada sin su arma y Jungkook lo sabe, sin perder tiempo, lo atrae hacia él y le golpea fuerte la cabeza, haciéndolo caer inconsciente a un lado del otro soldado.

Se aleja y los mira cuando el aroma oxidado de la sangre humana llega a su nariz, junto con un leve aroma de sudor, algo ordinario y característico de ellos, lo cual le hace arrugar la nariz. Asqueado.

No están muertos, es lo primero que deduce, así que con ayuda de una cuerda militar que saca de uno de los soldados, decide amarrarlos y dejarlos en una de las habitaciones.

Jungkook se asegura de romper todas las cámaras de la zona, y cuando ya está satisfecho, toma algunas de las pertenencias que puedan resultarle útil y abandona la habitación.

Cerraría los ojos para agudizar sus sentidos, ahí en medio del pasillo vacío, pero está demasiado alerta para hacerlo, así que simplemente se concentra en lo que alcanza a llegar a sus oídos.

Lo admitiría, desde que ha puesto un piso bajo el edificio, sus sentidos han estado menos hábiles, como si algo estuviera drenándole la energía constantemente, en cantidades mínimas.

Sin embargo, no es algo por lo que se quejaría ahora.

Así que se concentra en un punto en la nada y espera tranquilo.

Pisadas. Muchas pisadas alejándose a la distancia, metal pesado moviéndose entre sí, crujiendo como la misma infraestructura lo hacía cada tanto minuto, cañerías rotas que dejaban una que otra gotera en el eco que recibían sus oídos.

Luego de un tiempo, se dio cuenta que él y los soldados que enfrentó eran los únicos que se encontraban en el nivel.

Jungkook se asegura que así sea, no dejando ningún rincón sin revisar, ninguna cámara sin romper.

Sabía que estaba siendo vigilado, la luz roja en cada dispositivo se lo advertía, y a pesar de que cada transmisión que cortaba hacía revelar su paradero, podía quedarse con la seguridad de que, sea quien sea el que lo esté viendo, le estaba complicando reconocer su rostro y sus movimientos.

Jungkook podría delatar su ubicación, los lugares que inspeccionaba cada que rompía una cámara, pero ellos no tendrían ni la más remota idea quién era él y por qué estaba ahí.

No sabe por cuánto tiempo funcionará este método, pero le daba ciertas ventajas, aunque Jungkook sabía, una vez que se descubriera parte de su identidad, quizá, volver a la manada no estaría dentro de sus planes por un tiempo, por último, hasta que los asuntos entre las razas involucradas se tranquilicen.

De todas formas, Jungkook está dispuesto a pagar cualquier precio, lo que sea.

No hay discusión en eso, incluso si dentro de ello se encontraba su vida como lobo.

Porque si este es su destino, entonces lo aceptaría.

Está seguro porque su mente tiene muy presente aquella pesadilla de hace semanas atrás, donde lo vio, donde vio morir a Taehyung, la misma revelación de la bruja Yeji siendo un fiel recordatorio de todos esos presentimientos negativos que yacen en el fondo de su corazón, una angustia pesada que le aprieta la garganta y que ha acompañado a su lobo por tantas lunas.

Impedir aquello, impedir aquel destino es todo lo que desea con fuerzas.

El precio no importa si es algo que él puede evitar.

Cuando llega al cuarto piso, lo primero que lo recibe es una corriente de aire fría, la cual le eriza toda la piel, alertándolo.

Cada vez es más helado, y cada vez que avanza siente sus sentidos sobrenaturales perderse un poco, como si se debilitaran según los pasos que daba.

Pero no se detiene, eso simplemente le hace avanzar desesperado ante el pensamiento que Taehyung podría estar aquí, débil y susceptible a lo que los humanos intentaban hacerle.

Su lobo gruñe.

Aun si tuviera que llegar a un décimo piso bajo tierra, congelado, Jungkook estaba seguro de sí mismo que no descansaría hasta saber que intentó y buscó en cada rincón por él.

Su lobo no se lo permitiría, no permitiría dejar estas instalaciones sin haberse convencido de haber buscado en cada habitación, además, sentía que era su mismo instinto al borde de la necesidad lo que lo guiaba, como un presentimiento que le avisaba que este era el lugar, que Taehyung estaba aquí. Aun si no podía sentirlo, aun si no podía olerlo, aun si no podía comprobar los hechos.

Taehyung.

Taehyung, por favor...

La garganta se le aprieta al tan sólo pensarlo y Dios, cada vez se desespera más, y cada vez necesita más fuerza mental para mantener la cordura en una zona que parecía completamente vacía, sin rastros del chico.

Su lobo quiere aullarle a la nada, y su garganta se aprieta, su pecho le arde y duele mucho, duele mucho estar de pie en la nada, sin lograr nada.

Jungkook desea mutar, desea mutar y dejar que su lobo tome posesión de todos sus sentidos, aullar al techo para llamarlo con todas sus fuerzas aun cuando sabe que no encontrará respuesta a su llamado.

Joder, él quiere, él quiere-

Quinto piso.

Es algo lúgubre y frío, mucho más frío que el anterior nivel, su piel entera se estremece y se siente arder en un intento de darse calor, su mismo lobo intentando protegerlo.

A lo lejos, puede escuchar pisadas de un grupo de soldados trotando, gritando entre ellos órdenes de un jefe mayor, quien les mencionaba llegar hasta la superficie porque esos eran los nuevos planes.

Jungkook se esconde en un rincón de un pasillo perpendicular al otro pasillo por el cual los soldados corrían y se mantiene ahí esperado por unos minutos.

Puede imaginarse lo peor de allá arriba.

Hoseok y Mingyu luchando contra un montón de soldados armados.

Es difícil ser ajeno si piensa en ello, pero intenta rechazar cualquier clase de pensamiento sobre eso porque ahora, su prioridad, es Taehyung.

Si lograban salir vivos de este lugar, es suficiente para él, incluso si arriba las cosas son un infierno, es suficiente si Taehyung es quien está a su lado.

Sin embargo, seria mentira decir que no está preocupado por lo que está ocurriendo en la superficie, sobre todo luego de escuchar aquellas órdenes a la distancia, porque sea lo que sea que estuviese ocurriendo, Jungkook entiende que la atención no está en él como infiltrado, sino en lo qué está pasando allá arriba.

Nadie lo ha estado buscando y Jungkook no tiene buenas sensaciones sobre eso.

Aun así, espera silenciosamente hasta que el grupo de soldados se aleja y avanza por el extenso pasillo.

Al igual que en los pisos anteriores, se encarga de todas las cámaras a su paso y revisar cada una de las habitaciones de manera sigilosa, sin embargo, no es hasta la última parte del pasillo que su corazón tiembla y su lobo lo alerta ante la sensación extraña de descubrir una presencia a medida que se acerca.

Joder.

Rápidamente actúa y apunta con la pistola hacia el fondo, volviendo sus pisadas más livianas y gentiles al piso, en guardia tal como se lo habían enseñado en sus días de entrenamiento en la manada.

Jungkook calcula su lugar hasta llegar al fondo, son aproximadamente quince pasos para llegar al final, y si este nivel era idéntico que el anterior, se encontraría con las escaleras de emergencia del otro extremo del piso. Cada piso tenía dos, él había llegado por el extremo contrario.

Pero no es tan importante porque sabe que a la vuelta hay alguien esperándolo, puede ser algún soldado que se perdió del resto, un soldado que sabe que él está aquí, haciendo que el otro grupo de armados que se perdieron camino a la superficie, fueran simples carnadas para capturarlo.

El corazón le late inquieto y su lobo está casi descontrolado, activando todas las señales de alerta.

Porque es la sensación, joder, es la sensación de una presencia ajena la que parece querer asfixiar todo su aire, haciéndole tragar poquito.

Jungkook no tiene miedo de disparar, pero este tipo de tensión pone a su animal muy al borde, no sabiendo si es mejor lanzarse él al ataque o esperar algún movimiento ajeno.

De todas formas, vuelve sus pisadas más lentas a medida que avanza y afianza el agarre en la pistola.

Con el seguro abajo, está listo para apretar el gatillo y deshacerse de la presencia ajena si es que es preciso en el disparo.

Y aunque su misma naturaleza lo haga estar en contra de este tipo de armas, también ha estado cansado de pelear, sabe que la debilidad de su musculatura no es solamente por todos los minerales que rodean el edificio, sino que también por toda la energía y esfuerzo que ha ocupado luchando por llegar hasta acá.

Esta arma era el camino fácil, y la utilizaría aun si era algo que perturbaba a su lobo.

El corazón le martillea cuando está próximo a doblar, y se obliga a acompasar sus respiraciones para intentar guardar silencio, sin embargo, aun si lo hacen, sus movimientos se oyen, ligeramente, pero se oyen, un poco mezclados ante el constante sonido de gotas cayendo de alguna cañería rota, pero se oyen, se sienten, es simplemente instinto.

Jungkook aprieta los labios, aguanta un poco la respiración y con el corazón desembocado, atraviesa el pasillo que dobla y apunta sin vacilación.

Dios.

Esperaba cualquier cosa, menos a Taehyung sosteniendo un fierro que sacó de no sé dónde, observándole con un rostro como si hubiese sido un fantasma.

Jungkook por pura sorpresa no puede dejar de apuntar cuando nota la cámara detrás de ellos, cambiando ligeramente la rotación del arma y apuntando el pequeño dispositivo tras Taehyung, sin darse cuenta que no era la única que los estaba observando.

Porque no puede estar pendiente de eso, nada a su alrededor fue tan importante cuando la emoción lo rodeó al darse cuenta lo que sus ojos veían ahora.

Taehyung no habló, soltó el fierro, el cual rebotó ruidosamente entre ellos y se echó hacia atrás, aturdido, como si no entendiera el hecho de que él esté ahí y a Jungkook no le importó su reacción confundida, simplemente soltó el arma y avanzó todos esos pasos atormentadores que lo separaban de él, rodeándolo en un abrazo que había anhelado todos esos días, que había necesitado desde hace tiempo, que había necesitado toda su vida.

Su garganta se apretó y su vista se nubló cuando lo tuvo contra su cuerpo, Taehyung no le correspondió al principio, quizá la conmoción golpeando al chico y Jungkook lo sintió helado, demasiado helado y frío y su lobo debería entender a estas alturas que así es su temperatura corporal, pero no puede, Dios, no puede y la sensación de querer aumentar su propia temperatura corporal para darle calor al chico es demasiado fuerte y es ridículo pero lo está haciendo porque simplemente quiere protegerlo, aun cuando sabe que quizá Taehyung no necesita ser protegido, lo quiere hacer igual.

Unas manos se movieron por su abdomen, unos dedos queriendo escarbar por sobre su ropa de soldado, tanteándolo torpemente, Taehyung temblaba ligeramente y de alguna forma se sentía débil.

—D-dime que eres real, por favor... —Taehyung susurró, y el miedo se filtró en su voz, Jungkook lo pudo reconocer en la leve caricia que sintió en su oído cuando la voz ronca habló con debilidad. Era miedo, muchísimo miedo.

Le dolió el corazón, le dolió toda el alma la forma en como el vampiro había recitado sus palabras, como si rogara por su respuesta aun cuando Jungkook sabe que la pregunta estaba demás porque sus cuerpos tocándose, sintiéndose era suficiente para responderlo.

—Dos lunas... —le dijo, con un suspiro y apretándose contra él en ese abrazo que parecía querer fusionarlo, la voz se le rompió porque de pronto Jungkook recordó todo lo que pasó en esas mortificantes horas sin saber de él, sin saber a dónde fue, frustrado al ser tan consciente que él y su lobo no lo habían protegido. Cerró los ojos con fuerza y sus pestañas se mancharon ligeramente de lágrimas no derramadas, lágrimas que explicaban el alivio y la calma que sentía en ese momento, como si por fin esa soga atada en su cuello lo estaba dejando respirar, su lobo aulló, aulló con fuerza, tanta que estaba seguro que Taehyung lo había escuchado en su propia mente—, dos lunas —volvió a decir, tragando con fuerza cuando los labios le temblaron—, dos lunas se sintieron mil años hasta verte...

Y es todo lo que necesitan.

Taehyung inspira profundo cuando es tan consciente de él, y de lo real que él es. Inspira aun cuando no tiene necesidad de hacerlo porque quiere ese aroma a flores, a coco, a rosas, quiere ese aroma que ahora se mezcla con sangre, con sudor, con un poco de miedo y un revoltijo de sentimientos que le son difícil reconocer.

Pero es ese aroma que él había olvidado, que él no podía tener y Dios, es ese aroma exquisito el cual le dice que es único, que no hay comparación, que no hay nadie como Jungkook y es algo tan pequeño pero que a la vez le calma, cuando Jungkook frota sus mejillas juntas antes de separarse poquito, tomándole el rostro delicadamente con las manos, pegando su frente caliente en la de él, rozando su nariz con la de él en un instinto de marcarlo.

A tal corta distancia, Taehyung sube sus manos, y Jungkook nota lo torpe que es, viendo recién en ese momento que la causa son las esposas que envuelven las muñecas del vampiro.

Un poco inhábil, Taehyung tantea su mentón, sus dedos largos fríos y rojizos, su piel un poco herida en la zona de los nudillos.

Jungkook se separa un poco más para verlo detenidamente y la vista simplemente le llena de rabia.

Su lobo gruñe y el sonido vibra en su pecho.

—Hijos de puta, los voy a matar a todos. —Gruñe, como un juramento que toma en sus labios.

Más Taehyung no parece pensar en sus palabras, porque rápidamente corta la distancia y se acerca como si no fuese suficiente.

—No debes estar aquí. —Susurra, y a Jungkook le duele un poquito sus palabras, pero no vacila cuando una de sus manos envuelve la nuca del vampiro y lo tira hacia él, rodeándole el brazo con la otra.

—Creí... —intenta decir, pero las palabras apenas atraviesan su garganta, es un cúmulo de emociones y no está seguro de poder calmarse, de todas formas, hunde el rostro en el hombro de Taehyung y respira ahí—, creí que no te volvería a ver, Taehyung, creí que me habías dejado, mi lobo aulló pensando en que nos habías dejado.

No era el momento de reclamarle, pero Jungkook estaba necesitado, su lobo, sobre todo.

—No podría —Taehyung le dice, dejándose hacer con las caricias que el otro le da, la forma en como sus dedos se deslizan por sobre la ropa, buscando alguna herida en él, la forma en como su nariz recorre sus pómulos, abriéndose camino hacia sus clavículas hasta su cuello, oliéndolo. Taehyung cierra los ojos y carga su cuerpo contra él—, no podría dejar a un cachorrito solo —le susurra, y eso hace que los músculos de Jungkook se relajen.

Taehyung sabe que ahora mismo el chico está siendo más lobo que humano, lo ha sabido desde que se lo encontró, sus ojos de color esmeralda, mostrándole a su animal, han permanecido por todo este rato y si esto es lo que Jungkook necesita, entonces, pese a cualquier circunstancia Taehyung se lo daría.

Jungkook se asegura de volver a escanear la zona, lamentándose al haber encontrado otra cámara que se le pasó por alto. Rápidamente dispara, rompiendo el equipo y luego mira a Taehyung, nuevamente para intentar buscar alguna herida en él, bajando la vista hacia sus manos esposadas cuando no encuentra nada más.

—Te voy a quitar eso —Jungkook se aleja un poco cuando le dice, tomando su muñeca delicadamente, observa las bandas de metal debajo de las esposas y frunce el ceño, resentido con él mismo por no evitarlo, aun cuando sabe que no fue directamente su culpa.

Rápidamente, manipula la pistola y dispara en la zona de la cadena que une ambas bandas, el seguro de bloqueo se desactiva y las esposas se abren, liberando sus muñecas.

Caen al suelo con un ligero tintineo y luego le quita las bandas que abrazaban la piel huesuda, son pulseras de un metal ancho, acomodables para cada tipo de cuerpo, sin embargo, Jungkook sintió la debilidad tan pronto tuvo el contacto con la plata.

Y, a pesar de que eso ponía nervioso a su lobo, su voluntad por quitarlas de Taehyung fue más fuerte, abriendo el metal hasta que pudo librar ambas muñecas.

Taehyung le menciona las bandas de sus tobillos y esta vez, entre ambos se deshacen del metal con mayor facilidad.

Una vez que estuvo separado, Taehyung no vacila y se lanza de lleno al cuerpo de Jungkook, abrazándolo fuertemente, hundiendo la nariz en su cuello dónde parece concentrar ese aroma fuerte y ridículamente dulce.

Es calma para él, a Taehyung simplemente se le aprieta el pecho y la sensación de llorar lo invade por todos lados aun cuando no está acostumbrado a tantas emociones fuertes.

—Eres tonto —le susurra, con los labios en su piel y la voz sonándole muy ronca—, no debiste venir a buscarme, no debiste, Jeon Jungkook.

El lobo le corresponde a su abrazo al instante. Siente que las emociones simplemente van a desbordar de él cuando nota la fuerza y la intensidad de como Taehyung le está abrazando.

Le duele en cierto punto, porque sabe que no se merecían esto. Aun así, todo lo que tuvo que pasar para llegar a él, valió absolutamente la pena.

—Te necesité —le confiesa entonces, no pudiendo calmarse, las caricias de Taehyung se detienen, más Jungkook lo aprieta contra él cuando siente su boca seca, su corazón martilleando en su pecho, desembocado y sus ojos picando. Era su dolor manifestándose por todos lados—, no llegaste a casa —le dijo, apretando los labios cuando un jadeo se le escapa en un respiro—, no llegaste para arrullarte y mi lobo te necesitó... como te dije... por un momento creyó que nos habías abandonado

Taehyung pocas veces recuerda que Jungkook es solo un joven de diecinueve años que ha pasado por muchas cosas por culpa de él.

Siente que esto era una de esas veces y el corazón se le aprieta, su cuerpo entero duele al saber que él le ha hecho esto.

Y no sabe cómo, pero se siente como si a través de su mente pudiese visualizar a su lobo herido por el abandono. Culpándolo en cierto punto porque el animal no sabe específicamente el hecho de por qué Taehyung se fue de su lado de un rato para otro.

Dios, él pasaría la vida intentando demostrarle a la parte animal de Jungkook que su lugar es donde pertenece él y que no piensa irse a ningún otro lado, incluso si es forzado.

—Nunca —le afirma, acunando una mano en su cabello, el cual acaricia levemente, mientras que su otra mano acaricia con suaves movimientos su cintura. Se separa un poco para observarlo a los ojos, sus ojos aun tan brillantes como las praderas de verano, era vida y era su lobo. Taehyung levanta una comisura de su boca y es como si se dirigiera exclusivamente a su parte animal cuando le dice—: yo ya no puedo irme de tu lado, cachorrito, estás condenado.

Los ojos de Jungkook cambian en ese momento, volviendo a los castaños humanos, iris dilatados y brillantes que le miran fascinado. Taehyung no aguanta la distancia que lo asfixia y, sin pensarlo, se desliza hacia adelante, atrapando los labios del chico en un beso suave y tierno que Jungkook recibe con gusto, como si lo hubiese esperado toda su vida y de alguna forma eso duele, porque no puede entender cómo la vida fue tan cruel para separarlos cuando ellos tenían tanto por dar.

Taehyung quería decirle que se había enamorado.

Jungkook quería decirle que él también estaba condenado y atrapado con un lobo bajo su merced porque estaba imprimado y seguiría su alma hasta el fin del mundo incluso si solo es para sentir su presencia a su lado.

Ambos, sellados en un beso que intentaba expresar todo lo que no podían poner en palabras aún.

A Taehyung realmente le dolió besarle así, suave como si lo fuera a herir e intenso como si tuviera miedo de olvidar lo que se sentía besar a un lobo alfa como lo es Jeon Jungkook.

Porque el tiempo y el lugar eran equivocados, y Taehyung no sabe si podrá volver hacerlo.

Quizá el remezón que sacudió la infraestructura, haciéndola temblar, la respuesta más que suficiente a todos esos miedos, recordándoles a ambos dónde estaban.

Taehyung se separó de él cuando notó parte de la pared crujir hasta formar una grieta.

—¿Qué está pasando arriba? —preguntó, imaginando cualquier cosa, incluso lo peor—. Están bien los cacho-

—No sé si sea bueno explicarlo aquí —le cortó, mirando de reojo todo el pasillo, como si estuviera en busca de algo y Taehyung lo entendió al instante.

No podían arriesgarse a revelar información cuando perfectamente podrían estar escuchándolos. No era seguro, y ambos se condenarían de manera horrible si son los culpables de involucrar a más gente.

Así que Taehyung simplemente asiente, respetando su decisión, acercándose para apoyar ligeramente su frente en la de él.

—Confío en ti —le dice, siendo eso suficiente, luego agrega—: considérate afortunado.

Jungkook le mira, rodando los ojos y sonriendo ligeramente ante su última frase, sin embargo, no puede seguirle el juego cuando nota lo débil y demacrado que luce, eso sólo aumenta su deseo de querer llevárselo de ahí, llevarlo a la manada, a su habitación donde es su hogar y donde lo puede tener para cuidarlo y darle todo lo que necesite.

Ahí, donde pertenece junto con él.

Así que es necesidad lo que siente cuando toma la muñeca del vampiro y tira de él.

—Ven un segundo.

Sus ojos vagan en busca de alguna habitación, caminando hacia la que tiene más cerca, la cual inspecciona al segundo de entrar, notando que solo es un cuarto con materiales de laboratorio, está oscuro, y cuando Jungkook enciente el interruptor, no funciona. Cree que es mejor así, se asegura que no haya alguna cámara vigilándolos y cuando está completamente seguro de la zona, lo mira directo a los ojos.

Tanto él como Taehyung son buenos en visión nocturna, así que tampoco es algo que le incomoda del todo.

—¿Qué? —Taehyung mira para todos lados y luego le mira a él, su rostro serio cuando le sostiene la mirada. No puede evitar fruncir el ceño, un poco preocupado—. ¿Qué está pasando?

Jungkook demora en formular las palabras, el vampiro puede verlo alrededor de toda su expresión tensa, ambos ajenos a todo lo que ocurre a su alrededor, Taehyung con sus ojos únicamente para el menor.

—Estás débil —le dice entonces, la respuesta demasiado amplia para que Taehyung entienda a dónde quiere llegar con eso—, estás muy débil —Jungkook vuelve a decir y sus manos se vuelven puños, como un pequeño cachorro intentando contener una rabieta.

Taehyung estira sus manos lastimadas y envuelve los dedos alrededor de las manos de Jungkook.

Es inevitable no querer estar lejos del chico, simplemente acorta todo espacio personal y reposa su frente en la de él, sus alturas tan iguales que es incluso perfecta la forma en como su nariz y sus labios se rozan.

—Wow, un lobo alfa preocupándose de un vampiro —su voz sale con un leve suspiro que golpea con calidez la boca ajena—, ¿quién lo diría?

Hizo gruñir al chico, y Taehyung soltó una risita, cerrando sus ojos y dejando que la sensación recubra todo su cuerpo.

Prefería así, su ceño fruncido que esa dolorosa mirada de compasión, no porque lo hacía sentir en cierto punto débil, sino que lo hacía sentir mal el hecho de hacer preocupar al menor.

Jungkook era demasiado valioso para Taehyung, tanto así que ni él mismo podía dimensionar cuánto.

—No lo entiendes —le dice Jungkook, tragando saliva visiblemente, como si raspara y Taehyung lo vio negar con suavidad—, no podrías entender la forma en como mi lobo y yo estamos pendiente de ti.

Ah... esos ojos nuevamente.

Taehyung intentó sonreír.

—Estoy bien —le aclara—, me veo como la mierda, pero vamos, no es para tanto, para el próximo secuestro traeré maquillaje si- —se calló de forma abrupta cuando vio a Jungkook mirarle serio, y bueno, sus palabras tampoco fueron las mejores. Taehyung posó su frente nuevamente en la de Jungkook y frotó ligeramente, imitando la forma en como Jungkook solía acariciar su nariz con la suya—, estoy bien, en serio.

Pero Jungkook se aleja y lo mira directamente a sus ojos, algo en esa acción se sintió como una corriente helada para él.

—No, no lo estás —le confirmó, y es que era cierto, Taehyung no podía ver lo que Jungkook estaba viendo ahora de él, ni siquiera podía sentir su aroma, y estaba seguro que era por lo débil que se veía y se sentía—, Taehyung, no tenemos tiempo —le dice, y el vampiro solo le mira, con el rostro igual de serio que él, no gustándole para nada hacia dónde se estaban dirigiendo las cosas, sin embargo, Jungkook no se detiene cuando mantiene su vista seria y dice por fin—: vas a tener que morderme.

—No —tuvo respuesta inmediata. Taehyung se alejó de él, como si temiera de sus propias acciones cuando la simple propuesta le hizo apretar la garganta. Frunció su ceño y le miró casi indignado por haber sugerido algo así—. No estoy tan débil como para hacer eso, no lo necesité nunca y no lo necesitaré ahora.

Jungkook se acercó, pero Taehyung se volvió alejar, el edificio entero crujió y unos cuantos frascos de un estante pegado a la pared cayeron al piso.

—Tae-

—No —volvió a decir, esta vez negando con su cabeza, su ceño fruncido y su frente arrugada—, la última vez te desmayaste y estuve a un paso de matarte, no tengo cómo medirme. No estoy débil, sé perfectamente que puedo continuar así como estoy.

Aun si Taehyung le observaba como si lo que le estuviese diciendo fuese la peor traición, el rostro de Jungkook seguía lastimado, observándole con seriedad y pena.

De todo lo que estaba pasando, aquella mirada, era la que más le dolía a Taehyung.

Jungkook volvió acercarse.

—No nos queda tiempo, y será un lío cuando volvamos a la superficie, solo será un poco —le dijo, y cuando Taehyung guardó silencio, se afligió—, por favor-

—Jungkook —le llamó, cerrando los ojos—, no me voy a medir, no puedo. No quiero.

—Taehyung no hay otra forma, sé que estás débil y-

—Jungkook no lo voy hacer ¡Maldición! —gritó lo último, el edificio volvió a temblar como si su voz ronca hubiese sido la causante.

Jungkook se detuvo de avanzar cuando notó que Taehyung no lo quería cerca.

Intentó ordenar sus pensamientos, sentía una capa de frustración pesando en sus hombros, el nerviosismo en la boca de su estómago y el miedo de lo incierto recorriendo cada pedazo de piel.

—No quiero que me dejes solo de nuevo —le dijo, quizá sonando egoísta, pero su rostro se volvió serio por un segundo, viéndose muy seguro de sus palabras incluso si su voz era la que sonaba afligida.

Taehyung no fue capaz de mirarlo a los ojos, y por un momento, en ese silencio, no supo qué decirle.

Porque era la primera vez sintiéndose así.

—No lo haré —le respondió luego de un rato, subiendo la mirada para encontrarse con sus ojos, prometiéndole las palabras en sus iris marrones—, no te dejaré solo —sentenció, su voz casi a punto de irse en un suspiro, tan ronca como si le hubiese costado formular las palabras, más aún cuando continuó—: pero no quiero hacer esto yo- —Sus ojos inconscientemente bajaron hacia el cuello del lobo, su boca sintiéndose agua cuando recordó el sabor y la sensación que le dejó la sangre de Jungkook. No lo negaría, no estaba acostumbrado a la sangre, pero debe admitir que haber bebido de Jungkook en las últimas semanas fue lo que realmente lo ayudó a resistir el tiempo en el complejo. De todas formas, vuelve a negar—, no quiero herirte, lo sabes, eres muy importante para mí.

La mirada angustiada de ambos permaneció por varios segundos. Jungkook sintió su orgullo irse al carajo, y su rostro encontrar un poco de desesperación al ver que no lo estaba convenciendo.

Estaba seguro que, si Taehyung bebía un poco de él, no pasaría absolutamente nada.

El lugar volvió a temblar, pero estaba demasiado lejos de importarle a ambos.

Fue cuando Jungkook desarmó por completo su aspecto serio y profesional, reemplazándolo por lo que realmente era.

Un lobo imprimado de un vampiro.

—Nosotros —le dice, con la voz un poco rasposa, sus ojos se encuentran y no dejan los otros—, nosotros no tenemos un lazo —volvió a decir y eso alertó todos los sentidos en Taehyung. Ambos eran conscientes de aquello, no son de la misma especie y sabe Dios qué pasaría si llegaran a unirse, de todas formas, Taehyung no lo piensa demasiado cuando se pierde observando los pómulos rosados de Jungkook, escondido bajo manchas de tierra y sangre seca en su cara, producto de todo lo que tuvo que pasar para llegar hasta él—. No tenemos una conexión como la tienen otros lobos... —y supo de inmediato que hablaba de su hermano, de Yoongi, de Jimin—, no sé de ti, y mi lobo se desespera por ello, así que yo necesito que vengas y tomes un poco, porque de lo único que estoy seguro, es que estás débil y necesitas esto —apretó los labios y negó suavemente—, no quiero verte así, no me gusta.

Debería ser ilegal el rostro que está colocando Jungkook porque Taehyung quiere morirse al saber que es el causante de que el chico esté así. No es capricho, Jungkook se preocupaba genuinamente por él y a Taehyung le cuesta un poquito aceptarlo.

Sobre todo, por lo que le está pidiendo.

El deseo de Jungkook por protegerlo era igual de fuerte que su deseo por protegerlo a él.

Y Taehyung estaba seguro que este tipo de situaciones no serían las primeras de su relación.

Así que chasqueó la lengua, porque pese a todas las cosas, odiaba verlo así.

—¿No vas a estar tranquilo, cierto? —Taehyung alzó una comisura de su boca y se acercó, posando las manos en su cintura, Jungkook subió las suyas hacia sus hombros, envolviéndolo como si hubiese necesitado esta cercanía.

Negó en silencio, como si le costara hablar y sus ojos brillantes le miraron con honestidad.

—Sabes que no, Taehyung... —su boca llamó su nombre, sus parpados cerrados y el suspiro que salió de sus labios entreabiertos recorrió el cuerpo de Taehyung por completo—. Solo hazlo...

Una mano de Jungkook fue a su nuca, al mismo tiempo que inclinaba la cabeza y dejaba su cuello expuesto para él, empujando la palma tras su cuello para guiar su rostro hacia aquel pedazo de piel que, aun en toda esa oscuridad, Taehyung visualiza demasiado bien.

Los labios le tiemblan cuando nota aquellos pequeños puntos que ahora simulan un par de lunares, la boca se le hace agua y todos los músculos de su estómago se contraen cuando lo tiene tan cerca.

Taehyung no puede evitar acorralarlo contra la pared, la cual tiembla segundos después, haciendo a Jungkook apretarlo contra él, quizá en un instinto de alerta que dejó al vampiro con la nariz enterrada olisqueando su cuello.

—Eres astuto, Jungkook... colocando ese rostro... —chasqueó la lengua, pero la sensación hizo contacto con su piel y para ambos se sintió como un toque que les vibró en el cuerpo—, juegas sucio.

Y Jungkook solo pudo suspirar, cerrar los ojos y ahogarse en la sensación, olvidando todo lo que existía a su alrededor.

Taehyung besó la zona, de forma casta y sintió una aflicción en todo su cuerpo al sentirse tan a gusto, y a la vez tan desagradable por hacer esto.

—Solo... detenme —le susurró segundos después, con los labios en su piel—, detenme en unos segundos, por favor, detenme.

Jungkook abrió la boca para responder, pero nada salió de ella cuando una sensación de completo placer lo rodeó por completo.

Taehyung lo había mordido. 




OK. MEREZCO LA MUERTE POR DEMORAR TANTO, I KNOWWW OKEY???

LES JURO QUE NO QUIERO ALARGAR ESTA PARTE DE LA TRAMA, PERO NO ME SALE DE OTRA FORMA, PERDÓNNN JAADSH :(( ESPERO TENER EL OTRO LUEGO QUE ME FALTA TERMINARLO, PERO DEPENDE MUCHO DE MIS TIEMPO SY ASÍ, PERO ESPERO TERMINARLO MUY MUY RIGH KNOW, GRACIAS PR ESPERAR Y POR TODO, SIGANLE HACIENDO STREAM A LOS CHICOS O LLORO :( 

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