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Un aullido hace eco por todo el bosque sur de Seúl.

Jimin y Yoongi levantan la vista y giran en dirección al sonido al mismo tiempo.

Provenía de la manada.

Jimin no es muy bueno reconociendo la forma en cómo el tono, la intensidad y la duración de un aullido aporta información que solo los lobos de la misma manada podrían entender.

No así con Yoongi, quien sabe a la perfección lo que el aullido significaba, indicándole de inmediato a su compañero a través del lazo que no era algo por lo cual realmente preocuparse.

Era un aullido simple de un lobo extrañando a su líder.

No de una manera lamentable, Yoongi sabía que sus lobos le estaban diciendo cuídate, y si me llamas estaré ahí.

De todas formas, bajo el mismo cielo estrellado del camino que llevaban avanzando, se puede ver el rostro de Jimin tenso.

—Jimin...

Yoongi se acerca a él, caminando despacio hasta llegar a su lado, retomando la caminata que habían estado llevando desde hace unos quince minutos atrás, cuando ambos decidieron visitar la casa de Yunho en un intento de encontrar pistas o algo que los ayude con el paradero de Taehyung mientras Jungkook iba en busca de este.

Quedarse de brazos cruzados no era una opción para ambos, no cuando Jungkook prácticamente arriesgaba su vida en una misión que no tenía ninguna probabilidad de éxito.

Y todos sabían que, en estas circunstancias, cualquier cosa podría ayudar.

Ambos llegan a la desolada carretera que divide el bosque, deteniéndose por un momento en silencio mientras escanean el área con ayuda de sus sentidos.

Cuando saben que el camino está libre, Yoongi entrelaza su mano con la de Jimin y ambos cruzan de manera rápida el camino hasta infiltrarse en el otro tramo de bosque, el cual pertenece a territorio humano y donde la casa de Yunho está ubicada.

Parecía ser una misión por la cual sonreír por su éxito, pero en el final de tramo que le quedaban, Jimin suelta un suspiro, uno más de todos los que ha dado durante el trayecto, ensimismado en sus propios pensamientos aun cuando Yoongi hace lo posible para calmarlo a través del lazo junto con las suaves caricias que le da su dedo pulgar en la mano que sostiene con fuerza.

—Ellos estarán bien, ¿cierto? —pregunta, luego de un rato, su rostro observando el de Yoongi, luciendo completamente arrepentido de no haber ido con ellos—, ¿Jungkook estará bien?

Yoongi es un ser de emociones, piel, y mucho instinto, sin embargo, aunque le duele en cierto punto la tristeza de Jimin y pensar en la decisión que tomó Jungkook, no tiene ningún problema en asentir seguro a la pregunta del menor.

—Sí —le dice, con convicción—, tiene a Mingyu y a Hoseok, ambos son cazadores y saben cómo moverse, además, Jungkook al igual que todos los soldados, está entrenado para este tipo de situaciones. 

Si bien, Jimin sabe que Yoongi tiene razón y que solo se estaba preocupando por nada, sin embargo... era inevitable, inevitable si se ponía a pensar que Jungkook era su hermano pequeño aquí en la manada, su hermanito, de apenas diecinueve años y que fue solo a una misión suicida a buscar a su otro hermano que está quizá dónde, rodeado de humanos enfermos y locos que querían hacerle quizá qué cosa, sólo con la intención de sacar provecho de sus razas.

Pero la bruja había hablado, y Jimin entendía que, si este tipo de destino era el mejor para todos, y para salvar muchas vidas, entonces, no quedaba más que aceptarlo.

Eso le hace estremecerse como si un escalofrío recorriera su espalda, apretando por inercia la mano de Yoongi.

El pecho le dolía fuerte.

—Aun así —se las arregla para decir—, no puedo evitar preocuparme... —traga saliva y frunce el ceño, tomando el silencio que Yoongi le da mientras lo escucha—, además, confío en Hoseok, pero no tanto en Mingyu...

Eso de alguna forma hace a Yoongi sonreír suave.

—Pero Mingyu es más fuerte —responde, a modo de broma.

Jimin suelta un gruñido, y le mira como si hubiese recibido una ofensa, algo que Yoongi sintió a través del lazo, como una pequeña vibra que estremeció a su lobo.

—Que sea más fuerte no significa que sea más confiable —quiso aclarar, aunque su postura le decía que estaba listo para ponerse a discutir y ganar el tema de paso—, además, Mingyu es el tipo de persona que se reiría y haría mil comentarios antes de actuar, incluso si la situación es algo de vida o muerte —tenía un punto, pensó Yoongi, Mingyu era sádico y parecía gozar de un humor retorcido. Estuvo a punto de darle la razón a Jimin cuando este niega, terminando por decir—: viéndolo bien, tampoco creo que sea el tipo de chico que dejaría a Hoseok lastimarse, creo que eso es lo único que compensa su carácter extraño.

—Estarán bien —Yoongi le responde luego de un rato, ambos sin dejar de avanzar hasta que a lo lejos se logra divisar la casa, una especie de chalé rodeado por todo ese bosque. Jimin no puede evitar sentir la nostalgia invadirlo cuando los recuerdos se muestran un y otra vez, sin embargo, todos ellos se difuminan en líneas borrosas cuando Yoongi suelta su aroma más fuerte y lo arrulla a través del lazo.

—Me preocupa ese tipo de veneno, hyung —Jimin insiste, cuando ambos llegan a la casa de Yunho, a metros del porche, luciendo intacta y desolada. Antes de avanzar, Jimin se gira hacia Yoongi y lo mira a través de sus ojos, el claro de la luna iluminando dos orbes dorados que brillan y le sostienen la mirada. Era tan hermoso, que su corazón se apretó al pensar en los días atrás, cuando lo sintió sufrir, así que fue inevitable para él deslizar una mano y posarla suavemente en su mejilla mientras continuaba diciendo—: te dañó de forma grave y sé que no había tiempo para crear un antídoto, pero me preocupa que Jungkook sea capturado y lo utilicen en él también.

Extrañamente, Yoongi se sentía tranquilo, cuando lo acercó a él, con las manos en la cintura y los labios rozando tras su lóbulo.

—Jungkook puede resistir el veneno mucho mejor que yo —le confiesa, separándose para buscar su rostro, el cual ahora luce confundido y con sorpresa, Yoongi sonrió ligero—, en serio, Jungkook debería escribir un libro titulado con algo como mil formas de morir por Jeon Jungkook porque estaba jodidamente loco cuando era un niño.

Eso le sacó una pequeña sonrisa.

—Mierda, puedo incluso imaginármelo.

Jimin no podía decir que Jungkook era extraño, pero debía admitir que al chico le gustaba sentir adrenalina, o lo que fuera que sintiera porque desde que lo ha conocido ha sabido de su fascinación por las cosas extremas. Así que lo que Yoongi decía tampoco le sorprendía mucho.

—Él comía plantas venenosas cuando era pequeño, las más venenosas de la zona, y lo terminó resistiendo bajo la propia voluntad de su lobo quien no lo dejó morir, es por eso que es más apegado a su parte animal que cualquiera —contó, estudiando su rostro para ver su reacción. Yoongi se deslizó hacia adelante y besó suavemente su frente de separarse y continuar—: supongo que ahora mismo eso es algo bueno ¿no?

Jimin asintió, el cálido gesto compartiéndose a través de su unión y dándole a él una sensación placentera. Su lobo se sentía regocijado.

—Espero que sí... —respondió, más tranquilo y tiró de su mano para acercarse a la casa—, vamos, hyung, terminemos esto luego y larguémonos de aquí.

Eso fue lo último que hablaron antes de entrar a la casa, el lugar se sentía nostálgico para ambos luego de haber estado ahí hace varios meses atrás.

Jimin es quien avanza primero, conociendo el lugar al revés y al derecho mientras que Yoongi es más lento, escaneando cada rincón como si buscara algún indicio o alguna pista que los ayudaría a obtener mayor información.

Decidieron no prender las luces y hacer el más mínimo ruido posible, no podían exponerse demasiado si querían hacer esto de manera sigilosa.

Yoongi siguió la dirección de Jimin, quien se encontraba en la sala de estar, de pie mirando hacia una pared cubierta de cuadros y fotos.

La luz de la luna se filtraba por las ventanas, y a pesar de que las imágenes eran apenas visibles, Yoongi notó que el cuadro que Jimin observaba era el de su madre.

—Sería bueno que la llevarás —Yoongi susurró, intentando empujar cuando sintió las emociones de dudas de Jimin, como si el menor no supiera qué hacer aun cuando todo de él decía que tomara la foto.

Olía ansiedad y se sentía ligeramente triste, y a pesar de que Yoongi no entendía la base de todo lo que estaba sintiendo Jimin, no pudo ser ajeno a eso.

Jimin apretó las manos en puños antes de decidir moverse por fin, no sabía por qué se sentía tan lamentable, pero lo hacía al pensar en lo solo que tuvo que sentirse Taehyung todo este tiempo, cargando una verdad que no podía compartirla con nadie.

Se movió hacia adelante cuando sintió una mano en su espalda baja y tomó el cuadro, sacando la foto y notando que otra había tras esta.

Vio ambas y los ojos se le llenaron de lágrimas cuando notó que la foto escondida bajo el cuadro no era sólo su madre, sino que era una foto de Taehyung y ella, ambos de edades similares y quienes sonreían a la cámara, su madre con un vientre de embarazo menos pronunciado y notándose un poco más joven.

—Tan solo... —susurró, tomando la foto y deslizando la yema por la hoja—, debiste haberte sentido muy solo.

No era su culpa, Jimin sabía, pero odió no haber estado en ese tiempo para él, odió no haber conocido la verdad antes.

Odió ser tan consciente de la vida de Taehyung porque no merecía nada de lo que había pasado ni de lo que estaba sucediendo ahora.  

De pronto, un brazo rodeó su cintura y luego Jimin sintió la nariz de Yoongi acariciar ligeramente su mejilla, acercándolo a su tacto donde él se dejó hacer.

—Su futuro ya no lo estará —le dijo, en un intento de tranquilizarlo—, tiene a Jungkook y te tiene a ti.

Y era cierto, ahora estaba rodeado de gente que lo quería, toda una manada que confiaba en él y lo respetaba.

Por lo mismo, ahora como nunca, él tiene que salir de ahí y volver a la manada.

Jimin tomó las fotos y las guardó en la mochila de montaña, volteándose hacia Yoongi luego de haber quedado conforme.

Ambos investigan y toman las escaleras al segundo piso, Jimin guiándolos hacia el despacho de su padre.

Lo primero que Yoongi se da cuenta del lugar, es el aroma.

—Alguien estuvo aquí.

—¿Quién? —Jimin preguntó, arrugando la nariz y volteándose para varios lados, de alguna forma, sintiéndose amenazado y a la defensiva, no podían dejar que los descubrieran o los cazaran, suficientes problemas había con lo que estaba pasando como para que ellos se sumen al resto de ellos.

Lo único que logra calmarlo un poco es el conocimiento de que las brujas están rodeando esta parte del bosque, como Yeji les había mencionado antes de abandonar la zona de los lobos.

Cualquier movimiento que los humanos quieran hacer, quedará interferido por ellas.

Yoongi olisquea el aire, y se adentra a la habitación, era extensa y grande, un escritorio como el de una oficina, una sala de estar y en el fondo una pared con una gran biblioteca que cubría casi toda la extensión.

Infla el pecho y su lobo gruñe.

—Humanos —susurra—, los humanos estuvieron aquí hace poco.

Jimin se estremece, sintiendo la amenaza a través del lazo, queriendo gruñir con él, más se obliga avanzar e inspeccionar todo el lugar.

Yoongi hace lo mismo, buscando en cualquier rincón, en los muebles y en los cajones de los escritorios.

Ambos tomándose su tiempo para no dejar ningún lugar sin inspeccionar.

Luego de un rato, Jimin se rinde.

—No está —No está dice, la preocupación filtrándose en sus facciones. Yoongi lo mira justo cuando había desordenado la segunda pila de libros de la biblioteca. El menor estaba al otro extremo del estante, luego de haber desordenado toda la pila inferior—, había una caja fuerte aquí, la vi la última vez que estuvimos aquí.

—Por eso el aroma —Yoongi miró a su alrededor—, sea lo que sea que se hayan llevado estoy seguro ya lo usaron para su propio beneficio.

—Siento que esto fue tan en vano —dijo, mirando a Yoongi con un leve puchero—, lo siento —confesó entonces, colocándose de pie—, yo insistí en venir.

—No —Yoongi negó, yendo hacia él con la necesidad de tocarlo, como si necesitara de su tacto para poder continuar—, si no hubiésemos venido, hubiese quedado la duda y estarías intranquilo, los humanos se llevaron algo de Yunho o Yunho fue quien se los dio, no lo sabemos, pero ellos estuvieron aquí en busca de lo mismo que andábamos buscando.

—¿Crees que mi padre les dijo lo que Taehyung realmente e-

Un fuerte ruido lo interrumpe el cual hace estremecer y crujir la madera en la casa, como si un trueno hubiese partido el cielo, haciéndolo reaccionar a él y Yoongi.

Rápidamente se giran hacia la ventana más cercana, el cielo estrellado y limpio, la vista del bosque a su alrededor a esa altura viéndose tranquilo, junto con el ruido de aves nocturnas.

—Que mierda fue-

Hubo otro estruendo, y luego otro, como si el hielo de una montaña se hubiese partido y ahora estuviese cayendo.

Aquí no había hielo y no había montañas.

—¿Qué es eso? —Jimin pregunta, agitado, buscando a tientas la mano de Yoongi, no sabiendo si es porque quiere sentirse protegido, o porque tiene esta emoción de querer protegerlo a él. Sus sentimientos y pensamientos son muy difusos en ese minuto.

Yoongi intenta observar la dirección, frunciendo el ceño y luego se agita de la nada, comenzado a caminar y tirando la mano de Jimin.

—Tenemos que volver —le dice, desesperado, su instinto de alfa actuando por él cuando en su mente lo único que tuvo presente fue la manada—, hay que volver.

—Qué está pasando —preguntó Jimin, su corazón latió con fuerza, y bajo la misma ansiedad que sintió expandirse por el lazo, obedeció y siguió a su compañero—. ¿Yoongi?

Yoongi se detiene cuando bajan, la presencia de las brujas sintiéndose un poco más cerca de ellos, pero no asustándolo del todo.

Es como si ellas estuvieran diciendo que estaban ahí, ocultas, pero ahí.

Es ahí cuando se voltea y mira a Jimin, sin ser consciente de la expresión que le coloca cuando sus ojos brillan y los de su compañero le ven con preocupación.

—Viene del sur —dice entonces, y Jimin no tiene que escuchar más para entenderlo—, viene de nuestra frontera sur —vuelve a decir y esta vez niega—, sea lo que sea que Jungkook haya hecho, ha comenzado.







*






Jungkook intentaba estar calmado, pero cada vez que Hoseok maniobraba el arma, sentía que le daría un paro cardiaco y se moriría.

Usualmente no era tan exagerado y extremista como ahora, pero no puede negar que, ser consciente de lo que Hoseok haría lo hacía volverse un poco (demasiado) paranoico.

Primero que nada, no le gustaban las armas, a ningún lobo o animal del bosque en general. Perturbaban mucho sus sentidos, tan agudos que, en ese momento, eran un factor en contra, Jungkook era demasiado sensible como para soportar ruidos tan estruendosos, y si ya le incomodaba la pistola que portaba dentro de su traje, saber que estaría expuesto a un ataque con lanzamisiles, lo dejaba jodidamente alterado.

Estaba empujándose a sí mismo en ese momento, estaba obligado a seguir adelante y no había ningún retorno. Él sabe que, lo que está a punto de hacer es algo que solamente él puede.

Aunque obligado o no, se pondría en la misma situación un millón de veces por Taehyung.

Hoseok maniobró nuevamente el arma y Jungkook sintió su cuerpo estremecerse.

—Creo que voy a vomitar...

—Bueno, asegúrate de hacerlo en la cara de algún guardia, por último —Mingyu resopló, con aires de cabreado, pero conservando ese brillo de burla en sus ojos.

Jungkook quería plantarle un puñetazo, y se tiene que recordar constantemente que el cazador los está ayudando y que ambos son del mismo bando.

Se hizo un recordatorio mental de ofrecerle a Mingyu entrenar con él cuando todo vuelva a la normalidad.

—Mingyu, no ayudas —se oye a Hoseok decir, con un suspiro mientras dejaba el arma a un lado y maniobraba el visor de calor en un intento de explorar la zona.

El cazador toma el mapa y una brújula, confirmando la zona que Yeji les había señalado.

Si Hoseok es específico, estaban a unos cuatrocientos metros del lugar señalado, quizá un poco menos, y si se habían infiltrado en la zona con éxito o no, no le daba buena espina, todo era demasiado callado y nadie al parecer lucía consciente de sus presencias.

Es decir, estaban ocultos en una colina, llena de bosque frondoso, frente a una hilera de montañas donde supuestamente podría estar Taehyung.

Las probabilidades iban de cien a cero, sin término medio, y a pesar de que no quería ser un aguafiestas, tenía un mal presentimiento.

Prefería mil veces que todo el caos ocurriera desde el principio.

Ahora todo es tan pacífico que no sabe cuál es el momento perfecto para estar alerta.

De todas formas, un murmullo y un gruñido molesto de Jungkook lo hace volver al presente, obligándose a girar la cabeza para ver al lobo discutiendo con Mingyu.

—Pues fíjate que veo tu cara y ya quiero vomitar.

—Gracias.

—No te estoy halagando.

—Por lo mismo —Mingyu refutó, sonriendo de lado cuando ve la cara confundida del menor—, vomitaría si estuvieras halagándome.

—Eres un-

Hoseok rueda los ojos.

—Todo listo —les dice, intentando llamar la atención y cortando las palabras de Jungkook que de seguro eran algo ridículo que terminaría en Mingyu respondiéndole algo el doble de ridículo que harían provocar al chico.

Jungkook parece meditarlo, como si estuviese entre la pesada línea de enfocarse en Hoseok o insultar a Mingyu.

Mingyu no era importante, así que se guarda sus palabras y aprieta sus labios, asintiendo suavemente ante la indicación de Hoseok. Sabía lo que tenía que hacer, y esta señal era el inicio del camino que le tocaba recorrer solo.

Así que se quita su mochila de montaña y saca algunas cosas, sujetadores con dagas de plata que rodea en sus gruesos muslos; no las usaría en otro ser sobrenatural, pero, de todas formas, las cuchillas resultarían letales en los humanos.

Por otro lado, Mingyu toma los proyectiles, dejándolos ordenados uno tras otros, y luego se concentra en dejar cargada la francotiradora de dardos a su lado, sacando otra similar, la cual carga con un cartucho de balas.

Y por supuesto, no podía faltar su sonrisa de lunático, como Jungkook piensa que luce cuando lo ve.

—Esto será divertido —dice el híbrido, para nadie en especial y Jungkook prefiere dirigirse a Hoseok antes de realizar otro comentario que los tendría discutiendo sin sentido.

—¿Comprobaste el lugar en el mapa?

Hoseok asiente, sus ojos vagando hacia el papel en el que está indicada la coordenada específica, por último, observa hacia adelante.

—Está entre el hilo de esas dos montañas —le aclara, y sonríe para sí mismo cuando sabe que todos piensan lo mismo, tanta tranquilidad en el lugar que parecía una mala broma el hecho de pensar que ahí mismo se ubicaba una base científica—, ya lo verán... solo necesitamos romper la colmena y empezarán a moverse. 

—¿Cómo estás tan seguro? —Jungkook pregunta, su corazón sintiéndose errático en todo ese instante, cuando retiene a su lobo ante el impulso estúpido de ir corriendo ahí, entregarse y hacer lo que sea con tal de que dejen a Taehyung libre.

Un deseo estúpido que no ayudaría en nada, pero que su lobo no para de sentir.

—Yo no estoy seguro —Hoseok confiesa con honestidad, tomando toda su atención—, las brujas lo están, y yo confío en ellas.

Jungkook asintió, no viéndose demasiado afectado por su respuesta, porque si bien, él no confiaba en ellas, tampoco tenía una razón para desconfiar.

Quizá, el hecho de guardar cierto recelo hacia ellas por haber maldecido a Taehyung podría influir un poco —harto— en su actitud para ellas, pero más allá de intentar entender sus razones para hacerlo, no había nada.

Así que se conformó con la respuesta liviana que Hoseok le dio, aun en este tipo de situación y se preparó para moverse.

—Avanzaré —Jungkook les dice luego de unos cuantos minutos, completamente listo, su corazón martillando en sus oídos, la ansiedad fluyendo por sus venas ante la fuerte sensación de querer tener a Taehyung con él.

Joder. Él no se estaba volviendo completamente loco sólo porque la parte razonable de él tiene que mantenerse firme si quiere idear una forma de entrar y sacar a Taehyung de ahí.

En el mejor de los casos, ambos vivos.

En el peor, solo Taehyung.

Porque sea como sea que terminen las cosas, su prioridad era el vampiro.

Siempre sería el vampiro.

—¿Cuánto tiempo tengo? —preguntó, listo para bajar la colina, ocultándose entre los árboles que creían torcidos por la inclinación de esta.

Un pastizal verde había antes de conectar con las montañas, pero Jungkook sabe que tiene que encontrar cualquier manera de ocultarse y llegar hasta ellas.

—Esperaré que avances 15 a 20 minutos, cuando bajes la colina y estés lo suficientemente cerca del otro lado dispararé, esperaremos algún movimiento de ellos y luego entrarás —le dice al instante, entendiendo su pregunta—, solo te daré 20 minutos para descender y luego no me detendré, así que cuando ellos salgan, y nos ataquen, tienes que buscar una brecha, un guardia desprevenido e infiltrarte a como dé lugar. Mingyu será la otra carnada —agrega, apuntando con el mentón al chico que sonríe como si estuviesen presentándolo como el participante de una competencia importante—, cuando termine de atacar, llevará la atención a él, así que asegúrate de aprovechar la oportunidad porque no vendrá dos veces, Kook.

El ambiente olía a emoción y miedo, por lo que Jungkook reconoció, Hoseok, de algún modo, dentro de toda esa tenacidad, tenía miedo.

Jungkook quiso preguntar a qué, pero simplemente sonrió y se volteó hacia el frente, dándole la espalda.

—Bajar e infiltrarme, pan comido —le dijo, y luego negó—, solo... no dispares esa mierda cuando esté demasiado cerca —sus ojos rápidamente buscaron los de Mingyu—, asegúrate de que esté lejos.

El híbrido rodó los ojos.

—Solo vete.

Jungkook le enseñó los dientes en respuesta y sin agregar palabras, se dio media vuelta y se apartó, comenzando a bajar por la colina hasta perderse por el mismo bosque para finalmente desaparecer.

Una cosa a su favor, era la oscuridad de la noche y los grandes robles del bosque.

Mingyu cerró los ojos y arrugó la nariz, esperando unos minutos mientras intentaba tomar algo del aroma de Jungkook en un intento de calcular qué tan lejos estaba el menor, sin embargo, su sorpresa fue grata cuando se percató que el chico era bueno en el espionaje.

Era como si el bosque lo hubiese recibido, tomando su olor para mezclarse con el mismo aroma que entregaba la naturaleza.

Porque no pudo reconocer su aroma, y no se trataba de lo lejos que podía estar Jungkook, se trataba de lo bien que el chico escondió su propio olor.

Algo tan característico de las razas vampíricas, pero ajeno a lo que un hombre lobo puede hacer.

—Este Jungkook —dijo, chasqueando la lengua y sintiendo una pizca de orgullo que no reconocería nunca en voz alta—, es cosa seria, no me lo imagino como el líder de una manada, pero tampoco me lo imagino no siéndolo.

Hoseok sonrió.

—Apuesto que quieres entrar ahí —le dijo, mofándose incluso en una situación tan tensa como esa—, puedo verte haciendo un pacto de sangre y todo.

Mingyu sonrío de lado.

—No estaría mal.

Era una respuesta abierta, a la cual Hoseok simplemente guardó silencio, era extraña la relación que Mingyu mantenía con el menor, pero sabía muy en el fondo que el híbrido se preocupaba por el chico incluso si parecía querer hincharle las pelotas todo el tiempo.

Era divertido, y de alguna forma le resultaba encantador ver esa parte en Mingyu que antes no vio.

—¿Por qué mejor en vez de charlar, me ayudas con esto? —preguntó luego, apuntando con su mentón los misiles—, tenemos que atacar en unos minutos.

Mingyu no refutó nada, asintiendo al instante y tomando uno de ellos y cargarlo en el arma.

—¿Tienes el blanco?

Hoseok se ubicó en el suelo de tal manera que no necesitara realizar demasiado trabajo muscular para sostener el arma, una posición cómoda en la que podría permanecer por horas, luego enfocó la vista en el buscador infrarrojo del lanzamisil y sonrió con mucha autosuficiencia cuando el buscador detectó un blanco de metal entre las montañas.

Toda la zona estaba rodeada de tantos minerales que era demasiado identificable para él atacar ahora.

El lanzamisiles Javelin era una de las tantas armas traficadas por su gremio, exportadas a Rusia y recibidas por otros gremios de cazadores.

Hoseok nunca tuvo la oportunidad de usarla realmente más allá de las pruebas que hacían para calificar y evaluar el armamento.

—Mírate, joder —se oye a Mingyu decir—, te brillan los ojos, maldito loco.

—Cállate y ayúdame.

—Y me encanta —agregó finalmente, atrayendo todos los misiles que trajeron cerca de Hoseok, listo para cargar cuando sea el momento. 

Hoseok sonrió de lado y bajo la misma luz de la luna llena, se preparó.

—Voy apuntar entre las montañas, en cada una y varias veces, así que prepárate para cargarlos al instante —le dijo, quitando la mirada del infrarrojo y girándose a verlo, sus ojos agudizados y su mirada seria, parecían querer ver a través del híbrido—. ¿Podrás?

Mingyu se mordió los labios para ocultar su sonrisa, posiblemente se queme las manos en el proceso al manipular el arma tras cada disparo, pensó, sin embargo, la situación resultaba demasiado emocionante para él como para creer en eso como algo en contra.

Además, se trataba de Taehyung, todo esto era para el vampiro y él moría de ganas de verle la cara de idiota cuando sepa que fueron ellos quienes aportaron para sacarlo.

Mingyu asintió casi como si la pregunta de Hoseok estuviese demás.

—Tú solo dispara —entonces dijo—, y yo recargo.

Siempre fue fácil para ellos llegar a un acuerdo, así que repartir las tareas no fue demasiado difícil, Hoseok le gustaba llevar el control de la situación y Mingyu se sentía cómodo obedeciéndolo, aun si se llevaba la parte un poco más cruda.

Aunque tampoco se veía tomando el lugar de Hoseok y permitiendo que el humano resultara herido.

Mingyu no recuerda alguna vez que haya permitido darle el trabajo pesado a Hoseok.

—Bien, lo haré ahora.

Ambos actuaron con rapidez, preparándose en sus lugares al mismo tiempo.

Hoseok volvió a ver a través de la mirilla nocturna del arma y posicionó el blanco sobre las montañas, justo donde Yeji había indicado anteriormente.

Permanecieron en la misma posición, con un cronómetro mientras esperaban que marcara los veinte minutos que le dieron a Jungkook para acercarse y ocultarse al inicio de la colina, cosa que cuando se sembrara el caos, cruzara el prado y se acercara a los pies de las montañas.

El tiempo transcurrió y cuando estuvieron listos, Hoseok aseguró el cursor automático para que el misil lo siguiera sin que él tuviera que guiarlo y sin pensarlo más tiempo, llegó y disparó.

El fuego se abrió por detrás del arma y Mingyu se preparó para recargarlo al instante.

La propulsión del misil fue silenciosa y suave, lo cual era una de las ventajas de este tipo de arma y la razón del por qué costaba tanto dinero, siendo la favorita del mercado.

El misil se eyectó suavemente por sobre las copas de los árboles, y luego, en una segunda etapa de eyección, se encendió y se propulsó con fuerza hacia adelante, tomando velocidad hacia el punto entre las montañas.

—¿Cuánto tiempo? —Mingyu preguntó mientras tomaba otro misil y recargaba.

—Veinte segundos. —Hoseok dijo, el silencio siendo arrullador cuando el sonido sibilante que dejaba el misil desapareció tras el mismo cielo nocturno.

Esperaron unos segundos en los cuales no ocurrió nada, el mismo misil se había perdido por el cielo, tomando hartos metros de distancia de ellos hasta el punto de creer que nada estaba ocurriendo.

Hoseok tomó los binoculares, activando la visión nocturna en un intento de buscar algún movimiento bajo los pies de la montaña y Mingyu luego de recargar, tomó la francotiradora, buscando algún punto, preparado y listo para atacar.

Nada ocurrió, y el arma de Hoseok emitió un ligero sonido, indicando que estaba lista para lanzar otro misil.

El cazador se preparó, su corazón errático debido a la adrenalina que poco a poco parecía filtrarse por sus venas.

Entonces, cuando estuvo listo para fijar otro blanco a través de la montaña, fue que todo comenzó.

El misil chocó contra las rocas fuertes y gruesas que cubrían la cordillera y parte de hielo en el pico de esta se derribó como un espectáculo de avalancha.

Hoseok no perdió tiempo y conectó otro punto del mismo lugar y disparó, el arma se encendió y dejó salir el misil que realizó el mismo impulso, tomando la misma ruta que el anterior.

Observó por el binocular cuando la montaña comenzó a derrumbarse de a poco, solo la punta de esta y se preguntó si tenía que atacar un poco más abajo.

Se lo quitó y observó a Mingyu.

—Tenemos que cambiar de lu-

No pudo seguir hablando cuando el fuerte estruendo cortó sus palabras, observaron hacia el frente, y sin necesidad de ocupar algún binocular, notaron como la misma montaña comenzaba a moverse luego de que el misil dio en otro punto de esta.

Sin embargo, ambos sabían que el hecho de que la montaña pareciera partirse en cualquier minuto, no era producto de los misiles, sino que de algo ajeno a ellos.

Fue como ver un vidrio trisarse, de forma irregular y de un segundo a otro, como si un rayo hubiese caído desde el cielo y quebrado toda la montaña.

Algo que Hoseok sabe, no olvidará nunca, porque luego de eso, el ruido de alarmas de alertas comenzaron a sonar por todo el bosque, como si provinieran de todos lados, lo cual lo asustó un poco, activando todos sus sentidos.

Y ahí estaba, la tierra rocosa que cubría la parte baja de la montaña pareció abrirse como si fuera echada por el viento, dejando ver a través de ella un pequeño edificio que emergió casi como si le hubiesen quitado su camuflaje

Era una simple y pequeña infraestructura de un piso, más a Hoseok no le sorprendería pensar en que todo el resto de las instalaciones se encontraban bajo tierra.

No tuvo que pensar mucho en eso cuando una cubierta se abre del suelo, de la cual salen camiones militares y un montón de soldados armados que apuntaban para todos lados como si no supieran qué lado defender mientras rodeaban la infraestructura como si fuera algo valioso de proteger.

Seguramente, Taehyung lo era.

No había dudas para ellos ahora, Yeji tenía razón y ahora lo único que importaba era sacar a Taehyung y a la pequeña bruja de ahí.

Por una parte, sonrió al saber que habían dado en el clavo, sin embargo, otra parte más razonable de él sentía un poco de escalofrío al caer en cuenta de lo que acababan de hacer.

Ahora mismo, ellos serían enemigos para el estado, y buena suerte si es que sus caras no son reconocidas y pasan infiltrados.

Es en ese momento que siente la mano de Mingyu tomar la suya.

—Vamos —le dice el chico, con el rostro un poco serio mientras toma la mochila con la otra—, tenemos que movernos antes que sospechen nuestra ubica-

No pudo continuar cuando el ruido de una bala se escuchó por todo el perímetro.

No solo una, varias de ella, en una ráfaga de apenas segundos.

Mingyu y Hoseok se miraron antes de volver la vista hacia la base, dónde provenía el ruido imaginando lo peor.

Mingyu agudizó su mirada, sus iris cambiando a un pequeño destello rojo que se mezclaba con el marrón natural y sintió todo dentro de él arder al ver lo que estaba pasando.

—Bastardo, loco de mierda —Gruñó, tomando la francotiradora.

—¿Qué está pasando?

Hoseok tomó sus binoculares y observó a través de ellos, sintiendo el aire que se filtraba por su boca detenerse en un suave jadeo.

A cientos de metros de ellos, se podía divisar a Jungkook corriendo por el campo contra cientos de guardias.

—¿Qué está haciendo?

—Suicidarse —Mingyu gruñó, disparando la francotiradora y derribando a uno, a otro y a otro, volviendo a quejarse cuando tuvo que recargar manualmente el arma—, suicidarse es lo que ese loco hijo de puta está haciendo, joder. Él y Taehyung están igual de locos, y te juro que si muere me encargaré yo mismo de ir y matarlo de nuevo.

Hoseok no sabía si reír o unirse a Mingyu y enojarse.

Jungkook estaba loco, sí, pero evaluando el terreno y la situación, no había forma de que pudiera hacerlo de otro modo.

Aunque esto no fue lo que hablaron. Jungkook tenía que esperar, no lanzarse como si fuera un dios contra cientos de guardas que, si bien, eran más débiles que él, tenían armas que podrían acabarlo al instante.

Sin perder más tiempo, tomó otra francotiradora del armamento de Mingyu y disparó desde su distancia. No tenía tan buena puntería a larga distancia como el híbrido, pero de igual forma logró derribar a varios.

Continuaron haciendo lo mismo, derribando a varios soldados que intentaban disparar a Jungkook, por un momento el muchacho se les perdió, pero bajo una maldición dura de Mingyu lograron dar con él nuevamente.

Sin embargo, cuando Mingyu notó a través de la mirilla cómo uno de los soldados observaba a su dirección, fue que se detuvo.

—Hoseok —dijo, completamente serio cuando bajó el arma—, hay que moverse —ordenó, observando al chico que terminó de disparar para mirarlo—, tenemos que mover-

Igual que hace minutos atrás, fue interrumpido por una bala.

Pero no por una escuchada a la distancia, sino que por una bala que atravesó de lleno la distancia entre sus caras, a la altura de la nariz si es que Mingyu se pone a pensar sobre la corriente de calor que sintió a esa altura de su rostro.

Ambos se quedaron mirando, y si fuera otro momento, Hoseok se hubiese burlado del rostro de terror y sorpresa que estaba teniendo Mingyu en ese minuto, al igual que la ridícula fuerza que parecía imponer en el agarre de sus dedos cuando tomó su mano.

La bala no los atravesó por poco, pero ambos sabían lo que aquello significaba.

Habían sido descubiertos.





*




Bajar por la colina hasta la base de la montaña no fue realmente un problema, aunque Jungkook no haya participado en demasiadas misiones de este tipo en la manada, Yoongi lo había entrenado lo suficiente para poder valerse por sí mismo ahora.

Estaba poniendo en práctica todas las habilidades aprendidas, y a pesar de no saber realmente si lo estaba haciendo bien o no, algo en el hecho de no estar siendo capturado o detectado por los humanos le causaba una amarga sensación que se deslizaba por su boca, obligándolo a tragar duro y apretar los dientes.

Quizá todo esto lo estaban haciendo por nada y él realmente estaba ahí para nada más que perder el tiempo.

Quizá, Yeji se equivocó.

Quizá, Taehyung estaba en otro lado.

O quizá, todo era correcto.

No había tiempo de ser negativo, la ansiedad parecía comérselo vivo y él tuvo que negar con la cabeza en un intento de disipar las malas emociones.

Porque sea como sea, él iría hasta el fin del mundo con tal de encontrarlo.

Joder.

Caminó sigilosamente entre los árboles, procurando expandir sus habilidades, agudizando su audición y su visión.

Todo era completamente silencioso, como si la paz reinara en el lugar, tan silencioso que se sentía como si hubiese perdido el poder sobrenatural de su lobo de poder agudizar sus sentidos.

Mas a lo lejos, podía escuchar el leve canto de un lobo, el aullido de un animal que extraña a los que se fueron, Jungkook siente su pecho apretarse por haber dejado atrás a la manada.

Sin embargo, no se arrepiente, haría esto mil veces si fuese necesario.

Era una decisión que tanto su lobo como él habían tomado de forma unánime.

Aunque nunca estuvo muy en desacuerdo con los sentimientos y emociones de su lobo, no era como si pudiese separarlo, pero no negaría que hace tiempo atrás tuvo la estupenda idea de negar los sentimientos de su lobo cuando él aún no entendía todo el manojo de emociones que sentía cuando Taehyung estaba cerca.

Ahora era mucho más claro que el agua.

Y espera poder decírselo a Taehyung algún día.

Quizá, por eso él está aquí, esperando su turno para actuar.

Cuando bajó la colina por completo, se ocultó entre los últimos árboles y esperó.

Otro tramo de unos cien metros lo separaban del inicio de la montaña, era un prado completamente verde y vacío, como una pradera que dejaba una visión de trescientos sesenta grados al girar por ella.

No había dónde esconderse, y Jungkook sabe que todo lo que suceda una vez que Hoseok dispare, sería rápido.

Cuestión de segundos.

Sintió un golpe de adrenalina fundirlo y el amago de su lobo por querer gruñir y emerger.

Las venas se dilataron y fueron un poco más visibles alrededor de la piel de su cuello, brazos y manos cuando tuvo la intención y el deseo de mutar, obligándose a sí mismo a retener el ridículo impulso porque eso sólo lo haría delatarse.

Fue en ese momento cuando sintió un leve silbido del viento, suave y pequeño y luego un pequeño estallido más fuerte.

Observó hacia el cielo y sus pupilas se contrajeron cuando notó una pequeña llama flamear de un misil, el cual viajó hasta perderse hacia adelante.

Su respiración se aceleró y esperó.

Otra vez silencio, tanto silencio que la tensión emanó de él con fuerza, secándole la boca y haciendo que moviera los ojos de lado a lado, esperando lo que sea, atento a lo que sea.

Menos al fuerte estruendo que se produjo cuando el misil colisionó con la montaña.

—¡La mierda! —Jungkook siseó por lo bajo cuando el ruido aturdió su cabeza por unos segundos, el hielo que rodeaba la mitad hacia a la punta de la montaña desprendiéndose como una pequeña avalancha.

Era similar al sonido de algo quebrándose, pero más grave y mil veces más fuerte, a una escala abrumadora.

Los oídos se le taparon y se obligó a tolerar el ruido cuando la montaña volvió a ser colisionada por otro misil.

Fue como ver en cámara lenta desprendimientos de tierra ser lanzados hacia la base de la montaña, grandes montículos de roca partida rodando por esta hasta detenerse en la pequeña pradera que dividía la entrada de aquel bosque brumoso donde se ocultaba.

Entonces, como una señal de advertencia, el ruido de alarmas y sirenas se esparcieron por todo el perímetro, tan fuerte que envolvieron sus oídos, confundiéndolo por un segundo al no reconocer de dónde provenía.

Era como si viniera de todos lados.

Entonces, el suelo entero bajo sus pies tembló como una ráfaga que lo empujaba de todos lados, obligándolo a apoyarse en el árbol a su lado, y luego de eso, otro fuerte estruendo, completamente diferente al de la colisión de los misiles se sintió retumbar con fuerza.

Jungkook rebuscó el arma guardada en su cintura y a apuntó cuando notó algo emerger de la misma tierra que parecía abrirse, como si un pincel hubiese sido pasado por el suelo para poder limpiar la suciedad y mostrar lo que de pronto ascendió de la tierra, en la misma base de la montaña que juraba se movió un par de centímetros más lejos.

Y no hubo tiempo para procesarlo, del mismo suelo al lado de la nueva infraestructura que emergió con fuerza, se abrió una especie de puerta de donde comenzaron a salir varios soldados, decenas de estos.

El mismo traje y uniforme que vestían cuando atacaron la manada e incendiaron el bosque.

Cuando volvieron atacar junto a Yunho.

Estos soldados ahora reteniendo al chico que era su vida.

La ira brotó sobre él y Jungkook no sopesó sus opciones.

Aunque tampoco tenía un montón de estas, porque todas ellas llegaban a lo mismo; él contra cientos de soldados, viera por donde lo viera, no habría nada que estuviese a su favor.

Menos con una pradera abierta que no podía rodear porque la franja lucía interminable.

Simplemente cargó su arma, le quitó el seguro y se echó a correr.

No sabía realmente si el rugido de un alfa aturdía también a los humanos, así como a los animales, sin embargo, el instinto de querer regir nació de él como una segunda capa que parecía querer desprenderse.

Así que lo hizo, los soldados lo detectaron al mismo tiempo que sus colmillos emergieron más gruesos y largos. Sus ojos cambiaron a un verde esmeralda que brillaba bajo la luz de la luna brillante y fuerte, la cual parecía querer remecerse ante él, como un respaldo de lo que quedaría sellado esta noche.

Los soldados gritaron cuando lo visualizaron y apuntaron con sus armas al mismo tiempo que Jungkook regió por todo el bosque.

El sonido fue benevolente y gutural, tan ronco que todas las aves cercanas salieron volando lejos, el mismo ruido hizo temblar la tierra, como hace minutos atrás había ocurrido, y parte de la débil zona de la montaña que había sido colisionada se desprendió, cayendo grandes y macisos escombros de tierra sobre la misma pradera en la que se encontraban.

Los soldados parecieron detenerse, pero no para ponerse de rodillas y bajar la cabeza, en forma de obedecer la voluntad de un alfa, el dueño y señor de un bosque que nació para pertenecerle a él durante todas sus vidas.

Sino que al contrario, parecían debilitarse ante el fuerte sonido que emitió él, como si fuera insoportable para la agudeza de su propio oído.

Varios cayeron por lo mismo, quejándose de dolor y perdiendo el equilibrio cuando sus oídos comenzaron a sangrar al haberles roto el tímpano.

Jungkook aprovechó el momento y comenzó una lucha cuerpo a cuerpo con algunos, guardando su arma para usarla en el peor de los momentos si fuese necesario.

El primer soldado que llegó a él, lo noqueó con facilidad, tomó su brazo y lo atrajo hacia él con fuerza, golpeando luego tras su nuca para finalmente noquearlo, lo mismo hizo con otro y otro, sintiéndolos de papel bajo la fuerza sobrenatural de su propio lobo.

Otro hombre llegó por detrás, Jungkook lo sintió en su instinto como si su lobo estuviese vigilando su espalda y se giró en tres tiempo, tomando el arma para alejarla de su cabeza cuando notó que era él el blanco en su mira.

La bala fue disparada torpemente al cielo, y Jungkook los giró a ambos, dejando al soldado por delante cuando escuchó el seguro de otra arma provenir desde el frente, la misma bala que soltó el otro soldado siendo incapaz de detener cuando llegó y atravesó el hombro del chico que estaba sosteniendo y ocupando de escudo humano.

Gritó de dolor, y a pesar de que Jungkook no estaba compartiendo este tipo de lucha, no se detuvo.

Sin embargo, la diferencia de bandos era ridículamente grande.

Ellos eran docenas, muchas, saliendo y saliendo de aquella rampla que emergía desde la tierra.

Él era uno.

O eso es lo que creía cuando sintió el sonido de un disparo y posteriormente una bala rozar cerca de él, la cual llegó directo en la cabeza del soldado que tenía de frente, mismo soldado que estaba a punto de dispararle.

Eso creó una fuerte distracción entre ellos.

Porque derribó a uno, a otro, y a otro.

Jungkook sonrió.

Hoseok y Mingyu pensó, notando al resto de soldados observar confundidos y preocupados desde donde se dirigían aquellos dispararon.

Porque no fueron unos pocos.

Fueron varios soldados que continuaron derribando como un juego de pistolas del cual eran completamente expertos.

Jungkook aprovechó la oportunidad y corrió hacia la rampla con todas sus fuerzas, tomando impulso y pegando un fuerte salto, en el cual se giró en el aire para volver a encarar a los soldados que dejó apuntando su espalda por un segundo.

Sacó su pistola y esta vez, sin tener ningún remordimiento, disparó a varios, dejándolos incapacitados mientras que otros eran derribados por Hoseok y Mingyu.

De un segundo a otro, la luz se consumió y sus pulmones se abandonaron de oxígeno cuando su espalda chocó fuerte con un suelo duro, dañando su cuerpo el cual rápidamente logró regenerarse.

Le costó abrir los ojos, mas se obligó hacerlo cuando escuchó ruido de pisadas fuertes de otros soldados que venían corriendo hacia él.

Jungkook giró sobre su cuerpo hasta quedar a un costado, escondido tras una gran viga de cemento. Las luces de los focos que seguían una hilera en el techo iluminaba apenas sus caras, pero fue suficiente para que él pudiese notarlos a todos ellos.

No tuvo piedad esta vez porque si no acababa con ellos, ellos acabarían con él.

Taehyung.

Sintió el deseo de decir y llamar su nombre.

Más los dedos apretaron la pistola y sus ojos se volvieron como dos luciérnagas de verano cuando apuntó con precisión y disparó a varios.

Quedando solo dos soldados completamente sanos, quienes escaneaban e inspeccionaban por heridas en sus compañeros.

Ellos miraron hacia el frente, donde Jungkook y rápidamente maniobraron un rigle para dispararle.

Jungkook esta vez fue mucho más rápido, saltando hacia ellos, y cayendo a un metro con sus manos, con las cuales se ayudó para impulsarse en una voltereta hacia adelante, propinándole una patada baja a uno de ellos para hacerlo caer.

El otro soldado reaccionó al instante, sacando una pistola más pequeña y apuntándolo de lleno, Jungkook tomó su mano, y apretó fuerte, quebrándole el radio en el proceso y haciéndolo gritar de dolor, él gruñó cuando se quejó, golpeando su frente con la de él y haciéndolo desmayar.

Solo quedaba el tipo del suelo, Jungkook le mostró los dientes, en un comportamiento primitivo y se colocó de cuclillas para tomar su ropa en un puño a la altura del pecho, lo acercó con fuerza a él y le dio otro cabezazo de los mismos, haciéndolo que se desmayara.

Hubo un completo silencio esta vez, y cuando escaneó la zona, la cual comprendía la rampa que ascendía hacia la superficie, y luego un pasillo medianamente iluminado, fue que notó un botón.

Era claro que abría o cerraba algo, y Jungkook deseaba que fuera la salida a la superficie porque no quería que los de exterior se percataran que él no estaba ahí, sino que infiltrado en la base.

Apretó con fuerza el botón, como si eso fuese a hacerlo funcionar más rápido y luego todo el edificio crujió, la misma cubierta de metal que había mostrado la rampa en un principio, se comenzó a mover para cerrar la salida.

Este era su última oportunidad para salir y buscar por otros lados.

Sin embargo, su instinto es fuerte y de lo único que está seguro fielmente, es que Taehyung está aquí y él vino para sacarlo.

Sea como sea.

Sin dejar de ver hacia el pasillo, levantó su arma y apuntó a la esquina, la pequeña cámara escondida en el lugar explotó de lleno, quedando completamente inutilizable.

Cuando Jungkook estuvo satisfecho, se sacó su ropa y se cambió, tomando la tarjeta de identificación y el arma del soldado.

Ahora sí, sólo le quedaba una sola cosa: Encontrar a Taehyung.





holaaaaaaa, siento la demora, gracias por leer y permanecer aqui, lloro u.u estoy corrigiendo el otro cap así que estará en una hora yo creo porque me demoro corrigiendo no sé por que askldjqe bueno gracias.

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