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14









Jungkook sacó varias láminas fotográficas de una carpeta, dejando el material plastificado sobre el pasto, frente a los niños de la guardería que rápidamente abrieron los ojos e hicieron un ruido de curiosidad a coro.

Le sacó una pequeña sonrisa.

No había hecho mucho, así que aprovechó de dar una pequeña clase instructiva sobre algunas plantas y flores venenosas que se encontraban dentro del bosque, las cuales ellos deberían conocer por cualquier motivo.

Era una clase simple de cómo identificar y qué hacer en caso de la ingesta de alguna de ellas; algo básico que se les enseñaba a todos los lobos de la manada y cada cierto tiempo porque siempre había nuevas especies que se integraban.

Lo ideal era instruirlos desde pequeños, ya que, al vivir en la naturaleza del bosque, muchas veces eran llevados a paseos en terreno, al lago o a las praderas, disfrutando del área silvestre en su forma de lobos porque alegraba y aligera la conducta de su animal en crecimiento.

Además, en su forma de lobo, tendían a morder todo.

Jungkook aún recuerda la vez que, a los diez años de edad, se intoxicó con una dedalera. Había estado jugando en su forma animal cuando arrancó la flor desde el tallo de un mordisco, comiéndosela sólo por curiosidad y porque la había confundido con otra especie de flor medicinal.

Había sido un caos, su corazón se detuvo por varios minutos y sólo logró sobrevivir porque su lobo alfa lo obligó a resistir el veneno, la voluntad de la fuerza de su animal de no abandonar a los suyos siendo lo único que logró hacer fluir la sangre por sus venas, volviendo su cuerpo adaptable a distintos venenos menos letales que aquella flor.

Ahora por supuesto se aseguraban que algo como eso no volviese a ocurrir porque el cuerpo de un niño no estaba preparado para resistir sustancias letales. Jungkook sabe que lo suyo fue pura suerte.

Por lo mismo, para hacer el aprendizaje más didáctico, sacó aquellas láminas gráficas, las cuales captó la curiosidad de todos de inmediato, los cachorros observando con ojos curiosos, algunos más emocionados que otros cuando Momo ofreció hojas y crayones para poder dibujarlas si así se les resultaba mucho más fácil reconocerlas luego.

Y él se quedó ahí, supervisándolos y observando a su alrededor, sin más que hacer, quizá su mente en otro lado, en otros recuerdos, su boca hormigueando de la nada, teniendo la necesidad de relamerse los labios, nervioso, cohibido.

De pronto, una de las niñas se sale del grupo y se acerca a él, sentándose a su lado.

Ella le sonrió sin decir nada, cómplice, como si estuviese riéndose de un secreto descubierto sobre él. Y no sabe por qué, pero se sintió de alguna forma avergonzado y expuesto bajo esa inocente mirada.

Le sonrió suave, empatizando con ella hasta que entendió el motivo de su sonrisa pícara, cuando los ojos de la pequeña bajaron a su cuello, antes de soltar una risita avergonzada.

—Su compañero debe quererlo mucho, tío Kukku...

Ella se tapó la boca con ambas manos, como si estuviera realmente cohibida de sus palabras y Jungkook sintió su boca seca, su lobo demasiado emocionado como para no evitar mover la colita incluso si sabe que son palabras llenas de inocencia.

—No entiendo de qué hablas... —susurró, negando suavemente aun cuando él sabe de lo que ella habla.

No es tonto, Dios, nadie es tonto en la manada y aunque aún no pasa una semana de haber sido mordido por Taehyung, todos miran el lateral de su cuello, específicamente donde él mordió y Jungkook siente todo su cuerpo llenarse de una sensación acogedora que fluye por sus huesos y le aprieta el pecho, no solo por ese momento, sino por lo que sucedió días después, específicamente ayer, cuando él no resistió un segundo más y escupió más de lo que debía, hizo más de lo que pensó que alguna vez haría y se siente como haber probado un trozo de cielo, y no estaba exagerando, porque intenso o no, así se sentía un toque de él, aunque fuera simple, aunque fuera nada, se sentía como todo y no le importa, es algo que se desborda de él porque el sentimiento es mucho más grande de lo que puede caber en su pecho.

Es demasiado, pero no lo asfixia, simplemente lo acoge.

Otra risita suave lo saca de su ensoñación.

—Esa de ahí, tío Kukku —y la niña apunta con el dedo, llamando la atención de varios—, se ve muy bonita.

—Sí, sí —dice otro, soltando sus crayones y yendo hacia él, observando desvergonzadamente el trozo de piel que arde como si sintiera vergüenza—, todos creemos lo mismo, se nota que la hicieron con mucho amor.

Entonces, en menos de un segundo obtuvo la atención de todos los niños, quienes ahora le observaban como si estuviesen esperando que Jungkook comenzara a relatar la historia de él y su genuino amor.

—Es taaaan bonita~ —Soltó Wonyoung. A la pequeña cachorra le brillaron los ojos cuando se encontraron con los suyos—, la crearon con mucho amor.

Mierda, eran solo dichos de niños inocentes e ingenuos, pero no pudo evitar jadear, su cuerpo entero tensándose como si todo en él hubiese reaccionado a sus comentarios.

Jungkook tragó saliva y de la nada, alzó su brazo y palmeó fuertemente su cuello, justo donde sabía que él había mordido.

—No es una marca —les dijo, un poco abrumado, pero relajando su mirada, como si no fuera la gran cosa—, es solo una picadura.

Su lobo ladró.

Sus labios temblaron cuando suspiró y su rostro se sintió más caluroso bajo la atenta mirada de ellos, como si ahora sintieran asombro de sus palabras. Mas Jungkook no puede agregar mucho a su explicación porque su cabeza se marea ante los recuerdos, cuando besó su boca, la memoria de su piel actuando cuando todo su cuerpo se estremeció ante la sensación que perdura y que ahora extraña porque no lo ha visto desde ese momento.

—¿Cómo? ¿Entonces no lo es? —Hyunjin ladeó el rostro, y Jungkook notó cómo Minjae a su lado lo imitó.

—Pero se ve tan bonita...

—Claro que no —él esta vez rio y volvió a palmear la zona, como si estuviese cacheteándose a él mismo en una forma de entrar en razón y dejar de perderse tanto en sus propios sentimientos. Negó y les dio una mirada despreocupada—, esto no puede ser una marca, como les dije, es solo una picadura, algún mosquito debió haberme picado.

—¿Una picadura? —Una voz emergió desde el fondo, y Jungkook se gira al instante de reconocerla, alzando la vista hacia un Taehyung quien le observa con una ceja alzada, incrédulo al haber escuchado su relato.

Jungkook se pregunta qué tanto alcanzó a oír, pero no dice nada cuando puede ver desde su periferia a los niños alzarse y colocarse de pie mientras chillaban emocionados, robando la atención del vampiro.

De alguna forma, la imagen frente a él, le estremece el cuerpo y le regala una sensación cálida.

—¡Tío Taeeee! —Varios niños corrieron hacia él, abriendo los brazos para abrazarse a sus piernas, siendo lo más alto a lo que podían llegar. Taehyung los miró y les dio una pequeña sonrisa, si bien, sintiéndose extraño ante las muestras de cariño, pero no incomodándole.

—Ahora, demuestren su talento de chismosos —Taehyung les dijo, sin nada de tacto, cosa que a los cachorros pareció no importarle—, cuéntenme, qué picadura tiene su tío Kukku.

Ay Dios. Jungkook se tensó de pronto, sintiendo los latidos en sus oídos y la sangre caliente en su cara.

Y aunque estuviera dando todos los indicios de su estado a través de su aroma, las facciones de su rostro seguían igual de apacible, taciturno, aun cuando debe lucir como un tomate.

—Esa de ahí —uno de los niños dijo, alzando su dedo mientras apuntaba a Jungkook—, un bicho atacó su cuellito.

—Pero nosotros decimos que es una marca —Otro reclamó, negando y alzando la vista hacia Taehyung, no alcanzo a notar la mirada de muerte que Jungkook le arrojó—, porque es muy linda.

—Sí, sí, sí. Mírela Tío, es muy bonita para ser de un bichito.

Taehyung entonces lo hizo, observó a Jungkook, quien simplemente le devolvió la vista, serio, con los labios un poco entre abiertos como si su aliento hubiese sido robado.

Tan precioso.

Sin embargo, Jungkook no se siente culpable de su mentira porque, ¿qué más podría decir?

"Sí, chicos, tío Tae me mordió y me sacó tanta sangre que me hizo dormir por dos días, jaja saludos"

Por supuesto que no.

Así que le mantiene la vista aun cuando Taehyung le da una dubitativa, como si estuviese esperando que aclare los hechos.

Jungkook no lo haría.

Taehyung sonrió y sus ojos brillaron de esa forma que Jungkook sabe diría algo tonto.

—¿Saben cómo se llama ese bicho, niños? —preguntó, sin dejar de verle—, Kim Tae-

—¡Taehyung! —Jungkook gritó y se colocó de pie—, acompáñame un minuto, necesito hablar contigo.

—¡Qué!? —Los niños reclamaron a coro, sus rostros indignados sin saber qué ocurrió de pronto—, pero y el bicho...

—No ahora, vayan con Momo adentro, les dará su merienda.

Ellos abuchearon, así que Jungkook les mostró los dientes, gruñendo suave.

Ellos siguieron abucheando y quejándose, pero esta vez le hicieron caso, despidiéndose de Taehyung de paso.

Taehyung no dejó de verlos, y cuando ellos llegaron a la puerta de la guardería voltearon, observándoles a la distancia con sus rostros apenados.

El vampiro se encontró con sus miradas y les articuló:

—El mosquito se llama Kim Tae-

—Ya deja —Jungkook golpeó ligeramente su espalda—, no les digas eso.

Taehyung se encogió de hombros, volteándose hacia él solo cuando no quedó ningún niño fuera.

—No lo van a creer.

—Creen que los vampiros se alimentan de cerebros de bebés —refutó—, porque tú se los dijiste, por supuesto que van a creer lo que les digas.

Jungkook comenzó a caminar fuera de la guardería y Taehyung le siguió desde atrás.

—Bueno, entonces ¿qué es mejor para ti?

—¿De qué hablas?

—Que te haya marcado o que te haya picado.

Jungkook se detuvo de golpe, respirando un poco agitado, su pulso al mil al tan solo imaginárselo, porque él sabe, y en realidad ambos, saben lo que quiere su propio lobo, lo que siente.

No es tonto, podría nunca decirlo de forma verbal, pero es algo que se sabía igual.

Sintió los pasos del vampiro acercársele hasta no dejar distancia, hasta que el pecho duro y macizo estuvo topándose en sus omóplatos, esos dedos largos por los cuales Jungkook parecía tener una fijación, encajándose perfectamente en su cintura.

—Dime —susurró, sus labios rozando suavemente su nuca, como si no quisiera tocar, más la sensación helada le rodeó todo el cuello—, ¿Qué es lo que a tu lobo le gusta?

Él sabe, por supuesto que sabe la respuesta, Jungkook piensa, se delataba solo con el aroma dulce, con el iris de color esmeralda cambiando a través de sus ojos marrones.

Por supuesto que Taehyung sabe que a su lobo le gusta.

—Creo que la pregunta está demás.

—Entonces... —Taehyung dice, con la voz pendiendo de un hilo, como si no quisiera hablar para nadie más cuando saben que en ese pequeño sendero de apenas cinco metros que separaba la guardería del resto de la zona, no hay nadie que pueda escucharlos, ni mucho menos a esas horas de la mañana. Pero él tiene miedo de decirlo más fuerte, así que, con la voz quedita, baja y suave, pregunta—: contéstame una sola cosa —Jungkook gira la cabeza para mirarle por encima del hombro, de soslayo y en el acto siente la punta de su nariz fría deslizarse suavemente por la piel caliente de su lóbulo, haciéndole cosquillas—: ¿te arrepientes?

Taehyung se sentía ansioso.

Y el lobo de Jungkook sintió eso.

Ellos no habían hablado nada desde que se besaron, cuando las ventanas estallaron por todas partes, separándose luego de eso, Jungkook ideando un plan para que nadie supiera el estallido de poder y Taehyung realizando su rotativa nocturna junto a Jimin.

Obviamente no le contó nada a su hermano, no quería hacerlo porque no sabe hasta qué punto Jimin y Yoongi compartían lazo. De seguro si le contaba Jimin no le dirá nada explicito, pero es posible que sus emociones fueran notadas por su compañero y al final terminaría sabiendo.

Y si Yoongi se enteraba, posiblemente lo mandaría a comer mierda.

No es que le preocupara, Taehyung gozaría de ver su enfado porque era divertido, pero tampoco quería ser enviado lejos.

No ahora, cuando lo tenía a él.

Y este momento, a estas altas horas de la mañana, era la primera vez que se veían.

Taehyung no quiere empujar, pero odia con toda su vida la incertidumbre, y si solo es una simple pregunta y una simple respuesta, es algo que significaba demasiado para él.

Jungkook se giró por completo, a esa misma distancia, su cabello que caía en ondas, cubriendo suavemente parte de esos ojos redondos que le observaban con un brillo infinito.

En serio, aquí el apolíneo es Jungkook, era hermoso como ningún otro.

El chico subió las manos, apoyándolas en su pecho, y para ambos se sintió como una descarga eléctrica que les recorrió el cuerpo.

Este toque, de este lobo, era todo.

Jungkook frunció un poco el ceño y le miró directo a sus ojos.

—Por supuesto que no —le dijo, con tanta seguridad, con sus ojos color verde, tan intensos y profundos que, no era Taehyung quien podía ver a través de estos a su lobo, sino que era Jungkook quien estaba viendo a través de los suyos, su alma—, solo... es difícil colocar en palabras —agregó entonces, apretando los labios, sus manos empuñando parte de su traje—, pero no me arrepiento, no lo haría, no de ti...

—Está bien —respondió calmo, apoyando su frente en la de él, al mismo tiempo que una flor a su lado comenzaba a incendiarse.

—Taehyung, joder —Jungkook gruñó dándose cuenta al instante, separándose de él y yendo hacia la pequeña flor, aplastándola para apagarla por completo, no quedando más que una ceniza negra bajo su zapato. Se volteó y endureció la vista hacia el causante—, en serio, tienes que controlarlo. Sígueme.

—Sabes, de cachorrito tierno a cachorrito mandón debería haber una línea de separación —y chasqueó la lengua, cuando Jungkook avanzó, dejándolo atrás y mirándole de perfil, con una leve sonrisa cuando vio a Taehyung negar—, no puedes pasar de uno a otro en menos de un segundo, es injusto.

Jungkook rodó los ojos, pero la sonrisa seguía en su cara.

—Solo sígueme.

¿Y quién era Kim Taehyung para no seguirlo?

Hasta el fin del mundo, pensó. Joder, qué cursi soy.






*






Taehyung adivinó el lugar mucho antes de tenerlo frente a sus ojos.

Era el gimnasio de entrenamiento para los soldados.

—Avisé que estaría entrenando —Jungkook anunció, entrando por las puertas de vaivén, con Taehyung a su paso, ambos sintiendo los recuerdos golpearles en el rostro cuando vieron el cuadrilátero en el que pasaron besándose hace horas atrás. Jungkook se relamió los labios y carraspeó para encontrar su voz—, así que tenemos tiempo suficiente de arreglar las ventanas sin que Yoongi-hyung sepa.

Taehyung sonrió, pero de esa forma como si hubiese sido pillado en algo malo.

—Oh —ladeó la cabeza—, ¿faltando a la palabra del líder?

Por supuesto que recibió un gruñido de regaño como respuesta.

—No juegues.

Jungkook se acercó hacia una de las paredes y Taehyung le siguió, conservando esa sonrisa como si fuera el mejor día de su vida aun cuando Jungkook sólo lo buscó para arreglar el desastre con él.

La brisa de la mañana le hizo cosquillas cuando se filtró por los marcos pelados de las ventanas.

Caminó hasta llegar a su lado, con las manos en los bolsillos mientras contemplaba los paneles de vidrios apoyados en la pared.

Eran varios, diez quizá, Taehyung no había contado las ventanas, pero eran altas y pequeñas, rodeaban toda la parte superior de la pared del gimnasio.

De pronto se preguntó cómo es que Jungkook cargó todo eso, aunque no se sorprendería si el lobo le dice que simplemente lo trajo a pie en un solo viaje. Su fuerza era una jodida broma para el mundo.

Así que, bajo esa pregunta que ya tenía su respuesta, ideó otra duda.

—¿De dónde mierda sacaste todo esto?

—Hoseok y Mingyu —Reveló sin más, quitando el papel que parecía proteger los ventanales.

Taehyung se preguntó si lo había escuchado bien.

—¿Qué? —dijo unos segundos después y cuando no recibió respuesta soltó una pequeña risa seca—, ¿sólo así? —Jungkook volvió a guardar silencio—. Vamos... ellos no conseguirían todo esto sin obtener algo a cambio.

Esta vez, Jungkook se detuvo y dio un suspiro ruidoso cuando le miró serio.

Taehyung frunció el ceño, confundido.

—Jungkook-

—Solo me pidieron que entregara un recado.

De nuevo, parecía una mala broma.

—¿Qué? —y su voz sonó absurda, porque no se trataba de que Mingyu y Hoseok no fuesen capaces de ayudar al resto porque era algo que siempre hacían, como si fuera parte de la personalidad de ambos, sólo que resultaba extraño para Taehyung que el intercambio de favores sea de una diferencia tan abismal, es decir, entre materiales de fabricación y un recado había una gran diferencia ¿no? no pudo evitar negar con la cabeza—. En serio, esos dos son tan raros... ¿qué clase de recado?

¿Por qué Jungkook le veía así ahora? ¿con tanta seriedad?

En serio, Taehyung quería gruñir y borrar el entrecejo de su rostro.

Lo único que lo frenaba de hacerlo, era el suave y dulce aroma emanando constantemente de su lobo, el cual siempre se hacía así de empalagoso cuando estaba con él.

Como si su compañía intensificara el lado animal del chico, haciéndolo sentir a gusto a ambos.

—Mira, no me culpes —Jungkook le dijo, negando suavemente y suspirando como si pensar le diera dolor de cabeza. Esta vez Taehyung le frunció el ceño y le quedó mirando mientras esperaba lo que tenía que decir—, pero Mingyu literalmente me pidió que te dijeras que eras un vampiro precoz y estuvo horas riendo sobre su mal chiste mientras conseguía todos los materiales.

Los pómulos de Jungkook de pronto enrojecieron cuando él no habló en un buen rato.

—Tsk. Ese imbécil —Taehyung dijo finalmente, sin verse abrumado como el mismo Jungkook. El vampiro alzó la vista, orgulloso, y se cruzó de brazos—, no es mi culpa que el poder se desborde de mí.

Jungkook rodó los ojos.

—Es algo que ni siquiera se debería tomar en cuenta —y lo vio negar, mientras se movía para realizar el trabajo por él mismo, como si hubiese traído a Taehyung sólo para que lo viera trabajar o darle apoyo moral—, pero él realmente estuvo burlándose por horas sobre eso, joder —Jungkook gruñó de pronto—, ese chico es imbécil y tiene un humor retorcido.

—Algo muy vampírico de su parte.

—No sé por qué te creo —Jungkook murmuró por lo bajo y agarró el panel, moviéndose hacia una de las ventanas. No le recriminó nada a Taehyung por estar de pie como un poste sin realmente saber qué hacer, es decir, no era difícil, solo tenía que tomar el panel de vidrio y llevarlo al marco de la ventana para encajarlo cuidadosamente. Sin embargo, ni siquiera se movió y simplemente giró sobre su sitio sólo porque no quería perder de vista a Jungkook.

Era una buena vista, a decir verdad, lo vio trabajar y maniobrar los marcos para sacarlos, apoyar el panel de vidrio y volver a incrustar los marcos para que encajaran a la perfección, sin quejarse cuando tenía que hacer trucos con una sola mano.

Dios, era una vista... agradable.

Y cuando Taehyung creyó que iba a protestarle por estar haciendo literalmente nada en su sitio, Jungkook se giró y le frunció el ceño para decir:

—Además, ¿qué sucede contigo? Ellos ni siquiera tenían idea de por qué te sucede esto, como si explotaras de poder —y resopló yendo cerca de él para tomar otro panel, yéndose al instante, el aroma de su piel en el ambiente siento vago y siendo la única razón del por qué Taehyung inspiraba profundo.

Ante el silencio de su respuesta, Jungkook continuó y agregó—: ¿Acaso nunca te ha gustado alguien?

Taehyung sonrió, a pesar de que no era visto porque Jungkook le daba la espalda mientras trabajaba, la sonrisa simplemente se escapó de sus labios cuando notó ante la distancia la punta de las orejas del menor levemente enrojecidas.

Su voz segura siendo nada ante el notorio estado de vergüenza que le produjo hacer esa pregunta.

Otro músculo tiró en su estómago, haciéndole cosquillas.

—¿Asumes que me gustas? —le preguntó, tomando uno de los ventanales de vidrio y moviéndose hasta quedar a su lado.

Jungkook giró el rostro al notar su presencia más presente, más potente. El lobo tragó saliva y no quitó la vista de sus ojos.

—¿No es así? —preguntó directo, en un susurro ahogado, débil pero seguro de haber sido escuchado. Jungkook no pudo evitar morderse la mejilla interna, como si eso ayudara a controlar sus emociones.

Taehyung le miró enternecido, y sus ojos brillaron como si corazones se fundieran en sus iris almendrados.

Tan lindo.

Apartó la vista cuando imitó el trabajo de Jungkook, colocando el panel sin tanto problema en el marco de la ventana.

—Los vampiros nos enamoramos una sola vez en la vida —confesó, sintiéndose liberador y aterrador al mismo tiempo, es decir, le estaba dando a una persona la capacidad de llevarlo a lo más alto o simplemente hundirlo y arruinarlo. Era un poder que solo Jungkook podía tener. Taehyung ya lo había decidido así desde hace varios meses.

Sintió la mirada del lobo en su rostro, mas Taehyung no se giró a mirarlo, simplemente se dispuso a trabajar en su ventana, acoplándola a la perfección en cuestión de segundos, su misma fuerza haciendo el trabajo perfecto.

Un nudo se formó en su garganta cuando el silencio reinó entre ellos y Taehyung sabe que es él quien tiene que romperlo, porque sabe que Jungkook está esperando por una explicación que quizá, no necesita, pero que él quiere darle.

—Por supuesto que yo, Kim Taehyung, rehuí de todo eso, era una maldición, no me di ni siquiera la oportunidad de que alguien me parezca atractivo, nada. Mucho más luego de ver lo maniático y loco que se volvió mi padre al haberse enamorado de todas las vidas de esa humana.

No hubo respuesta. Y Taehyung se pregunta si fue muy frío, muy honesto o muy extraño con lo que dijo.

Nunca había sentido esta clase de ansiedad, pero Jungkook lo abrumaba en muchos sentidos.

Realmente, había veces que se sentía como una maldición, aun cuando él quería creer que realmente no lo era.

—¿Y ahora? —la voz de Jungkook se alzó tan clara que se preguntó si había sido un engaño de su mente—, ¿ahora qué se supone que sientes?

Y estaba siendo más real de lo que Taehyung habría podido imaginar, se separó de la ventana, y se giró a mirarlo, a metros de distancia, pudo notar el miedo en los iris castaños que le miraban, quizá, con la misma ansiedad que él cargaba al mirarlo también.

Vio el pecho ajeno que subía y bajaba. Abrumado, el aroma se intensificó, no sabiendo si provenía del mismo lobo o de Taehyung, quien, con el tiempo, ha comenzado a expandir su propia fragancia casi como si hubiese imitado las acciones de Jungkook.

Porque un vampiro sólo soltaba su aroma para cazar, sin embargo, con Jungkook... era una manera de hacerle entender que se sentía bien con él, que estaba aquí con él y estaba bien.

—¿Ahora? —le respondió, arrastrando las palabras, no pudiendo detenerse porque era Jungkook quien preguntaba. Sus ojos se hicieron profundos y si Taehyung hubiese sido humano ahora estaría jadeando y tragando saliva ante la sequedad que lo habría incitado a lamer sus propios labios. Se limitó a empuñar las manos a sus costados, el sentimiento desbordando de toda su piel, como si se filtrara en sus venas cuando simplemente dejó su cabeza fluir, siendo brutalmente honesto cuando confesó—: Ahora tú eres en todo lo que pienso.

Jungkook jadeó sin sonido, su pecho inflándose cuando sus pulmones se llenaron de oxígeno como si quisiera acoger las palabras de Taehyung y guardárselas para él.

Sin embargo, de alguna forma, Taehyung sonaba lamentable, como si fuera mal presagio, como si sus palabras fueran una advertencia, una mala noticia y Jungkook no entiende por qué este chico orgulloso y engreído lucía tan lamentable mientras le miraba.

Protégelo, le dijo su lobo, hazle saber que es recíproco.

Su pecho ardió.

Protégelo, por favor, protégelo, no dejes que se vaya, protégelo.

Y estaba comenzando a acortar la distancia cuando la ventana que Taehyung había colocado minutos atrás estalla en miles de pedazos, ningún trozo hiriendo al causante del estallido, simplemente evitando su cuerpo cuando cayeron como perlas en el suelo.

Jungkook se quedó quieto en su sitio, abriendo y cerrando la boca, intentando calmar el estado de su lobo, el cual de inmediato se puso en alerta ante la sensación de que Taehyung resultara herido.

Al cabo de unos segundos, recordando lo mucho que le tomó conseguir el vidrio, gruñó.

—¡Taehyung acabamos de colocarla!

Taehyung hizo una mueca dolorosa en su rostro y se sujetó la cabeza, frunciendo el ceño como si doliera.

—De verdad... agh, joder, de verdad que le doy la razón a Mingyu con su apodo de mierda, soy como el dios de los vírgenes y los precoces.

Obviando su oración estúpida, Jungkook avanzó un paso, mirándole preocupado, mas el vampiro retrocedió la misma distancia que él acortó.

—Solo un minuto —murmuró a duras penas—, no puedo hacer que la energía simplemente fluya... solo un minuto.

Era como una bomba, Taehyung podría explotar en cualquier minuto y el daño de lo que podría hacer era inmensurable.

Nadie sabe el impacto y cómo repercutiría si la energía que liberaba se hace más fuerte y más de golpe.

Jungkook es el detonante de esa energía.

Taehyung lo sabe y se aleja presionando su frente con fuerza porque tiene miedo de hacerle daño, nunca había sentido algo así, nunca había descontrolado su propio poder y que la persona que ha elegido por el resto de su vida le provoque esto le asusta.

No quiere dañarlo.

Nunca pensaría en dañarlo.

Pero duele tanto...

Jungkook siente el dolor como propio, en esa mueca que ve a través de su mano, en ese quejido ronco que soltó el vampiro, volviendo denso el aire.

—Al carajo —gruñó, caminando hacia él cuando la sensación se volvió insoportable.

Taehyung no lo vio, porque estaba más controlado en retener su propio poder, sin embargo, se tensó tan pronto sintió los dedos del chico rodeando su muñeca.

—¡No! —le dijo, quitándose de golpe del tacto gentil—, aléjate, en serio, aléjate.

—Ya, para —le cortó, y volvió a rodear su muñeca—, no me iré, tranquilo.

—Siempre —Taehyung soltó, arrastrando la palabra y quitando la mano de su frente, el tacto siendo reemplazado por la frente de Jungkook, quien se quedó ahí, tan cerca de él que Taehyung buscó con sus manos esa cintura, aferrándose como si fuera lo único que lo mantendría a flote en su propia tortura. Se quejó por lo bajo—, siempre tan insistente, aun cuando sabes que te haré daño.

Jungkook suspiró.

¿Cómo podía no serlo?

Se había imprimado en él, Taehyung era la razón de su lobo, su vida.

Si podía ayudar, si podía hacer, aunque sea lo más mínimo, lo haría.

Porque el bienestar era lo único que hacía a su lobo sentirse tranquilo.

Jungkook suspiró, y sus manos se apoyaron suavemente en los hombros de Taehyung. Cerró los ojos y simplemente dejó que la sensación lo invadiera por completo, sus labios hormigueando cuando el aura frío del vampiro se sintió a milímetros de su boca.

—Y tú siempre tan difícil —le respondió, luego de un rato—, no voy a dejarte solo en esto —susurró, y sintió el cuerpo de Taehyung tensarse, sus dedos apretando fuertemente la piel de su cintura como si no tuviera tacto, mas Jungkook sabía que no hacía daño.

Aunque, al fin y al cabo, Jungkook no era alguien delicado, aun cuando Taehyung lo trataba como si lo fuese a quebrar en cualquier minuto, está claro que él posee una fuerza que quizá, podría ser mucho más potente que la del propio vampiro.

—¿Aun cuando soy un vampiro todo virgen y precoz?

Le sacó una sonrisa a Jungkook.

—Deja de bromear con eso —le dijo, pero sin recriminarle del todo, su sonrisa nunca abandonando su boca, aun cuando Taehyung no la presenciaba del todo porque ambos mantenían los ojos cerrados—, vamos a imponer límites y ver qué puedes y no puedes controlar para trabajar en eso ¿de acuerdo?

Taehyung envolvió las manos en su espalda baja, abrazándole por completo y dejando las manos suspendiendo en el aire, descansando atrás, justo al inicio de la curva de su trasero.

—Está bien —susurró apenas, relamiéndose sus labios—, creo que puedo con esto...

Jungkook asintió y abrió los ojos, inspirando profundo, la misma acción haciendo rozar su pecho con el de Taehyung, el exquisito contacto incitándolo a arquear más la espalda, el vampiro lo notó y se acercó más, apretándose a él y ahora todo en ellos estaba conectado por todas partes.

Se sentía bien.

—Has-... hasta lo que puedas hacer... —Jungkook le dijo, observando las largas y sobre pobladas pestañas de Taehyung, su rostro simétrico y perfecto.

En serio, no había nada de él que estuviera fuera de lugar.

Taehyung abrió sus ojos bajo la mirada ajena, tan rojos como el granate bajo el intenso brillo del sol, como destellos que resultaban cegadores.

Jungkook sabía lo espeluznante que resultaban, pero en Taehyung lucían tan bonitos, tan preciosos que era simplemente delicado.

No pudo evitar cambiar el color de los suyos, su lobo reaccionando ante un vampiro, la misma esmeralda de un bosque de verano reflejando el rostro contrario, iluminado.

Y esta vez, Taehyung tampoco vaciló. Alineó el rostro, acercándose a Jungkook hasta llenar sus labios con los suyos, besándole suave, como siempre quería besarle, abriendo su boca sólo cuando Jungkook lo permitió, dejando que la sensación lo golpeara por todos lados, aun cuando tuvo que aplacar su mente, deteniendo la energía que fluía para dejarla expandir de a poco o sino todo a su alrededor estaría incendiándose junto con ellos en este momento.

La temperatura cálida de Jungkook era como medicina, cuando él mordió su labio antes de introducir la lengua y explorar todo su paladar, tocando los puntos sensibles de Jungkook ahí, que hacían al chico soltar ligeros ruiditos de satisfacción, sus manos imposibles de quedarse quieta cuando las quitó de su sitio y comenzó a acariciarlo, por todos lados, toda su parrilla costal de arriba abajo y un montón de veces.

Jungkook afianzó el agarré y sus brazos rodearon sus hombros por completo, acercando más su boca cuando Taehyung se echó un poco hacia atrás, ambos demasiado complacidos ante la sensación que se sentía como una gran bomba que soltaba chispas que, hacia cosquillas en su vientre, en su pecho, en todo su cuerpo, el sentimiento abrumado desbordándose de él.

Cortó el beso cuando sintió eso, algo que se resbalaba de su propio cuerpo.

—Está bien —Jungkook dijo, como si supiera lo que sentía, apoyando su frente en la de él.

Taehyung abrió los ojos y se encontró con esos iris profundos y brillantes, el pecho doliéndole cuando Jungkook acarició tímidamente su nariz con la propia, su aroma tan intenso que supo que el chico estaba marcándolo.

Y definitivamente se sintió bien cuando notó que todo a su alrededor seguía igual que antes.

—Ya ves —Le dijo, con una media sonrisa engreída en sus labios—, soy un chico que aprende rápido.

Los ojos de Jungkook brillaron, y esta vez fue el lobo quien acortó la distancia volviendo a besarlo como si no lo fuera hacer mañana, como si sólo podían hacerlo hoy.

¿Por qué habían tardado tanto en hacer esto?

Taehyung se siente estúpido por haber negado sus sentimientos por tanto tiempo.

Jungkook no podría estar más de acuerdo con eso. 





Yo sé que les da ansiedad lo que va a pasar asdj, pero espero que puedan haber disfrutado el cap, mchas gracias por leer y esperarme, nos leemos :c ♥

gracias por los 32k :c akidj lloroooooooo, aquí es cuando me siento expuesta porque siento que mucha gente viene a leer dahqew ayudaaaaa ahhh 

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