13 - i
♢
Decían que los vampiros eran inmortales.
Pero él lo vio.
Jungkook vio a Taehyung morir.
Y luego a él, una muerte incluso más dolorosa, donde su lobo perecía.
En cada invierno.
Por el resto de su vida.
Era una pesadilla, porque su lobo era quién estaba destinado a morir.
Así que por qué, ¿por qué tenía que ser él quien quedara vivo?
Era incluso más doloroso que la propia muerte.
—Taehyung —un susurró escapó de sus labios, con la voz pequeña y oculta, el ceño marcado entre sus cejas, su cabeza moviéndose de un lado a otro, visiblemente incómodo y agitado, con ese malestar apresándolo en su sueño, haciéndolo posar adormilado una mano en el centro de su pecho y masajear la zona, mientras que la otra palpaba el lado vacío de su cama, desesperado buscando por algo.
Por alguien.
Por Taehyung.
Sin saber, que la persona que buscaba, el tacto que pedía, la presencia por la cual su lobo aullaba, estaba mucho más cerca de lo que él creía.
Porque apenas escuchó su nombre ser llamado tristemente por esos labios, Taehyung salió de su escondite, en la esquina de aquella habitación que contenía su aroma y el de Jungkook, acercándose poquito cuando notó su sufrimiento, y más que eso, sintiéndolo, en todo su cuerpo como propio, en la fragancia que el lobo expelía, como si quisiera envolverlo a él, modificar el suyo.
Taehyung fue consciente apenas lo notó: Jungkook estaba sufriendo y era su culpa.
Hubiese sido divertido en el pasado, un lobo sufriendo a causa de un vampiro, sin embargo, ese hueco en su pecho se hacía cada vez más hondo y profundo, doliendo en una angustia que parecía querer carcomerlo porque esto había sido provocado por él, a este chico, a este chico que para él literalmente era todo.
No pudo evitar bajar la vista hacia ese par de puntitos marcados en su cuello, apretando los labios inconscientemente, quizá con cierta rabia hacia sí mismo, no sabiendo cómo actuar, frustrado pasando las manos por su propio rostro, refregándolas como si estuviese cansado.
Más que eso, reprimido.
—¿Qué estarás soñando que me llamas así de lamentable? —murmuró luego de unos minutos, cuando el aroma se volvió más agrio y amargo, el mismo Jungkook sin cesar en buscarlo con sus manos que tocaban nada en su cama.
Poco a poco, y sin realmente atreverse del todo, Taehyung se fue acercando hasta acortar la distancia, sentándose en la cama a su lado, con la espalda reposada contra el respaldo de esta y permaneciendo ahí, procurando no tocarlo, procurando que las manos de Jungkook no lo alcanzaran incluso si sabe que es a él a quien llama.
Tiene miedo de dañarlo.
Jungkook había dormido todo el día de ayer y continuaba así, empezando el segundo día sin despertar. Jin había venido a verlo, un tanto preocupado al notarlo así de pálido y cansado, ganándose una mirada fría del médico al saber que él había sido el causante de su estado.
Taehyung creía que era algo esperable después de haberle quitado tanta sangre, sin embargo, eso no lo hacía menos culpable ni tampoco significaba que no estaría preocupado por él.
Y si bien se había auto convencido de venir a visitarlo sólo para echarle un corto vistazo y continuar con su rotativa, no se encontró yéndose de su lado porque Jungkook emanaba ese aroma lamentable, como si lo necesitara tanto como Taehyung necesita verlo bien.
Además, Jimin descubrió lo que le hizo a la cabaña y Taehyung no ha querido dar explicaciones, cuando su hermano fue a suplir el lugar de Jungkook a su lado en la rotativa nocturna, soltando un chillido fuerte al notar que la pequeña casa de descanso ya no existía, siendo reemplazada por cenizas y madera carbonizada en su lugar, dejando extrañamente una cama en perfecto estado en medio de todo ese desastre.
Desde ese momento ha evitado hablarle, a él y a Yoongi, así que simplemente desapareció de la vista de Jimin, dejándolo solo a altas horas de la madrugada y apareciendo justamente en la habitación donde se encuentra ahora.
Habitación que no ha dejado desde hace dos horas.
No ha podido dejar, es imposible de dejar.
Su intención era verificar el estado del menor, sin embargo, sus pies simplemente se plantaron en el suelo y ya no puede alejarse de este aroma que lo envuelve, de la vista, del mismo lugar que se siente como si fuese de ambos porque Taehyung sabe que el lobo de Jungkook lo hace sentir como en casa cada vez que viene.
Así que no puede dejarlo.
Sin embargo, cada vez que siente que no puede, a su mente vienen las palabras de Yeji, siempre: Vete de ahí o morirás.
Ah, joder, pero qué más da, es preferible morir que atormentarse en dejarlo aquí solo.
—Taehyung... —Jungkook volvió a pedir, y maldita o bendita cercanía que tenía cuando observó hacia abajo su rostro, el cual mantenía con una mueca dolorosa, como si llamar por su nombre doliera; sus labios en un puchero, arqueándose hacia abajo y si Taehyung observaba bien, podría notar el atisbo de una pequeña lágrima no derramada bañar sus pestañas, tan pequeña que simplemente quedó ahí, cubriendo su lagrimal.
Jungkook soltó un suspiro tembloroso, luego otro quejido y otro.
—Taehyung... Taehyung —llamó, tan triste, con tanto dolor que su voz era apenas un hilo de aliento que parecía querer darle la energía de un último ruego, uno que su lobo imploraba por cumplir.
Y Taehyung no era lobo, pero el dolor expresado en su rostro y en su aroma, era imposible de ignorar porque se sintió como si viniese de su propio cuerpo.
Porque verlo así, era muerte para él.
—Taehyu-
—Está bien —le calmó por fin, no sabiendo si se sentía más tranquilo él o Jungkook, cuando extendió las piernas en la cama, ocupando el lugar donde las manos del menor palparon antes un montón de veces en un intento de buscarlo—, estoy aquí, no pasa nada, estoy bien. —volvió a decir, una y otra vez mientras soltaba su propia fragancia, como si buscara hacerse notar para tranquilizar ese aroma inquieto y lamentable al que su lobo huele.
No sabía si era correcto para él tocarlo o no y Taehyung se sintió estúpido por pensarlo tanto, al final, siendo un adormilado Jungkook quien tomó la iniciativa cuando palpó torpemente sus muslos, por los cuales casi trepó para dejar su cabeza y parte de su torso descansando en estos, su rostro apegado contra el abdomen bajo de Taehyung, quien juro sentir cosquillas cuando vio su cara frotándose contra la chaqueta de su traje, casi imperceptiblemente, marcándolo y haciendo su aroma más grueso en esa pequeña habitación, los fornidos brazos del lobo rodeando sus caderas para finalmente abrazarlo por completo.
En esa posición, Jungkook inspiró profundo y luego soltó todo el aire, serenándose mientras apretaba el cuerpo de Taehyung como un pequeño niño que no tenía de donde más sostenerse.
Taehyung lo vio desde arriba, su cabello largo y desordenado escondiendo parte del perfil de su rostro mientras frotaba la cara ahí en su estómago, una y otra vez, marcándolo.
Su aroma ahora volviéndose dulce, empalagoso, siempre haciéndole tragar saliva como si pudiese saborearlo en su lengua, esa fragancia que le gustaba, muy distinta a la de hace minutos atrás.
Jungkook se removió un poco en su regazo como si estuviese refunfuñando y luego se calmó, nunca dejando de apretarlo.
De alguna forma, le sacó una sonrisa tonta.
—Eres todo un nene, ¿hm? —Sus manos hormiguearon por tocar el cabello que cubría su rostro, no dejándole ver nada de este, y si bien estaba seguro de lo delicado que sería si lo hacía, no podía realmente bajar la mano porque de alguna forma intuía que terminaría dañándolo.
Sea exagerado o no, Taehyung sabía que no habría nadie que pudiera sostener el miedo que él siente cada que piensan en Jungkook herido, porque es un pensamiento que no se detiene, ni por un segundo y el pecho se le aprieta y la cabeza le duele al tan solo imaginarse ser el causante de eso y ya es difícil de retener incluso si es algo que desea esconder de todos.
Y tuvieron que pasar horas, bastantes horas, en donde sintió movimiento en el piso de abajo, deduciendo que Namjoon había llegado de su rotativa por las voces escondidas que alcanzaba a escuchar, reconociendo la del capitán junto con la de Jin, la misma luz clara que se filtraba a través del visillo de la cortina indicándole que ambos habían terminado sus rotativas nocturnas.
Lo hizo ahí, cuando el sol golpeó su rostro y parte del rostro de Jungkook que Taehyung recién se atrevió a levantar una mano y tocarlo, quizá con miedo y qué ridículo se estaría viendo, pensó, pero era difícil de controlar una emoción con la cual pocas veces se familiarizó.
Fue delicado, como siempre ha deseado ser con él, alzando su mano y acercándola suavemente hacia los mechones de su cabello largo y ondulado, el cual fue apartando con cuidado de su rostro, el lucía sereno y tranquilo, la porción de piel tornándose suave a su tacto incluso si Taehyung sabe que el frío de sus yemas podría incomodarlo.
Y para Taehyung, para una persona que ha vivido tanto, el tiempo significaba nada, sin embargo, estos minutos, estas horas con él, estaba seguro significarían toda su vida.
Ah, mierda, qué carajo, realmente estoy jodido.
La vista era de otro mundo, cuando alejó cada mechón, descubriendo su perfil por completo, su frente, sus párpados cerrados, sus pequeñas pestañas, su boca cerrada en una línea tensa, como si sus músculos aun estuvieran en alerta y Taehyung apretó los suyos propios imaginándose cómo podría destensarlos porque- ah, joder, él quería.
Sin embargo, eso en su pecho seguía angustiándole, un nudo formándose en su garganta mientras acariciaba su cabello, entrelazando los dedos con las suaves hebras que parecían adoptar otro color bajo los rayos del sol.
Dejar fluir sus emociones así, se sentía como si fuese a estallar en cualquier minuto, y parte de esa sensación le da un poco de pavor al no imaginarse cómo eso podría repercutir en todo lo que hay a su alrededor.
Porque con este lobo nunca hubo límites, no podía encontrarlo, por más que tuviera las cosas claras, por más que estuviera comenzando aceptar su destino, no podía, ese límite siempre se rompía.
Y mientras observaba su rostro dormido, nunca había sentido la eternidad tan dolorosa como ahora.
—Deja de sentirte así —La voz de Jungkook se alzó de pronto, moviendo apenas los labios, los ojos cerrados cuando Taehyung le miró, aunque en realidad nunca había dejado de verlo. Dejó su caricia a media y simplemente le observó como si no estuviese del todo convencido de haberlo escuchado. Jungkook gruñó y abrió uno de sus ojos, mirando directo a los suyos—, deja eso, en serio, vampiro —y Taehyung dejó ir los mechones, alejando su mano de inmediato, haciendo a Jungkook dejar ese sitio en su estómago y girar la cabeza hacia él—, me refiero a que dejes de sentirte tan culpable, tonto.
Taehyung guardó silencio y alzó una ceja, sintiendo cómo el calor de los brazos que rodeaban sus caderas se traspasaba a esa zona de su cuerpo.
—Parece que alguien despertó más que recuperado.
—Mi lobo te sintió tenso —respondió sin más, haciéndolo confundir, es decir, no es como si Taehyung pudiera expresar tan abiertamente sus emociones como para ser "sentido" por un lobo, podía ocultar su fragancia muy bien y era demasiado imposible que Jungkook pudiese sentir tanto de él de forma tan libre.
Quizá, su animal era demasiado intuitivo con él.
—¿Estabas despierto? —le preguntó, no sabiendo dónde colocar su mano, terminando por dejarla floja a su costado, abriendo y cerrándola suavemente, las yemas ardiendo ante la caricia que había estado haciendo en su cabello segundos antes.
Jungkook apenas se movió cuando asintió. —Lo estaba.
—¿Desde cuándo?
Hubo un silencio, Jungkook se apretó un poco más contra él, como si se hubiese tensado por completo, con suerte respirando y Taehyung mentiría si dijera que no se siente un poco sorprendido de que el lobo no se esté alejando, incluso si es un toque que el mismo Jungkook inició en su inconsciencia.
Sin embargo, es lo que dice lo que definitivamente lo toma por sorpresa, cuando Jungkook confiesa:
—Desde que comenzaste a acariciar mi cabello —Taehyung no responde, y sus manos comen por hacerlo porque el recuerdo permanece vivo en su piel, incluso si es un toque simple y normal, uno que le daría a cualquiera, es Jungkook por quien siente que el toque es oro. Y Taehyung se pregunta si Jungkook puede leer sus pensamientos, porque cuando él tiene ese deseo, es cuando continua y dice—: hazlo de nuevo.
No hay más palabras, Jungkook gira la cabeza y la vuelve apegar a su estómago, afianzando el agarre alrededor de sus caderas y apretándose más y más contra él, como si buscara fundirse ahí, esconderse ahí.
Taehyung nota sus orejas enrojecidas en la punta, notoriamente avergonzado y si pudiera salir de su cuerpo y verse en tercera persona, vería las suyas igual, su mirada más brillosa y ese sentimiento que parecía hacerlo sentir más vivo que nunca reflejándose a través de los ojos que tenían sólo vista para aquel chico.
—¿Qué cosa? —pregunta, en un susurro ronco, como si su voz estuviese atrapada y es que siente la boca seca, cuando traga y se relame los labios por impulso, los mismos labios que mantiene en una sonrisa coqueta mientras no deja de ver al chico colocarse más y más rojo.
Y ese aroma, joder, se vuelve tan pero tan dulce que es exquisito porque le aprieta el estómago y le hace sentir cosas que jamás experimentó y que sabe no experimentará con nadie más.
Pero avergonzado o no, Jungkook de todas formas suelta un pequeño gruñido, un tanto molesto aun cuando todo de él indicaba que más cómodo no podría estar en otros brazos, en otra piel, con otra persona.
—¿Tengo que decirlo o qué? —murmura, con la voz escondida y Taehyung esta vez no se priva de soltar una pequeña risa que contrajo todos sus músculos.
—¿Quieres que te lea los pensamientos, entonces?
—No —respondió, rotundamente y casi desesperado, aunque no es algo que Taehyung haría, aun cuando podía, no es algo a lo que está acostumbrado ni tampoco es algo que le enseñaron. Sin embargo, no esperó cuando Jungkook luego de un rato, inspiró profundo y le dijo, muy bajito, casi con la voz irreconocible y como si lo hubiese pensado un montón de veces en su mente antes de realmente decirlo, porque fue tímido, como nunca antes, ese aspecto demandante muy alejado de su propia persona cuando, titubeó y agregó—: a-acaríciame así como lo estabas haciendo hace un rato.
Taehyung no era quien para negarse porque, Dios, él quería, quería darle el toque tanto como Jungkook y su lobo ansiaban recibirlo y es tonto porque no es como si fuera algo de otro mundo, sin embargo, para ellos se sentía como todo y el sentimiento es tan profundo y tan intenso que es imposible de controlar.
Así que Taehyung se lo dio, joder si se lo dio cuando se mordió la mejilla interior, como si estuviese reprimiendo todos sus deseos y alzó ahora ambas manos para acariciar su cabello, suave y sedoso, con un leve aroma a champó de lavanda que combinaba exquisito con su aroma, la misma habitación siendo como un jardín con las flores más bonitas porque Taehyung estaba seguro que si cerraba los ojos, la fragancia de Jungkook le haría imaginar eso, el mismo Edén a sus pies.
El toque fue sincero, a Taehyung no le importa romper su fachada orgullosa y burlesca porque tocarlo así era todo lo que necesitaba, siendo amable, entrelazando sus dedos entre su cabello ondeado y largo, castaño, una y otra vez, notando cómo las respiraciones de Jungkook se tornaban más ruidosas y el agarre en sus caderas aflojaba, el mismo abrazo más liviano cuando supo que se estaba volviendo a quedar dormido a base de sus constantes cariños.
Y si el motivo de su extensa vida era este momento, Taehyung lo habría entendido, porque no podría aburrirse de esto, estaba fascinado observándolo, la forma en como este chico buscaba de él como si fuera el lugar más acogedor que podría encontrar su cuerpo, cuando Taehyung sabe que su piel gélida es todo lo contrario a lo que un lobo buscaría y- no puede evitar que el pecho le duela, que en su garganta se forme un nudo porque no hay retorno para él y si para esto nació, para esto vivió tanto tiempo entonces tomaría todo, incluso si es lo mínimo, lo tomaría igual.
—¿Quién iba a pensar que ibas a ser todo un cachorrito, Jungkook?
Taehyung bajó a su mejilla, acariciándola levemente con sus dedos flexionados; con la otra mano jugueteó con el lóbulo de su oreja, sintiéndose ardiente ante su tacto, sus mismas yemas heladas cambiando la temperatura como si el lobo hubiese marcado su calor en él, donde él tocaba.
—No me iré —le susurra, no dejando de tocarlo nunca cuando sintió a Jungkook tenso en su sueño, de la misma forma que antes, cuando llamó a su nombre con esa voz lamentable—, tranquilo, no me iré.
El sueño de Jungkook fue así, inquieto y tranquilo, volviendo a inquietarse hasta que Taehyung lo calmaba, a él y a su lobo, al cual podía visualizar como si se hubiese metido en su cabeza, como si el mismo estado de reposo hiciera emerger su lado animal, expuesto para él.
Y lo que veía, le apretaba el pecho, porque era a su lobito triste, negro, acurrucado y con las orejitas hacia abajo, como si no creyera en sus palabras por más delicadas y suaves que Taehyung las recitara, por más cariño que le diera, cuando abrazó su cuerpo, arrullándolo, no sabiendo qué más hacer para calmarlo.
El tiempo significando nada para él, cuando Jungkook se mantuvo así por seis horas más, Taehyung nunca yéndose de su lado.
Porque sea lo que sea que Jungkook necesitara, Taehyung se lo daría.
Holi, no lo iba a dividir porque es muy corto pero la otra parte aun la estoy escribiendo y ya ha pasado mucho tiempo :c ayuda necesito días de 30 horas mínimo sajajas
Joder si no saben cómo me costó organizar mis tiempos, lpm, gracias por leerno me siento feliz ahre era emo, naaaa asjsa gracias por leerme y esperarme :( espero tener la otra parte mañana jeje
We, se acuerdan de la samantha que demoró meses en actualizar heartbeat; taekook, weno díganle hola, ahre mentira, cuídense <3 ¿se vacunaron? Yo me vacuné, si me sale un tercer brazo les aviso ahr broma, cuéntenme la situación de su país gracias,
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