07 - ii
♢
Un mapa se proyectó en el panel blanco que había en el fondo de la sala de reuniones apenas Yoongi hizo acto de presencia por esta, vestido con un traje táctico y un intercomunicador visible en la zona de su oído.
Eran alrededor de las una de la madrugada, él y Jimin habían estado en la oficina de abajo, llenando algunos informes que no avanzaban mucho porque Yoongi era un coqueto empedernido que se desconcentraba cada mayor tiempo pasaba con Jimin en la pequeña habitación.
Ahora ambos entraron a la par, separándose para tomar sus respectivos puestos, con Yoongi a la cabecilla y Jimin en unos de los asientos de la mesa redonda de la sala de reuniones, la cual se encontraba casi vacía, solo dos capitanes y Jin en ella, pues el resto seguía en sus rotativas nocturnas correspondientes.
—¿Cuántos focos son? —Preguntó, observando el mapa y el cual se marcaba con líneas rojas en ciertas zonas perteneciente al distrito de los humanos.
Entrecerró los ojos y escaneó la pantalla gigante, con una mano abrazando su abdomen y la otra acariciando su barbilla, adoptando una postura pensativa y concentrada.
Hani carraspeó y encendió un puntero laser que se deslizó por el mapa.
—Cuatro focos —explicó, señalando las zonas—, iniciados hace media hora atrás, una hora a lo mucho.
A veces, el hecho de que su misma raza por genética sea intuitiva, sacaba las respuestas mucho antes de poder confirmarlas.
Como ahora, donde creía que esos mismos focos de incendio no eran nada más ni nada menos que para provocar al vampiro.
Yoongi no tenía que pensar demasiado, el mismo grupo de investigación que los visitó hace semanas atrás llevaban un registro de energía liberada en las mismas fechas que Taehyung detuvo los incendios.
Querían probar lo mismo, el mismo punto.
Suspiró, casi por suerte habían sido precavidos en llevar al vampiro al acceso sur, lo más lejos posible.
—¿Cuánto se tardará en llegar a nuestro terreno? —preguntó a Hani e inmediatamente sobre el mapa se mostraron unos gráficos y una simulación en tiempo de lo que podría pasar en las próximas horas en su terreno.
—Tres días si el viento no cambia, cinco días si disminuye.
Yoongi soltó una maldición y apoyó las manos en la mesa.
Jodidos humanos, si no eran un problema, era otro.
—¿Han avisado a los humanos?
—Hoseok se está encargando de eso —Jimin alzó la voz, y cuando Yoongi le miró, lo encontró con un celular, quizá encargándose de cumplir ese hecho.
En situaciones como estas, Yoongi agradecía tenerlo de su bando.
—Yoongi —Esta vez, fue Jin quien lo llamó, su voz preocupada y tensa, igual que su rostro, deslizándose en él cierta seriedad en sus facciones cuando negó—, no podemos entrometernos porque es su terreno, pero si no controlan la situación, estarán arriesgando el nuestro.
Ese era el problema, podrían ser ajenos a la situación, por más que les doliera sentir y ver el bosque quemándose, no era algo de lo que tenían que tomar responsabilidades, sin embargo, sino tomaban cartas en el asunto, Yoongi sabía que, a la larga, los terminaría perjudicando igual.
En cierto punto, era algo imposible de ignorar.
—Tenemos cortafuegos forestales —murmuró, más para sí mismo que para el resto, como si fuera incapaz de controlar sus pensamientos. Alzó la vista y nuevamente se enfocó en el mapa—, los cortafuegos protegerían el diámetro de la guarida, pero no las zonas limítrofes en sí, no todas cuentan con uno.
—¿Puede el vampiro apagarlo en los focos que demanden mayor peligro? —preguntó esta vez Hani, una vez que hubo un silencio, todos ensimismados en buscar una solución que no dañe a la guarida ni al bosque.
Yoongi negó.
—No, eso es lo que ellos quieren, que el vampiro apague un foco de incendio, eso dejaría registros de energía, les daría su ubicación, sería como ofrecerlo en bandeja.
Jin soltó una maldición. —Los humanos no pueden dejar pasar esto, no pueden permitir que su bosque se queme por un grupo de científicos aficionados, tienen qué hacer algo, su gobierno no puede permitir esto.
Yoongi apretó los dientes. Tenían que hacer algo, estaba seguro que, si Hoseok insistía, podrían catalogar estos incendios provocados en distintas zonas del bosque como un atentado, incluso condenarlo con cárcel. El gobierno no se prestaría para esto, no para un grupo de científicos que llegó hasta este extremo.
—Yoongi —Jimin alza la voz, Yoongi se gira casi de forma automática y levanta sus cejas a modo de duda, dándole el espacio para que continuara cuando lo ve inclinar el celular en su oreja—. Hoseok dijo que el gobierno está al tanto —y el sabor de sus palabras es amargo, más su lobo siente a través del lazo una ira pura que tensa sus propios músculos—, dicen que son incendios controlados, de ciertos metros a la redonda, nada de lo que tengamos que preocuparnos, que es algo que ellos suelen hacer.
—Jodidos dementes —Yoongi gruñe, frunciendo el ceño y cerrando los ojos en una mueca molesta cuando siente a su lobo amenazar para salir a la superficie—. Jimin, avisa a Jungkook que por nada del mundo deje al vampiro apagar un incendio, no hasta que sea el último recurso.
Estaban locos, Yoongi incluso lo sabe al recordar la forma en cómo hablaban de los acontecimientos pasados, de aquellos incendios apagados por Taehyung, esa extraña liberación de energía que al parecer los había dejado fascinado.
Y eso le dio la respuesta clara, incluso si los demás aún no entendían lo que tramaban, Yoongi pudo descifrarlo de inmediato.
Darle caza a través de los incendios, decir que son controlados pero dejar que se propaguen para que la manada actúe aun cuando no es un territorio que les pertenece.
Todo eso, era una caza, era una forma de cazar al vampiro.
Habían comenzado a buscarlo.
*
—Puedo apagarlo.
Lo primero que Jungkook recordó cuando escuchó decir a Taehyung, es la conversación que había tenido con Jimin a través del intercomunicador hace dos horas atrás.
Ambos estaban sentados en la misma colina, observando el río de estrellas de la noche a eso de las dos de la madrugada y la profundidad del valle, el foco de fuego haciéndose cada vez más grande, el cual, a pesar de estar tan a la lejanía, aun daba la sensación que de pronto iría a quemarlos.
La brisa nocturna acarició su cabello, con una suavidad que no representaba su cara porque su ceño estaba arrugado y sus ojos no hacían más que mirar con una expresión molesta al vampiro.
—¿Estás loco? —preguntó, casi indignado porque ambos habían recibido ya las instrucciones y los pasos a seguir, por el mismo Jimin, quien habló con los dos, y Jungkook confiaba fielmente que, por más desobediente, altivo y orgulloso que sea Taehyung, si había una persona a la que le hacía caso, era a su hermano. Al parecer se equivocó—. Ya te dije —responde con firmeza luego de un rato—, está decidido, vamos a respetar la decisión de la manada.
Taehyung apretó los dientes, sus pupilas humanas dilatadas a tal punto que en ella se reflejaba aquel foco expandiéndose la lejanía.
—Puedo apagarlo en un segundo —insistió, despreocupado cuando levantó los hombros—, no será nada, ni lo notarán.
Jungkook soltó una risa seca. —Ni siquiera estás completamente recuperado, no vas a apagar ese incendio, ya te dije.
Esta vez, Taehyung se giró a mirarle, lucía tan decidido que algo en la forma en como sus ojos le miraban hizo a Jungkook colocarse nervioso, más se negó a mostrarlo en su cara y dar su brazo a torcer.
—Esto fue ocasionado con malas intenciones Jungkook.
—Dijeron que eran controlados, Taehyung, basta.
—Se va a propagar, ellos quieren que actuemos al último minuto y ¿sabes por qué? —no dejó que respondiera, aunque Jungkook tampoco dio indicios de hacerlo, simplemente se quedó mirándolo con esa expresión molesta de siempre, a lo que Taehyung prosiguió ignorando su mirada filosa cuando le dijo—: porque eso haría que yo liberara mayor energía, es muy distinto apagar un foco pequeño, que apagar algo que ya se ha propagado por hectáreas, eso es lo que ellos buscan.
Tenía un punto, Jungkook meditó, pero lo que Taehyung decía era una probabilidad de lo que pudiese ocurrir, no la verdad absoluta.
Aparte, su lobo se siente un poco tenso, como si caminara en una pequeña jaula de un lado a otro, nervioso ante lo que pudiese ocurrir si el vampiro lo hacía.
Así que se obligó a mantener la postura, su mirada decidida y seria reflejándose en los ojos del otro, los cuales eran mucho más suave, terso, como si fuera la calma que él necesitaba en su postura casi irritable.
—Ya dije —volvió a decir, más exasperado, esta vez negando con la cabeza—, no vas a apagar ese incendio.
Hubo silencio, Taehyung apretó los labios como si hubiese quedado sin palabras, como si se hubiese tragado el orgullo, agachado la cabeza y aceptar las instrucciones.
Sin embargo, luego de un rato, suelta esa risita burlesca característica de él.
—¿Crees que un cachorro como tú me va a mandar? —Alzó una ceja y se cruzó de brazos, engreído y con un tono divertido, más la mirada de Jungkook enserió más de lo que ya estaba y él casi por inercia se pone serio también, llevado por el aroma fuerte a coco y rosas, a todo lo que podría oler bien en él y eso lo hace bajar un poco sus barreras, dejando de ser tan arisco cuando adivina que es preocupación la que siente el lobo frente a él—. ¿Qué? ¿qué está mal?
Jungkook dudó si hablar con o no, sus ojos moviéndose de él a sus manos y de nuevo a él, una y otra vez.
—Va a ocurrir otra vez —respondió resignado, y tragó duro, los músculos de su mandíbula contrayéndose cuando apretó los dientes, regalándole la vista de su perfil cuando se enfocó en el valle frente a ellos, en el foco del incendio a kilómetros y kilómetros de ellos—, va a ocurrir lo mismo que la otra vez y ni siquiera estás recuperado, quizás qué repercusión tenga en tu cuerpo —ah, eso era, no supo por qué, pero el pecho de Taehyung se apretó y algo ardió en su garganta, más no dijo nada porque enmudeció cuando Jungkook volvió a mirarle para decir—: ni siquiera sé que eres en reali-
—¡No lo digas! —le cortó rápido, cuando sintió sus músculos tensarse alrededor de su cuello, automáticamente, el dolor en su garganta como mil agujetas sin razón explicativa del por qué le dolía y le ardía todo. Entendiendo el hilo de pensamientos a los que Jungkook quiso llegar—. No te atrevas a decirlo —y ve como el chico abre sorpresivamente sus ojos, como si no hubiese estado consciente de lo que provocaba en él sus palabras. Taehyung hizo una mueca de dolor y empuñó las manos sobre el pasto en un intento de resistirlo—, no lo digas, por favor.
—¡L-lo siento! —Jungkook se movió con sus rodillas y sin pensarlo, tomó entre sus manos el rostro ajeno, escaneando cualquier rastro de lo que sea—. ¿Estás bien?
Ninguno de los dos pareció consciente del tacto y la cercanía, porque Taehyung cerró los ojos, en un intento de relajar su mente y así todo su cuerpo, sus mejillas heladas ardiendo ante la temperatura cálida que recibía de la piel ajena, como si fuera un cable a tierra que ayudaría a estabilizarlo, como si fuera lo único que necesitaba para estar bien incluso si el dueño de esas manos fue el causante que lo puso en ese estado. No le importa porque sus manos cálidas se sentían demasiado bien.
Sin embargo, es cuando abre sus ojos que puede notar la distancia y el acercamiento, cuando vio con sus propios ojos a Jungkook escaneando cualquier parte de su rostro, como si buscara el indicio de algo, de lo que estuviera mal en él, sus yemas suaves puestas a cada lado de su cara como si él se fuese a romper si ejercía mayor presión.
No supo realmente cómo nombrar la sensación, pero sus ojos ardieron como si quisiera llorar, su boca se secó y tuvo esa necesidad extraña de querer tragar saliva y suspirar, inhalar fuerte el aroma del otro y levantar sus manos para posarlas en la piel de esa fina cintura que había sentido bajo su palma muy pocas veces.
Ah, joder, estoy bien hundido.
—Estoy bien. —Responde de la nada, con la voz ronca y Jungkook rápidamente se aleja, suspirando como si hubiese perdido las energías.
—Lo siento —negó, y el aroma que cambia ligeramente hace entender a Taehyung que el menor se siente culpable—, no era mi intención.
¿Por qué ponía esa cara? Dios, quiere acercarse y acariciar su mejilla, su rostro, acercarse y tocar cualquier parte de él como si necesitara tocarlo para vivir y el sentimiento le aterra porque nació muy de pronto y vino muy de golpe. Sólo porque Jungkook cambió su aroma y le mostró ese rostro afligido y lleno de culpabilidad.
Prefiere mil veces verlo molesto, no como si le mirara con pena, no como si lo rodeara una tristeza porque eso era incluso más doloroso para él, como si inconscientemente necesitara hacer algo, como si las emociones ajenas lo afectaran a él también.
Nuevamente aprieta sus manos en puño, en un intento de calmarse, esta vez, por razones muy diferentes a las anteriores.
Así que obliga a su mente a cambiar el tema, a no perder la concentración y el hilo de sus ideas. Se obliga a dejar de mirarle porque es agonía no poder hacer algo para que dejara ese malestar con el cual se envolvió el pesado aroma.
—Digas lo que digas, hagas lo que hagas, apagaré ese incendio, ya te dije.
Muy al contrario de lo que creyó, Jungkook suspiró rendido.
—Eres tan terco, no importa lo que diga, lo harás igual ¿no?
—Es mejor prevenir ahora que lamentarlo más tarde, cuando el foco se propague tanto que no pueda realmente apagarlo.
Jungkook lo meditó por unos minutos en silencio, observando a la nada mientras se concentraba e intentaba darle la razón a lo que Taehyung le decía.
¿Qué podría salir mal? Pues todo, sin embargo, podrían salir más cosas mal si el incendio se propagaba hasta el punto de volverse incontrolable.
Pero dentro de eso, había otro tipo de cosa más preocupante para Jungkook y su lobo, aunque no lo diga en voz alta, le preocupaba lo que pasaría con Taehyung. Los recuerdos de las veces que detuvo un incendio no eran los mejores, y luego de lo que pasó con Jimin, sabía que Taehyung había quedado más debilitado, sus poderes seguían siendo tan potentes en intensidad, sin embargo, a su cuerpo le tomaba mayor tiempo en recuperarse.
Aparte, estaba el hecho de que no ha bebido sangre, y desconoce si Taehyung tiene que beberla como en los libros arcaicos que conserva la manada sobre las razas sobrenaturales y de las cuales todos están al tanto, pero el recuerdo de esa vez que discutieron en su cuarto, donde le gritó que era eso lo que necesitaba, no paraba de rondar su mente y Jungkook ahora está sonrojado porque no sabe cómo es que llegó a esta conclusión en primer lugar.
Así que, casi farfullando, abre la boca y dice:
—S-solo te advierto que mi lobo va a querer cuidarte, y me da lo mismo que lo alejes, lo hará igual.
Si Taehyung no fuera tan detallista, no se hubiera percatado del bonito sonrojo que marcaba sus mejillas y la punta de sus orejas cuando dijo aquello con el rostro más serio y maduro que alguien a los diecinueve años podría poner.
No pudo evitar sonreír de lado y soltar el ruidito de una risa con sus labios cerrados.
—Jungkook hablando de él mismo como si su lobo fuera otra persona —canturreó, esperando un momento mientras lo miraba para finalmente decir—, es mi concepto favorito.
Hizo a Jungkook rodar los ojos y bufar, molesto.
—Solo te digo que me mantendré cerca, lo quieras o no —y bajó el tono cuando murmuró luego—: mal agradecido de mierda.
Taehyung esta vez rió más fuerte, extrañado de sentir su estómago contraerse ante las palabras del otro, es decir, lo había insultado y él se sentía feliz.
Idiota.
Como si hubiese obtenido aprobación ajena, se puso de pie y observó el incendio, volviendo sus ojos de un fuerte rojo cuando enfocó su vista hacia el valle.
—¿Cuántos focos dijiste que eran?
—Cuatro —Jungkook le responde al instante, dirigiendo su vista hacia el frente también, más su rostro se tensa cuando su mente parece entender lo que Taehyung preguntaba y por qué lo preguntaba. Casi jadea cuando vuelve a mirarle de golpe—. Me estás jodiendo que quieres apagarlos todos...
Punto para él. Porque Taehyung sonrió esta vez a lo grande, como si fuera algo demasiado fácil siendo que ambos sabían lo mal que podría quedar su cuerpo después de eso, más Jungkook lo ve ser tan seguro, tan intimidante, tan confianzudo que nadie creería que las consecuencias de sus intenciones podrían resultar devastadoras.
Y al parecer Taehyung entendió su preocupación, porque rápidamente, y sin pensarlo, habló sólo con la intención de calmarlo.
—Si detectan la energía que descargo cuando uso mis poderes, ¿por qué mejor no darle cuatro puntos a la vez? —y chasqueó la lengua, su mismo aura volviéndose pesado alrededor de él cuando comenzó a molestarse de la nada—, jodidos humanos imbéciles, creen que están a un paso por delante.
Dios, Jungkook se agotaría mentalmente a este paso.
—Estás demente... —susurró, casi rendido porque sabía que intentara lo que intentara, dijera lo que dijera, no iba a poder detenerlo.
Taehyung se colocó en cuclillas y le miró, sus ojos brillando en ese bonito rojo que parecían como dos perlas, luciendo tan convincente que le podría decir la cosa más estúpida y Jungkook le creería.
Incluso cuando abrió la boca y dijo:
—Pero tú adoras a este demente ¿no? bueno, tu lobo quise decir.
Se quedó sin palabras, pero en serio, su estabilidad mental se estaba yendo por el precipicio de un acantilado mientras intentaba ignorar su broma, levantando las manos para refregarlas por su cara como si eso le ayudaría a encontrar paz mental, cosa que no pudo porque su mente vagaba en miles de escenarios futuros de cómo estas decisiones repercutirían en Taehyung y quizá en la manada.
—Dios, Yoongi nos va a matar, nos van a colgar de la cabeza.
—¿Cuál cabeza?
—En serio —Jungkook le miró harto—, no entiendo cómo puedes bromear en una situación así.
Taehyung se largó a reír.
Lindo. Jungkook era muy lindo.
—Lo haré rápido.
Esta vez, Jungkook no respondió, siguió suspirando de esa forma resignada y tomó los binoculares, observando el fuego y esperando lo que sea, sintiéndose culpable al no llevar a cabo las instrucciones designadas.
En la misma posición en cuclillas, Taehyung colocó las palmas sobre la tierra, como lo había hecho anteriormente, esta vez, la esclerótica en sus ojos se volvió de un profundo negro, con aquel punto rojo de su pupila brillando intensamente; sus uñas comenzaron a crecer y se volvieron como garras, al igual que los colmillos que picaron su labio inferior por interior mientras mantenía la boca cerrada.
Cada parte de su ser adoptó su forma vampírica, casi como un demonio, cerrando sus ojos para obtener concentración mientras sus demás sentidos se activaban a una magnitud que a él le costaba procesar y aguantar.
Sintió el aire, el movimiento de los árboles, la tierra bajo sus pies, el ruido de la madera siendo carbonizada a kilómetros, incluso la silenciosa respiración de Jungkook, notando incluso lo errático que latía su corazón, su pulso fuerte, su aroma nervioso.
Tranquilo. Quiso decir, pero sabía que no lo escucharía.
No recibió nada del bosque, nada que pudiera indicarle que había gente movilizándose, sin embargo, pudo fijar la ubicación exacta en su cabeza del punto central del incendio.
Hizo un mapa mental de todo el perímetro, las manos nunca despegándose de la tierra porque era la única conexión que tenía con el bosque, como si la misma naturaleza estuviera reconociéndolo y prestándole su ayuda.
Incluso sus manos se volvieron tensas, las venas marcadas y varicosas, sobresalientes en la piel como si hubiese concentrado toda su energía en esa zona.
Taehyung gruñó y Jungkook sintió la tierra bajo su cuerpo temblar y aplanarse unos centímetros hacia abajo, se sacó lo binoculares y miró a Taehyung por respuestas, encontrándolo con los ojos cerrados, la frente arrugada y el rostro completamente tenso, sus manos adoptando un color casi negro con esas venas marcadas y sobresalientes en la piel, las cuales parecían unirse con el pasto y la tierra.
Lucía como si estuviese sufriendo, como si estuviese ocupando un gran poder tanto físico como mental, su mismo lobo se lo decía, tiñendo sus iris de un fuerte verde como la esmeralda, soltando un quejido lastimero como si le hubiesen hecho daño, deseando que todo terminara rápido porque estaba absurdamente preocupado.
La piel le comía por ir donde él, revisar que estuviera bien. Sus labios hormigueaban por hablar, por preguntar qué estaba sucediendo, si necesitaba algo, lo que sea, más se resigna porque sabía que eso estropearía la concentración que visiblemente veía en él.
Entonces, lo ve, realmente lo ve.
Taehyung abrió los ojos y rugió como un lobo, de forma gutural que incluso estremeció el cuerpo de Jungkook, sintiendo una ráfaga de viento fuerte, la cual avanzó como una capa de niebla por todo el valle, a una velocidad tan rápida que fue incluso difícil para él notarlo cuando giró el rostro y vio todos los árboles meciéndose como si hubiesen recibido una onda expansiva que estaba a punto de volcarlos. La tierra volvió a temblar y a lo lejos, se escuchó el fuerte ruido de la tierra siendo partida, los pájaros nocturnos salieron de las copas de los árboles, chirriando y el viento se dispersó en una fuerte ráfaga que apagó el incendio.
Hubo un silencio sepulcral después de eso, como si todo hubiese muerto, como si el tiempo se hubiese detenido y Jungkook no pudo despegar la vista de la zona donde hace segundos atrás había una flameante llama y ahora nada, absolutamente nada, la oscuridad del bosque entremezclándose y volviendo el paisaje lúgubre, incluso haciéndolo dudar lugar exacto a donde había estado el foco.
Fue ahí cuando sintió un bulto caer en el pasto y un jadeo horrible salir de los labios de Taehyung.
—¡Taehyung! —Rápidamente fue hasta su lado, levantándolo y dejándolo con la parte de su torso sobre sus piernas. Sus ojos estaban cerrados, pero apretados fuertemente, como si estuviera atravesando un dolor imposible de ocultar y su piel sudaba, sudaba frío, el cabello ondulado pegándose a la piel de su frente, sin embargo, lo más desconcertante, fue verlo jadear desesperado como si necesitara oxígeno para recuperarse, toda su parrilla costal expandiéndose en fuertes inspiraciones que soltaba al segundo, mientras esa mueca, que hacía a su lobo aullar, no dejaba su rostro. Jungkook se sintió culpable, y con la mano temblando, la posó ligeramente en su palma—. Taehyung, hey... mírame... vampiro...
De pronto, hubo estática en el intercomunicador acoplado en su oído y la voz de Yoongi sonando por esta.
Sus ojos de inmediato se volvieron de un verde intenso, su lobo a flote cuando sintió la amenaza de que alguien quería dañar a Taehyung, la sangre territorial de su lobo viajando por todo su cuerpo incluso si no había nadie con ellos y sólo era Yoongi intentando comunicarse.
Activó el auricular y lo primero que escuchó fue un gruñido.
—Jungkook, qué demonios, los focos se apagaron al instante, eso no fue obra de los humanos- —Yoongi se calló y luego soltó una maldición al aire—, les dije que no hicieran nada, joder.
—Sabes que Taehyung no me haría caso...
—Por algo lo dejé contigo, Jungkook, para que te hiciera caso.
Jungkook apretó los labios y observó hacia abajo, mirando a Taehyung quien al parecer se había desmayado.
Su lobo rogaba por arrullarlo.
—Él tenía una teoría —Dijo de pronto, y se sintió un poco estúpido por defenderlo, más sus ojos volvieron a brillar y todo en él fue el sentimiento de su lobo por protegerlo, arraigado como si no tuviera vuelta atrás, la parte alfa en él sintiendo como si fueran sólo ellos dos contra el mundo. Tragó saliva y un escalofrío de terror cernió por su espina, agitando la cabeza en un intento de dispersar todos los pensamientos, matar todos los sentimientos—, él pensaba que los humanos no detendrían el incendio, lo harían propagar hasta que no tengamos más opción que involucrarnos, resultaba mucho más fácil para él detenerlos de inmediato, los cuatro al mismo tiempo, eso formaría cuatro zonas de energía liberada, si esto era lo que buscaban esos investigadores, entonces con cuatro puntos fuertes al mismo tiempo, no sabrían para dónde moverse.
Hubo un silencio, como si Yoongi lo estuviese meditando, era un buen punto, pero a la vez un acto muy suicida de su parte.
Pero las cosas ya estaban hechas y no había vuelta atrás.
—¿Dónde están ahora?
Jungkook alzó la vista de Taehyung porque se estaba desesperando al ver que el chico no respiraba, desconcentrándose ante ese hecho aún si sabía que era algo natural en los de su raza.
—En la rotativa, en la zona sur—y observó su reloj, marcaba las tres de madrugada—, aún nos quedan cinco horas.
—Mañana por la mañana —Yoongi dijo, y su voz sonaba agotada, el enojo disperso y ya perdido de su voz—, iré a buscarlos con Jimin.
Jungkook casi gruñe por inercia y el brazo que mantenía sobre Taehyung se aprieta ligeramente, reaccionando a las palabras de su líder, como si se lo fueran a quitar de sus manos.
Se estaba exasperando, lo sabía, pero su mente no estaba pensando con claridad y quizá estaba siendo demasiado intenso, demasiado apasionado cuando su lobo amagó salir a la superficie al tiempo que encendió el intercomunicador y dijo:
—Lo siento hyung, pero no puedo dejarte verlo.
Y apagó el pequeño dispositivo, no queriendo hablar más porque es una exposición a la que no quería enfrentarse, no quiere hablar de lo que siente, de lo que su lobo siente, la misma emoción y el mismo sentimiento de meses atrás, cuando Taehyung cayó sin fuerzas en su cama, cuando Namjoon quiso pasar a verlo y él, completamente hostil y arisco. le impidió el paso.
No es como si lo quisieran dañar, era obvio que no harían algo como eso, pero por más que Jungkook se convenza y llegue a esa conclusión, no puede no ser todo sobreprotector, no puede no sentir que necesitaba protegerlo de todos, porque estaba vulnerable y cualquiera podía terminar lastimándolo.
Alza su cabeza y cierra sus labios, intentando calmar la pulsación errátil de su corazón, no es bueno para sus nervios este comportamiento, pero realmente tiene miedo de que salga lastimado, el estado es vulnerable, incluso él ahora mismo podría atacarlo, hacerle cualquier cosa, acabar con él con un simple desgarro y eso le aprieta el pecho, no puede, simplemente no puede dejar que nadie lo vea así.
Es tan territorial que incluso se sentiría amenazado si siente la presencia de algún lobo en un corto rango de distancia.
—Q-que piensas... tanto... —La voz perdida y gruesa de Taehyung sale de la nada, sorprendiéndolo. Jungkook observa hacia debajo de golpe y escudriña su rostro, no había una mueca de dolor como antes, y tampoco un indicio de haber hablado, estaba sereno y tranquilo, tanto así que no puede evitar preguntarse si escucharlo había sido parte de su imaginación.
—¿Taehyung? —llama, con temor y observa fijo cualquier detalle, cualquier mueca, lo que sea.
—¿Mmh?
Dios. Jungkook no sabe qué pensar, es como si su cerebro de pronto decidió dejar de funcionar porque estaba demasiado estupefacto como para procesar algo.
—Estás... —alargó la palabra y por más que trató de convencerse de que no estaba sonando estúpido, pensó que sí lo hacía, de todos modos, su preocupación ahora era más grande que cualquier otro pensamiento que convergía en su cabeza. Así que se relamió los labios y miró atentamente su rostro—. ¿Estás bien?
No hubo respuesta. Jungkook con miedo y con esa ansiedad de su lobo al pensar que el vampiro no estaba bien, acercó su mano y despejó los mechones más largos que tapaban parte de sus ojos.
Eso hizo a Taehyung reaccionar al instante. El vampiro abrió sus ojos, tan negros y tan rojos como si un infierno se desatara en ellos.
Sinceramente, para Jungkook eran hermosos, hipnotizantes, con una profundidad que te hacía perderte en ellos.
Se preguntó si era algo típico de vampiros, una forma de acechar a sus presas, quebrantarles su voluntad y hacerlas caer a sus propias peticiones.
Jungkook no lo sabe, todos los libros con los cuales creció leyendo, los vampiros siempre eran los malos, así que realmente no lo sabe.
De lo único que está seguro, es que Taehyung está débil, porque su aroma es pequeño, casi imperceptible para su olfato y su rostro luce demacrado, no con esa tez bronceada característica de su propia belleza, sino que, con un semblante pálido, y con ojeras marcadas bajo sus ojos, como si de un segundo a otro, toda la energía de su cuerpo se hubiese consumido.
Ese sentimiento de nuevo se encendió en él, ese sentimiento que nacía desde su lobo, desde lo más profundo de su alma, el de no permitir que nadie le hiciera daño.
Jungkook lo pensaba muy en serio.
—¿Qué si no lo estoy? —escuchó de pronto, mientras seguía mirándole desde arriba, al vampiro recostado en sus piernas—. ¿Es tu oportunidad para hacerme daño-
—Te voy a cuidar —soltó sin más y tosió incómodo, no creyéndose lo que había dicho porque era un manojo de nervios ahora mismo por culpa del idiota al que observaba como si quisiera cerciorarse de que estuviera bien—, digo, uhm, mi lobo, porque es lo que hacemos como manada, lo que cualquier lobo de la manada haría.
Taehyung sonrió apenas, con sus labios secos y deshidratados cuando presenció su jadeo horrible, incluso si lo veía al revés. Sus ojos volvieron a los castaños normales, pero conservando esa capa brillante, sus pupilas negras y completamente dilatadas como si quisiera reflejar el rostro de Jungkook en ellas.
—¿Cuál es tu concepto de odiar, Jungkook? —susurró como si no tuviese voz, pero bendito el lobo de Jungkook y todas sus cualidades sobrenaturales que pudieron escucharlo en aquel silencio de la noche—. Creo que es erróneo.
Ahogó un suspiro.
—Yo no-
Y no pudo continuar, porque sin esperar nada, Taehyung tomó su muñeca y en un pestañeo, antes de que siquiera pudiese reaccionar, estaban en la cabaña.
Específicamente, en la habitación de la casa.
Taehyung los había teletransportado a una de las camas individuales.
El vampiro apenas era consciente, y esa cama de una persona, apegada a la pared, no hacía más que hacer que sus cuerpos se tocaran por todos lados.
No podía decirle que se fuera, como antes lo hubiera hecho, no podía decirle nada, no podía ni siquiera moverse y sea lo que sea que Jungkook decida, lo único que pedía era que no lo dejara solo, cuando más débil y vulnerable se sentía.
Estaba perdiendo la fuerza incluso para mantenerse atento, casi taciturno, intentando cuantificar cuanta energía utilizó y de qué forma lo compensaría su cuerpo, siendo imposible de calcular el tiempo que le tomaría poder recuperarse, aunque sea para recobrar la consciencia de nuevo.
Sentía la mirada de Jungkook en su rostro, aun cuando la debilidad de su cuerpo lo obligó a mantener los ojos cerrados, sabía que el chico le estaba observando de manera intensa, ambos recostados de lado, con sus cuerpos mirándose de frente porque era la única forma de caber en esa pequeña cama.
—Estoy helado. —dijo apenas, luego de unos minutos, cuando sintió el cuerpo de Jungkook más relajado, su pulso más lento y su aroma más suave.
No tenía fuerzas, apenas podía hablar y muy bajo, pero de todas formas alzó el comentario como si la temperatura baja de su cuerpo fuera un defecto.
Por lo mismo, no se esperó nunca sentir un brazo pasar por su cuerpo y rodearlo.
No supo cómo reaccionar, pero en ningún momento pensó en alejarse, simplemente se sintió como caer, a ese mismo océano que lo hundía, sin embargo, esa sensación de ahogo y asfixia que siempre sentía en su garganta no se manifestó ni siquiera por un segundo.
Esta vez, la sensación que lo rodeó era cálida.
Tan cálida que quiso llorar.
—Taehyung —Escucha una risita de Jungkook, el aire le golpea suavemente en la cara como si lo acariciara y el brazo que está en su espalda, a la altura de su zona lumbar, presiona sobre su ropa y lo acerca—, por si no lo sabías, somos lobos de invierno, nosotros adoramos el frío.
De nuevo esa suave sensación, estaba perdido, pero no le importaba, el aroma de Jungkook lo sujetaba como una pequeña colcha que impediría su caída al precipicio.
Perdió la noción del tiempo, el mismo cansancio hizo que poco a poco comenzara a perder el sentido de las cosas.
Sin embargo, ocupó lo último de energía en removerse suavemente a mitad de la noche, el brazo que tenía a su alrededor reaccionó a él, y le dio la respuesta que andaba buscando, lo atrajo mucho más cerca, Taehyung pudo sentir, tan lúcido, la piel de su frente reposada entre las clavículas ajenas, la temperatura ardiente del lobo como si quisiera derretirlo, sofocarlo y a Taehyung no le importa, no le importa caer vivo en lo que parece el infierno más cálido que el otro podría mostrarle, así que inclinó la cabeza, su nariz y su boca rozaron la piel ajena y ahí permaneció, como si el tacto fuera su analgésico, la cura que lo traería a la realidad de nuevo.
No podía pensar en otra cosa que no fuera cálido.
Cálido, un poco abrumador, pero tan cálido que hacía todo el lugar más acogedor.
"—Jimin, ¿Cómo supiste que estabas enamorado de Yoongi?"
"—Por su calidez."
Hola Ü gracias por leer, hehe ♥ siento los erroressssssss son las 3 AM okey? ahre
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