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04

holi, sorri por la demora, aun no terminaba de celebrar el año nuevo, ahre ¡feliz año♥!







—Tú, mocoso, ¿te has enamorado alguna vez?

Hyunjin, el cachorro más pequeño lo mira, con ojos curiosos cuando Taehyung hace esa pregunta, sintiéndose idiota luego porque, ¿qué sabría un pequeño de unos cinco años?, posiblemente nada, sin embargo, se niega a preguntarle a alguien más que no sea a estos niños porque se siente expuesto.

Podría preguntarle a Jimin, pero Jimin lo conoce como la palma de su mano, incluso si él resulta un misterio para su hermano, sabe que el chico se daría cuenta igual, y más con todo ese instinto animal a flote que tiene después de años reprimido.

Así que no le queda de otra que estar aquí, sentado en el césped de la guardería, dejando que los niños le hicieran un mal intento de corona de flores a base de pequeñas margaritas que tiraban con torpeza del mismo césped bajo sus pies, donde crecían, llenándole de tierra la cabeza.

—¡Yo, yo, yo, tío Tete! —Dijo una pequeña, Wonyoung, mientras sus rizos rebotaban cuando ella fue corriendo hacia él, la mano empuñada en unas margaritas un poco destruidas que comenzó a colocar entre su cabello esponjoso y largo, tan largo que los niños lo movieron hacia un lado para descubrir la vista de sus ojos, emocionados por ansiar ver el rojizo de estos cuando Taehyung se los mostraba por diversión, apretándole el pecho al ver la felicidad en ellos cuando en realidad debería causarles miedo.

Taehyung alzó una ceja y apoyó las palmas en el suelo tras él, estirándose mientras dejaba que hicieran en su cabello lo que quisieran.

—¿Tú? —se burló, quizá un poco demasiado y engreído, pero eso a la cachorra no le molestó, el vampiro podría ser la persona más torpe, fría y directa en la vida y estos pequeños no harían más que emocionarse felices ante las palabras—. ¿Cómo una mocosa como tú pudo haberse enamorado? A ver, explícame, entonces, ¿cómo supiste que te enamoraste?

Antes de que ella pudiese abrir la boca, Hyunjin la empuja con brusquedad, haciendo que ella cayera al suelo de rodillas.

—¡Me ha preguntado a mí primero, Wonyoung!

Y contrario a lo que Taehyung creyó, la niña se puso de pie, gruñendo como si eso fuese a darle la energía para empujar al otro de la misma forma, quizá con un poco más de fuerza porque el chico pareció volar unos dos metros antes de caer sobre su espalda.

Hyunjin se levantó en tres tiempos y antes de que Taehyung pudiese procesar algo, el pequeño ya se estaba transformando en un pequeño cachorro, aullando fino como si quisiera invitar a Wonyoung a una pelea.

Taehyung hizo una mueca cansado y se sentó recto, no entendiendo cómo es que parecían tener el temperamento de un viejo rabioso.

—Ya, paren su mierda-

—¡PELEA CHICOS, PELEA! —gritó otro de los niños, tirando las margaritas casi en su cabeza de la emoción, y corriendo hasta que todos los demás estuvieron alrededor de los dos contrincantes, Wonyoung no tardó en sentir la amenaza en su pequeña lobita, transformándose en un cachorro igual de pequeño que Hyunjin.

Taehyung gruñó. —Joder, jodidos lobos, ya, basta.

Pero fue ignorado, Dios, fue ignorado por niños de cinco años que estaban completamente emocionados por una pelea de dos cachorros que parecían como dos pelotitas de grasa, pardos y peludos, completamente esponjosos que no intimidaban por ningún lado.

Ni siquiera supo en qué momento pasó de preguntarles cómo se sentía estar enamorado a esto.

Hyunjin saltó primero, pero Wonyoung fue rápida esquivando, haciendo que el chico se estampara con el hocico en el pasto, todos escuchando que de pronto se oye un ligero sonido de algo roto y luego un colmillo pequeño de leche se muestra en el pasto.

—¡A Hyunjin se le cayó su diente de leche! —y todos comenzaron a reír. Hyunjin les ladró en señal para que se detuvieran, con el sonido pequeño de un ladrido de cachorrito emitiéndose desde su garganta, mordiéndole los tobillos a algunos de sus compañeros, haciendo a los niños reír de las cosquillas, y al final, como vio que nadie le tomaba atención, extendió el cuello al cielo y comenzó a aullar.

Taehyung estuvo a punto de colocarse de pie, de pronto sintiendo la extraña sensación de ir hasta él y amenazar al resto con volverlos comida para cuervos si seguían molestando, pero oye pisadas tras él y luego a una de las cuidadoras acercarse al lugar.

—¿Qué está pasando? —De pronto, Momo aparece en su periferia, tomando a Hyunjin en brazos, el cachorro rápidamente escondiéndose en el cuello de ella como si fuera su refugio, moviendo su pequeña colita cuando se sintió más tranquilo gracias al aroma que la loba expelía. La chica miró al resto con reproche, incluido Taehyung—. Por Dios, los dejo un momento haciendo corones de flores con el tío Taehyung y lo siguiente que encuentro es una pelea sanguinaria...

El comentario hizo rodar los ojos de Taehyung, más el vampiro dijo:

—Hyunjin comenzó y Wonyoung  lo siguió. Ninguno de los demás lobos los pararon, yo intenté pero estos mocosos no me hicieron caso. 

—Traición... —oye murmurar a uno de los niños, Taehyung lo buscó con la mirada y le enseña los dientes, cambiando su mirada a un rojo completamente vivo, haciendo al cachorro sonrojarse y al resto soltar un "wooo, el señor te ha mirado a los ojos" que le hizo volver a poner los ojos en blanco, porque nunca los lograba intimidar del todo.

Momo soltó a Hyunjin y lo ubicó junto a la cachorra en el suelo.

—Ambos adentro, vuelvan a su forma humana y colóquense ropa nueva, de inmediato —ellos obedecieron sin chistar, corriendo hacia la gran casa de la guardería, dándose mordiscos entre ellos y tropezándose en el camino, Taehyung luego la vio girarse hacia el otro grupo, quien pareció encogerse cuando recibieron la mirada de ella y, ¿¡qué rayos!? ¿eso les intimidaba y él no? Al parecer sí, porque ella levantó un dedo acusatorio y ellos jadearon asustados—. Se acabó el tiempo de las flores, no más tiempo recreativo por hoy porque al parecer lo utilizan para pelear, eso no está bien, así que como castigo iremos hacer los quehaceres adentro, no aquí —ella aplaudió cuando los cachorros no se movieron—, andando, ¿qué esperan?

Taehyung los vio agachar la vista, resignados mientras arrastraban los pies moviéndose hacia adentro, bajo el mismo día soleado y fresco en la guarida.

Soltó una risa seca. —Já, perdedores...

—Taehyung... —Momo advirtió, pero él simplemente se encogió de hombros no dándole demasiadas vueltas, aun observando a los niños con esa expresión burlesca en su rostro cuando ellos entraron—. ¿Qué les dijiste para que comenzaran a pelearse? Ya sabes que prenden hasta con agua...

Él se giró y la quedó mirando fijo, su loba maternal sin siquiera sentirse intimidada ante su fría mirada, ella se inclinó y alzó su mano, quitando algunas flores mal ubicadas de su pelo. La hubiese apartado de un manotazo, pero no se encontró haciéndolo, a su vez, respondió a su pregunta negando con la cabeza sutilmente para no incomodar su trabajo.

—Solo les pregunté si se habían enamorado alguna vez.

—Si un vampiro de como trescientos años no lo ha hecho, ¿cómo ellos sabrían?

Taehyung resopló.

—Ahí vas, con tus comentarios de mierda —le dice, agitando la cabeza  y chasqueando la lengua cuando ella continuó quitando algunas flores—, no quiero hablar de esto contigo porque terminarás diciendo cosas extrañas como siempre.

Momo sonrió como si supiera a lo que se refería, y a pesar de que aun habían algunos pétalos blancos en su cabeza, la loba se alejó.

—Ya te dije, es cosa de tiempo, el destino no lo puedes cambiar —declaró y Taehyung enserió el rostro, más ella se mantuvo imperturbable—, puedes cambiar muchas cosas, evitar muchas cosas, pero tu destino ya está escrito, y eso no lo cambiarás, no lo aceptas ahora, pero lo terminarás aceptando tarde o temprano.

Agudizó la mirada.

—No sé de qué hablas —farfulló deprisa, y decidió mirar a la nada, en un intento de ignorarla—, a veces eres demasiado ambigua —confesó, casi para él mismo cuando luego murmuró—: todos los lobos lo son...

—Dime, Taehyung —ella tarareó y le dio mala espina, esa voz petulante y segura de siempre, de alguna forma, le recordaba a las brujas—, en nuestro carente conocimiento de tu raza, sabemos que los vampiros se enamoran una sola vez —y jodido Taehyung que se tensó visiblemente ante eso, no pudiendo ocultar la postura a la defensiva que adoptó como si hubiesen descubierto su punto de Aquiles, su peor secreto. Momo soltó una risita—, por la forma en como te tensaste puedo apostar que di en lo cierto, y por lo mismo, te digo que es cosa de tiempo, ya forjaste tu destino —ella suspiró cuando Taehyung no respondió, el vampiro prefirió no responder, pensando que quizá tendría que matarla para que cerrara la boca, más nuevamente sus manos no se movieron, porque ella se colocó en cuclillas frente a él, buscando su mirada y haciendo su sonrisa más grande—. Solo te recuerdo, vampiro, que el amor no duele, nunca duele.

Le dolió el pecho, fuerte, en el centro cuando ella dijo aquello, su garganta se apretó y de nuevo, la misma sensación de siempre, de ahogo, de asfixia, lo ataca.

Bajo la razón de Momo, lo que estaba sintiendo no era amor, porque le dolía en el fondo de su alma. Y eso, fue a lo único que pudo aferrarse ahora mismo, cuando, de pronto, como si el destino lo hubiese invitado, siente el aroma dulce cernirse por su olfato y luego unas pisadas ligeras que se sabía de memoria sonar en el pasto.

Lo primero que Taehyung hace cuando reconoce la presencia de Jungkook cerca de la guardería, quizá a unos varios metros de distancia, es tomar la muñeca de Momo, un poco rudo y acercarla hasta tener su oído en el frío de sus labios.

—Una palabra de esto y juro que te mato.

Ella rió. —Como si pudieras.

Joder, él de verdad no entendía como ni ella ni los cachorros podían sentirse temerosos bajo sus amenazas. Estaba seguro que si provocaba a alguno de los capitanes de Yoongi, ya estaría en un duelo para ver quien destroza la garganta de quien primero. Pero en cambio esta loba parecía tan maternal y sumisa que no hacía más que recibir sus alegatos como si fuesen nada.

De todas formas, le mostró los dientes cuando las pisadas se sintieron tras su espalda, Momo dejando de verle para poder observar más allá de él, en aquel amplio jardín que la misma guardería poseía.

Y es como si la postura y todo el aura en Taehyung hubiese cambiado a una completamente engreída y superior, porque giró la cabeza hacia un lado y miró por sobre su hombro a Jungkook, de pie, a metros de él, vistiendo ese traje táctico de azul marino que ceñía su figura.

Soltó una risa seca como reacción.

—¿Tanto me extrañaste que vienes a buscarme, cachorrito?

Momo rió ante su actitud, quizá infantil, y él de inmediato se giró a mirarla feo, amenazándola con la mirada para que no abriera la boca demás.

En serio, iba a matarla.

Dentro de eso, no puede escuchar a Jungkook, ni siquiera un movimiento es perceptible dentro de sus agudizados sentidos, sin embargo, el aroma dulce y fuerte, igual al suyo se hace potente y sabe que está ahí, que permanece ahí, en silencio, por un tiempo que parece inquietante, más se niega a voltear para cerciorar algo que de antemano sabe.

—Hola Momo-nona —él dice por fin, la voz suave para ella antes de que Taehyung sienta sus ojos sobre él arderle tras la nuca—, Yoongi convoca una reunión, quiere al vampiro.

Momo abre los brazos y se encoge de hombros. —Todo tuyo.

Taehyung vuelve a mirarla con enojo y antes de que ella se atreviera a comentar algo más, se pone de pie y limpia la suciedad de su buzo con pereza, viendo a Jungkook por fin a la cara, de frente, notando al chico escanearle con la vista, enojado al verlo usar su ropa sin ningún cuidado, sube sus ojos y se encuentra finalmente con su mirada y ahí se quedan por un segundo que parece durar horas.

Y es que parecía cliché, pero así se sentía, como si el universo les estuviese regalando horas y tiempo extra para que ellos pudiesen contemplarse en el reflejo del otro.

Eso a Taehyung le altera un poco, porque recuerda perfectamente ese bonito cuello que despreció hace unos días atrás, cuando Jungkook lo expuso para él como si no tuviera problemas en que lo muerda, como si esa piel en realidad fuera de su propiedad para que él hiciese con ella lo que quisiese y ah, joder, ¿por qué tiene que recordarlo ahora?

Se le hace agua la boca de tan solo pensarlo, y es como si su cuerpo le recordara que seguía sin recuperarse del todo porque sus colmillos crecen y pican su labio inferior dentro de su boca, como si la sed y el hambre se hubiesen multiplicado por mil al tan solo verlo ahí, con el recuerdo aún vivo en sus ojos.

Como si lo ansiara.

Como si lo necesitara.

Taehyung retrae sus colmillos y sonríe de lado.

—Guíame, entonces —y hace una pausa, donde sube una mano para refregar su mentón y agregar con un aire burlón—: capitán.

Jungkook no le dice nada, pero Taehyung puede notar las marcas duras de su rostro cuando se tensó y la punta de sus orejas sonrojadas cuando se dio media vuelta y comenzó a caminar sin esperarlo.

Honestamente, le hizo sonreír, divertido, dejándose llevar por el aroma más empalagoso que soltó de pronto, como si quisiera atraerlo, cosa que quizá Jungkook hacía inconscientemente pero que Taehyung sentía ahí, como una invitación.

Caminaron en silencio, por alrededor de cinco minutos, Jungkook al frente y Taehyung siguiéndole los pasos como si el rastro de aroma fuera su guía.

—¿Así que Yoongi se dio cuenta que era un estúpido y decidió hacerme caso?

Jungkook gruñó, pero continuó, apenas mirándole por sobre el hombro.

—Agradece que te consideró. —Respondió, completamente orgulloso mientras caminaban por el sendero entre las casas, el cual daba al edificio de reuniones.

Taehyung bufó y guardó las manos en los bolsillos de su buzo, una mueca visible en su rostro cuando habló.

—Yoongi debería estar agradecido de que le salvé el trasero a su manada dos veces.

Esta vez, Jungkook se detuvo, el aroma volviéndose picante cuando se volteó y caminó hasta él con intenciones de acortar toda la distancia; el ceño fruncido, visiblemente molesto como se la pasaba casi todo el día, más no intimidaba, había otra emoción que causaba que a Taehyung se le apretara el estómago cuando se molestaba.

—Punto uno —le dijo, picándole el pecho con el índice cuando llegó hasta él y Taehyung le sonrió ante el gesto que le dio un poco de cosquilla, haciendo al lobo colocarse nervioso, Dios, era un coqueto, más Jungkook gruñó negándose a pensar sobre ese hecho—: no hables así de nuestro líder —le sentenció, y volvió a picar—, y segundo, te hemos aceptado en la manada, has permanecido aquí sin ningún problema, con ese agradecimiento basta. —y cuando iba a picar de nuevo, Taehyung alzó su mano y rodeó su índice, deteniéndolo.

—Es suficiente. —Le dijo, pero su voz fue suave y delicada, sus largos dedos helados golpeando la piel caliente de Jungkook, haciendo al mismo chico estremecer, sintiéndose estúpido al ver cómo un toque podía provocarle tanto.

Sin embargo, Jungkook antes de insultarlo y alejarse, arruga su nariz y olisquea con fuerza, varias veces, notando algo diferente.

Taehyung simplemente le observa con un poco de curiosidad, en silencio, negándose a la idea de lo tierno que le parece porque, cuando se detiene, Jungkook alza la vista y sus iris cambian a un esmeralda bonito y brillante que no hace más que arder en su mirada, notando que su lobo, alfa y territorial, está serio cuando lo ve a través de sus ojos.

Jungkook entonces gruñe y le muestra los dientes.

—Hueles a Momo —confiesa, sorprendiéndole porque esperaba cualquier cosa menos ese tipo de comentario, Jungkook tira de su dedo, aprovechando su sorpresa y da un paso atrás, mirándole aún con los ojos de su lobo—. No te me acerques.

Y es que algo sobre eso le provoca mal humor a Jungkook, quizá es su lobo, quizá es él, no quiere descubrirlo ahora porque es un montón de ideas e hilos que no logran unirse y darle la respuesta.

Así que prefiere alejarse cuando su lobo no sintió su aroma idéntico al suyo en Taehyung, sino que el de una persona ajena.

Es mío. Quiere ladrar, más aprieta las manos en puño y se da media vuelta antes de que haga algo estúpido porque ahora mismo la idea de refregar su mejilla en el hombro del chico le tienta y de verdad, está a punto de golpearse contra el árbol más cercano si se le ocurre hacer eso, suficiente fue haber expuesto su piel con la clara intención de ser mordido.

No podría pasar otra vergüenza más.

Pero entonces, él no se espera la risita que suelta Taehyung tras suyo, tan cerca que le eriza la piel saber que el vampiro se movió en apenas segundos y en completo sigilo hasta quedar a centímetros de su espalda.

—¿Y por qué te enojas por eso? —le pregunta burlón, y siente sus orejas arder. Ignóralo y sigue caminando, se dice a sí mismo, más Taehyung agrega luego—: si sabes que tu aroma es el único que me gusta-

En tres tiempos Jungkook se da media vuelta, gruñe y lo empuja del pecho con ayuda de sus dos manos, haciendo al vampiro reír como si hubiese dado en el clavo y Dios, Jungkook está frunciendo el ceño pero por dentro todo su cuerpo pareció volverse gelatina, y qué es eso que le aprieta el pecho y hace a su lobito mover la cola, está completamente extasiado y se esfuerza para no sonrojarse pero su sangre y sus hormonas no ayudan porque la cara le arde y el corazón se aprieta en su pecho al tan solo escucharle decir eso.

Y tiene la tonta urgencia de ir y refregarse contra él para volver a marcarlo con su olor porque es suyo, todo suyo, tan suyo que el sentimiento quiere explotar en su pecho, haciéndolo jadear apenas cuando es demasiado para sobrellevar por sí mismo.

—Deja de molestarme —le dice, con la voz casi ahogada, mirándole a los ojos a través del cabello rizado que cae por su frente, con pequeños pétalos de margaritas en este, haciéndolo lucir tan etéreo que Jungkook tiene que tragar saliva para volver hablar porque la vista le seca la garganta—, en serio, deja de molestarme.

Está a punto de darse la vuelta de nuevo, pero Taehyung le da una expresión seria y sublime, su mirada intensa y penetrante, como si nunca se hubiese burlado hace segundos atrás.

—No te estoy molestando —refuta, con la misma seriedad, su voz grave y sus ojos plasmados en los suyos—, es la verdad.

Y Jungkook tiene un montón de dudas, tantas que inconscientemente se muerde los labios, no sabiendo por un momento qué hacer o cómo actuar, cómo tomar sus palabras porque es diferente a lo que siempre ve de él.

—Sé que tu lobo de bebé quiere marcarme —Taehyung vuelve a decir, como si pudiese leer sus pensamientos, oler sus intenciones. El vampiro se encoge de hombros como si le diera lo mismo, pero sus ojos, joder, sus ojos son tan intensos que significa mucho más que aquella despreocupación que demuestra en el tono de sus palabras cuando dice—: adelante, no me molesta, cachorrito.

Está dudando, porque es como si fuese una trampa incluso si siente a su lobo emocionado por la idea.

¿Qué estaba diciendo Taehyung? Jungkook apenas puede darle oxígeno a su cerebro cuando realmente se replantea la situación y lo que decía, imaginándose lo que sería marcarlo, frotar su mejilla hasta dejarle su olor, pasar la nariz por su cuello todas las veces que quiera, dejar que lo tocara.

Ni siquiera se percata cuando su respiración se torna más audible, cuando entreabre los labios y jadea, ensimismado en sus propios pensamientos al no saber si lo que escuchó de él era realmente verdad o producto de su ridícula imaginación.

Taehyung, por otro lado, sonrió cuando vio su reacción.

Ah, tan lindo.

No, basta.

Y quizá, es ese último pensamiento de reproche hacia su persona el que lo termina alterando, cuando sus ojos bajan hacia lo labios de Jungkook, rojos e hinchados por haberse estado mordiendo segundos antes.

Su voz casi escondida cuando, sin esfuerzo, en un tono ronco le susurra: —¿Lo harás o no?

Sabe que Jungkook tiene dudas, Dios, el mismo Taehyung ni siquiera sabe lo que está haciendo y cómo de pasar a molestarlo, porque era divertido verlo sonrojar y soltar ese aroma, ahora se convirtió en esto, donde la distancia que los separa a ambos son apenas centímetros y donde todo a su alrededor se volvió nada, como siempre ocurría cuando se perdía en sus labios, en sus ojos, en la forma de su nariz, en sus mejillas, en todo su rostro el cual ahora luce confundido.

Y es ese ápice de deseo de acercarse lo único que, paradójicamente, lo frena, no sabiendo qué hacer y cómo escapar de la situación porque, joder, él quiere que Jungkook se refriegue contra él, le marque, le dé su olor, joder, quiere colocar las manos en su estrecha cintura y apretar la carne, sentirlo retorcerse bajo su toque, sentirlo en el tacto delicado de sus yemas porque sí, él sería delicado, él quiere ser delicado y Taehyung siente que ha caído al mar y ya no hay nadie quien lo salve de lo profundamente hundido que se encuentra.

Quizá no lo dijo para molestarlo, quizá no lo dijo para sacarlo de quicio. Quizá lo dijo porque él quería, porque ya no aguanta estar reprimiendo todo lo que siente, porque es molesto y no tiene energías, se siente débil y no hace más que arrepentirse luego de haber rechazado ese bonito trozo de piel que le había ofrecido hace días atrás, donde pudo tomar todo y prefirió nada.

Se siente estúpido.

Y, sobre todo, no se entiende.

Pero más estúpido e incomprendido se siente Jungkook, quien, dio un paso atrás y chasqueó la lengua.

—Taehyung —le llamó, como pocas veces le decía, y con una sonrisa ladeada y engreída, la cual nunca llegó a sus ojos, ni a sus pómulos sonrojados ni a ninguna parte de todo ese aroma dulce que soltaba, le dijo—: no marco lo que no es mío.

Jungkook se dio media vuelta y se fue, mordiéndose la lengua y obligando a todos sus músculos a seguir aun cuando quería hacer lo contrario, porque le cara le ardía de vergüenza y su orgullo aún se negaba a dar su brazo a torcer.

Taehyung lo vio moverse, demasiado rápido y desordenado, nervioso.

Se pasó la lengua por dentro de su labio inferior.

—Hipócrita. —gruñó, cuando Jungkook ya estuvo lo suficientemente lejos, no diciendo nada más, no agregando nada más.

Sin saber realmente que, Jungkook lo alcanzó a escuchar.


hola, gracias por leer, siento desaparecer ahre lkasj pero eran las fiestas y mi familia se toma las cosas en serio ayuda akijdhwqe en fin, nos leemos jiji ♥


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