Narra Draco

Al hablar aunque sea por unos instantes con gloria, sentí algo raro dentro de mi, era como un cosquilleo en mi estómago, algo que antes nunca había sentido, pero en fin, luego de que se fuese, observé que Madame Malkin ya había terminado con mi túnica también, me la entregó, y esperé a que llegase mi mami para pagar y porque quería hacerle una pregunta.

Cuando llegó que fue dentro de unos dos minutos aproximadamente, le pregunté:

-Madre, ¿por qué cuando vi a una niña sentí algo en el estómago? -pregunté confuso a lo que ella me miró alzando una ceja.

-Bueno... ¿qué sentiste exactamente? -dijo saliendo de la tienda y yo la seguí.

-Pues no se... sentí como cosquillas y fue bonito -expliqué con una sonrisa.

-Mmmm -dijo evaluándome con la mirada- la niña... ¿cómo era?

-Hermosa -dije sin pensar- tenía muy bonitos ojos... -dije suspirando a lo que mi madre me sonrió pero no dijo nada.

Narra gloria:

Harry estaba muy silencioso, yo mientras comía del helado que nos habían comprado (chocolate y limos con trozos de chocolate me encanta).

Ugh, ¿cómo pude si quiera pensar que ese chico era guapo?, pfff.

*¿¿Piensas que es guapo ?* dijo una voz en mi cabeza.

¿Quién eres? -pregunté algo asustada

*Soy yo, Harry, y no me cambies de tema -.-*

¿Por qué puedes hablar en mi cabeza?

*No lo sé, capaz es común entre primos, ya sabes, como nacimos al mismo tiempo... pero ahora ¡Responde!*

Emmm yo...

-¿Qué sucede? -preguntó Remus de repente.

-Nada -mentí, salvada por los pelos, pensé mientras nos deteníamos a comprar pergaminos y plumas.

Harry se animó un poco cuando encontró un frasco de tinta que cambiaba de color al escribir. Cuando salimos de la tienda, preguntó:

-Hagrid, ¿qué es el quidditch?

-Vaya, sigo olvidando lo poco que sabes... ¡No saber qué es el quidditch!

-No nos hagas sentir peor -dije. Y entre los dos les contamos lo del chico pálido de la tienda de Madame Malkin.

-...y dijo que la gente de familia de muggles no deberían poder ir...

-Ustedes no son de una familia muggle. Si hubiera sabido quiénes eran... Él ha crecido conociendo sus nombres, si sus padres son magos. Ya lo han visto en el Caldero Chorreante. De todos modos, qué sabe él, algunos de los mejores que he conocido eran los únicos con magia en una larga línea de muggles. ¡Miren a sus madres!

-Entonces ¿qué es el quidditch? -pregunté, me daba mucha curiosidad.

-Es nuestro deporte. Deporte de magos. Es... como el fútbol en el mundo muggle, todos lo siguen. Se juega en el aire, con escobas, y hay cuatro pelotas... Es difícil explicar las reglas.

-¿Y qué son Slytherin y Hufflepuff?

-Casas del colegio. Hay cuatro. Todos dicen que en Hufflepuff son todos inútiles, pero...

-Seguro que yo estaré en Hufflepuff -dijo Harry desanimado.

-Es mejor Hufflepuff que Slytherin -dijo Hagrid con tono lúgubre-. Las brujas y los magos que se volvieron malos habían estado todos en Slytherin. Quien-ustedes-saben fue uno.

-¿Vol... perdón... Quien-tú-sabes estuvo en Hogwarts? -pregunté asombrada.

-Hace muchos años -respondió Remus.

Compramos los libros en una tienda llamada Flourish y Blotts, en donde los estantes estaban llenos de libros hasta el techo. Había unos grandiosos forrados en piel, otros del tamaño de un sello, con tapas de seda, otros llenos de símbolos raros y unos pocos sin nada impreso en sus páginas.

Además de los libros del colegio, yo me compré aparte uno que decía: Hechizos y contrahechizos del profesor Vindictus Viridian, seguro que con éste libro seré historia en Hogwarts, ya que me gustan las bromas... pero que digo, ¡YO AMO LAS BROMAS Y SI SON FUERTES!

-Con este libro seré una leyenda, "La Leyenda de Potter y Cullen" -dije entusiasta.

-Digna hija de tu padre -dijo Remus con una sonrisa.

-¿Cómo eran ellos antes?

-Bueno, pues físicamente, Harry es igual a su padre, excepto por sus ojos ya que son igual a los de Lily y tu eres físicamente igual a su madre solo que tu ojos son indomable lo sacaste de tu padre.

-Ahhh ya veo... y ¿cómo eran de personalidad?

-Mmmm, bueno, Lily era correcta, buena, respetuosa, y no le gustaba desobedecer las reglas, y era tranquila, como Harry. En tanto a James, bueno él era rebelde, con aires de grandeza, orgulloso, un poco arrogante, presumido, divertido, coqueto y le encantaban las bromas, pocas palabras era igual a ti y a tu padre tu madre cuando la conocí era buena valiente tenia dos dones por ser vampira era la telequinesis y comunicarse mentalmente -dijo Remus, a lo cual me sonrojé un poco, pero con una sonrisa al saber cómo eran ellos un momento mama podía comunicarse mentalmente.

Luego de eso seguimos con las compras, Hagrid no nos dejó comprarnos un sólido caldero de oro pero conseguimos unas bonitas balanzas para pesar los ingredientes de las pociones y unos telescopios plegables de cobre. Luego visitamos la droguería, tan fascinante como para hacer olvidar el horrible hedor, una mezcla de huevos pasados y repollo podrido. En el suelo había barriles llenos de una sustancia viscosa y botes con hierbas. Raíces secas y polvos brillantes llenaban las paredes, y manojos de plumas e hileras de colmillos y garras colgaban del techo. Mientras Hagrid y Remus preguntaban al hombre que estaba detrás del mostrador por unos surtidos de ingredientes básicos para pociones, yo examinaba unos cuernos de unicornio plateados, a veintiún galeones cada uno, y minúsculos ojos negros y brillantes de escarabajos . Fuera de la droguería, los mayores revisaron nuestras listas.

-Sólo falta la varita... Ah, sí, y todavía no les hemos buscado un regalo de cumpleaños.

En ese instante sentí que me ruborizaba.

-No tienen que...

-Sé que no tenemos que hacerlo, pero lo haremos de todas formas -dijo Remus acariciándome el brazo

-Les diré qué será, les compraremos unos animales -dijo esta vez Hagrid-. No un sapo, los sapos pasaron de moda hace años, se burlarán... y no me gustan los gatos, me hacen estornudar. Les vamos a regalar unas lechuzas. Todos los chicos quieren tener una lechuza. Son muy útiles, llevan tu correspondencia y todo lo demás.

Veinte minutos más tarde, salimos del Emporio de la Lechuza, que era oscuro y lleno de ojos brillantes, susurros y aleteos. Harry llevaba una gran jaula con una hermosa lechuza blanca, medio dormida, con la cabeza debajo de un ala, mientras que yo llevaba conmigo una jaula con una hermosa lechuza color dorado, y era hembra, no se porque me llamaron la atención un lobo marron rojizo y un murciélago negro eran hermosos ellos se dieron cuenta de mi presencia les sonreí y rápidamente vinieron a mi la mujer del local se quedo impresionada de que ellos me aceptaran y que eran un regalo -Ni lo menciones -dijo Hagrid a Harry con aspereza-. No creo que los Dursley te hagan muchos regalos. Ahora nos queda solamente Ollivander, el único lugar donde venden varitas, y ambos tendrán las mejores.

Una varita mágica... Eso era lo que realmente había estado esperando.

La última tienda era estrecha y de mal aspecto. Sobre la puerta, en letras doradas, se leía: «Ollivander: fabricantes de excelentes varitas desde el 382 a.C.». En el polvoriento escaparate, sobre un cojín de desteñido color púrpura, se veía una única varita.