Jungkook tiene un cuerpo atlético, del que Taehyung estaba locamente enamorado. Ahora tenía a ese cuerpo desnudo en su cama, con las manos atadas a la baranda superior, así como los pies a la inferior. Los ojos vendados y Taehyung encima, preparado para enseñarle una lección a su novio.

—Voy a empezar —le alertó.

—¿De verdad vas a castigarme de esta manera? 

—Por supuesto. No dejaré que me toques, a partir de ahora yo haré las cosas a mi antojo. Aguántate. —Taehyung se acercó a la boca de su novio y rozó esta con su miembro erecto—. Chúpalo. 

—¿Qué?

—Que abras la boca Jungkook. Obedece o no tendrás premio. 

Jungkook hizo caso y Taehyung introdujo la punta de su miembro en la boca de este. 

—Cuidado, no vayas a morderlo. 

Jungkook asintió con un gemido y Taehyung terminó de introducirlo, extaciándose con el calor de la boca de su novio, la suavidad de su lengua que se movía para saborear su intimidad. Lo dejó así un instante, luego lo sacó suavemente y volvió a introducirlo para sentir la fricción, y un par de veces más hizo lo mismo. Hasta que decidió continuar con el castigo. 

Descendió sobre el cuerpo de Jungkook y colocó entonces en la boca de este una de sus tetillas, dándole la libertad para que jugara con ella, y mientras Jungkook lo hacía Tae le gemía en el oído, con su parte trasera rozaba el miembro de su novio que ya había adquirido cierta madurez. Rozó a su antojo hasta enloquecer a Jungkook, que hacía el intento por zafarse de las ataduras pero no podía. 

Viendo que su novio estaba impaciente, Taehyung hizo un fallido intento de penetración, aquello enloqueció aún más a Jungkook. 

—Métela entera bebé, quiero sentirte —pidió y siguió lamiendo la tetilla de Taehyung.

—Y quién dijo que estabas en condiciones de exigirme algo Jeon. Te recuerdo que esto es un castigo. 

—Pero bebé, me estoy volviendo loco…

Jungkook no pudo continuar, Taehyung arremetió contra su boca abierta y comenzó a devorarle los labios. Al principio fue un ataque voraz, pero luego se fue convirtiendo en una exquisita cadencia, como Taehyung sabía que a Jungkook le gustaba: suave y profundamente. En el proceso le mordió los labios, atrapó su lengua y la chupó, saboreándola como a una paleta. 

El cuerpo debajo de Taehyung se retorció de goce, entonces este le quitó la venda para apreciar el rostro extasiado de Jungkook.

—Bebé —pronunció y mordió su labio inferior, tenía la respiración agitada y los ojos adormilados por el éxtasis que le hacía sentir Taehyung. 

—Tranquilo amor, esto apenas es el comienzo de tu tortura. 

—Oh Dios, ¿dónde me equivoqué? 

—Colocaste una coma donde no debías y cambiaste por completo el sentido de tu mensaje. No es lo mismo “Te voy a dar mi vida” a “Te voy a dar, mi vida”. ¿Lo entiendes ahora, mi querido alumno?

—Sí, maestro.