Capítulo 50: El Reencuentro
Era lluvioso el día en que se volvieron a reencontrar.
Christopher estaba nervioso por volver a ver su padre, pero además estaba ansioso por contarle su plan que llevaría a cabo días antes del cumpleaños de su novia y sus amigos. Lo del Halloween había resultado perfecto que quería terminar de una vez por todas.
Una semana atrás había salido a recoger las cartas del buzón y encontró una en particular que iba dirigida a él. Revisando que nadie lo estuviera observando la guardo debajo entre el pantalón y su playera.
Entró a su casa y dejó lo de su mamá sobre la mesilla de centro que estaba en el comedor. Subió a su habitación y cerró con seguro.
Sacó la carta y tomó asiento en su cama. La vio y no tenía remitente, pero él sabía de quien venía. La abrió sin pensarlo dos veces.
"Han pasado meses en el que tú y tu hermano me ayudaron a escapar del psiquiátrico en donde me tenían aprisionado.
Todavía recuerdo el primer día que me visitaste, sabía que no me fallarías.
La siguiente semana estaré en Domsville, esperaré en una de las cafeterías. Espero me reconozcas porque he tenido que vérmelas difíciles para que nadie me identifique.
Espero verte.
—M."
Ahora solo estaba a minutos de llegar a su destino.
Llegó al punto en el que Malcolm estaría. Bajó de su auto corriendo por la lluvia que estaba comenzando a ponerse fuerte.
Entró a la cafetería y algunas personas lo voltearon a ver. El agua escurría de su cabeza, pero no hizo caso a ello. Comenzó a buscar a sus alrededores hasta que dio con un hombre que traía una capucha puesta.
Se acercó y tocó su espalda. En el momento en el que volteó ambos sonrieron de oreja a ojera.
—¿A esto le llamas pasar desapercibido? —dijo Christopher riendo y tomando asiento.
—Que gusto verte.
—No ha pasado mucho tiempo.
—En eso tienes razón.
—¿Y mi hermano? ¿No lo citaste?
—No, ya habrá tiempo para volver a reencontrarnos los tres.
—Ojalá un día podamos estar en paz como familia.
—Lo sé, pero primero hay que hacer ciertas actividades.
—Hablando de ello tengo un plan.
—Te escucho —respondió Malcolm animado.
Christopher comenzó a contarle sobre la idea que había tenido durante el tiempo que no se habían visto. No era para nada complejo su plan, pensó que sería divertido mandarles una nota diciendo: "Volveré por ustedes..."
Ya estaban acostumbrados a recibir bromas de ese tipo, así que simplemente pasarían de largo por ello. Lo que no sospecharían nunca es que ahora sí iría en serio esa nota.
Previamente ya había realizado una investigación del origen de los ocho y sabía el orden exacto en el que habían nacido, por lo que su plan consistía en irlos matando uno a uno en ese orden.
Malcolm no decía nada, simplemente se había quedado escuchando la idea de su hijo. Cuando este llegó al final fue entonces cuando comenzó a hablar.
—Me parece un plan bien pensado, pero ¿cómo vas a cubrir el hecho de que estén desapareciendo?
—Ya estuve pensando en todo ello. Mira, en la semana que es su cumpleaños es casi la última del curso. Dos días antes tendrán una pre-fiesta como cada año ha sido y ahí es donde Tania morirá. Sus padres no estarán en casa.
—¿Cómo lo sabes? —preguntó Malcolm sorprendido por lo que había dicho Christopher.
—Caroline me cuenta todo lo que habla con ellos.
—Tienes una novia bocona, espero que esa boca también la use en otras actividades —respondió riendo. Ambos comenzaron a reír y realmente disfrutaban el estar juntos.
—Y bueno, como te decía, ya tengo cubierto todo ello. Estoy pensando cómo distribuir a los otros siete el día de su cumpleaños, porque será algo difícil, ¿no lo crees?
—Confío en que lo harás.
—Y mientras, ¿tú qué estarás haciendo?
—Como tú te vas a encargar de ellos, seguiré escondiéndome y buscando qué hacer por lo mientras.
—¿Dónde te estás quedando?
—Me mantengo alejado de todos los suburbios que rodean a Stewartville, saben de mí. Tuve que arreglármelas con una familia para poder estar en una muy buen casa.
—¿Los mataste? —preguntó Christopher ansioso por escuchar esa historia.
—No me dejaron otra opción, era una buena familia.
—¿Cómo? ¡Cuéntame!
—Será una historia para otro día.
—¿Por qué? Tenemos tiempo...
—No quiero que pases tanto tiempo fuera, si no sospecharán algo.
Christopher se quedó en silencio observando por la ventana cómo la lluvia cesaba. Malcolm le dijo que era hora de marcharse, porque el camino de regreso a casa sería largo.
Ambos se levantaron y se fueron acercando a la entrada de la cafetería. Cruzaron la puerta y en cuanto estuvieron fuera se despidieron con un fuerte abrazo. Christopher le prometió que no lo iba a decepcionar y Malcolm sonrió confiando en que su hijo haría las cosas impecablemente.
De regreso a casa se sentía satisfecho de haber hablado sobre su plan y le alegraba que Malcolm no le hubiera dado contras. Sería la segunda vez que tendría sangre en sus manos, y esta vez no solo de una persona sino de ocho.
Llegó a Stewartville directamente hacia la escuela en donde Caroline estaba esperándolo. Afortunadamente él asistía a la universidad que estaba en su suburbio, por lo que pondría de pretexto que estuvo realizando actividades extracurriculares.
Se estacionó fuera de la escuela y vio a los ocho en una de las jardineras sentados. Parecían estar realmente felices de estar juntos, lo decían sus risas que siempre estaban presentes.
Caroline vio el auto y se despidió de todos. Christopher únicamente sacó su mano ladeándola de un lado a otro diciendo hola.
—Pensé que ibas a salir a saludarlos bien —dijo Caroline en cuanto llegó con él.
—Lo siento Care, pero vamos si quieres.
—No, mejor vayamos a casa.
—Vamos.
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¿Les gustó este capítulo? Voten si fue así. :D
Comenten lo que gusten, en verdad leo cada uno de sus comentarios y me alegra verlos entusiasmados, decepcionados, sorprendidos. De todo, jajaja.
Faltan únicamente veintidós capítulos, lo que probablemente significa que el sábado lleguemos al final de esta historia.
Así que esperen a las actualizaciones constantes que estarán a lo largo de estos días.
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