Capítulo 33: El Laberinto Parte IV
Narrado por Steve
Corríamos de lado a lado tratando de escapar de las personas que nos estaban siguiendo. Hubo un momento en el que mis pies se enredaron, pero afortunadamente logré mantener el equilibro para continuar el paso.
—¡Rápido! ¡Muévanse!
—Debemos separarnos —grité hacia todos.
—Nos volvemos a encontrar en donde marcamos la equis, ¿entendido?
Todos asentimos y comenzamos a separarnos.
Afortunadamente habíamos quedado en un punto de encuentro por si alguien se llegaba a perder, pero la cuestión estaba en que si alguien se perdía muy en lo profundo del Laberinto sería difícil volver a retomar el camino de vuelta. Sin embargo aun así decidimos tener un punto de reunión.
Hayden iba detrás de mí, por lo que me detuve para que se pasara al frente. Una vez que se colocó en su nueva posición giré la vista para verificar si aún nos estaban siguiendo, pero ya los habíamos perdido de vista.
—Listo, estamos seguros.
—¿Quiénes eran esos tipos? —preguntó Hayden entrecortada tratando de recuperar el aliento.
—Es lo que me gustaría saber, pero espero que sean parte del juego.
—¿Y si no? ¿Qué tal si Malcolm está aquí adentro con sus secuaces?
—No Hayden, no pienses así. Mejor sigamos avanzando, hay que intentar llegar al punto de reunión desde aquí.
—Si seguimos hacia enfrente vamos a alejarnos más.
—Debe de haber un camino que te regrese, no todo va hacia adelante.
Hayden siguió avanzando al escuchar lo que dije. Íbamos cuidadosamente checando en cada intersección que no hubiera otra sorpresa cómo la que habíamos vivido.
Una vez que llegamos a otra división de caminos, nos dimos cuenta de que una de ellas daba de regreso hacia la dirección a la cual teníamos que ir. Corrimos rápido y al llegar había personas encapuchadas en la siguiente esquina. Detuve a Hayden antes de que diera un paso en falso que nos dejaría en descubierto.
Nos recargamos en el muro con la esperanza de que en seguida comenzarían a moverse de posición. Sin embargo no fue así, se quedaron detenidos más tiempo del que habíamos esperado.
—¿Qué hacemos Steve?
—Debemos regresar, si están aquí entonces no creo que se encuentren más del otro lado.
—¿Estás seguro?
—Hay que intentarlo.
Sin darle tantas vueltas al asunto regresamos hacia atrás y al llegar al lugar donde nos habíamos detenido la primera vez, comenzamos a correr como si no hubiera un mañana.
Fue en vano el haber corrido, porque también de ese lado se encontraban personas encapuchadas. Hayden no logró detenerse a tiempo y la atraparon, me gritó que corriera y fue lo que terminé haciendo.
Después de haber estado corriendo más hacia dentro del Laberinto comencé a arrepentirme. No sabía que tan lejos había llegado, y realmente me encontraba un poco asustado al estar solo.
Avancé lentamente para no volver a cometer el mismo error.
Al terminar de dar más vueltas llegué a un cuadro en donde se encontraba un baúl. El suelo estaba llenó de un líquido rojo y comencé a ponerme nervioso porque parecía sangre de verdad. Volteé a todos mis lados y no vi a nadie.
Los nervios comenzaban a crecer dentro de mí. No sabía en qué dirección moverme, no sabía que hacer ahora. Saqué el celular con la esperanza de que hubiera señal, pero la recepción era pésima que mejor ni intenté hacer una llamada.
—Respira Steve, solo es un tonto juego —me susurré a mí mismo—. Todo estará bien.
Decidí avanzar hacia delante de donde me encontraba. Debía encontrar el camino correcto sin importar nada del mundo.
Corre, no mires atrás. Me repetía constantemente esas palabras. Solo miraba hacia frente de mí, no había más que observar. Únicamente debía seguir.
Una vez que encontré el camino de regreso hacia la parte inferior del Laberinto comencé a aumentar el paso cada vez más veloz hasta que finalmente logré llegar al punto de encuentro. Desafortunadamente no había nadie, hasta que apareció un encapuchado a mi lado.
—¡Ahhhhh! —grité sobresaltándome frente a la silueta que estaba frente a mí.
No respondió nada, ni hizo nada. Solo se quedó viéndome fijamente hasta que vi que en su mano derecha empuñaba un cuchillo realmente grande.
—No puede ser... —dije al ver la persona que se ocultaba tras la capucha. Traté de girar rápidamente y correr, pero me sostuvo entre sus manos acercándome hacia él.
Sentí el cuchillo atravesar mi estómago y el dolor tan fuerte comenzó a recorrer todo mi cuerpo. Intenté gritar por ayuda, pero fue inútil.
—Dile a tus amigos que esto no ha acabado —habló mientras sacaba el cuchillo de mí y empezó a alejarse lentamente entre el pasillo.
Con todas las fuerzas que saqué me levanté y empecé a avanzar hacia la entrada del Laberinto. La sangre salía de mi estómago, lo apretaba lo más que podía para retenerla pero comenzaba a debilitarme cada vez más.
Conforme avanzaba me iba sosteniendo con una mano de los muros y con la otra haciendo presión en la herida. Cada paso que daba era doloroso por el esfuerzo que estaba ejerciendo.
Vamos Steve, tú puedes...
Logré ver la luz que daban los reflectores que se encontraban sobre los muros de la entrada. Traté de avanzar más rápido y en cuanto llegué al acceso principal caí rendido.
—¡Steve! —gritó Hayden que corría hacia mí.
—Está aquí... —dije entrecortado escupiendo sangre—. Malcolm está dentro, ve por ayuda.
—¡Ayuda! ¡Está adentro! —volteó Hayden gritando hacia los detectives que estaban acudiendo hacia mí.
—Necesito una ambulancia. ¡Rápido! —mandó uno de ellos—. No te esfuerces en hablar hijo, todo estará bien.
En el momento en el que dijo eso Danny salió del laberinto por otro de los accesos con los ojos cristalizados. Hayden dio un grito aterrador al ver lo que sostenía entre sus manos.
Cayó al suelo y Violet detrás se hincó. Caroline corrió hacía mí junto a Tessa.
—Steve... Dios mío, Dios mío —dijo Caroline apretando mi estómago al ver que ya no tenía fuerza—. Tranquilo. ¡Tessa! ¡Una ambulancia!
—Dijo que... esto no ha... acabado —cerré los ojos al decir la última palabra perdiendo noción de lo que estaba pasando.
Y llegamos a esta última parte del Laberinto, ¿les gustó?
Espero que haya sido así. Voten, comenten. Compartan con sus amigos estas historias para seguir creciendo.
Me alegra que continúen en esta aventura. Y les estoy infinitamente agradecido.
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