Narrado por Danny

—No puede ser —dije al ver la fotografía sobre el parabrisas.

Caroline la tomó y ambos leímos al mismo tiempo la frase que venía rayada detrás. Giramos nuestra vista tratando de encontrar a Violet, y al encontrarla Caroline fue quien fue tras ella.

La tomó del brazo para traerla hacia donde estaba. Una vez los tres juntos nos subimos al auto, los demás fueron detrás de nosotros.

—¿Qué vamos a hacer? —preguntó Violet.

—Ir con Fitzgerald y hacer que empiece un operativo de búsqueda tras ese maldito.

Llegamos a las oficinas rápidamente y bajamos corriendo del auto. Entramos a la sala y en seguida llamamos a Fitzgerald. Él salió de su oficina y únicamente dejó que nosotros tres avanzáramos entre el pasillo hacia una de las salas de interrogatorios.

—¿Qué sucede?

—Está aquí, en Stewartville —respondí nervioso.

—¿Quién?

—¡Malcolm! —exclamó Caroline tratando de contenerse—. Nos dejó un regalo en nuestros autos —sacó la fotografía de su bolsa y la colocó en la mesa.

Fitzgerald al ver la fotografía tomó su Walkie-Talkie y dio aviso de que cerrarán todas las entradas/salidas de Stewartville y comenzaran a inspeccionar todo.

—Tranquilos, encontraremos a ese hijo de puta.

—Tienen que hacerlo, por favor.

Nos mantuvieron retenidos en la sala por seguridad. Nos preguntábamos que harían con los demás, pero mientras siguieran dentro de las oficinas todo estaría bajo control.

Pasó el tiempo y esperamos a que nos dijeran algo, pero no había respuesta alguna. Comenzamos a aburrirnos hasta que abrieron la puerta, era Larry junto a Fitzgerald.

—¿Qué sucede? —pregunté levantándome de la silla.

—Toma asiento Danny —respondió Larry con todo de que traía malas noticias.

—Primero que nada quiero que se tranquilicen —esta vez fue Fitzgerald quien tomó la palabra.

—Buscamos en las cámaras de seguridad que están por el centro comercial y tenían razón, Malcolm estuvo en Stewartville. Están muchos oficiales buscándolo alrededor del suburbio, porque no es tonto para quedarse aquí adentro. La seguridad aumentará al doble a partir de hoy —hace una pausa esperando a que alguien diga algo, pero es inútil repetir las cosas que hemos dicho con anterioridad—. Y hay algo más, ¿Larry?

—Encontramos un lugar en donde Malcolm puede que haya estado. Y además hallamos ropa llena de sangre, tal parece que es de una joven.

—Natalie...

—¿Dónde? —preguntó Violet tomándome la mano.

—No está lejos de aquí e iremos a inspeccionar bien el lugar.

—Voy con ustedes —respondí sin dudarlo. Tenía que hacerlo, debía encontrar a Natalie.

—No puedo dejar que vayas, es arriesgado. No sabemos qué pueda pasar una vez que estemos ahí.

—Por favor, es mi prima quien probablemente sea la dueña de esa ropa. Y necesito encontrarla, necesito salvarla.

Ambos se miraron fijamente pensando en qué responder. Caroline y Violet trataban de hacerme entrar en razón, que si iba sería volver a exponerme como ya lo había hecho el otro día.

—Está bien, pero con la condición de que no te despegaras de nosotros, ¿entendido?

—Gracias, en verdad gracias.

—No lo hagas Danny...

—Caroline por favor. Entiende que es de Natalie de quién estamos hablando, su vida está en peligro y no permitiré que sea otra víctima de Malcolm.

—Danny... está bien.

—Necesito que me hagan un favor. Díganle a Dylan que estaré bien, que no se preocupe.

—No te preocupes, nosotras le diremos —respondió Violet dándome un abrazo—. Cuídate mucho, por favor.

—Es hora de irnos chico.

Volví a abrazarlas y salí de la sala detrás de Larry. Al cruzar la puerta trasera me volvió a preguntar si realmente estaba seguro de lo que iba a hacer y respondí que sí. Subí a su vehículo y comenzó el camino hacia ese lugar.

Durante el trayecto le conté sobre el lugar que había encontrado junto a Dylan, a lo que respondió que tenía que habérselo dicho desde antes, pero le dije que después de lo que sucedió anoche no lo había considerado inmediatamente.

Llegamos a nuestro destino y tal como lo pensé desde un inicio, estaba alejado de la civilización en un bosque. Bajé del auto, pero Larry me detuvo para darme un chaleco antibalas. Me lo puse y comencé a avanzar detrás de él.

—¿Cuál es la situación? —preguntó a los oficiales que estaban acordonando el lugar.

—Sin rastro alguno dentro de la casa. Parece como si solo hubiera sido una parada.

—Está muy cerca de Stewartville —lo dije en voz alta y todos voltearon a verme.

—Necesito la ropa que encontraron, tenemos una posible identidad de la dueña.

—Claro jefe.

—Cuando regrese el oficial quiero que mantengas la calma una vez que veas las prendas que encontramos, ¿puedes?

—Sí, está bien.

—Una vez que identifiques o no la ropa, comenzaremos a recorrer el alrededor de este lugar.

—Entendido —respondí cuando el policía ya estaba de regreso con nosotros.

—Aquí están —colocó en el suelo cada una de las prendas y en seguida reconocí la blusa. Sí era de Natalie.

—Sí, son de ella.

—Entendido. Es hora de avanzar.

Al decir esas palabras un escalofrío recorrió mi cuerpo. Tenía miedo de encontrar a Natalie muerta.

Avanzamos todos en diferentes direcciones. Fitzgerald se fue con un grupo hacia el norte, mientras nosotros fuimos hacia el sur. Cruzábamos el bosque con los ojos viendo hacia todas las direcciones, tratando de encontrar lo que fuera.

Metros más adelante encontré un rastro de sangre fresca en unas hierbas. Larry dijo que lo mejor era que regresara, pero me negué a hacerlo. Seguimos el rastro hasta que dimos con una choza en medio de la nada.

—Fitzgerald, ¿me copias? Encontramos una choza hacia nuestra dirección.

—Entendido Larry, vamos en seguida —sonó del Walkie-Talkie—. Quédate detrás de mí Danny.

Avanzó poco a poco y al llegar a la puerta la tiró de una patada. Entró rápidamente seguido de otros oficiales. Di unos cuantos pasos para intentar ver algo de lo que estaba pasando dentro, pero no se podía distinguir casi nada de lo que estaba sucediendo.

Larry salió con una expresión de desagrado.

—Hay un cuerpo de un joven dentro.

—¿Y algo sobre Natalie?

—Me temo que no Danny, lo siento. 

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