Capítulo 22: Padre e Hijo
Christopher había descubierto la verdad.
¿Cómo?
Su mamá había decidido contarle todo al respecto mientras estaban desayunando. Era una mañana tranquila, vacaciones y nada mejor que iniciar el día con un buen desayuno.
—Christopher tenemos que hablar —habló su madre mientras avanzaba hacia la alacena para sacar una taza y servir café.
—¿Qué sucede mamá?
—Hay algo que debo confesarte, algo con lo que he vivido todos estos años.
—Me estás asustando —respondió Christopher dejando su comida sobre la mesa.
—Todo este tiempo ha aprendido a ser una madre para ti, pero...
El silenció recorrió cada centímetro de la cocina. Christopher temía lo que iba a suceder en cuestión de segundos.
—No soy tu mamá biológica —soltó con los ojos cristalizados.
—¿Qué? ¿Qué estás diciendo?
—Hace dieciséis años metí papeles para poder adoptar y en seguida me llamaron para avisarme sobre un niño que necesitaba un hogar. Sin dudarlo respondí que me haría cargo de él, que me responsabilizaría de ti.
—Todo este tiempo he vivido una mentira...
—No... No días eso, yo te quiero como si te hubiera dado a luz. Te vi crecer, te cuidé, te protegí, eres mi hijo.
—¡Pero me mentiste!
—...
—¿Quiénes son mis padres? Debes saberlo.
—Sí, pero es mejor que no lo sepas. Por tu propio bien no debes saberlo.
—¡Dime! —gritó exasperado golpeando la mesa.
—Malcolm Stewart...
Christopher no supo que decir. Había escuchado la historia del Club de los Ocho, salía con una de las chicas. Su padre había intentado matarlos cuando recién nacieron, su padre era un asesino.
Se levantó del lugar y se fue sin pensarlo. Su madre le gritó que se quedara, que entendiera la situación, pero no lo hizo. No tenía nada que entender.
Después de dos largos meses decidió encarar la verdad, decidió visitar a Malcolm.
Había estado investigando en donde se encontraba encerrado, sabía que no debía contarle a nadie al respecto. Siempre sería su secreto y hasta no saber más no podría hablarlo.
Al llegar al Centro Poisson estaba sudando frío; los nervios lo estaban tragando por dentro, tenía miedo de lo que pudiera suceder. Ingresó y pidió información, le dijeron que había su aprobada su solicitud para hablar con Malcolm, pero tendría que ser bajo vigilancia. El asintió, lo acompañaron a la sala de espera en lo que procesaban al internado para la visita.
—Nadie lo había visitado antes, así que no sabemos cómo reaccionará.
—¿De verdad nadie?
—Conoce su historia, ¿no? —asiente y entiende el motivo principal—. Malcolm es una persona buena que sufrió muchísimo y todo lo desencadenó en los actos que cometió.
—¿Cree que sea buena idea verlo? —preguntó algo dudoso de continuar con su visita.
—Tanto para usted como para nosotros es algo nuevo y ver su reacción y comportamiento nos ayudaría.
Ya no supo qué responder, además de que una enfermera había atravesado la puerta y dado el aviso sobre que el paciente ya estaba listo. Christopher sintió como un escalofrío recorría su cuerpo, conocería a su padre. Lo vería cara a cara.
Atravesaron el pasillo y puertas hasta que llegaron a un área restringida y de uso para solo personal autorizado. La señorita abrió la puerta entre rejada y posteriormente la puerta de la sala en donde esperaba Malcolm.
—Manténgase a distancia considerable.
—Sí, gracias.
Entró y observó a Malcolm sentado con la vista agachada. Tomó asiento y esperó a que volteara a verlo. Malcolm no mostró señal de sorpresa al cruzar miradas, lo único que gesticulo fue su nombre...
—Donovan.
—¿Disculpe? Mi nombre no es ese.
—Claro que sí, es tu nombre de nacimiento. Tienes las facciones de tu madre, lo reconocí al instante.
—¿Mi madre? ¿Dónde está?
—...
—Bueno...
—¿Qué haces aquí? ¿Por qué viniste a este lugar?
—Me enteré que eres mi padre.
—Vaya.
—Y vine para saber de ti.
—Ja, ja. Ya sabes quién soy, un asesino.
—Pero me gustaría saber el porqué.
—Es una larga historia.
—Tenemos tiempo.
—No creo que quieras escuchar la historia de tu padre.
—Vamos, cuéntame.
—Todo se remonta a dieciséis años antes, cuando nacieron todos. Pero antes de llegar al clímax, debo hablarte de sus padres.
Todos éramos buenos amigos, convivíamos muy bien. Fue una coincidencia que las cinco parejas hayan quedado preñadas durante el mismo mes. Nos divertíamos, teníamos buenos momentos hasta que me enteré de que hablaban cosas de mí.
Yo estaba, bueno estoy consciente de que tengo problemas, pero nunca pensé que se volvería el foco de atención para todos. No pensé que tenía que lidiar con ese tipo de situación en el que las miradas de todos iban a estar sobre mí.
—¿Estás diciendo que te hirieron?
—Eran mis amigos, los consideraba las mejores personas. ¿No te has sentido así alguna vez?
—Desde que supe la verdad comencé a tener situaciones especiales, pero no se lo hice saber a nadie.
—¿Nadie sabe que somos familia?
—No, nadie sabe.
—Bueno, sígamos...
Al inicio no quise darle importancia, pero se volvió tan notorio que exploté de una manera descontrolada.
—Quisiste matarlos.
—No fue espontáneo, lo pensé detalladamente.
Al inicio tenía miedo de llevar a cabo mis planes, porque ¿quién se visualiza matando a alguien? Suena fácil de hacer, pero ya el estar en la escena es completamente diferente.
Mi primer víctima fue una chica que comenzó los rumores de que hablaba solo en los pasillos y, era verdad, solo que no tenía derecho de comenzar a hablar de ello.
Un día me enteré que tendría su casa sola, así que ahí tomé mi oportunidad de darle un susto aunque sea, pero no fue así.
Esa noche llegué a su casa y entré por una ventana que había dejado entreabierta. Caminé sigilosamente por la sala hasta que ubiqué las escaleras. Escuché risas proviniendo de arriba, así que decidí subir. Llegué hasta el pasillo de arriba y la puerta de su habitación estaba abierta. Avancé más y al asomarme la vi acostada boca abajo hablando por teléfono. Era mi oportunidad perfecta, así que entré.
Estaba tan entretenida hablando con alguien que no sintió el momento en el que me coloqué encima de ella y con un cuchillo que llevaba corté su cuello.
El rostro de Christopher optó una expresión de sorpresa, pero a la vez sus ojos decían que había disfrutado del relato.
Continuaron hablando hasta que el tiempo de visita terminó.
—Me alegra haberte conocido —dijo Christopher estrechándole la mano a Malcolm. Él la recibió de buena manera y la apretó.
—A mí igual hijo.
—Padre e hijo, reencontrándose.
—Padre e hijo...
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¡Hola Marcadooooooos!
Aquí el nuevo capítulo de esta historia. :D
Espero les haya gustado, comenten y voten. Sigan compartiendo con sus amigos para que sigamos creciendo. :D
Como se los mencioné, la historia cubre cierto número de capítulos por día. Ahora voy a empezar lo que es el día miércoles, el cuál estará formado de doce capítulos, y donde destacarán cuatro en especial que formarán la parte del Laberinto en donde van a concursar todos nuestros personajes, pero habrá ciertas sorpresas dentro de ese laberinto.
¿Preparados? :D
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