CAPÍTULO 15
Una llamada entrante interrumpió el dolor silencioso de Agust y antes de atender la llamada, contempló el número: Privado. Resentido por el dolor, él contestó. Cabía la posibilidad de que fuera el mecánico para disculparse por el mensaje. No fue así... Una respiración agitada comiéndole el oído, fue lo único audible en la línea.
—¿Quién eres?
No existió respuesta, excepto una risa tétrica que dañó su alma y la llenó de rabia. El colmo fue, que han cortado en segundos, dejando a Agust desconcertado y aún más furioso, casi olvidándose del agudo calvario de la golpiza. Jamás le habían dado una cuando vivía en América, él era quién los propinaba cuando necesitaba defenderse. Lo tomaron desprevenido en esta ocasión. Pensar en su hermana Sunny o en Lisa, haciéndole un sin fin de cuestionarios, iba agotarlo mentalmente. Será mucho peor desde el accidente del choque.
El autobús que se acercó a la parada, frenó y esto rompió su trance. ¿Era buena idea tomar el autobús? Lo reflexionó y seguidamente, decidió frenar un taxi que pasaba por detrás de otro automóvil.
Dijo la dirección. El taxista lo contempló con preocupación, iba a hablar cuando Agust lo fulminó de tal forma que no hizo preguntas.
[ . . . ]
Sunny contempló el perfil de Nam Joon, pidiendo y reclamando en pensamientos que la siguiera. Era exasperante que ese chico ni se dignara a abrir una conversación por privado. ¿Estaba por lo menos resentido por echarla? ¿Por ella dejarlo? No quería arrastrarse pero juró ayudarlo y aquellas no eran maneras de hacerlo. Lo empeoraba. Suspiró.
Debería al menos concentrarse en sus deberes, en los exámenes que se acercaban, sin embargo, su concentración fue mínima al descubrir que en sus notificaciones tenía un nuevo seguidor. Se entusiasmó, no solían llegarle nuevos seguidores a su perfil por sí mismos, sino que ella debía manejar la cuenta para que descubran su perfil.
Parpadeó al leer que era SevenLies. Nam Joon fue quien le habló de esta cuenta, provocándole de alguna forma, emociones encontradas.
¿Él le habrá hablado de ella?
Su mandíbula se le cayó al revisar que en la cuenta de este usuario, tenía al menos bastantes —mejor dicho—, fieles lectores a su disposición. ¡Sus obras poseían números cuantiosos de vistas y votos! Las portadas eran inclusive atractivas.
@SevenLies
¡Hola! Muchas gracias por seguirme :)
Aquél mensaje le sorpendió, por no decir que la confundió. Su ingenuidad no le ha permitido razonar las altas probabilidades de peligro.
@Sunflower
¡No, no! Gracias a ti... Aunque, no lo entiendo, ¿por qué me has seguido? Mi perfil no destaca ni tampoco he leído o votado tus novelas. ¡Sin ofender!
@SevenLies
Tienes a HoyaSmile entre tus seguidores, por eso sentí curiosidad y acabé siguiéndote ;)
@Sunflower
Oh, sí... Es un amigo mío. Eh, ¿gracias? Me siento un poco honrada.
@SevenLies
Leí que eres americana, pero escribes muy bien en coreano. ¡Íncreible!
@Sunflower
Muchas gracias, ¡eres muy amable! Sí, mi padre es coreano, de él aprendí.
@SevenLies
¿También te gustan Behind The Scene? Tu lista de lectura tiene muchos fanfics de ellos.
@Sunflower
¡Sí! Los AMO. Aunque últimamente me siento mala fan. Veo todos los días sus carteles por la ciudad... y no he tenido oportunidad de comprar NADA o ver el comeback, ugh. ¡Es culpa de los estudios! AAAAAaaaaaah. ¡Fracasé, fracasé, frACASÉ! Ahgsgagshshshshs.
En esos instantes, SevenLies adviertió un mensaje de Nam Joon.
@LimitedEditionRM
¿Has seguido a Sunflower?
SevenLies sonrió. Imaginó que Nam Joon tuvo que tomar bastante coraje para formularle aquella pregunta, mezclando timidez y tal vez, gotas de celos. Sabía además, que el muchacho habría mirado su actividad más reciente. Inclusive su expresión a través de la pequeña cámara web, lo expuso completamente.
@SevenLies
Estoy hablando con ella ahora. ¡Me cayó muy bien! (: ¿Por qué? ¿La conoces?
Aguardó por una respuesta suya después de semejante provocación y repiqueteó sus dedos sobre el teclado. Una risa infantil produjo pues, Nam Joon aún no había tomado valor siquiera de seguirla.
@LimitedEditionRM
¿Eres hombre o mujer?
@SevenLies
¿A qué viene eso de nuevo, RM? Y no ignores mi pregunta (╥u╥)
@EditionLimitedRM
Por nada en específico. No la conozco, sé que es amiga de mi amigo.
—¡Mentira! —canturreó SevenLies con diversión—. ¡Vamos!... Sé que sientes impotencia, bebé. Tampoco puedes enojarte conmigo por seguirla. ¡Me admiras, querido!
[ . . . ]
Ho Seok observaba las noticias junto a su madre. Ella en realidad se encontraba ausente de sí, contemplando un punto fijo. Sus manos se mantenían ocupadas en unas prendas que había estado doblando y desdoblando, hasta que la voz del presentador captó su débil atención.
«Últimas noticias: El joven Park Jin Young después de exhaustivas búsquedas, ha reaparecido. Tras ser llevado a interrogatorio, negó haber sido secuestrado. Nunca hubo culpables ni crimen, mientras que su familia se alegra por su regreso»
Era sabido que padecía de depresión. No era sorpresa pero, ¿por qué sumarlo con tendencias homicidas? ¿Y por qué intentó apuñalarlo justamente a él? Haber observado a su padre hablar consigo mismo durante las noches cuando resolvía ciertos casos, logró que se le contagiara el poder deductivo.
Cuestionarse era importante.
Lo que lo llevó a pensar en que: Park Jin Young quizás mintió. No obstante, no encajaban muy bien las piezas. ¿Por qué su captor lo soltaría y no lo mató? Revolvió su melena cobriza al absorberse en sus pensamientos, y observó a su madre pegada al televisor.
—Mamá, voy a salir —le dijo lo suficientemente alto.
—De acuerdo, no llegues tarde para la cena.
Ella ni siquiera lo miró.
—Mamá, no olvides el medicamento... —advirtió, frunciendo—. ¿Está bien? Volveré en unas horas.
Se preocupaba demasiado por ella, incluso sentía lástima y pena al verla convertirse en una muñeca sin pensamientos. Excepto por sus momentos depresivos que en más de una ocasión, la hicieron querer matarse. Otra razón para proteger a Park Jin Young, no iba a delatarlo pero, iba a querer respuestas.
—No lo olvidaré.
—¡Mamá! —insistió nuevamente—. Prométemelo.
—Lo prometo, hijo. —Ella volteó y sonrió agotada.
Él subió su auto, colocándose el cinturón de seguridad y partió rumbo a la casa de Jin Young. Las las redes hablaban del tema de «el chico suicida que escapó», por lo que su información privada ya se regó en todas partes.
Al llegar, habían reporteros y camarográfos aguardando como coyotes hambrientos. Ho Seok no salió del vehículo, porque si alguno de ellos lo viera, no dudarían en asaltarlo con una lluvia de preguntas. Golpeó el volante al sentirse impotente con la situación, entonces dio marcha atrás. Inesperadamente, un auto se interpuso en su camino, bloqueándole el paso y rozando la retaguardia de su coche.
—¡Carajo! —Exclamó, bajándose apresuradamente a mirar si el leve choque, no magulló la chapa.
—Bien, no parece grave... —murmuró la otra persona a sus espaldas—. Lamento mucho esto, fue mi culpa. Me encargaré de pagarle los daños.
—No te discul... —Al levantar su vista, pestañeó el doble. No podía creer a quien estaba mirando—. ¿Mei? ¿Eres tú?
¡Era su ex novia, Mei Wu!
—¿Ho Seok? ¡Cuanto tiempo ha pasado!
Mei y él terminaron cuando ella viajaría a China con su familia. Abandonó su vida en Corea, donde seguramente sus padres la casarían con algún pretendiente de mejor situación económica. Ella le rompió el corazón luego de un dulce noviazgo de tres años en la secundaria. Ninguno lo deseó pero fue inevitable debido a las distancias y las diferencias entre sua familias. Han pasado años, por lo que la sorpresa era una combinación agridulce.
—¿Cómo estás, Mei? ¿Por qué estás aquí? —Preguntó incómodo.
—Vine a Seúl hace un mes... —respondió, evitando mostrar tristeza—. Soy periodista ahora, estoy aquí por la noticia de Park Jin Young.
—¿Hace un mes? Vaya, que manera extraña de reencontrarnos -admitió rascándose la cabeza, evocando una tímida sonrisa.
—Sí... Muy extraño —murmuró, puesto que a último momento ella recibió un mensaje de la ubicación real del joven Jin Young. Texto que no ignorará, esa era una oportunidad para ascender.
—¿Qué te ha hecho volver, Mei? —Cuestionó él.
Ella rió con ternura.
—Te lo contaré si algún día me invitas a beber -guiñó encantadora, provocando a Ho Seok un sutil sonrojo.
—Lo haré. ¿Cambiaste tu número?
—Sí —y de su cartera, Mei sacó una pequeña tarjeta de presentación, entregándosela al joven.
Mei no era simplemente bonita, incluso llamarla hermosa quedaba muy corto. Sus generosos atributos resaltaban debido a una buena pubertad, siendo así que su físico era diferente de las coreanas y las chinas promedio. Su maquillaje no era excesivo, acentuaba su pulcra sonrisa y su mirada felina. Sus ojos eran de un extraño color oliva, inolvidables, misteriosos... Con una cabellera suelta y desparramada, brindándole un aire adulto.
Para él siempre fue perfecta
—Me iré yendo, Ho Seok. Fue lindo verte... No olvides llamarme, ¿de acuerdo? —le dijo subiéndose a su auto.
Él guardó la tarjeta en su bolsillo. Le pareció tan corta la charla, que deseó que durase un momento más pero, Mei ya estaba calentando el motor. La imagen de los periodistas sin dispersarse, hizo que se apenara por los padres de Jin Young.
[ . . . ]
Lisa fue acompañada por Tae Hyung hasta su casa. Charlaron en la cafetería temas serios, no obstante, durante el camino fue una conversación relajada. Principalmente un cuestionario de vida porque Lisa no paró de hacerle preguntas a su medio hermano. Casi siendo una competencia de quien era más charlatán.
—¡¿En serio has comprado varios restaurantes?! —exclamó a los cuatro vientos.
Las personas no evitaron girar a mirarla con extrañeza. A él le divertía las sinceras expresiones de Lisa, era igual a una niña fácilmente impresionable. Entre los círculos con los que le tocaba juntarse, no sucedía puesto que el lujo era algo ya casual.
—Sí, también una tienda de ropa. He estudiado administración de empresas y aunque mi madre me brindó dinero para invertir, poco a poco he adquirido experiencia como empresario.
—¡Y eres tan joven! —Volvió a vociferar, aún más impresionada—. Yo estudio música, me gusta componer letras, partituras y producir. No parece la gran cosa pero los que están detrás de la voz también son importantes. ¿No lo crees?
—Por supuesto —sonrió animándola—. ¿Vas a desear trabajar para una empresa en especial?
—Aún no lo sé —balbuceó ella apenada—. Algunos artistas escriben sus propias letras, supongo que será díficil encontrar trabajo entre tantos genios.
—No te desanimes, Lisa. Dicen que nacen genios cada cien años —afirmó Tae Hyung, y se aproximó con la mirada seria—. Tal vez seas uno de ellos.
Lisa rió brevemente.
—¿Qué? ¿Genia? Sí, sí... También soy descendiente de Mozart. ¡No digas tonterías!
—Alimento tu ego. Si no lo haces tú, lo haré yo.
Los dos se aproximaron a la fachada de la residencia Jeon, pero un Agust desaliñado que salía de taxi, con expresión de dolor, hizo que el ambiente se distorsionara.
—¿Agust? ¿Qué pasó? —Ella fue la primera en socorrerlo, colocando su brazo su hombro.
Él no respondió, simplemente apartó la mirada, ocultándole su sensación de haber sido humillado.
—¡Amorcito, por favor!
—¿Amorcito? —murmuró Tae Hyung, evitando reír por el apodo que le hizo recordar a Harley Quinn. Y no había que ser astuto, ellos eran una pareja—. Tu amorcito parece un gatito callejero, Lisa... Miau.
—¡No! —rugió Agust, apartándola aún poseído por el dolor—. Déjame. Puedo ir solo, Lisa.
—¡No seas terco, cariño! —gritó de regreso, luchando con él para arrastrarlo al interior de su casa.
—¡No me llames cariño! ¡No estamos casados! —refunfuñó alborotado. A él no le agradaba que Lisa fuese afectuosa en público, lo avergonzaba.
—¡A ti te encanta! Así que deja de quejarte —reprochó Lisa, obligándolo a aferrarse a ella junto a su sonrisa coqueta.
—Esto es mejor que los dramas que ve mi madre —musitó Tae Hyung para sí, quieto ante el bullicio de aquellos dos—. Adiós, chicos, los dejo.
—Adiós, Tae Hyung. Nos vemos.
Lisa metió a Agust a su casa sin mirar a Tae Hyung alejarase, arrastrando a su novio para curar sus heridas. Él no quería, ¿qué les iba a contar entonces? ¿Qué un extraño lo golpeó y no le robó nada? Era poco creíble.
—¡Oh! ¿Pero qué le pasó? —Su abuelo fue el primero en impresionarse por sus moretones.
—Será mejor llamar a un médico —dijo Lisa—. ¿Quién te golpeó, Agust?
—No es importante, Lisa... Estoy perfecto —masculló él.
No lo estaba. Le dolía al inhalar y exhalar. Se veía horrible.
—¡Dime quien mierda te golpeó, idiota! —Su grito exasperado sorpendió tanto a Agust como a su abuelo.
De la nada emergió el pequeño hijo de Eiko, él lloró al ver a Agust. No por su presencia, sino porque automáticamente recordó a su madre en una situación similar. Una mente inocente como la suya no comprendía la situación pero, si entendió que sucedió algo malo.
—¡Ah! ¿Por qué este lindo niño está llorando, uh? ¡Ay, ay, ay! Los niños que lloran no pueden comer pastel. —El señor Jeon se ocupó del niño, tomándole de la mano y llevándolo a la cocina
—Por favor, Agust, cuéntame que pasó. —Un pequeño brote de lágrimas estaban contenidas en los ojos de Lisa, le lastimaba más a ella que a él verlo en esas fatales condiciones.
—Ugh, está bien...
Él no podía combatir contra aquella mirada y añadió a la conversación:
—Promete que no se lo contarás a mi hermana. No quiero que se preocupe por mí —alegó, mordiéndose el labio al ver la expresión de Lisa siendo seria
—Te lo prometo, mi amor. —Ella respondió, también con un puchero adorable, tomando su mano para colocarla sobre su propia mejilla.
—¿Mi amor? Para ya con eso... Dios, deja de ser tan tierna —bufó evitando una risa para después adoptar un rostro serio—. No he visto su rostro, fui golpeado sin una aparente razón.
—¿Seguro qué no has visto nada? ¿No recuerdas mínimo que llevaba puesto?
—Vino de sorpresa, pasó muy rápido... No te preocupes, estaré bien —murmuró, consolado por los mimos de su novia.
—No estás bien —negó ella con la cabeza—. Y sí... ¿Y sí es el mismo sujeto qué nos accidentó? No hemos tenido noticias del detective, seguramente no lo ha podido atrapar. ¡Debe ser él! Agust, ¡es él!
—Lisa, mírame. —Pidió él tomándola del rostro, arrunándola para que no desespere—. No pienses en ello, ¿sí? Te envenarás si ocupas tus pensamientos en esas cosas... —acercó sus labios sobre su frente, brindándole un beso casto y luego envolverla en un abrazo que, valió la pena aun ante sus heridas.
—Tengo miedo —susurró Lisa acomodándose—. No quiero que sigan haciéndote daño.
—¿Lisa?
—¿Sí, Suga?
—No, nada.
Por un momento, las palabras de su novia, le parecieron extrañas. Tal como si en un futuro, el extraño que lo atacó, no fuera a detenerse.
Y en el momento menos esperado, entró Jung Kook a zancadas. Agust reaccionó apartando a Lisa, deshaciendo el amoroso abrazo. Carraspeó. Jung Kook solamente echó un par de risas.
—¿Qué diablos te pasó Agust? —susurró—. ¿Mi hermana se puso un poco salvaje? Es de familia, tranquilo.
—¡Jung Kook! —reprochó su hermana, enrojeciendo. Sí, era de familia hablar abiertamente de apetito sexual.
—No te hagas la santa, hermana. Los dos sabemos que has perdido la virginidad primero que yo.
—¡Agh! —Exasperada, ella le lanzo un cojín.
—¿Es cierto eso, Lisa? —preguntaría Agust, casi sin aire. Su expresión era neutra, entornando los ojos al no haberlo predecido.
—Sí —afirmó temerosa—. ¿No te molesta, cierto?
—Wow —balbuceó—. Creo que... Necesito irme.
—¡Cariño! ¡No! ¡Por favor! ¡Es del pasado! Sé que no puedo ser virgen otra vez, ¡pero podemos imaginar que sí! —reclamó, enganchándose a su brazo, impidiéndole levantarse del sofá.
—Quiero ducharme, Lisa. Y aquí no es un sitio seguro... —moduló su voz con dificultad.
Sabe que Lisa jamás fue completamente pura, por eso no le molestaba, de hecho, la hacía atractiva. La deseaba el doble. Por lo tanto, la idea de que ella entrara descaradamente a bañarse con él, era una fantasía que le debilitó las piernas.
—Comprendo lo que dices. No hay mucha privacidad —habló Jung Kook de manera mordaz.
—No sean así... ¡Yo no muerdo! —expresó eufórica—. Tú, mi amorcito, puedes quedarte esta noche. Recuerda que no deseabas enfrentarte a tu hermana y tu padre en esas pintas. Jung Kook te cederá su cama, porque es el mejor hermano y no se discute.
El nombrado replicó:
—No puedo enojarme con esa lógica.
Agust entrecerró los ojos y asintió.
—Bien... —Él temió que sus propios sueños eróticos lo consumieran. Maldita Lisa.
En tanto, la presencia de Eiko al pasar frente a ellos, es como si llevara plomo en sus pies y la siguiera un sombra lúgubre. Jung Kook fue el primero en acercarse a ella. Se la veía pérdida, abrumada, así que no evitó preguntarle:
—¿Estás bien? ¿Pasó algo malo en tu nuevo empleo, Eiko?
—Es... Yo... —tragó nerviosa—. Mi esposo, él...
—¿Qué?
Inhaló antes de decir:
—Está muerto.
NOTAS DE AUTORA:
Hello, hello, Amethysts... ( o u o)/
Perdón por lo de hoy, se me había ido el dedo mientras escribía el capítulo. ¡Al fin! (?) Estoy emocionada con este, porque ya habrán leído al nuevo personaje...
Mei Wu tuvo una presencia corta pero lo bueno se hace eaperar (?) Okno.
—¡Noooo! Mi ship Alex x Ho Seok. ¿Estás demente? ¡Loca! ¡Te odio!
Un poco quizás. Pero no me gusta ser predecible ni seguir la corriente. Duh. Quiero que hayan muchas, muchas dudas.
—Oye, ¡que te pasa! ¡¿Y dónde está Jin, perra?! Lo exijo. ¡No seas como BigHit!
Ay, ay... A su debido tiempo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro