CAPÍTULO 10
Echarlos a todos fue un alivio para Nam Joon. La necesidad de ingerir una pastilla para reducir la ansiedad, atacó su sistema nervioso. Actuó en automático: Llenó un vaso con agua y tragó abundante una vez llevarse la píldora a la boca. El sabor horrible de esta fue a lo que se acostumbró, ya no diferenciaba su gusto. Podía imaginarlo como un caramelo amargo.
Vagó en círculos por la sala. Por primera vez en mucho tiempo, la soledad parecía extraña, rídicula e hizo que se cuestionare su problema con las relaciones humanas. ¿Por qué alejaba a quienes intentaban acercarse a él? ¿Cuál era el verdadero miedo? Una pregunta simple fue complicada de responder pero, en su interior su percepción sobre la vida todavía era nihilista. Despreciaba las ataduras sociales, la creencia de las normas impuestas y sobre todo, que hayan intentado convencerlo con unos valores que él se ha desprendido.
Los coreanos, fuera en tiempos modernos o antiguos, escandalizarían si pudieran escuchar sus pensamientos. Lo tacharían de anti-tradicional o poco patriota por su ideología punk o tal vez, una filosofía revolucionaria para un joven que temía enfrentarse a sus propios miedos.
Irónico.
Cerró las cortinas, encerrándose en su habitación nuevamente. Pensaba absorto en Sunny. El perfume que trajo consigo se adhirió entre sus memorias olfativas, lo embriagó, volviéndolo un pequeño desamparado que ahora extrañaba la figura de un amor platónico.
Deseó negar aquellos florecientes sentimientos, luchar, desintegrarlos... ¡Era tan necio y humano! Obsesivo y dañino. ¿De verdad tenía que ser así? Acarició su labio con sus dedos, una manía al reflexionar, causándole unas ligeras cosquillas en la zona mientras buscó su perfil en Wattpad.
El colorido y las frases inspiracionales —de sus canciones favoritas— que encontró en su biografía, la representaban. Era ella. Husmeó en su lista de lectura, donde encontró escasos fanfics de Behind The Scene. Adivinó que era su grupo favorito, aunque no conocía mucho por no querer estar al corriente de ese tipo de música.
Él era más clásico. Variaba sus listas de música con grandes compositores de época, que más de una vez lo acompañaron en sus inmsonios. Cuando estaba más motivado, lo acompañaban artistas del género rock en sus épocas doradas.
Cuando refrescó la página, se dio cuenta que tenía una notificación en su mensajería privada.
Era Uryyb, quien escribió hace diez minutos. Esto provocó que se planteara: ¿Ha estado mirando el perfil de Sunny desde hace diez minutos?
Aparentemente sí. El tiempo le pareció un segundo, la realidad era diferente y limitada. No era eterna, por eso entendió que su juventud era efímera y la adultez, llegará de manera inevitable.
En Corea, envejecían rápido por el incremento de edad después de año nuevo.
Leyó su comentario, así que respondió rápidamente. Al menos aquella persona le sacó una tímida sonrisa, algo que Uryyb vislumbró en su pantalla. Lo estaban observando desde hace una hora y era ignorante de ello.
@LimitedEditionRM
Gracias por avisar que cambiarás el nombre de tu usuario. ¿Se debe a algo en particular?
@urybb
No exactamente. Es algo que llevo pensando hace bastante tiempo. Quiero darle un significado profundo, este lo hice sin mucha filosofía. ¿Qué opinas?
@LimitedEditionRM
¡Me parece genial!
@uryyb
Gracias :)
Segundos después, uryyb vuelve a escribirle.
@SevenLies
¿Y bien? ¿Qué te parece mi nuevo nombre?
@LimitedEditionRM
Que aún no me dice mucho de ti... ¡Y está genial! ¿Qué significado tiene? Ah, ¿cuándo vas a actualizar el capítulo?
@SevenLies
Jejeje... ;) Actualizaré esta noche. Me alegra que te esté atrapando la historia, pero terminará muy pronto para poder empezar una nueva. Sobre mi nuevo nombre...
@LimitedEditionRM
¿Tan corto?... ¡Y vamos! Dime que significa.
@SevenLies
Siete mentiras en inglés, of course!
@LimitedEditionRM
¡Ja ja! Muy gracioso... ¿Al menos vas a contarme algo de tu nueva novela?
Pasaron un buen rato charlando, opinando sobre libros físicos y autores renombrados, de las cuales, la gran mayoría les gustaban a ambos. Nam Joon se abrió completamente a un desconocido —o desconocida—, estaba cómodo puesto que encontró puntos en común. Le agradaba sin cuestionarse demasiado aunque, temió ser juzgado si contaba su problema. Avisó que iría a prepararse un café, así que no tardó mucho en salir de su dormitorio.
[ . . . ]
Desde el otro lado, la persona en cuestión: Sacó pantallazos de un Nam Joon sonriente, pasándose el dedo sobre su labio inferior, preocupado, con el ceño fruncido, mirando hacia la ventana de manera distraída y su cuerpo entero en diferentes posturas. Las guardó entre otras miles de fotografías, en una carpeta que llamó: Mi presa. También tenía sobre Sunny y él, un mero recordatorio de sus planes. Una sonrisa colmada y vil nació en su boca, buscando entre sus contactos un número en específico.
[ . . . ]
—Entonces...
A Sun el silencio dentro del auto en movimiento —por culpa de Lisa, necesitaba de las charlas—, le resultó incómodo, así que, fue la primera en romper el hielo.
—¿Por qué Nam Joon sufre de agura... agofobia?
—Agorafobia —corrigió Alex—. Empezó a padecerlo a sus quince. Salir para él era un infierno, se atormentaba al caminar por las calles, volviéndose suceptible a crisis nerviosas... Tampoco ayudó que mis padres no les importara su estado psicológico, los suyos murieron. Era sólo un niño.
El relato la dejó conmocionada. Comprendió enseguida porque era tan reacio, indispuesto a tratar con personas. Aún más cuando han invadido su casa de esa manera. La vergüenza se adueñó de su mente.
—Sus padres murieron.
No quiso interrumpirle, pero no evitó realizar un comentario en voz baja debido su consternación. Sus ojos se ampliaron, apartó su mirada y deseó no haberlo sabido nunca por su primo. Sino por él. Que él se abriera a ella y no tuviera que indagar por terceros. Eso estaba mal, era intrusivo.
—Los asesinaron frente a él.
Un nuevo golpe soltó Alex. Su respiración se ahogó, su pecho se comprimió tanto que tuvo que abrir la ventanilla para recoger el aire de afuera. Tomó bocanadas.
—Quedó devastado —siguió Alex, con una mirada afligida—. Por las noches padecía de pesadillas nocturnas, era un horror. Mi madre nunca le cambió las sábanas cuando terminaba empapado de sudor o de su propio pis por el miedo. No lo consoló ni una vez.
—Eso es horrible. Si así me siento sabiéndolo, no quiero imaginar lo que tuvo que pasar él.
Cubrió su boca para no sollozar, entonces apoyó su cabeza en la ventanilla, envuelta en tristeza. No iba a cuestionar nuevamente, ya sabía cosas que no le correspondía haberse enterado antes.
Los autos estacionaron frente a la fachada de las residencias, deslumbrándose en el cielo un atardecer cobrizo. Eran vecinos, no entendía porque hubo tanta complicación para traerlos no obstante, Sunny no deseó que Alex se sintiera desplazado por culpa de Ho Seok. Esa tensión tediosa, provocaba que los presentes perdieran la paciencia así que, evitó mencionar el nombre del muchacho para no alterar a Alex y no alterarse a ella misma. Mejor prevenir un accidente.
Lisa fue llamada por Agust, este únicamente se despidió pero su nombre en el aire era suficiente para hacerla caer en una boba y dulce sonrisa, además de ser la primera vez que seguía a un chico tan de cerca. Ho Seok despidió a sus amigos, calentando el motor mientras observaba a lo lejos a Alex y Sunny charlar animosamente. Negó.
Entonces se colmó de un real sentimiento de odio apasionado, sintiéndolo tan cerca que ella misma se tensó. Él salió del auto como si tuviera un cohete en los pantalones, proyectado hacia Alex para tomarlo del brazo y arrastrarlo con él. Tuvo que comprimir la sorpresa.
—Ya has tenido suficiente parloteo con mi amiga —resaltó digustado.
Sunny notó que él era muy expresivo al reflejar su hostilidad. ¿Qué diablos? Era la primera vez que lo veía de esa manera, tan ofuscado y fuera de sí. ¡Hoy era la primera vez para todos! Sus instintos reaccionaban de manera voraz, no estaba preparada para conocer la respuesta del porqué, simplemente necesitaba que él se calmara. Además que él lo dijo todo en aquella acción: Te odio. Alex no quedó atrás al forcejear, buscando librarse.
¡Era un abusivo! Ejercía su violencia, sin ningún motivo sensato.
—¿Qué mierda tienes en la cabeza, Ho Seok?
—No seduzcas a Sunny, ¿de acuerdo? —ordenó amenazante.
Su acercamiento perturbó el espacio personal de Alex. No supo cual salida escoger para aplacar la situación, la asfixiaba y entristrecía no poder interferir. MIentras que estaba segura que Alex debía de sentirse totalmente insultado, aunque ella sabía que la mitad del problema era su culpa. Y pareciera que Alex no evitó soltar una carcajada cargada de burla, totalmente ofuscada también.
—¿Hablas en serio? ¿Estás celoso acaso? Me impresionas.
—¿Qué?
—Sunny no me interesa. Eres un tarado —chilló, abandonándolo en la acera e irse rápidamente a su vehículo dejándolo a ambos un poco trastocados.
Agust entró a su casa sin mirar atrás, Lisa se despidió, a punto de que su brazo se le dislocara de tanto agitarlo; Sunny en cambio, empujó a Lisa, deseando hablar con ella a solas.
—¿Y bien? ¿Vas a contarme qué pasó en el hospital o vas a guardártelo para ti sola? —Alzó las cejas, sabiendo que Lisa jamás sería capaz de mantener la boca cerrada por mucho tiempo.
—Él... —Tocó sus labios al rememorarlo—. Me besó...
—Oh my God! —exclamó, sacudiéndola por los hombros y saltando como una inquieta liebre.
Sin embargo, la figura de un hombre parado en la casa de Sunny, las sacó del trance. Las dos se acercaron a él. Su seriedad y atractivo le sobraban. ¿Por qué un hombre de su porte trabajaría para la ley? ¡Si perfectamente podría pasar por modelo! Las dos se codearon entre sí, sin saber reaccionar.
—Buenas tardes, disculpen las molestias, señoritas. ¿Esta es la residencia de los Min? —preguntó, su voz acarició sus oídos y rieron como unas niñas traviesas—. Soy el detective Choi Si Won.
—¿Un detective? —murmuró Sunny—. ¿Está aquí por el accidente de mi hermano?
—Así es. Visité el hospital pero ya les habían dado el alta. —Y se dirigió a Lisa—. ¿Usted es Jeon Lisa, cierto? Quisiera también realizarle unas preguntas puntuales.
—Sí, por supuesto —balbuceó ella—. Ya les había dicho a los policías que sinceramente no recuerdo nada. Pasó todo muy rápido.
—No se preocupe, señorita. Mi pregunta es: ¿Puede suponer qué su accidente puede estar relacionado con alguien qué la odie a usted o Min Agust? —interrogó el detective Choi.
Ella lo meditó. Su rostro se afligió repentinamente y negó secamente. Era la primera vez que se mostraba apática, reacia ante un tema. Quizás, pensó Sun, que se debía a que aún se culpaba por haber distraído a Agust del volante.
—Detective Choi —dijo Sun—, sabrá que somos nuevos en el vecindario. No creo que mi hermano tuviera problemas con alguien tan pronto. ¿A qué se debe su hipótesis?
—En el video se ve claramente que el auto se lanza directo hacia ellos. Estrella intencionalmente —respondió Si Won con franqueza—. En estos momentos están analizando las imagénes para identificar el rostro del conductor. Los llamaremos a testificar si los resultados son satisfactorios.
—Gracias por informarnos, señor detective.
El detective Choi se retiró dejando una reverencia formal que fue devuelto por ambas. Ellas, reflexivas, se miraron. Sun, ante la complejidad del asunto, suspiró rindiéndose.
—No lo entiendo, no sé que porque un loquito chocaría. Ni siquiera sirvo para las teorías de los videos de Behind The Scene.
—Yo tampoco, Sun —opinó Lisa con una expresión hiératica.
—¿Estás bien, Lisa? Uy, está comenzando a hacer frío. ¿Entramos?
[ . . . ]
El joven que estaba encerrado escuchó en la distancia un chirrido metálico. Era la puerta abriéndose. Sus párpados se sentían pesados, la sequedad en sus labios no pudieron ayudarlo a emitir una pregunta, su garganta se sentía arenosa y agria.
No había sido golpeado, sin embargo, sentía sus huesos cansados y su espíritu amputado. En sus tobillos, tenía unos grilletes que lo marcaban. Era un cautivo en la oscura habitación. Las luces artificiales eran aniquiladoras para su visión, mientras que el extraño gas en el aire, filtrado por un conducto en las paredea lo adormecía, causándole que sus ganas de huir se debilitaran por segundo.
¿Cuántos días ha estado allí? ¿Alguien lo buscaba? ¿Alguien aún creerán qué huyó de su hogar y se suicidó? Imposible, no hay cuerpo. La idea de matarse era más atractiva que el cautiverio ya que, estar allí, le otorgaba un título de mascota. Un objeto para una mente villanesca.
—Pronto saldrás de aquí, Park Jin Young —aseguró aquella voz.
Al entrar, antes selló por instantes el gas somnífero. Su mano acarició la cabeza del muchacho, y este por inercia, se acomodó para recibir más tacto. La falta de comunicación lo mataba por dentro, lo convertía en un zombie.
—Ag... Agua... Por favor, agua.
Chistaron. Una pajilla se posó sobre sus labios, dándole de beber por tres segundos.
—Escucháme —le dio un par de palmaditas en su mejilla—. Alguien va a relevarte y ocupará tu lugar. Serás libre, te lo prometo.
Una risita inocente llenó el cuartucho.
—Pero no dejarás de ser patético, ¿eh? ¡Alargar tu vida es lo que realmente te está haciendo sufrir, cariño! Has perdido el encanto para mí, así sí, te prometo que la muerte es lo que te hará más libre que nunca... Game over para ti.
La presencia se alejó del pobre chico.
—Pero quiero que me ayudes a escoger una cosa. ¿Qué color te gusta más? —Su sonrisa era torcida, mientras en sus manos enseñaba tres sobres de diferentes colores—. ¿Rojo, amarillo o blanco?
—No.
Su respuesta resultó un susurro ronco. La persona que esperaba más sobre su víctima, le observó inmóvil.
—Perdón, ¿qué has dicho?
—¡No! —repitió.
Quiso alzar su voz, esto le hizo expulsar todo su aliento en vano. No hubo más discusión, quien lo estaba manteniendo allí, se retiró en silencio. Cerró la puerta y apagó las luces de la habitación insonorizada. No supo interpretarlo, si como una sentencia de muerte o una sentencia de olvido... Y si debiera escoger, sería la muerte. Anclarse a la vida lo perturba. Él debía haber muerto hace semanas. ¿Por qué extender aquél destino ansiado?
Tenía razón: la muerte era su única liberación.
Se sentó frente al monitor, tecleó rápidamente su pregunta para su queridísimo Nam Joon. La misma que hace unos minutos. Era agradable esa criatura, ingenua y poco sonriente, lúgubre como un inteligente cuervo que no abandona su nido aunque el mundo terminara.
Nunca más.
Sí.
Nunca más permitiría que alguien invadiese su casa como en esa tarde. Verla revolotear a Sunny cerca de su Nam Joon, le causó repulsión. La respuesta de Nam Joon llegó rápido. Él se hallaba confuso con la pregunta. ¡Ah! Naturalmente, indicó que era para su nueva novela.
@SevenLies
¿Y bien? ¿Qué color escogerás?
@LimitedEditiomRM
Me la pones díficil. No sé cual sería la indicada para tus propósitos.
«Propósitos ruines», pensó con una sonrisa.
@LimitedEditionRM
¿Puedo pensarlo?
Nam Joon envió otro mensaje, realmente era díficil tomar una decisión. La presión le tensó el cuello puesto al no entender, necesitó querer escoger la que se presume «correcta». Entonces, SevenLies, le concedió el beneficio de meditarlo cuanto quisiese.
@LimitedEditionRM
¿Al menos puedes decirme para qué es exactamente? Espera, ¿es para pintar tu habitación? No, no... ¡Si es eso piénsalo tú! Jajaja.
@SevenLies
Oh, no ;) Es una sorpresa. Si te lo cuento pierde la gracia.
Durante una hora estuvieron bailando sobre su elección, pero Nam Joo no logró arrebatarle pistas. Ninguna. El reloj de su computadora marcaban la madrugada, por lo que sus ojos pestañeaban velozmente a falta de sueño. Mas no iba a dormir, ya que no le apetecía, la adrenalina en su cuerpo funcionaban como un energizante... Por esta cuestión, su humor se irritaba con facilidad en el día.
@SevenLies
Iré a dormir... Mañana me dices. Ok? Besitos en la frente.
El rubio se estiró en su silla, crujió sus huesos y pensó en frío. ¿Cuál será el correcto para su historia? También comenzó a imaginarse, la probabilidad de un concepto, el cual SevenLies seguramente ha planeado.
Eran tres colores con diferente significado.
Por ejemplo, el rojo era la invitación a las pasiones y desde siempre, el amor. La energía. La rabia. La acción. La vida. La belleza inclusive. El amarillo, según cual cultura, era símbolo de ambición y poder, realeza en el caso de China y un dios solar, en Egipto. No obstante, también se diría felicidad o coraje. Sobre el color blanco, no es gran una ciencia entender su posible significado: Inocencia, pureza, paz; en Oriente, nacimiento, muerte y luto. Tanto que se podría escribir un libro entero.
La idea resultaba buena y provechosa. Además, iba siendo hora de dejar de ser lector y crítico, e intentar enseñar sus escritos al mundo. Aunque exponer sus creaciones será como presentar a sus pequeños retoños.
¿Gustará o no? Una cuestión pequeña que forma un hueco enorme en el pecho.
El escritor siempre escribirá por la razón que desee, pero, sin el lector —el principal receptor— el mensaje se perderá. Flotando en la nada. Porque no se trata totalmente sobre la pasión por la escritura, sino de dejar una huella por mínuscula que sea en quién lo lee. No importará si serán diez o dos, es gratificante e indescriptible el intercambio de ideas. El asombro, la duda, la tristeza, la felicidad, la risa, el odio y el desacuerdo, son condimentos que nutren tanto al que lee como al que escribe.
Y tras perderse en su mente en una cruzada de creatividad, Nam Joon olvidó escoger el color.
Mañana, se dijo a sí mismo. Entusiasmado al ser seguido por una autora que le agradaba, a pesar de que aún no fuera descubierta por la gran comunidad de Wattpad.
Abandonó su asiento, buscando el frasco de pastillas para conciliar el sueño y finalmente acurrucarse, en las sábanas que lo aceptaron tibiamente.
NOTAS DE AUTORA:
Ha sido un carrusel, ¿no les parece? Bueno, mis Amethysts tengo un par de preguntas para ustedes:
1) ¿Qué les parece el cambio del usuario de uryyb a SevenLies?
2) ¿Tienen nuevas teorías?
Una cosa más, voy a responder a las dudas que tengan —si es que la tienen—. Cosas que pudieron haber quedado en el aire, del capítulo 1 al 10. No daré spoilers, que es distinto a hacer preguntas como: ¿Qué edad tiene Lisa? Por decir.
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