CAPÍTULO 59
ISABELLA
Comunicarme con el ruso fue tedioso, ya que sus hombres pusieron un sinfín de requisitos para que él pudiera recibir mis llamadas. Tuvieron que asegurarse de que si era la verdadera esposa de Ronald -como si este pudiera tener otra- lo siguiente que hicieron fue comunicarme con el hermano de Jasha el cual estuvo muy al pendiente de lo que le pedí.
A lo último puede comunicarme con Jasha quien no se negó en ayudarme porque yo le salvé la vida a su hijo sin saber quién era o pedir algo a cambio, así que se ofreció a enviar un puñado de sus soldados junto a su hermano que también parecía estar agradecido con Ronald.
Desde que Ronald desapareció y pude comunicarme con los rusos han pasado cuatro días. Cuatro días donde no he podido dormir más de dos horas, donde mis nervios y mi mente me juegan muy mal.
El padre de Ronald al principio se enojó demasiado porque lo que hice fue muy peligroso -según él-, pero lo que él no sabe es que para mí el peligro no existe si se trata de la vida de Ronald.
-Deberías abandonar la habitación, esto lo terminaremos nosotros -me insiste el padre de Ronald por quinta vez, ¿o es más?
-Me voy a quedar aquí y los seguiré hasta el lugar, recuerde que fui yo quien busco ayuda externa, quien hizo hasta lo imposible por saber dónde lo tienen -le recuerdo algo que parece está olvidando.
-Eres tan terca, mujer -se revuelve el poco cabello que tiene -esto es muy peligroso, no sabemos con qué nos vayamos a encontrar allí.
-Peligroso es quedarme sola en esta casa sin saber cuántos hombres de aquí están trabajando con Charles y quieran volver a hacerme daño -un frío recorre todo mi cuerpo al recordarlo.
Uno de los hombres que había visto en la caseta de seguridad vino hasta mí insistiendo en que sabía el paradero de Ronald y que debía acompañarlo porque él me estaba buscando.
Al principio, en medio de mi emoción por saber que él estaba bien, le creí e intenté seguirlo, pero hubo varias cosas que me hicieron retroceder. Como el llamar a su jefe por su nombre, cosa que ninguno hace a excepción de Evans y Arno. También su fuerte y doloroso agarre en mi brazo y la insistencia por salir sin que nadie nos viera.
Claro, era uno de los trabajadores de Charles. Me querían llevar dios sabe para qué perversidades hacerme, pero debo agradecer, ya que por él y los métodos de los rusos es que sabemos con exactitud donde lo tienen y estoy ansiosa por llegar a él.
-Te llevaré Isabella, pero tendrás que estar al margen de todo -me mira con preocupación porque sabe perfectamente que no me mantendré al margen.
Sé que es peligroso ir, pero quiero estar ahí cuando lo encuentren, quiero que sepa que estuve todo el tiempo buscándolo, haciendo hasta lo imposible por saber su ubicación.
-No me llevará, yo iré -el hermano del ruso se ríe ante mis palabras.
Si estuviéramos en otra situación yo también me hubiera reído, pero este momento es de neta seriedad.
-Tu actitud se parece mucho a la de mi cuñada -menciona -son unas fieras.
-Se trata de proteger al hombre que amamos, no hay límites en ellos -respondo ante lo que ha dicho.
Sigo escuchando atentamente lo que se va a ejecutar y las posiciones que tendrá cada hombre en este rescate. No sabemos cuántos hombres tengan ellos, pero no nos vamos a confiar y mucho menos arriesgar a que todo salga mal.
Llevaremos los soldados rusos, los de Ronald y algunos italianos que llegaron con Alexey porque fueron enviados por Jasha y aunque ahora no lo demuestre, estaré eternamente agradecida con ellos por toda la ayuda que nos están dando.
-¿Sabes disparar un arma? -me preguntan.
-No tengo la mejor puntería, aunque Ronald dice que estoy a su nivel -recuerdo, desviándome de lo que me preguntaron -tengo un arma, puedo herirlos con ella -aseguro.
Mis clases de tiro terminaron hace un par de semanas, pero esporádicamente Ronald me sigue instruyendo para mejorar mi puntería.
-Cuando tienes una en la mano, apuntas para matar, no solo para herir -menciona uno de los hombres.
-Ella hace mucho más que tus hijos -escupe el padre de Ronald haciendo que el hombre haga silencio.
-Guárdala, la vas a necesitar -sugiere el hermano del ruso.
-Todos deberán estar en posición para salir a las tres en punto, cada conductor y líder sabe su ruta y quienes lo acompañarán. Cuando lleguemos ninguno hace nada hasta dada la orden, todos tenemos el mismo objetivo y es traer a mi hijo con vida -dice el señor Carl antes de ponerse de pie y ofrecerme la mano.
Salgo junto a él quien espera que los líderes pasen por nuestro lado hasta quedar solos los dos en el pasillo.
-Quiero agradecerte todo esto -sus ojos tienen un brillo de preocupación y a la vez lleno de esperanza -eres determinada igual a ella.
-No me dé las gracias, solo debemos traerlo devuelva -le dedico un intento de sonrisa antes de apartarme de él -es lo único que quiero en este momento.
-Me alegro haberte escogido y protegido esa noche -me detengo al escucharlo -nunca me arrepentire de haberlo hecho.
Al escucharlo algo en mí se remueve. Ronald me contó cómo es que resulte siendo su prometida y no puedo creer que mis padres me estuvieran ofreciendo como si yo fuese una prostituta.
-Gracias -con esta única palabra que parecerá nada, pero significa mucho para mí, lo dejo allí y me dirijo a mi habitación.
Quiero ducharme antes de salir, además debo usar algo cómodo porque no sé con exactitud cuáles son las condiciones del lugar y quiero estar preparada para cualquier circunstancia.
Luego de ducharme me visto con un pantalón negro y una sudadera del mismo color -hoy hace un poco de frío- me calzo con unos zapatos planos y decido empacar un abrigo para Ronald, si él está con Charles no creo que este sea muy hospitalario y lo tenga en las mejores condiciones.
Bajo hacia el vestíbulo donde espero que den las tres en punto para poder salir y reunirme con los hombres. Yo iré con Alexey, Arno y el padre de Ronald en el mismo auto.
-Eres rápida -menciona Alexey cuando me acerco a él.
-Lo que puedo -respondo.
-Debes estar muy enamorada de ese alemán -me dedica un intento de sonrisa.
-Es mi esposo, ya puedes imaginarte -su sentido del humor es terrible.
-Yo también tengo una mujer que amo, aunque la organización no estuvo feliz cuando me casé con ella -dice.
-Bien por ti que pudiste pasar por encima de ellos -digo sin más, ahora mismo no quiero escuchar la vida de otros, solo quiero estar enfocada en una persona. Ronald.
Ya todos en sus posiciones emprendemos viaje hacia el lugar donde está él, de donde lo traeré a casa.
☙❧
Cuando llegamos al lugar tuve el intento de bajarme del auto, pero me detuve. No puedo actuar de manera imprudente y ponerme en peligro haciendo todo más difícil.
Aunque quisiera correr y entrar al lugar, sacar a Ronald y huir los dos solos a un lugar donde nadie sepa de nosotros, donde no lo conozcan a él y que nunca más pueda estar en peligro.
-Llegó la hora -comenta el ruso.
-Estoy aprendiendo que eres muy impulsiva, así que antes de entrar te pediré algo, por tu seguridad y la de nosotros y sobretodo la de mi hijo -el señor Carl me mira mientras habla -quédate atrás de nosotros, no te adelantes ni un paso, ¿lo entiendes?
-Puede estar tranquilo, no seré imprudente -prometo, aunque no estoy segura de que pueda sostener esa promesa por mucho tiempo.
Al terminar de hablar. Arno inicia a comunicarse por una radio con los demás dando órdenes y lo que se hará a partir de ahora.
-Vamos a acercarnos todos a la vez, aunque nosotros iremos tres pasos detrás de ustedes -escucho atentamente todo lo que ellos dicen sin perderme ni un detalle.
-Todo está muy oscuro -digo cuando el carro termina de avanzar al inmenso edificio.
Ya está oscureciendo, pero al no haber ninguna lámpara en el sitio, todo se hace mucho más oscuro.
-Y tendremos que avanzar así para que no nos vean, bueno, hasta que logremos derribar a la mitad de ellos -dice Arno.
El carro se detiene completamente y desde adentro puedo observar como algunos hombres empiezan a caminar hacia la única puerta visible y, Dios, en este preciso momento mi corazón empieza a latir mucho más fuerte.
Estamos a nada de llegar a él, de traerlo a casa después de cuatro agonizantes días.
Tres minutos después descendimos del auto y empezamos a recorrer el camino que trazaron los demás. Como había prometido, voy detrás de los tres hombres, pero sin perder un detalle del lugar y estando atenta a cualquier ruido.
-Empiezo a dudar que realmente estén aquí -menciono. El lugar está en completo silencio y se suponía que Charles tenía un puñado de hombres a su disposición.
Ninguno me responde -aunque lo que dije no fue una pregunta fue más una afirmación- entramos al lugar donde nos esperan alguno de los hombres, mientras que otros siguen rodeando el lugar y revisándolo.
-¡Dios, todo esto es una mierda! -me exaltó al no ver nada y la esperanza que tenía cuando llegué disminuyen.
-El lugar es muy grande, vamos a dividirnos -menciona Arno.
Continúo siguiendo a los tres hombres, revisamos minuciosamente cada habitación a la que entramos, pero no vemos ni escuchamos nada -¿Nos equivocamos al creerle al tipo? - seguramente nos mintió, sabía que iba a morir de cualquier manera.
-Las últimas tres plantas están despejadas -escucho cómo hablan a través de la radio.
-Nosotros estamos terminando la primera.
Me alejo de ellos al notar una herradura poco visible, pero que llama mi atención. Analizo toda la pared donde se encuentra colgado, es raro que sea el único decoro que hay en esta pared -bueno en todo el lugar- me quedo observando esa herradura y toda la pared donde esta se encuentra, pero aparte del objeto algo más llama mi atención y es una línea perfectamente trazada que quedaría en el olvido a simple vista.
Paso mi dedo trazando parte de la línea, pero hay algo más que llama mi atención. Puede ser mi imaginación, ya que en este punto considero y creo en todo, pero un leve ruido se escucha a través de la pared.
-Te dije que no te alejaras -doy un respingo al escuchar a Carl -vamos.
-Aquí -señalo la herradura antes que Carl se aleje.
-No es nada.
-Mira eso -le señalo la línea -no sé qué es, pero escuche un ruido del otro lado.
Quiero creer que no fue mi imaginación.
-Este edificio es viejo, seguramente esa es la razón de las líneas.
-¿y el ruido? -pregunto.
-Pudo ser un ruido causado por nosotros.
Sí, tiene razón, pero se escuchó del otro lado.
-Derribemos la pared -pido casi que en súplica -no perderemos nada.
Estoy casi segura de que se iba a negar, pero su gesto me tranquilizó junto con sus siguientes palabras.
-Dile a los de arriba que bajen, necesitamos quien nos ayude con esto.
Los chicos no tardan en bajar y acercarse al lugar que observo atentamente -rogando a Dios que sea lo que pienso-, inician a dar suaves toques hasta que dan con algo hueco, me emociono y pido nuevamente a Dios que haya algo detrás del muro.
Un punto rojo se dibuja en la pared que los chicos están derribando y junto a eso se escucha un disparo que me hace estremecer de lo cerca que estuvo de darme.
-¡Dimos con ellos mujer! -habla Carl apartándome rápidamente de la pared.
Los disparos se intensifican y mientras unos hombres nos cubren, otros se encargan de terminar de derribar la pared.
Cuando tienen la pared abajo se ve una gran puerta metálica.
-Nunca hay que dudar de la intuición de las mujeres -menciona el ruso.
-Nosotros avanzaremos mientras que algunos de ustedes nos cubren -manifiesta Arno.
El tiroteo entre los hombres cesa y nosotros nos dirigimos hacia la puerta que están terminando de derribar.
Cuando cruzamos la puerta, Arno le hace un gesto a Alexey el cual asiente y dispara en el instante derribando a un hombre que se encontraba al final de las escaleras.
-Despejado afuera -hablan a través de la radio.
-Deja a cinco, máximo diez hombres rodeando el lugar -ordena el señor Carl -los otros vienen con nosotros, también encárgate de que uno de los doctores esté listo en el carro y el otro baje con nosotros, esto tiene que ser rápido.
-¿Crees que lo hirieron? -indago.
-No sabemos como está, por eso hay que estar preparado para lo que encontremos -su rostro se contrae al decir estas últimas palabras, él conoce a su hermano y sabe lo que está dispuesto a hacer sin importar las personas involucradas.
Continuamos nuestro camino y entre vamos avanzando, ellos siguen matando gente y aunque me estremezco y me produce un sinfín de sentimientos, no tengo pesar por ellos porque ellos han hecho cosas peores.
«Cómo trabajar con Charles y llevarse a mi esposo».
-¿Cuántas bajas tenemos? -Nuestro andar se detuvo al llegar al final del largo pasillo.
-Una baja y dos hombres heridos, pero no de gravedad.
-¿Cuántos hemos derribado?
-Van quince hombres y tenemos dos de ellos con vida -responden.
-Trae uno de ellos hasta donde estamos.
-Necesitamos continuar -pido cuando veo la intención de ellos.
-Vamos a avanzar, pero con el tipo que traen, este lugar se ve aún más grande de lo que parece -dicen.
Es cierto, creí que llegaría a un sótano o algo así, pero al final de este pasillo inicia otro.
Bajan al tipo corpulento casi que arrastrado. Nos empieza a dar pequeñas indicaciones por donde debemos seguir. Bajamos unas escaleras más pequeñas y llegamos hasta una habitación amplia.
-¡¿Dónde están?! -grita el padre de Ronald.
-Desde que lo trajeron no nos dejaron bajar aquí, deben continuar desde aquí -al decir esas palabras le disparan al tipo haciendo casi que explotar su cabeza con el impacto de la bala.
-¿Qué hacemos? -pregunto.
-Vamos a continuar solos, la cuestión es dividirnos y poder encontrar el lugar exacto donde lo tienen -habla alguien.
-Entonces hagamos eso.
-Irás con nosotros como lo has hecho hasta ahora.
Sin responderles, sigo los pasos que dan. Entramos a varias habitaciones donde lo único que se encuentra es una soledad y un olor fétido y húmedo.
-¡Mierda! -se lamenta Arno mientras revisa su antebrazo el cual tiene una mancha de sangre.
-Apártate Isabella -un empujón me hace caer de nalgas al suelo, pero lo agradezco y a la vez lo lamento al ver al tipo que se encuentra sangrando detrás de mí.
-Mujer, has estado a punto de morir dos veces -me estremezco ante la realidad. Primero me salvó el padre de Ronald y ahora lo ha hecho el ruso.
-Hoy no moriré -hablo poniéndome de pie.
Al final del pasillo alcanzo a ver un hombre y en medio de mi emoción llegué a pensar que era él, pero al acercarme mi desilusión fue total. Este se acerca arrastrando uno de sus pies.
-Antón -Arno se acerca rápidamente a él.
-Estás vivo -susurro.
-Yo... ¡Mierda, esto es doloroso! -su pierna, esta humedad y por el rastro que hay tras de él es su sangre.
-¿Dónde lo tienen? -le indago.
-No lo sé, no lo veo desde que nos golpearon en el bosque -responde de inmediato.
-¿Cómo escapaste? ¿Dónde está Charles? ¿Dónde lo tienen? -lo abrumó con mis preguntas, pero no me importa, lo único que quiero es encontrarlo.
-No lo sé, me tenían encerrado y cuando todos empezaron a correr me les escape -no puedo creer lo que dice o puede ser mi desconfianza hacia él.
-Tráelo -le digo a uno de los chicos que viene con nosotros.
-Está herido -menciona el ruso -puede retrasar todo.
-No confió en él, así que tráiganlo para que nos enseñe donde lo tuvieron.
¡Dios! La mirada de este tipo no me genera confianza, nada de él me la ha generado. Así que lo tendré cerca para saber qué es lo que está sucediendo.
El camino se me hace eterno y todo se me vuelve un laberinto para poder encontrar la jodida habitación o lugar donde lo tienen y Antón no ha sido de ayuda, al contrario, ha sido un verdadero estorbo y retraso como lo mencionó el ruso.
-Aquí me tenían -señala una habitación similar a las otras donde hemos estado, pero con la diferencia de que aquí hay tres hombres muertos.
¿Cómo pudo solo con ellos? me pregunto al ver los tres tipos.
-Tu historia es poco convincente -escupo con ira o ¿me estoy desquitando con él?
Un fuerte golpe se escucha detrás de nosotros, cosa que nos hace girar con preocupación.
Dos hombres corren hacia un pasillo donde no habíamos estado y yo los sigo, aquí olvidó la promesa que le hice al señor Carl.
Mientras nos acercamos mi corazón martillea de una manera desenfrenada y mis oídos zumban.
-¡Detente! -gritan, pero no sigue sus órdenes. Sigo corriendo hasta que un hombre me detiene.
Un arma apunta a mi cabeza, pero no tengo miedo, no me acobardo ante ese hombre.
-No te atrevas a dar un paso más -amenaza.
-No te atrevas tú a dar un paso, ¿no sabes a quién le hablas? -le pregunta Arno -deberías arrodillarte y pedir por tu vida.
Claro que lo sé -me mira de arriba abajo riendo -la pe...
No termina la frase porque alguien dispara haciéndome dar un respingo.
-Estaba hablando demasiado, necesito terminar esto -retrocedo unos pasos alejándome del cuerpo del hombre que yace en el piso.
-Deberíamos ir por el otro lado -plantea Antón y desechó su propuesta al instante.
-Seguiremos el ruido -saco mi arma para poder utilizarla, no volveré a dejar que alguien me apunte.
-Yo recuerdo...
-¿Qué recuerdas? -no lo dejó terminar -hace un momento nos dijiste que no sabías donde lo tienen.
No sigo hablando con él y menos escuchando sus palabras.
Me acerco hasta la puerta donde están parados dos de nuestros hombres. Sus rostros se dirigen hacia nosotros después de abrir la puerta y por sus expresiones puedo asegurar que no han visto nada bueno.
-Retrocedan todos -piden cuando ven la intención de nosotros.
-¿Está él ahí? -siento una paz, pero a la vez mucho miedo de verlo.
-No deberían ver esto -sus rostros de preocupación me hacen querer acercarme a ellos.
-Señor -se dirigen al señor Carl, el cual se acerca a ellos dejándome atrás.
Unos minutos después, el señor Carl junto a los dos hombres camina hacia dónde quedamos nosotros.
-Ya sabemos donde está, pero... -su voz se escucha rota.
-Pero, ¿qué?
-Deberías quedarte aquí, esta área está despejada y se quedaron hombres a cuidarte.
¿Está loco? ¿No ha escuchado lo que he dicho? O peor aún, se le olvidó que gracias a mí y los malditos rusos hemos llegado hasta aquí.
-Ni aunque me amarren me quedaré aquí, así que voy con ustedes.
Sus fosas nasales se ensanchan y puede estar liberándome de hasta la maldita muerte, pero no me quedaré aquí esperando.
Él lo sabe, perfectamente está consciente de que no me quedaré aquí, que los voy a seguir, así tenga que hacer cualquier cosa. Entonces prefiere caminar y dejar que los siga.
Sus pasos se agilizan al igual que el de todos y en un momento pasamos de caminar, a trotar y luego a correr hasta llegar a una pequeña puerta, mucho más pequeña que las anteriores. Está custodiada por dos hombres inmensos -parecen gorilas-, pero su altura o su fuerza no es impedimento para que los derriben con un disparo en su entrecejo.
-¡Hermano! -la puerta se abre dejando ver a un Charles impecable.
-Deberías apartarte -menciona Carl con notable enojo.
-Llegas tarde -sonríe -hemos hecho un buen trabajo.
¿Buen trabajo? Trato de caminar hacia él, pero una mano me detiene.
-Oh, preciosa -su tono es simplemente asqueroso -mi pésame.
Se lleva las manos al pecho con aparente consuelo y siento que mis manos pican y mis rodillas flaquean.
Quiero dispararle, pero también quiero dejarlo vivo hasta poder ver como está Ronald y poder hacerle de todo a este maldito viejo.
-No creo que te hayas atrevido, Charles, nunca te perdonaré esto -la voz de Carl se escucha angustiada y con miedo.
¿Qué vio en la anterior habitación?
-Tuve una muy buena ayuda, ¿verdad querido Antón? -lo sabía, maldito traidor.
Antón retrocede y no me detengo a pensar cómo lo haré, solo disparo llevando mi mirada a sus ojos, pero la bala no da donde quiero que esté. Hiero una de sus piernas dos veces, lo cual lo hace caer de rodillas.
-Siempre lo supe, todo este tiempo tuvo a una puta rata a su lado -le escupo el rostro mientras todos observan -quisiste acusar a Evans, pero siempre fuiste tú, maldita rata.
Joder. Maldito traidor.
-No confió en ningún hombre que se encuentra aquí aparte de los rusos -hablo sin dirigirle mi mirada a nadie -¿puedes decirle a uno de tus chicos que lo detengan hasta que salgamos de aquí?
Alexey sonríe ante mi pregunta mientras le hace un gesto a unos de sus hombres, los cuales esposan las manos de Antón.
-¡Lo hice por mi familia!
-Pueden hacer cualquier cosa menos dejarlo ir o matarlo.
Esto último se lo dejaré a Ronald, que él acabe con la rata que lo trajo hasta aquí.
Al girarme para hablar veo como sujetan a Charles, mientras que los demás hombres entran a la habitación de la cual éste salió.
-¡Quédate ahí! -me grita por primera vez el padre de Ronald cuando me acerco a la puerta.
Pero es tarde, he visto lo que no podía ver y en cuanto mis ojos se topan con esa escena, lo único que puedo hacer es retroceder.
Mi corazón se comprime y mis ojos se nublan. No puede ser cierto. ¿Esto es un sueño, verdad?
Necesito despertar ahora. Pero, aunque desee que sea un sueño, es todo lo contrario. Mi realidad, la de todos, lo que está pasando en este preciso momento.
-Que pena que seas viuda tan joven -el maldito sigue sonriendo -¿a los veintiún años?
-Quería disfrutar mientras otros te golpeaban -me acerco sigilosamente donde él -quería que Ronald fuera quien acabara con tu vida -apuntó mi regalo de cumpleaños hacia una de sus piernas y disparo.
Su chillido retumba por todo el lugar mientras sigo descargando las balas de mi arma en la parte inferior de su cuerpo. Me detengo cuando ya no salen más balas y maldigo porque esto debería recargarse solo o tener balas infinitas.
Su rostro está contraído por el dolor y las lágrimas se deslizan por sus mejillas y, joder, qué paz y disfrute me produce su maldito rostro viejo lleno de dolor.
Quise cargar mi arma y dispararle nuevamente, pero mi mente y cuerpo me pidieron que corriera hacia donde estaba Ronald.
Cuando me acerco a él, mi cuerpo se desploma y tengo que arrastrarme hasta llegar a su cuerpo, el cual se encuentra herido, lleno de sangre y frío.
-Yo... -por primera vez el día de hoy un sollozo sale de mí -yo traje su chaqueta, ¿puedes traerla? -Pregunto apretando su cuerpo hacia mí -él tiene frío -aseguro.
Todos corren y gritan, pero no puedo concentrarme en ellos. Solo puedo concentrarme en el hombre que tengo entre mis brazos.
En mi esposo.
Mi mundo.
Mi todo.
-Deja que lo revise -pide el doctor mientras unas manos intentan apartarme.
-Déjame, por favor déjame.
Mis lágrimas brotan desenfrenadamente mientras observo lo que hace el médico.
-Tiene pulso, pero necesita atención médica ya.
NOTA DEL AUTOR
Este capítulo me salió muy largo -según yo- por lo tanto, tienen mucho para comentar y por eso he decidido dejar una meta y es que cuando el capítulo pase los 1k de comentarios publicaré el otro capítulo.
sí que todo depende de ustedes.Encontramos a nuestro alemán y estamos muy felices, pero ahora viene su recuperación y saber las secuelas de este secuestro.
Creo que faltan unos diez capítulos para el final del libro y para ser sincera me duele mucho despedirme de ustedes.
Spoiler, notas y avisos en mis redes sociales donde me encuentran como Leidygm18
Recuerda que con tu voto y comentario estás apoyando el libro.
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