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CAPÍTULO 49

ISABELLA

Dos semanas han pasado desde que nos casamos. Dos semanas desde que el día que se suponía era el mejor de mi vida se convirtió en algo terrorífico y sí, es un día inolvidable, pero terrorífico.

Tenía demasiados planes para esa noche, para el día siguiente y los siguientes a esos días, pero el hombre que ingresó por esa puerta con su cuerpo lleno de explosivos los dejó en eso, solo planes que no lograron cumplirse.

Mi noche de bodas. Mi luna de miel. El regalo que tenía bajo mi vestido para Ronald. Todo eso se aplazó y no creo que en las próximas semanas lo podamos hacer, ya que estos días han sido estresantes para Ronald y sus hombres.

Joder, todo esto es realmente una mierda.

Oliver parecía muerto cuando me incliné ante él, cuando moví su cuerpo y no hubo reacción o respuesta, el miedo y la preocupación se intensificaron. Él es una buena persona y no merecía morir así, no fue hasta el día siguiente en que Ronald regresó a casa y me confirmó que no había muerto, que se encontraba en un estado demasiado crítico, pero que había esperanzas de que sobreviva.

—Voy a salir —mis pensamientos se evaporan cuando Ronald habla.

Estas dos semanas ha estado ausente buscando a su tío hasta debajo de las piedras —como él lo dice—, pero hasta el momento no ha sabido nada.

—No puedes salir —ordena —evita salir al jardín.

No puedo cuestionar lo que está haciendo, pero para mí es demasiado.

Triplicó los hombres fuera de la casa y puso cámaras en los lugares donde no las había —esto incluye nuestra habitación—.

—¿Cuándo regresaré a la empresa? —Si sigo en esta casa mi cabeza va a explotar de sobre pensar las cosas.

—Cuando termine con mi tío y las personas que lo están ayudando —camina hasta donde estoy sentada.

—Me volveré loca —confieso.

—Y yo lo estaré si sales sin mí.

—Puedo ir con Arno y los demás chicos —ahora es Arno quien se encarga de mi seguridad.

—No voy a arriesgarme —declara —estarás más segura aquí.

—También lo estaré en la oficina —insistió. Quiero salir.

Dos semanas donde lo más lejos que estuve fue el jardín de esta casa.

—Entiéndelo Isabella. Ya te lo dije y te lo he repetido los últimos días —la manera en la que me habla es muy seria, además me llamó por mi nombre

Cuanto odio que me llame por mi nombre, es algo tan extraño en él.

—Cuando solucione podrás ir donde quieras e incluso podremos viajar.

—Te entiendo Ronald y mucho, pero tú no me entiendes a mí, me sofoco y me ahogo aquí encerrada. Quiero salir y trabajar —sé perfectamente cómo terminará esta conversación, pero quiero insistir.

Tengo proyectos por terminar, debo revisar la última propuesta de los hoteles para presentarla a los directivos y aunque estas cosas las puedo hacer desde casa, es inevitable conseguir una excusa para salir de aquí.

—Te entiendo Isabella, pero las cosas serán así —¡Joder! ¡Joder! ¡Joder!

—Está bien Ronald, solo espero puedas solucionar toda esta mierda —me pongo de pie más rápido de lo normal haciendo que la silla donde estaba sentada caiga con un estruendoso sonido— no sé cómo lo harás, pero no podrás detenerme. Regresaré la próxima semana a la empresa.

Con esto último me retiro del comedor y me dirijo a la habitación. Si duraba más tiempo allí en esa discusión seguramente podría decir algo de lo que seguramente me puedo arrepentir después y es lo menos que quiero hacer.

Aún no había ingresado a la habitación cuando el ruido ensordecedor de la puerta siendo cerrada de golpe me sobresaltó.

Otro largo y solitario día.

Me di una ducha más larga de lo necesaria y aunque no la necesitaba, creí que era lo mejor para pasar el tiempo. Lo siguiente que hice fue bajar a la cocina y ayudarle a Blanca a preparar el almuerzo, aunque en el proceso surgió una mejor idea y fue preparar unas cuantas galletas, las cuales al final no salieron como las vi en Internet.

—¿Usted sabe si Oliver despertó? —quería preguntarle a Ronald, pero nuestra discusión me lo impidió.

—Despertó ayer —suspiro de alegría. Una buena noticia en medio de todo este jodido caos.

—¿Sus heridas aún son muy graves? —seguramente sí, ya que tenía quemaduras de segundo y tercer grado en una gran parte de su cuerpo.

—Sí, aunque los tratamientos parecen funcionar.

—Eso es una gran noticia, algo bueno en medio de toda esta mierda —susurro esto último, aunque la señora Blanca parece haber escuchado perfectamente.

—Pronto todo se pondrá mejor y su vida será normal —al parecer escuchó la conversación-discusión que tuve con Ronald.

«Estoy segura de que los guardas de afuera también escucharon».

—Mi vida nunca fue, es o será normal —aseguro.

No fue normal porque no crecí junto a mis padres como lo debería hacer cualquier niño, no es normal porque me comprometieron a la primera oportunidad con un hombre del que desconocía su nombre y no será normal porque me enamore de ese hombre que resultó ser un mafioso lleno de enemigos.

—Será lo que era antes de la boda, usted y el señor serán felices como lo estaban —eso espero.

—No sabe cuánto anhelo que pase, que Ronald pueda encontrar a su tío y yo pueda salir de este encierro.

—Él está haciendo lo posible e imposible, confíe señora —presiona una de mis manos mientras me dedica una sonrisa.

—Es evidente —le devuelvo la sonrisa.

Termino de cortar las verduras que Blanca me pidió y me retiro para poder llamar a Marga —si no puedo salir, debo traer a mi gente—, puede que también invite a Anja, ya que estos días sus llamadas diarias no me han faltado.

☙❧

—Aún no sé cómo es que te aburres en esta casa —habla Marga mientras mastica una de las galletas que preparé hace un rato.

—Eso es desagradable —odio verla hablar mientras tiene comida en su boca.

—Es incluso más grande que la casa del presidente —ignora lo que dije, pero sigue alardeando de la casa.

—¿Conoces la casa del presidente? —La voz de Anja suena con bastante sorpresa.

—No la conozco, pero José sí, y fue él quién dijo que esta casa es dos veces más grande que la casa del presidente.

—Mi hermano no es tan ostentoso, pero creyó que a Isabella le gustaría —juro que la expresión que tengo es la misma que tiene Marga.

¿Me gustaría?

—¿Compro esta casa para Isabella? —Mi maravillosa amiga acaba de robarme la pregunta que estuve a punto de hacer.

—¿No te lo dijo? —Anja me mira esperando una respuesta.

Ronald jamás lo dijo, supuse que por su trabajo decidió comprarse esta mansión, que me niego a llamar así. Pensé que desde que dejó la casa de sus padres había vivido aquí, pero resulta que no ha sido así.

—Consideré que vivía aquí desde que se mudó de la casa de sus padres —revelo.

—No, antes de saber de ti vivía en un ático de uno de sus edificios en el centro.

—Eso quiere decir que no lleva mucho en esta casa.

—No —responde —un tiempo después de saber sobre ti compró esta mansión e hizo arreglos para cuando tu llegaras, hay algunos que son exagerados como ese sofá en el baño.

—¿Tienen un puto sofá en el baño? —su risa es estruendosa.

La misma reacción tuve yo cuando vi ese sofá en el baño, pero debo resaltar que es algo cómodo para cuando nuestros baños se ponen calientes y no precisamente por el agua.

—Es un diván —corrijo —es algo raro, pero busqué en Internet y hay una gran variedad que son exclusivos para baños.

—También creí que esta casa era exageradamente grande hasta que él dijo que su propósito era llenarla. De niños —trago grueso por sus palabras.

¿Niños? No quería tener hijos, pero me siento egoísta negándole eso a Ronald porque su mirada y atención hacia los niños es mágica. Pero tampoco quiero tener muchos, con uno será suficiente.

—¿Vas a darme un sobrino rubio? Cuñada —me mira esperando una respuesta positiva.

La palabra rubio, permanece en la familia y amigos de Ronald desde que me conocieron.

—Si tengo un hijo, quiero que sea igual a Ronald.

—Oh... quiero un niño rubio en casa —qué exigente.

—Deberías tenerlo tú —le recomiendo —Evans tiene el cabello castaño.

—Le lleva años luz a tu el color que tienes tú.

—Puedes utilizar la... —le dedico un gesto de pensar antes de soltarle lo más estúpido que llega a mi mente —inseminación, ya sabes, un esperma de un rubio.

—Eres demasiado graciosa Isabella. Quiero hijos con... ya sabes —no menciona el nombre de Evans porque sabe lo que podría pasar.

Aunque no sé en qué momento pasamos de estar hablando de la casa a hablar del color de cabello de mi futuro hijo, me divertí porque esto me hizo olvidar la discusión que tuve con Ronald y lo sola que me he sentido estas dos últimas semanas.

—¿Cómo ha estado Evans estos días? —cambió la conversación de manera rápida.

—Mal, tuvo mucho miedo de perder al último integrante de su familia, así que ahora mismo está con Ronald buscando a mi tío —responde de inmediato —Oliver se salvó por un pelo.

—Aún no entiendo por qué se arriesgó de esa manera, pudo correr hacia afuera —claro que pudo, pudo evitar estar en un hospital.

—Le es leal a Ronald y a ti cuando vio que el hombre intentó caminar hacia ustedes decidió detenerlo —todos lo vimos, las cámaras mostraron el preciso momento en el que el hombre bomba intentó caminar hacia nosotros y Oliver se dispuso a detenerlo.

Que esté vivo es un milagro. Un gran milagro.

—Nadie debería arriesgar su vida por otros —afirmo.

—Hay muchísima gente que está dispuesta a arriesgar su vida por Ronald y por ti y más con la declaración que hizo en la boda.

Mi mujer. Mi reina y la reina de toda esta mierda.

—También hay personas que están dispuestos a hacerle daño.

—Pero son más los que quieren protegerlos, además mi hermano está siendo un buen jefe.

De eso no tengo duda. Su trabajo es impecable, aunque no me mezclo mucho con ellos, pero cada cosa que hace o pide lo hace perfectamente —como impedirme salir de aquí—.

Después de pasar hablando lo que restaba de la mañana nos dirigimos hacia el comedor para almorzar y sigo agradeciendo que hayan aceptado mi invitación porque seguramente estaría en esa mesa de diez puestos completamente sola con un plato de comida que al final no tocaría por la tristeza de sentirme sola.

—Voy a llevarle comida a mis bebes, ya regreso —cojo dos de los paquetes de comida para perros junto a mi teléfono y me dirijo hacia el jardín donde están mis dos bebes.

Sé que debería atender las sugerencias de Ronald, pero necesito ver a mis perros porque últimamente los he descuidado. Cruzo hacia la caseta donde están ellos y entro de inmediato, apenas me ven entrar, corren hacia mí y tengo que esquivar a Eike porque es un perro extremadamente grande y puede hacerme caer.

—Extrañaron a mamá —me inclino ante ellos y acaricio sus lomos de manera intercalada.

Vacío las croquetas en cada plato para que ellos puedan acercarse.

Mi teléfono vuelve a vibrar y en este momento decido responder. Posiblemente, sea mi hermano, con la única persona de mi familia que he tenido comunicación y quien me prometió llamar todos los días para saber cómo la estaba pasando.

—Poldi.

—No soy tu hermano —retiró el teléfono de mi oreja para poder observar el número, un número que no está registrado.

¡Joder! Su maldito acento.

—No te atrevas a colgar —demanda.

—No tengo nada que hablar contigo.

—Nena, yo sí, tengo mucho que hablar —debería colgarle, pero como una idiota sigo escuchando —iré a Alemania y voy por lo que me pertenece.

—Estás loco —susurro— Ronald te matará.

—No lo hizo antes, estoy seguro de que ahora tampoco.

¿Se conocen? Ronald no me lo ha dicho, Jesús, no lo ha mencionado nunca.

—Al parecer no te contó de la paliza que me dio el día que te deje en el hotel —mierda.

—No me importa lo que pasó antes, Eric, yo estoy con Ronald, debes saberlo y él está al tanto de tus insistentes mensajes.

—Solo debo alejarte de él, traerte de vuelta y todos estaremos como hemos querido.

—Yo no iré contigo a ninguna parte porque ya estoy donde siempre he querido.

—Nena, estás confundida, no creo que en diez meses hayas olvidado los años que llevamos juntos, solo debes volver.

—En menos de un mes lo hice, olvidé tu mierda en menos de un mes, Eric.

—Piénsalo, nena, estaré allí en enero.

—Maldito loco.

Finalizo la llamada y le doy una última mirada a mis perros antes de regresar al salón donde las chicas me están esperando.

De camino a donde están las chicas, me debato entre agregarle más estrés y problemas a Ronald contándole sobre esta llamada pero seguramente Eric puede estar molestando —aja y yo soy pelinegra— pero debo ser sincera y no guardarme esto, aunque no quiera estresarlo más de lo que lo hice esta mañana.

—¿Ya sabes qué le vas a regalar a mi hermano? —La pregunta de Anja me toma por sorpresa, por el hecho de que mis pensamientos aún estaban en una guerra.

—¿Ah...?

—¡Dios! No me digas que no lo sabes —se pone de pie como si tuviera un resorte en el culo.

—¿Qué? —camino hasta donde está Marga y tomo asiento.

—¿Cómo te casaste con él sin saber una información tan básica? —habla con tal seriedad que me sorprende.

—No entiendo lo que dices, ¿puedes ser más específica? —pido.

—Faltan menos de quince días para el cumpleaños de mi hermano, pero su esposa no está enterada.

Me doy un golpe mental al captar lo que trata de decir Anja y obviamente si sé el cumpleaños de mi esposo, lo sé hace mucho y también estoy enterada que detesta ese día.

—Sé perfectamente cuando cumple años mi esposo —pero lo que no sé es que le voy a dar de regalo.

—Mmm... —me da una mirada acusadora —¿Qué día?

—Veinte de diciembre, un mes después de nuestra boda.

Toma esa.

—¿Qué le vas a regalar?

—No te lo puedo decir —no es eso, es que no sé qué darle.

¿Qué le puedo regalar?

¿Una corbata? Le he regalado tres, las cuales se le ven preciosas.

¿Un traje? No lo creo, su closet está repleto de ellos y aunque me encanta ver su cuerpo enfundado en uno de esos, siento que sería un regalo muy simple.

¿Un viaje? Tal vez, pero como estamos lo veo imposible.

En fin. No sé qué darle a mi esposo por su trigésimo primer cumpleaños.

—Mis padres le darán un auto, te lo digo para que no le compres algo así.

No tengo para tanto, «tengo demasiado dinero en mis cuentas, pero básicamente es de Ronald, así que no puedo comprarle un regalo con su dinero».

—Seguramente Isabella tenga en mente que le va a regalar —Marga levanta sus cejas de manera insinuante.

¡Joder! Ya sé que voy a darle a mi osito.



NOTA DEL AUTOR 

 Volví :) ¿Qué regalo le dará Isabella a Ronald? Los leo. 

 Si hay buena interacción con comentarios, les prometo actualizar dos capítulos esta semana (buena interacción se refiere a más de 700 comentarios:)) 

 Chicos, en mis redes les dejo a cada rato Spolier así que no se los pierdan —en todas mis redes aparezco como Leidygm18— también tenemos grupo en WhatsApp y Telegram.

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