Prófugo
La lluvia que azotaba París no cesaba, los días estaban grises y fríos, combinando a la perfección con el ambiente que se vivía entre la familia.
Dormía abrazado a su pareja, hace tres días que se venía quedando en la casa de este.
Le había pedido que no lo dejara sólo, lo necesitaba cerca para no caer en la depresión.
Sentía sus brazos caer pesados sobre su cuerpo, el rubio profundamente dormido lo abrazó durante toda la noche, como si temiera perderlo.
Abrió sus ojos perezoso, la poca luz exterior, entraba sin invitación hasta pegar en sus ojos.
Observó a Milo dormir tranquilo, con la yema de los dedos apartó el cabello del griego para poder contemplar su hermoso rostro.
Le dio un efímero beso en los labios, lentamente salió de la cama para preparar el desayuno para todos y llevar a los niños al colegio.
Prendió la televisión, como único acompañante, mientras elaboraba el desayuno.
Distraído cortaba frutas tranquilamente, dándole la espalda al televisor. Escuchó la voz de Vanessa en las noticias dar una primicia, una bomba.
Si no lo escuchaba y veía no lo creería, no podía ser todo lo que aquella morocha decía sobre su ex esposo.
Hizo a un lado lo que estaba haciendo para prestarle toda su atención al noticiero.
Estaba más que sorprendido. Surt era denunciado por amenazas, falsificación de documentos y permisos sobre los trasplantes.
Con los ojos bien abiertos, tapo su boca mientras se sentaba en la silla. Estaba shockeado por las cosas que decían sobre el hombre que había sido su pareja durante años.
Milo entró adormilado a la cocina, aún estaba en pijama, observó a su pareja, estaba pálido y parecía algo impactado por lo que veía en la pantalla.
Frunció el ceño extrañado, se acercó y observó también las noticias.
Quedó igual o más sorprendido que el francés.
Surt terminaba la guardia en el hospital. Sentado detrás del escritorio de su consultorio allí, veía en su computadora, la misma noticia que recorría toda Europa.
Mientras maldecía, golpeó con ambos puños la superficie de madera. Estaba en un problema muy serio del que no sabía si tenía salida.
Escuchaba como en los pasillos del hospital, se empezaba a agitar el panorama.
Debía escapar de allí antes de que la policía lo buscara.
Tomó su bolso, apurado guardo ropa y dinero y huyó del lugar lo más pronto posible.
Subió a su auto y se fugaría lejos de allí
Para cuando la policía llegó a detener al ruso, él ya no estaba.
Extrañado y curioso por el alboroto, Shura se alejó del área de ginecología en busca de la causa del tumulto de gente en la administración del establecimiento.
Esquivando personal de seguridad y policial, logró llegar hasta las encargadas de las oficinas.
La secretaria de allí le informó lo sucedido, el rostro pálido de la joven le dio a entender que no estaba mintiendo.
Apurado saco su teléfono y llamó a su mejor amigo. Aún no sabía si la noticia había llegado a los oídos de él, necesitaba avisarle y acompañarlo en este momento.
No sabía cómo había llegado hasta su cama.
Había bebido demasiado vino como para recordarlo.
Sobre la mesita de luz, descansaba un cenicero repleto de colillas de cigarrillo
Es olor fuerte de ese desastre le causo náuseas. Corrió hacía el baño y vomitó lo poco que había comido más el líquido color morado.
Se sentó sobre los azulejos fríos, apoyó la cabeza en la pared y allí descansó hasta sentirse mejor.
Luego de unos minutos, logró ponerse de pie y lavarse repetidas veces el rostro com agua fría. Necesitaba despertarse con urgencia y ocuparse de la tormenta que sus acciones por la noche habían causado.
Primero visitaría a Kardia y luego a sus hijos.
Prendió la TV del living y con una sonrisa triunfante, miró la primicia mientras tomaba un café.
Días después, la noticia estaba en todos los canales de Francia. El reconocido cardiólogo Andreev era un delincuente que estaba prófugo de la justicia.
Camus había sido contactado por los investigadores.
Requisaron toda la casa de Versalles y el consultorio privado de ambos.
En el hogar y la oficina del francés, no había encontrado nada que lo implicaran a él directamente con el caso, sin embargo no sucedió lo mismo con el consultorio de Surt.
Allí escondido entre los archiveros del cardiólogo, había documentos falsificados, en su laptop personal, encontraron información bancaria sobre transacciones de sumas millonarias.
Habían confiscado cada papel y evidencia que encontraron.
Surt no aparecía, seguía prófugo.
2 meses después:
Camus tomó la decisión de mudarse un tiempo con Milo en su casa de París.
El hogar en Versalles era vigilado por si a Surt se le ocurría ir allí.
Prefería mantener a Shijima lo más alejado de todo eso posible, deseaba que viviera una vida normal.
Se dedicaba a atender algunos pacientes, pero sobre todo a Kardia, que aún seguía en coma sin mejoras y sin noticias de un corazón compatible para él.
Milo estaba feliz de tenerlo junto él. Ya no se sentía sólo en la casa y Shun estaba contenido por ambos ya que que Shaina había vuelto a su vida normal.
Ese día, la pareja almorzaba tranquilamente, para su suerte, el sol había hecho presencia en lo alto del cielo, logrando erradicar las nubes grises y la interminable lluvia.
El sonido del timbre interrumpió la comida. Ambos se miraron extrañados.
— ¿Esperas a alguien? — cuestionó el galo a su pareja.
— No, a nadie — se levantó de su lugar — iré a fijarme, quizás sea Degel.
El heleno camino hacia la puerta de entrada para abrirle al invitado por demás inesperado.
Lyfia
La fina y hermosa mujer, vestía un traje Chanel blanco impoluto, lentes de sol, tacones y el cabello celeste en una coleta baja.
En su mano sostenía el huevito del auto, en donde dormía un bebé recién nacido.
— Buenas tardes, busco al señor Monnier — hablo la joven con su voz aguda y femenina.
No hacía falta preguntar de parte de quien, Milo sabía perfectamente quien era esa mujer.
— Pasa — dijo en tono serio haciéndose a un lado para permitirle el ingreso al interior.
El francés se sorprendió al verla, lo que menos esperaba, era que la esposa de Surt apareciera y la interrogante era ¿Por qué lo buscaba? ¿Sabía algo del paradero de Surt?
— Hola Camus.
— Lyfia, siéntate — señaló el sofá de la sala — ¿Qué haces aquí?
Delicadamente, dejó la butaca sobre el sillón al lado suyo, cruzó sus piernas y miró seriamente a acuariano. El griego se dio la tarea de preparar café.
Ambos en silencio, que para nada era incómodo, esperaron pacientemente hasta que Milo trajera el café, no sin antes llevar a los niños a jugar a la habitación.
— Mira, no voy a darle vueltas al asunto — comenzó hablando la rusa — he venido aquí con el fin de arreglar unos asuntos contigo acerca de Surt y los bienes de él.
— ¿De que hablas?
Lyfia sonrió mientras tomaba un sorbo de la bebida caliente, dejó la tasa sobre la mesita ratona.
— Seré sincera, sabía de tu existencia hace más de un año — Camus la miró asombrado, como era posible que ella supiera que su ex tenía otra pareja y estar tan calmada, se dio cuenta que la peliceleste le llevaba ventaja — No voy a mentirte, me sentí fatal al enterarme, tenía ganas de matarte, pensé que eras un sucio amante. Sin embargo — hizo un gesto con el dedo índice hacia arriba — me di la tarea de investigar, descubrí que no solo no eras el amante, sino también su esposo legítimo y que eran novios desde la universidad y que yo era su amante. Sabía que tarde o temprano te enterarías y la bomba explotaría y debía asegurar el futuro de mis hijos, es por eso que estoy aquí.
Milo miró a su pareja que estaba callado y la observaba fijamente, estaba serio sin mover ningún músculo del rostro.
— Eso significa que... —
— Que estoy aquí para hablar sobre dinero y propiedades. Se que te has divorciado de él y que la casa de Versalles es tuya, sin embargo hay más propiedades y una jugosa cuenta de banco que no está registrada en Francia y es por eso que las autoridades no la han encontrado.
— Espera, ¿ Me estás diciendo que tu sabías de todo esto?
— Claro ¿Quién piensas que fue el colega que le dio toda la información a tu hermano? Fue Frodi, amigo de Surt y mí amante — sonrió — él es mí amante desde que me enteré de tu existencia y de hecho Orión, mí hijo — señaló al bebé de cabellos azul oscuro — es hijo de Frodi, fue su colega durante años, se cansó de la suciedad de mí esposo y decidió juntar información para hacerlo caer.
— Wow, estoy realmente sorprendido, he vivido con ese monstruo durante tantos años y nunca me había dado cuenta de nada y tu... —
— Volvamos a lo importante, voy a sacarle todo Camus, lo dejaré sin nada y pagará por todo lo que nos ha hecho a ambos. He venido aquí para ofrecerte la parte que les corresponde a ti y a tu pequeño niño.
El francés, en silencio, procesando toda la información que esa mujer acababa de escupir, eran demasiadas cosas. Tomó la mano de Milo, que estaba sentado a su lado, y lo miró con dulzura sonriendo. Tenía todo lo que necesitaba. Bebió un sorbo de café.
— No quiero nada Lyfia — respondió muy seguro con voz firme — no necesito de nada que provenga de Surt, tengo todo lo que necesito.
— ¿Seguro? No tengo ningún inconveniente en darte lo que es tuyo, mí abogado ya tiene todo resuelto.
— Muy seguro, es todo tuyo, disfrútalo.
— Bien, quiero aclararte algo, no tengo nada en contra de ti ni de tu hijo, se perfectamente que ambos fuimos víctimas aquí, pero no deseo que nuestros hijos se conozcan ni sepan que tiene hermanos. Nos volveremos a Rusia apenas logré mí cometido.
— Y yo estoy en total de acuerdo, no deseo tener más contacto contigo, ni con tus hijos.
La peliceleste se puso de pie, Camus la imitó y se acercó frente a ella.
— Un gusto Dr. Monnier — con una sonrisa, ella estrecho su mano.
— El gusto fue mío Sra. Andreev — aceptó la mano.
Lyfia tomo la butaca y se retiró de la casa del griego.
— ¿Estás seguro de no aceptar el dinero? Podrías haber sido muy rico — cuestiono el griego una vez que la mujer se retiró.
— No quiero nada más de Surt, amor. No lo necesito.
Hola mis bellos lectores. Ando con tiempo e inspirada por eso estoy actualizando seguido. Hay que aprovechar mientras pueda.
Espero que les haya gustado.
Gracias por leer.
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