No te mueras
Narra Milo:
"...- Hola Milo, por fin te comunicas.
- Lo siento, estaba tapado de trabajo.
- Amigo... Ya tengo los resultados del ADN - un pequeño silencio se hizo presente.
- ¿Sabes el resultado? -pregunto dubitativo.
- Soy un profesional Milo, no los abriría jamás... Pero si quieres ven hoy mismo y los miramos juntos - parecía molesto. Suspiré.
- Salgo de trabajo y voy. Nos vemos
- Nos vemos Milo.
Una vez terminada la llamada apuré mí almuerzo y suspendí mí última clase, después de aquella noticia y no tenía cabeza para más nada.
Por fin sabría con certeza si ese bebé era mío..."
Manejaba nervioso por las calles de París. Después de que Shura me avisara que los resultados estaban, suspendí todo para ir urgente a su encuentro.
Durante todo el camino, repasaba una y otra vez las palabras que le diría a Camus. Tenía que buscar correctamente cada palabra y ser muy cuidadoso con lo que le diría. No quería que la belleza francesa se pusiera mal. Todo este era difícil para ambos. Lo era más para él.
Llegué al edificio donde el consultorio de Shura estaba ubicado. Estacioné mí auto y sin pensarlo dos veces entré al edificio.
Shura me había dicho que entrara directamente, tenía un hueco de 30 minutos. Apenas el ascensor llegó a su piso mí cuerpo comenzó a sudar.
Malditos nervios.
- Buenas tardes señorita, Shura me espera.
- ¿ Ustedes es el señor Vasilakis? - afirmo con la cabeza- el Dr. Maldonado indico que pasara.
Sin darle respuesta alguna, caminé a paso ligero hacía su oficina. Ya se me estaba entrecortando la respiración.
- Hola Shura - saludo al español una vez que abro la puerta.
- Milo, te estaba esperando - Shura estaba apoyado en su escritorio - esto es para ti.
Me extiende el sobre. Me siento en el sillón frente a él. Con mis manos temblorosas rompo de a poco el sobre, ante la mirada expectante de Shura.
Una vez abierto, sacó el papel que contenía el tan anciado resultado.
Lo leo en silencio.
- ¿Y? - pregunta el español ansioso.
No puede darle ninguna respuesta, solo miraba y miraba el resultado.
Shura cansado de mí silencio, me arrebata el papel de mis manos para leer él mismo la respuesta.
- Felicidades Milo, serás papá - Shura hizo una mueca que no logré descifrar.
- ¿Que haré ahora Shura?
- ¿Cómo que harás? ¿Tienes que ir hablar con Camus ya? Yo mismo te enviaré de una patada - se notaba un poco molesto - ¿Acaso no estás contento?
- Si, lo estoy. Solo que tengo miedo a su reacción. Nosotros, creo que estamos bien. De echo me citó hoy en su casa - Shura volvió hacer la misma mueca.
- No quiero detalles. Solo... Cuídalo Milo.
- Iré a su casa ahora y terminaré con esta agonía. Hoy mismo se sabrá todo.
- Suerte Milo y cuídalo, va enserio.
Ya sentado en mí auto pensando, otra vez, en el momento que le contaría la verdad a Cam y esperaba que no me odie.
Repasaba en mí mente una y otra vez cada escena y posible escenario de ese momento.
Necesitaba unas palabras de apoyo que solo una persona podía brindármelas... Mí mamá.
- Hola hijito ¿Cómo estás?
- Bien mamá, un poco asustado. Acabo de confirmar que el bebé que espera Camus es mío .
- Eso ya lo sabíamos ¿Verdad? Estábamos más que seguros ¿Qué es lo que te preocupa?
- Que él me odie mamá... Que me odie por ocultarle todo esto desdé un principio.
- Milo, hijo se le nota que te ama. Si se enoja, dale tiempo, el que él necesite. Nunca lo abandones y apóyalo siempre. Él tendrá la decisión de como seguir con esto. Pero dudo que quiera sacarte de su vida. Tranquilo mí niño, tienes mí apoyo y el de tu padre.
- Gracias mamá, estoy por ir hablar con él justamente.
- Vas a ver qué todo va a salir bien. Te lo repito, se nota que te ama.
- Adiós mamá. Te visitaré luego.
Corté la llamada y con más confianza manejé hasta la casa del francés. Tendría una hora de viaje para pensar.
Llego a la puerta de la casa. Me roció un poco de perfume y salgo del auto.
En la puerta estaba estacionada solo su camioneta. Supuse que Afrodita ya se había retirado.
Toco timbre aún nervioso. Espere 10 minutos y Camus no abría. Toco nuevamente... Nada.
Lo llamo y no atiende su celular.
Comenzó a preocuparme.
Me acuerdo que siempre deja la puerta del fondo abierta. Salto el pequeño tapial de piedras y esquivo algunas plantas.
Siento que el perro viene ladrando, pero al verme mueve la cola y me saluda. Agradezco que ese perro me conozca.
Cómo supuse, la puerta del fondo estaba abierta.
Entro sigiloso a la casa.
- ¿Cam? ¿Dónde estas? - lo llamo pero no obtengo respuesta.
Escucho algunos quejidos que provienen de la plata alta. Subo las escaleras desesperado.
- ¿Camus estás bien?
Llegó hasta su habitación y sin pensar abro la puerta, tampoco estaba ahí. Escucho quejidos en el baño privado.
- ¡Camus! - vuelvo a llamarlo.
- ¡Milo! Milo ven - me llama desesperado desde el interior del baño.
Apurado abro la puerta y me encuentro con una imagen desgarradora.
Camus estaba sentado en el suelo sobre un charco de sangre. A su lado el inodoro que también estaba cubierto de sangre
- Milo - me llamaba con una voz muy débil - mí bebé Milo, mí bebé.
- Tranquilo mí amor - me acerque hacía él para levantarlo.
- Milo espera, no me siento bien... Mí bebé, mí bebé... - comenzó a llorar - llama a Shura urgente.
Saqué mí celular y marqué el número del español.
- Atiende, mierda atiende.
- ¿Milo que sucede?
- Shura, es Camus. Tiene hemorragia, no sé lo encontré en un charco de sangre... Creo que se desmayó - estaba tan desesperado que lo lograba explicarme bien.
- Llévalo de inmediato al hospital, ya voy para allá.
Cortó la llamada de golpe.
Dirijo mí vista a Camus, que aún estaba tirado en el piso. Me acerco y lo ayudó a pararse. Siento su peso muerto. Se había desmayado.
Lo cargo como princesa sin importar que me manchara la ropa. Lo único que quería era salvar a nuestro bebé.
- Vamos mí amor, te llevaré al hospital.
Ya camino al hospital Shura me vuelve a llamar.
- Ya estoy en camino Milo ¿Qué pasó? ¿ Que hiciste, que le dijiste? - sonaba enojado.
- Nada Shura, cuando llegué a su casa lo encontré así. Ni siquiera pude decirle nada del bebé.
- Espero que sea así. Llamaré a Surt. Por más que no sea su hijo Camus sigue siendo su esposo... Ya avisé al hospital, los están esperando. Llego unos minutos.
Manejo más rápido.
Al fin llegamos y en la puerta ya nos estaban esperando con una camilla.
Bajo apurado y abro la puerta trasera del auto donde Camus estaba acostado.
Los médicos rápidamente los asisten.
- Rápido, hay que estabilizarlo.
Sin perder más tiempo lo ingresan dejándome ahí parado solo y aturdido.
Narra Shura:
Estaba desesperado, aterrado y por demás preocupado. Me moría si algo le pasaba a Camus.
Después de cortar la llamada con Milo, tenía que avisarle a Surt quiera o no. Él era su esposo.
Mientras manejaba el auto como un desquiciado a toda velocidad, esperaba que el ruso me atendiera.
- Shura, amigo ¿Pasó algo que me llamas?
- Surt es Camus. Está en el hospital con hemorragia, temo que sea grave.
- Mierda, ya voy para allá.
- Te veo allí, también estoy yendo.
Aceleré aun mas mí auto.
Después de un viaje que me pareció eterno llego al hospital.
Me encuentro con Milo muy nervioso. Caminaba desesperado por toda la sala de espera.
- ¡Shura! - escucho que me llama a los gritos.
- Ahora no Milo, debo ir con Camus - no tenía tiempo que perder.
Llego a la sala de emergencias, donde ya habían estabilizado a mí amigo. Estaba conciente y lloraba.
- Camus, cariño ya estoy aquí.
- Shura, mí bebé mí bebé.
Habló con la enfermera y los médicos que lo atendieron. Me indicaron que lograron parar la hemorragia pero había que checar que el bebé estuviera bien.
Me acercó a Camus y beso su frente.
- Cam, cariño, veremos si el bebé está bien.
Arrastro el ecógrafo de la sala de emergencia y procedo a verificar el estado del bebé.
Busco y busco preocupado. No encontraba latido, ni feto. Miró a Camus y él me devuelve la mirada preocupada. No podía mentirle.
- Cam ...
- ¡No! No puede ser... Fíjate de nuevo Shura ¡Hazlo!
Haciéndole caso a su desesperado pedido, chequeo de nuevo... Nada, ni había latido ni feto.
- Lo siento Cam... Lo siento mucho pero haz perdido al bebé.
- ¡No! No es cierto. Shura, ¡Shura!
Camus se largo a llorar y gritar como un loco. Estaba entrando en estado se shock y no había forma de calmarlo.
Muy a mí pesar tuve que indicarle a la enfermera que le dieran un sedante mientras lo ingresaba para internarlo.
Debía hacer otra cosa. Avisarles a Milo y Surt la pérdida del pequeño.
Lo sé, lo sé. Me odian por matar al bebé.
Hola mis bellos lectores.
Aquí les dejo otro capítulo.
Próximo capítulo tendremos la reacción de Milo y Surt. También un Shura muy enojado
Espero que no me maten
Gracias por leer.
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