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No lo verán

Después de escuchar los gritos y llanto de tristeza y dolor, del que era su mejor amigo y amor platónico, Shura le ordenó a las enfermeras que le dieran calmantes. Sabía que no le calmarían su dolor por la pérdida, pero si lograrían dormirlo.

Cada paso que daba, alejándolo de Camus, era una punzada en su corazón. Los lamentos que escuchaba de su amigo, que poco a poco se iban ahogando, solo lograban ponerlo más nervioso, debía hablar ahora con Surt y con Milo, por supuesto.

Respiró profundamente al llegar a la puerta que lo separaban de la sala de espera. Había dado noticias de este tipo muchas veces, como también había visto el rostro feliz de los familiares al enterarse de la llegada de un nuevo y pequeño integrante a la familia.

Está vez no sería el caso. No habría abrazos de agradecimientos ni felicitaciones al nuevo padre o llanto de felicidad por parte de la abuela. Habría enojo, llanto de tristeza, alguna mirada de odió y quizás también pelea. Esperaba que está última no sucediera.

Volvió a tomar aire y coraje. Él también estaban triste. Generalmente cuando tenía que anunciar la pérdida ya sea de la madre o del bebé, estaba serio y un poco afectado, nunca era fácil, pero está vez todo era diferente. La persona que más amaba en este mundo, estaba pasando lo que sería su peor momento y tenía que darle la triste noticia a su amigo Milo.

Shura abrió la puerta de la sala de espera, busco entre la gente a Milo, pero un preocupado Surt lo abordó antes de que pudiera caminar hacia el rubio.

- Shura - lo llamo el ruso con una notable preocupación en su voz - ¿Cómo está Camus?

El español miro los ojos color magenta para luego dirigir su mirada al griego, que al percatarse de la aparición de Shura se levantó de su lugar, esperó en silencio hasta que Milo se acercara a ellos.

- Camus esta fuera de peligro - comunicó serio mirando a ambos.

- ¿Y el bebé? - preguntó un Milo muy afectado con nulo interés en disimilar su preocupación.

Surt al escucha la voz y sentir la presencia del rubio, que tanto le molestaba, apartó la vista de Shura para posarla en Milo. Le regaló una mirada de odió y de "que carajos haces aquí".

Lejos de sentirse intimidado por el pelizanahoria, volvió a llamar la atención de su amigo.

- Shura.

- Lo siento - vaciló, se preguntaba a quién debía de dirigirse. Era obvio que Milo tenía el derecho por ser el padre, pero lo correcto y ético era hablar con Surt. Muy a su pesar seguía siendo el esposo de Camus. Ambos lo miraron esperando la respuesta - lo siento Surt, perdimos al bebé.

Shura al fin pudo exhalar el aire contenido en sus pulmones desdé que abrió aquella puerta.

Millo llevo una de sus manos a su frente y la otra a su cintura, cerró sus ojos y arrugó su frente. Dio media vuelta y la mano que está estaba en su frente, viajo por su pelo hasta posarse en su nuca. Apretaba sus labios y ojos para no llorar. No podía y menos frente Surt.

Por otro lado Surt quedó callado y notablemente afectado. A pesar de como reaccionó en un principio cuando se enteró del embarazo, estaba muy ilusionado y feliz por ello. Retrocedió 3 pasos para luego sentarse en una silla.

El español los observaba a ambos serio y silencioso. No movía ningún músculo de la cara, él también estaba afectado y aguantando la ganas de llorar. Pero el enojó hacía esos dos era más fuertes.

Los culpaba de la pérdida y de estresar a Camus al punto de perderlo.

Surt levanto la mirada acuosa. Había intentado no llorar pero aún así no pudo evitar que algunas lágrimas escaparan.

- Amigo ¿Puedo verlo? - preguntó el ruso en tono amable.

Milo giró hacia Shura esperando la respuesta. Quería ver a Camus, consolarlo y abrazarlo. Ambos habían perdido a su hijo. Aunque él no pudiera verse afectado.

- No - fue su respuesta tajante. Los miro serio y cruzó de brazos.

- ¿Por qué no Shura? - hablo Milo fuerte y serio.

Surt volvió a mirarlo con odio.

- Disculpa pero ¿Tu que haces aquí? No tienes ni voz ni voto en esto. No es de tu incumbencia.

- Surt - lo nombró Shura aún serio - él encontró a Camus y lo trajo acá de urgencia.

- ¿Qué hacías tu en mí casa?

- Fui a buscar a Shijima para que juegue con mí hijo - puso la primer excusa que se le vino a al mente.

Surt con odio y desconfianza volvió a clavarle la mirada. Sabía muy bien de las intenciones del griego para con su esposo. Sabía que Camus no lo miraría, su esposo estaba perdidamente enamorado de él y nunca lo engañaría.

- Ya puedes irte, desde ahora me ocuparé yo de mi esposo - espetó poniendo énfasis en esas últimas palabras.

- Surt - reprimió Shura.

El teléfono del nombrado comenzó a sonar. Esté lo saco de su bolsillo delanteros del pantalón y lo miro.

- Tengo que contestar, es del trabajo. Disculpen - se apartó de ambos para contestar la llamada.

Milo y Shura quedaron solos. El español posó una mano en el hombre del rubio y lo miró serio.

- Lo siento Milo, de verdad lo siento... Quiero saber que pasó, que le dijiste, que le hiciste para que perdiera el bebé.

- Nada Shura, no hice nada, ni siquiera llegamos hablar o algo. Entre a la casa y lo encontré tirado en el baño en un charco de sangre.

Shura al oír su relato e imaginarse la escena, tensó la mandíbula. Estaba seguro que si lo hubiera encontrado él, quizá podría haber salvado al bebé. Sentía un terrible impotencia. Su mejor amigo, su amor, estaba sedado en una cama y él, como siempre, estaría incondicionalmente a su lado.

- Milo, creo que es mejor no decirle nada a Cam sobre lo del bebé... Ya no vale la pena.

- Entiendo, estaba pensado lo mismo - suspiro cansado - ¿Puedo verlo?

- No - negó el caprino poniendo su voz grave y seria - está dormido y necesita descansar. Cancele todas mis citas. Me quedaré junto a él toda la noche.

La mirada seria y el tono cortante que Shura utilizó, le dio a entender al griego que no daría el brazo a torcer. Las visitas para Camus estaban prohibidas por hoy.

Surt, al terminar la llamada, volvió junto a Milo y Shura. Miró con desdén al griego.

- Sigues aquí - espetó casi con asco - Shura, quiero ver a mí esposo - ordenó con soberbia.

- Iré a llamar a Degel - comunicó Milo para escapar de ahí. Ya sabia la respuesta negativa de Shura y también tenía que hablar con el hermano de Camus y contarle lo sucedido.

Una vez que Milo se despidió de ambos.
Shura volvió a su rostro serio.

- No puedes verlo, está descansando - cruzó los brazos convirtiéndose en una muralla que el ruso no lograría pasar. Quería a todos alejados de Camus.

- Shura, quiero verlo, necesito verlo. Tengo mí derecho y lo sabes - lo reto con la mirada.

- Y yo como su médico y mejor amigo te comunico que está sedado y necesita descansar. Ha sufrido una pérdida y está muy alterado. Mañana cuando despierte podrás verlo. Tú no mandas aquí.

Ambos comenzaron una guerra de miradas desafiantes. Shura no cedería ante Surt. Sabía que, como esposo, tenía el derecho a verlo pero lo conocía bastante par saber que lo alteraría o le echaría la culpa. Contaba con una ventaja, su padre Cid es el actual director de Hospital y sabía que Surt no armaría un espectáculo allí, su reputación ante todo.

- Bien - contestó al fin - apelare a tu buen juicio como médico. Volveré mañana y si pasa cualquier cosa me llamas.

- Claro Surt, te llamaré.

Siguió con la mirada al ruso asegurándose que se retirara. Suspiro cansado. Ahora le tocaba velar por su amigo hasta mañana.

Sentado a los pies de la cama, acariciaba su creciente vientre. El niño ya se hacía sentir. Miraba resignado como su, revoltoso y testarudo esposo, acomodaba, sin ningún tipo de orden y cuidado, las maletas de ambos.

Al día siguiente, partirían a Italia en una escapada romántica y de relajación.

- ¡Kardia! No te das cuenta que no podes poner los productos de higiene sin un estuche - llevo una mano a su frente contando hasta 10 para no gritarle.

- No te altares mí copito.

Ese griego sexy y de cabellera alborotada cuando veía venir el regaño lo llamaba con apodos melosos. Suspiró, no podía enojarse con él.

El teléfono del francés interrumpió el momento.

- Hola Milo ¿Preparado para cuidar a Mystoria? - bromeó el peliverde.

- Degel - lo nombró con un tono de voz notablemente triste y apagado - lo siento cuñado - tomo aire - Camus ha perdido al bebé y está internado en el hospital en Versalles. Shura esta con él.

- Oh no por Athena ¿Cómo está? ¿Sabes que le pasó? - se golpeó mentalmente. Que pregunta tonta. Era obvio que estaba mal. Ambos estaban mal.

- No lo sé con exactitud - suspiro cansado - Shura no me dejó verlo, ni a mí ni a Surt. Solo me dio la noticia de la pérdida y que Cam estaba sedado - Milo estaba devastado y Degel notó eso.

- Lo siento Milo, de verdad lo siento. Se lo ilusionado que estaba mí hermano con ese bebé - calló por unos segundos - y tú también. Quédate tranquilo, si está con Shura, está en buenas manos. No hay nadie mejor para cuidarlo hoy que él.

- Lo sé, sólo quería verlo y consolarlo. aunque supongo que ahora mismo no estoy en condiciones, necesito descansar.

- Quédate tranquilo, suspenderemos el viaje y Shun se puede quedar aquí hoy. No te preocupes y descansa Milo.

- Gracias Degel. Adiós.

Milo cortó llamadas dejando al francés por demás triste y preocupado. Sabía que Shura lo cuidaría muy bien.

- Copito - Kardia lo llamo preocupado al notar su cara - ¿Quién era?

- Milo - nombró con la voz entre cortada por el inminente llanto - mí hermano... Mí hermano perdió el bebé.

Las lágrimas de Degel no se hicieron esperar. El griego se acercó a él y le brindo un abrazo reconfortante y lleno de amor.

Degel apoyó su cara en el pecho del peliazul mientras este lo apretaba más a su cuerpo.

Degel estaba afectado, por su hermano, por su embarazo y el echo de pensar que él también estaba esperando un hijo y si lo perdiera se sentiría morir.

Antes de que Degel pudiera hablar y comunicarle al escorpiano su decisión de no viajar, esté de le adelantó.

- Amor - Kardia se separó de él para mirarlo a los ojos - podemos posponer el viajé, tu hermano te necesita.

- Gracias amor - Degel beso los labios carnosos se Kardia - te amo.

- Y yo a ti copito.


Luego de dejar algunas indicaciones a las enfermeras, sin esperar más, camino hasta la habitación donde su amigo descansaba.

Pidió específicamente que no lo molestaran. El no atendía en ese hospital y solo estaba allí por Camus únicamente. Poco le importaba la ética. Solo quería estar junto a su amor.

Entro con cuidado de no despertarlo. Al entrar se dio cuenta que el acuariano ya se encontraba lúcido.

- Te estaba esperando - comento Camus con una triste sonrisa.

- Ya estoy aquí cariño y no me iré -Shura le devolvió la sonrisa y se ubicó junto a su cama. Tironeó de la silla y sentó junto a él - ¿Cómo te sientes?

- Mejor - suspiró. Corporalmente, si se sentía mejor. Anímicamente era algo totalmente diferente - Shura ¿Milo?

- Surt y Milo se fueron hace un momento. Les comunique a ambos lo sucedido y les dije que te dejarán descansar.

Camus se reincorporó y tomo la mando de su amigo.

- Mejor, no estoy de ánimos para ver a nadie - Shura frunció el seño con reproche. Camus sonrió - excepto a ti Shurita.

El de ojos zafiros extendió ambos brazos pidiendo un abrazo, que el azabache correspondió sin pensar.

- No me dejes está noche - pidió Camus con la cabeza hundida en el cuello de Shura.

- Jamás cariño... Jamás te dejare.

Hola bello lectores.

Les dejo un nuevo capítulo.

También quería informales sobre el cambio de narrativa, de ahora en más seria en tercera persona debido a que pasarán varias cosas al mismos tiempo y así será más fácil integrar y dar más participación a los personajes secundarios, como Shaka y Mu.

Se que están esperando que pasó con ellos y el encuentro con Shura. Mí idea es agregarlo al próximo capítulo y también más seguido a la narrativa.

Gracias por leer.

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