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Y ahí estaba, nuevamente limpiando con esmero el saco de su novio, esa tarde tendría una reunión con unos ejecutivos importantes en su empresa y le dijo "Por todas las que tu perro me ha hecho, me la debes, lavame el saco, debe quedar impecable"

Y claro, siendo el único traje bueno que tenia, un traje de diseñador, debía lavarlo con sumó cuidado.

Unos pequeños ladridos llegaron a él, volteó viendo a su pequeño perrito ahí, parado moviendo la cola junto a sus pies, dejo el saco y se agacho acariciando al can.

—¿Qué pasa Tanie?

El perro soltó un ladrido y corrió hacia la puerta principal comenzando a rasguñarla.

Su perrito quería salir.

Miro el saco y suspiro.

—Terminó, y salimos a dar una vuelta, pequeño. Solo, dame 1 hora.

Y como si el perro entendiera dando pequeños pasos llego a su camita tirándose en ella con la intención de dormir.

El castaño por su parte volvió a la pequeña terraza y continuo con el lavado del dichoso saco.

Termino enjuagando una vez más el saco y colgandolo en un pequeño mueble de 2 pies, con ayuda de un sujetador de ropa. Lo dejo ahí para que fuese secado con el sol y entró hacía el departamento caminando hacía el baño.

Lavo sus manos y acomodó su ropa antes de tomar la correa de su pequeño perrito y hacer un pequeño sonido con su boca, despertando de inmediato al perro quien corrió hacía él.

Colocó la correa y salió del departamento para darle un paseo a su perro.

El día era maravilloso, el sol estaba brindando un ambiente cálido, estaba en su mejor punto, no había tanto calor, la brisa estaba tranquila y el aire era una combinación entre cálido y fresco, estaba perfecto.

Soltó la correa dejando a su perro libre en aquel parque, donde el perro corrió con felicidad sintiéndose cómodo por la libertad.

Amaba a su dueño, era él mejor.

No como él anterior, que lo dejaba siempre encerrado en la casa, le daba de comer comida horrorosa basada en comida para perro enlatada.

Esa no era vida.

Vida era la que TaeHyung le daba.

El castaño miro a su perro dando vueltas en el pasto, y río, aun recordaba como hace un año su pequeño perrito llegó a sala de urgencias en el hospital veterinario en el que trabaja.

Tenía tan solo 2 meses, en ese entonces, cuando el perro llegó con una intoxicación aguda debido a un alimento mezclado con proteína. Claro, él dueño anterior creía que dándole proteína al can, crecería más pronto y sería un animal completamente fuerte, sin importar la raza.

TaeHyung ante aquello, había cometido un delito si se podría decir, pues había secuestrado a aquel perrito, buscando darle una vida mejor. Consiguiendolo sin problemas.

Aquel perro era una luz que llegó a su vida. Y no creía que podría haber algo mejor en ella.

—Tanie~ ven, vamos a casa—Le hablo el castaño casi media hora después de salir.

Camino con la mirada fija en su perro, iba en su mundo con una sonrisa de felicidad al ver a su perro alegre.

Cuando la sonrisa se borro transformandose en un ceño fruncido por un dolor producido.

Ahora se encontraba en el suelo, junto a otro hombre que había chocando con él.

Lo miro sobando su brazo.

—¿Qué te pasa?—Preguntó un tanto disgustado.

—Perdóname, perdóname, mi gato se escapo, debo alcanzarlo—Fue todo lo que aquel tipo le dijo después de ayudarlo a levantarse y en un abrir y cerrar de ojos, aquel hombre había desaparecido tras la gente perciguiendo a su mascota.

Su perro llegó hacía él, ladrando y moviendo la cola.

—Al menos se disculpo y me ayudo.

Dijo restandole importancia a la situación y agachandose para colocar la correa nuevamente a su pequeño cachorro.

—Vamos Tanie, Byul nos espera en casa.

Un pequeño gruñido salió del perro y TaeHyung río.

Más evidente no podía ser, que a su perro no le agradaba su novio.

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