Capítulo 53: La marioneta y la mutante 2ª Parte
Todas las miradas de los presentes se encontraban observando a ese hombre, bajo y delgado, que salía del interior del bar dentro de la montaña. No le miraban porque sus ropas fueran las de un camarero ni por nada malo, sino porque todos conocían el rostro del hombre humano que lo dio todo por vencer al Rey Demonio y así salvarlos a todos.
Para Diane, que se mordía las uñas completamente nerviosa, pareció que pasó una eternidad desde que ese hombre salió del bar hasta que sus ojos se encontraron con los de la novia, que aún no se creía lo que tenía delante.
Zoba sabía bien quien era ese hombre, pues era capaz de reconocer a Gowther en todas sus formas y transformaciones, pero esta vez, sólo esta vez, quería ver a su padre. Escanor sonrió cariñosamente y tendió las manos hacia ella.
- Mi pequeña leona... qué feliz me hace verte casada - comentó él abriendo los brazos.
- Pa-papá... - murmuró ella mirándole impresionada - Papá...
- Estás preciosa, hija... - él sonreía con toda su ternura - Ven, déjame abrazarte.
Zoba se lanzó hacia él como si fuera un proyectil, saltando y abrazando su cuello con fuerza, sorprendiendo a Escanor, que la abrazó cayendo de espaldas con ella. Mientras ella lloraba y se estremecía abrazando a su padre, él sonreía en su hombro, acariciando su espalda y frotándola.
- Estoy aquí para ti... - susurró él - No podía dañarte con mi ausencia en el día que marcará tu vida de ahora en adelante.
- Papá... - ella seguía llorando y jadeando, mientras se apegaba a él todo lo que podía.
La ropa que llevaba era la verdadera que llevó él, pues Gowther no la transformó. Quería llevar la original que conservaba el olor y el aroma verdadero de Escanor, algo que es complicado de copiar y clonar, y con eso, Zoba se sentiría mucho mejor al abrazarle.
Tras levantarse ambos con cuidado y sin que ella quisiera dejar de abrazarlo, Escanor retiró un rizo rebelde de su frente sin quitar la sonrisa. Diane, sentada junto a King, no se perdía ningún detalle, y tenía agarrado un pañuelo.
- Ay, creo que voy a emocionarme también y a llorar... - se quejó ella limpiándose.
King sonrió, apretando su mano. Meliodas y Ban, sentados ahora en la misma mesa, bebían y miraban a Escanor con una sonrisa nostálgica. Acababan de explicarle a Hawk que él no era el verdadero, pues nadie le había dicho nada al puerco y estaba llorando y moqueando de pensar que él había vuelto con ellos.
Caminando padre e hija al centro de la pista de baile sobre la suave hierba, ellos empezaron a danzar con el baile tradicional de padre e hija, el cuál Gowther estuvo aprendiendo también en el castillo del rey Bartra, ya que necesitaba a un padre que supiera bailarlo... y no había nadie más que pudiese hacerlo.
Zoba bailaba con una gran sonrisa y de sus ojos seguían saliendo lágrimas, ahora de alegría, y su maquillaje no se movía ni estropeaba, pues como sabían que lloraría como una magdalena, se lo consiguieron así para que no pareciese una novia cadáver bailando.
Escanor la miraba con una sonrisa y disfrutando. Su tacto era igual, la forma de sus manos y la forma en que la miraba, con todo ese cariño intacto que el león tenía por su cachorra. Gowther lo estaba haciendo realmente bien.
En un momento más relajado, Zoba se apoyó sobre el hombro de su padre, mientras bailaban lentamente con las manos tomadas.
- Creo que nunca te he dado las gracias... - dijo ella en voz baja con una sonrisa - Las gracias por... evitar que llevara una vida desgraciada, o que ni siquiera tuviera el derecho de vivirla.
Escanor la miró sobre su hombro, y apoyó su cabeza sobre la suya despacio.
- Por lo que pensabas que era tu maldición sufriste mucho desde tu niñez... tú... no querías que otra niña diferente como tú pasase por lo mismo... y me adoptaste sin tener ni idea de cómo cuidar a una niña... con cuerpo adulto.
- Oh, pero aunque eras todo un reto, también me enseñaste mucho - contestó él - Fue divertido, ya lo sabes...
- Pero te di mucho trabajo... mucho trabajo... - ella suspiró.
- ¿De qué sirve la crianza si no dedicas tiempo a ella? - Escanor sonrió - Escribí las historias para ti con mucho cariño, te enseñé a hablar con paciencia y entre risas, y te quise enseñar a jugar... pero acabaste enseñándome tú a mí...
Escanor puso una mano sobre la nuca de su hija.
- Créeme, cachorra... soy yo el que debería darte las gracias a ti... por todo.
Zoba se abrazó más a su padre, soltando silenciosas lágrimas.
- Cuidaré de tu taberna, no dudes de eso. También de los restos de Rittha, de tu memoria y legado... y nunca nunca olvidaré todo lo que hemos pasado juntos. Así que, papá... descansa tranquilo allá donde estés.
Escanor detuvo su baile, algo impresionado por las palabras de Zoba.
- Allá a donde viento llevó tus cenizas seguro que crecerán girasoles... que seguirán mirando al sol para crecer grandes y bellos... - ella sonreía en su hombro - Y bueno... ya has visto que todos estamos bien aquí. Seguro que pronto Meliodas y Elizabeth tendrán un hijo, al igual que Ban y Elaine, y King y Diane. Gowther y yo no podemos, pero eso no quita que no pueda enseñarle a mis futuros sobrinos todo lo que tú me has enseñado a mí. Somos felices, papá, has dejado una huella muy bonita allá por donde has pisado y ahora te toca descansar.
Escanor acariciaba con mucha lentitud la cabeza de su hija. Los dos parados en medio del baile, hablándose entre susurros, hacían que el resto les mirase.
- Sólo quería decirte eso... - ella acarició los hombros de su padre - Que tu cachorra... ha madurado. Lo ha superado con creces y ahora se siente orgullosa de quién es ahora gracias a ti.
- Entiendo... - él separó su cabeza de la suya despacio, mirándola con los ojos llenos de orgullo.
Movió una de sus manos hacia el recogido de su hija, soltando las pinzas y liberando su cabello abultado y esponjoso, que caía sobre sus hombros tal y como él lo recordaba.
- Mi trabajo aquí ha terminado... pues mi pequeña cachorra... por fin es una leona.
Zoba sonrió, cerrando los ojos y dejando caer las dos últimas lágrimas. Las manos de Escanor comenzaron a cambiar, al igual que el resto de su cuerpo y de su ropa. Mientras Zoba mantenía los ojos cerrados, Gowther dejaba atrás la forma de Escanor para volver a ser él mismo delante de ella.
Cuando ella los abrió, volvió a sonreír de satisfacción al ver ahora a su pareja delante de ella, y se acercó a él para dejar sobre sus labios un beso lleno de cariño, mientras los aplausos y los vitoreos de los demás les envolvían como un cálido abrazo.
*
La celebración de la boda había terminado. Todo estaba recogido y se habían marchado a descansar. Ya no quedaban encargados que limpiaban, ni personal. No se escuchaba ningún ruido. Sólo quedaban los dos novios, ahora marido y mujer, que sin quitarse la ropa de la boda, estaban tendidos en la hierba mirando las estrellas de madrugada. Con una mano tomada, ellos estaban en silencio, disfrutando de las vistas y del aire fresco, pensando en todo lo ocurrido esa noche.
- No me esperaba en absoluto que me hicieras un regalo como ese - comentó Zoba, tras un largo silencio.
- Lo pensé, y se lo comenté a King y Diane. Tenía miedo de ofenderte, a ti o al propio Escanor, pero como finalmente me aceptó para ti, pues... me arriesgué - Gowther sonrió - Yo si que no me esperaba que... que te despidieras de él tan bien, aceptando que... ya no estaba.
- ¿Pensabas que me abrazaría a él y lloraría como una niña pequeña todo el tiempo? Yo también lo pensé al principio - Zoba rio - Pero... supongo que... es mejor así. Aunque lo haya superado, mi padre siempre estará muy presente para mí.
Ella apretó su mano entrelazada con la suya.
- Eso me hace recordar que yo no te he regalado nada - ella suspiró - Estaba tan nerviosa que no pensé en ello...
- Sabes que no soy materialista - Gowther sonrió más - Y sinceramente, no quiero nada. No quiero absolutamente nada. Tras hoy me he dado cuenta de que tengo todo lo que quiero, necesito, y mucho más a mi lado.
Gowther se incorporó levantándose, y tendió una mano para ayudar a Zoba.
- Y recuerda, nos casaremos de todas las formas posibles que existan - él la miraba sonriendo - Nada hará que nos separemos.
- Estoy de acuerdo - ella sonrió aún más.
- Deberíamos descansar... ya es tarde y nos hemos relajado. Vamos a dormir muy bien.
- Ve delante, Gowther - pidió ella soltando su mano - Te sigo enseguida.
El pelirrosa sonrió, caminando hacia el interior del bar por el oscuro pasillo de piedra. Zoba sonreía tontamente, y volvió a mirar al cielo. Una estrella fugaz pasó en ese momento, pero ella no deseó nada. Tenía, al igual que Gowther, todo lo que quería y necesitaba.
Cuando empezó a caminar hacia el interior del bar, antes de entrar por el pasillo de roca, se detuvo, sintiendo una presencia a su alrededor. Al principio se quedó inmóvil al sentirse observada, pero después sintió frío al reconocerla. No le hacía falta girarse, pero sabía, que detrás de ella, había una mujer envuelta en una capa con capucha que la observaba flotando. Sólo se escuchaba el sonido de su túnica al ser azotada por el viento. Ella se giró lentamente, encontrándose con quien sospechaba.
- Me-Merlín... - murmuró mirando a la figura.
La túnica oscura la cubría por completo, salvo el pecho y la mitad inferior de su cara, y la luz de la luna le ayudó a verificar que era ella por las quemaduras que había en su boca. Ella no respondió, y ni siquiera Zoba sabía la expresión de sus labios. Sólo sabía, que en el momento en que la maga se acercó flotando hacia ella, un escalofrío de terror se apoderó de ella, como si fuera peligrosa. Sus sentidos le indicaban que huyera, que algo no estaba bien, pero Zoba... quería enfrentarla. Quería demostrarle que era fuerte, que ya era... una leona.
Cuando la maga estuvo cerca, estiró hacia ella un mano desnuda abierta hacia su pecho, y un instante después Zoba sintió algo rasgarse dentro de su pecho. Dio un grito ahogado de dolor, mientras notaba su pecho arder. Su viaja cicatriz en el lado derecho de su pecho se abría, dejando brotar la sangre, mientras el corazón artificial de Gowther comenzaba a salir de su pecho.
La chica se había quedado muda, incapaz de moverse por la magia de su agresora, quien había desgarrado su vieja herida y ahora extraía el corazón que un día le dio para darle una vida normal. Cuando el corazón salió de su pecho, Zoba cayó de rodillas, derrotada, y envuelta en una ola de vacío y debilidad, sintiendo frío y pavor.
La maga observó el corazón, ahora en su mano, manchado de la sangre de la chica que ahora jadeaba en el suelo, muerta de frío, muerta de miedo.
- Merlín... - murmuró ella en el suelo, con los ojos abiertos de par en par, al igual que la boca, sin poder levantar la cabeza - No te lleves... mi corazón... no me lo quites... pues dentro... dentro están...
Merlín le dio la espalda sin mediar palabra con el corazón en su mano, y de la misma forma repentina que apareció, desapareció del lugar.
Zoba se había quedado sola, ahogada en el miedo, sintiendo el vacío de su pecho ahora, con sólo el corazón de su padre latiendo en el lado derecho, manteniéndola con vida, mientras con una mano intentaba tapar la herida fresca que sangraba en su pecho. Al verse sola, se esforzó por tragar saliva y levantar la cabeza, aunque no paraba de temblar.
- Gow... ther... - murmuró llamándolo - Gowther... - ella hizo un gran esfuerzo, sacando fuerzas de donde ya se las habían robado - ¡Gowther!
No pasaron más de tres segundos hasta que escuchó los pasos del chico correr hacia ella. Notando la desesperación de Zoba, el olor metálico de la sangre y escuchar su voz quebrada, hizo destrozar para ambos el mejor día de sus vidas. Cuando llegó a su lado y dejó que se apoyara en él, Gowther vio la gran herida de su pecho, notando a Zoba empezar a llorar mientras hiperventilaba.
- Gowther... - ella sollozó - Merlín... Merlín...
- Shh... no hables... - susurró él poniendo la mano en su pecho, tapando la hemorragia - Todo está bien...
- No, no está bien... - ella agarró su mano, manchándola de sangre - Ella... se ha llevado tu corazón... mi corazón... me lo ha quitado y se lo ha llevado... se lo ha llevado todo...
Ella comenzó a jadear más fuerte, sin soltar lágrimas, pues ya no tenía. Gowther la abrazó fuertemente tomándola en brazos y llevándola al interior del bar. Sí, Zoba lo había perdido todo cuando Merlín se llevó su corazón, pues dentro de ese artefacto hueco se iban depositando todas las emociones que Zoba había ido recolectando a lo largo de su viaje. Todas las que ella sentía, las que conseguía de los demás cuando absorbía la energía de los ataques, las que Gowther tenía hace milenios... todo.
Ese era su pequeño tesoro, su recordatorio de todo lo que había vivido hasta ahora, todo lo que los demás le habían enseñado. Y ahora, se lo habían robado.
- Gowther... - murmuró ella, una vez dentro del bar, mientras él la llevaba al cuarto en brazos.
- Estoy aquí... - él contestó con el mismo tono, pero suave para intentar calmarla, hacerle saber que todo seguiría estando bien.
- ¿Dónde está mi corazón? - preguntó entre sollozos.
- No lo se... - confesó él con una triste sonrisa - No lo sé... pero saldremos adelante. Podremos superar esto juntos...
----------------------------------------------
Hola personitas de mi vida! Siento el retraso con la publicación...
Sólo quería informarles de que el siguiente capítulo, el 54... será el último de esta historia. Sí, llevo más de dos años y medio con ella y por fin está terminando ^^.
El capítulo final será más largo y con él se cerrarán todas las dudas, pues veremos a muchos personajes, entre ellos, varios nuevos.
Así que, después de esto, espero veros en el final ^^
Besitos a todos!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro