Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 52: La marioneta y la mutante 1ª parte

Habían pasado algunas semanas desde la boda de King y Diane, y ahora, nos encontrábamos en la de Gowther y Zoba. Durante todo este tiempo, Gowther había estado muy ausente, llegándose a ver sólo por las noches y no quería decirle dónde pasaba tanto tiempo. El evento se celebraba en una colina, cercana a un pueblo, al pie de una enorme montaña, y cuando la dama de honor, Diane, se cercioró de que todo estaba en perfectas condiciones, entró por un pasadizo de esa montaña hasta toparse con una puerta donde estaban grabadas las palabras "Sweet Glutonny".

Al empujarla, apareció en un bar donde varias personas se encargaban de preparar el banquete. Ella les saludó con energía y se dirigió a una de las puertas traseras llamando primero.

 - Zoba, soy yo, entro.

Zoba estaba dentro, retocándose frente a un espejo en el pequeño cuarto. Se colocaba bien unos mechones rebeldes, y al verle sonrió.

 - ¡Diane! ¡Estás preciosa! - gritó con felicidad.

 - No, tú estás preciosa - contestó ella yendo a su lado - ¿Cómo te sientes? ¿Te ayudo con algo?

 - Creo que esto ya está - contestó mirándose de nuevo sonriendo.

Diane se puso detrás, colocando sus manos en sus hombros y viéndola también en el espejo.

 - ¿Al final has conseguido saber qué es lo que planeaba Gowther? - le preguntó.

Ella suspiró largamente. Sí, era obvio que su mejor amiga sabía de las escapadas de Gowther pero tampoco sabía a dónde iba y que hacía... o eso le había hecho creer a su amiga.

 - No... se lo tengo que preguntar cuando todo esto termine sin falta. Y no quiero que me esquive más las preguntas.

 - Y frente al resto... ¿cómo te sientes? Te vas a casar en menos de una hora - ella sonrió mirándole.

 - Estoy más feliz que nerviosa - contestó sinceramente - Mi boda no va a ser tan grande como la tuya o la de Elizabeth, pues no somos reyes ni tenemos mucho dinero... pero estoy realmente feliz y entusiasmada. ¡Quiero ver lo que me has preparado!

 - Nada de eso, aún no - contestó la giganta sonriendo - Ya mismo deben llegar tus padrinos, esta vez les dije que se dieran más prisa, no estamos tan lejos de donde viven.

Zoba sonrió. Si es cierto que la elección de padrinos por ambas partes fue... realmente rápida e improvisada. Pero acertada.

*Flashback*

Todos aplaudían emocionados la pedida de mano de Gowther a Zoba en la boda anterior. Realmente, de una boda siempre sale otra. Diane gritó a pleno pulmón, emocionada.

 - ¡Zoba, DEBO ser la dama de honor!

 - ¡No lo dudes, amiga! - contestó ella encima de la mesa, abrazada al ahora su prometido.

 - ¡Los padrinos, los padrinos! - gritaron por ahí - ¡Que digan los padrinos!

 - ¿En estos casos no deberían ser de Zoba sus padres? - preguntó Hawk, a lo que Ban le cerró el morro con una mano.

Ella suspiró con una leve mueca de tristeza.

 - Es obvio que mi padre no podrá ser... y ella... no creo que venga, ya no le importo nada. Así que...

Ella se recogió el vestido, y tomada a la mano de Ban, bajó con cuidado de la mesa al suelo. Dio un soplido para tranquilizarse, y comenzó a caminar lentamente en el ahora lugar de ceremonias completamente en silencio. Rodeaba la mesa sin prisa, con decisión, y en el fondo, algo de miedo, hasta quedarse de pie y quieta delante de una persona. Meliodas se giró hacia ella, con un hueso de muslo de pollo asomado en su boca.

 - Meliodas... - le nombró apretando los puños - Ya sabes que mi padre no está en cuerpo presente aquí, así que... apartando eso, eres el hombre que me puso a salvo hace mucho tiempo, y gracias a ti pude conocer a Diane y acabar en esta aventura con vosotros. En la ausencia de mi padre, quiero que tú, al que consideró su mejor amigo en vida, ocupes ese lugar... si no tienes ningún inconveniente, claro...

Meliodas la miraba sin inmutarse mientras seguía masticando y se sacaba el hueso de la boca, completamente limpio. Cada segundo que pasaba sin responder, para Zoba duraba una hora.

 - Dime cuanto antes el día y la hora y allí me tendrás - contestó sonriendo - Y si te hace ilusión, también te entregaré en el altar. Así lo habría hecho tu padre, ¿no es así?

Zoba juntó las manos con los ojos lagrimeantes y se apresuró a abrazar al rubio. También dejó una mano extendida para Elizabeth, a la que con una mirada, nombró su madrina. La peliblanca se llevó las manos a la boca emocionada y tras un taconeo nervioso de sus zapatos, se unió al abrazo.

Gowther los miró desde todavía encima de la mesa con una sonrisa, y luego se llevó un dedo a la mejilla mientras giraba los ojos al cielo pensando.

 - Y yo... ¿a quiénes puedo elegir? Mmm... la verdad es que apenas hay nadie con quien haya tenido mucha relación...

 - ¡¡Yo, yo!! - Hawk gritó volando a su alrededor, en forma de manta raya - ¡Yo puedo serlo, déjame serlo! ¡Te he ayudado a proponerlo, me debes una!

Hawk le seguía insistiendo y volando a su alrededor insistentemente, mientras que Gowther se hacía el sordo sólo para molestarle. Luego sonrió.

 - Está bien, ¡el capitán de las sobras será mi padrino! - declaró.

 - ¿¡En serio?! - gritó el cerdo emocionado - ¡No me lo esperaba!

Todos rieron ante su estupidez sin remedio, pero sin embargo, a Gowther aún le faltaba una madrina. Miró a las chicas que conocía. Diane ya iba a ser dama de honor, con Elaine no tenía mucha relación, Elizabeth ya había sido elegida... ¿a quién podría elegir?

De repente, tuvo una idea y se bajó de la mesa de un salto, caminando con algo de prisa hacia otra de las mesas, en busca de su futura. Cuando llegó, se quedó parando delante de una chica, que se sorprendió al verle.

 - Te elijo a ti como mi madrina, Guila - dijo con una sonrisa.

Muchos murmuraron en voz baja entre las mesas, contando el chisme del pasado de Gowther con esa chica. Guila mantuvo un poco la compostura y dio una sonrisa nerviosa.

 - Te lo agradezco, pero... no creo que sea la indicada para esto... - rechazó algo intimidada.

 - Claro que lo eres. En el poco tiempo que te pude conocer, descubrí que de verdad eres una buena persona. Me perdonaste por todo el daño que te hice a ti y a tu hermano, y ahora que tengo sentimientos, incluso has accedido a venir a mi boda. Me enseñaste muchas cosas que no deben hacerse, Guila, aunque no lo sepas. Quise forzarte a que encontrásemos la felicidad juntos, y ahora quiero pedirte que me acompañes a encontrarla.

Guila se sonrojó un poco. Esas palabras estaban cargadas de algo de lo que Gowther carecía cuando fueron más cercanos: de sentimientos y emociones. Aunque ella le hubiese perdonado, seguía habiendo un atisbo de duda para que aceptara.

 - Creo que Zoba se sentiría incómoda con eso... - le murmuró a Gowther.

 - ¡Vamos Guila, di que sí! - gritó animadamente Zoba desde la otra mesa, agitando el ramo casi sin pétalos de la novia.

 - ¿Tú crees que le molesta? - indicó Gowther con una sonrisa - Ya la ves.

Ella miró a la futura novia y dio una sonrisa más calmada con un suspiro.

 - Entonces acepto tu petición - afirmó sonriendo.

*Fin del Flashback*

 - Pero no tengo dudas - Zoba se levantó convencida - Mi boda, mis invitados y todo lo demás va a ser genial.

 - ¡Esa es la actitud! - Diane sonrió más animándola - Ya verás qué feliz eres cuando el novio te muestre tu regalo.

 - ¿Mi regalo? - preguntó - ¿No me digas que Gowther me ha comprado algo?

 - Ay, hablé demasiado... - susurró ella dándose un golpe torpe en la cabeza con la mano y sacando la lengua.

 - Oh, no... yo no le he comprado nada... - dijo ella empezando a entrar en pánico.

 - No te apures, no pienses en eso ahora...

Llamaron a la puerta del pequeño cuarto, y Elizabeth asomó, con un vestido corto color malva brillante.

 - ¿Se puede? Ya hemos llegado.

 - Pasa, pasa, mira que novia tan guapa - indicó Diane con la mano.

Ella pasó con una sonrisa y se acercó a abrazarla. Luego se separó tomándola de las manos.

 - El invitado sorpresa ha llegado - anunció.

 - ¿Oh, si? Iré - indicó Diane corriendo hacia la puerta.

 - ¿Invitado sorpresa? - preguntó Zoba extrañada - No estoy muy tranquila ahora después de todo...

Por un momento, el rostro de Merlín apareció en su mente, pero eliminó esa idea de su cabeza al ver que habían dicho que era un hombre. En el fondo, muy en el fondo... quería volver a ver a Merlín en su boda.

 - Antes de nada... - le dijo Elizabeth, con un poco de pena en la mirada - Quiero que sepas que esto lo hemos pensado Diane, Gowther y yo. Puede que te enojes, te enfades o algo peor... pero entiende que no hemos querido hacer nada malo.

 - Vaya, ahora siento una mezcla entre miedo e interés... - admitió Zoba - Pero no te preocupes, no creo que nada pueda arruinar mi felicidad ahora mismo.

Elizabeth dio una sonrisa asintiendo, y salió fuera con Diane. Zoba se retocó en el espejo, admitiendo internamente que estaba nerviosa por quién entraría al cuarto, pero autoconvenciéndose de que todo estaba bien.

Escuchó la puerta abrirse despacio de nuevo, y el sonido de dos únicos pasos, quedándose en la puerta. Zoba se armó de valor y sonrió, para después girar la cabeza a mirar. Su sonrisa se fue desvaneciendo muy lentamente, quedándose impactada por lo que veían sus ojos. 

Un chico joven de ricas y delicadas ropas para la ocasión estaba en la puerta, dudando en si cerrarla o entrar del todo.

 - Zoba... qué linda estás... - piropeó en un murmullo nervioso e incómodo.

 - Arthur... - susurró ella mirándole inmóvil - Arthur Pendragón...

El joven príncipe tendió las manos hacia ella, como si quisiera tranquilizarla mientras retrocedía un paso más. Él tampoco se sentía bien estando ahí con ella, pues sabía que podría enfadarse mucho.

 - Por favor, escúchame... - pidió con algo de tristeza - Sólo dime si quieres que me vaya. Dime que me marche y así lo haré, no te obligaré a hablar ni a que me mires. Sé que mi presencia aquí te puede resultar muy incómoda, pero no es lo que quiero... yo sólo quería...

Zoba se levantó un poco el vestido agarrándolo y caminó hacia él rápidamente. Soltó el vestido y le abrazó por el cuello sin previo aviso, sorprendiendo al príncipe que abrió los ojos con confusión.

 - Zoba... - la llamó.

 - Quería verte... quería verte alguna vez después de lo que ocurrió... - confesó - Cuando piensas las cosas en frío, te das cuenta de que... de que no puedo odiarte... - dijo retirándose y mirando a sus ojos con pena - No puedo odiarte aunque quiera, Arthur... no fui creada con esa capacidad. Eres lo que más ama la mujer que me creó, y aunque me siento... sustituida... no puedo echarte a ti las culpas, si la haces feliz, y ella te hace feliz a ti. De la forma en la que quieras considerarlo.

Arthur parpadeó confuso con los ojos muy abiertos, pendiente de la conversación. Luego dejó salir un suspiro incrédulo.

 - Esto... ha sido mil veces mejor de lo que me esperaba... - admitió - Yo estaba dispuesto a pedir perdón mil veces por... todo, y al final has sido tú. Aún así, quiero que aceptes también mis disculpas por todo el daño que te ha causado la situación.

Zoba asintió, tocando con la punta de sus yemas sus lagrimales para recoger una lágrima. Aunque había recibido un maquillaje especial que no se estropearía por las lágrimas, temía moverlo o borrarlo.

Volvieron a llamar a la puerta, asomando esta vez Meliodas. Sonrió al verles juntos.

 - Perdón la intromisión, pero todos los invitados ya han llegado y es la hora de que te entregue - dijo con una sonrisa.

Zoba sonrió asintiendo y fue a recoger su ramo mientras Arthur se marchaba para ir a ocupar su sitio en la ceremonia. Luego, ella miró a Meliodas mientras le tendía el brazo.

 - ¿Me veo muy nerviosa? - preguntó - Siento... que voy a llorar, y no se de qué exactamente...

 - No llores ahora - le pidió - Ya tendrás tiempo para llorar.

 - ¿Eh? - preguntó mientras tomaba su brazo.

 - No he dicho nada - Meliodas miró a otro lado con una sonrisa mientras empezaba a caminar con ella.

 - Meliodas, lo he oído, explícate - pidió ella nerviosa andando.

 - Que bonita taberna había aquí, si alguna vez la quieres vender, te la cambio por mi Lostvaine - comentó cambiando de tema.

Ambos salieron por el pasillo de la montaña, por donde se filtraba la luz del exterior a la vez que empezaba a sonar la música. Cuando el sol dejó de deslumbrar y salieron, Zoba pudo ver bien todo lo que había preparado Diane. Era sencillo y acogedor, con todas las personas que ella había conocido dispuestas en dos partes atravesadas por una alfombra que llevaba hacia el altar, donde estaba su futuro marido.

 (Trajes de los demás ;3)

Mientras que la música sonaba y avanzaban despacio por la alfombra, Zoba iba mirando impresionada los invitados. Todos la miraban y sonreían, lanzaban piropos y suspiros de alegría. Cada vez que ella miraba a alguien, era como si un recuerdo suyo se desbloqueara en su mente, y todo lo vivido hasta ahora desde el día en que nació estaba recogido frente al altar de su boda. Y cuando llegó al altar y vio a su futuro marido, supo que lo mejor de su vida estaba justo frente a ella.

Meliodas le miró con una sonrisa algo sarcástica, viendo lo apuesto que estaba el novio para la ocasión, y tras pensarlo un momento, soltó el brazo de Zoba para que fuera el ojidorado quien ocupase su puesto. Luego, él se marchó a su lugar, quedando los dos novios mirándose fijamente con una sonrisa.

Entrelazando los dedos de una mano, ambos se giraron a su vez hacia aquel que los nombraría marido y mujer muy pronto, mientras los invitados atendían. Todo parecía sacado de un cuento mágico, cada gesto y cada palabra eran de otro mundo. Ambas promesas de los novios, el intercambio de anillos, el de miradas, el de sonrisas. Todo era demasiado mágico para ser real.

Pero sin duda, el momento más mágico y cumbre, fue por supuesto el beso de los enamorados, que al juntar los labios de ambos, sintieron cómo se abría algo en sus pechos, algo que indicaba el inicio de una nueva vida que haría que todo lo que llegase de ahora en adelante, lo afrontara este equipo... indestructible. Los aplausos, los silbidos, regalos de flores y pétalos hacia ellos no se hicieron esperar, pues todos querían festejar y celebrar el inicio de dos vidas unidas.

Todo el tiempo pasó muy rápido. El nuevo banquete fue muy parecido al que ella organizó, salgo que esta vez la comida salía de la cocina de la taberna del bar que estaba justo al lado, aquel llamado "Sweet Gluttony". Todos bebían en grandes cantidades, ponían música y salían a bailar. Los novios se acercaron a todas las mesas a saludar y agradecer su presencia a los invitados, que a cambio de ello, les daban regalos y presentes deseando una eterna felicidad.

Una vez terminado de comer, la música comenzó a sonar y las parejas salían a divertirse. Zoba se sentó en su lugar, teniendo la mejor vista del baile, con una enorme sonrisa. Por un momento, se imaginó que si lo que estaba sintiendo en ese momento, era igual a lo que sintieron Diane y Elizabeth cuando se casaron, y si no era igual, debía ser muy parecido.

 - El próximo baile será el vals de los novios - le comunicó Gowther, a su lado, levantado.

 - ¿Crees que podrás hacerlo? - preguntó ella - Sin pisarme, claro.

 - Lo domino - confesó con una sonrisa - Ahora puedo decirte a dónde me escapaba días enteros sin decirte nada. Iba al castillo de Lyones, a que Meliodas me enseñara a bailarlo, aunque apenas se acordaba.

Zoba se levantó del asiento sorprendida, mirándole a los ojos. ¿Ese era... su regalo? 

 - ¿En serio? - preguntó incrédula - Es... es un gesto precioso...

 - Merece la pena - él sonrió tendiéndole la mano para invitarla a salir.

Ella tragó saliva emocionada, y la tomó avanzando con él hacia la pista de baile vacía. Al colocarse ambos, Zoba vio que su ahora esposo, estaba muy tranquilo, y sonreía convencido. Al sonar el vals, ambos se movían correctamente. Zoba había ensayado con Diane y no se le hizo muy difícil, porque también tenía la ayuda de King para hacer el puesto de hombre en el baile. Así que Zoba pensó que Gowther había bailado con Elizabeth, pero no sintió celos en absoluto. Ahora era su esposo. Sólo y únicamente de ella.

El baile se hizo tremendamente corto para ambos, que lo terminaron con un largo y cariñoso abrazo. Zoba de verdad estaba emocionada y algunas lágrimas se le escapaban. De verdad iba a llorar esa noche.

Se retiraron después para dejar bailar a algunas parejas más, y Zoba pudo ver por el rabillo del ojo que Diane la miraba muy nerviosa. Se detuvo a mirarla, y fue cuando Gowther le dijo que se ausentaba un momento. Al dejarla sola, Diane se acercó.

 - ¿Cómo estás? - preguntó la giganta.

 - Como en un sueño... - contestó con una sonrisa tonta - ¿Y tú? Te veo algo alterada...

 - No es nada, preciosa... - dijo empujándola suavemente y llevándola hacia su mesa.

La giganta, con un movimiento de cabeza, le indicó a King que fuera detrás de Gowther, que se dirigía al interior de la taberna en la montaña. Diane tomó sus manos entre las suyas enguantadas. Ella sabía la sorpresa que Gowther le tenía preparada, siendo ella y sus padrinos los únicos conocedores de ella, y la verdad eso le causaba muchos nervios... porque era algo muy especial. Zoba la seguía mirando algo extrañada. Realmente se estaba preocupando por todo.

En el interior de la taberna, había muchos empleados recogiendo y lavando todo lo salía de la boda. King entró flotando, viendo una puerta entreabierta. Se acercó un poco, y llamó empujándola. Dentro estaba oscuro, pero veía una silueta dentro.

 - ¿Gowther? - preguntó - ¿Estás bien? ¿Te ayudo con algo?

 - Sí, sí. Dame un minuto. Estoy preparando la sorpresa de Zoba.

Él asintió, esperando fuera, viendo el ir y venir de los empleados y escuchando el ruido de la vajilla. Al cabo de un poco, escuchó la puerta cerrarse a sus espaldas.

 - ¿Y bien? - preguntó Gowther - ¿Qué tal lo ves?

King se giró curioso hacia atrás, y se quedó petrificado con lo que veía. Abrió los ojos y la boca lentamente, retrocediendo un poco.

 - Es... fabuloso... - murmuró sin poder dejar de mirarlo.

Mientras, en la boda, los músicos cambiaron la canción. Empezaron a tocar un lento vals, tranquilo y sosegado, en el que las chicas de la boda eran sacadas por sus padres a bailarlo. Elizabeth no tardó en salir con una gran sonrisa. Zoba se sorprendió.

 - Creo que esta canción no era necesaria en mi boda... - le dijo a su amiga mirando al baile.

 - La pensé en incluir para los invitados, no te preocupes - contestó Diane rápidamente, incómoda.

La castaña, al notar a King volar rápidamente hacia ella, casi se le sale el corazón por la boca al ver la cara que su marido traía. Se apresuró a tomarle de la mano, mirando hacia la entraba oscura del bar de la montaña, a la vez que la música bajaba de tono, y varios invitados curiosos miraban a su dirección a ver que ocurría.

Unos pasos empezaron a escucharse del eco del pasillo del bar, mientras una figura emergía lentamente de la oscuridad. Diane tragó saliva al ver que Zoba miraba atentamente.

 - Espero que te guste el verdadero regalo de Gowther, Zoba... - dijo intentando calmarse.

Pero ella a penas escuchó, pues todos sus sentidos estaban puestos en aquel hombre que lentamente emergía de la oscuridad, hasta revelarse su figura completamente a la vista de todos.

---------------------------------------------------------

Primera parte de la boda completada! :3

¿Qué pensáis del regalo de Gowther? :3

Nos vemos pronto en la segunda parte!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro