Capítulo 45 - No me arrepiento de nada
Sate Sate Sate, aquí estamos de nuevo tras gastar muchos clínex escribiendo esto.
Bien, @Desconocida1994 me ha pedido que le dedique un capítulo, ya que es una de esas lectoras fantasma que llamamos, pero ha demostrado estar al tanto de todo, así que, este para ti :3
Espero que llores y disfrutes por partes iguales.
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Tras ese viaje, el León del Orgullo llegaba al campo de batalla, siendo el último en llegar... pero... ¿No dicen eso que lo mejor siempre viene al final?
*
Mientras Zoba veía a Escanor alejarse con Mael, Howzer no sabía como acercarse a ella. Se supone que ahora ella se quedaría con ellos para ayudar a evacuar a las personas que seguían en el reino, pero ella no apartaba la mirada de su padre, con una expresión algo triste.
- Esto... - alcanzó a decir el rubio.
Ella le miró, y se frotó los ojos con el puño. Después asintió.
- Vamos... - dijo dando una diminuta sonrisa - Pero antes, sólo permíteme una pequeña plegaria...
Y dicho esto, juntó sus manos agachando la cabeza, estirando las pequeñas alas de su cabeza, orando al sol por que brille fuerte y por más tiempo.
*
En el campo de batalla, Escanor se había puesto delante de sus amigos, deteniendo el ataque del rey demonio con sus propias manos, mientras le desafiaba con su ardiente mirada. Nadie se lo esperaba de vuelta, pero fue una grata sorpresa para todos.
- ¡Escanor, has recuperado tu gracia! - gritó Diane emocionada.
- Pensaba que no te iba a volver a ver en estas condiciones - Ban sonrió de lado incorporándose.
- Más quisieras, Ban... - dijo Escanor sin dejar de mirar al rey demonio - Me hice una promesa hace mucho tiempo, y creo que ha llegado el día de cumplirla.
Merlín lo miraba con seriedad desde más atrás, portando en sus manos la magia con la que iba a atacar. Luego sonrió de lado más tranquila, pero con una muestra de dolor en sus labios. Miró al cielo, viendo que pronto llegaría el medio día, pronto aparecería The One.
- Zoba... - susurró - tu padre te necesita una última vez... no le falles...
Mientras que Gowther intentaba hacer que Meliodas entrara en el corazón de Zeldris, el nuevo recipiente del rey demonio, igual que hizo entrar al resto en su corazón para sacarle a él, el resto de los pecados se mantenían dispuestos a atacar y aguantar, esperando con ansias a que el sol llegara alto, muy alto, y brillara con fuerza. Escanor era el único que podía contener al rey demonio.
Tras unos momentos interminables, el sol comenzó a calentar con más fuerza, haciendo a Escanor sonreír, viendo su cuerpo arder en lava, mientras llegaba The One. El rey demonio se alejó un poco, expectante.
- Tú, un humano... ¿crees que incluso que con tu máximo poder podrás derrotar al rey de los demonios? - gruñó con voz grave.
- No soy un humano cualquiera - Escanor sonrió más, siendo devorado por su orgullo - Yo soy el más fuerte de todos lo humanos, aquel que no puede ser vencido por cualquier otra raza ni título, aquel decidido a consumirte con un calor tan abrasador que me consuma también.
Aunque Escanor tenía una enorme sonrisa convenida y orgullosa en su rostro, esas palabras hicieron sobresaltar al resto de sus aliados, deteniéndose un segundo. ¿Un calor tan abrasador que le consuma también?
- ¡No os despistéis! - ordenó Merlín - ¡Que nada os aparte de vuestra mente y de vuestros corazones la idea y la intención de ganar esta batalla!
El resto asintió, viendo como ahora Escanor comenzaba a ganar terreno en su pelea contra el rey demonio. Sus brillantes ojos y su gran sonrisa causaban furia en el demonio, que veía que sus golpes no dolían ni hacían ningún daño a ese mortal que sólo era un humano. Eso hería su orgullo como demonio y Escanor lo sabía... pero el demonio era resistente... sólo tenía que esperar y aguantar un minuto, mientras Escanor expulsaba toda su energía contra él, y entonces estaría más débil y vulnerable que de costumbre.
- Magnífico poder... - consideró el rey demonio - Puede hacerme frente perfectamente - dijo colocando su puño en posición - Sólo un leve recordatorio... ya ha pasado un minuto - dijo con una voz siniestra, cargada de maldad.
Y dicho esto y abriendo los ojos sonriendo, el rey demoño propinó un fuerte golpe al estómago del humano, viendo como su brazo se quedaba atascado entre sus músculos ardientes. Sin embargo, Escanor no se inmutó. Permaneció sin moverse en su posición, ante la sorpresa del rey demonio, que vio como su brazo era agarrado por unas enormes manos ardiendo, haciendo que llegase a sentir quemazón en su piel. Levantó su mirada incrédulo, viendo ahora a un hombre cuyo pelo era llamas de fuego, y sus pupilas azules habían ardido hasta el punto de ser pequeñas brasas brillantes que sólo deseaban verle muerto.
- Tengo una promesa que cumplir... - dijo Escanor con voz grave apretando sus manos - Tengo una hija a la que dar un futuro... unos amigos a quien proteger... y nadie me va a impedir que lo consiga. Yo soy el sol que nunca se pondrá en el horizonte.
Dicho esto, golpeó en la cara al rey demonio, mandándolo lejos, ante la mirada atónita del resto de sus compañeros.
- ¡Escanor está aguantando! - gritó King - ¡The One dura más de un minuto!
Merlín se puso delante de ellos, protegiendo a Elizabeth de la onda del ataque, mientras flotaba con los brazos extendidos. Inspiró y expiró profundamente, y reunió toda la fuerza y energía que necesitaba... para alegrar su corazón.
- Zoba, es fantástico... - susurró sonriendo - Escanor lo va a conseguir, tus ruegos han sido escuchados, tu presencia y tu recuerdo le dan una fuerza inusual con la que salvará el mundo entero. ¿Me escuchas, Zoba? ¿Sientes lo que yo puedo sentir? - dijo poniendo las manos en su corazón, mientras que su pelo se movía frenéticamente por el viento - Lo vamos a conseguir... nada ni nadie nos va a impedir que acabemos con el rey demonio hoy mismo.
Y tras intentar engañar a su corazón usando sus palabras y su mente, añadió.
- Ahora pequeña, perdona por lo que voy a hacer, sabes que es por una buena causa... Connection Canceled.
Y tras esto y un leve movimiento de dedos sobre su pecho, Merlín volvió a mirar la batalla con seriedad. Elizabeth, detrás de ella, la miró protegiéndose con un brazo.
- Merlín... - dijo llamándola.
- Escanor está convirtiendo su vida en energía para mantenerse en esa forma - dijo sin mirarla - Es su pelea y no quiere que nadie interfiera. Respeta su decisión y deja que cumpla su promesa.
- ¡Pero si hace eso...! - Diane continuó a su lado.
- Escanor moriría tarde o temprano, pero la diferencia entre ser un humano y el humano más fuerte del mundo... - dijo ella frunciendo el ceño - Es que él va a entregar su vida para asegurar el futuro de los demás.
Diane la miraba con las pupilas titilantes y apretando los dientes, como si acabara de ver un fantasma, mientras King se ponía a su lado.
- ¡Pero has mentido a Zoba! - le gritó con impotencia.
- ¿¡Qué hubieras hecho tú en mi lugar!? - contestó la maga lanzándole una mirada helada, y hablándole de esa manera por primera vez - ¿Quieres que ella sienta desde mi corazón lo que está ocurriendo y que aparezca en el campo de batalla para empeorar las cosas? ¡No soy de piedra, he tenido que mentirle y anular nuestra conexión porque no quiero que descubra que su padre va a morir hoy inevitablemente!
Diane se tapó la cara rápidamente, intentando que esas palabras tan duras no le desestabilizaran, pues Merlín no lo dijo sutilmente. King agarró sus enormes manos, haciendo lo posible por que ella no llorase.
- ¿Por qué tiene que ser así...? No es justo... todos somos amigos...
- Diane... se que no puedo hacer nada por evitar esto... - dijo King intentando meter la cabeza entre sus enormes manos - Pero yo... siempre estaré contigo... nunca te abandonaré... por eso... cuando acabe esta batalla y derrotemos al rey demonio... ¿Te casarías conmigo?
Ella se apartó las manos de la cara, revelando unos ojos llorosos y sorprendidos a su vez, y poco a poco, su rostro tomó color con un sonrojo, y mirándole con una ternura infinita, asintió.
Sin embargo, había alguien que no estaba dispuesto a dejar que Escanor consumiera así su vida sin más, y se lanzó a por Escanor y detenerle. Meliodas, el capitán de los siete pecados capitales, no estaba dispuesto a que eso ocurriese.
- ¡Escanor! - gritó - ¡Cuando te pedí que te unieras a nosotros no era para que hicieras esta locura! - dijo poniéndose delante con los brazos extendidos.
El orgullo lo miró de reojo.
- Aparta de mi camino - sentenció.
- Nunca - dijo convencido - Hemos combatido mil veces, entre los dos hemos podido controlar tu máximo poder cuando combatíamos hace años para que no pierdas el control al llegar el medio día, ¡pero no puede acabar así como así! ¡Si te di un lugar en nuestro grupo era para que tuvieses una vida buena y no desearas morir por culpa de tu maldición!
Escanor le miraba por encima del hombro, mientras las llamas de su bigote se fundían con las de su cabello, y se giró hacia él.
- Por eso mismo... ¿tienes alguna idea... de lo sumamente agradecido que estoy?
Meliodas abrió los ojos sorprendiéndose, viendo delante de él a ese enorme hombre en llamas.
- Le diste a la vida maldita que me tocó felicidad... todos vosotros aportasteis amor y felicidad a mi vida... amigos, un sentido, personas a las que proteger y amar, razones para seguir adelante. Incluso a mi hija, aquella que nació sin posibilidades de vivir mucho más... le disteis amigos, un padre, madre, una pareja, un corazón... un futuro...
Meliodas miraba sus ojos ardientes, en los cuales brillaba una mezcla de agradecimiento y nostalgia casi imposible de ver tras sus llamas, y si Escanor no se encontrase ardiendo, incluso podría llorar de felicidad... pero sus lágrimas serían rápidamente consumidas por el fuego.
- Veo que tu motivo va mucho más allá de simple un sacrificio... - dijo Meliodas apretando los puños.
- Comprendí que tengo un enorme poder dentro de mí, y que si algún día quería abandonar la vida y la maldición que se me otorgó... ¡me juré a mí mismo que la arriesgaría por todos vosotros! ¡Por ese mismo motivo no puedes detenerme!
Y tras estas desgarradoras palabras, se lanzó a continuar batallando al rey demonio. Meliodas dio una sonrisa de lado y extendió su alas demoníacas volando tras Escanor, hasta conseguir adelantarle.
- ¿Quieres seguir perteneciendo a los siete pecados capitales? - gritó girándose hacia él en el aire - ¡Si es así tenemos una norma! ¡Cuando uno de nosotros se encuentra en apuros...!
- ¡...el resto debe ir a socorrerle!
Escanor giró la cabeza al oír eso, encontrando al resto de pecados corriendo tras él, dispuestos a unirse al combate.
- ¡No te quedes toda la diversión para ti! - Ban sonrió saltando.
- ¡Todos tenemos que luchar por todos! - King extendió sus alas volando.
- ¡Quiero que vengas a mi boda! - gritó Diane con alegría.
- ¡No sería capaz de volver a mirar a Zoba a la cara si dejo que su padre luche solo! - Gowther hizo aparecer sus arcos gemelos.
- En ningún momento te has sentido solo, y nunca lo sentirás - Merlín dio una suave sonrisa volando.
Escanor los miró en silencio, a todos, de uno en uno, y luego se resignó cerrando los ojos.
- Bien... entonces... permitidme pelear junto a vosotros una vez más - dijo levantando la barbilla con orgullo.
*
En la ciudad, los caballeros sacros llevaban y guiaban a las personas heridas, que huían del resto de pequeños demonios. Howzer hacía movimientos con las manos indicado a la gente por donde ir, vigilando siempre el aire, por donde se solía ver a Zoba. Ella flotaba por el aire, llevando entre sus manos una pequeña cesta donde lloraban cinco pequeños gatitos, sucios y asustados por haber quedado atrapados bajo los escombros, ahora en buenas manos.
Ella sin embargo, tenía la mirada perdida con una sonrisa, notando un maravilloso sentimiento en su corazón. Las palabras de Merlín le estaban llegando, y con ello la alegría de una victoria asegurada gracias a su padre. Sin duda, lo amaba, lo amaba con todo su ser. Luego dejó salir dos lágrimas de felicidad y empezó a reír, sabiendo que todo iba a ir bien y que pronto se reuniría con ellos.
En ese momento, sintió una punzada en su corazón, a la vez que notaba cómo le abandonaban las fuerzas. Sus alas dejaron de batir, y la poca fuerza que le quedó, la usó para seguir agarrando la cesta de los gatitos. Luego cerró los ojos, y se precipitó contra el suelo, sin que sus alas respondieran.
Howzer, que miraba al cielo de vez en cuando, tuvo que mirar dos veces para verificar que la chica estaba cayendo al vacío, y tras precipitarse corriendo a por ella, invocó un tornado para que impidiese a la chica caer al suelo, llegando a tiempo para recogerla entre sus brazos.
- ¡Zoba! - la llamó quitando la cesta de sus manos - ¿¡Que ha ocurrido!? - dijo abriendo sus ojos a ver sus pupilas.
Ella los abrió despacio, con la respiración lenta, y esbozó una sonrisa mirando al cielo, en ese precioso día soleado.
- Vamos a ganar, Howzer... - dijo susurrando - Merlín me ha dicho que mi padre... es el mejor...
Él se levantó tomándola en brazos preocupado, viendo como ella se llevaba la mano a su pecho con dificultad.
- Merlín seguramente me ha quitado la conexión con su corazón para concentrar mejor su poder... lo acepto... puedo aguantar...
Howzer la miraba tristemente mientras ella seguía mirando al cielo con una sonrisa. Ahora que carecía de corazón, su vida empezaría a menguar hasta que finalmente su poder vital llegase a cero. La recostó contra un edificio, mirando a ver que podía hacer con ella.
- Oye... ¿no hay alguna manera de que la energía de tu tesoro sagrado pueda convertirse en energía vital para ti? - preguntó dudoso.
- Todo estará bien... - susurró ella - Ellos terminarán pronto... y Merlín volverá a unir su corazón al mío... hasta que fabrique uno para mí... después de todo, vamos a ganar la batalla.
Howzer la miraba arrodillado a su lado, y luego giró la cabeza a ver a los gatitos, que salían despacio de la cesta, maullando, con su pequeña cola levantada. Howzer tomó uno anaranjado, de pelo largo, y lo puso en las manos de Zoba, que al notar su calor y que estaba siendo acariciado, comenzó a ronronear.
- Escuché una vez que el ronroneo de los gatos era bueno para subir el ánimo... - dijo con algo de vergüenza - Es una pena que en palacio no podamos tener gatitos para acariciarlos...
- Mi ánimo está por las nubes... - dijo sin moverse, débil y frágil - No podría estar más feliz...
*
La batalla había terminado. El Rey Demonio había sido realmente derrotado, y ahora sólo quedaba un gran rastro de destrucción sobre el que descansaban los pecados capitales.
- ¡Zeldris! - lo llamó Meliodas buscándolo.
- Aquí - dijo Mael descendiendo con él sosteniéndolo.
- Oh, de verdad voy a estar derrotada durante una semana... - se quejó Diane tirada en el suelo mientras veía a Elizabeth acercarse para sanarla - Gowther... ¿puedes quedarte en pie?
- Sí, más o menos - dijo mientras todo su cuerpo temblaba - Mi cuerpo no es como el vuestro, así que sólo se sobrecarga, realmente estoy en mi límite si tiemblo así - dijo sonriendo.
- Sé de una chica que te va a dar un abrazo tan fuerte que dejarás de temblar al momento - dijo con una amable sonrisa.
- Tengo muchas ganas de verla - contestó feliz el tembloroso muñeco.
- Eh, Ban... - le llamó King tirado en el suelo.
- Que...
- Así que, tengo que casarme... - dijo con una sonrisa.
El zorro se rio de él.
- Que asco, vas a ser mi cuñado - contestó.
- ¡Chicos, la familia no se pelea! - Diane puso un puchero en el suelo.
- ¡Anda que la otra lo arregla! - Ban siguió riendo.
Cuando Elizabeth los sanó a todos y pudieron levantarse del suelo, miraron el rastro de destrucción que quedó a su paso, y como del cielo nublado comenzaban a empezar a entrar rayos de sol.
- Parece mentira que haya acabado todo... - dijo Meliodas mirando al cielo.
- El Rey Demonio ha desaparecido por completo - confirmó Merlín.
Aunque todos estaban mirando, uno al lado del otro, el viejo campo de batalla, ninguno era capaz de girarse a ver quién estaba sus espaldas, incapaz de caminar hacia ellos, recordándoles que esta victoria no había sido como las anteriores. Meliodas inspiró profundamente, armándose de valor para ser el primero en girarse, siendo seguido por los demás.
Unos metros más atrás, Escanor estaba de pie, sin moverse. Las llamas de su cuerpo se habían apagado, quedando sólo su cuerpo oscurecido por las brasas, que seguían quemándolo lentamente mientras el viento se llevaba poco a poco sus cenizas.
- Lo lamento... - dijo con la voz dolida - Pero no puedo moverme e ir junto a vosotros... o siquiera marcharme lejos... donde nadie pueda ver mi cuerpo consumirse...
Nadie se atrevía a decir nada, el dolor volvía a sus corazones, olvidando la alegría de la victoria.
- Los leones... cuando son viejos... cuando saben que van a morir... - decía en voz baja, con la mirada en el suelo - se van de la manada... se van a morir donde nadie pueda verlos... donde no estorben... ni siquiera yo puedo hacer eso ahora. Es patético... pero no me arrepiento de nada...
Y levantando la cabeza con lentitud, mirando a sus amigos y escuchando algunos sollozos, sonrió lentamente. Nadie podía entender cómo una imagen de un hombre, antes tan majestuoso y brillante como él, ahora viéndose en un estado tan deprimente y patético... se veía llena de dignidad. Nadie podía verle como un héroe caído, sino como un héroe imperecedero.
- Lady Elizabeth, por favor... - dijo mirándola - No llore mi marcha, por favor... el llanto de una dama hace daño hasta en los corazones más oscuros... dele saludos a su Majestad y al resto de los caballeros de mi parte. Dígale que hacen una maravilloso labor y trabajo por todo el reino y que deben sentirse orgullosos.
La princesa se tapó la cara, sollozando, escondiéndose.
- Mael... - dijo mirando al arcángel - Gracias de corazón por esta oportunidad... gracias por habernos salvado a todos, aún cuando no estabas obligado a hacerlo.
El arcángel, tan puro y tan noble, tampoco fue capaz de aguantarle la mirada al hombre que perecía lentamente delante de él.
- Ban... eres una persona infinitamente noble... deseo que tengas una vida llena de felicidad, hasta el último momento de tus días... porque lo mereces.
El zorro intentó mirar a Escanor con dignidad, pero ninguna expresión salió de su rostro.
- King, Diane... siento mucho no poder asistir a vuestra boda... pero estoy muy convencido de que será la mejor boda de toda la tierra de los gigantes y las hadas... con los reyes más puros y merecedores de su puesto. Os brindo una larga vida próspera...
La giganta miraba a otro lado, mientras las lágrimas caían de sus mejillas como torrentes, intentando no sollozar ni hacer ruido para no estropear el momento.
- Capitán... eres un amigo inigualable... - dijo viendo como el dragón tenía valor para acercarse más a Escanor, con un rostro semejante al de un niño pequeño que sabía que no volvería a ver a una persona - Todo lo que tengo te lo debo a ti... y tienes mis más sinceros respetos.
- Gowther... - dijo buscando al muñeco - Hemos tenido muchos enfrentamientos últimamente... pero esos me han hecho darme cuenta de que algún día podría marcharme de este mundo tranquilo, sabiendo que cuidarías de mi hija indudablemente como se merece. Deposito toda mi confianza en ti para que seas capaz de llevar esa tarea...
Gowther frunció los labios bajando un poco la mirada, comprendiendo que ahora su pareja quedaría sin su figura paterna, por lo que cerró los ojos y apretó sus puños con fuerza, asintiendo exageradamente, haciendo ampliar un poco la sonrisa de Escanor.
Finalmente, el león se giró un poco, viendo apartada del resto a Merlín con los brazos cruzados.
- Merlín... seguro que piensas que no es necesario que te lo diga, porque ya lo sabes desde hace años... pero... - él cerró los ojos con una sonrisa - Es curioso... es ahora cuando siento el valor necesario para decirte que siempre te he amado... desde que te vi por primera vez...
Ella iba a abrir la boca, pero Escanor la interrumpió.
- Sé que la única razón por la que te interesaste por mí fue por mi maldición... para estudiarme... pero eso no me hiere... - Escanor no se veía nada molesto, al contrario - Al menos me consuela haber estado mínimamente en tus pensamientos y corazón.
Luego el león la miró a los ojos, siendo capaz de penetrar en la pupila de Merlín con su comprensiva mirada.
- A veces pienso... - dijo sonriendo - Que si tal vez hubiese llegado antes a tu vida... que si tal vez te hubiese conocido antes... tal vez, y sólo si tú quisieras... hubiese tenido una mínima oportunidad para poder cortejarte... pero llegué muy tarde...
La maga abrió los ojos sorprendiéndose, notándose vulnerable ante esas palabras. Por eso mismo, y guardando respeto, Escanor decidió no seguir para no herirla. Él volvió a ver a sus amigos, y cerró los ojos con un gesto nostálgico...
- Zoba... mi cachorra... no sabes cuánto me alegro de que no estés aquí... viéndome de esta forma tan patética y vulnerable que escondería de tu vista... para que no me recordases nunca así...
- ¿De verdad...? - se atrevió a decir Meliodas - ¿De verdad no quieres despedirte de Zoba aquí y ahora?
- Ya me despedí antes de venir... pero ella no lo sabe... - contestó dirigiendo sus ojos hacia Meliodas - Y te aseguro que nada me dolería más en este momento que verla aquí entre vosotros... siendo incapaz de contener el llanto... rogando por que no me marchara... y yo... - dijo mirando hacia sus manos inmóviles - y yo me sentiría como el peor padre por hacerla llorar de esa manera... y por no ser capaz de avanzar hacia ella... ni siquiera de levantar un dedo para limpiar sus lágrimas... ni decirle que siempre voy a estar con ella.
Y tras estas palabras, los dedos de Escanor comenzaron a deshacerse, convirtiéndose en ceniza, volando con el viento, al igual que poco a poco el resto de su piel y cabello.
- Ella lo sabrá - confirmó Merlín - Sabrá que si algún día marchas, no la dejarás sola totalmente...
Ambos compartieron una mirada que significaba mucho, una mirada que escondía una petición desde hace tiempo, un secreto entre ellos. Ambos sabían lo que querían sin ni siquiera decirlo. Mientras que su cuerpo poco a poco se iba marchando con el viento, Merlín se acercó a él, invocando un pequeño hechizo con su mano.
- La vez en la que dijiste eso, me enfadé - confesó la maga - Pero ahora, me ofendería si no estuvieras dispuesto a hacerlo.
Escanor contestó con una sonrisa, y su mirada se dirigió hacia Ban.
- Ban... - le llamó - necesito un último favor...
El zorro se sorprendió, mirándolos a ambos.
- Necesito... que...
En ese momento, uno de los brazos de Escanor se deshizo por completo, haciendo una nube de cenizas más gruesa, que volaba por el aire, dejándolo sin aliento.
- ¡Ban! - gritó la maga mirándole a él, con algo de desesperación.
Ban se sentía desorientado. ¿Qué le estaban pidiendo hacer con la mirada? Él no entendía nada. Nadie entendía nada del mensaje secreto entre Merlín y Escanor... excepto aquel que podía leer las mentes. Gowther dio una pequeña sonrisa, y lanzó un pequeño rayo con la punta de su dedo a la mente de Ban, que hizo que abriese los ojos con sorpresa e inquietud ante lo que ellos querían que hiciera.
- ¡Date prisa! - pidió Merlín.
Ante la mirada suplicante de Escanor, lleno de debilidad, Ban apretó los dientes y tomó su arma, dirigiéndose corriendo hacia ellos.
- ¡Fox Hunt! - gritó lanzando su arma hacia Escanor.
El león sonrió al notar cómo su arma se clavaba en su pecho, y al tirar de ella, le arrancó el corazón, que salió entero de su cuerpo junto con un poco de sangre que se evaporó al momento. Merlín se apresuró a meter el corazón en un Perfect Cube antes de que siguiese ardiendo como el resto del cuerpo. En ese momento, Gowther se encargó de pasarle a todos el recuerdo que la Gula y el Orgullo tenían en su mente.
- Zoba no tiene corazón humano - dijo Merlín sin mirarle - O encuentro alguno para ella cuanto antes mejor o... habrá que asumir las consecuencias.
Escanor movió una adolorida y herida manos hacia ella, con esfuerzo, y la dejó caer sobre las suyas. La maga le miró con impresión. Escanor no la tocaba sin su permiso.
- Si no lo encuentras a tiempo... y este viejo león de manada no se recupera... ¿le podrías poner mi corazón?
Mientras el resto abrían los ojos enormemente y se tapaban la boca, Escanor y Merlín miraban el corazón herido y algo quemado dentro del hechizo de la maga, sabiendo que ese pedacito de él iba a darle a Zoba una vida larga y normal, siendo su último regalo de su padre para ella, y la garantía de la promesa que le hizo de estar siempre con ella.
Merlín miró a Escanor, justo a su lado, miró su mirada mucho menos llena de vida de antes, que seguía mirando su corazón, latiendo dentro del hechizo, y en ese momento, empezó a desaparecer con más rapidez.
En el momento en que Escanor movió sus ojos para verla a ella, Merlín flotó hacia él, quemándose con el calor abrasador de su cuerpo en llamas, juntando sus labios con los suyos, demostrándole que, tal vez si las circunstancias hubieran sido otras, serían una maravillosa pareja. El león lo entendió, pues de sus ojos salieron lágrimas que se evaporaron al instante, y al separarse, la miró con toda la intensidad que podía, haciendo un último esfuerzo en relatarle uno de sus poemas con su voz baja y quebrada, viendo ahora el rostro de Merlín con las quemaduras del fuego en su cuerpo.
Cuando ella se separó un poco de él, sabiendo que su final era próximo, Escanor cerró los ojos con una sonrisa, dejándose llevar, preparado para descansar.
- ¿Me has visto, Rosa? - pensó - ¿He podido hacer que te sientas orgullosa de mí? Mi sacrificio no ha sido en vano, igual que el tuyo, y ahora me siento realizado como persona.
Y tras una sonrisa satisfecha, Escanor se marchó con el viento, dejando esta vida... pero no del todo, ante lágrimas y sollozos de los que no pudieron resistirlo más. Meliodas no había cambiado su cara, y seguía mirando al cielo, al rastro de cenizas que quedaban del cuerpo de un gran amigo suyo.
Merlín miraba con lástima el herido corazón que latía despacio dentro de su hechizo, siendo ahora lo único que quedaba de Escanor con ellos. Unos pasos hicieron que levantara la cabeza un poco. Elizabeth, con los ojos empañados en lágrimas pero intentando mantener la seriedad, estaba a su lado, que tendió sus manos temblorosas hacia el corazón, curando sus heridas, haciéndolo sano de nuevo.
Merlín la miró sonriendo lentamente, con infinita gratitud en sus ojos, mientras dejaba que Elizabeth la abrazara contra su pecho, consolándola.
Todos miraban al cielo, y se limpiaban las lágrimas, dándose cuenta de que nunca más podrían volver a ver una de las sonrisas más puras que ha conocido la raza humana, y brindarían por su valor y orgullo esta noche con una gran fiesta porque su alma descansara en paz.
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Hice un dibujo de Escanor y Zoba, no pude evitarlo. Me queda colorearlo y hacerle profundidad.
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