Capítulo 28: El nacimiento de una leona
Saludos del Papa Gowther I del Vaticano.
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Gowther se había quedado solo con Zoba y acostado a su lado. Le daban igual sus cabellos con alisado japonés, que se escurrían de sus dedos si los tocaba como si fuera agua, su piel color verde oscura y con sus dos pares de alas, y por último, los ojos oscuros como los demonios... y le gustaba tanto como antes. ¿Cómo era eso de que no importaba... la carcasa de fuera? Claro, siempre que lo de dentro fuese como siempre.
Pero Gowther ahora se debatía fuertemente entre dos cosas: entre quedarse con ella a hacerle compañía hasta que despertase y... hablar juntos de tantas cosas... o ir a por Merlín a que le explicase cómo es que Zoba tenía su corazón y él no lo sabía. Por qué no había nada de la memoria hace más de 10 años. Y lo más importante... de dónde viene.
Maldita sea, quería quedarse con ella a verla despertar, ver cómo se encontraba... pero maldita curiosidad...
Se levantó de la cama sin molestarla y la arropó hasta el pecho. Se acercó un poco a ella, y colocó su frente sobre la suya.
- Descansa y no tengas pesadillas... - susurró - Volveré pronto...
Le costó separarse de ella, pero volvería pronto. Volvería con respuestas... de quién era ella.
Salió de su cuarto y fue caminando ligero hacia la habitación donde estaba Merlín. Entró sin llamar y se acercó a la maga, sentada en la camilla de Escanor.
- Ya sé a que vienes... - dijo la maga cruzando las piernas - Y estabas tardando.
- Me ha costado separarme de ella, no quería dejarla sola.
- Podrías habérselo pedido a Diane y a King...
Gowther parpadeó un momento, y de puntillas, se acercó a una puerta, que abrió rápidamente. Diane y King, que estaban espiando y apoyados en la puerta, cayeron al suelo.
- Es que también quieren escuchar - dijo el muñeco mirándolos.
- ¿Y Hawk?
- Aquí detrás - el cerdito apareció detrás de Diane y King.
- Yo no soy tan patético como para caerme apoyado en una puerta - al entrar en la sala pasando por encima de Diane y King, este último le agarró una pezuña haciendo que el cerdo cayese de morros al suelo.
- Venga venid, pero sin hacer ruido. Escanor necesita descansar - dijo la maga seriamente echando un vistazo a Meliodas descansando con Elizabeth.
Los cuatro se acercaron y se pusieron alrededor de la maga, sentados en el suelo o en la camilla de enfrente. Merlín se frotó las sienes con suavidad y suspiró.
- Lo que voy a contaros... puede que no os guste mucho, pero es la verdad...
(Ahora va a haber un flash back al pasado, que se desarrollará como una narración normal, sólo que las frases que estén centradas y en negrita, será Merlín narrando actualmente)
- Todo empezó hace 15, casi 16 años, en el castillo del rey Bartra. Meliodas acababa de llegar con la pequeña bebé Elizabeth, y se estaba quedando allí como caballero sacro. Yo mientras, seguía con mis experimentos, exactamente, con uno que llevaba años y años... Una aspiración enorme que tenía desde hace tiempo... Hacer lo que hizo Gowther: crear una vida que estuviese conectada a mí, en el caso de que me ocurriese algo...
Merlín observaba un cuerpo en una camilla tapado con una sábana. Movía un pie nerviosa y con algo de enfado. Escanor, detrás de ella, delgado y fino, que es lo que le da la noche, la miraba preocupado. Justo cuando iba a hablarle, Merlín chascó los dedos e hizo desaparecer la figura bajo la sábana.
- El experimento Kasumi número 2083 es otro maldito fracaso.
Escanor notaba su voz cargada de ira y frialdad... y cansancio. No había oído casi nada de ese proyecto y tampoco quería incomodar ni incordiar a esa maga espectacular que tenía delante, pues no se conocían mucho. Pero no era difícil de pensar que detrás de ese proyecto había 2082 personas más que habían sido un fracaso.
Escanor se puso algo triste. Pensaba que estaba creando algo tipo... Frankenstein, crear vida o algo así.
- M-Merlín-sama... - dijo con un susurro.
La maga lo miró con una fría mirada que escondía impotencia y rabia.
- N-No... no soy el más indicado para opinar... no entiendo muy bien en que trabajas... pero se que es importante para ti... ¿hay algo en lo que pueda ayudar?
- No - la respuesta fue cortante y fría.
Escanor suspiró y miró con tristeza la sábana de la camilla, ahora sin nada debajo. La maga se apoyó en el borde con la palma de las manos y suspiró largamente bajando la cabeza.
- Llevo usados 2083 cadáveres usados para esto... en perfectas condiciones... y no puedo hacer que se conecten conmigo cuando los vuelva a revivir... - ahora susurró - De que maldita forma lo hizo Gowther...
- ¿Ca... Cadáveres? - dijo Escanor incómodo.
- Cadáveres, si, Escanor - ella le levantó un dedo - Ni una palabra de mis proyectos a nadie. Todo es entre el rey Bartra, Meliodas, tú y yo.
Escanor se sonrojó un poco rascando su nuca. Compartir algo con Merlín y que ella confiara en él para el secreto... es precioso y maravilloso.
- Pues si quieres a alguien que esté conectado a ti mentalmente... podrías hacerla desde el principio. Eres una gran maga, podrías fabricar los órganos... hacerlo a tu gusto... supongo...
Merlín levantó la vista mirándole. Escanor tragó saliva y le quitó la mirada rápidamente. Merlín no dejaba de mirarle, y el pobre león no sabía dónde esconderse. Se escondió detrás del bocata que estaba comiendo e intentó hacer que no había dicho nada.
- Podría servir... - susurró la maga - Podría... si, es algo que no he probado. Tengo que hacerlo cuanto antes. Gracias, Escanor.
La maga pasó rápidamente por su lado y dio dos palmadas cariñosas a su espalda antes de encerrarse en su laboratorio. Escanor sonrió tontamente y se tapó la cara, llenando sus gafas de huellas y migas de pan.
Alguien llamó a la puerta y Escanor se asomó a mirar. Meliodas estaba con una armadura esperando.
- ¡Hey, Escanor! - dijo levantando una mano de saludo - ¿Y el 3802?
- Es el 2083... - dijo suspirando - Tampoco ha ido bien, pero se ha vuelto a encerrar con otra idea.
Meliodas se encogió de hombros.
- Esta vez seguro que sale bien. Si tarda más de un mes, es bueno.
- ¡¿Un mes?! - Escanor se sorprendió - ¿¡Un mes sin salir de ahí?!
- Sip - dijo sonriendo - Venga, que os vaya muy bien.
Meliodas se volvió a ir sin dar explicaciones.
- Estuve trabajando un mes y tres días en ello, y todos esos días, Escanor me esperaba fuera. Tras esos días, tenía el cuerpo de una humana joven en perfecto buen estado. Ahora sólo me quedaba la fase en la que siempre fallaba: darle la vida conectada a la mía.
- El 2084... - dijo mirando el cuerpo debajo de la sábana, una vez más - Nada me puede salir mal, está todo correcto...
Detrás de ella, Escanor y Meliodas miraban la escena callados, y se echaron hacia atrás a la vez. Merlín recitó su conjuro, largo y complicado, tocando el cuerpo bajo la sábana, y al terminar, esperó.
Los dos hombres se miraron detrás, y luego a la maga, que miraba con esperanzas la sábana sin que se moviese.
- ¿En serio...? - dijo perpleja - ¡Nada ha salido mal! - ella agarró la sábana para quitarla de su cabeza - ¡Deberías viv-!
- ¡PEEK-A-BUU!
La chica asustó a la maga cuando le quitó la sábana, que le hizo dar un sobresalto a la maga. La niña empezó a reír ella sola ante la mirada divertida de Meliodas y Escanor.
- Te "hasustado", te "hasustado" - la niña se levantó de la camilla y siguió riendo.
- Maldita niña... - dijo Merlín apoyada en otra mesa.
La chica, de aspecto juvenil, caminaba torpemente agarrada a donde podía, intentando tomar fuerza de sus piernas. Iba desnuda, y no paraba de reír como una niña pequeña.
- Sate, sate saaate... al final yo tenía razón - dijo Meliodas con una sonrisa.
- M-Merlín-sama... ¿se encuentra bien? - Escanor fue a la maga, que tenía una mano en su corazón.
- Está viva... - dijo incrédula - Y habla... Escanor... habla... tiene inteligencia propia... y camina...
- Sí, camina torpe pero bien - confirmó Meliodas - Ha encontrado la puerta y se ha ido riéndose.
Merlín miró la puerta rápidamente.
- ¡Que no se vaya! ¡Traedme al 2084!
Escanor cogió la sábana de la camilla y salió corriendo por la puerta. A los segundos apareció con la chica envuelta como un gusano de seda.
- ¡Que enérgica, que traviesa! - dijo riendo con su voz grave - Es una niña preciosa, Merlín-sama... - dijo tendiéndosela.
- No me la tiendas como si fuera un bebé recién nacido - dijo aún con nervio - Déjala en la camilla...
Escanor dejó a la chica envuelta en la sábana, dejando sólo la cabeza fuera. Tenía el pelo rizado y una mirada muy inocente. Cualquiera podría decir que acababa de nacer... siendo creada enteramente por la magia.
- Nació de la magia siendo una niña atrapada en el cuerpo de una adolescente adulta, casi como tú, Gowther. Reía mucho, se movía mucho y estaba ansiosa por aprender. Era muy fácil encariñarse con ella, incluso el rey Bartra vino a traerle ropa y todas las cosas necesarias para ella, quería conocerla. Como todos los niños, empezó a hablar correctamente con enseñanza, a caminar recta y aprendió modales. Su cuerpo aún no podía ser usado para que probase mi magia en él, porque quería que ella se fortaleciese como persona antes que nada. Antes que nada, había creado vida. Y como era de esperar... se encariñó enormemente con Escanor, que tenía muchísima más mano que yo para los niños.
- ¡Kasumi! - Merlín la regañaba - Siéntate a la mesa, tienes que comer.
- ¡No hambre! ¡Jugar, jugar! ¡Nor!
- Escanor no está, deja de llamarlo. Ahora por favor, come - dijo indicando con la mano la mesa con su plato.
- ¡No hambre! - ella le plantaba cara.
- ¡O te sientas a comer o te obligo con un hechizo!
- ¡Como con Nor!
Merlín estaba a punto de lanzarle algún hechizo a esa niñita insolente, pero un enorme Escanor apareció por la puerta entrando de lado, pues sus músculos de la hora de comer eran bastante impresionantes.
- ¿Alguien me llama? - dijo con su voz grave y potente.
- ¡Nor, Nor!
Zoba corrió hacia él y se lanzó contra él. Escanor la tomó en brazos y la apoyó en su brazo.
- ¿Cómo está mi pequeña leona? - dijo entrando con ella.
- Sin comer, así esta - dijo Merlín de brazos cruzados - A ver si tú lo consigues.
- No hay nada que yo no pueda conseguir - dijo caminando hacia la mesa y dejando a la chica en su mesa - Si te comes todo lo del plato y mantenemos contenta a esa señorita tan guapa de ahí atrás - dijo señalando con el pulgar a la enfadada Merlín - Jugaremos a los poderosos leones.
Zoba sonrió y miró detrás de él. Puso una mueca, y le preguntó a Escanor...
- ¿Qué señorita guapa? - preguntó con inocencia.
Escanor la miró un momento antes de empezar a reír. Se sentó con cuidado en una silla, haciendo que la baja estatura de esta le levantara mucho las rodillas y esperando no romperla. Cogió el tenedor con dos dedos y pinchó comida con toda la delicadeza que pudo para no doblar el tenedor.
- No hay señorita guapa - dijo abriendo la boca para comer - Sólo está Malín.
- Malín es la señorita guapa - Escanor sonrió tranquilo mientras le daba la verdura con el tenedor.
La joven se negó retrocediendo.
- Verde no... - dijo con pena.
- Tienes que comer verduras también.
- Los leones comen carne... - dijo ella mirándole.
- Te estás volviendo una chica muy lista... - dijo revolviendo su esponjoso pelo.
- Zoba amaba a Escanor, ya fuera de día o de noche. Estaba loca por estar con él, y a mí no me hacía apenas caso. Justo cuando íbamos a empezar con los análisis de compatibilidad, empecé a ver en Zoba cosas que no me gustaban, aunque claro, Escanor se dio cuenta mucho antes que yo. Perdió su alegría, su movimiento, su apetito y ganas de jugar. Estaba triste, débil, y apenas quería hablar. Parecía muy deprimida, pero no había razones para estarlo. Luego dejó de querer caminar y la tristeza era lo único que podía expresar. Pero lo peor vino cuando Escanor quiso obligarla a caminar y... ella se cayó al suelo. Sus piernas eran incapaces de mantener su peso, y sus articulaciones le dolían. No me esperaba este bajón en absoluto, y tuve que analizarla en profundidad para encontrar... qué pasaba con ella. Tanta magia en un cuerpo vivo la sobrepasaba y debilitaba con el tiempo. Mis otros experimentos no vivían por falta de poder, y ella moriría por sobredosis de ella. Llegué a una conclusión bastante acertada con lo que le pasaba: Zoba necesitaba otro corazón con el que poder vivir, pues uno humano no tenía suficiente capacidad para una chica tan especial. Sin embargo, tenía que ser un corazón especial, un corazón hueco para que pudiese ser llenado de esa sobredosis de magia que ella tenía. Fue entonces cuando el rey Bartra me mandó llamar...
Merlín caminaba por el pasillo delante de Escanor y Meliodas, llevando este primero a Zoba llevando un vestido victoriano en sus brazos. Él la miraba preocupado. La Zoba normal estaría tirándose de ese vestido tan apretado e incómodo, pero ahora estaba tan débil que ni podía mirarle a los ojos. Parecía dormida, pero con los ojos abiertos, y la cara más blanca de lo normal. Escanor miraba a su cría de leona con esperanzas. Ya se había convertido en su hija adoptada, y el poder perderla era algo que no había pensado nunca.
Llegados al salón del trono, el rey Bartra acabó de hablar con dos caballeros sagrados y se dirigió hacia ellos, pidiendo quedarse a solas con ellos.
- ¿Qué ocurre con tu experimento, Merlín? - preguntó el rey - ¿Cómo puede ser que se encuentre en un estado tan malo de forma, si hace una semana corría por los pasillos como una bestia? Tras cinco años de vida que tiene esta muchacha...
- Su Majestad... es algo inesperado... - la maga le miró con sinceridad - pero creo que debo encerrarme en mi laboratorio a intentar construir un nuevo corazón para ella capaz de guardar todo el poder y agonía del poder que va a desarrollar. Debe ser algo compatible con sus órganos, además de estar hueco, pero que cumpla su función. Es complejo...
El rey se acarició la barba entrecerrando los ojos y mirando desde su trono a la chica en los brazos de Escanor. Sabía que la chica era importante para ellos, y, aunque no había permitido que se acercase a sus hijas aún, tenía pensado hacerlo, criarla como una de las suyas... pero ese enorme león no lo iba a permitir.
Entonces... un recuerdo de décadas atrás cruzó su mente, y se levantó de su trono.
- Venid conmigo.
Los tres se miraron y siguieron al rey hasta sus aposentos reales, permitiendo a los futuros pecados capitales y a la chica entrar en ellos. El rey fue a un pequeño arcón al lado de su cama, y sacó una pequeña cajita.
- ¿Serviría esto?
El rey abrió la caja, mostrando un corazón fabricado. Merlín abrió los ojos, y luego sonrió mirándolo.
- Al final se lo quedó usted, majestad. Lo creía perdido - Merlín sonrió.
- Mi hermana se enamoró de esto - dijo mirándolo - Y esto fue un bonito intento de hacerla vivir. Por mucho que lo intente, no puedo odiar al dueño de este corazón, y si te sirve para que alguien pueda vivir, adelante. Cógelo.
El rey tendió la caja hacia ella, que ella recogió con una reverencia.
- Es un detalle, alteza. Prometo hacerlo lo mejor que pueda.
- Pero por favor... - dijo el rey antes de que se retiraran - Que su verdadero dueño no se entere, podría... sentarle mal.
Merlín sonrió de lado y se retiró con ellos.
- Después de una operación cuidadosa, conseguí enganchar a su corazón humano el corazón de Gowther, para que usase ese espacio hueco para rellenarlo de la magia sobrante. Así logré hacer que la chica volviese a la normalidad y fuese de nuevo la cría de leona de Escanor. Pero después, sin poder hacer mis pruebas... el grupo de los pecados capitales se unió para la guerra hace 10 años. Meliodas se despidió de la pequeña Elizabeth, y ella, tan pequeña y tan madura, lo aceptó. Otra cosa es que nuestra chica aceptase separarse de Escanor. Lloró y pataleó durante días, se agarraba a él durante horas y horas... pues no quería quedarse sola en el palacio viviendo como una princesa. Era algo extraño, pero se estaba comportando como una niña mimada. Y justo en el momento de irnos Escanor y yo...
- ¡No quiero, Nor! ¡No quiero ser una princesa, quiero ser una leona grande y fuerte! - la chica lloraba con ganas, mientras un joven Hendrickson la sujetaba de los brazos para que no corriese con ellos.
- ¡Si van a volver pronto! ¡Escanor es un león fuerte, ya verás, tú lo sabes! - el druida la intentaba calmar.
- ¡No quiero que se vayan a pelear! ¡Quiero irme con Nor!
La pequeña, ni siquiera después de cinco años, había aprendido a decir su nombre completo, dándole un aspecto infantil todavía. Escanor estaba alejado, dándole la espalda, metido en su armadura brillante de color dorado, con su forma del medio día. Tenía la cabeza baja y los puños apretados. No se atrevía a mirarla a los ojos, ni a mirarla siquiera. Era su pequeña leona fiera, ya era grande y era fuerte, y por muy bien que se le diesen los niños, ver a su pequeña llorar así y llamarle le haría mucho daño. Por eso, mantuvo el orgullo que le caracterizaba y empezó a caminar, saliendo del lugar, ante los gritos de llanto de su cría.
Merlín sabía que eso era mucho más grave que una simple separación, pues alguien tan emotiva y sentimental como una persona con dos corazones podría marcarle un trauma enorme. La chica se liberó de Hendrickson con una técnica que le enseñó Escanor, y corrió hacia una armadura de la pared. Agarró una enorme hacha e intentó correr detrás del león.
- Absolute Cancel - mencionó Merlín.
La chica cayó al suelo al momento sin moverse. Ante el ruido del hacha contra el mármol del suelo, Escanor se giró desde lejos, para ver a Merlín levantarla con telequinesis y llevársela.
- Pensé que lo mejor era borrar toda su memoria de estos cinco años que tenía de vida y hacerla dormir profundamente hasta que acabase la guerra, para evitar que sufriera. Lo peor que podría pasar es que alguno de nosotros no regresara con vida, por eso tuve que tomar esa medida drástica, que luego apoyaron Escanor y Meliodas. Cuando regresé con Meliodas a palacio, la desperté. Aún estaba agarrada a su hacha. Yo tenía que irme a Camelot, el asunto del rey Arthur era muy importante, así que dejé a la chica con la persona más confiable que tenía a mano: Meliodas. Luego me enteré de que ella seguía con vosotros, en especial con Diane, que empezó a viajar con ella y a mutar con el entorno que le rodeaba, efectos secundarios de haber sido creada entera... y viajando con el hacha.
*
Gowther, Diane, King y Hawk la miraban callados. Estaban dirigiendo toda la historia y para ello necesitaban silencio. Gowther miró al hombre herido en la camilla, detrás de Merlín. Ese hombre era mucho más importante para Zoba de lo que esperaba, pero ella no se acordaba. Entonces le surgió una duda...
- Si era el Proyecto Kasumi Nº 2084... ¿De dónde viene Zoba?
- Esto... - Diane juntó los dedos con incomodidad y vergüenza - Eso fue culpa mía... - dijo con una sonrisita.
- ¿Culpa tuya? - la maga le miró.
- Cuando Meliodas me pidió que cuidase de ella, no se acordaba ni del nombre del proyecto ni mucho menos del número - ella sacó la lengua - y al intentar preguntarle a ella, me escribió de mala manera su número en un papel, pero... la 2 parecía una Z, el 0 una O, el 8 una B, y el 4 una A... no tenía ni idea de que era un número - dijo sacando la lengua con vergüenza.
- Meliodas se acordaba perfectamente de eso - dijo la maga sonriendo - Pero seguramente no querría que la chica llevara por nombre un proyecto o un número. Al final está claro que fue un fracaso... pero esta chica no deja de sorprendernos a ninguno - ella sonreía recordando - Incluso ha sido útil sin saberlo... pues el amor a primera vista que tuvo con Gowther, incluso con un aspecto falso, seguramente se debió a que su corazón reconoció a su antiguo dueño... y el que Gowther experimentase algunas emociones estando con ella, era porque su corazón vacío se llenaba de amor por él y de alguna manera estaba conectado al muñeco.
Gowther estaba impresionado y no decía nada. Diane se llevó la mano a la boca emocionada.
- Que bonito... el corazón de Gowther le reconoció y se enamoró... - dijo sonriendo.
Gowther rodeó la camilla para acercarse a Escanor dormido. Luego le hizo una reverencia.
- Gracias por cuidar de Zoba en sus primeros momento. Merlín, a ti también.
Luego salió corriendo por la puerta en dirección a su cuarto. Ahora sí que quería estar con ella a todo momento. Si su viejo corazón la conectó a él en cuanto la vio por primera vez, sería una bonita casualidad que necesitaba para hacer que su historia con ella... fuese de verdad uno de los cuentos de hadas que leía antes.
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