Capítulo 17: La cobardía
Merlín se paseaba flotando por la tierra de los druidas mientras Theo dormía su siesta. Estaba sola y ese remanso de paz le hacía pensar mejor. Tenía que pensar bien en las palabras y en los actos de Gowther. Estaba raro, claramente, mostrando interés por la chica y procurando estar cerca de ella. No sabía muy bien cómo enmendar sus errores, pero era muy consciente de los sentimientos de Zoba hacia él... aunque lo del amorodio no lo tenía muy claro.
Y ahora con el tema de Zoba, era bueno que ella estuviese enamorada. Bueno, bueno en sí, no, sino que es un sentimiento muy bonito y no tiene nada de malo que la chica se enamore... pero es que no había otro que Gowther. Bueno, seguramente estén destinados, quien sabe.
Si el interés o lo que fuese lo que estaba empezando a nacer en Gowther era verdadero, tal vez quiera saber más acerca de Zoba... y eso implicaría en que miraría sus recuerdos... y como eso sucediese y se diese cuenta del vacío que había, iría a mirar en los recuerdos de Meliodas, y eso sería desastroso.
Og, ella no podía estar encima de ellos todo el tiempo... a no ser que...
- Onee-sama...onee-sama...
La voz de Slader la sacó de sus pensamientos, eso y el llanto incesante de un bebé. Ella le miró molesta y vio a Slader con un pequeño Griamore bebé precioso.
- ¿Pero qué...? - susurró mirándolos.
- Es Griamore... parece que son efectos secundarios de no superar las pruebas.
- ¿Y por qué me lo enseñas? Si son efectos secundarios, ya se le pasarán. Venga, cuida de él.
Slader miró al bebé sin saber qué hacer con él, y empezó a mecerlo.
- ¡Woooo! ¡Abran paso al nuevo Hawk!
Hawk vino volando suavemente con sus orejas, medio transformado en dragón. Detrás, salieron Meliodas, Elizabeth, el resto del trío de los payasos, King, Arthur con un gato en la cabeza... pero Gowther y Zoba aún no salían. Merlín miraba preocupada al interior.
- Están tardando demasiado... - susurró.
- ¡Vamos a ver qué están haciendo! - Jenna miró en su bola de poder.
Buscó a esos dos, encontrándolos peleando contra una especie de guerrero payaso. Dentro de la torre, Zoba estaba sentada sobre sus rodillas jadeando con su pequeño palo de madera apoyado en el suelo. Escuchó un fuerte ataque de Gowther y una risotada del payaso que dio antes de desaparecer. Una cosa rodó hasta su lado.
Zoba, se intentó incorporar jadeando, pero sus pezuñas le fallaron y cayó al suelo de espaldas. Le temblaban las piernas. Se sentó suspirando y miró al frente. Las gafas de Gowther estaban a su lado y su cabeza arrancada a un par de metros. Su cuerpo estaba tirado en el suelo.
- ¿Por qué no te levantas? - preguntó ella - Tu cuerpo no siente dolor.
- Ha recibido un impacto fuerte - contestó la cabeza con ojos entrecerrados - Se está recuperando, no hay prisa ni peligro. ¿Podrías ponerme las gafas?
Zoba recogió las lentes a su lado y las sopló para quitarles un poco de tierra. Se acercó hasta su cabeza y le observó. Él tenía los ojos entrecerrados pero las cejas destensadas, no parecía estar enfadado. Sólo estaba así por no poder ver bien.
- No estás enfadado, ¿verdad?
- No tengo por qué estarlo - respondió.
Zoba observó las gafas un momento y una idea se cruzó en su cabeza. Gowther frunció el ceño mirándola.
- Ni se te ocurra - dijo Gowther mirándola con seriedad.
- No me gusta que leas mi mente - dijo mirándole mientras se ponía sus gafas lentamente - Adivinas mis intenciones.
A ella se le caían por no tener orejas humanas, por la que enganchó las patillas en los rizos. Gowther movió su cabeza enfadado. Ahora si tenía sus cejas fruncidas.
- No me gusta que juegues con mis gafas, me las vas a romper - decía molesto.
- Qué mal veo... - ella miraba a los lados, para después tomar con delicadeza la cabeza de Gowther y levantarla a su altura - ¿Me quedan bien?
- No lo se, no te veo. No me gusta no ver bien, me molesta.
Zoba se rio. Molestarle un poco no estaba tan mal, podía ver su cara enfadada que tanto le gustaba. Y ella no podía estar molesta con él. No podía, le gustaba demasiado. Abrazó la cabeza con suavidad contra su pecho.
- No me dura el enfado contigo... maldición, ¿cómo lo haces?
Gowther guardó silencio. Estaba contra su pecho concentrado en otra cosa, prestando atención a cómo sonaba su corazón.
En otro lado, su cuerpo se levantó del suelo y se sacudió los pantalones por inercia. Empezó a caminar hacia ellos. Se paró delante de ella con las rodillas levemente flexionadas.
- Ya está bien, devuélveme mis gafas - Gowther seguía sonando molesto - Y pon mi cabeza de vuelta.
El cuerpo de Gowther tendió sus manos para recoger la cabeza de vuelta. Zoba levantó la cabeza y dio un sobresalto con un grito. Con la vista borrosa por las gafas y el mal rollo que da un cuerpo sin cabeza moverse, se levantó al salto y retrocedió abrazando su cabeza. El cuerpo avanzaba hacia ella con los brazos extendidos en pantalón pidiendo la cabeza.
A Zoba le daba miedo, en realidad. Su instinto de conejo por su orejitas le decía que se retirara corriendo. Una niebla les envolvió y ambos aparecieron fuera de la torre. Gowther no veía por tener la cara en el pecho de Zoba y ella no veía por las gafas y que tenía que vigilar a ese cuerpo sin cabeza que la buscaba a tientas.
- ¿Qué pasaba? Habéis acabado el entrenamiento y no salíais... - Jenna les regañó con las manos en las caderas.
Zoba corrió a esconderse detrás de la imagen de Merlín para huir del cuerpo sin cabeza.
- Hey hey... - ella la miró con una pequeña sonrisa - ¿Qué tienes ahí? ¿Qué haces?
- Me da miedo... y mal rollito...
- Hasta que no sueltes su cabeza te va a perseguir... - Merlín estaba relajada de brazos cruzados mirándoles.
- Prefiero que me devuelva mis gafas - la voz de Gowther salió distorsionada por estar pegado a su pecho.
- Anda, dame eso, pequeña...
Merlín le quitó las gafas de Gowther con suavidad y la cabeza de Gowther con suavidad. El cuerpo la colocó sobre sus hombros y se limpió las gafas antes de ponérselas. Su ceño fruncido desapareció al momento. Levantó un brazo con una postura dramática y la señaló con un dedo, mientras que con la otra mano se colocaba bien las gafas.
- Si fueras un pecado capital... serías la cobardía - admitió.
- ¡Oye! ¡No soy cobarde! - ella replicó hinchando los mofletes - ¡Sólo asustadiza!
- Cobarde.
- ¡Que no! ¡Merlín, dile que pare!
La maga los miraba tranquilamente sin meterse en su conversación. El resto miraba en silencio con una pequeña sonrisa, e hizo que sonriese ella también. Todos menos King, que los miraba seriamente apartado. No le gustaba que Zoba fuera capaz de cambiar su humor tan pronto, igual que hacía Meliodas, capaz de perdonar muy fácilmente. Igual que hizo con Ban por intentar matarle, igual que Zoba ha hecho con Gowther... varias veces.
Hawk se acercó a ellos con su forma de dragón.
- Woo, Zoba-chan, ¿Qué tal? - preguntó.
Zoba le miró. Hawk la miraba expectante para que le preguntaran por su nueva forma.
- Oh, Hawk-chan, todo ha ido genial, aunque he pasado un poco de miedo.
Hawk se enfadó internamente. Nadie le preguntaba por su forma nueva y eso le sacaba de quicio. Miró fijamente a Zoba. Su nivel de poder seguía escondido por una niebla y no podía saber si había mejorado algo. Elizabeth se acercó a ella y ella le miró con una sonrisa.
- ¿Cómo ha ido tu entrenamiento especial? - preguntó.
- No muy bien... - dijo con una sonrisa triste - Parece que mis poderes de druida no son nada buenos... no pude hacer crecer una semilla, pero creo que puedo curar heridas.
- ¿Curar heridas? - las orejas de Zoba se levantaron - Es un poder maravilloso, por favor, ¡desarróllalo!
- Tú antes podías... con tus uñas... - Elizabeth tomó sus manos, ahora normales, pero un poco escamosas.
- Sí, y lo echo de menos... - ella sonrió - Poder curar me hacía sentir útil... Elizabeth, desarróllalo. Tienes mi poder favorito de nacimiento en tu sangre...
Zoba sonreía con cariño. Gowther la miraba. No sentía ni una pizca de envidia ante la situación, y eso le hacía pensar sobre ella.
Tras despedirse de los druidas, todos salieron del lugar para subir en mamá Hawk, todos menos King, que le surgió un compromiso importarte y tuvo que marchar. Zoba se subió a su habitación para poder ponerse su ropa y mirarse en el espejo. Meliodas les había pedido que descansaran bien, pues su próximo destino era una sorpresa.
Se sentó en su montón de paja. Le dolía el cuerpo de haber estado entrenando tanto, y mañana serían unas enormes agujetas. Había que descansar bien. Gowther entró silenciosamente con un paño y uno cubo con hielo. Se lo dejó al lado del montón de paja.
- ¿Qué es? - preguntó ella.
- Hielo. Es bueno para evitar que mañana tengas agujetas - él se fue a sentar en su montón de paja.
- ¿Ah si? ¿Te lo ha dado Merlín para mí?
- No.
- Ah, Elizabeth...
- No.
- ¿Meliodas?
- Lo he cogido yo.
Zoba lo miró en silencio mientras él limpiaba sus gafas con un pañuelo.
- Lo leí en un libro - dijo el muñeco - Mi cuerpo no siente agujetas, pero tú si. Hoy has trabajado mucho y tu cuerpo agradecerá el hielo y que luego te des un baño.
Zoba sonrió metiendo los cubitos de hielo en el paño para aplicarlo en sus músculos. Luego, mientras ella se daba un baño, Gowther leía recostado en su paja. Tenía pensado leerle esta noche algún capítulo a Zoba, pero pensándolo mejor, ella estaría muy cansada y se dormiría al momento, por lo que empezó a leerlo por su cuenta.
A la mitad del capítulo, empezaba a poner caras raras y muecas de incomprensión, pero seguía leyendo y prestando atención a ver si podía comprender qué pasaba. Era el capítulo más raro que había leído, pero a la vez el más interesante. Estaba aprendiendo muchas cosas... un poco raras.
Zoba regresó con cara adormilada y bostezando, con mucho sueño, relajada y cansada. Le acercó un candelabro a Gowther para que pudiese leer cuando ella apagase la luz, recibiendo una agradecimiento del muñeco sin quitar los ojos del libro.
- ¿Qué lees? - preguntó dejándose caer en su montón de paja - ¿Un capítulo nuevo?
Gowther asintió con el ceño un poco fruncido.
- ¿Es alguno con grandes emociones que no comprendes?
Gowther negó un poco no muy convencido.
- ¿Cómo se llama? - ella se acostó tapándose.
- "Bienvenida a la pesadilla" - dijo volviendo a ver el título - ¿Te leo?
- No, no... ese título puede darme pesadillas de verdad... - dijo bostezando - Mañana me lo cuentas, ¿vale?
Gowther volvió a asentir y continuó leyendo. Al minuto, miró a Zoba. Ella ya dormía profundamente, pues estaba agotada.
- La cobardía... - susurró mirando a otro lado - Sí... la cobardía es un pecado capital...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro