Capítulo 13: Como engañar al demonio de la Verdad
Mientras Zoba pasaba su transformación lentamente en lo alto del Boar Hat, nuestra querida mamá de Hawk flotaba por el cielo tranquilamente, sin prisa, mientras el resto del equipo estaba sobre su lomo visualizando de lejos al Albion que estaba acercándose a Camelot.
A su equipo se había sumado Slader, el líder de Down Roar, que bajo los encantos de su querida Onee-sama Merlín, había aceptado a colaborar junto a ellos un tiempo.
- Los Albiones no deberían haber despertado. Está claro que están bajo la influencia de los 10 Mandamientos - Merlín miraba al Albion con las manos en las caderas - Si le atacamos al núcleo que tiene en el centro de su cuerpo, podremos eliminarle antes de que haga daño a la ciudad, que bajo uno de mis encantamientos está protegida.
- Vaya, Merlín, lo tienes todo previsto - Meliodas miraba al monstruo tranquilamente.
- Sí, pero como es mucha ciudad, su fortaleza disminuye, y sólo aguantará tres golpes.
- Sate, sate, sate... - Meliodas se crujió los nudillos con una sonrisa - Creo que iré a por ese Albion y a ver a Arthur.
Dicho esto, Meliodas se dejó caer del lomo de Mamá Hawk hacia la ciudad. Merlín se giró hacia Slader.
- Yo también voy a atacar al Albion, pero para eso necesito ser un poco brusca dirigiendo este transporte. Necesitaría que fueses al cuarto de Zoba para asegurarte que las sacudidas no le afectan. Sería horrible que se tambalease por la habitación. Ah, y échale un ojo a Gowther.
- Por supuesto, Onee-sama, llámeme si necesita algo.
Slader entró al bar y subió hasta el cuarto de Zoba. Abrió la puerta lentamente.
- Vaya, que oscuro está esto... - su voz sonó en un susurro DarkVeideriano con la máscara - ¿Zoba? - susurró llamándola.
Slader entró con cuidado dentro y justo escuchó la voz de Zoba.
- ¿Quién es?
- Oh, oh... perdona, no nos conocemos. O... ¿tal vez si? - Slader le hablaba a la oscuridad.
- Tú eres el chico que estaba intentando matar a Gowther y al monstruo de su armadura.
- Sí, eso eso... pero no temas... me llamo Slader y ahora estoy de vuestra parte. Onee... esto, Merlín-sama me ha pedido que te vigile a ti y a Gowther, pues están librando una batalla contra un... ¿Albion? Bueno, que este sitio se va a sacudir mucho y me ha pedido que te cuide.
- No es necesario. Estoy estupendamente.
Slader vio en la oscuridad una figura moverse y acercarse a él caminando.
- ¿Te has levantado de la cama? No creo que eso sea bueno para tu recuperación...
- Mírame, Slader...
Él entrecerró los ojos. La figura se movió hacia la ventana y la abrió unos leves milímetros, lo justo para que entrase un pequeño rayo de luz hacia el cuerpo de la joven. Zoba había abierto la ventana un poquito para que Slader viese su cuerpo de humana... desnuda.
- ¿Ves? Me encuentro perfectamente - dijo con una sonrisa tranquila.
El gran hombre enmascarado se sonrojó hasta su propia máscara y retrocedió.
- Ya... ya veo que estás muy bien... digooo, bien, que estás bien ¡de salud!... estaré por aquí abajo si me necesitas...
Slader salió rápidamente del cuarto y cerró la puerta. Zoba siguió mirando el cuarto con ese pequeño rayo de luz y sonrió de una manera bastante rara, como si no supiese hacerlo.
Después, su pelo se alisó y se volvió color rosa fucsia, su cara cambió y su cuerpo se modificó. Gowther cerró la ventana con esa curiosa sonrisa y miró hacia el montón de paja donde la verdadera Zoba temblaba debajo de la sábana.
- Por pocas nos descubren... - susurró él acercándose y poniéndose las gafas.
- Tenías... ¿tenías que... hacer eso? - la pequeña hablaba temblando.
- Parecía que no me iba a creer si no le enseñaba que estabas bien, y no quería manipular su mente por su Merlín se enteraba.
- Me refiero... a enseñarme... desnuda - Zoba apretaba los dientes, pero era del dolor.
- Ah, es que ahora mismo estás desnuda. Como yo - él bajó la vista a verse - En la oscuridad total de nuestro cuarto, sin nadie que nos moleste.
- No sigas... - ella se escondió más en sus sábanas.
- Como quieras.
Él se acercó hasta su lado y se sentó abrazando sus rodillas. Su forma de marioneta ya era historia en ese momento. Miró hacia el bulto que temblaba y gimoteaba de dolor a su lado. Ella había accedido a transformarse con mayor rapidez, aunque eso significase un aumento del dolor y probabilidades de fracaso. El pensar que sus compañeros peleaban contra demonios, como Gowther le había contado, y que ella estaba acostada y dormida todo el día le daba angustia.
Sintió la mano fría de Gowther ponerse en su sudorosa frente. Ella dio un gemido mientras él notaba que por su abultado pelo empezarían a crecer unas nuevas y grandes orejas muy pronto.
- ¿Qué te gustaría imaginar mientras descansas y te relajas? - preguntó en la oscuridad.
- Quiero... me... gustaría... ver a Diane y a King... en una cita romántica... por favor...
- No me pides cosas fáciles, pero lo haré.
- No es difícil ver a esos dos enamorados... - Zoba dio un suspiro de agonía.
- Lo difícil para mí es crear amor.
- Si no, me conformo con que dejes tu mano fría ahí. Se siente bien...
- Como gustes.
Dicho esto, Gowther dejó su mano en su cabeza mientras le creaba unos nuevos recuerdos fuertes y bonitos para eclipsar el dolor de sus mutaciones, y también la sujetaba para que no se moviese con las sacudidas del Boar Hat.
Mientras tanto, fuera, Merlín le había devuelto a Meliodas su arma sagrada, con la que ahora estaba ejecutando su ataque especial para eliminar al Albion de una vez por todas.
- ¡Wow! - Hawk levantó las orejas viendo la escena - ¡Pero ese ataque es muy poderoso! ¡Podremos derrotarlos a todos con él!
Bajando de nuevo a tierra firme, todos bajaron a recibir a Meliodas como el héroe que ya le conocían, sobre todo el rey Arthur. De repente, todos sintieron una presencia bastante singular, por lo que se pusieron tensos. Poderosa, negativa, oscura...
Meliodas miró al cielo justo antes de que muy cerca de ellos impactase un cuerpo llenando todo de polvo. Un curioso guerrero de armadura roja semejante a un insecto con un lanza de doble punta había aterrizado.
- Uh... me costó más de lo previsto llegar... de verdad necesito recuperar más de mi poder...
Su voz era escalofriante. Si ya de por si su apariencia y aura no deseaban nada bueno a nadie, su voz remataba la negatividad del sujeto. Un aura, podríamos decir, demoníaca.
- Galand... - susurró Meliodas volviéndose a él empuñando su tesoro sagrado.
- Ohh... - el supuesto Galand levantó la cabeza con interés - Después de tantos años mi nombre sigue sonando, que orgullo... Bien, me alegro de que unas personas con un poder medianamente decente se acuerde de mí, y tengan el honor de hacer que me entretenga jugando un poco.
Todos apretaron los dientes de enfado e impotencia. Hawk se escondió detrás de Merlín, que se había puesto delante de Arthur.
- Merlin... ¿Qué es esto? ¡Este tipo tiene un poder de 26000 sin magia! ¡Es una brutalidad!
- Lo sé, Hawk... no te acerques - la voz de Merlín era más grave y seria de lo normal.
Un terrible enfrentamiento con un demonio que busca jugar estaba a punto de comenzar, y yo, como siempre, voy a buscar una excusa para no escribir una batalla :3, así que volvemos con nuestra protagonista.
La mamá Hawk se quedó flotando en el cielo en un sitio sin molestar y sin llamar mucho la atención. Por la mirilla de la ventana, Gowther se asomaba al exterior. La cama de Zoba estaba vacía.
- ¿Te encuentras bien? Abriré la ventana para que empieces a acostumbrarte a la luz.
- ¡No! - ella dijo desde la silla, que intentaba levantarse - ¡Estoy desnuda! ¡Merlín no guardó mi ropa aquí!
- Y yo, y no pasa nada.
- Tal vez ese chico... Slader, pueda darme algo de ropa... - Zoba siseaba curiosamente.
- Está ahí abajo. La pelea va a comenzar - Gowther se apartó de la ventana.
- Maldición...
Zoba se puso de pie en la oscuridad del cuarto. Sus pies hacían un ruido hueco en la madera.
- Me noto muy extraña... Gowther... tengo mutaciones raras, ¿verdad?
Él la miró inexpresivo.
- Si me permites opinar, de todas las que he visto en ti hasta ahora, estas son las más normales.
- Si lo dices tú... tendré que creerte...
Gowther abrió un poco la ventana y la luz entró al oscuro desván. Mientras Zoba se daba paseos haciendo ruido para poder caminar bien y acostumbrarse a la luz, Gowther presenciaba la pelea, a la vez que su mente perfeccionaba el plan que ya tenía previsto.
- Tenemos que bajar ya.
Dicho esto, Gowther salió por la puerta con total tranquilidad y en silencio. Zoba estaba molesta.
- ¿No se te olvida el pequeño detalle de que estamos desnudos? Yo no quiero salir así...
Ella se acercó a la ventana a observar. En ese momento, vio a su amiga del alma volver a su tamaño de titánide y golpear con su Gideon al rival.
- Esa es mi chica... - dijo orgullosa.
Pero no contaba con el alto nivel de fuerza del demonio, quien devolvió el golpe hacia la frente de su amiga haciendo que cayese al suelo. Zoba dio un chillido.
- ¡Ya voy, Diane! ¡Como si todo Camelot me ve desnuda, yo te salvaré!
Gritó saliendo por la puerta corriendo como podía detrás de Gowther. En la bajada de las escaleras, algo rebotaba contra sus senos. Se tocó el collar que le había colocado Merlín y de momento, tuvo una idea al acordarse de Meliodas.
Mientras, en la batalla, Merlín se había posicionado delante de Galand, desviando su atención del resto.
- Se bien que es lo que os gusta a los demonios... - con esta frase Galand la miró - los tratos... así que te propongo uno.
Galand levantó la cabeza con curiosidad, dejando salir un brillo verde de su casco.
- Continúa - le ordenó.
- Bien. Quiero que nos concedas 10 segundos para escapar de ti. A cambio, te daré lo que quieras.
Merlín sonreía con malicia internamente, sin darse cuenta de que había caído en la boca del lobo.
- ¡¡Merlín!! - Meliodas le gritó desde lejos - ¡No intentes hacer tratos con Galand! ¡Con él no...!
El demonio de la Verdad dio un brillo verde mirando a la maga.
- Has dicho... una mentira... - su voz sonó chistosa, como si hubiese pillado a alguien haciendo una travesura.
Merlín abrió los ojos cuando notó que su cuerpo se paralizaba con un poder asombroso, y desde la planta de sus pies hasta el último de sus cabellos se fue convirtiendo en piedra lentamente, mientras Galand se reía.
Elizabeth, Hawk y Arthur miraban la escena horrorizados dentro de unos cubos con magia donde Merlín los había guardado y protegido.
- Onee-... sama... - Slader se intentaba levantar del suelo, pues tenía un brazo roto.
- ¿Ya no queda nadie en pie? - Galand miró alrededor - Que decepción... terminaré lo empezado y volveré, como entretenimiento no ha estado mal.
Galand levantó su arma acercándose a Meliodas, tirado en el suelo, que lo miraba apretando los dientes. Levantó su arma para clavarla en su cara, pero alguien dio un chillido desde el cielo.
-¡No, no lo hagas! ¡Por favor!
Galand levantó la mirada al cielo. Allí había una chica volando, manteniéndose en el aire con sus alas de mariposa negras. Zoba estaba con su anterior forma demoníaca, agarrándose el pecho y moviendo su cola. Galand la miró curioso con su boca entreabierta.
- No le asesines... por favor...
- ¿Y quien me está pidiendo eso?
A Galand le daba mucha curiosidad esa forma, pues era un poder demoníaco curioso. Estaba mezclado con poder de demonio rojo y gris, pero modificado para que un humano pueda haber sido convertido en demonio.
- ¿Un demonio? No... una humana mutada en demonio... ¿Qué intentabas? - Galand empezó a reír.
- ¡No toques a mi capitán!
Meliodas miró al cielo con su frente llena de sangre. Capitán. Le había llamado "capitán".
- El ansia del poder demoníaco está absorbiendo a las personas... - Galand apareció en un momento en el cielo, al lado de Zoba y la agarró del cuello fuertemente - Luego no sois nada, copias baratas que no sabéis controlaros.
Zoba agarró su mano empezando a toser y pataleó suave. La mano le agarraba sin piedad y le cortaba el aire totalmente. Abrió los ojos mirando la cara de Galand y el brillo verde de sus ojos.
- No tengo más ganas de jugar con vosotros... sois aburridos.
Después de que el demonio de la Verdad dijese esto, le dispuso a apretar su mano todavía más para romperle el cuello, pero Zoba abrió la boca, soltando una llamarada que impactó en la cara de Galand. El demonio tuvo un microsegundo para soltarla y separarse antes de ser herido, en lo que Zoba aprovechó para huir de él más lejos.
- Que sorpresa, que sorpresa... - el demonio dio una risa aguda y se lanzó en su persecución.
Se entretuvo a jugar con ella persiguiéndola en el aire, disfrutando de ser mucho más rápido de ella y de cortarle todas las salidas. Diane abrió los ojos con su frente sangrante y un gran mareo se apoderó de ella. Sólo podía ver a dos puntos en el cielo persiguiéndose.
- ¿Zo...ba? - dijo con un hilo de voz, y luego cerró los ojos para caer desmayada.
Justo después de eso, notó unas pequeñas manos acariciando su mejilla. Galand se cansó pronto del juego del gato y del ratón, y en un momento atravesó el pequeño cuerpo de Zoba con su lanza, haciéndola dar un grito y vomitar sangre.
- Un ratoncito chillón y huidizo... pero lo siento, pequeña... - él sacó su arma de su pecho y la dejó caer al vacío - el gato te ha atrapado...
El cuerpo de Zoba se chocó contra el suelo y Galand miró a los demás. Terminó pronto de acabar con sus vidas y rio satisfecho al ver las caras de horror de los tres que observaban en los cubos de poder.
- No ha estado del todo mal... ahí os quedáis.
Galand soltó una risa estruendosa y desapareció dando un enorme salto en la distancia.
- Elizabeth-chan... - Hawk no dejaba de temblar - Pellizcame, me tengo que despertar...
Ella se había arrodillado en el suelo con las manos en la boca y sollozaba, sin hacerle caso a nadie. El rey Arthur estaba apoyado en la pared del cubo mirando fijamente.
- ¿La habéis... visto? - dijo con un hilo de voz.
- ¡Ese cerdo ha hecho una masacre, como no lo vamos a ver! - Hawk se alteró y empezó a correr por el cubo.
- No... eso no... creo... - el rey parpadeó confuso - creo que he visto a una chica desnuda...
- ¡No es momento para pensar en esas cosas, cerdo! - Hawk le pegó con sus pezuñas.
En ese momento volvieron a mirar al campo de batalla, pues una risa muy curiosa llenaba el lugar. Un chico apareció caminando desnudo en el lugar, y extendiendo los brazos, continuó riendo aún más fuerte. El resto de los heridos desaparecieron como si fueran ilusiones, y sólo quedó un campo destrozado y lleno de sangre.
Poco después apareció otra persona. Esta avanzaba dando saltitos, a veces con las piernas juntas, a veces separadas, y de puntillas. Algo curioso, pues iba de puntillas.
- ¡No me lo puedo creer! ¡No me lo puedo creer, ha funcionado! - la chica siseaba.
Arthur miraba la escena entrecerrando los ojos, pues estaban algo lejos. Eran un chico y una chica desnudos, parecían, y creía reconocerle a él, al chico del pelo rosa, de haberlo visto con Meliodas. Pero la chica... ¿qué tenía en la cabeza y el trasero? Y algo... algo negro tapando sus zonas más íntimas.
- Confieso que ha sido todo un éxito - el chico observó el campo - Zoba, ¿dónde están?
- Los he llevado dentro del bar, he dado una píldora a Diane y ha vuelto a tamaño humano.
Ambos empezaron a caminar hacia los cubos de poder de Merlín, que no desaparecían. En un momento, el chico, Gowther, levantó su brazo. Tenía puesto una pulsera.
- Oh... maldición... - murmuró.
- ¿Qué es esto? - Zoba tomó su mano.
- Ha sido un trabajo bastante sorprendente en equipo... - un orbe negro flotaba en el aire con la voz de Merlín - Pero Gowther sigue castigado. Muy castigado, además. Ya hablaremos, ya...
- Jo... - él se dio un torpe golpe en la cabeza.
El orbe se giró hacia Zoba. El alma de Merlín la observó de arriba a abajo. Zoba esta desnuda, si, pero tenía saliendo de la piedra con energía demoníaca de su pecho un poquito de su poder que tapaba su pecho y cadera (a lo Derieri). Caminaba de puntillas, pues sus dedos se habían endurecido formando pezuñas fuertes, su cola, sin haber terminado de formarse, tenía varias franjas en varias direcciones de pelo, y en sus hombros estaban llenos de pequeñas plumitas blancas, y en su cabeza, remataban dos enormes orejas de conejo. En su piel blanca destacaban una perlitas azules, unas pequeñas escamas que crecieron en ciertos lugares. Zoba notaba la seriedad de Merlín incluso dentro del orbe, por lo que bajó sus orejotas arrepentida.
- Ya hablaremos. Los tres.
Zoba la miró arrepentida. Sus ojos estaban rasgados como los de una serpiente, y una fina y pequeña lengua bífida se escapó de sus labios con un siseo. Se escuchó un suspiro de la maga.
- Sea como sea... habéis conseguido engañar al demonio de la Verdad.
Zoba y Gowther se miraron, y luego ella dio una gran sonrisa de felicidad. Chocaron las manos a la vez y ambos pudieron el símbolo de la victoria con ambas manos con una de las poses de Gowther y un guiño.
Hawk miraba la escena mientras Arthur intentaba consolar a Elizabeth y explicarle la situación. Le parecía un espectáculo ver a esas dos personas desnudas hacer su baile de la victoria en esa escena de sangre y destrucción.
- Lo que hay que ver... por mis jamones...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro