Capítulo 12 - Castigo
Conforme avanza el anime, cada vez me doy más cuenta que hice bien en elegir a Gowther como mi personaje favorito del anime 😍 no me está defraudando en absoluto :3
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Meliodas, dándose cuenta rápidamente de lo que sucedía al ver a las personas dormidas, excepto aquellos con un poder superior a 300, corrió hacia donde sentía las presencias de Gowther y Diane, pero una nueva presencia peligrosa se hizo presente cerca de ellos.
- ¿Zoba? - se preguntó en voz baja.
Apretó los puños y comenzó a correr por las calles hacia ella, dejando a Gowther para Diane, pues sabía que podía confiar en ella. En medio del camino, se detuvo cuando Merlín le cortó el paso.
- Déjame esto a mí, capitán - ella estaba seria, algo extraño - El nivel de poder de Zoba ahora supera al tuyo, y aunque haya un gran poder demoníaco en el aire, Zoba es inofensiva. Sólo necesita las palabras adecuadas y tacto.
- Bien, Merlín, confío en ti.
Meliodas cambió de rumbo y se dirigió hacia sus dos compañeros al ver aparecer el poder de la tierra de Diane. Merlín se dirigió hacia la zona donde una pequeña chica con una gran sombra negra caminaba arrastrando los pies. Se giró despacio hacia ella cuando escuchó sus tacones contra el suelo.
- Zoba... ¿Qué ha pasado? - ella intentó poner su lado más amable, pues Zoba estaba en una línea fina entre el estallar y el llorar.
- Me dijo... - sus ojos apenas tenían su brillo rosado y una niebla negra se retorcía alrededor - Me dijo que mi forma física... no le importaba... y ahora me ha dicho que... sería problemático para tener una relación...
- Pero tú sabes que eso es mentira, ¿verdad? - ella se acercaba lentamente.
- Yo... yo no se... - ella desvió la mirada y se apretó el pecho fuertemente sin darse cuenta.
- Tienes la enorme capacidad de encontrar la bondad en cualquier acto horrible, porque crees en que las personas no son malas por naturaleza, pequeña... pero todo lo que sufres te lo guardas para ti... y eso alimenta tu poder demoníaco... ese que Gowther te ayudó a aceptar.
- Sí... pero aún así no me eligió... ni siquiera me dijo nada... es extraño... - ella miraba con la vista nublada y suspiraba mientras las sombras se movían a su alrededor.
- Diane y Meliodas se están encargando de todo. Gowther se dará cuenta de su error... - ella seguía reduciendo la distancia.
El pelo y la capa de Merlín empezaban a moverse por el aire que desprendían las sombras que envolvían a Zoba, pero ella no era capaz de volverse agresiva.
- Estoy siendo egoísta, Merlín... - ella susurró abrazándose.
- No, estás siendo humana. Es normal que en tu caso te pongas así... cualquiera lo haría... No eres una persona agresiva de nacimiento.
- Ah, si... no me gusta pelearme con nadie... tampoco sé pelear, Merlín... no soy útil... - ella cerró los ojos.
- Todas esas cosas tienen solución, Zoba... pero ahora lo que estás haciendo es alimentar tu poder demoníaco... y se hace sentir triste, ¿verdad?
- Sí...
Merlín sonrió y abrió los brazos lentamente.
- Creo que ahora necesitas un abrazo... ¿no es así?
Se esforzó por sonreír de verdad sin quitarle la mirada a la chica que la miraba de reojo abrazándose al final de un callejón oscuro. Estas cosas las haría mucho mejor Diane o Elizabeth, pero ahora no estaban disponibles, debía ser ella.
- Merlín... ¿tú abrazarías... a Kasumi? - la voz de Zoba sonaba lejana.
- El Proyecto Kasumi ya terminó. Yo quiero abrazar a Zoba. La Zoba que quiere un abrazo ahora mismo, la que tiene el corazón roto.
Merlín improvisó esta última parte intentando parecer segura de sus palabras. Se enorgulleció por dentro cuando notó que Zoba se relajaba e intentaba levantarse.
- Ven... ¿confías en mí, verdad?
- Sí, Merlín...
- Eres una buena chica, ven...
Merlín se fijó en que los ojos de la chica volvían a recuperar su color rosado de siempre y los dibujos de su cuerpo se movían más lentamente. Merlín se mordió un labio con disimulo. Era incómodo tener un poder tan negativo tan cerca, pero el abrazo lo iba a dar sí o sí. Tomó las manos con grandes uñas de Zoba para acercarla a ella y ponerla entre el gran valle que había en sus pechos.
- Pequeña, todo se va a arreglar. No es en absoluto el fin del mundo. Gowther no te va a quitar a tus amigas, ni va a hacer que olvides a nadie... él arreglará todo y todo volverá a la normalidad. Ah, y le pienso castigar, que aprenda que no se puede jugar así con las personas.
Merlín miró al cielo un momento. Hablar como una mamá protectora no era lo suyo para nada y reprimió un suspiro. Cuando notó los hombros de la pequeña relajarse contra su pecho, hizo aparecer una piedra con forma de prisma plano en sus manos, y en un movimiento rápido, se la puso en la frente, absorbiendo todo el poder demoníaco dentro de ella.
*
Unas calles más alejadas, Guila se despedía marchándose con su hermano. Meliodas y Diane estaban de pie observando a Gowther, sentado contra una puerta y escondiendo su cara entre sus brazos y rodillas.
- Capitán, por favor, enciérrame en un lugar donde no pueda salir - pidió sin moverse.
El corazón de Diane se debatía entre dos grandes cuestiones: la rabia que tenía en su cuerpo por lo que acababa de ver y sentir por su mejor amiga, y la pena de ver a Gowther suplicar encerrarse. Él sólo quería un corazón...
- Gowther... - Diane miró a otro lado sin saber qué decir, y prefirió dejarlo ahí.
Se giraron al escuchar unos tacones acercarse.
- Parece que está todo solucionado - Merlín se acercó mirando a Gowther con Zoba en sus brazos.
- Merlín... Zoba... - Diane se acercó.
- Sí... mírala ahora, está dormida - ella la mostró tomada en sus brazos - Aprovechad y vedla... pues no tiene ni una pizca de poder demoníaco en su cuerpo. Ahora mismo no tiene mutaciones. Es enteramente humana.
- ¡Zoba! - Diane corrió a su lado para tomarla ella entre sus brazos.
Ella estaba dormida tranquilamente. No tenía cuernos, ni la piel de otro color, uñas, garras, cola ni alas. Ella era una humana totalmente.
- Mi Zoba... que bonita eres... - Diane la abrazó cariñosamente con una sonrisa amable.
- Wow, Merlín, ¿Cómo has hecho eso? - Meliodas sonrió mirando a Zoba.
- Estaba esperando a que se enfadase y su poder demoníacos hiciese acto de presencia - ella sonrió enseñando esa piedra plana que puso en su frente - Todo ha sido absorbido por este objeto mágico.
Merlín puso la piedra en su pecho, y una cadena pequeña apareció rodeando su cuello, convirtiéndolo en un colgante.
- Esa energía es suya, algún día podrá usarla y le salvará la vida, u otras vidas - Merlín sonrió.
Gowther levantó un poco la cabeza para mirarlas de reojo, pero rápidamente se volvió a esconder para que Diane no le viese. La giganta acariciaba su cara y manos con cariño, limpias de mutaciones, mientras Zoba respiraba despacio, dormida en sus brazos. Merlín miró a Gowther con algo de seriedad y se acercó un poco.
- Gowther, levántate - le ordenó.
Él se levantó pesadamente y se sacudió la ropa sin mirar a nadie a los ojos, y se acercó a ella. Merlín estiró una mano hacia él.
- Magic Cancel - conjuró.
El cuerpo de Gowther comenzó a encogerse y a esconderse entre su ropa. Cuando Merlín metió las manos entre la ropa, sacó una pequeña marioneta inerte con una cara idéntica a la de Gowther.
- Esta es la forma real de Gowther. Es un muñeco creado por un mago muy antiguo.
Los presentes observaron al muñeco en las manos de la maga. Era algo nuevo para todos. Diane parpadeó sorprendida. De verdad que era un muñeco, y los muñecos, no tienen corazón.
- Wow... es... es verdad... es un muñeco... menos mal que Zoba no lo ha visto así... - ella meció a su mejor amiga con cuidado, pero luego se acordó que estaba enfadada con él - Mejor, que no quiero traumas para mi niña con el Pinocho este...
Justo después de decir eso, Zoba empezó a removerse gimiendo con dolor en los brazos de Diane.
- ¡No, no, Zoba, lo siento! ¡No quería ofenderte! - ella le abrazó asustada.
- No te ha oído, Diane. El cuerpo de Zoba no puede estar sin mutar. Volverá a hacerlo, y es un proceso lento y doloroso, depende con lo que aparezca. Ahora tanto ella como el... Pinocho, como lo llamas tienen que estar tranquilos y descansando. Le daré un relajante para el dolor a Zoba y a Gowther lo dejaremos... donde sea.
- ¿Como si fuera un adorno del Boar Hat? - dijo Elizabeth con pena.
- No es eso, no pasa nada. Podemos dejarlo en su cuarto mientras Zoba descansa. En este estado es imposible que haga nada.
- No los quiero juntos... - Diane puso un puchero mientras seguía abrazando a Zoba.
- No ocurrirá nada... - Merlín dio una sonrisa segura y confiada.
*
Unos minutos después, todos viajaron al Boar Hat. Entre Merlín y Diane acostaron a Zoba en su montón de paja después de haberle hecho tomar una medicina para sus dolores. Le quitaron toda la ropa y la taparon con una sábana caliente. Diane cerró las ventanas dejándola en oscuridad para sus dolores de cabeza y sumiendo en silencio la habitación. Merlín dejó a Gowther sentado en una silla.
- Listo. Ahora dejésmosle descansar y que calmen con la oscuridad y el silencio.
- ¿Seguro que no pasará nada? - preguntó Diane.
- Seguro que no. Luego vendremos a verles... pero no debemos molestarles mucho, sobre todo a Zoba. Si estresamos su cuerpo o metemos prisa, puede mutar de una forma muy rara.
Merlín salió en silencio del cuarto de paja. Diane cogió la puerta y echó una mirada al interior. Zoba respiraba tranquila bajo la manta y Gowther no se había movido ni un ápice. Miró al muñeco seriamente y se señaló los ojos con dos dedos guiándolos luego a los suyos frunciendo el ceño (este gesto de "te estoy vigilando") Luego salió cerrando en silencio.
El grupo debía descansar ahora y cerrar el bar un tiempo, pues Meliodas lo sabía, pero no había dicho nada. Una gran amenaza estaba despertando en alguna parte del mundo, con un poder inimaginable.
Pero lo que son unas horas en cualquier parte del mundo, en el cuarto de Zoba parecían días. La medicina de Merlín le quitaba el dolor mayormente, pero la dejaba un poco... atontada. No estaba dormida todo el tiempo, pero si que parecía que siempre estaba soñando. Era como estar drogada.
Se estaba acordando de todo lo que había pasado esos últimos días, y su mente lo cambiaba a su gusto para hacerla sentir mejor, aunque el dolor de cabeza le impedía pensar durante un rato sin interrupciones. Su cuerpo mutaba de nuevo, y su imaginación era lo único que tenía para distraerse, cuando apenas podía moverse.
No era consciente de dónde estaba ni de que había a su alrededor. Ni sabía nada del muñequito que le hacía compañía.
- Gow...ther... - susurró.
Luego dio un largo suspiro y un temblor escondiéndose bajo la manta. Se esforzó en cerrar los ojos e intentar modificar en su mente lo ocurrido en el día de hoy, para hacerlo una bonita fantasía suya, donde Diane estuviese feliz y orgullosa de ella, y donde Gowther tuviese un corazón para amarla a ella.
De repente, su pequeña fantasía imaginativa se retorció como en un gran bucle. Parecía un sueño muy real, y Zoba se veía a ella misma en primera persona. Parecía algo similar a un deja vú. Se miró las manos, siendo humanas, sin uñas ni malas formaciones, vistiendo el vestidito rosa que le regaló Gowther y miró alrededor. Era una calle de Lyonnes.
- ¡Zoba!
Ella se giró al escuchar esa voz tan conocida. Diane venía corriendo por la calle con su tamaño humano. Cogió sus manos con una gran sonrisa y corrió con ella sin detenerse.
- ¿Diane? ¿A dónde vamos? - dijo ella corriendo detrás.
- ¡Que llegas tarde a tu cita, a dónde si no! - ella se giró a verla sin dejar de sonreír - ¡Gowther te está esperando!
- ¿¡Go-Gowther?! - ella dio una voz sonrojándose.
- ¡Sí, claro que sí! ¡Espera que te arregle!
Ella se detuvo a media calle y se lamió un dedo y le dio en las mejillas a Zoba. Le arregló los rizos de la cara mientras ella se estremecía ante sus toques riendo y le arreglaba las mangas del vestido.
- A ver, muérdete los labios un poquito, que se te pongan rosados y bonitos... - Diane no dejaba de arreglarle la cara.
- ¿Pero eso que tiene que ver? - ella se apartó riendo con gran felicidad.
- ¡Por si hay beso, por qué si no va a ser! - Diane dio una sonrisa llena de amor.
Zoba dio un chillido tapándose la cara con un gran sonrojo y Diane dio saltitos de felicidad a su lado. Eso le dio todavía más felicidad a nuestra pequeña Zoba, la aceptación de su mejor amiga a su amor.
- Venga, a la cafetería venga, a esa que hacen los batidos de chocolate tan ricos - Diane le tiró del brazo empujándola.
- ¡Pero... eso está a la vuelta de la esquina! - a ella le estaba dando mucho vergüenza.
- ¡No le hagas esperar más! - Diane se reía.
- Ay, que vergüenza, que está ahí... ¿estoy bien? - ella se giró intentando que la giganta dejara de empujarla, que tenía mucha fuerza.
- Estás preciosa, pero haz lo de los labios.
Diane le dio un empujón mayor que hizo a Zoba caminar torpemente varios pasos. Luego siguió caminando con vergüenza intentando mantener la dignidad ante semejante entrada. Ella se vio en los espejos de las vitrinas de las tiendas. Ella... realmente era humana enteramente. Se acarició la cara con una sonrisa y se acarició sus orejas de humana. Hacía años que no se veía así.
- ¿Qué haces mirándote ahí?
Zoba dio un sobresalto. Gowther estaba a su lado observándola.
- ¿Te estás poniendo coqueta para mí?
Zoba le dio la espalda con la cara roja mientras retorcía el borde de su vestido en las manos. ¿De verdad su imaginación daba para tanto? ¿Cómo podía hacerle sentir tanta vergüenza cosas como esta, si las está creando ella?
- Perdona la tardanza... Gowther... - ella se giró pero sin mirarle a los ojos.
- Da igual, no me molesta.
Gowther bajó la mirada hasta las piernas de la chica, que temblaban nerviosas de la situación.
- Pareces nerviosa... - en un abrir y cerrar de ojos, en sus manos aparecieron dos batidos de chocolate con nata - Podemos tomar esto dando un paseo, te ayudará a relajarte.
Ella seguía temblando mirando al suelo retorciendo su vestido. Le dio por mirar con disimulo a un callejón. Diane la miraba asomada con una sonrisa, ahora con Elizabeth, que ahora la animaban con gestos a que cogiese el batido y caminasen.
Ella volvió a mirar hacia él con timidez y tomó el batido que él le ofrecía. Gowther se puso a su lado.
- ¿Quieres caminar del brazo o de la mano? Cualquier forma está bien.
- Esto... bueno... me da igual, sinceramente... con que seas tú, me basta...
Gowther veía que ella no dejaba de temblar y que tenía una cantidad anormal de sangre en la cabeza, así que él mismo tomó la iniciativa de cogerle la mano, como si fuera la cosa más natural del mundo, y entrelazar los dedos despacio.
Justo en ese momento, Zoba volvió a la realidad. Abrió los ojos con dolor y se agarró la cabeza lentamente. Más que una imaginación suya, era como un sueño. Un sueño maravilloso que se había quitado en la mejor parte. Ella acarició la paja que había bajo ella y sonrió con cariño, sabiendo que estaba en su cama.
- Gow... ther... - volvió a susurrar - Que sueño tan bonito... ojalá pudiese ser más largo... tal vez si me vuelvo a dormir lo retomo... pero en un momento... que me calme un poco...
- Sí, mejor, porque te estaban dando taquicardias y te estaba subiendo la presión. No era bueno para tu salud continuar.
Ella volvió a abrir los ojos con un gesto raro. Había escuchado hablar a Gowther, pero no estaba ahí. Estaba metido en su cabeza, hablando en su mente.
- No puede ser... ¿estás aquí? - decía intentando levantarse.
- No te levantes, tu cuerpo está cansando. Estás volviendo a mutar, Zoba, y la forma que tienes de hacer ameno este proceso es inventar tus fantasías ideales, pero tu mente está algo drogada ahora y no procesa bien.
- Gowther... ¿lo has hecho tú? Este sueño tan... realista... - a ella se le cerraban los ojos, pues en la oscuridad del cuarto no había nada que ver.
- Sí. Ha servido para hacer que te olvides del dolor y te relajes, pero te has sobreexcitado demasiado. Pero, creo que esta vez... aunque te hayas puesto así... sí que creo que he hecho una acción... buena.
Zoba no contestó a eso. Gowther estaba jugando de nuevo con la mente de las personas, pero esta vez si que parecía una buena acción. Quería anular sus dolores y hacer más amena su estancia en el silencio y la oscuridad. Pero ella... no quería seguir amándole. No quería pasar más dolor. Pero por otro lado... ese sueño fue tan bonito... tan ideal...
- Perdón. Sinceramente, perdón.
Ella siguió manteniendo el silencio. Ella no podía estar enfadada con nadie. No era rencorosa.
- ¿Cómo puedes estar pidiendo perdón con sinceridad... si no tienes corazón? - ella susurró agarrando un puñado de paja.
No quería recordarle esas cosas, ni decirlas, pero... no podía callarse eso.
- No puedo pedir perdón desde el fondo de mi corazón, como se suele decir, pero estoy arrepentido. Y estar arrepentido significa que no lo volveré a hacer.
- Entonces... los recuerdos que modificas en mi mente... ¿son un para pedirme perdón de verdad y para que no sufra mucho con mis cambios?
- Sí, algo así... y también tengo que pedirte un favor...
- Un favor... ¿Qué puedes querer de mí en este estado? - Zoba intentó cambiarse de lado en la cama.
- Necesito que termines tu mutación hoy mismo.
- Pero qué dices... - Zoba suspiró - Si mis mutaciones tardan meses en formarse completamente... Si estas cosas se hacen a la ligera... todo será un lío en mi cuerpo... seré mucho más horrible de lo que soy de por sí.
- A ninguno de nosotros les importa tu forma física, a mí tampoco, Zoba. Tú lo sabes, lo importante es lo del interior.
Zoba suspiró. Lo que pedía Gowther era un imposible para ella y no estaba convencida.
- Se avecinan grandes peligros, Zoba. Nosotros ahora no podemos estar en este estado. Tenemos que salir, todos están en peligro.
Ella cerró los ojos, prometiendo pensarlo mentalmente, y ver qué podía hacer. En su mente, Gowther continuó su bonito sueño de una cita con ella, para intentar convencerla.
La marioneta, en la silla, había girado su cabeza hacia ella, con su misma cara inexpresiva de siempre.
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