Ya no quedaba mucha gente en las calles y la noche estaba fría, pero el caminar hasta el hotel le había dado un poco más de tiempo a solas con Utahime, incluso si se trataban de unos minutos entre el restaurante y el lugar de destino, no quería desaprovechar la oportunidad por más mínima que fuera.

—Deberías enseñarles más teoría a tus alumnos— Utahime le hablaba sobre lo responsable que debería ser respecto a enseñarles cosas menos físicas, que evitara tanta práctica y se dedicara a incluir algo de trabajo más parecido al que ella hacía con sus alumnos.

—Te invité a cenar para ponernos al día, no para que me regañes— con sus manos entrelazadas tras su cabeza, no apartó la mirada de la hechicera que caminaba a su lado, sonriendo cuando notó la mueca de molestia en los labios de ella.

—No te regaño, Gojo, solamente creo que deberías poner más atención a eso— él observó como ella alzó el mentón, podía ver con mucha más facilidad sus labios y Gojo mordió los suyos ante la tentación de querer inclinarse para cerrar la distancia entre ellos, pero sabía que eso solamente provocaría incomodidad entre ambos y todavía se negaba muchas de las sensaciones y emociones que sentía a su lado.

No había dudado en buscarla en la escuela cuando Shoko mencionó que Utahime estaba en la ciudad por una reunión importante y no dudó en ir a molestarla con tal de conseguir captar su atención, especialmente cuando podía lograr esas expresiones que tanto le encantaban, aunque no lo logró hasta que era el final de la jornada y estaba saliendo de las independencias camino al centro de la ciudad.

Había logrado detenerla el tiempo suficiente para que ijichi trajera el auto hasta la entrada como le había pedido en un mensaje en el momento en que la vio salir y la convenció tras unos minutos para poder ir a cenar algo, como una ofrenda de paz por molestarla incluso antes de saludarla.

Tras una cena en dónde conversaron tanto como podían sin discutir o molestarse, pagó la cuenta y nuevamente logró convencerla de acompañarla hasta su hotel.—El hechicero más poderoso no debería permitir que una debilucha como tú ande sola en las calles de Tokio, ¿no?

—¡Gojo, respeta a tus mayores!

Solamente sonrió ante su reacción y no dejó de hacerlo cuando ella aceptó finalmente, ahora estaban en la entrada al lobby, se detuvo cuando ella lo hizo, sus manos entrelazadas frente a ella y un silencio que en ella era normal, pero que él usualmente no mantenía por mucho tiempo y que realmente había surgido por quedarse contemplando a la miko por más tiempo del que tenía planeado.

—¿Gojo?— la voz de Utahime pronunciando su apellido logró hacerlo reaccionar y metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón se inclinó para verla más atentamente.—Bien, debilucha, hemos llegado a salvo, obviamente no te habría pasado nada a mi lado, soy más fuerte.

Estaba seguro que una palabra más y habría sido capaz de observar la vena en la frente de Utahime hincharse, pero ella solamente hizo una mueca con la boca y resistió cualquier reprimenda que era obvio que saldría de sus labios respecto a como la trataba.

Aunque realmente no lo hacía con mala intención, él estaba seguro de que era la única manera de que ella le prestara atención y además de que sus expresiones eran lo que más llamaban su atención, aunque Shoko insistía en que esa no era la manera más cuerda de hacer las cosas, menos aún demostrar su enamoramiento por su senpai, aunque él o lo expresara tan abiertamente, contrario a lo que se podría esperar de su siempre expresiva y ruidosa personalidad.

—Entonces... te agradezco por la cena, Gojo— abrió un poco sus ojos más de lo común al escuchar el tono de voz suave de Utahime, casi como si aquello la hubiese vuelto tímida de pronto, algo que pocas veces veía en ella, podía ser calmada y tener mucho control sobre si misma, pero podía también ser mucho más fuerte de lo que él hacía pensar al resto que era cuando la llamaba 'debilucha' o algo parecido, orgullosa e incluso osada de ser necesario.

Utahime timida era algo que se veía en tan pocas ocasiones que lo desconcertó un momento.

—No es nada, Uta— sonrió, evitando el "tuviste el privilegio de cenar conmigo" que pensó agregar para molestarla, pero simplemente su cerebro le advirtió que no arruinara aquello. —Siempre que quieras, el gran Gojo Satoru estará aquí para acompañarte.

Sintió un inesperado sonrojo concentrarse en sus mejillas y esperaba que no fuera visible, realmente no era algo que fuera normal en él, pero realmente Utahime sacaba a relucir partes de él que simplemente no dejaba que nadie más viera de una forma u otra, pero con ella simplemente no tenía forma de pensar en no hacerlo antes de que salieran de su boca o su cuerpo se moviera guiado por sus sentimientos.

—Gracias, Gojo, buenas noches.

Si el pensar que la timidez inesperada de Utahime o sus propias palabras que podrían interpretarse de muchas formas lo habían logrado desconcertar, el hecho de que Utahime aprovechara que se encontraba con su cuerpo inclinado hacia ella para cerrar la distancia entre ambos lo dejó atónito.

No lo besó en los labios como hubiese deseado, pero sus labios estuvieron muy cerca de la comisura de sus labios cuando obviamente fue difícil alcanzar su mejilla estando de puntillas, pero la acción fue rápida y para el momento en que reaccionó Utahime estaba alejándose, agitando su mano en señal de despedida y cuando entró en el hotel le dio la espalda.

Gojo simplemente sintió algo parecido a una explosión en el interior de su pecho y una sonrisa apareció en sus labios cuando finalmente se dio cuenta de lo que había sucedido. Realmente no entendía de dónde había surgido todo eso, pero simplemente no se quejaría de ninguna manera.

En el interior ya del elevador Utahime sentía su rostro tan caliente que estaba segura que podría pasar por fiebre y estaba segura de que su corazón se saldría de su pecho.

Estaba segura de que ese idiota no entendería nada, obviamente un enamoramiento de tanto tiempo era algo que pocos podrían entender.

5️⃣¡Gracias por leer!🎵

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