Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 17 Un golpe en el cielo y en el más allá. Parte 1

Traición. Es el acto más nefasto que un ser vivo puede cometer a lo largo de su vida. Rompe lazos y fragmenta la confianza, ocasionando que esta nunca se repare, pues cometer traición significa nunca conocer el perdón. 

Sin embargo, decir que alguien nos ha traicionado, o justificar una traición por nuestra parte implica diferentes conceptos en el significado de la palabra; un acto desleal puede ir desde lo más mínimo, casi insignificante, hasta la falta más grave. Cronos consideró traición el hecho que su esposa, por amor de madre, escogiera ayudar a sus hijos a derrocarlo en vez de aliarse a él para mantener la paz —que el creía— en el universo. Hades tomó como traición el que Zeus le arrebatara el trono, tomando como excusa su liderazgo en la batalla, mientras que, para Zeus, la felonía de su hermano mayor fue declararle la guerra cuando el dios del trueno fue quien lo salvó de la agonía del tártaro. Perspectivas diferentes en las que los demás involucrados en el problema tomaron partido tiempo atrás, inclinándose hacia quien consideraban, tenía la razón. 

Pero solo una persona en el universo conocía la verdad de aquella disputa, escogiendo así un lado diferente al de los demás, solo que no podía decirlo, por lo que prefería mantenerse neutro en aquella rivalidad de dioses.

Oco estaba impaciente, ansioso y a la vez preocupado; habían pasado cinco mil años desde la última vez que el dios del inframundo pisó el Olimpo, no sabía que esperar, tantas cosas podrían ocurrir. El haber invocado a Hades en el templo de los cielos envolvía demasiados escenarios. Demasiados. El gran sabio hubiera preferido excluir a Hades de aquella reunión en la que se encontraba, si tan solo la situación no fuera tan grave; por desgracia, lo que estaban a punto de discutir les incumbía a todas las deidades sin excepción.

Zeus permanecía sentado en su trono, con una mano sobre su mejilla y con expresión impaciente. A su izquierda se encontraba su esposa Hera y a su derecha, su invitado especial, el mago supremo. A lado de Oco estaba Poseidón y luego, distribuidos entre ambos flancos, el resto de los hijos de Zeus: Apolo, Atenea, Artemisa, Ares, Afrodita, Hefesto y Hermes. La tensión aumentaba en silencio, todos aguardaban a que Hades se dignara a aparecer, creyendo a su vez que quizá no fuera a llegar del todo. Entonces, una pesadez los invadió. Una carga negativa se adueñó del ambiente y todo a su alrededor se ensombreció, de un rincón oscuro la silueta de Hades se presentó, y los dioses se pusieron de pie, esperando alguna trampa por parte del dios. 

Hades caminó lentamente hacia los presentes, mirando a uno por uno sin expresión, lo que causaba un cierto terror, ya que sus intenciones no se podían adivinar. Los dioses se mantenían firmes, sin mostrarse intimidados, incluso Oco intentaba permanecer tranquilo, aunque se aferraba a su báculo como su única arma. Cuando la mirada de Hades se encontró con la de Poseidón, el dios de los mares agachó la cabeza en respeto, pues a pesar de que Zeus fuera su rey, Hades seguía siendo su hermano mayor. Finalmente se encontró cara a cara con Zeus. 

—Desesperación— dijo Hades con voz tranquila —pude olerla desde el inframundo cuando enviaste a tu ángel con tu mensaje —con su actitud calmada, comenzó a caminar alrededor de la mesa sin dejar de mirar a nadie —¿Por qué, hermano?

—No pretendas ignorar la razón Hades, está claro que sabes de que trata esta reunión. Tu mismo has iniciado un plan de contingencia para lo que viene— respondió Zeus.

—¿Y que es lo que se viene?

—No tenemos tiempo para tus juegos Hades— dijo Hera —esto es serio.

—Entonces ya lo has aceptado ¿No es así? Zeus. Aunque te encerraste en tu fortaleza realmente nunca creíste que lo que nuestro padre predijo se fuera a ser realidad. Eres el rey de los dioses solo por nombramiento, pero sigues siendo un crio jugando a ser un dios. 

—¡Cuida tus palabras Hades, o te haré regresar al inframundo con la cola entre las patas, como a ese perro que tienes de mascota! —dijo Apolo apuntándole con un dedo en advertencia.

—Mi querido muchacho, el que debe cuidar sus palabras eres tú. He creado demonios con mas poder del que tu posees. Te arrancaría la cabeza con una de mis uñas y no tendrías tiempo de reaccionar. Pero hacerlo requeriría un esfuerzo innecesario de mi parte, y, para que hacerlo, si nuestro tiempo está llegando a nuestro fin.

—Podemos prevenirlo— habló Poseidón.

—Porque lo prevenimos tan bien la última vez ¿Verdad? —dijo con sarcasmo —El Apocalipsis sucedió, nuestro padre predijo su resurrección y nosotros no hicimos nada para evitarlo. En aquellos días teníamos motivación y estábamos unidos, ahora ¿Cómo piensas que lo vamos a prevenir?

—Esta vez nos adelantaremos al suceso— dijo Zeus —no lo dejaremos resurgir. Lo detendremos antes de su regreso.

—¿Cómo haremos eso? Ni siquiera sabemos cómo resurgirá ni cuando exactamente. No tenemos nada— respondió Hades manteniendo su tono calmado, apenas alzando la voz.

—Si no tenemos un indicio ¿Por qué entonces buscabas los fragmentos de la lanza en Zágul? —dijo Zeus. 

—Veo que nada se te escapa Oco— dijo dirigiéndose al gran sabio, sabiendo que fue él quien provocó la reunión —Averiguaste lo que tramaba y se lo comunicaste inmediatamente a mis hermanos.

Este no respondió nada.

—Muy bien— continuó Hades —Quizá ya lo presentía y por eso pensé en prepárame.

—Pudiste advertirnos— dijo Poseidón.

—Nadie me advirtió a mí.

Oco golpeó el suelo con su báculo una vez y los dioses le prestaron atención.

—Pero si fuimos advertidos. La luna nos advirtió hace diecisiete años cuando se bañó en sangre, pero ignoramos su mensaje— dijo.

—Esa luna pudo significar muchas cosas— dijo Zeus.

—Pero solo significó una ¿No es cierto Oco? Un extraño suceso pasó ese día— Oco volteó la cara ante las palabras que Hades le decía directamente —No fue la primera vez que la luna de sangre apareció en el cielo, ya lo hizo antes. Se mostró justo en el momento en que Cronos moría. Y luego, cinco mil años después, regresa en el nacimiento de tu aprendiz Oco.

—Kattara Thorn no tiene nada que ver en esto— se apresuró a decir Apolo.

Oco dio un suspiro antes de volver a hablar —Pero... — comenzó a decir, sintiendo algo de culpa por lo que estaba a punto de comunicar a los dioses. Conocía las posibles consecuencias de hacerlo —tengo casi la certeza de que todo esto involucra a Kattara más de lo que me gustaría.

Los dioses intercambiaron miradas, algunas dubitativas, otras sorprendidas.

—¿Qué quieres decir? —dijo Poseidón. 

—El nacimiento de la princesa ocurrió bajo esa luna, ella fue la única en llegar a la vida en los doce mundos. Poco tiempo después la guerra se desató en mi mundo y un año después la tragedia azotó Arian. No fue ninguna coincidencia, esa luna trajo problemas y esa fue nuestra primera advertencia, la cual yo también ignoré. Trece años después la luna roja volvió, aquella noche el Oráculo me dio este pergamino.

Oco sacó de entre sus ropas el pergamino enrollado. Lo extendió sobre la mesa del mapa universal y los dioses se acercaron de a poco viendo con sus propios ojos aquella línea de vida que al final terminaba en una profunda oscuridad.

—Al principio no supe como interpretarlo— continuó —analicé todas las variantes, las posibilidades sobre quien podría ser esta persona que se nos muestra.

—¿Y crees que pueda tratarse de Kattara?

—No lo creí posible hasta que cuatro años después, la marca de los Battúr apareció en las palmas de Kattara— los dioses comenzaron a susurrar entre ellos.

—Eso es imposible, su dinastía no desciende de las ninfas— dijo Poseidón.

—Luz y oscuridad. Lo que los mortales llaman magia blanca y magia negra, son las energías que forman el universo— dijo Zeus, callando a todos —Caos era el equilibrio entre ambas fuerzas siendo que nació de la unión de ambas. Creó a Urano con la intención de que él continuara siendo el balance una vez que él decidiera esparcirse. Pero un poder de esa magnitud no puede ser heredado a alguien que no nació de la energía original. Digamos que Urano era la energía de la energía. Fue por eso que creó a Gea y repartió ese equilibro entre ambos, y luego fue repartido entre nuestros padres. Cronos era oscuridad y Rea era luz. Cuando Cronos usurpó el trono, buscó tomar energía del cosmos con el propósito de volverse como Caos, obtuvo de él la habilidad de controlar todo. Absolutamente todo. Y con eso trajo un desequilibrio que ni Rea con su poder pudo reestablecer.

Zeus hizo una pequeña pausa, en la que nadie se atrevió a hablar. Todos conocían la historia perfectamente.

—Un poder repartido mantiene en balance al universo— habló Hades —Lo único bueno que ha hecho mi hermano menor como rey del Olimpo, es repartir el poder entre los demás de nuestra naturaleza. Todos los dioses equilibramos el universo. Cronos rompió el equilibrio en la edad oscura y el que Kattara Thorn tenga esas marcas siendo una elfa, junto con el poder mágico tan alto que posee, es la prueba de que Cronos resucitará y nuevamente el universo tambaleará. El caos y el orden pueden prevalecer juntos. Pero Cronos solo era caos.

—Eso significa que Kattara es la resurrección de Cornos— dijo Hera con tono alterado.

—No nos apresuremos— interrumpió Oco —si Kattara fuera la reencarnación de Cronos ya se hubiera manifestado, el poder oscuro por naturalidad ya se hubiera hecho presente.

En ese instante Atenea se tensó, recordó la energía que emanó de la elfa cuando le dio la mala noticia de que sería la concubina de Apolo. Tal vez debió decir algo justo ahí, comunicar su descubrimiento y dar por sentado las sospechas de los demás. Sin embargo, decidió guardar silencio. 

—Además— continuaba Oco —hay otra cosa que me ha dejado atónito. Algo a lo que no encuentro sentido ni relación con lo que esta ocurriendo. Esto sucedió en Zágul; no puedo confirmar que sea del todo cierto porque no lo vi, sin embargo, uno de mis pupilos si lo presenció. Kattara invocó la luz celestial sin invocarla con las runas o con algún hechizo que le haya enseñado. Ella me aclaró que surgió de la nada desde su interior.

—Esto es verdaderamente imposible— dijo Apolo —todos aquí sabemos que el don de la luz celestial que Rea poseía no se lo heredó a nadie. Tu Hades por otro lado si heredaste el poder oscuro de Cronos.

Escuchando esto, Zeus, Hera, Poseidón y Hades intercambiaron miradas en complicidad y se hicieron los desentendidos ante el resto. 

—Cual sea la explicación de esto, solo podemos dejar en claro una cosa. Kattara tal vez sea la culpable de la resurrección, pero no es Cronos en sí— dijo Atenea.

Las voces de todos comenzaron a alzarse, dando opiniones y objeciones al mismo tiempo, y una bulla dominó el Olimpo.

—¡Silencio! —gritó Zeus.

—Bien— dijo Hera —ya llegamos al fondo de esto, aunque no del todo a una conclusión. Si Kattara será responsable de la resurrección de Cronos entonces si tenemos una oportunidad de detener todo. La pregunta es ¿Qué haremos al respecto?

—Yo tengo una propuesta— Hades continuaba con su sutil tono de voz —considero que nuestra mejor opción es encerrar a la princesa elfa en el tártaro cuanto antes. No causará ningún daño y podemos estar seguros de que permanecerá ahí toda la eternidad. El tártaro solo puede ser abierto desde afuera.

 —¡Estás loco! —intervino Apolo —No la encerraremos.

—Cálmate Apolo— dijo Atenea —Que tus intereses personales no interfieran. Claro que, no difiero contigo. No estoy de acuerdo con encerrarla, debe haber otra manera.

—En ese caso deberíamos matarla y evitarnos la molestia de esta discusión. Es una simple mortal. Yo podría llevar a cabo la ejecución— opinó Afrodita.

—Si te atreves a tocarla, yo mismo acabaré contigo— advirtió Apolo.

—Y yo le haré segunda— dijo Atenea fulminando a Afrodita con la mirada.

—¡Suficiente! No la mataremos— dijo Oco —yo me responsabilizaré. La cuidaré, pero para ello, deberás renunciar a ella como tu guardiana Zeus.

—Tonterías. No hay ningún candidato digno que la remplace y no dejaré a mis creaciones desprotegidas de él— señaló a Hades.

—Devuélveme mi trono y no tendrás de que preocuparte— Hades le mostró una sonrisa burlona, a lo que Zeus solo respondió con un gesto de desagrado. 

—Yo apoyo la idea de Hades— dijo Hera y todos voltearon a verla sorprendidos —creo que deberíamos encerrarla, ya que matarla no me parece justo.

—¿Pero privarla de su libertad te parece apropiado? —replicó Atenea.

—En realidad sí. Pero no creo que el tártaro sea el lugar correcto. Creo que deberíamos mantenerla aquí en el Olimpo donde podamos vigilarla y... en el último de los casos, intervenir si se comienza a salir de control.

—Creo que tienes razón Hera— dijo Zeus. 

Tanto Oco, como Atenea y Apolo reclamaron. Apenas se entendía lo que decían. Entonces Zeus alzó una mano en seña de silencio.

—Lo terminaremos de discutir después. Ahora les pediré que se retiren, quiero hablar a solas con mis hermanos.

A regañadientes, los hijos de Zeus se retiraron. Antes de que Oco procediera a descender, Zeus lo detuvo.

—No menciones la conversación a Kattara. No hay necesidad de preocuparla.

Oco asintió y se marchó enfadado. Encontrándose solos los hijos de Cronos, ya tenían libertad de hablar de aquello que era prohibido.

—Bien Zeus. Habla.

En ese momento una trompeta sonó en el eco del vacío... 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro