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Prólogo. La chica de la promesa del destino esperanzador

Hola a todos.

En esta ocasión, les traigo un nuevo fic de Gotoubun no Hanayome, pero con el mundo del fútbol de trasfondo.

¿Cómo se desarrollaría esta hermosa relación siendo Fuutarou un futbolista de la nueva Generación de Oro del Fútbol japonés? En esta historia podremos averiguarlo.

¿Os gustaría que la selección japonesa esté formada por jugadores de los siguientes animes?

- Captain Tsubasa

- Hungry Heart

- Area no Kishi

- Ao Ashi

- Blue Lock

- ¿Alguno más?

También tengo en mente meter algunos personajes de animes que no son de fútbol. Fuutarou no puede ser el número jugador bueno de su equipo, ¿no?

También aparecerán cinco jugadores creados por mí, Glaolo Shadeon, Flareleon Glare, Berceo Dacoeur, Drake Kenryuuga y Tsukasa Shiina.

¿Descubrirán los compañeros de fútbol la relación de Fuutarou con las quintidiosas? ¿Y la aceptarán así como así? La cosa promete, ¿no, creen?

En la línea original, Fuutarou y las chicas son dos años más jóvenes que Glaolo, y a su vez, Glaolo es 3 o 4 años más joven que Tsubasa Ozora.

Una vez dicho esto... ¡Coooooomenzamos!

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Fuutarou Uesugi es un joven de 15 años que ama el fútbol. Lleva jugando al fútbol desde los 8 años de edad. Ha crecido presenciando el nacimiento de la generación de oro del fútbol japonés, encabezada por Tsubasa Ozora. Ver el ascenso de tales jugadores lo motivó a querer ser como ellos, y empezó a jugar con más ganas y entusiasmo. Le encanta jugar con el balón que su madre le pudo regalar en su décimo cumpleaños. Se lo llevaba a todas partes, incluso a la escuela.

Jugando con ganas y entusiasmo, Fuutarou se crió en la ciudad de Tokai, en la prefectura de Aichi. Desde que empezó a jugar, mostró unas cualidades que no eran normales en un chico de su edad.

Jugó en un equipo de fútbol de su escuela primaria y ganó el torneo regional y nacional en su último año, anotando un número de goles incontable.

En los años posteriores hasta la actualidad, ha estado jugando en el equipo de fútbol de la Secundaria Takatora como delantero centro. Gracias a sus esfuerzos y trabajo en equipo, ha conseguido vencer siempre en el torneo regional durante tres años consecutivos, pero... El torneo nacional siempre se le ha resistido.

En su primer año, su talento bastó para llegar hasta los cuartos de final.

En su segundo año, pudo superar los cuartos pero para hincar la rodilla en semifinales.

Actualmente, en su tercer y último año, finalmente ha conseguido llevar a su equipo hasta la gran final. Estaba ante la gran oportunidad de poner el colofón definitivo a su paso por la secundaria con el tan ansiado triunfo.

El joven Uesugi tenía sus razones para querer vencer con tantas ansias. Quiere llamar la atención de ojeadores de equipos profesionales, ser reclutado por ellos y conseguir un contrato profesional. Tenía la confianza y el talento necesario para lograrlo.

Tiene dos grandes sueños: Llegar a ser el mejor futbolista de Japón, para posteriormente, llegar a convertirse en el mejor del mundo. Y ganar con Japón la Copa Mundial. El sueño de todo niño amante del fútbol, básicamente.

Pero la verdadera razón del joven es más profunda. Su madre, quien regentaba una panadería,  falleció hace tres días debido a una extraña enfermedad. Fuutarou se ha visto obligado a aguantar el dolor para centrarse en el torneo. Quiere volverse profesional cuanto antes para ganar mucho dinero y llenar el vacío económico que supuso el cierre del negocio de su madre. No había nada que a su madre le gustara más que ver a su hijo disfrutar haciendo lo que más le gusta. Así que salió al jugar con el corazón y el alma.

El partido de hoy puede marcar un antes y un después en la vida del joven Uesugi.

Fuutarou

Estadio Kokuritsu Kyogijo (Estadio Nacional de Japón)

13.00 PM

Finalmente hemos llegado a la final del torneo nacional de Secundarias. Junto a mis compañeros de la Secundaria Takatora, estamos determinados a terminar nuestra etapa en Secundaria ganando la competición. Hemos entrenado muy duro durante estos últimos tres años para poder llegar hasta aquí.

El partido estaba entrando en los últimos instantes de la prórroga. El marcador estaba empatado 3 a 3. Estaba siendo un duelo muy parejo, y me sorprende que estemos jugando de tú a tú contra la Secundaria Tenryuu, que es una institución deportiva prestigiosa y poderosa a nivel nacional. Había conseguido contrarrestar los tres goles de ventaja que nos metieron en la primera parte anotando yo un hat-trick en la segunda parte. Mis compañeros y yo estábamos siguiendo un plan: agotar la energía de los de Tenryuu en la primera parte y pasarles por encima en la segunda, pero tan fácil no iba a resultar...

Entramos en el tiempo de descuento, añadieron tres minutos extra, el próximo gol decidiría el partido.

- ¡Adelante, Takatora! - animaban a nuestro equipo -

- Vamos, Uesugi! - me animaban -

- ¡Un gol más y seremos campeones! - toda la afición de Takatora nos animaba con todo, de ninguna manera vamos a perder... -

Fuutarou: ¡Taniguchi, Yamaoka! ¡Abríos por las bandas!

Taniguchi/Yamaoka: ¡Entendido! - siguieron mis indicaciones -

Fuutarou: ¡Una pared, Nakamura! - le di el balón a un compañero y eché a correr-

Nakamura: ¡Aquí lo llevas, Uesugi! - me devolvió el balón a la carrera -

Dejé atrás a los últimos defensores con una arrancada veloz antes del pase de Nakamura. Entonces, le di un toque suave al balón para pasarlo por encima de la cabeza del portero y con otro toque ligero, lo introduje en la portería rival. Acababa de marcar un golazo de antología, posiblemente el mejor del torneo.

Comentarista: ¡Y goooooooooooooool! ¡Gol, gol, gol, qué golazo, por favor! ¡Fuutarou Uesugi se acaba de apuntar un golazo de los que quitan el hipo!

Fuutarou: ¡Bien, la victoria es nuestra!

- ¡Muy bien, Uesugi! ¡Grande, Uesugi! - se acercaron mis compañeros a felicitarme -

Nakamura: ¡Vaya golazo, tío...!

Taniguchi/Yamaoka: ¡Eres el más grande!

Todos mis compañeros se arremolinaron felices a mi alrededor para felicitarme por mi gol. Acababa de marcar el gol más importante del año. Acabábamos de asegurar el campeonato...

O eso pensábamos...

Sonaron dos pitidos del árbitro. El juez de línea levantó la bandera.

Nuestra alegría fue efímera cuando escuchamos los pitidos del árbitro y el linier levantó la bandera... ¿Offside? ¡Pero si estaba delante de los defensas antes de que Nakamura me devolviera la pared! ¡¿Adónde estaba mirando ese gilipollas?!

Comentarista: ¡Oh, no! ¡El juez de línea levanta la bandera señalando el fuera de juego! ¡El gol queda anulado!

Fuutarou: ¡¡Oye, árbitro!! ¡¿Se puede saber adónde mirabas?! ¡¡Eso no ha sido fuera de juego ni de lejos!! - le dije cabreado al linier -

El árbitro me sacó tarjeta amarilla por protestar.

Comentarista: ¡Obviamente, la decisión no le ha sentado nada bien a Uesugi, quien además, se lleva la amarilla por protestar!

Fuutarou: Hijo de... - estuve por ir a darle un puñetazo hasta que Yukimura, el capitán de nuestro equipo, me agarró fuertemente -

Yukimura: ¡Uesugi, cálmate! ¡Aún estamos a tiempo para recuperar el balón y marcar! ¡Pero si te expulsa, todo estará perdido!

Fuutarou: ¡Hmph! ¡Vale, vamos! - volví a echar a correr -

Aún era pronto para calentarme. Después de darme un par de palmas en la cara, volví a concentrarme en el partido.

El portero de Tenryuu sacó desde su portería, el balón llegó a sus centrocampistas. Trataban de hacer llegar el balón a sus delanteros, pero nuestros defensas pudieron interceptar el balón y se lo hicieron llegar a Yukimura. Tan pronto como le llegó el balón, fui a apoyarle y le pedí el balón.

Estaba a 30 metros de la portería, pero con mi zurda, eso era como lanzar una bola de papel al cubo de la basura. Recibo el balón con un toque para deshacerme de los defensas y ganarles las espaldas. Entonces, viendo que el portero estaba algo adelantado de la línea de gol...

Fuutarou: ¡¡Uooooooooooooooh!! - chuté con la zurda un disparo potente sin rotación -

Comentarista: ¡Uesugi intenta un disparo lejano con un efecto endiablado...!

El balón se dirigió hacia la portería. Como si estuviera bailando con el viento, voló y cayó directamente en el fondo de la malla de la portería de Tenryuu.

Comentarista: ¡¡¡GOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOL!!! ¡Esto es un súper gol y lo demás son tonterías! ¡Fuutarou Uesugi anota, esta vez sí, el golazo que puede significar la victoria definitiva para Takatora!

Fuutarou: ¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARGH!!!¡¡¡VAMOOOOOOOOOOOOOOOOOOS!!! - grité eufórico, soltando toda la emoción contenida -

Fuutarou: ¡¿Cómo se te ha quedado?! ¡Anula esto si te atreves! - dije claramente desatado -

Taniguchi: ¡Wow, Uesugi! - se quedó boquiabierto -

Yamaoka: ¡Menudo chupinazo el que te has sacado de la manga! - se sorprendió claramente -

Nakamura: ¡Un gol soberbio, Uesugi! - me felicitó por mi gol -

Yukimura: ¡Vamos a defender este gol con nuestra vida! ¡Adelante, equipo!

Jugadores de Takatora: ¡Síiiiiiii!

Todos nos dedicamos a defender por lo que quedaba de partido. Aquellos dos minutos se sentían como si fuera una eternidad... Entonces, cuando ya no quedaba prácticamente nada. Yukimura cometió una falta cerca del borde del área...

El árbitro señaló falta a favor de Tenryuu.

Comentarista: ¡Falta! ¡Falta peligrosa a favor de Tenryuu!

Comentarista: ¡El árbitro le muestra la cartulina amarilla a Yukimura, el capitán! No es para menos, ha sido una falta muy peligrosa.

- Yo la cobro - dijo el 10 y capitán de Tenryuu -

Fuutarou: ¡Va a tirar Rin! ¡Todos a la barrera!

El número 10 y capitán de Tenryuu se llamaba Rin Itoshi. Competía por ser el máximo goleador y MVP del torneo, al igual que yo. Ha ganado el torneo nacional durante dos años consecutivos, ganando el primero con su hermano mayor Sae Itoshi, quien actualmente juega en el juvenil del Real Madrid, el mejor equipo del mundo.

Rin es un jugador sobresaliente. Es el jugador más completo que he visto hasta ahora. Detenerlo era una tarea muy complicada. Y ahora que va a tirar una falta, podíamos prepararnos para lo peor. Sus tiros son limpios y fluidos como el agua, como si siguiera el curso de un río y potentes como el sonido de una cascada al caer.

Rin: Es inútil poner barrera. Este balón... está destinado a acabar dentro de vuestra portería - dijo con una seguridad aterradora -

Fuutarou: ¡Inténtalo si crees que puedes, listo! - le provoqué a marcar -

Rin: Lamentarás haber intentado ponerte en mi camino... - se dispuso a tirar la falta -

Rin: Ahora destruiré tus sueños... - chutó a portería -

Chutó con el interior del pie derecho. Parecía que el balón iba a entrar en la esquina superior derecha, y nuestro portero se lanzó hacia esa dirección... Pero el balón llevaba un extraño efecto y su trayectoria se retorció, entrando al final por la esquina inferior derecha de nuestra portería. Acabábamos de presenciar un golazo...

Comentarista: ¡Gooooooooooooooool!

Y justo cuando el gol subió al marcador, sonaron los tres pitidos finales, que señalaban el fin del partido... Con el marcador que señalaba un 4-4.

Comentarista: ¡Y suenan los tres pitidos finales! ¡Este partido se ha acabado!

Comentarista: ¡Hacía años que no disfrutábamos de una final tan igualada! ¡Ningún equipo ha podido imponerse al otro en el marcador!

Comentarista: De acuerdo con las reglas del Torneo Nacional de Secundarias, si los dos finalistas han acabado empatados a goles después de los 60 minutos reglamentarios más los 20 de la prórroga... ¡Ambos equipos serán coronados campeones!

Comentarista: De modo... ¡¡¡que acabamos de presenciar cómo Tenryuu ha logrado ganar su tercer campeonato consecutivo...!!! ¡¡¡Y cómo Takatora, después de tres años de sangre, sudor y llanto, al fin, han logrado el primer título nacional de su historia!!!

Lo habíamos conseguido. Hemos ganado nuestro primer campeonato... Las aficiones gritaron desbordadas de la emoción. Ambos equipos estallaron eufóricos. Yo seguía inmóvil, tratando de asimilar el resultado... Al terminar de percatarme, se me saltaron las lágrimas. Lo he conseguido... Verdaderamente lo conseguí.

Todos los jugadores: ¡¡¡LO LOGRAMOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOS!!!

Fuutarou: Hemos ganado... ¡Lo hemos conseguido!

No podíamos creerlo... Hemos ganado nuestro primer campeonato... ¡Al fin lo he conseguido!

Fuutarou: ¡¡¡Hemos ganado!!! ¡¡¡Hemos ganado!!! - gritaba entre lágrimas - (¡Lo he conseguido, mamá...!)

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Flashback

Hace tres días, antes de la final...

Hogar de la familia Uesugi

7.00 AM

Fuutarou: ¡Ya verás, mamá! ¡Vamos a ganar el campeonato y te dedicaré todos los goles que anote!

Sra. Uesugi: Eso es muy bonito por tu parte, hijo. Pero recuerda: No te obsesiones por ganar. Tan sólo sal al campo y pásatelo bien. Eso ya es suficiente para hacerme feliz.

Fuutarou: Descuida. ¡Disfrutaré venciendo a Tenryuu y alzando el estandarte de la victoria!

Fuutarou: ¡Luego te cuento cómo me ha ido el entrenamiento! ¡Adiós, mamá! - me despedí de ella -

Tan rápido como terminé de hablar con mi madre, cogí mi bolsa deportiva con mis cosas y salí por la puerta para reunirme con el equipo.

Sra. Uesugi: Buena suerte, hijo mío... Que te vaya bien. - dijo llevándose la mano al pecho - ¡Bien, yo también tengo que trabajar duro!

- ¿Estás segura de poder trabajar hoy, Hina? ¿no te duele? - le preguntó mi padre, Isanari Uesugi -

Hina: No te preocupes. Nuestro hijo va a dar todo lo que tiene en su partido. ¡Yo también debo esforzarme al máximo por él! - dijo animada -

Isanari: Je. Es verdad. Pero tampoco te exijas, que no estás en plenas condiciones...

Isanari: ¡Raiha, vamos, que no podemos llegar tarde a la escuela! - avisó a mi hermanita pequeña, Raiha Uesugi -

Raiha: ¡Hiiiiiiii! - dijo animada -

Esa fue la última vez que hablé con ella...

Al mediodía, mi padre me llamó urgentemente desde el hospital. Mi madre había se había desvanecido en la panadería. Afortunadamente, su empleada y una clienta la asistieron para que fuese trasladada a urgencias con la mayor brevedad posible.

En cuanto mi padre me informó, corrí lo más rápido posible al hospital. Fui a buscar a mi hermana a la escuela por petición de mi viejo y fuimos juntos allí.

Raiha: Mamá se va a poner bien... ¿verdad, onii-chan...? - me preguntó angustiada -

Fuutarou: Claro que sí, Raiha. Mamá es muy fuerte... ¡Se va a recuperar, ya lo v reás! - dije tratando de poner buena cara -

Estuvimos esperando durante más de una hora con preocupación y ansiedad... Hasta que el doctor salió del quirófano.

Isanari: Doctor, sea franco. ¿Se va a poner bien mi esposa? - le preguntó con seriedad -

Doctor: Señor, cálmese. Y escuche atentamente, por favor.

Doctor: Su esposa... ha sufrido varios paros cardíacos de camino aquí.

Doctor: Hemos empleado todos nuestros recursos... Pero...

Isanari: ¿Me está diciendo que...?

Doctor: Por desgracia, así es... Lo siento, pero se ha ido...

En ese momento, me quebré por dentro. Estaba tratando de concentrarme y amortizarme al máximo para la gran final, tanto que me obsesioné con ello... Y descuidé a mi familia, hasta el punto de haber pasado esto... Me sentí vacío, como si me hubieran quitado el alma.

Lo único que pude hacer en ese momento fue aguantarme el dolor y abrazar con fuerza a mi hermanita, quién estaba llorando desconsolada y rota de dolor arrodillada en el suelo.

Tomé una decisión. Primero, no le dije nada a mi entrenador ni a mis compañeros. Segundo, me hice el fuerte mientras entrenaba con esmero. Tercero, éste será mi último partido por un tiempo. Necesito pensar con detenimiento lo que voy a hacer ahora que he perdido a mi madre.

Fin del Flashback

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Un rato después, en la ceremonia de clausura...

Yukimura y Rin, los capitanes de ambos, recibieron el estandarte de la victoria ante los aplausos de todos los presentes. Una ovación atronadora resonó, gritos de felicitación y alegría invadían la atmósfera, el estadio entero se veía abajo de la emoción.

Rin Itoshi recibió el título de máximo goleador del torneo, me lo ganó por un sólo gol.

Por el contrario, yo recibí el premio al MVP del torneo, el premio al mejor jugador de Japón... estaba en mis manos. Y también fui el máximo asistente, igual eso ayudó...

Al fin... He cumplido una de mis promesas. Bueno, a nivel de Secundarias. Todavía me queda ser el mejor a nivel de Preparatoria. Pero ahora mismo, eso no importaba.

Después de recibir el reconocimiento, algunos periodistas quisieron entrevistar a Rin. Pero éste les hizo caso omiso, y me entrevistaron a mí a cambio. Bueno, no tengo nada que perder. Mis compañeros y parte de nuestra afición escucharon mi entrevista.

Periodista: Uesugi, felicidades por la victoria en el campeonato. Hoy has jugado a un nivel superlativo. ¿Te gustaría compartir algunas palabras?

Fuutarou: Claro. Quiero dedicarle este triunfo, por encima de todo... a mi madre, quién murió hace tres días. Nunca habría llegado hasta aquí sin su apoyo. - dije secándome las lágrimas -

Todos los que me oyeron, incluidos ambos equipos, se quedaron de piedra y me miraron con una expresión compasiva en sus rostros... Ya se había acabado, ¿no? No hay nada de malo en llorar... ¿verdad...? ¡¡A la porra, dejadme llorar, que acabo de perder a mi madre!!

No puse contener más las lágrimas y me derrumbé de rodillas sobre el césped. Todo mi equipo me arropó y me consoló. La afición también me gritaron mensajes de ánimo alentadores, en plan, "¡Fuerza, Uesugi!" "¡Grande, Uesugi!""¡Mi más sentido pésame!" Todo eran gritos de ánimo, me sentí algo mejor gracias a todos ellos. Pero claro, una pérdida como ésta... no es algo tan fácil de superar.

Dos días después...

Cementerio de Tokai

Tuvo lugar el funeral de mi madre, bajo un cielo completamente nublado, lloviendo a cántaros un sorprendente día de verano.

Era un día muy triste, incluso el mismo cielo daba la impresión de estar llorando. Papá me pidió que durante ese día fuese fuerte por Raiha. La pobre llevaba todos los días llorando desconsolada, su tristeza era desoladora. Había perdido a su madre con tan sólo 9 años, eso es lo peor que puede sucederle a un niño, la perdida más dolorosa que una persona podría sufrir. Incluso durante la ceremonia, mi hermanita no podía parar de llorar, mientras Papá la abrazaba tomándola en brazos.

Yo sólo podía cerrar los ojos mientras pensaba en mi madre. Recordé los buenos momentos que pasamos con ella. Los días que jugábamos juntos, comíamos juntos, dormíamos juntos... Recuerdo también que ella nunca se perdía mis partidos. Sólo cuando tenía mucho trabajo se ausentaba. Ella ha estado presente en todos los momentos importantes de mi vida.

Al terminar el funeral, me quedé ante su lápida algo más de tiempo. Le di las gracias a mi madre, por todo. Por traerme al mundo, por darme de comer, por todo lo que me ha dado... Y más que nada, por amarme. Entre lágrimas bajo la lluvia, le expresé todo mi agradecimiento.

Tengo muchos recuerdos preciados con mi madre. Pero el más querido para mí, es el de un viaje que hicimos a Kioto...

Flashback

Hace tres años

Kioto

Hace tres años, para celebrar que había ganado el Torneo Nacional Infantil con el equipo de mi escuela primaria, así como mi ingreso en la Secundaria, viajamos a Kioto en nuestro último viaje escolar de fin de curso.

Una vez iniciamos el tour, tomé mi balón y mi cámara para sacar fotos. Antes de salir, tomé unos 5,000 yenes que me dieron mis padres antes de ir para que pudiera comprarme un recuerdo o algo de comer.

Iba a hacer fotografías por lugares de interés mientras conducía el balón con los pies. Iba muy contento y lleno de curiosidad, estaba en un lugar desconocido y sabía orientarme, así que la diversión estaba asegurada.

Saqué fotos por todas partes. Iba muy ilusionado haciendo fotos muy buenas, hasta que un policía me tomó por un pervertido y trató de detenerme.

Pero entonces, cuando pensaba que me iba a caer una buena, una chica de cabello rosa muy bonita me ayudó engañando al policía, incriminando al verdadero pervertido.

Fuutarou: ¡Uf, muchas gracias! ¡Pensaba que no lo iba a contar!

Niña: ¡No ha sido nada! Tú no pareces ningún pervertido.

Estaba maravillado. Aquella chica era muy guapa. Creo que es la niña más hermosa que he visto en mi vida. Tenía el cabello muy largo, casi a la altura de las rodillas. Sus ojos eran azules como el mar. Y su sonrisa era brillante, resplandecía de forma natural, como el Sol.

Niña: ¿Pero que hacías? No recuerdo haberte visto nunca por aquí.

Fuutarou: ¡He venido por una excursión escolar! He salido a sacar fotos mientras voy peloteando por donde voy. - dije algo sonrojado -

Niña: ¿Pelotear...? ¡Ah! ¿Juegas al fútbol? - me preguntó con la sonrisa iluminada -

Fuutarou: Sí. Me encanta jugar.

Niña: ¿Puedo jugar contigo?

Fuutarou: ¿Sabes jugar?

Niña: ¡Claro!

Fuutarou: ¡Bien! ¿Qué tal si nos la pasamos mientras recorremos las calles? Por supuesto, lejos de las carreteras.

Niña: ¡Me parece bien!

Estuvimos toda la tarde dándonos pases mientras caminábamos y corríamos por ahí. Incluso nos permitimos hacerles algún caño a algunos mayores. ¡Nos lo pasamos genial!

También hice muchas fotos a muchos lugares. Y le hice también muchas fotos a ella. Es tan bonita... Aunque me insistió también en que nos hiciéramos una juntos.

Me daba algo de reparo, pero al final me encantó esa foto. La llevo siempre conmigo en mi cartera desde aquel entonces.

Acabamos el día con un uno contra uno, en un pequeño parque.

Fuutarou: No te lo pienso poner fácil, ¿sabes?

Niña: ¡Yo tampoco!

Fuutarou: - toco el balón moviéndolo con los pies, la despisto y la rebaso tras colársela por debajo del vestido -

Fuutarou: ¡Gané! ¿Quieres probar tú?

Niña: ¡Sí, por favor!

Niña: - corre rápidamente con el balón y le da dos toques rápidos para dejarme atrás -

Fuutarou: ¡Wow! ¡Eres muy rápida!

Niña: ¡Je, je! ¡Estoy en forma! ¡Pero tú eres muy bueno con el balón! ¡Se te da muy bien! - me decía asombrada -

Fuutarou: Ja, ja, ja... - reí sonrojado -

Niña: Esto... - se sonroja - ¿Cómo te llamas? Acabo de recordar que no nos hemos presentado, ¡qué corte!

Fuutarou: ¡No pasa nada! ¡Me llamo Fuutarou! ¡Fuutarou Uesugi!

Niña: Uesugi-san, ¿tienes algún sueño?

Fuutarou: Ya lo creo. ¡Primero quiero llegar a ser el mejor jugador de Japón, y después llegaré a ser el mejor del mundo!

Fuutarou: ¡Quiero ganar la Copa Mundial con la selección japonesa!

Fuutarou: Pero primero... - cambié mi cara de orgullo por una algo compungida -

Niña: ¿Oh? - se preocupó -

Fuutarou: Quiero llegar a ser profesional. Me gustaría ser mejor estudiante para sacar mejores notas por mi madre. Hace poco supe que padece una enfermedad muy extraña pero que puede ser curada con una gran suma de dinero.

Fuutarou: ¡Seré tan gran jugador como persona! ¡Haré que mi familia salga adelante!

Niña: ¡Ji, ji, ji! ¡Muy bien! - me decía mientras me aplaudía -

Niña: ¡Pues hagamos una promesa!

Fuutarou: ¿Una promesa?

Niña: ¡Sí! ¡Cuando seamos mayores y nos volvamos a ver, habremos cumplido al menos uno de nuestros sueños! ¡Yo también trataré de ser mejor estudiante! - dijo decidida -

Niña: ¡Estoy segura de que todos tus sueños se cumplirán! ¡Tienes todo mi apoyo, Uesugi-san!

Fuutarou: ¡Gracias! - dije agradecido - Esto... Ahora caigo en que no me has dicho tu nombre... - dije rascándome la cabeza con la mano -

Niña: Ah, pues...

En ese entonces, mi profesora me llamó. Me avisó de que era la hora de cenar y que me apurase.

Profesora: ¡Fuutarou! ¡Es hora de cenar!

Fuutarou: ¡Ya voy! ¿Podré verte mañana? - le pregunté -

Niña: ¡Claro! ¡Podemos vernos aquí mismo, sobre las 9.00 AM!

Fuutarou: ¡Muy bien! ¡Hasta mañana!

Niña: ¡Hasta mañana! - se despidió alegremente -

Volví al hotel y disfrutamos de una rica cena. Luego de darnos un baño, me volví a vestir. De camino a nuestra habitación, la volví a ver. Llevaba una baraja de cartas consigo.

Niña: Holi.

Fuutarou: ¿Oh? No podías esperar a mañana, ¿eh?

Niña: Je, je. ¿Te apetece jugar a las cartas?

Fuutarou: Encantado. Aunque... no sé jugar.

Niña: Tranquilo. Yo te enseño.

Me enseñó a jugar a las cartas. Al principio, me resultaba confuso, no entendía ni qué significaba cada carta. Pero conforme me iba indicando, le acabé cogiendo el tranquillo. Finalmente tuvimos unas partidas en condiciones, aunque ella me ganó dos de tres veces. De igual manera, me divertí mucho. No sabía que los juegos de cartas pudieran ser tan entretenidos.

Fuutarou: Aaaaaah. He vuelto a perder.

Niña: Je, je, je. No se te ha dado mal para ser la primera vez. - miró el reloj de la habitación - Vaya, es muy tarde. Será mejor que regrese.

Niña: Buenas noches, Fuutarou-kun - me dijo despidiéndose, guiñándome el ojo -

Fuutarou: ¡Buenas noches! - le deseé -

Al día siguiente...

Amaneció un nuevo día en Kioto. Mi clase tenía un plan programado para las 12.00 AM, así que pensé en aprovechar para volverme a ver con aquella chica. Me vestí, desayuné, tomé el balón y la cámara, y a las 9.00 AM me volví a ver con ella en el parque donde nos despedimos ayer.

Fuutarou: ¡Buenos días!

Niña: B-buenos días... - dijo algo tímida -

Fuutarou: ¿Adónde te gustaría ir hoy? - le pregunté alegremente -

Niña: A donde tú quieras. A mí... no me importa. ¿Y ese balón?

Fuutarou: Se me ocurrió pasear por algún camino que aún no tomamos mientras doy toques al balón. Es un buen ejercicio. ¿Te parece bien?

Niña: Por mí, estupendo - dijo sonriendo tímidamente -

Caminamos por un nuevo sendero. El ejercicio que realizaba consistía en dar toques al balón, dar otro muy hacia arriba y aprovechar para mirar a los alrededores antes de recuperarlo. Me ensimismé haciéndolo durante un rato hasta que me di cuenta de que no le estaba prestando atención y me miraba haciendo pucheros. Paré enseguida para darle toda mi atención.

Fuutarou: ¡Oh, lo siento mucho! Cuando se trata de fútbol, me llego a quedar pasmado y no presto atención a lo demás. Perdóname, por favor.

Niña: N-no te preocupes. La verdad es que disfruto viendo como juegas. Se te ilumina la cara cada vez que golpeas el balón. Me resulta fascinante... - dijo sonriendo mientras sus ojos relucían como estrellas -

Fuutarou: Je, je, je - me sonrojé un poco - ¡No puedo evitarlo, me encanta el fútbol!

Niña: Estás... determinado a hacer realidad tus sueños, ¿verdad? - me preguntó algo roja -

Fuutarou: Por supuesto. Haré que mi familia tenga una vida más cómoda cuando sea profesional. Y ganaré el mundial para Japón convirtiéndome en el mejor jugador del mundo. ¡Estoy seguro de que lo conseguiré!

Niña: Oh... - me miraba con un gran sonrojo y asombro - Qué guay...

Niña: Ojalá lo consigas. Desearía tener un sueño tan asombroso como el tuyo. - me animó y confesó su deseo -

Fuutarou: ¡Estoy seguro de que no sólo lo encontrarás, sino que lo cumplirás!

Niña: Je, je, je... - rió tímidamente - Gracias, Fuutarou.

Niña: No queda mucho para las 12.00 AM. ¿Volvemos ya? - me sugirió -

Fuutarou: Será lo mejor, sí.

Continuando por el sendero otoñal, volvimos por donde habíamos venido. Le daba pequeños toques al balón para no perderlo, me distraje de nuevo con la vista de la chica. El viento que acariciaba su rostro y ondeaba su cabello lacio... y su pacífica sonrisa sintiendo la brisa... No podía apartar la vista. Era una escena muy hermosa. Me puse rojo como un tomate. Al ver mi rostro sonrojado, ella se puso más roja aún. Je, je, je. Otro hermoso recuerdo que me llevo.

Volvimos al hotel, donde mi clase ya estaba esperándome. Llevaban consigo mis botas. ¿Qué haremos hoy que tienen preparado?

Compañero 1: ¡Oh, Fuutarou! ¡Llegas justo a tiempo! íbamos a salir ya.

Profesora: ¿Listo para jugar, Fuutarou?

Fuutarou: ¿Jugar?

Compañero 2: Je, je, je. Esto te va a encantar. - dijo con mucha confianza -

Compañera 1: Dentro de una hora, se celebra un concurso de habilidades futbolísticas en el estadio del Kyoto Sanga. Dicen que también se jugará un partidillo.

Fuutarou: ¡Eso suena muy divertido!

Profesora: ¡Nos alegra que pienses eso, porque te hemos inscrito!

Fuutarou: ¡¿Enserio?! ¡Viva, gracias! - me doy la vuelta - Oye, ¿quieres...? ¿Oh?

Iba a preguntarle a la chica si le gustaría venir con nosotros, pero cuando me di la vuelta para ofrecérselo, ya no estaba. Qué raro, ha estado a mi lado toda la mañana, no me di cuenta de cuándo se fue.

Fuutarou: Ya no está...

Compañera 1: ¿Con quién hablas? - me preguntó  intrigada -

Fuutarou: Con una amiga que hice ayer, estaba conmigo hace un momento...

Compañero 1: Cuando llegaste, estabas solo. ¿No te la habrás imaginado?

Fuutarou: ¡No me la he imaginado! ¡La conocí ayer, e incluso jugamos a las cartas anoche! - dije algo molesto, al ver que no me creían -

Compañera 1: Bueno, nos la puedes presentar a la vuelta, si quieres. ¿Nos vamos?

Fuutarou: ¡Hiiiiii! - dije animado -

Montamos en el autobús. Durante el camino, me puse las botas y unas espinilleras. Iba a participar en un concurso de habilidades, estaba un poco nervioso. Pero entonces, miré a mi lado. La sonrisa y las risas alegres de mis compañeros redujeron mucho mis nervios. Y me quitaron los nervios por completo después de unos buenos consejos. Después de un rato de consejos y ganas de empezar, llegamos al estadio. Allí, el recepcionista recibía a los niños que participaban en el concurso.

Profesora: No tienes por qué estar nervioso, Fuutarou. Sólo es fútbol.

Profesora: En las competiciones, lo más importante es el sencillo hecho de participar. Ganar o perder no importa. No olvides divertirte.

Fuutarou: Divertirme...

Profesora: Exacto. Sal ahí y diviértete. Lo demás saldrá solo.

Fuutarou: Muy bien. ¡Pues a divertirse!

Recepcionista: Buenas tardes, ¿viene a participar?

Profesora: Sí. Está a nombre de Fuutarou Uesugi.

Recepcionista: Uesugi, Uesugi... Bien, aquí está. Aquí tienes, Uesugi-kun. Póntelo y ve al campo.

Fuutarou: ¡Muy bien!

Profesora: Estaremos en la grada apoyándote.

Fuutarou: ¡A divertirse!

El recepcionista me dió una remera azul con el número 6. Me la puse y salté al campo con muchas ganas de empezar. ¿Cómo sería este concurso? ¿Habrá partidillo realmente? Cuando entré, todavía habían niños llegando. Pasado un rato, llegaron todos los participantes. Éramos un total de 22 niños. Y entonces, un comentarista empezó a hablar mientras entraron dos figuras asombrosas, legendarias. Y la cosa no acababa ahí...

Comentarista: ¡Señoras y señores, niños y niñas! ¡Amantes del fútbol de todas las edades! ¡Está por comenzar el concurso de habilidades futbolísticas anual! ¡Este año lo auspician...!

Comentarista: ¡Leyendas vivas del fútbol mundial! ¡Jorge Campos y Lionel Messi!

Comentarista: ¡Y como extra, este concurso será evaluado por estos hombres...!

Entraron otros 20 hombres... Todo eran leyendas del fútbol mundial...

En el equipo azul, el de Messi, estaban:

- Leo Messi (ED)

- Ronaldo Nazario (DC)

- Neymar Jr. (EI)

- Xavi (MC)

- Ronaldinho (MC)

- David Beckham (MC)

- Cafú (LD)

- Carles Puyol (DFC)

- Rio Ferdinand (DFC)

- Paolo Maldini (LI)

- Gianluigi Buffon (PR)

Y en el equipo blanco, el de Jorge estaban:

- Cristiano Ronaldo (DC)

- Thierry Henry (DC)

- Dennis Bergkamp (MP)

- Luis Figo (MD)

- Zinedine Zidane (MI)

- Genaro Gatusso (MCD)

- Lilian Thuram (LD)

- Franco Baresi (DFC)

- Sergio Ramos (DFC)

- Roberto Carlos (LI)

- Jorge Campos (PR)

Estaba alucinando. Estrellas del fútbol que suelo ver por la tele, se encontraban delante de mí en carne y hueso. ¡Menuda flipada! ¡Ahora tengo más ganas que nunca de jugar!

Comentarista: ¡A continuación, entrará en el campo, para explicar las reglas, el señor Hidetoshi Nakata!

Hidetoshi: Bien, niños. Voy a explicar las reglas. Escuchad atentamente.

Hidetoshi: El concurso consistirá en realizar cinco ejercicios. Regates, carrera, pases, tiros... y malabarismos con el balón. En cada prueba, los hombres aquí presentes os darán un número determinado de puntos como puntuación, de 1 a 20.

Hidetoshi: Al final, jugaréis un partidillo de treinta minutos, donde podréis conseguir puntos extra que no hayáis podido conseguir en las otras pruebas.

Hideyoshi: ¿Hasta aquí ha quedado claro? ¿Tienen alguna duda?

Niños: No, señor.

Hideyoshi: Bien, os dividiréis en dos equipos según el color de la remera que os entregaron al llegar. Los azules con Messi, y los blancos con Jorge. ¡Buena suerte a todos y que gane el mejor!

Entonces, comenzó el concurso.

Primero hicimos la prueba de regate, donde practicaríamos regates y defensa. Estaba muy tranquilo y no sentía nervios, me concentré en pasarlo bien y nada más. Conseguí regatear a todos los niños y no dejé que ninguno me rebasase. Me había salido redonda la primera prueba. Los otros niños estaban asombrados, aunque también habían algunos ardidos por no haberles dejado pasar o haber regateado tan fácil.

Siguió la prueba de velocidad, sencillamente echamos una carrera alrededor del campo. Tenía confianza en mi velocidad y creía que iba a ganar fácil, pero habían dos chicos más rápidos que yo. De igual manera, no me dejé llevar por nada y corrí lo más rápido que pude. Al final, casi exhausto, pude llegar en segundo lugar.

A continuación, tras beber algo de agua, comenzamos la prueba de pases. Simplemente empezamos dándonos pases cortos en grupos de cuatro o cinco, y acabamos dándonos pases largos a través de las áreas. Exhibí técnica al controlar el balón y mi capacidad de visión de juego, fijándome en la posición de los demás. Cualquier pase que hacía, acababa en los pies de un compañero, medido al milímetro.

Llegó la cuarta prueba, una de mis favoritas: los tiros a puerta. Fuimos uno por uno esta vez. Nos centrarían cinco balones, y teníamos que meterlos en la portería. Lo más divertido del fútbol es, sin duda, marcar goles. Nuevamente, exhibí control y anticipación a la hora de marcar:

Mi primer balón, lo controlé con el pecho y lo metí por el centro;

Segundo balón, volví a controlar con el pecho hacia arriba y lo metí de chilena. Este gol dejó con la boca abierta a Ronaldinho.

Tercer balón, lo dejé pasar a mi izquierda y lo metí en la red con una volea con la zurda, con mi hermosa zurda dorada. Je, je, ahora fue Zidane el que flipó.

Cuarto balón, controlo con la espuela, y lo meto de un punterazo;

Último balón, uno a baja altura, finjo un cabezazo en plancha y anoto de una volea deslizante.

Y la última prueba antes del partidillo, otra de mis favoritas: los malabarismos. Tendríamos que dar toques al balón o cualquier tipo de filigranas durante un minuto. Durante los primeros 30 segundos, jugué con mi amigo, el balón e hice un par de filigranas. En los últimos, le di toques al balón sin dejar que toque el suelo. No llevé la cuenta pero parece ser de di muchos toques. Ya habían varios niños y adultos que hablaban de mí. El señor Nakata nos mostró a todos un tablero con nuestra clasificación provisional.

- Oye, ese chico es muy bueno - dijo un compañero de azul -

- Demasiado bueno, ¿de verdad tiene nuestra edad? - se preguntó otro compañero -

- Ese niño sí que es bueno - dijo un hombre de la grada -

- Je. Ya me lo imagino como profesional - dijo otro hombre de la grada, dibujando una expresión de orgullo en mis conocidos -

Entonces, llegó la prueba final. Antes, anunciaron los resultados provisionales.

Hideyoshi: Bien. ¡Todos habéis estado fantásticos! ¡Se nota que os gusta mucho el fútbol!

Hideyoshi: Echad un vistazo a este tablero. Buscad vuestro nombre y mirad la cantidad de puntos que tenéis.

No tardé nada en encontrarme. Iba en primer lugar con... ¡Hala, 1000 puntos! Tanto yo como el resto de niños estaban alucinando. El que me seguía sólo tenía 280 puntos. Por lo que había visto, parecía que la mayoría de las leyendas del fútbol me había dado 20 puntos en casi todas las pruebas. ¿Tan buena imagen he dado? No me lo creía ni yo...

Entonces, antes de jugar el partidillo, nos mostraron el camino a los vestuarios y los servicios, para que descansáramos 30 minutos antes de jugar de nuevo.

Mis compañeros estaban hablando de no volver a pasarme el balón en todo el partido para destacar y conseguir puntos de los jueces. Yo preferí irme de allí y mentalizarme en otro lugar. Aproveché para beber agua e ir al baño. Tenía algo de hambre, pero no podríamos almorzar antes de un partido, nos podría dar una indigestión.

Entonces, cuando estaba buscando una máquina expendedora para picar algo, volví a verla. Esta vez , llevaba consigo una bolsa con bollos de carne calentitos. Se me hizo la boca agua al ver cómo comía a gusto...

Niña: Hola. ¡Lo estás haciendo muy bien! - me dijo mientras comía contenta -

Fuutarou: Has venido... ¡Gracias! - estaba feliz de verla -

Niña: ¿Quieres uno? Imagino que tendrás hambre - me ofreció gentilmente -

Fuutarou: ¿Puedo? ¡Gracias! - le agradecí mientras tomaba un bollo de carne -

Me comí a gusto el bollo de carne mientras nos mirábamos. Una chica guapa me da ánimo y de comer... ¡así no hay manera de no pueda fallar! ¡Estoy extramotivado ahora mismo!

Fuutarou: ¡Muchas gracias! ¡Lo necesitaba! - le volví a agradecer -

Niña: ¡De nada! ¡Pásalo bien, te estaré animando desde la grada! - me dijo tranquilamente -

Fuutarou: ¡Gracias, te dedicaré un gol! - le dije mientras volvía a los vestuarios -

Después del pequeño tentempié y sus palabras de ánimo, me sentí mucho mejor. ¡Ahora mismo, tengo muchas ganas de jugar y pasármelo bien! Caminé felizmente hasta los vestuarios y los servicios hasta que me extrañé por un suceso. Volví a ver a esa chica, estaba en la salida de los servicios y miraba a todas partes con cara de haberse perdido. Tenía 10 minutos antes del partido, así que aún tenía tiempo para echarle una mano y devolverle el favor.

Fuutarou: ¿Qué ocurre? ¿Te has perdido? - le pregunté extrañado -

Niña: ¡Oh...! - la chica se puso roja al verme la cara -

Fuutarou: Tienes la cara muy roja, ¿te sientes mal? - le pregunté algo preocupado, pero el color de su cara volvió parcialmente a la normalidad -

Niña: ¡N-no! ¡E-esto...! ¡Yo...! S-sí... Me he perdido. - dijo algo avergonzada -

Fuutarou: Sé como llegar a la grada. Si quieres, puedo acompañarte hasta allí. - me ofrecí a guiarla -

Niña: ¿No te importa?

Fuutarou: Para nada. Te lo debo, después de todo. Vamos, no te separes de mí - le ofrecí mi mano -

Niña: Eh... ¡Vale, pero no me sueltes! - tomó mi mano algo nerviosa pero decidida -

Fuutarou: Descuida - la tranquilicé - ¿Pero cómo has llegado aquí? Que yo sepa, a esta zona del campo sólo puede acceder el personal autorizado.

Niña: No lo sé ni yo - dijo algo fastidiada -

La llevé hasta las gradas. Durante el camino, ella estaba muy nerviosa, se notaba con la fuerza con la que me sujetaba la muñeca. Pero mantuve la calma y llegamos al graderío.

Niña: ¡Oh, ya llevo a mi madre! ¡Gracias por tu ayuda, adiós! - me dijo soltándome la mano y corriendo hasta una mujer pelirroja muy bonita - 

En fin, me apuré y volví a los vestuarios para saltar de nuevo al campo. Los dos equipos nos pusimos en posición. Yo me coloqué en la posición de mediapunta. Soplando el viento en mi espalda, sonó el silbato y comenzó el partido.

Comentarista: ¡Comienza este partidillo de 30 minutos! ¿Podrá algún joven jugador llegar al récord de puntos de este certamen? ¡Pronto lo veremos!

Ambos equipos lanzaron ataques certeros mediante pases o carreras, también realizaban algún que otro regate. Todos hacían su mejor esfuerzo por ser los ganadores. Sólo tuve un problema: nadie me pasaba el balón. Era normal, yo era el que tenía la mejor puntuación, era el rival a batir para todos los jugadores del campo. Durante los primero 5 minutos, no toqué pelota.

Pero entonces, en el minuto 8, un error de pase por parte de un compañero generó la recuperación del equipo rival, que acabó con un mediocampista filtrando un pase entre líneas que un delantero convirtió en gol.

Equipo Azul 0-1 Equipo Blanco

Fuutarou: Vale... Es hora de ponerse serio - dije decidido -

Decidí entonces que había que hacer algo, así que si no me pasaban el balón, tendría que tomarlo yo mismo. Tras sacar de centro, tomé un pase a un compañero y eché a correr. Apoyado por el viento, dejé atrás a los centrocampistas, quienes sólo pusieron sentir la sombra de mis pasos, a base de pura velocidad. Los defensas se me echaron encima, pero con toda la tranquilidad del mundo, me fui de uno con un elástico, rebasé a otro con una ruleta, le hice un sombrerito de espuela a otro, y dejé con cara de tonto al último defensor pasándole el balón pr encima de la cabeza con otro toque de espuela. Finalmente, terminé la jugada anotando gol con una vaselina que el portero no pudo alcanzar.

Equipo Azul 1 - 1 Equipo Blanco

Todos los presentes alucinaron con mi jugada. El público me aplaudió y se rindió ante mí. Diciendo cosas como "¡Muy buena, chaval!" "¡Crack!" "¡Jugadorazo!" "¡Pero qué bueno es!"

Les dije algo a mis compañeros.

Fuutarou: ¡Escuchad! ¡Si queréis destacar, yo os haré destacar! - les dije a todos -

Niños: ¿Eh?

Fuutarou: ¡Divertíos! ¡Estamos jugando al fútbol delante de muchas personas! ¡Es casi como un partido de Primera División! ¡Os pasaré el balón y os apoyaré en las jugadas en las que creáis necesaria ayuda!

Fuutarou: ¡Juguemos al fútbol! - dije alegremente -

Niños: ¡Síiiiiiiiiiiiiiiiii! - todos se vinieron arriba -

El partido cambió totalmente de rumbo. Cumpliendo con lo que dije, les di pases a mis compañeros para dejarles en una buena posición. Cada uno mostró sus mejores habilidades, divirtiéndose mientras golpeaban el balón con el pie. Pudimos darle la vuelta al partido, y también seguí luciéndome. Realizaba regates de malabarista, buenos pases generadores de oportunidades, ataques rivales abortados. Incluso marqué un gol de tiro libre.

El partido terminó con un resultado de 5-2 a nuestro favor. Todo el estadio nos rindió una gran ovación. Fue un buen partido, al acabar, no importaba el resultado. Todos dimos nuestro mejor esfuerzo y acabamos el encuentro con una sonrisa en nuestros rostros. Incluso nos saludamos todos amistosamente. Así deberían ser todos los partidos.

Equipo Azul 5 - 2 Equipo Blanco

Al final de todo, anunciaron los resultados tras una primera ceremonia de reconocimiento. A todos los niños nos entregaron una medalla y 15.000 yenes a cada uno. Se sintió muy bien. Entonces, anunciaron al ganador del concurso, el premio final y un extra de más...

Hideyoshi: El ganador es... ¡El participante número 6! - anunció -

Fuutarou: ¡Wow! ¡Lo logré!

Todos me felicitaron mientras recogía el trofeo. Y me hicieron entrega del premio del concurso.

Hideyoshi: ¡Felicidades! ¡Has ganado un viaje en familia a través del pacífico en un lujoso transatlántico!

Fuutarou: ¡Increíble! ¡Alucino!

Hideyoshi: Pues no termines de alucinar... Acaba de llegarme un dato interesante... El récord de puntos ganado en este certamen era de un total de 680.

Hidetoshi: Pero tú, jovencito... ¡Has ganado con un total de 1098 puntos! ¡Ha batido el récord de puntos!

- ¡WOW! ¡INCREÍBLE! ¿ENSERIO? ¡QUÉ CHICO!

Hidetoshi: Como premio extra, hemos decidido lo siguiente...

Hidetoshi: ¡Para terminar este evento, estas leyendas van a disputar un partido de exhibición! ¡Y tú jovencito, jugarás los últimos 30 minutos de dicho encuentro con el equipo de Messi!

Fuutarou: ¡¿Quéeeeeeeeeeee?! ¡Ahora sí que alucino en colores!

Messi: Pues créetelo, pibe. Pues te lo vas a pasar rebárbaro. - me dijo Messi con confianza -

No podía creerlo. Iba a ver un partido entre leyendas del fútbol mundial desde tan cerca... Y eso no era todo, iba a jugar con ellos. Si esto es un sueño, no me quiero despertar.

Comenzó el partido.

El equipo de Messi atacó con todo desde el principio. Pero el equipo de Jorge no se quedaba atrás en defensa. Y en ataque ya ni digamos. El portero Jorge Campos se lanzó al ataque con frecuencia, causando un asombro y desconcierto en mí y en el resto de espectadores. El portero del equipo blanco se desbordó a través de la banda derecha, conectó pases con Figo y Henry, engañaron a Buffon y Campos introdujo tranquilamente el balón en la red.

Equipo Messi 0 - 1 Equipo Campos

El equipo blanco se puso por delante a los 13 minutos del primer tiempo. Como niño que era, disfrutaba del encuentro. Carreras veloces de los laterales, pases y controles de los mediocampistas, y tiros de calidad suprema de los delanteros. En una incursión iniciada por Xavi, Ronaldinho, Neymar y Messi combinaron pases y acabaron marcando tras un zurdazo de "La Pulga". Una jugada de ensueño, que sólo veía posible en los videojuegos.

Equipo Messi 1 - 1 Equipo Campos

El partido se fue al descanso con un 1-1 en el marcador.

Todos los jugadores chocaron los cinco conmigo. Fueron muy simpáticos y amables. Es fantástico ver que además de grandes jugadores, son grandes personas. Me puse algo nervioso al saber que iba a jugar junto a unos jugadores así. Son gente a la que creía fuera de mi alcance. Me dieron consejos, "diviértete", "disfruta del partido", "disfruta del fútbol"... Me quedé con eso y no pensé en nada más. Me concentré en eso hasta que me tocase saltar al campo

Algunos adultos de la grada no estaban muy contentos, decían:

- "Van a poner a un niño a jugar con adultos, ¿en qué estarían pensando?"

- "¿Qué pasa si le rompen una pierna y ya no puede volver a caminar?"

- "Vamos, que es un amistoso". "Tampoco van a ir a muerte".

Pasados 15 minutos de la segunda mitad, y con el marcador empatado, me hicieron entrar al campo. Y salí a disfrutar, a jugar con el corazón. Corrí espoleado por los gritos de ánimo de mi clase, del resto de los niños y de los múltiples ánimos de aquella chica.

Niña: ¡Ánimoooooooooooo! - dijo con su sonrisa

Niña: ¡Tú puedeeeeeeeeeeees! - dijo animada -

Niña: ¡Sin miedo! ¡Eres un crack! - me alentó

Niña: ¡P-puedes hacerlo...! - me animó tímidamente -

Niña: A por ellos - dijo con un bollo de carne en la mano -

Al oír aquellos ánimos, me sentí con mucha fuerza. Beckham me pasó el balón y empecé conectando con mis compañeros hasta llegar a la portería. Allí definí lo mejor que supe, pero Campos me blocó el tiro fácilmente. En un saque en largo, el balón le llegó a Cristiano Ronaldo, quien regateó a los defensas como si fueran conos y finalizó con un derechazo potente que Buffon no pudo evitar que entrase.

Equipo Messi 1 - 2 Equipo Campos

El partido entraba en sus minutos finales. Ambos equipos tenían ya mucho cansancio encima. Era normal, casi todos los que estaban jugando son futbolistas retirados, sus cuerpos ya no eran los de antes cuando eran jugadores en activo. Yo también empezaba a sentir mucho cansancio, aún tenía secuelas del concurso. Yo sólo era un chaval de 12 años, no tenía una resistencia como la de un profesional. Al menos, no aún. Con las fuerzas que me quedaban, seguí corriendo hasta el final. Ya en el tiempo de descuento, Jorge Campos salió de la portería para atacar. Pero entonces, Puyol le arrebató el balón y lo mandó hacia delante. El portero regresó rápidamente a su portería. Beckham puso un centro al área, el viento soplaba con fuerza y alteró su curso, llegándome a mí como si estuviera bajo algún tipo de embrujo. Me perfilé para tirar, hasta que los centrales me bloquearon el curso de tiro.

En ese entonces, toqué el balón con la espuela de mi pie derecho, y en pleno vuelo, realicé una tijera voladora con la zurda. Sentí como si me fundiera con todo el ambiente, y con mi fuerza restante el balón, como si estuviera poseído por el diablo, golpeó el larguero y se estrelló contra las mallas de la portería... Un verdadero GOLAZO.

Comentarista: ¡Gooooooooooooooooooooooooooooool! ¡Gol, gol, go, gol, gol! ¡Gol, gol, gol, gol, gol, gol! ¡Qué golazo del chiquillo, por favor!

El árbitro hizo sonar su silbato. EL partido terminó.

Fin del partido

Equipo Messi 2 - 2 Equipo Campos

Al terminar el partido, todo el mundo me felicitó. Empezaron a hablar de mí como si fuera una futura estrella. Me sentí realmente bien. Aunque físicamente, estaba fundido. No sabía ni cómo podía seguir caminando mientras me retiraba del campo para volver con mi familia. Al alzar la vista, volví a ver a aquella chica. Me estaba felicitando... pero... No sé si era cosa del cansancio, pero me parecía ver a cinco chicas iguales, todas felicitándome.

Niña: ¡¡Has estado increíble, Uesugi-san/Fuutarou-kun!!

Fuutarou: ¡Ja, ja, ja...! ¿Ah...? ¿Desde cuándo tienes un doble...? ¿Eh...? ¿Veo... a cinco...? Ah... Oh - intentando asimilar la situación, me desmayé por el cansancio -

Me desperté en la enfermería rodeado por mis compañeros. Me dijeron que me había desmayado por el cansancio y la fatiga acumulada. Me levanté enseguida y fui a la grada para buscar a aquella chica, ¿o eran "aquellas chicas"? Todos mis encuentros con ella habían sido muy diferentes y extraños. Esta misma tarde volvía a casa, así que quería darle las gracias por apoyarme y desearle lo mejor para cuando nos volviéramos a encontrar.

Pero no la encontré. Busqué desesperado por todo el estadio, pero ella había desaparecido sin dejar rastro... Pregunté a mi profesora y compañeros por ella, pero según ellos, no sabían nada. No habían visto a ninguna niña con el cabello rosa.

Ese día fue la última vez que la vi.

FIN DEL FLASHBACK

Recuerdo con mucho cariño aquel partido. Las voces de aquella chica, eran como música celestial para mí. Sentía que no podía perder de ninguna manera, no tenía nada que temer. Encontré, en esa chica misteriosa, a mi diosa de la victoria. Nunca sabré si aquello que vi al final del partido era una alucinación generada por el cansancio o no... pero, estaría muy bien sentir que tengo hasta cinco diosas de la victoria. Ahora mismo, sus voces eran lo único que podría levantarme el ánimo.

No quiero... no puedo dejar el fútbol. Tengo muy buenos recuerdos de mi madre gracias al fútbol. Si dejase el fútbol, si seguía así... Ya no me quedaría nada de mi madre. Pero... ¿Cómo puedo seguir adelante, por papá y por Raiha? No paraba de hacerme esa pregunta mientras estaba ante la tumba de mi madre.

- Fuutarou - una voz femenina me llamó -

Fuutarou: Ah, hola, Takebayashi. ¿Vienes a presentar tus respetos?

Takebayashi: Claro. Todos la queríamos mucho. - dijo con sinceridad - He venido también en nombre de todo el equipo.

Fuutarou: Gracias. Significa mucho.

Takebayashi: Fuutarou... no estarás pensando en dejar el fútbol, ¿verdad? - me preguntó con miedo a una respuesta negativa -

Fuutarou: No podría dejarlo. Pero siento que necesito desconectarme por un tiempo. Me gustaría concentrarme en los exámenes de ingreso - dije a mi compañera -

Takebayashi: Pero si tú siempre sacas buenas notas. Eres el mejor alumno de nuestro instituto. ¿Y no quedaste 5º en el simulacro nacional? - me recordó -

Fuutarou: No es suficiente... Debo ser mejor. Tanto en los estudios, como en el fútbol... - dije algo obsesionado con la perfección -

Fuutarou: Si tan sólo ella estuviera aquí... - dije en voz baja -

Takebayashi: ¿"Ella"? ¿"A quién te refieres"? - me preguntó curiosa -

Fuutarou: A nadie - evadí su pregunta - Disculpa, pero... Ahora necesito estar solo.

Perdido en mis propios pensamientos, me marché del cementerio y caminé hasta volver a casa. Decidí dejar el equipo hasta haberme recuperado anímicamente. Pasé los días estudiando y dando toques al balón, como cuando era pequeño. Sentía que aquello era lo mejor para mí, para estar más cerca de mi madre, para no perder mis raíces. Seguí estudiando y mejorando mi técnica en solitario. Me volví algo frío y gruñón con el tiempo. Cada vez que caminaba por las calles con el balón, me sentía extraño, como si... estuviera buscando algo. ¿Pero cuál es ese algo? No puede ser aquella chica... No me la voy a encontrar en la calle tan de repente... Además, ya han pasado casi cuatro años desde que la vi o las vi, no las reconocería aunque me las cruzase. Sólo podría reconocerlas si ellas se acordasen de mí. Pero fijo que ni eso...

Tres meses después...

3 de noviembre

18.00 PM

Fuutarou estaba estudiando en la biblioteca. Estuvo hasta las 18.00 PM por una razón: Hoy se disputa la final del Mundial Juvenil entre Brasil y Japón. La Generación Dorada del fútbol japonés afrontaba su partido más duro hasta la fecha. Habían llegado a la final tras superar a claros favoritos al título con mucho esfuerzo y eficacia. Pero entre aquellos jugadores, había un jugador en particular que le llamaba la atención. Quería verle jugar, así que se apuró en volver rápido a casa. Al llegar, Raiha le dió la bienvenida, ya parecía haber superado la tristeza por la muerte de su madre.

Raiha: ¡Onii-chan, bienvenido! ¡Llegas a tiempo, el partido está a punto de empezar! - dijo animada -

Fuutarou: Bien, pues vamos a verlo.

El partido, ese partido... Nunca podría olvidarlo.

El partido comenzó con un ataque rápido de Japón iniciado por el capitán, Tsubasa Ozora, el indiscutible líder de la generación. Se marchó a Brasil con 15 años al terminar la Secundaria, y firmó su primer contrato profesional con el Sao Paulo a los 17 años. Allí ganó todos los trofeos que podía ganar y se volvió un jugador de talla mundial. Hoy por hoy, ha firmado un precontrato para fichar por el FC Barcelona el próximo año. Nadie podía creerlo cuando vieron que le quitaron el balón fácilmente, sin poder regatear a nadie, cuando se trata de su especialidad.

La primera parte fue un ataque y defensa continuo de Japón. El ataque de Brasil era demasiado como para contenerlo, tenían a Carlos Santana, el Tesoro de la Canarinha, el máximo goleador del torneo. Dejar solo a Santana era como casi como conceder un gol al rival, así de peligroso es este delantero. Casi al final de la primera parte, Alberto, el capitán de Brasil, cometió una falta muy peligrosa al delantero Nitta, dejándole la pierna tocada. Japón dispuso de un tiro libre para marcar el primer gol del partido. Tsubasa Ozora, Kojiro Hyuga, Hikaru Matsuyama, Jun Misugi... todos los expertos a balón parado se situaron para sacar el tiro libre.

Finalmente, fue Jun Misugi quien tiró la falta, pero el portero brasileño Salinas adivinó la dirección del balón y detuvo el tiro sin dificultades. Acto seguido, realizó un saque en largo. El balón le llegó a Santana, quien se lanzó a la contra en solitario. Realizó su tiro más potente, el Tornado Skywing Ballesta, pero el defensa Ryo Ishizaki, tirando de agallas y coraje, bloqueó el tiro con la cara. Santana se hizo con el rechace y volvió a tirar, pero el portero japonés, el Super Genial Guardameta, Genzo Wakabayashi, atajó el tiro con mucha seguridad.

El primer tiempo terminó con un empate de 0-0. Japón estaba muy tocado, sus jugadores estaban muy agotados, Y Nitta e Ishizaki se habían lesionado. Al comenzar el segundo tiempo, nuestro equipo realizó cuatro sustituciones:

Se fue el 16, Mitsuru Sano y entró el 11, Taro Misaki.

Se fue el 18, Shun Nitta y entró el 19, Flareleon Glare.

Se fue el 4, Ryo Ishizaki y entró el 14, Glaolo Shadeon.

Se fue el 7, Makoto Soda y entró el 26, Tsukasa Shiina.

La formación también cambió, de un 4-4-2 a un 3-5-2: una formación superequilibrada que hacía posible cambiar de ataque a defensa casi de forma automática.

1. Wakabayashi

5. Jito 6. Misugi 12. Matsuyama

11. Misaki 14. Glaolo 10. Tsubasa 20. Aoi 26. Tsukasa

9. Hyuga 19. Flareleon

Entonces, comenzó el segundo tiempo. Nada más sacar, antes de que todos tuviésemos tiempo para respirar, Brasil lanzó un ataque relámpago tan fuerte y veloz que ni siquiera Wakabayashi pudo evitar que el balón acabase en la red.

Japón Sub-20 0 - 1 Brasil Sub-20

Japón volvió a lanzarse al ataque, esta vez, con el dúo de oro formado por Tsubasa y Misaki a la cabeza. Ambos han jugado juntos desde la Primaria. Su entendimiento es muy especial. Colgaron un balón cerca del banderín de córner que Shiina mandó al borde del área. El dúo de oro realizó un tiro mellizo de chilena, y tras realizar una acrobacia para evitar el rechace del portero, Tsubasa fue impulsado por sus compañeros y se zambulló en la red de la portería con el balón entre las rodillas.

Japón Sub-20 1 - 1 Brasil Sub-20

El partido se convirtió en un ida y vuelta. Brasil lanzó otro ataque relampagueante a gran velocidad, los japoneses no podían detenerlos tan fácilmente. Pero tras otro rechace que rompió las muñecas de Wakabayashi, el balón le llegó a Glaolo, quien regateó fácilmente a los brasileños junto a su amigo de la infancia, Tsukasa Shiina, le hicieron llegar el balón a Hyuga, quien chutó un Tiro Raiju rápido y poderoso, que fue impulsado por un nuevo Tiro Mellizo de Tsubasa y Misaki. Salinas no pudo atajarlo pero el balón se curvó y parecía que iba a salir fuera... hasta que Flareleon apareció a una velocidad endiablada y chutó de nuevo el balón directo al fondo de la red brasileña, atravesándola, destruyendo de paso la valla publicitaria.

Japón Sub-20 2 - 1 Brasil Sub-20

Este gol fue marcado en el minuto 88. Parecía que Japón ya tenía el título mundial asegurado... O al menos, eso nos parecía, Brasil jugó una última carta y sacó a su número 10, un jugador llamado Natureza, quien se sacó de la manga una jugada milagrosa con la que regateó a varios japoneses y anotó con un remate aéreo con efecto que pilló al portero a contraluz. Una jugada digna del "Rey del fútbol".

Japón Sub-20 2 - 2 Brasil Sub-20

Pero... había un hecho que todos desconocían. En aquel partido, que decidía al "Rey del fútbol", si bien era Tsubasa o Natureza, también estaba una figura importante, el "Dios del fútbol".

El partido entró en el tiempo de descuento. Y el balón, toda la presión, y el destino del partido... recayeron sobre él. El jugador de cabellos blancos que cargaba con la presión de ser el sucesor de Tsubasa: Glaolo Shadeon.

El joven Uesugi había oído hablar de él. Glaolo Shadeon es dos años mayor que él. Jugó con el Nankatsu de Tsubasa Ozora en su primer año, fue parte del tricampeonato. Se convirtió en capitán después de la graduación de sus senpais, había demostrado un liderazgo y una madurez muy sensata para un chico de su edad. Pero su paso por la Secundaria estuvo lleno de altibajos, sufrió una lesión muy seria en un amistoso y se pasó todo su segundo año en blanco. En su tercer y último año, se trasladó a Tokio y jugó con el equipo de la Secundaria Raimon, ganando el Campeonato Nacional de Secundarias, derrotando a una amenaza "extraterrestre" y hasta debutó con la selección sub-16 de Japón ese año, ganando ese torneo mundial y convirtiéndose en el mejor jugador de la competición. Entonces, entró por recomendación a la Preparatoria Zero, un instituto superior de Saitama famoso por la gran variedad de alumnos de intercambio que recibía. Se montó un equipo en su primer año y lo ganaron todo, tanto el campeonato Intercolegial como el senshuken, poniendo fin a la racha de victorias del Bachillerato Toho. Todo eso le dió méritos más que suficientes para ser convocado por la selección sub-20.

Pero lo más increíble de este chico era su mentalidad revolucionaria. Junto a un grupo de hombres con ambiciones deportivas, propuso un proyecto increíble a la Asociación de Fútbol de Japón: Un programa llamado TV J-Football, donde se retransmitirían todos los partidos de los Intercolegiales y el Senshuken, con un sistema de subastas incluido, en los cuales varios clubes de fútbol de todo el mundo podrían pujar por jugadores que les interesen para ofrecerles un contrato para cuando se gradúen de la prepa. Este sistema también se emplearía en un cierto programa que emitirían a partir del año que viene. Aquel chico estaba revolucionando no sólo el fútbol japonés, sino también el fútbol juvenil a nivel mundial. Él es un verdadero genio, de los que sólo se llega a ver una vez por siglo.

En esa jugada, Glaolo estaba completamente rodeado, tenía como a seis jugadores encima, no tenía a quien pasar el balón. Se limitaba a retenerlo de cualquier manera. El tiempo se le escurría de las manos... ¿Se había acabado ahí el partido? ¿Hasta aquí había llegado el sueño del fútbol japonés? En ese momento, Fuutarou quería estar allí, quería ayudarle, decirle que no está solo, y desear que su diosa de la victoria le sonriera. Fue entonces cuando el partido se rompió...

El peliblanco, de repente, empezó a sufrir fuertes dolores de cabeza. Y entonces, cuanto trataron de quitarle el balón, lo atrapó con sus piernas y saltó. Sus ojos lucían brillantes, furiosos, como si un demonio lo hubiera poseído. Empezó a regatear brasileños de cualquier manera. Dejó de lado su propio estilo y se lanzó al ataque en solitario, tirando de agallas, fuerza, técnica, agilidad y sobre todo corazón. Empezó a oír su voz como si lo tuviera justo a su lado. ¿Tan grande es su espíritu de lucha y su determinación como para hacer que los demás la sientan? ¿Tan fuertes son sus sentimientos como para que el resto del mundo pudieran sentirlo? No sería exagerado decir... que esto no era ningún despertar.

En ese partido... en esa misma jugada... Glaolo renació.

Glaolo: ¡¿Por qué?! ¡¿Cómo he podido olvidar algo tan importante?!

Glaolo: ¡¿Cómo he podido olvidar mi propia razón de ser...?!

Glaolo: Quiero ser fuerte... Mucho más fuerte... Quiero ser mucho mejor...

Glaolo: ¡Para proteger a mis amigos! ¡Para proteger el mundo! ¡Para alcanzar la paz!

Glaolo: Quiero seguir el ideal de mi maestro para lograr la paz en el mundo...

Glaolo: ¡¿Qué otra razón necesito yo para estar aquí?!

Glaolo: Para protegerlos a todos... Para hacer realidad mi sueño... no me importa lo que deba sacrificar...

Glaolo: ¡Lucharé! ¡Daré todo de mí! ¡Mi fuerza! ¡Mi alma! ¡Mi corazón! ¡¡Todo mi ser!!

Glaolo: ¡No es suficiente...! Pues entonces... ¡¡daré mi propia vida!! - dijo al retorcerse y quitarse de encima a dos brasileños con un giro, rompiendo la manga derecha de su camiseta -

Glaolo: ¡¡Adelante, si dar mi vida hace que el mundo esté eternamente en paz, pues sea!! ¡¡Estoy preparado para morir por el mundo entero!!

Glaolo: ¡¡Marcaré gol!! ¡¡Ganaré este partido aunque me signifique la muerte!!

Glaolo: ¡¡¡Uaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaagh...!!! - rugió con toda el alma mientras se lanzaba al ataque y mostraba los colmillos prominentes de su boca -

Fuutarou: ¡Ah...! ¡Ah...! ¡Ah...!- se quedó con la boca abierta y los ojos como omóplatos -

Glaolo estaba realizando una jugada espectacular. No importaba la cantidad de brasileños que se le echaran encima. Los regateó a todos exhibiendo sus mejores técnicas. La mirada del peliblanco daba miedo, parecía una bestia enfurecida que iba a matarte al mínimo despiste, sus gritos parecían rugidos, como los de un dragón. Lucía como persona completamente diferente. Sólo le pasaba el balón a los dos jugadores que le seguían: Flareleon Glare y Tsukasa Shiina. Persiguió el gol como si la vida de dependiera de ello, envuelto en un aura azulada, de un color índigo congelante... Al final, todos vimos como descendía de los cielos e introducía el balón en la red de la Canarinha con un zurdazo perfecto. Salinas no movió ni un dedo.

Justo en ese entonces, el partido terminó...

Fin del partido

Japón Sub-20 3 - 2 Brasil Sub-20

Al anotar el gol, Glaolo gritó con toda su alma, soltó toda la emoción contenida. Sin saber porqué, al joven Uesugi se le saltaron las lágrimas. Acababa de ver al tipo de jugador que quería llegar a ser: un jugador que lucha hasta el final con todo lo que tiene para conseguir la victoria, capaz de dar su propia vida por la misma. Un jugador con una mentalidad así tiene que ser sin duda invencible. Pero... ¿realmente puede llegar a ser un jugador así...? No paraba de preguntárselo a sí mismo.

Cuando Tsubasa Ozora terminó de recitar el discurso de la victoria, que venía acompañado por una declaración de la paz mundial al través del fútbol, le cedió por sorpresa la palabra a Glaolo.

Es muy extraño que el capitán del equipo le ceda la palabra a otro jugador. Pero el peliblanco recitó un discurso que llegó a lo más profundo de los corazones de todos los oyentes.

Glaolo: Yo... Comparto la misma visión que nuestro capitán. - empezó a hablar algo indeciso -

Glaolo: También desearía que no hubiera guerras en el mundo. Desearía poder acabar con todas ellas de una vez por todas. Desearía también que nuestro mundo siempre estuviera en paz. Pero por desgracia, la realidad no es todo de color de rosa. Resulta muy difícil cambiar la forma de pensar de las personas.

Glaolo: Es muy difícil alcanzar la paz... ¡Pero no es imposible!

Glaolo: ¡No podemos perder la esperanza! Amo el fútbol porque me hace feliz, amo el fútbol porque me ha hecho conocer a personas, ¡y amo el fútbol porque jugando al fútbol puedo hacer feliz a la gente!

Glaolo: Yo... ¡yo llamo a la esperanza a través del fútbol! ¡Hagamos del fútbol un símbolo de paz y esperanza!

Glaolo: Para evitar que se produzcan más guerras en el mundo... Para evitar más corazones rotos y desolados... ¡Yo no pierdo la esperanza! ¡Yo quiero creer en las personas! ¡Yo quiero creer en el mundo! ¡Quiero creer que la paz es posible!

Glaolo: ¡Si mantenemos la fe y esperanza, el mundo realmente puede cambiar, yo estoy seguro de ello!

Glaolo: Por favor... ¡No perdáis la esperanza! ¡Mientras creamos en la paz y tengamos la esperanza de lograrla, podremos alcanzarla! ¡Luchemos juntos por la paz!

Glaolo: ¡Mantengamos la esperanza de poder vivir en un mundo en paz donde todos podamos ser felices!

Glaolo: Y eso es... todo - terminó de hablar -

El discurso de Glaolo conmovió hasta las lágrimas. Todo el estadio le ovacionó. Ante los ojos de Fuutarou, él era un salvador, como si se tratara del mismísimo Dios. Pudo oír su voz en su cabeza, ¡respondiendo a su pregunta!

Glaolo: "Puedes llegar a serlo." "Mientras nunca te rindas, mientras no pierdas la esperanza, incluso tus deseos más anhelados pueden hacerse realidad".

Aquello le marcó. Le dió una nueva esperanza.

Fuutarou: ¡Lo conseguiré! - me levanté decidido del suelo -

Raiha: ¿Oh?

Fuutarou: ¡Jamás dejaré el fútbol! ¡Volveré al equipo y los prepararé para el próximo año! ¡Cumpliré las promesas que hice!

Fuutarou: Ya he cumplido mi promesa de ser buen estudiante y llegar a ser el mejor de Japón a nivel de Secundarias. ¡Ahora seré el mejor a nivel de preparatorias y seguiré ascendiendo!

Fuutarou: ¡Seré profesional! ¡Me convertiré en un futbolista de talla mundial! ¡Y me convertiré en un hombre capaz de asumir hasta la más grande responsabilidad! ¡No perderé contra nadie! ¡Cumpliré todas las promesas que me hice y que haré aunque me lleve toda la vida!

Fuutarou: Estoy más convencido que nunca. ¡Volveré a ver a aquella chica o aquellas chicas, estoy seguro! ¡Desentrañaré ese misterio!

Raiha: ¡Así se habla, Onii-chan! - dijo muy animada -

POV Fuutarou

Al día siguiente...

Fui temprano al cementerio para visitar la tumba de mi madre.

Fuutarou: Mamá, he decidido volver a jugar al fútbol con todos. Quiero convertirme en un hombre de provecho capaz de ayudar a los demás. Capaz de hacer felices a sus seres queridos. Seré profesional y traeré dinero a casa. Tendré también un trabajo honrado después de estudiar arduamente. Seré fuerte por Papá, y por Raiha también.

Fuutarou: Nos seguirás viendo y animando desde el cielo, ¿verdad?

Fuutarou: Seré el mejor... también por ellas. Desearía volver a verlas. Me gustaría saber si lo que vi era una ilusión o no. Je, je, je... Lo que daría yo por tener a cinco diosas de la victoria.

Así pasaron los meses...

Fuutarou alternó entre estudiar y entrenar con los kouhai.

Decidió reconvertirse en mediocampista ofensivo para aprender cosas nuevas.

Y llegó el día de la graduación.

El club de fútbol jugó un partido de despedida entre los graduados y los de primero y segundo. Terminó con empate 2 a 2. Marcando los dos goles de los graduados el Frutas. Ah, cierto. Por su dedicación a los estudios y su carácter analítico y de aprendizaje como futbolista, a Fuutarou le pusieron cariñosamente el apodo de El Frutas.

Fuutarou entró así a la Preparatoria Asahi, que al final no necesitó hacer prueba de ingreso.

Ya no le importaba los compañeros que le tocasen. Cargará hacia adelante con todo lo que le echen encima y nunca se rendirá. Animado por la determinación de su ídolo Glaolo, está decidido a seguir adelante. Para llegar a ser profesional, para llegar a ser un hombre de provecho. Al ver que todos los miembros del club de fútbol se habían graduado, el Frutas tomó el cargo de capitán del equipo, y con el 10 a la espalda, ahora empieza a buscar jugadores mientras comienza su nueva vida como estudiante de preparatoria.

Lo que todavía no sabía El Frutas era que pronto su vida daría otro pequeño giro. El fútbol y sus estudios no serían lo único en su vida cuando conozca a cinco hermosas chicas idiotas...

Pero desconoce aún más cosas sobre estas cinco... En especial, lo importantes que son... y que serán para él.

Un día, Isanari, el padre de Fuutarou, recibió una llamada.

Isanari: ¿Mmm? ¿Quién será...? - ve el nombre "Maruo" en el identificador - Vaya.

Isanari: ¡Hombre, Maruo! ¡Qué de tiempo sin saber de ti!

Maruo: Primero que nada, Isanari, te doy el pésame. Acabo de enterarme de la muerte de Hina. Mucha fuerza, sé lo difícil que es perder a tu mujer.

Isanari: Gracias. Bueno... ¿en qué puedo ayudarte hoy? - preguntó tratando de poner buena cara al mal tiempo -

Maruo: Si no me equivoco, tu hijo es uno de los mejores alumnos de todo el país, ¿no? ¿Sabes si irá a la Preparatoria Asahi?

Isanari: Así es. Y sí, irá a esa preparatoria. Dice que quiere empezar desde cero. ¿Por qué lo preguntas?

Maruo: Por que es bastante probable que mis hijas también acaben estudiando allí debido a sus notas. Quiero contratar a tu hijo como su tutor privado si se da esta situación. ¿Puedo contar contigo si se da esa situación?

Isanari: Claro. Cuando lo tengas confirmado, avísame y se lo contaré. A mi hijo también le vendrá bien. Es un crack con los estudios y el fútbol, pero le cuesta un poco socializar. Creo que esto puede ser beneficioso para todos.

Maruo: Bien. A la mínima que lo confirme, volveré a llamarte. Hasta pronto.

Isanari: Cuídate - colgó -

Isanari: Je, je. Fuutarou sólo habla con Raiha, y de vez en cuando con Takebayashi. Hablar con más chicas le hará bien. ¿Quién sabe? Puede que ocurra algo interesante...

¡Y así comenzamos otra nueva aventura de nuestras quintillizas favoritas! Y de nuestro Frutas, el prota más putaspro de todos! el hombre más responsable de la historia! Un pinche afortunado que tiene a cinco diosas para él sólo! NO CONSEGUIRÁS APAGAR LOS SENTIMIENTOS DE ESTE DIOS Y ESTAS QUINTIDIOSAS CON TU FINAL, NEGI!

Wow, esta es la primera vez que escribo tanto. He tirado de pura originalidad para escribir este primer capítulo. Espero que casi 12,000 palabras basten para que este primer capítulo parezca un especial o una película como el primer cap de Oshi no Ko.

Hace poco descubrí algo que me puso muy contento. El autor de KANOJO MO KANOJO le dió un final harem a su serie por que piensa igual que yo. Que el final de Gotoubun no hanayome se sintió agridulce y triste por las que no fueron elegidas. ¿Es que para qué elegir una pudieron elegir a todas? ¡sentido común! Al diablo con la religión, al diablo con las leyes, al diablo con todo lo que creen inmoral! ¡este amor es más hermoso y más real que cualquier relación que tengamos los lectores en la vida real!

Pronto podremos ver al Frutas convertirse en una leyenda del fútbol con el apoyo de sus cinco diosas de la victoria!

Les gustaría ver fútbol? Lemon? Comedia?

Denle mucho amor a esta historia tanto como el que le dan a Mis cinco novias, mi esperanza, por favor. En verano continuaré con ésta, una vez haya alcanzado los 300 votos, y al menos los 2,500 leídos. Y les digo ya que en el arco 2 de My Five Brides My Hope habrán cosas y momentos calientes, contenido lemon quizás, pero tranquilos, aún es pronto para una nueva generación de quintillizas. Primero veamos como, en todos los universos, tanto en los reales, como en los paralelos y los alternativos, el Frutas hace de las cinco quintidiosas SUS mujeres, y cómo éstas lo convierten en SU hombre.

Cuidado chicas, no os acerquéis al hombre de estas quintillizas, y se siente solterones y simps, pero los corazones de las quintillizas serán de Fuutarou para siempre.

QUE VIVA FUUTAROU UESUGI!

QUE VIVAN LAS QUINTILLIZAS NAKANO!

QUE VIVA EL FÚTBOL!

QUE VIVA EL AMOR!

QUE VIVA EL HAREM!

Y QUE VIVAMOS NOSOTROS QUE SOMOS LOS ÚNICOS QUE PUEDEN HACERLO REALIDAD!

SOIS LOS MEJORES, GRACIAS MIS HERMANOS Y HERMANAS!

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