Por primera vez Jungkook había dormido profundamente mientras era abrazado por el fuerte cuerpo de Taehyung. El mayor le brindaba todo su cariño y su amor, así que como siempre para demostrarle que lo quería, se levantó temprano para darle un desayuno y se encontró con que su casa estaba vacía. Claro, era sábado y su familia tenia cosas que hacer.

Taehyung preparó el desayuno para ambos y lo dejó sobre la mesa, fue a despertar a Jungkook y una vez que consiguió despabilarlo, lo llevó a la mesa y le mostró la rica comida que había para él. Muchas galletas y cosas dulces.

Taehyung no quería decírselo para no hacerlo sentir mal, pero Jungkook estaba muy delgado y se notaba que había perdido peso por todo el estrés de esas últimas semanas.

Claramente no estaba en los huesos, pero se lo notaba más delgado y más débil. Taehyung lo engordaría sin decirle nada, no quería herirlo y que al decirle le costara más esfuerzo hacerlo engordar un poco.

Jungkook debía ponerse fuerte y alegre, debía salir de ese pozo de mierda en donde lo habían metido. Taehyung sabía perfectamente lo que era la ansiedad y la depresión, él lo había vivido en carne y hueso por el abandono de su padre cuando era un niño. Jungkook todavía no sabia ni aceptaba esas cosas que le pasaban, así que Taehyung actuaría rápido antes de que Jungkook se diera cuenta.

Lo amaba tanto, era un amor más puro que los mismísimos ángeles y estaba dispuesto a hacer de todo para él.