𝐕𝐈𝐈𝐈
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VIII. GREAT SENTIMENTAL CONFUSION !
ESTACIONÓ SU AUTO en una esquina del edificio para luego salir de este mientras en silbidos recitaba una canción. Fue un largo día de trabajo, estaba cansado y una chispa de felicidad se hizo presente al darse cuenta de que por fin podría llegar a su habitación y descansar cuál koala.
Entro hacia el edificio recorriendo las escaleras en directo hacia su apartamento.
—Hola Ed—. Saludó su vecina quien limpiaba en el área.
—¡Hola!—. Respondió de igual manera hablando mas feliz de lo que se escuchó.
—¿Viste las noticias?
—¿Noticias?—rió de forma irónica— Hoy estuve demasiado ocupado como para darme el tiempo de mirar la televisión.
—Escapo la chica quien se relaciono con Stan. La loca de Arkham.
Edward borro su sonrisa luciendo preocupado, tensando su mandíbula dejando ver su quijada marcada. Tratando de conservar la calma, buscó sus llaves en su abrigo evitando que sus manos temblaran.
—¿E-escapo? Qué locura—. Reía tratando de disimular sus nervios.
—Sí, escuche que asesino a sus padres adoptivos. La policía la busca.
Ed adentro la llave ala cerradura evitando sus manos que temblaban como gelatina. Giro la llave y abrió la puerta tan rápido como la cerro. En su boca se formó un agujero negro, tomando todo el frío aire que le rodeaba, inflando su pecho como nunca antes lo había hecho. Tiro exaltado sus libros y notas que se encontraban en sus manos. En su rostro se formo uno de sorpresa quedando en shock al observar a la joven castaña frente a la televisión.
—¡Já! ¿Puedes creerlo? ¡Luzco increíble en la televisión!—. Exclamó sin despegar su mirada hacia la pantalla del televisor posando sus ojos en una foto de ella justo antes de entrar a Arkham. Ella ahora era el centro de atención en las noticias.
—Y-yo... pero... ¿C-cómo?-. Tartamudeaba tratando de encontrar las palabras correctas en su nublada cabeza.
—Entre por la ventana, estaba abierta. Deberías tener mas cuidado, alguien podría entrar por ahí. Como yo por ejemplo.
Olipia se coloco de pie acercandose a Edward quien aun mantenía su semblante sorprendido. La castaña se colocó en cuclillas recogiendo los objetos antes tirados por Nygma.
—Oh, ¿qué es esto?
Tomo en sus manos un cupcake rojo intenso que se encontraba en el suelo, en este se hayaba una bala incrustada.
Edward extrañamente reacciono retirado en las manos de Olipia el cpastelito que antes tenía.
—Eso... No es nada.
Lo escondió detrás de su espalda para luego posar su mirada en la de Olipia, la cual esta sonreía de forma divertida al ver que el castaño trataba de esconder algo.
—No puedo creerlo.
—Si yo tampoco, recién me entero que cancelaron Dora la Exploradora, esos hijos de perra...
—N-no, eso no. No puedo creer que lograste escapar de Arkham—. Una sonrisa se dibujaba poco a poco en su rostro.
—Pudiste a verme puesto un mapa para poder encontrar mas fácil la salida, genio.
—Pero lograste encontrarla-sonrió aún más todavía—. Eres más inteligente de lo que creí.
Olipia no respondio se dedico únicamente a ladear una leve sonrisa.
—Decifraste mi acertijo Olipia. Pocos logran responderme correctamente. Bueno, ni si quiera suelen responderme—. Subió sus anteojos apenado, recordando las ocasiones en las que lo miran de mala manera.
—Más fácil que la tabla del uno—. Hizo un gesto con su mano sin importancia caminando directo hacia el refrigerador en busca de comida.
La atención de Edward cedió hacia su ropa, era su camisa de cuadros café favorita la cual a Olipia le quedaba sumamente grande. Involuntariamente pensó de forma morbosa tratando de averiguar si conservaba ropa interior o no. Aquello le hizo sudar nervioso, tratando de evadir sus sucios pensamientos. La pregunta lo carcomía vivo y su curiosidad se volvió su peor enemigo por lo que decidió preguntar tratando de sonar casual.
—Olipia...
—¿Si?—. Asomó su cabeza por la puerta del refrigerador, observando a Edward un tanto nervioso.
—E-es mi ca-camisa—. Apuntó a esta pasando saliva pesadamente.
La castaña se miro así misma, acariciando la tela para luego encoger sus hombros posando su mirada en la de Edward.
—Si, ¿Y?
Edward se giro apenado, torpemente observando hacía su mueble de madera donde acomodaba una estatua pequeña disimulando sus nervios.
—Tienes... ¿Ro-ropa interior a-abajo?—. Añadió en susurro, aprovechando que estaba de espaldas para luego insultarse a si mismo arrepintiéndose por la pregunta recién hecha por el.
Olipia fruncio su ceño de forma divertida, sonriendo de igual manera. No pudo evitar pensar lo tierno que lucia Ed disimulando su angustia por saber si conservaba ropa interior o no. La castaña rio levemente por la respuesta que le estaba por decir. La compostura de su semblante se volvió serio, su rostro lo aligeró con el objetivo de que lo dicho después no era una broma.
—No, Edward.
Ed tenso su mandíbula. Seguidos pensamientos involuntarios lo invadieron de forma perversa, haciendo que automáticamente mojara sus labios tanto morbosa como nerviosamente. Trato de aligerar se respiración que se volvía agitada.
Hasta ahora, jamás había pensado de forma perversa con una chica y menos creyendo que esa chica seria Olipia, por un momento dejo su afecto de amistad a un lado para luego volver sus pensamientos de lujuria. Ni con la mujer que le gustaba sucedían este tipo de cosas. Van dos veces que sin su consentimiento piensa de forma pervertida hacia Olipia Moregomery. Ella era el doble de joven que él, por lo que se condenó así mismo a dejar ese tipo de deseo a un lado.
Olipia decidió romper el silenció y la tensión que se volvía incomoda. Observo hacia el cupcake rojizo intenso que se encontraba a un costado de la mesa para luego dirigirse a él, cerrando la puerta del refrigerador sin haber encontrado comida en este.
—Si no te piensas comer eso, yo sí.
—Adelante—se encogió de hombros—. No me importa.
Olipia alzo ambas cejas al escuchar a Ed, sonó más as triste de lo que trato de esconder. Apunto de darle una mordida lo dejo en la mesa para luego observar al castaño que se encontraba sentado en el extenso sofá. Observando hacia al suelo en un punto fijo.
—¿Qué te ocurre, cuatro ojos?—. Dijo dejandose caer a un lado de este, rodeando su brazo en los hombros de Nygma haciendo que este lo considerara un gesto lindo de su parte.
Edward agacho su cabeza evitando hacer contacto visual con la joven. Olipia al notar aquello trato de no ladear una sonrisa, era sumamente tierno verlo deprimido pero doloroso a la ves.
—¿Recuerdas a la chica con la que hable la otra ves? Justo cuando estabas tras las rejas en el Departamento GCPD.
Olipia disimulo un rostro de pocos amigos. Era la grosera pelirroja que a Ed le gustaba.
—Kristin Kringle—. Mencionó su nombre con un suspiro de ilusión—. Ella... N-no comprendió el objetivo del cual se lo di.
Olipia coloco sus ojos en blanco
—¿Un acertijo?
Aquel asintió, subiendo sus anteojos de forma penosa. En cambio Olipia solo se dedico a suspirar de forma cansada, en definitivo comenzaba a acostumbrarse; él y sus acertijos que te quemaban la cabeza de tanto pensar.
—Eddie, ¿haz tenido novia?—. Preguntó en un tono divertido, tratando de sonar lo mas seria posible.
La pregunta hizo que Edward automáticamente hiciera contacto visual con la joven, divisando un rostro serio de su parte dándole referencia a que no hablaba en broma.
—N-no—. Rió de forma nerviosa, agachando su cabeza moviendo sus manos jugando con estás.
—¿Cuándo te darás cuenta que ella no te ama?
Edward poso su mirada en la de Olipia, causándole dolor en sus palabras. Los ojos de este se volvieron tristes. Su rostro cambio volviendose melancólico. Él sabia que tenia razón por lo que prefirió no decir nada.
—Te trata horrible Edward. Dime, ¿Cuántas veces ella te ha buscado para una platica civilizada? Vaya que luce muy interesada en ti.
Olipia sonaba molesta y por alguna razón el sentimiento mutuo de sentir celos la invadian. Lo conocía tan poco pero para ella fue mucho—al menos sentimentalmente hablando—, suficiente como para añadir su amistad como hermandad llamándolo un amigo íntimo. Edward sentía lo mismo pero aún todavía más intenso, sus sentimientos comenzaban a ser confusos para él. Recordando las veces en las que pensó de forma grosera hacia su persona, prometiéndose a si mismo no volverlo hacerlo. Aunque no se asegura cumplir su promesa.
Edward solo se dedicaba a escucharla razonando sus palabras. Involuntariamente sentía en parte felicidad, no solo lo que decía si no por que ella se preocupaba por él la cual le resultaba lindo de su parte.
—Bue-bueno, hemos hablado...
—No cuenta las veces que solo te habla solo para que recibas rechazo.
Edward suspiro y Olipia sonrió acertando a lo antes dicho.
—Hoy acomode su oficina-sonrio al recordar—. Ordené sus archivos.
—¿Y?
—Me hecho de su oficin—. Murmuró hablando mas avergonzado de lo que se escuchó.
Olipia no tardo en colocar sus ojos en blanco para luego causarle molesta a esa tal Kristin, pero vaya que mala persona.
—Cuatro ojos—hizo una pausa para tomar aire—. Comprende que hay personas incluso mucho mejor que Kristin. Todos nos merecemos a alguien mejor, que te acepten y te quieran como tal. Ella se lo pierde, tú y tus adivinanzas nerds.
Edward no tardo en sonreír mostrando sus perfectos dientes en una sonrisa ancha. Para luego posar su mirada antes triste en la de Olipia quien esta se mostraba obvia por lo antes dicho. Al ver su reacción, la castaña frunció su ceño en forma de confusión, por más que era imposible de creer ella no pretendía ser amable con el, solo era honesta a la manera de hablar.
Además estaba sumamente segura en sus palabras a pesar de no a ver tenido experiencia con chicos o tener algún tipo de relación en estos.
—¿Qué?—. Preguntó sin despegar su confusa mirada en la feliz de Edward.
—Gracias.
—¿Por?
—Preocuparte por mi.
Olipia sin su consentimiento alguno sonrió automáticamente. Edward al ver la sonrisa de esta tan clara como el agua, sonrió aún más todavía. Tanto como Olipia y como Edward, se dieron cuenta que la joven castaña supo en aquel momento que mintió cuando hablaron en Arkham, fingiendo no a ver sentido preocupación por él, disfrazando su mentira diciéndole a Edward que le provocaba pena. Tal vez si era amable con él, no se daba cuenta que las palabras y acciones de esta hacían que Edward encenderá una chispa de felicidad, hasta ese preciso momento en que este se vio agradecido con la castaña.
Hizo tan bien en darle una salida en Arkham.
Un brusco golpe proveniente de la puerta hizo que Edward se sobresaltara. Olipia borro su sonrisa volviendo su semblante serio tratando de conservar la calma al darse cuenta de quien era.
—¡GCPD! ¡Abran la puerta!
Edward se colocó de pie tratando de aligerar su respiración. La joven castaña pasó saliva pesadamente.
—¡Escóndete en el baño!—. Susurró acelerado.
Esta obedeció dirigiéndose a este, cerrando la puerta con seguro. Había olvidado que su uniforme lo había dejado en la tapa del baño por lo que maldijo en susurro escondiedolo bajo las toallas.
—¡Nygma!—. Gritó un oficial que se encontraba tras la puerta quien golpeaba la madera de esta desesperado.
—¡Y-ya voy!
Al encontrarse frente a la puerta suspiró. Tratando de conservar la calma.
—Tranquilo Edward, tranquilo, ¿Qué es lo peor que puede pasar?—. Hablo consigo mismo.
Dicho esto abrió la puerta encontrándose a 3 policías que sin aviso alguno entraron al apartamento. Sus nervios fueron mezclados con una pizca de odio, al ver que los 3 hombres de autoridad invadieron su estancia y uno de ellos lo conocía de pies a cabeza físicamente, era el Detective Flass.
Uno de los tantos oficiales corruptos, se alimentaba de las tristezas del pobre castaño al avergonzarlo una y otra vez delante de muchas personas. Entre ellas Kristin, que por si fuera poco, aquel detective salía con ella.
—Ho-hola, ¿hay algún problema?
—Ayer aproximadamente a las 7:44 De la noche, visitaste a la joven criminal Olipia Moregomery, que casualmente fue fugada justamente ayer. 45 minutos antes de que la visitaras—. Habló el detective tan rápido en desesperación, haciendo que Ed se sienta sofocado.
Edward trato de reír para poder disimular su angustia
—¿Cr-creen que yo tuve algo que ver con... su fuga?
—Un guardia murió de desangrado Ed. Sin duda alguna fue esa maldita loca.
Edward pasó saliva pesadamente, pensando que aquello dicho por el detective no era necesario. Olipia asesino a un oficial, no solo a un guardia sino a sus padrastros también, ella se estaba volviendo peligrosa y a Edward no le importaba en lo absoluto; pues, el cariño que le obtuvo, la preocupación que desarrollaron en ambos hacia que evadiera todo tipo de negatividad y defecto en ella.
—¿Por qué la visitaste?—Preguntó posando su mirada superior en la de Ed.
El castaño estaba sumamente concentrado en los movimientos de los otros dos oficiales quienes caminaban en el apartamento escaneado con su mirada hacía a su alrededor, tratando de encontrar alguna pista, alguna señal que deje ver a Edward como culpable del escape de la joven.
Uno de ellos caminaba rodeando la mesa observando una gran cantidad de restos de comida en esta, maldiciendo mentalmente el desorden que Olipia dejo. Otro estaba por la sala que de un abrir y cerrar de ojos ya se encontraba delante de la puerta del baño. Una gota de sudor se escapó sobre su frente, recorriendo esta; dividiéndose más nervioso de lo normal.
Olipia podía sentir la compañía de un oficial al otro lado de la puerta. Estaba sin escape. Si volvería a Arkham, volverá luchando otra vez. Por lo que tomo el destapa baños como arma de defensa, tomo el picaporte y giró de éste abriendo poco a poco la puerta mientras alzaba el destapa baños lista para dar un golpe. Tal vez aquel objeto no era una excelente arma de defensa, pero la sorprendente fuerza que Olipia ejercía era suficiente como para convertir aquel inútil objeto en tu perdición.
Edward notó aquello, pudo ver las intenciones de la joven sobre la pequeña abertura de la puerta haciendo que se alterara y reaccionara antes de que la castaña hiciera un movimiento involuntario.
—¡No!
Grito captando la atención de los 3 oficiales. Olipia ante la reacción de Edward cerro lentamente la puerta dándose cuenta que el castaño tenía todo controlado, por lo que decidió mantenerse quieta.
—No...—hizo una pequeña pausa—. No escuche muy bien la pregunta.
—Dije, ¿Porqué la visitaste?
—Bueno, yo... que-queria saber que había en el almacén 39 así que fui y le pregunté.
—¿Desde cuando el nerd tiene interés en resolver crímenes?
Edward tensó su mandíbula ignorando el insulto de este.
—Detective Flass, no quiero resolver algún crimen, solo quería saber que se encontraba ahí.
—¿Y por qué la intriga en saber que se encuentra ahí?—. Aquel rio con ironía haciendo que la risa de este fuera contagiada por los otros 2 oficiales.
—Olipia Moregomery fue expuesta bajo mucha dosis de droga Viper. Su cuerpo soportó aquello y debido a esto hizo que al parecer su sangre evolucionara obteniendo los efectos secundarios de la droga como un don ¿Tengo intriga en saber que hay en ese laboratorio? Si, por supuesto que la tengo.
Tanto Flass como los otros 2 oficiales borraron sus sonrisas burlonas volviendo sus rostros serios, intercambiando miradas entre sí. No se esperaban aquella respuesta convincente del joven castaño por lo que un oficial se acercó directo al detective susurrando como respuesta que tal vez, solo tal vez Edward Nygma era inocente por la acusación de ser culpable del escape de Olipia.
—Sigue resolviendo crímenes, chico acertijo—. Una carcajada salió de los labios de Flass mientras golpeaba amistosamente el hombro de Ed aligerando la tensión en el ambiente.
Este rio nervioso, observando los 3 oficiales saliendo de su apartamento. Así mismo, Edward observó afuera de este asegurándose que en verdad se marcharán; no obstante cerro la puerta con seguro, mientras impactaba ligeramente su frente con la madera de la puerta suspirando aliviado.
—Oye Olipia—la llamo mientras caminaba directo al baño—. Ya puedes sali...
Al abrir la puerta de este no había señal alguna de la joven castaña.
—¿Expuesta bajo mucha droga Viper?
Edward se giró en un sobresalto. Llevando su mano hacia su pecho tratando de aligerar su respiración, no se esperaba repentinamente la presencia de Olipia detrás de él.
—¿Cómo lo sabes?
-Bue-bueno, y-yo...
—Cuando me saque sangre, ¿Qué salieron los resultados?
Edward subió sus anteojos, asegurando que escuchó cada palabra anterior dicho por el a pesar de que la joven castaña antes se encontraba tras la puerta. Aquel la miro a los ojos, lucia confundida y un tanto preocupada, comprendía su estado de ánimo repentino pues ella necesitaba asegurarse que aquellos cambios tanto físicos como mentales eran debido a los experimentos de Stan.
—Tu sangre, no hay ningún tipo en ella. Es nula Olipia. Al ver el vacutainer, se destacaba en este un color rojo aún más oscuro que la sangre humana; incluso podía jurar que era negra.
Olipia tocó a un costado de su cuello, en el área donde fue incrustada la segunda aguja en donde muy poco se lograba divisar sus venas oscuras en aquella parte de su cuerpo. Suspiro y se giró dando unos cuantos pasos hacia adelante dándole la espalda a Edward quien ahora al igual que ella lució preocupado por la joven castaña.
—Olipia, ¿Qué fue lo que te hicieron?—. Preguntó intrigado, colocando su mano en el hombro de esta asimismo se a posicionó a delante suyo, tratando de hacer contacto visual con la joven.
—Me inyectaron.
—¿Qué te inyectaron?
—Y-yo, recuerdo a ver muerto—hizo una pausa para poder posar sus ojos en los de Ed, podía divisar que lucia tan preocupado tanto como ella—. Luego, había despertado después. Recuerdo a ver visto una gran y enorme jeringa en donde dentro de ella había una gran cantidad de líquido verde oscuro.
—Viper.
—Me inyectaron dos veces, dos dosis en el cuello y antebrazo... fue horrible.
Al recordar, las imágenes recorrieron su mente como una ráfaga de luz. Los recuerdos la invadieron una y otra vez haciendo que Olipia involuntariamente tensara su mandíbula e ignorara el repentino nudo en la garganta. La felicidad de Edward fue remplazada de pena y tristeza al notar la voz entrecortada de Olipia y su caído estado de animo. Ed no podía imaginarse que fue lo que le hizo Stan, agradecía en sus adentros que ya se encontraba muerto pues se lo merecía después de todo lo que le causó a Olipia.
En la mente de la joven castaña, divagaba las palabras de Edward dichas al detective en donde escucho que su sangre evolucionó, descubriendo que los efectos secundarios de la droga fueron adaptados a su cuerpo como una habilidad. Su agilidad, sigilo, fuerza y la manera de poder defenderse fueron gracias a las 2 potentes dosis Viper que Stan le inyectó justo antes de morir y renacer como una nueva persona. Todo comenzaba a tener sentido.
Para Edward no hacía falta adivinar lo que sucedía en Olipia. Experimentaron con ella, la utilizaron como conejillo de indias y que por lógica sabía con exactitud los cambios de la joven castaña gracias a todo lo que le ocurrió en ese laboratorio. La impresión de saber que sobrevivió a aquellas potentes dosis le hacía saber que Olipia Moregomery no era cualquier persona, ella era especial, comenzaba hacer muy especial para él en todos los sentidos.
Olipia al posar nuevamente los ojos melancólicos en los de Ed, aquel al instante le llegó una necesidad de poder abrazarla, darle calor y afecto por medio de un tan desesperado abrazo. Así de rápido como sintió aquel sentimiento se acerco a Olipia lo suficiente como para cubrirla con sus delgados y finos brazos, llevando una mano hacia su cabello acariciando esta, apoyando su cabeza en su hombro percatándose de un olor bastante peculiar y extrañamente satisfactorio para sus fosas nasales.
Al tomar confianza suficiente de las acciones de Edward. Olipia podía deleitarse sobre el cariño y consolación que Ed le transmitía, por lo que no dudo en responderme el abrazo. Llevo sus manos hacia la espalda de este en donde automáticamente movía sus dedos en un constante ritmo de leves caricias haciendo que Ed le provocará escalofríos por el contacto de esta, pensando de forma morbosa al sentir sus uñas en su espalda, suspirando pesadamente. El castaño guió su otra mano libre hacia su fina cadera apegandola más a el provocando que Olipia intensificará sus caricias y Ed en las de su cabello.
Primero Edward fue quien deseo más tiempo en aquella oficina forense, donde 2 oficiales interrumpieron, guiándola hacia Arkham, llevándose consigo un suspiro de ilusión con que se quedará el tiempo posible. Después Olipia, desde Arkham de igual manera suplico a duras penas de quedarse convencida de ello, que Edward lo necesitaba, deseaba que permaneciera sentado en aquella silla, delante de ella en esa mesa donde se arrepintió incondicionalmente por a ver sido grosera con él; sin embargo, a pesar de ello la ayudó a salir de ahí la cual se vio tan agradecida.
Ahora ambos jamas tuvieron tanto en común en aquellos precisos momentos. Ambos deseaban que aquel abrazo durara durante toda la noche.
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