Sette ❀ Eres increíble "chico perla"
TAE HYUNG
«¡Oh mierda! ¿Y ahora qué hago?».
Cuando él marcó un número, mi teléfono comenzó a sonar, mis nervios enseguida se apoderaron por completo de mí y ahora Jung Kook me miraba ceñudo y al parecer muy molesto.
—¿No piensas atender tu celular?
Preguntó y sentí como el cerebro se me enfriaba y la piel se me ponía de gallina, no sabía qué hacer o qué responderle, mientras el tono de mi teléfono seguía con su cantaleta y él tenía aún el suyo pegado a una oreja, de pronto sentí que me iba a desmayar, o no, ya era un hecho, mi cuerpo iba directo al piso.
—¡Eh eh, cuidado "chico perla"! —nuevamente me sostuvo en sus brazos—, cuidado.
«Si esto sigue sucediendo, voy a volverme adicto a desmayarme cuando él está cerca».
—¿Por qué sigues haciendo esto, acaso soy un colchón? —me soltó.
—¿Me llamaste "chico perla"? —pregunté, reparando en cómo me llamó hace unos segundos.
—Ajá —dijo sentándose en el sofá retro de esta habitación—, tú eres un "chico perla" y yo al parecer un colchón esponjoso —cruzó la piernas y los brazos y me miró con cara de pocos amigos—. Dame un motivo para no llamarte así y para dejar de creer que soy una cama, ¿te parece? Pero antes contesta tu teléfono, no ha dejado de sonar.
Era cierto, cogí mi celular y vi que era mi padre.
«Debo poner un tono diferente para cada contacto, de inmediato».
—Dime papá (...) Sí ya estoy mejor (...) Qué bien, hoy dormiré con puerta (...) Sí papá, él y yo ahora estamos juntos. ¡Quiero decir!, que está a mi lado en ese momento (...) Vale, nos pondremos a trabajar. —Colgué y le encaré fingiendo enojo—. Puedes llamarme Tae, como todos. Y lo siento si mi cuerpo se desploma cuando tú estás cerca.
Dicho esto, aunque no sé ni por qué lo dije, salí de allí como hoja que lleva el viento y me dispuse a atender al personal que papá dijo había mandado para que arreglasen mi puerta.
JUNG KOOK
Justo cuando llamé a Amy su celular empezó a sonar y luego él me miró como si estuviese viendo la parca en persona, parecía muerto del miedo.
—¿No piensas atender tu celular?
Le pregunté para ver si reaccionaba; pero nada. Y encima el teléfono de Amy me daba ocupado. Mi día de hoy no es bueno y este chico está consiguiendo que mi paciencia se agote.
«¿Qué le pasa? ¡Ahí va, de nuevo al piso!».
—¡Eh eh, cuidado "chico perla"!, cuidado —otra vez tuve que impedir su caída, es un merengue este hombre, nunca vi nada igual—. ¿Por qué sigues haciendo esto, acaso soy un colchón? —le solté.
—¿Me llamaste "chico perla"? —me preguntó con cierta molestia en su mirada.
«¡Pues claro que te llamé así, es lo que eres!».
—Ajá, tú eres un "chico perla" y yo al parecer un colchón esponjoso.
Le dije para no pensar que le gusta estar a mis brazos. «¡Pero mierda que lo he pensado de todas formas! ¿Qué me haces "chico perla"? Y ese sonido ya me está trastornando. Debo ponerlo en su lugar».
—Dame un motivo para no llamarte así y dejar de creer que soy una cama, ¿te parece? Pero antes contesta tu teléfono, no ha dejado de sonar.
Rápidamente tomó su teléfono y atendió la llamada, mis oídos se sintieron aliviados.
—Dime papá (...) Sí, ya estoy mejor (...) Qué bien, hoy dormiré con puerta (...) Sí papá, él y yo ahora estamos juntos. ¡Quiero decir!, que está a mi lado en este momento (...) Vale, nos pondremos a trabajar.
«Wow, qué clase de conversación ha sido esa».
Volteó hacia mí, «¿enojado?».
—Puedes llamarme Jae, como todos. Y lo siento si mi cuerpo se desploma cuando tú estés cerca.
«¿Qué? ¿Cómo? ¿Qué acaba de decir? ¿Que su cuerpo se desploma cuando yo estoy cerca? ¡No, no! ¿Acaso...? ¡Que no Jung Kook, que no! ¿Es gay? Joder».
Cuando salí de mis anodinos pensamientos, él ya no estaba.
—Es mejor que acomode mis cosas.
Acomodé la ropa de tres días en el inmenso clóset. Luego dejé caer mi cuerpo en la suave y esponjosa cama. Se sentía tan bien que creo haber dormido por unos cuantos minutos, al despertarme me sentí molesto. Alguien me observaba. «¿Chico perla?».
—¿Puedo saber qué tanto miras? —pregunté iracundo.
—Disculpa hijo, solo vine a darte un recado pero la puerta estaba abierta.
«¡Oh shit!, esa voz no era de... "¿TaeTae?" Se me eriza la piel pronunciar su nombre, aunque solo sea en mi mente».
Me levanté rápidamente y vi a la ahjuma parada en el umbral de la puerta.
—¡Ahjuma, perdone lo que dije! Creí que era "chico pe... chi...".
Comenzó a reírse mientras abría la puerta que conduce al balcón.
—Ven, observa —me indicó.
Salí al balcón, era hermoso y a mi derecha había un pequeño columpio, me asomé un poco más. La ahjuma me señaló a Tae Hyun, que caminaba junto a su amiga.
—Mira, ahí está nuestro "chico perla".
—Ahjuma yo...
—Y tiene unos gustos excelentes —me interrumpió.
—¿Cómo?
«¿Oh oh, a dónde va a esta conversación? Creo que no estoy entendiendo bien».
—Ya verás la fragancia que esas manos han elaborado —aclaró—, el señor Kim la usará para su nuevo lanzamiento.
«Aaah, hablaba de perfume. Y yo creyendo estupideces. ¡Un segundo!».
—¿Ahjuma, él hizo el perfume para nuestro próximo lanzamiento?
—Así es hijo —asintió—, estuvo tres años fuera estudiando y aprendiendo. A pesar de su poca edad conoce de muchas cosas, es bastante inteligente, ayuda a su padre en compensación por no querer asumir su lugar en "DR", aunque puede hacerlo si lo desea, tiene el conocimiento —me miró apenada—. Y discúlpame, sé que tú eres su nuevo CEO.
—No ahjuma —tomé su mano derecha con delicadeza—, no se disculpe, no me siento mal por eso —le solté suavemente y volví mi vista hacia Jae—. Solo me pregunto por qué motivo no desea asumir su lugar en "DR Corporation".
—Sabes, esa es la única cosa de él que no he podido descifrar. Sabe hablar siete idiomas: japonés, chino, francés, ruso, alemán, italiano e inglés. Conoce de marketing, administración, telecomunicaciones y lo que más me gusta de él —hizo una breve pausa—: es un Dios en la cocina, le digo que debería abrir un restaurante; pero tampoco ha querido, es un poco tímido a pesar de todo lo que he dicho —paseó su vista por el balcón—. Incluso esta enorme casa la redecoró él, es su estilo. Bueno, creo que ya he dicho todo excepto por lo que vine, mandó a decirte que te espera en el "Bower".
—"¿Bower?".
—Ese sitio hermoso que viste a tu derecha cuando entras a la residencia —entró a la habitación, la seguí.
—Aaah, iré de inmediato —le dije.
—Bueno hijo, les llevo algo de comer en un rato —salió de la habitación y al hacerlo le escuché decir algo—. Siento que he olvidado decirle algo más, algo importante. Ay esta mente mía.
Regresé al balcón para observar a Tae un poco más, llevaba lo que parecía una caja de herramientas en la mano, su amiga le ayudaba, salían de la puerta trasera izquierda a mi posición, caminando por un pequeño camino de piedras hasta lo que supuse, era el "Bower".
—Wow, es una persona realmente increíble. Me quito el sombrero. Eres increíble "chico perla".
Aún no me había ni cambiado de ropa, lo cual hice antes de salir. Casi me pierdo pero pude llegar al lugar indicado y mis ojos se deslumbraron cuando vi el sitio tan de cerca, sobre todo por la vid que se enredaba por las paredes de todo el lugar y que daba mi fruto preferido: la uva.
—Hola de nuevo.
Dije entrando y aproximándome a coger una uva, lucían deliciosas, pero cuando lo hice mi mano se quedó vacía frente a mi boca abierta, giré mi cabeza como un robot y ahí estaba él comiéndose "mi uva". Luego miró a su amiga y me señaló con un dedo.
—¿Qué pasa? —pregunté porque no entendía nada, solo cogí una uva.
—Pasa que sus uvas son un tesoro y tú un pirata que lo estaba robando —me dijo su amiga.
—¿Qué cosa?
—Me explico: para poder comerte "una uva" —alzó el dedo índice de su mano derecha— y hago énfasis en "una", tienes que pedírsela y si te la da, puedes cogerla. En el caso contrario: es dejarte de hablar por un día —se encogió de hombros—, como me pasa a mí que soy su amiga. Tú que eres de fuera, mmn, creo que acabas de firmar tu sentencia de muerte. Fue un placer haberte conocido.
—Discúlpame, no lo sabía —le dije muy serio como un intento de salvación.
«¿Será eso lo que la ahjuma olvidó decirme?».
Él fue hacia mí y levantó un puño, retrocedí en el acto pero solo levantó uno, dos, tres dedos.
—¿Tres, qué significa eso? —pregunté otra vez confundido.
—Que no te hablará por tres días —me dijo su amiga, nuevamente ella me respondía.
—Oooh jo, jo, jo. Fascinante —reí burlón con las manos en la cintura—. ¿Es en serio? —le pregunté y él asintió con la cabeza—. Está bien "chico perla", ya me sacaste de mis casillas —arranqué cinco uvas y me las metí en la boca—. Mira, para que no me hables por... haré cuentas, ya: treinta días. ¿Te parece mejor así? No te hablaré por unos putos treinta días, ni que te hubiese hablado toda la vida —le dije casi atragantándome.
—Eres un imbécil —musitó.
—¿Cómo has dicho?
Él se iba pero al escucharlo llamarme así el jugo de las uvas se volvió vino que fue directo a mi cerebro. Lo cogí por su jersey y lo pegué al armazón. Tragué las uvas y le hablé bien de cerca.
—Repite lo que has dicho, creo que no escuché bien.
—Eres un imbécil —repitió y pude sentir su aliento, más embriagador que el jugo de las uvas—, y si quieres que deje de hablarte por treinta días, no te molestes, te daré algo para que nunca más vuelvas a dirigirme la palabra.
Mis ojos se abrieron por la sorpresa y mi corazón se agitó cuando sentí sus labios sobre los míos. «¿Qué es lo que acaba de suceder?». Se separó y me dejó ahí paralizado, en shock.
—¡Tae espera, Tae! ¿Se puede saber qué pasa contigo? ¿Por qué hiciste eso? —me preguntaba su amiga pero yo estaba aturdido—. Esas uvas tienen un gran significado para él, su abuela le ayudó a plantarlas antes de morir, ni siquiera él las come mucho aún cuando es su fruta preferida.
—Yo...
—Espero que estés satisfecho —fueron sus últimas palabras antes de dejarme solo, halé una silla y me senté casi con dificultad, llevé mis manos a la cabeza.
—Joder, mierda, mierda.
TAE HYUNG
—¡Lo odio, lo odio, lo odio! —entré a mi cuarto furioso y llorando.
—Tae no digas eso —dijo Amy detrás de mí—, sabes que no es cierto. No llores, no me gusta verte así.
—¿Por qué pasó esto Amy —ella me quitó las gafas y me secó las lágrimas—, por qué? ¿Me explicas?
—Mira —me tomó de las manos y nos sentamos en la cama—, como yo lo veo, los dos se comportaron mal, tanto tú como él. Entiendo que seas estricto con las uvas, sé muy bien por qué eres así, pero ¿dejar de hablarle por tres días?
—Amy, era un pretexto —sorbí por la nariz, sollozo—. No me ha reconocido la voz porque estoy ronco y sabes que eso no me va durar para siempre, solo quería evitar lo que parece ser inevitable.
—Entiendo —suspiró—. ¿Y ahora, qué va a pasar?
—A mí no me preguntes, yo no sé.
—Ay Tae. Descansa —me acarició el pómulo derecho—, te hará bien.
—¿A dónde vas? —le pregunté cuando se levantó.
—A hablar con él y a recoger tus cosas. Al final, creo que lo de trabajar juntos: quedó en la historia —se dirigió a la puerta—. Por cierto, qué buen trabajo hicieron con la puerta, quedó como nueva —fue lo último que dijo Amy antes de salir de mi habitación, como no cerró la puerta fui y lo hice, esta vez sin ponerle seguro, me regresé a la cama, me lancé sobre ella y entre sollozos me quedé dormido.
Cuando llegó la hora de almuerzo fui al comedor como todos, pero no se habló mucho, por lo menos yo no dije nada, solo hablaron Amy, mi madre y él. En la cena fue lo mismo, con la única diferencia de que yo no fui.
Ahora estaba duchándome por segunda vez, siempre lo hago antes de comer y antes de dormir, además ya son pasadas las 11:00 p.m..
Al salir del baño con la toalla en la cabeza sentí unos toques a la puerta, debe ser mi Jinah que me trae el té antes de acostarme.
—¡Pasa ahjuma! —dije mientras buscaba algo que ponerme. Cogí un short y una camiseta y me giré—. Ahju... —la ropa cayó al suelo cuando vi que no era mi Jinah lo que tenía enfrente, mirándome de pies a cabeza, enmudecido.
JUNG KOOK
Eran más de las 11:00 p.m. y me sentía intranquilo. Tenía que arreglar esto, debía hablar con él.
Salí de mi habitación y me dirigí a la suya, en ello ví la ahjuma conduciendo un gueridón, donde trasladaba una bandeja con una tetera y una taza.
—¡Ahjuma! —le llamé y me acerqué a ella.
—¿Hijo, aún estás despierto? —preguntó sorprendida al verme.
—No puedo dormir, yo... —Bajé la mirada—. Necesito hablar con él. Quiero disculparme.
—Bueno, en ese caso —me entregó el carrito auxiliar que conducía—, lleva su té por mí y hablen con tranquilidad. Creo que ambos deben disculparse, no solamente tú —me dijo y al parecer sabía lo que había pasado en el "Bower".
—Gracias ahjuma —cogí el carrito y lo conduje hasta el cuarto de Tae, toqué la puerta.
—¡Pasa ahjuma!
«Wow, sabía que su ahjuma venía a traerle el té. Qué sorpresa va a llevarse cuando vea que no soy ella».
Entré a la habitación y volví a encontrarme con un cuerpo desnudo, de espaldas y con una toalla en la cabeza.
—Ahju... —se giró.
Al verme la ropa de sus manos cayó al suelo y mis ojos en su cuerpo, un cuerpo bien definido a pesar de su tamaño y su poco ejercicio, eso podía apreciarlo: «tiene un cuerpo sexi».
—Eres increíble "chico perla" —pensé, sin poder apartar la vista.
—¿Qué has dicho? —recogió la ropa.
—¿Qué dije?
—Dijiste algo pero no pude escuchar bien. Algo de increíble.
«Oh, al parecer mis pensamientos hablaron más alto que yo. ¿Qué está pasando conmigo? ¿Quién eres quién Kim Tae Hyung, y por qué provocas estas cosas en mí?».
—Ahmn, lo que dije fue que es increíble que no tengas frío.
—Ah, sí, sí. Sí tengo —se apresuró en vestirse y decidí explicarle por qué estaba aquí.
—Yoo —carraspeé—, te traje el té con la excusa de querer disculparme contigo. Estuvo mal lo que hice aunque no sabía lo que esas uvas significaban para ti. Lo siento.
—Yo también lo siento, no debí... haberte besado.
—Te confieso que es la primera vez que un hombre me besa —comenté, tan normal, como si esta conversación fuese lo más natural del mundo.
—Discúlpame, te prometo que no volverá a suceder —me dijo, aún con la toalla en su cabeza, prohibiéndome ver sus facciones.
«¿Por qué será que quiero tanto ver su rostro?».
—Aceptaré tu disculpa con una condición —me acerqué a él y llevé una mano hasta la toalla que cubría su cabeza y sobre todo: su cara—, déjame ver tu rostro.
—¿Mi rostro? —detuvo mi mano y la regresó a mí—. No, soy demasiado feo. Mi rostro es horrible y no quiero que lo veas, nunca.
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